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2174 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA ‘demas, el escrito de fs, 5016 fue presentado el dia 11 de marzo de 1981, es decir, el dia posterior al del descargo de fs. 63/70 del inci- dente de calificacién de conducta; y si bien a este domicilio se libro la cédula de f5. 161, que legs a conocimiento del recurrente (fs. 252), no puede ignorarse que al mismo tiempo que se impugné fueron libra: das la de fs. 82, que produjo la contestacién de fs. 91 (abril de 1981) en Ta cual se mantiene el domicilio objetado, y la de fs. 298, que permiti Ja presencia personal del recurrente en Ia audiencia de fs. 332 (marzo de 1982) 69) Que, en las condiciones expuestas, entre Jo resuelto y las ge- rantias constitucionales que se dicen conculcadas no media la relacién directa ¢ inmediata que exige el art. 15 de la ley 48, para la procedencia del recurso extraordinario. Por ello, conforme a Jo dictaminado en sentido concordante por el sefior Procurador General, se desestima la queja. Aucusro César BELLUSCIo — CaRLos S. Fayt — ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHT — JorcE ANTONIO Bacqut. IMPRESOS ROTATIVOS s.A.c..F. —SU QUIEBRA— RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos formales. Interposicién del recurso, Fundamento. Las omisiones en el escrito de interposicién del recurso extraordinario no se suplen. con Ia remisién a otras actuaciones (). ABEL BONORINO PERO y OrRos vy. NACION ARGENTINA JUECES. La intangibilidad de los sueldos de los jueces es garantia de independencia ddei Poder Judicial, de forma que cabe considerarla, juntamente con la ine ‘novilidad, como garantia de funcionamiento de un poder de! Estado, de (2) 14 de noviembre. Fallos: 286:133, 276. DE JUSTICIA DE LA NACION 2175 modo similar a las que preservan a las Camaras del Congreso, a sus miem- bros, y a los funcionarios incluidos en el art, 45 de Ia Constitucién JUECES. La garantia de irreductibilidad de los sueldos esta conferida en comin al “Srgano-institucién" y al “érgano-individuo”, no para exclusive beneficio personal 0 patrimonial de los magistrados, sino para resguardar su funcién en el equilibrio tripartite de los poderes del Estado, de forma que Ia via abierta en la causa no tierde sélo a defender un derecho de propiedad de ores como particulares, y a titulo privado, sino la ya referida ga ‘a de funcionaméento independiente del Poder Judicial, cuya perturb: én Ia Constitucién ha querido evitar al consagrar rotundamente la inco- lumidad absoluta de las remuneraciones judiciales. los a JUECES. La intangibilidad de Ja remuneracién de los jueces ha sido establecida no por razén de la persona de los magistrados, sino en mira a la institucién del Poder Judicial de la Nacién, a la que los constituyentes han querido liberar de toda presién de parte de los otros poderes, para preservar st absoluta independencia. JUECE: Producido el envilecimiento de las retribuciones de los jueces, no es me: ester probar su repercusién perniciosa para la garantia de independencia del Poder Judicial, porque la cliusula del art. 96 la presume furis et de jure. IVUEC El art, 96 de Ja Constitucién Nacional prohtbe disminuir en manera alguna las retribuciones judiciales, lo que, aparts de vedar la alteracién nominal por “acto del principe”, impone la obligacién constitucional de mantener su significado econémico y de recuperar su pérdida cada vez que ésta se ‘iorance, produce con intensidad det PODER JUDICIAL La igual jerarquia de In Corte Suprema, con relacién al Poder Ejecutivo y al Congreso, obligan al Tribunal, en cuanto cabeza y titular del Poder Ju dicial, € inclusive en ejercicio de sus poderes implicitos, a conferir opera- tividad, en causa judicial, a ta garantia de intangibilidad de los sueldos de los jueces, en cuanto es una regla elemental de nuestro derecho piiblico que cada uno de los tres altos poderes que forman el Gobierno de la Nacién, aplica e interpreta la Constitucién por si mismo, cuando sjercita las facul tades que ella les confiere respectivamente. 2176 FALLOS DE LA. CORTE SUPREMA PODER JUDICIAL. Las razones por las cuales se entiende que la garantia al tuncionamiento independiente del Posi 1 art. 96 atiende Judicial, evan a coneluir que que dicho preceplo consagra est comprendida entre las condiciones de ta administracién de justicia exigibles la intangibilidad de las remuneraciot fa las provincias a los fines contemplados en el art, 5° de la Ley Funda. mental. DEPRECIACION MONETARIA: Principios generales. Habigndose acogido favorablemente al restablecimiento del valor econémico de prestaciones afectadas por a inflacién en relaciones juridicas donde no se agraviaba ninguna garantia de funcionamiento de los poderes del Estado, con mayor razén debe aplicarse criterio semejante cuando sufre detrimento luna garantia de esa naturaleza, expresamente formulada en Ia enfatica chin sula del art. 96, sin que sea dbice el cardcter general det perjuicio que ta wreciacién monetaria proyecta sobre toda fa sociedad. ACCION DE AMPARO: Actos u omisiones de autoridades piiblicas. Principios generales, La accién de amparo, en el caso en que-se plantea la intangibilidad de los sueldos de los jusces, no ha reducido las posibilidades del Estado Nacional, en cuanto a la amplitud de discusién y prueba referentes a las cuestiones planteadas y decididas, ya que en las instancias de grado y ante la Corte las partes contaron con la efectiva oportunidad de formular tas alezaciones pertinentes y obtener las medidas de prueba conducentes. DEPRECIACION MONETARIA: Indices oficiales. La exigencia de incolumidad de las remuneraciones judiciales requiere la preservacién razonable de su valor, de modo que la actualizacién por m: dio de los indices especiales de precios al consumidor permite restablecer ef valor original y sigue asi tanto el requerimiento que se desprende del art. 96 de Ja Constitucién Nacional, como el criterio aprobado por Ta parte final de ia nota al art. 619 del Cédigo Civil ACCION DE AMPARO: Actos u omisiones de autoridades piiblicas. Requisitos. Con arreglo a lo prescripto por el art, 2%, inc, ¢), de Ia ley 16.986, los actos y omisiones objeto de la accién de amparo han de ser impugnados dentro del plazo de quince dias habiles desde que se ejecutaron o debieron producirse. DE JUSTICIA DE LA NACION 277 CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantias. Igualdad. La desigualdad sélo puede ser objeto de agravio por parte de quien la padece. CONSTITUCION NACIONAL: Derechos ¥ garantias. Generalidades. So pretexto de resguardar Ia uniformidad de Tas remuneraciones de los jueces no se puede declinar el amparo a la incolumidad de los correspon: dientes a los actores, aunque ello arroje transitoriamente monios distintos contre éstos, y aun respecto de quienes no son parte en Ia Titis, ya que, por tun lado, no es de competencia judicial —sino legislativa— remediar tal resultado mediante una fijacién igualitaria de los sueldos: y por el otto, Ja solucién objetivamente justa que, en cada caso, solo puede ser aleanzada por el efecto particular de la sentencia que en él recae, atiende a In situa ‘cién de quienes, como justiciables, se hallan en circunstancias semejantes, Ello es asi pues en la correlacin de cléusulas constitucionales que pro- ducen colisién entre intereses y valores diferentes —en el caso arts. 14 bis y 96 de la Ley Fundamental—, debe darse prioridad a la que protege bie- nes axioldgicos superiores. DICTAMEN DEL PROCURADOR GENERAL SUBROGANTE Suprema Corte: 19) Esté claro que la Constitueién “asegura el valor real de Jas remuneraciones judiciales” y por ello instituye un mecanismo apto para enfrentar “las fluctuaciones de la moneda”, prohibiendo la disminucién de las compensaciones —de los jueces— en manera alguna (art. 96 CN). Se trata, al decir de Dromi —El Poder Judicial, edic. Unsta, Tu- cumén 1982, p. 139— de una situacién constitucional “prevista” 29) No dudamos en sostener, con Sagiies —La desvalorizacién monetaria y el principio constitucional de irreductibilidad de las com- pensaciones judiciales, en J.A. 1977-IV, p. 730 y ss.— que el art. 96 instrumenta una prerrogativa inspirada en razones de bien comin pit- blico, Y a Ia vez, que las razones que explican el precepto deben bus- carse: a) en el 4nimo de independizar al Poder Judicial del Poder Le- gislativo, de colocarlo fuera del alcance y aun de la sospecha de cual- quier influencia de aquel poder; b) establecer una valla también frente al Poder Ejecutivo, sea en los periodos de facto, sea, durante los tramos 2178 FALLOS DE LA CORTE SUPREM/ constitucionales, ante su derecho de proyectar la ley en materia de pre- supuesto (arts. 68 y 86 CN); c) salvaguardar al Poder Judicial de cualquier tipo de presién, piblica o privada, en pro de una real inde- pendencia de accién y criterio de los magistrados, sin distincién de per- sonas, poniendo igual interés en el pobre que en el rico; d) asegurar el principio de inamovilidad, puesto que para Ievar a cabo Ia pretension de doblegar o desarticular una Judicatura, no hay procedimiento mas imple y concluyente que alentar el éxodo de funcionarios y magistra- dos, a través de un empobrecimiento paulatino y progresivo; e) tiende también a asegurar una sucesi6n de hombres sabios en los tribunales, quienes a consecuencia de un cierto sueldo seguro, estin en aptitud y son inducidos a abandonar las ocupaciones lucrativas de Ios negocios privados, por los deberes de eve importante puesto —Kent, J.: Del go- bierno y jurisprudencia constitucional de los Estados Unidos, traduc. de A. Carrasco Albano, p. 128; f) alejar a los magistrados de las an- gustias econémicas, como modo de garantizar una auténtica indepen- dencia del juez como persona; g) afirmar una remuneracién que haga al juez honesto, en palabras de Joaquin V. Gonzélez, exento de la pa- sién del lucro y de los poderosos impulsos de Ia necesidad, que lo le- varian a “buscar ilegitimas ganancias 0 a descuidar sus funciones piiblicas por los oficios privados”; h) instituir un mecanismo remune- ratorio apto para enfrentar las fluctuaciones de la moneda y, de este modo, asegurar el valor real de las remuneraciones judiciales. 30) Si bien algunos de estos fundamentos han sido tachados, por un sector de la doctrina, de ser el producto de una mentalidad exa- cerbadamente liberal, puritana y calvinista, para la cual el dinero se confunde con Ia libertad (money is liberty) y el progreso material se asocia con Ja independencia, estamos absolutamente convencidos, desde una posicién realista, que ello no es asi. Muy por el contrario, obser- vamos que el descalificar la lucha por un salario justo, sea de los jueces 6 sea de los profesores universitarios, 0 de quien fuere en el dmbito de la funcién piblica, importa privilegiar criterios plutocréticos o elitistas, incompatibles con una democracia verdadera. 49) Otros, de los fundamentos recordados, han sido cuestionados de entrafiar el planteo de una cuestién politica pura, acto politico o de gobierno, cuyo acceso a la jurisdiecién se encuentra vedado y, por tane to, que escapa al control de los jueces. Pensamos que no es asf. Que DE JUSTICIA DE LA NACION 2179 el art, 96 provoca en cada juez el deber de oponerse a todo intento de disminucién de sueldos, ya que no est en sus manos abdicar de algo puramente personal, sino de orden piblico constitucional, como Jo ha declarado la Corte Suprema de los EE.UU., en autos: O'Donoghue v. United States, y lo ha repetido nuestro més alto Tribunal en Fallos: 176-92. Se trata, al decir del Superior Tribunal de La Rioja -JA. 1963- 1-527, de una garantia tipicamente irrenunciable, sea en forma personal © colectiva. El no reajustar debidamente, a tono con la pérdida del poder adquisitivo de Ia moneda, es sf un acto de gobierno; empero, pese a la finalidad politica trascendente 0 superior que el mismo pueda tener, en la medida en que afecta a los particulares en sus derechos, subjetivos, pucde ser impugnado ante los tribunales judiciales. Y ello es asf, sea que se recepte el distingo, propugnado por un sector de la doctrina pu- blicistica nacional, entre acto politico o de gobierno y acto institucional, sea que se entienda que tiene por fin inmediato la seguridad econémica de quien desempefia el cargo, la defensa de su derecho de propiedad a una remuneracién a cubierto de las fluctuaciones de 1a moneda. 50) Estos primeros pardgrafos nos ubican en el “quid” de la cues- tién, permiten aventar dificultades que son extrafias a ella y nos ayudan a adentrarnos en los “vericuetos” formales. La existencia de una situa- cién constitucional prevista hace que su desconocimiento —el no hacer el reajuste debiendo hacerlo— entrafia 1a inconstitucionalidad de las normas que fijan o mantienen los emolumentos desactualizados. Sin perjuicio de las dudas que Ia tipificacién de una cuestién como “polf- tica” encierra, creemos que el Estado de Derecho es incompatible con el mantenimiento de un Estado, sea Nacional o Provincial, que pretende eludir Ia “respuesta” adecuada y legalmente impuesta, con el argumento de la politicidad del tema. Los avances del Derecho en orden a Ya res- ponsabilidad de los Poderes del Estado, cualquiera sea él, 0 el érgano jerarquizado © la facultad distribuida, no se compadecen con la acti- tud de esgrimir un escudo eximente, detrés del cual puede esconderse Ia violacién a 12 Constitucién y el perjuicio a los particulares. 62) La trascendencia 0 el eco que la cuestién justiciable tiene, no empece a que se consideren reunidos los extremos del art. 19 de Ia ley 16.986: omisién de la autoridad publica, que lesiona derechos o garan- tias explicitamente reconocidos por la Constitucién Nacional. El interés que se tiende a tutelar es el individual, aunque la decisién pueda tras- 2180 FALLOS DE LA CORTE SUPREM! cender dicho interés. Nadie puede negar que el menoscabado en su dere- cho a una retribucién no disminuida es el propio juez demandante, aunque se pueda considerar afectado el Poder Judicial, como antes hemos sefialado. 79) No nos parece que se viole el derecho de defensa, con el plan- teamiento por esta via de amparo de Ia cuestién del art. 96 de la Cons- titucién Nacional. Esté muy claro en autos que el debate ha sido amplio, completo y exhaustivo. La doctrina nos ensefia que una exégesis liviana del inc, d), del art. 29, de la ley 16.986, pucde evar a la desvirtua- cién de todo amparo, a través del facil rechazo del juicio. Por lo de- més, si se aceptan las premisas expuestas, en pardgrafos anteriores, la cuestién a resolver aparece como clara y transparente, asi como se mues- tra, sin conos de sombras, la evidencia de la ilegalidad o arbitrariedad del “no hacer” del Estado. 8°) El inc, d) in fine, del art. 2%, de la ley 16.986, no importa una valla infranqueable a la regla constitucional, art. 31, y, por ende prescripcién obligatoria, que dispone que todo juez, en todo pleito, debe estudiar la concordancia de cualquier norma con la Constitucién Na+ cional. También es el juicio de amparo terreno propicio para practicar esa obligada tarea judicial, porque el derecho constitucional argentino, al decir de Sagties, no ha previsto especie alguna de pleitos en que los jueces puedan fallar con prescindencia del texto constitucional, Es sa- bido que esa tesitura, sostenida en el caso “Outon” fue prolongada luego por otros fallos de esta Corte. Cabe agregar que los actores articularon oportunamente Ia inconstitucionalidad del mencionado inc. d), del ar- ticulo 2°. 92) El escollo que se deduce de la prescripeién del art. 29, ine. e), Ge la ley 16.986, necesidad de presentar 1a demanda de amparo dentro de los quince dias hébiles a partir de la fecha en que el acto fue ejecu- tado 0 debié producirse, no es insalvable en la medida en que con la accién incoada se enjuicia una arbitrariedad o ilegalidad continuada, sin solucién de continuidad, originada, es verdad, tiempo antes de recurrit ala justicia, pero mantenida al momento de accionar y también en el tiempo siguiente. No es un hecho tinico, ya pasado, cuyo juzgamiento tardio comprometa la seguridad juridica ni un hecho consentido tacita- mente, ni de aquellos que en virtud de su indole deben plantearse en DE JUSTICIA DE LA NACION 8 acciones ordinarias; se trata, por el contrario, del deterioro de mi sueldo de hoy, que sumado al deterioro de meses anteriores y posteriores, com- pleta un cuadro de perjuicio 0 menoscabo maximo que, de pronto, se presenta como cuestién urgente que no admite las dilaciones de otros mecanismos judiciales. Es del caso insistir en que estamos frente a un dilema de hierro para el juez: si acciona ante la primera remuneracién depreciada, puede razonablemente contestirsele que el hecho carece de Ia significacién necesaria como para constituir una lesién a un derecho subjetivo; puede incluso plantearse la falta de prudencia del juez, su intolerancia © apresuramiento. Y si, como en autos, se dejan pasar unos meses, a la espera de Ia soluci6n justa, se imputa al accionante Ja desac- tualidad de Ja lesién, Pensamos que en la especie la Iesién es a la vez, inescindiblemente, actual y pasada. 10) La expresién “en manera alguna” que contiene el art. 96 nos esté indicando Ia amplitud de la proteccién. No se trata entonces de limitar los alcances de la garantia, que conlleva al ajuste operativo, a los casos de disminucién dolosa o intencional, 0 meramente culposa 0 ne- gligente; 0 bien disminucién para menoscabar la independencia de los jueces. El hecho debe juzgarse en si mismo, en su antijuridicidad obje- tiva, con prescindencia del énimo de quien debiendo hacer no hizo. ¥, por lo demas, el deber de seguridad o garantia frente a los jueces se viola también de modo objetivo, con la comisién del dafio injusto que significa el pago de una remuneracién aguada o desvalorizada. 11) El recurso a los indices oficiales del INDEC nos parece inob- jetable, No creemos que pueda hacerse una divisién tajante entre indi- ces para el sector ptiblico y para ef sector privado, como si hubiera reajustes de primera y de segunda categoria o bien reajustes que nada tienen que ver con el costo de vida. 12) Hemos puesto el acento, citando al Superior Tribunal de La , en el cardcter irrenunciable de la garantia que el art. 96 otorga a los jueces, Es un derecho concedido “menos en el interés particular de las personas, que en mira del orden piblico”, conforme al art. 872, del Cédigo Civil. De donde no puede plantearse con eficacia ni Ia falta de reserva al percibir esos emoluments injustos ni el hecho del jura- mento, puesto que antes de jurar “por el sueldo que el cargo tenia asig- nado”, los jueces juraron por la Constitucién. Nos parece, asimismo, 2182 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA que nada empece que a Jos fines de caleular el deterioro se vaya mas all de la época del juramento o se retrotraiga el céleulo a una fecha en que, alguno de los actores, no eran magistrados, Pensamos que no hay otra forma de calcular el haber justo que mirando hacia atris y que no hay relacién entre esa modalidad operativa o de céleulo y Ja circunstancia de pertenecer 0 no, para tal tiempo, al Poder Judicial. 13) La cuestién debatida no ha devenido abstracta. Si bien la ley 23.199 ha consagrado la autarquia del Poder Judicial y con ella resuelta la cuestién de conformidad con el art. 96 de la Constitucién, en orden 2 dar una solucién a Ja irreductibilidad de las compensaciones, lo cual ha tenido principio. de ejecucién con la Acordada N° 38/85, elo es desde la fecha de tales actos y para el futuro. Queda pendiente entonces Ia situacién anterior. La situacién es similar a la que plantea la reincor- poracién a su cargo del empleado cesanteado arbitrariamente; quedan pendientes los perjuicios irrogados. 14) Estamos convencidos de que el reclamo de la diferencia entre la retribucién justa y la injusta 0 depreciada, que es ahora el tema en debate, no es un asunto ajeno al juicio de amparo. Mucho menos cuan- do el tema aparece de este modo en virtud de hechos sobrevinientes 4 Ja demanda, nacidos de la voluntad unilateral de la parte demandada. 15) A esta altura de nuestra exposicién surge claro que NO com- partimes el criterio de la Sala acerca de la inaplicabilidad a Ja especie juzgada de las prescripciones de la ley 16.986, Juzgamos que no hay contradiceién en sostener, por una parte, que Ja norma del art. 96 es en si misma autosuficiente, operativa a la vez que dispositiva, y predi- car, por otra parte, que el amparo es la via adecuada para pedir que cese la disminucién de los sueidos del juez y, a la vez, que se les reco- nozea el derecho a percibir los importes integrativos de su salario justo. 16) ¥ también surge claro que interpretamos que las sumas caidas per desvalorizacién monetaria o sumas que deben integrar por mandato constitucional el sueldo, deben pagarse desde la fecha del juramento de cada uno de los actores hasta el 31 de mayo de 1985. ¥ esa solucién se impone, sea que se funde en el cardcter alimentario del salario, que Jo parifica con los haberes jubilatorios, segin el voto en disidencia del vocal Ekmekdjian, sea que se considere, tal como Io hemos destacado, el caracter irrenunciable de la garantia del art. 96. DE JUSTICIA DE LA NACION 2183 17) En Jo atingente a la prescripcién del inc. a) del art, 29, de la ley 16.986, entendemos que no basta que haya una via procesal, de cualquier indole, para desestimar un pedido de amparo. Hay que con- derar, como tiene dicho la doctrina mas autorizada, si tal tramite es auténticamente operative para enfrentar el acto lesivo. ¥ con base en €s@,argumento ha dicho la Corte que el amparo es viable, aun habiendo otros procedimientos admisibles o previstos, cuando el empleo ordina- tio de éstos, segin las caracteristicas del problema, pudiera ocasionar un dafio grave e irreparable —CSJN: Fallos: 268:159; 267:215; 241: 291; ete— 0 cuando se corra el riesgo de brindar al recurrente una proteccién legal, pero posterior a su ruina -LL, 139-753; ED, 66-501 La situacin de quien ve disminuido mes a mes su tinica entrada, su sa- lario vital, no admite dilaciones 0 demoras de ningin tipo. Su urgencia da pie a la via del amparo. De no ser asi el remedio Hegaria luego del abandono de la funcién 0 de la pérdida del estilo 0 tipo de vida al cual el juez tiene un derecho inalienable. 8) El margen o Ia cuantia de ta disminucién no es relevante a los fines de la decisién del litigio. Volvemos a la expresién “en manera al- guna” y deducimos que cualquiera sea esa disminuci6n: del 1%, del 5% 0 del 60 %, debe ella ser corregida, durante todo el pericdo de Guracién del servicio. El criterio propuesto tiende a mantener Ia intan- gibilidad desde el juramento y no desde 1a demanda, y se basa en reali- dades y no en conjeturas, 19) Empero, nos parece obvio sefialar que aun cuando los céleu- los se remonten a una época anterior a la demanda, debe estarse a lo peticionado, es decir a limitar la condena al pago de haberes reajustados © mejor diferencias, desde octubre de 1984, inclusive, a mayo de 1985. No hay, en consecuencia, decisién que vaya més allé de lo pedido en Ja demanda. 20) La imposicién de costas al vencido aparece dispuesta por el art. 14 de la ley 16.986, No se da la cesacién del “acto u omisién en que se fund6 el amparo” pues, Io reiteramos, a situacién s6lo ha sido re- suelta para el futuro, y no se ha dado solucién satisfactoria, en cambio, al reclamo de la diferencia a partir de octubre de 1984. Creemos que en la causa de autos hay una parte vencedora y una parte vencida y, por tanto, que la imposicién es inexcusable. 2184 FALLOS DE LA CORTE SUPREMS 21) Los pardgrafos precedentes apuntan a contestar Jos agravios gue dan pie al recurso extraordinario, ya sea en punto a la supuesta inconstitucionalidad de 1a sentencia de la Sala, sea en orden a la arbi trariedad alegada, Sostenemos que no existe fundamento razonab‘e para tales alegaciones; que la sentencia se ajusta a la Constitucién, cuyo art. 96 tiende a reconocer en su vitalidad operativa, y a la normativa vigente, siendo una derivacién razonada y justa de la misma. Debe tenerse on cuenta 1a “limitacién” expresada a fs, 536, en cuanto a que la fecha tope de los célculos es el mes de noviembre de 1983. Buenos Aires, 30 de octubre de 1985, Jorge Mosset Iturraspe. FALLO DE LA CORTE SUPREMA Buenos Aires, 15 de noviembre de 1985. Vistos los autos: “Bonorino Peré, Abel y otros ¢/Estado Nacional s/amparo”. Considerando: 19) Que mediante el recurso extraordinario obrante a fs. 493/528 el Estado Nacional ha impugnado Ia sentencia de Ja Camara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal que. confic- mando la del juez de primera instancia, hace Iugar a la presente accion de amparo, cuyo objeto es obtener tutela contra la omisién en que, se- gin los magistrados que entablaron Ia accién, han incurrido los pode~ res politicos al no actualizar los haberes de los demandantes, con lo que se violarfa lo prescripto por el art. 96 de Ja Constitucién Nacional 28) Que la parte recurrente, o sea el Estado Nacional, no cuestiona directamente to afirmado en las sentencias de primera y segunda ins tancias en el sentido de que Ja norma constitucional citada obliga a im- pedir el deterioro de los sueldos judiciales ante el envilecimiento grave de Ia moneda, Centra su argumentacién, en cambio, en lo atinente a la interpretacién dada por cl a quo sobre In inmediata operatividad del art, 96, de la Ley Fundamental que autorizaria a prescindir de Timita- tiones emergentes de la ley 16.986 —reglamentaria de la acciém de am- paro— y en especial de las prescripciones del art. 2°, ines. d) ¥ e), de dicha ley. DE JUSTICIA DE LA NACION 2185 Asimismo, sostiene Ia recurrente que, de acuerdo con Ia prueba, no aparece demostrado un deterioro significative de las remuneraciones de los magistrados accionantes y que el fallo apelado, al obligar a que las remuneraciones de los actores sean reajustadas a partir de la fecha de su juramento en el cargo, aunque sea anterior al mes de noviembre de 1983, importa una condena ultra petita. Del mismo modo, estima la demandada que el juramento que debe tenerse en cuenta a los efectos de establecer el punto de partida para calcular si existié 0 no deterioro de las remuneraciones, ha de ser el que prestaron Jos actores luego de ser designados por el presente gobierno constitucional, pues cualquier titulo anterior carecerfa de valor a los efectos de Ia garantia del art. 96 de nuestra Carta Magna. Por tiltimo, sostiene la apelante que al dictarse a Acordada N° 38, de la Corte Suprema, con fecha 2 de julio de 1985, esta accién de am- paro se habria tornado abstracta, Los agravios resefiados guardan relacién directa con la inteligencia del mencionado art. 96 de la Constitucién, por to cual resulta proce- dente el recurso extraordinario interpuesto, de acuerdo con el art. 14, inc, 39, de la ley 48. Dicho recurso, pues, ha sido bien concedido por el a quo. 39) Que el art. 96 de 1a Constitucién Nacional dispone: “Los jue- ces de la Corte Suprema y de los tribunales inferiores de la Nacién con servarén sus empleos mientras dure su buena conducta, y recibirén por sus servicios una compensacién que determinara la ley, y que no, podré ser disminuida en manera alguna, mientras permaneciesen en sus fun- ciones”. Al respecto, esta Corte ha sostenido que la intangibilidad de los sueldos de los jueces es garantia de independencia del Poder Jud'cial (Fallos: 176:73; 247:495; 254:184, entre otros), de forma que cabe considerarla, juntamente con la inamovilidad, como garantia de funcio- namiento de un poder del Estado, de modo similar a las que preservan a las Cimaras del Congreso, a sus miembros, y a los funcionarios in- cluidos en el art, 45 de la Constitucién. 42) Que Ia garantia de irreductibilidad de los sueldos est confe- rida en comin al “6rgano-institucién” y al “érgano-individuo”, no para exclusivo beneficio personal o patrimonial de los magistrados, sino para 2186 FALLOS DE LA CORTE SUPREM: resguardar su funcién en el equilibrio tripartito de los poderes del Es- tado, de forma que la via abierta en esta causa no tiende soto a defen- der un derecho de propiedad de los actores como particulares, y a titulo privado, sino Ia ya referida garantia de funcionamiento independiente del Poder Judicial, cuya perturbacién la Constitucién ha querido evitar al consagrar rotundamente la incolumidad absoluta de las remuneracio- nes judiciales. En Fallos: 176:73, esta Corte sostuvo que la intangibilidad de la remuneracién de los jueces ha sido establecida no por razén de Ia per- sona de los magistrados, sino en mira a Ja institucién del Poder Judicial de la Nacién, a la que los constituyentes han querido liberar de toda presién de parte de los otros poderes, para preservar su absoluta inde~ pendencia. Con tal encuadre, no se trata de ponderar si al margen del amparo intentado existen otros cauces aptos para remediar perjuicios puramente econémicos, porque Io que en autos se debate no es una mera reduc- cién salarial que agravie derechos de los particulares que la soportan, sino una disminucién del valor de los haberes judiciales que, con mar- cada gravedad institucional y evidente interés piblico, afecta al Poder Judicial en Ia persona de Jos jueces demandantes. 5°) Que producido el envilecimiento de esas retribuciones, esta Corte estima que no es menester probar su repercusién perniciosa para Ja garantfa de independencia del Poder Judicial, porque la cléusula det art, 96 la presume iuris et de iure. Por otra parte, ha de quedar bien establecido que no es objeto de este proceso “fijar” los sueldos de los jueces, ni sustituir la politica le gislativa en la materia, todo lo cual incumbe al Congreso: razén por fa cual, si bien las Acordadas de este Tribunal de fechas 14 de febrero y 30 de agosto de 1984 —dentro de un contexto distinto al de las causas judiciales— hicieron referencias comparativas a retribuciones extraju- diciales, el marco de la decisién de este amparo se cifie exclusivamente a mantener el adecuado reajuste que exige el art. 96 de Ia Constitucién, sin paralelismo alguno con otras remuneraciones ajenas al Poder Ju- dicial 69) Que el control de constitucionalidad que el Tribunal asume en esta causa recae sobre Ja omisin de actualizacién de los sueldos DE JUSTICIA DE LA NACION 2187 judiciales mermados por Ja inflacién y, por ende, nada le impide, como intérprete final de la Constitucién, decidir que la pérdida no compen- sada del valor monetario real configura un supuesto de disminucién de aquellas retribuciones, que transgrede al art. 96. Tal interpretacién se corrobora cuando se advierte que la ‘citada norma prohibe disminuirlas “en manera alguna”, lo que, aparte de ve- Gar la alteracién nominal por “acto del principe”, impone la obligacién constitucional de mantener su significado econémico y de recuperar su pérdida cada vez que ésta se produce con intensidad deteriorante. Por eso expresé Hamilton (El Federalista - N? LXXIX): “Ade mas de la permanencia en el cargo, nada puede contribuir més a la in- dependencia de Jos jueces que una provisién establecida para su man- enimiento. ...En el curso general de la naturaleza humana, un poder sobre la subsistencia de un hombre equivale a un poder sobre su vo- luntad. ...Se refiere a la disposicién de que la compensacién no sera disminuida durante su ejercicio del cargo. . . .Las fluctuaciones de! valor de la moneda y el estado de Ia sociedad harian inadmisible una tasa lija de retribucién. Lo que podria ser extravagante hoy podria dentro Ge medio siglo resultar exiguo e inadecuado. Fue por lo tanto necesa- rio dejar a la discrecién de la legislatura la variacién de sus provisiones de conformidad con Ia variacién de las circunstancias, pero sin embargo bajo tales restricciones como para colocar fuera del poder de ese cuerpo el cambio en perjuicio de los afectados”. Concluye Hamilton que el sueldo que puede ser suficiente al tiem- po de la designacién puede tornarse insuficiente durante su desempefio, debiendo observarse prudencia y cuidado para mantener con cficacie ta independencia de los jueces. En forma coincidente, dice Joaquin V. Gonzalez: “Esta prohibi- cién es absoluta: ‘en manera alguna’, es decir, ni por reducciones gene- rales 0 proporcionadas a toda la administracién, ni por impuestos ni cualquiera otro medio que pueda limitarlo”. (Manual de 1a Constitu- cién, N° 591). 79} Que no resulta ocioso destacar, asimismo, que la igual jerar- quia de la Corte Suprema, con relacién al Poder Ejecutivo y al Con- greso, obligan al Tribunal, en cuanto cabeza y titular del Poder Judicial, ¢ inclusive en ejercicio de sus poderes implicitos, a conferir operativi- 2188) FALLOS DE LA CORTE SUPREM! dad, en causa judicial, a la garantfa de intangibilidad de los sueldos de jos jueces, en cuanto “es una regla elemental de nuestro derecho pu blico que cada uno de los tres altos poderes que forman el gobierno de ta NaciGn, aplica € interpreta 1a Constitucién por si mismo, cuando ejercita las facultades que ella les confiere respectivamente” (Fallos: 420, 434). Por to demés, y en orden a la jerarquia con que la propia Cons- titucién sistematiza ia materia, cabe puntualizar que las razones por las cuales se ha recalcado en los considerandos precedentes que la garantia Gel art, 96 atiende al funcionamiento independiente del Poder Judicial, levan a concluir que 1a intangibilidad de las remuneraciones que dicho precepto consagra esta comprendida entre las condiciones de la admi- nistracién de justicia exigibles a las provincias a los fines contemplados en el art, 5° de la Ley Fundamental. $2) Que si la jurisprudencia de esta Corte ha atendido favorable mente al restablecimicnto de! valor, econémico de prestaciones cuando Jas reputé afectadas por la inflacién en selaciones juridicas donde no se agraviaba ninguna garantia de funcionamiento de los poderes del Es- tado, con mayor razén debe aplicar criterio semejante cuando sufre detrimento una garantia de esa naturaleza, expresamente formulada on Ja enfética cléusula del art. 96, sin que sea dbice el cardcter general del perjuicio que In depreciacién monetaria proyecta sobre toda Ia sociedad. 99) Que el apelante se agravia porque el a quo ha estimado posi- ble prescindir de Tas Timitaciones de la ley 16.986 —reglamentaria de Ta aceién de amparo en el orden nacional—, con base en que dicha accién, como lo puso de relieve Ia Corte Suprema en los precedentes de Fallos: 230:459 y 241:291, encuentra directo y suficiente fundamento en le garantia de la defensa en juicio de Ia persona y de los derechos que con- sagra el art. 18 de la Constitucién. La cuestién fundamental estriba, observa Ja halla en juego la propia independencia del Poder Judicial. mara, en que se Esta Corte estima que, sin perjuicio de la reafirmacién de los prinei- pios indicados, no cabe dejar de lado las reglas establecidas por la ley 16986, en tanto no se ha demostrado en el caso que éstas contradigan DE JUSTICIA DE LA NACION 2189 en sustancia las exigencias de base constitucional en punto a la accién de amparo. En efecto, el derecho constitucional a disponer de tal medio para la adecuada defensa de cada habitante del pais, no excluye su razonable reglamentaci6n por parte del legislador, como Io prevé el art. 28 de nuestra Carta Magna. Ahora bien, en las circunstancias de Ia causa, se observa que las previsiones de Ia Jey citada, tal como han sido interpretadas por Ja ju- risprudencia del Tribunal, no importan dbice alguno a la plena y eficaz garantia que el justiciable reclama. 10) Que, la accién de amparo, en el presente caso, tampoco ha reducido las posibilidades de defensa de la demandada, en cuanto a la amplitud de discusién y prueba referentes a las cuestiones planteadas y decididas. Cabe sefialar al respecto que en las instancias de grado y ante este Tribunal las partes han contado con la efectiva oportunidad de for- mular las alegaciones pertinentes y obtener —inclusive por haber sido dispuestas de oficio por el érgano judicial (fs. 466)— las medidas de prueba conducentes. Por ende, el marco técnico funcional del procedi- miento de amparo se ha mostrado idéneo para que, con observancia plena de la defensa en juicio, se dilucidaran las pretensiones que en el caso debfan ser objeto de urgente tutela para evitar su frustracién. Como el Tribunal Jo subray6 con particular énfasis en los ya recordados pre- cedentes de Fallos: 239:459; 241:291 es preciso evitar que el juego de los procedimientos ordinarios torne ilusoria la efectividad de las garantias constitucionales (v. Alfredo Orgaz, “La accién de amparo”, Buenos Aires, 1961, ps. 19, 30 y 39). 11) Que esta Corte no prescinde de las normas de actualizacién que ha invocado el apelante (fs. 494 y via.) ni estima necesario pronun- ciarse sobre su constitucionalidad, habida cuenta de la forma como se resuelve la cuestién, ya que la infraccién al art. 96, que agravia a los actores, no ha sido consumada por los mismos reajustes otorgados, sino porque la magnitud del proceso inflacionario tornaba insuficientes sus montos y se incurrié en Ia omisién de actualizarlos debidamente. El control de constitucionalidad que de esta manera se practica en autos es congruente con la doctrina del caso “Arenzén, Gabriel Dario ¢/Estado Nacional Arg. (Mrio. de Educacién) - Direccién Nacional de 2190 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA Sanidad Escolar s/amparo”, A. 494. XIX, de fecha 15 de mayo de 1984. 12) Que también se agravia la apelante porque en su criterio la sentencia no habria dado respuesta satisfactoria a Ja cuestién suscitada por su parte acerca de cudl es la manera correcta de medir las posibles disminuciones de sueldos de los jueces demandantes. En tal sentido, sostuvo que la apreciacién del deterioro de aquéllos no podia ser otra que Ja que surgia del informe de Ia Secretaria de Ia Funcién Publica obrante a fs, 88/112, En cambio concepttia la deman- dada que no corresponde tener en cuenta, a los efectos indicados, las varigciones del costo de vida que derivan de los informes del Instituto Nacional de Estadistica y Censos. La cuestién reviste importancia, a raiz de que, mientras estos diti- mos informes arrojan entre la remuneracién de noviembre de 1983 y la de octubre de 1984 un deterioro de alrededor del 38 % en menos, en cl que emana de la citada Secretaria, Ja magnitud de dicho deterioro resultarfa, segtin el apelante, muy poco representativa Al respecto, cabe observar que, con arreglo a las razones expues- tas en considerandos anteriores, 1a exigencia de incolumidad de las te- muneraciones judiciales requiere la preservacién razonable de su valor y que esta Corte ha declarado que el aumento del monto nominal en funci6n de los indices oficiales de precios al consumidor, mantiene el valor econémico real frente al paulatino envilecimiento de la moneda, circunstancia ésta que no escap6 al codificador, segdn se desprende de Ja sabia nota al art. 619 del Cédigo Civil (C. 1127. XVIII, “Cukier- ‘man, Le6n ¢/Coviella Murias, Carlos y otros s/nulidad”, 8 de agosto de 1985) ‘Ahora bien, la actualizacién por medio de los indices especiales de precios al consumidor permite restablecer el valor original y sigue ast tanto el requerimiento que se desprende del art. 96 de la Constitucién Nacional, como el criterio aprobado por Ja parte final de Ta mentada nota al art, 619 del Cédigo Civil. En cambio, el apelante, apoyandose en los informes de la Secreta~ ia de la Funcién Pablica respecto de Ia evolucién de los sueldos det Poder Judicial, incurre en una inexactitud, porque compara los prome- DE JUSTICIA DE LA. NACION 2191 dios de las remuneraciones percibidas por los jueces en los afios 1983 y 1984, para sostener que no sufrieron un envilecimiento trascendente. En realidad, Ia comparacién debia efectuarse entre la remunera- cién del mes de noviembre de 1983 que —como consta a fs. 108 y 174 del informe de Ja Secretaria de la Funcién Publica fue de $a 228.364 (actualizada para las categorias 1 a 3)— y las percibidas en octubre y noviembre de 1984, que, de acuerdo al mismo informe, fueron de $a 138.807 y Sa 157.308. El propio informe de la Secretaria, correc~ tamente interpretado, prucba pues, acabadamente, la entidad del dete- rioro sufrido por los haberes de los magistrados. ‘Ademés, cabe sefialar que estos datos de la Secretaria de la Fun- cién Paiblica se respaldan en las estadisticas del Instituto Nacional de Estadistica y Censos para efectuar los céleulos de actualizacién de suel- dos (ver especialmente fs. 298). 13) Que, sentado Jo anterior, importa sefialar que, con arreglo a lo prescripto por el art. 29, inc. ¢) de la ley 16.986, los efectos de la demanda s6lo pueden operar a partir del sueldo del mes de octubre del afio 1984, ya que Ia accién se dedujo el 15 de noviembre siguiente, Ello es asi porque, con arreglo a la norma recordada, los actos y omisiones (art. 19, idem) objeto de tal accién han de ser impugnados dentro del plazo de quince dias habiles desde que se ejecutaron o debieron pro- ducirse, Resulta necesario sefialar que la omisién respecto del ajuste de los sueldos de los magistrados se ha ido registrando mes por mes, al reali- zarse el pago sin la actualizacién suficiente de los haberes respectivos, en transgresi6n al art, 96 de la Ley Fundamental, En consecuencia, se ha dado, no una sola, dnica y continuada omisién en Jo atinente a tal reajuste, sino una serie de omisiones dive- renciables, Cada una de ellas debe valorarse para determinar si se con- figura 0 no la lesién constitucional y si ha transcurrido el plazo para promover la accién de amparo. Por otra parte, como, pendiente la litis y hasta junio del corriente afio, esta probado que la inconstitucional desvalorizacion de las remur neraciones de los jueces actores ha persistido (v. fs, 98 —planilia— y 2192 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA 119), la causa legitimante de la accién sub examen no ha perdido vir- tualidad durante el perfodo de referencia. En tal orden de ideas, ha de entenderse que la percepcién de los sueldos anteriores por parte de los jueces import, en alguna medida, asumir solidariamente, como ciudadanos, los efectos generales causados por la inflacién, con la que también convivian, hasta el momento en el que la intensidad del aguamiento de la remuneracién determiné la promocién de la accién judicial. 14) Que, tal como Io ha determinado la sentencia recurrida y lo expresan las partes, el monto de las remuneraciones judiciales fijado por la Acordada N° 38, del 2 de julio de 1985 por esta Corte en uso de las atribuciones conferidas por Ia ley 23.199, satisface, a partic de ese momento, la garantia de intangibilidad de Jas remuneraciones de los magistrados del Poder Judicial. No obstante ello, la pretensién planteada no ha devenido abstracta porque, mis alld de la cuestién patrimonial y del interés personal de los actores, subsiste Ja necesidad institucional de tutelar Ja garantia de funcionamiento del Poder Judicial —en el aspecto involucrado en la causa— a la que esta Corte debe deparar, sin discontinuidad, acogi- miento retroactivo y certeza’ futura. En consecuencia, el Estado Nacional deberd preservar en el por- venir la incolumidad de tas remuneraciones judiciales que por esta de- i6n se actualizan, de acuerdo con las prescripciones del art. 96 de Ja Constitucién. 15) Que, expuestas las conclusiones precedentes, queda por deter- minar la manera en la que habrin de producirse las actualizaciones en Jos sueldos de los demandantes por el perfodo indicado ut supra. ‘A tal fin, la actualizacién debe realizarse de modo que se conserve él valor de las remuneraciones fijadas a los jueces reclamantes por las leyes 22.979 y 22.991 para el mes de noviembre de 1983, fecha que sefialan coneretamente los actores en Ia demanda como punto de par- tida para caleular su crédito. No interesa, a Jos efectos de este cémputo, ponderar el momento en que se ha producico el nombramiento constitucional con acuerdo del Senado, porque traténdose de amparar la independencia funcional del DE JUSTICIA DE LA NACION 2193 Poder Judicial —cuyos Srganos estables y permanentes no admiten nt rrr —r—C ®§LlLllr ETC cr efectivo desempefio de los jueces torna automaticamente aplicable Ta garantia de incolumidad de sus sueldos, méxime cuando con pose iori- Gad al 10 de diciembre de 1983 han recibido el ya mencionado nom- bramiento constitucional. La pauta sefialada vale para los magistrados actores que se desem- pefiaban como tales en dicho mes de noviembre de 1983, pero no res pecto de quienes asumieron cargos judiciales con posterioridad, en cuyo supuesto deberd tenerse como base del procedimiento de ajuste el mayor sueldo percibido durante el desempefio de esas funciones. Por iiltimo conviene aclarar que los haberes o sueldos de los jueces accionantes a los que se refiere este pronunciamiento estin formados por la sumatoria de los rubros que por toda clase de conceptos integran Ja remuneracién integral con la cual ha de vincularse la prescripcién constitucional que rige Ja causa. 16) Que el Estado no puede alegar Ia eventual desigualdad en las remuneraciones de los jueces que surja de lo resuelto, porque segiin jurisprudencia de esta Corte, la desigualdad s6lo puede ser objeto de agravio por parte de quien Ia padece (Fallos: 248:422; 250:410 y 268: 415). La invocada cliusula de igual remuneracién por igual tarea obliga a interpretar y conciliar, coordinada y arménicamente, Ia parte perti- nente del art. 14 bis y del art. 96 de la Constitucién, Para compa‘ibili- zarlos, el Tribunal entiende que, so pretexto de resguardar Ja uniformi- dad de las remuneraciones de los jueces no se puede declinar el amparo a la incolumidad de los correspondientes a los actores, aunque ello arro- je transitoriamente montos distintos entre éstos, y aun reszecto de quie- nes nto son parte de la litis, ya que, por un Ido, no es de competencia judicial —sino legislativa— remediar tal resultado mediante una fijac On igualitaria de los sueldos; y por el otro, 1a solucién objetivamente justa que, en cada caso, s6lo puede ser alcanzada por el efecto particular de a sentencia que en él recae, atiende a la situacién de quienes, como justiciables, se hallan en circunstancias semejantes. A todo evento, esta Corte estima que, en Ia correlacién de cldusulas constitucionales que producen colisién entre intereses y valores diferentes, debe darse prio- 2194 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA ridad a la que protege bienes axiolégicos superiores, como es, en este caso, el protegido por el art. 96. Por ello, y de acuerdo con lo concordemente dictaminado por el sefior Procurador General subrogante, se confirma la sentencia recurri- da, con Jas modificaciones que resultan de la presente, con costas a la * demandada (art, 14 de la ley 16.986), y, en ejercicio de las facultades conferidas por el art. 16, segunda parte de la ley 48, se condena al Es- tado Nacional a pagar a los actores las cantidades que resulten de Jas liquidaciones que practicaré el Tribunal a solicitud de los interesados, y se declara, asimismo, que las retribuciones actualizadas deberén pre- servarse en el futuro. ‘AuGusto Mario Moretto — GERMAN BI- part CaMpos — Luis Moisser DE Es- PANES — ERNESTO R. Gavier — Roper- To A. M. TERAN Lomas. YTEGO s.s.t.c IMPUESTO: Interpretacién de normas impos La forma genérica de liquidacién de los anticipos del impuesto a las ga- nancias se rige por las disposiciones de la resolucién general N° 1787, cuyo att, 2%, los fija en porcentajes del gravamen correspondiente al perfodo fiscal anterior. Por otra parte, el art. 3° con cardcter especificamente “po- testativo”, faculta a los contribuyentes que consideren que las cantidades que corresponderan anticipar superarén el noventa por ciento de la obliga. cién total del afio en curso, a optar por disminuirlos en In medida del impuesto total estimado. STO: Interpretacién de normas impositivas, Por la naturaleza de los anticipos y de las consecuencias que de ella de: ivan, cabe concluir que el arl, 29, de la resolucién general N° 1787, per- mite adecuarlos en su monto, slo si resultan superiores a ta proporcién debida, aplicada sobre la obligacién total del ejercicio al que estén afecta- dos, para fijarlos en los porcentajes estiputados sobre el impuesto total estimado, 0 sea, que el régimen de la opcién permite disminuirlos, con res- pecto a los importes que surjan por aplicacion del régimen general esta blecido por dicha norma, a los fines de ajustarlos a la situacién econémica real de las sociedades.

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