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II
III
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IV
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El zapatero
Su frente sudorosa,
como una cicatriz la arruga ostenta…
¡esa arruga que marca sobre el cutis
el pensamiento que no surge fuera!…
y es que el siente de un dolor en el cerebro
que siempre le atormenta
como un puñal hundido entre los sesos…
¡el puñal es la Idea!
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¡Miradle allí y temblad; quizá mañana
ese hombre que al trabajo se doblega,
se levante sediento de justicia
y borracho de odio, hecho una fiera,
os busque el corazón, enloquecido,
y os hunda en las entrañas su trincheta!
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Lucem præbere
I
¡Levántate Satán! ¡Oh, Gran Rebelde!
¡Levántate del trono del infierno
y dame tu poder de ángel caído…
ese poder inmenso
que te dan las paredes calcinadas
de tu brillante imperio!
¡Dame el ardor de tu mirada altiva,
pon en mi rostro tu sublime gesto,
haz circular por mis arterias frías
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impetuosas corrientes de tu fuego,
pon en mi lengua seca por la angustia
tu tronitoso acento
y en las dormidas cuerdas de mi lira
las blasfemias que arrancan tus tormentos!
II
¡Levántate Satán! ¡Oh, Gran Rebelde!
¡Levántate del trono del Infierno
y dame la fiereza que ostentaste
en tu hermoso combate con los cielos!
¡Tú también redimiste, eres un héroe;
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hoy eres rey y ayer tan sólo siervo
del dios de los humildes resignados
que son como rebaños de carneros!
¡Tú eres también un paria de la Gloria
vives sin sol en tu infernal imperio,
pero tienes en cambio
el calor y la luz de tus incendios!
III
¡Levántate Satán!, ¡ven con nosotros,
rebelarnos cual tú también queremos:
nosotros somos parias de la Tierra
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y del dios Capital forzados siervos…
ya nos hemos cansado
de arrastrar por el mundo nuestros cuerpos
y vamos a lanzarnos al combate
como lo hiciste tú contra los cielos…
¡morir en la contienda por la causa
o ser rey cada cual hemos resuelto!
IV
La lucha se ha empeñado con bravura.
¡Tembló Mercurio en su dorado asiento
cuando vio a los humildes transformarse
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de inconscientes rebaños en bravo ejército,
y trepar los peldaños de su trono
con el rojo pendón llameando al viento,
con la luz de la Ciencia abriendo paso,
con la fuerza del Arte destruyendo!
¡Levántate Satán! ¡Oh, Gran Rebelde!
¡Levántate del trono del Infierno
e incorpórate a nos con tus legiones!…
¡intentamos subir hasta los cielos!
Si el triunfo nos corona en el camino
y llegamos a Dios y lo vencemos
en pago de tu ayuda
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¡las regiones celestes te ofrecemos!
¡Levántate Satán, ven con nosotros!
¡abandona tu trono del Infierno
e incorpórate a nos con tus legiones,
si vencemos a él, tuyo es tu reino!
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La canción del rebelde
La Plata, 1907
¡Aurora!
(Canción para mañana)
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Alejandro Sux, seudónimo de Alejandro Maudet
(1888–1959). Parte integrante de la bohemia rio-
platense de principios del siglo XX. Con Evaristo
Carriego, Alberto Ghiraldo y Florencio Sánchez
compartió la militancia anarquista. El café “Los
Inmortales” de la ciudad de Buenos Aires fue el
centro de sus animadas reuniones. Como crónica
de esa época, Sux publicó la novela autobiográfica
Bohemia Revolucionaria en 1909.
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Estos poemas fueron extraídos de Cantos de Rebe-
lión, en su edición original de 1909 (F. Granada y
Cía. Editores, Barcelona; ortografía modernizada
de esta edición).
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