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Está claro que las habilidades sociales forman una de las áreas preferentes en el
desarrollo social de cualquier persona. Por eso es necesario saber qué son y cómo
entrenarlas en personas con trastorno mental grave. A continuación se desarrollará el
marco teórico en el que se sustentan las habilidades sociales, cómo entrenarlas y qué
consideraciones deben tenerse en cuenta a la hora de trabajar con esta población.
Las habilidades sociales
En este apartado se hace referencia al concepto de habilidad social, sus características,
qué aspectos las componen, cuáles son, la importancia que tienen en la población con
trastorno mental, y por último, conceptos afines.
Concepto de Habilidad Social
Autor Definición
Las dificultades que una persona con enfermedad mental presenta en cuanto a sus
habilidades sociales, se puede deber a diversas circunstancias. Puede ser que estas
dificultades sean propias del individuo o que dependan de los estímulos y refuerzos
ambientales y sociales.
El hecho de tener un trastorno mental puede producir en la persona una serie de
sentimientos y emociones hacia uno mismo y los demás que conllevan a una afectación
del autoconcepto y la autoestima. Estos sentimientos pueden cercenar la calidad de las
relaciones sociales establecidas con los demás, y esto ayuda a fomentar una concepción
errada y estereotipada del trastorno mental.
Puede que la persona con TMG no posea las habilidades sociales adecuadas o que
aunque sean apropiadas existan factores, como la ansiedad, que limitan su puesta en
práctica.
Pero no sólo es importante tener habilidades sociales, sino ponerlas en práctica en la
situación adecuada. Esta adecuación de las conductas al contexto es lo que se denomina
Competencia social.
Por tanto hay que tener en cuenta el contexto en el que se van a desarrollar las
habilidades, bien sea el familiar, el laboral, el social o cualquier otro microentorno. Ya
que las interacciones no son siempre positivas, pueden producir rechazo, miedo,
lastima, sobreprotección o burla.
Está claro que además de las dificultades en las habilidades sociales propias de la
enfermedad, están las asociadas a los estereotipos y prejuicios recibidos. De ahí, la
importancia de trabajar las habilidades sociales en la población con Trastorno Mental
grave.
Resumiendo, en el caso de las personas con trastorno mental grave el desarrollo de
habilidades sociales es necesario para:
Términos asociados
Del mismo modo que existen numerosas definiciones sobre las habilidades sociales,
también se han empleado diferentes términos para hacer referencia a las propias
habilidades sociales, existiendo gran heterogeneidad de conceptos en torno a ellas. De
entre todos los términos empleados cabe destacar los que se consideran con mayor
frecuencia, que son la competencia social, la asertividad y el comportamiento
adaptativo. Por ello, es necesario aclarar y diferenciarlos.
o Competencia social
Este un más amplio que el de habilidades sociales y es de carácter evaluativo.
Por tanto, hace referencia a una generalización evaluativa, mientras que el de
habilidades sociales se refiere a conductas específicas. Es decir, las habilidades
sociales son comportamientos específicos que en su conjunto forman el
comportamiento social. La competencia social se puede definir como “la
adecuación de las conductas sociales a un determinado contexto social. Implica
juicios de valor y éstos son distintos de unos contextos culturales a otros, ya que
cada uno tiene normas y valores. La competencia social es el impacto de los
comportamientos específicos (habilidades sociales) sobre los agentes sociales
del entorno” (Pérez, 2009).
o Asertividad
Este término está muy relacionado con el de habilidad social, en el sentido de
que se considera la asertividad como el conjunto de habilidades sociales de un
individuo que le permiten defender sus derechos sin ofender y sin ser ofendido.
La asertividad se puede definir como “el conjunto de conductas emitidas por una
persona en un contexto interpersonal, que expresan los sentimientos, actitudes,
deseos, opiniones y derechos de esa persona de un modo directo, firme y
honesto, respetando al mismo tiempo los sentimientos y actitudes, deseos,
opiniones y derechos de otras personas”(Alberti, 1977)
o Comportamiento adaptativo
Se trata de un conjunto de habilidades conceptuales, procedimentales y
actitudinales, que las personas deben asimilar para poder actuar
satisfactoriamente en su vida diaria. Las habilidades sociales se limitan a una
subcategoría del comportamiento adaptativo, que hace referencia únicamente al
comportamiento interpersonal. La conducta adaptativa se puede definir como “el
rendimiento en el desempeño de las actividades de las vida diaria requeridas
para la autonomía personal y social” (Sparrow, Cicchetti y Saulnier, 2016).
Fundamentación
Muchas de las personas con trastorno mental grave presentan, dificultades para iniciar y
mantener conversaciones, gestos y posturas inadecuadas, disfrutar del ocio, defender sus
derechos… Esta falta de habilidades hace que las personas con enfermedad mental sean
percibidas, tanto por su entorno cercano, como el por el resto de la sociedad como
“locos” o “raros”, interfiriendo en el proceso de relación y favoreciendo una
estigmatización y aislamiento social aún mayor.
En estos problemas influyen variables como la sintomatología, las dificultades
cognitivas, falta de práctica de habilidades conservadas, etc. Estas dificultades en las
competencias sociales, fomentan el deterioro de su calidad de vida, ya que interfiere en
su funcionamiento diario.
Partiendo de la base de que las personas con trastorno mental presentan una deficiencia
en el soporte social, hay que decir que esta deficiencia implica un incremento del riesgo
de recaídas y rehospitalizaciones (con posibilidad de que desaparezcan las habilidades
sociales previas). Además, el curso clínico de estas enfermedades es también el
resultado de una crisis de la red social, ya que los cambios más importantes se dan tras
la primera hospitalización, los primeros tratamientos con psicofármacos y el primer
diagnóstico.
En comparación con la población general sus redes sociales suelen ser más pequeñas,
con menor densidad, con pocas funciones múltiples y baja reciprocidad. Pero el soporte
social es una estructura variable, por lo que el individuo puede llegar a ser el autor de su
propio ambiente social.
Todo esto, el que la competencia social influya o aumente los síntomas del trastorno
mental de una persona, hace que se convierta en un objetivo básico del tratamiento.
Pudiendo el entrenamiento en habilidades sociales mejorar a medio o largo plazo el
pronóstico del trastorno mental.
Definición
Objetivos
o Objetivos específicos
– Aprender las habilidades necesarias para iniciar, mantener y terminar
conversaciones en diferentes situaciones.
– Reconocer e interpretar los componentes de la comunicación verbal, no
verbal y paralingüística.
– Adquirir y aplicar las competencias necesarias para expresar opiniones.
– Aprender y aplicar las habilidades de escucha activa.
– Mejorar la empatía.
– Adquirir las habilidades necesarias para el acceso de los diferentes
recursos comunitarios.
– Disminuir la tensión que producen algunas situaciones
– Aprender a decir no de manera asertiva
– Fomentar la extensión de todas las habilidades sociales aprendidas, en
ambientes protegidos, para poder desenvolverse en situaciones reales.
Evaluación
o La entrevista
Es de gran utilidad, ya que permite precisar y completar información que no
puede obtenerse mediante la observación. Al igual que la observación, también
recoge información cualitativa.
Suelen ser generalizadas y estructuradas, empleando tanto preguntas directas
como indirectas.
También resulta útil, al entrevistar a la persona, observar durante ésta, el
comportamiento del sujeto atendiendo a como se expresa y comunica. Ya que
dichas observaciones pueden pormenorizar conductas erráticas de las que el
sujeto no es consciente. De ahí la importancia de crear un clima adecuado y
cómodo durante la entrevista, para que el entrevistado responda de la manera
más natural posible.
La entrevista puede ser aplicada, no sólo a la persona con enfermedad mental
que va a participar en el entrenamiento, sino a familiares o entorno cercano.
Existen entrevistas estructuradas para evaluar las habilidades sociales, algunas
que se distinguen por su claridad e integridad son:
– Entrevista dirigida para habilidades sociales de Vicente e. Caballo
(1987).
– Entrevista clínica de Habilidades Sociales de Gambrill y Richey
(1975).
o Herramientas estandarizadas
Instrumentos basados en la estimación de la propia persona sobre sus niveles de
desarrollo
Están incluidos los autoinformes y los autoregistroas.
Los autoinformes son inventarios y escalas rápidas y sencillas. Disponen de
preguntas o afirmaciones en las que el sujeto debe dar una respuesta dicotómica
o indicar su grado de acuerdo con un ítem u ordenar distintos elementos de una
lista según sus preferencias. Intentan conocer la conducta o cogniciones del
sujeto en situaciones de la vida real.
Estas pruebas resultan ventajosas porque permiten complementar la información
recogida en la entrevista o a través de la observación y economizar el tiempo ya
que se pueden aplicar al mismo tiempo a todos los integrantes del grupo de
entrenamiento. Son útiles para evaluar los componentes encubiertos de las
conductas, o sea, las cogniciones que acompañan al desempeño de las
habilidades y los antecedentes y consecuentes que las siguen. Por tanto,
permiten acceder a información que de otra manera no resultaría posible obtener.
En la actualidad, son considerables las evaluaciones existentes de este tipo, a
continuación se expone una lista de las más empleadas:
– Inventario de asertividad de Rathus ( RAS, Rathus, 1973)
– Escala de Autoexpresión para Adultos ( ASES, Gay, Hollandsworth y
Galassi, 1975)
– Inventario de asertividad de Gambrill y Richey(1975)
– Inventario de situaciones sociales (SSI, Tower, Bryant y Argule, 1978)
– Escala-inventario de la actuación social ( SPSS, Lowe y Cautela, 1978)
– Test de interacción social simulada (SSIT, Curran, 1982)
– Escala de evaluación conductual de las habilidades sociales (SECHS,
Caballo, 1987)
– Escala multidimensional de expresión social-parte motora ( EMES-M,
Caballo, 1987)
– Escala Multidimensional de Expresión Social - Parte Cognitiva (EMES-
C, Caballo, 1987)
– Escala de funcionamiento social( SFS, Vázquez, Jiménez, 2000)
– Cuestionario de estrategias cognitivas de resolución de situaciones
sociales (EIS, Garaigordobil, 2000).
– Escala de Habilidades Sociales(EHS, Gismero, 2000)
– Inventario del cociente emocional EQ-i ( BarOn ,2006)
– Escala de Habilidades Sociales HHSS1118 (Di Giusto, Martín y Martín,
2009)
Los autorregistros son unas herramientas en la que el sujeto se autoobserva y
evalúa su desempeño en diferentes situaciones cotidianas, que son consignadas
en registros escritos. Es una técnica de evaluación más abierta y versátil que los
autoinformes. Se registran tanto las conductas manifiestas como las encubiertas.
Es un procedimiento semiestructurado, que se puede aplicar en cualquier
momento. Los autoregistros se pueden emplear tras practicar alguna habilidad
social en ambientes habituales.
A continuación se muestra como podría ser la estructura de un autorregistro, de
manera que cada vez que el sujeto se encuentre con una situación incómoda,
anote qué día y a qué hora ocurrió, dónde y qué sucedió, lo que pensaba en ese
momento y qué emoción (ira, tristeza, rabia,.. le generó el hecho y con qué
intensidad entre otras cosas:
Descripción de la
situación
Pensamiento automático
Descripción de la
conducta
Aspectos verbales y no
verbales
Pensamiento automático
Cómo me sentí:
emociones/ intensidad
Consecuencias
Pensamientos y
conductas alternativas
Antes de entregar un autorregistro al sujeto como tarea para casa, hay que
explicar cómo se rellena cada casilla y se debe realizar un ejemplo para ver si ha
entendido como se hace. Muchas personas con trastorno mental presentan una
abulia considerable, lo que les conlleva a no realizar el registro, por muy sencillo
que sea. Por eso, una opción y característica, al mismo tiempo del autorregistro
es que se puede rellenarlo a posteriori, pudiendo hacerlo con el terapeuta en las
sesiones de entrenamiento.
Contextualización y características
Tal y como señalan Del Prette y Del Prette (2002), en el entrenamiento de las
habilidades sociales es conveniente considerar algunos aspectos como son:
o Criterios de inclusión
Se consideran los siguientes criterios de inclusión en el programa de
entrenamiento de habilidades sociales:
– Tener un diagnóstico de trastorno mental grave.
– Presentar alguna dificultad en las habilidades sociales.
– Aceptar participar de manera voluntaria.
– Tener capacidad para mantener la atención en los aspectos relevantes
del aprendizaje por un periodo determinado (no más de 90 minutos).
– Sintomatológicamente estables.
– No presentar conductas disruptivas.
– Tener un adecuado ajuste de medicación
o Recursos:
Como recursos humanos, se necesitan profesionales no sólo con formación sólo
en la materia sino con unas aptitudes determinadas y preferentemente con
experiencia en el trato con personas con trastorno mental grave. No deben de
figurar más de dos profesionales por grupo.
Los recursos materiales variaran según las sesiones, se necesitarán materiales
fungibles como registros de varias clases, blocs de notas,….y materiales no
fungibles como pizarras, videos, ordenador,…
o Funcionamiento
Antes de comenzar el entrenamiento, hay que explicar a los participantes las
normas, los horarios, quién o quienes van a ser los responsables de impartir el
taller, así como los procedimientos, los métodos y las técnicas empleadas.
Dando espacio para aclarar las dudas que tengan al respecto.
Metodología
– Motivación
Es una disposición específica a responder ante determinados estímulos,
considerando un punto de vista rehabilitador.
Una persona por el simple hecho de participar en el programa, no va a estar
motivada, la motivación de cada participante debe ser establecida de antemano,
en función de sus particularidades y del contexto en el que se desenvuelve. Los
participantes deben conocer previamente los beneficios que el entrenamiento les
va a generar. Si es necesario además de reforzadores producidos de forma
natural, hay que emplear reforzadores externos. Y realizar si se precisan
seguimientos individuales
Es importante para mantener la motivación, comenzar el entrenamiento por
conductas que maximicen las posibilidades de éxito.
Estrategias de entrenamiento
– Instrucciones.
– Role playing.
– Feedback.
– Refuerzo social.
– Asignación de tareas.
– Técnicas cognitivas.
– Instrucciones
Es el primer paso a realizar en un entrenamiento. Consiste en dar explicaciones
de cómo se debe ejecutar una conducta. Las indicaciones tienen que ser claras,
breves, y resaltando el comportamiento en positivo y la importancia de éste. En
ocasiones si se quiere que el sujeto se implique activamente, se puede emplear el
dialogo, el debate y la discusión.
Es importante resaltar, que además de al inicio de la sesiones y del
entrenamiento, se debe emplear durante todo la duración del mismo.
– Modelado
Suele ser el paso siguiente. Consiste en que la persona competente en las
conductas objeto del entrenamiento las ejecute de manera adecuada, en
presencia de a quienes se quiere implantar. Debe ser breve, insistiendo en los
componentes adecuados. Las conductas se muestran de menor a mayor
dificultad, y si es necesario repetir la técnica.
– Ensayo conductual
Es el punto clave del proceso de entrenamiento. Consiste en que los sujetos a los
que va dirigido el entrenamiento, ejecuten adecuadamente la conducta
propuesta. Los ensayos se pueden realizar de manera real o encubierta, y además
se pueden repetir hasta cuatro veces. Durante el desarrollo de esta técnica, se
planifican situaciones de menor a mayor dificultad, y se varían los interlocutores
y los contextos para incrementar la extensión de las respuestas.
– Feedback
Es indispensable dar Feedback y refuerzo después de cada ensayo, e incluso
simultáneo a éste. Consiste en proporcionar al sujeto información respecto a su
actuación durante el ensayo, con la finalidad de moldearla y perfeccionar su
ejecución. El Feedback tiene que ser específico para cada conducta y debe
resaltar los términos positivos, para mitigar la alta sensibilidad a las críticas de
esta población. Evitando así los términos negativos o reducirlos a los
indispensables. Además de que el sujeto que realiza el ensayo, comente su
actuación, conviene hacer partícipes al resto de los miembros del grupo, para
que no estén distraídos y así también se observa si son capaces de valorar y
discernir los elementos comportamentales más importantes. Por tanto, también
sirve como herramienta de diagnóstico y evaluación.
– Tareas intercesión
Consiste en otorgar al sujeto la oportunidad de continuar fuera del ámbito
específico de entrenamiento con el aprendizaje. Ya que por muy buena que sea
la ejecución de las conductas por parte de los participantes durante los ensayos,
si no se realizan en contextos reales, es poco probable que se alcance la
generalización de las habilidades. Por ello, es conveniente consignar tareas para
cada caso, y entre las sesiones.
Estas tareas tienen que describirse con claridad, es decir, hay que indicar cómo,
cuándo y dónde se van a llevar a cabo. Han de ser precias, lo más personalizadas
posibles, ajustarse a las habilidades personales y hacer referencia a
comportamientos relevantes. Además se han de revisar al inicio de la sesión
posterior y buscar elementos para ser reforzados.
Esta técnica permite involucrar activamente al sujeto y valorar su nivel de
motivación, así como generalizar el aprendizaje a la vida cotidiana. Para
incrementar su eficacia se puede elaborar conjuntamente con el sujeto que va
realizar la exposición, adaptándose así a sus necesidades.
Otros programas
Autocontrol y manejo del estrés
Las personas con trastornos mentales graves presentan habitualmente dificultades en el
autocontrol y poseen un bajo nivel de autoestima. Por ello hay que trabajar más
específicamente las habilidades sociales de autocontrol, a través de estrategias de
afrontamiento del estrés, promoviendo en las personas con dichos trastornos una
situación de competencia personal que acarreen una motivación para afrontar ese estrés
producido en las situaciones de la vida diaria.
No hace mucho que se han desarrollado diseños específicos de intervención. En
particular, en 1971, D’Zurilla y Goldfried establecieron un modelo de resolución de
problema para dirigir el desarrollo de programas de entrenamiento en resolución de
conflictos.
Los ámbitos de actuación de este tipo de intervenciones en autocontrol y manejo de
estrés se extienden cada vez más a diferentes psicopatologías.
Pero hay que tener claro, que en el caso de trastornos mentales graves, la intervención
no tiene como objetivo principal la reducción de la sintomatología, sino proporcionar
unos recursos personales para afrontar las dificultades diarias, además tiene un efecto
protector, ya que previene las recaídas.
A continuación no se va a desarrollar un programa específico de intervención sino que
se van a comentar los procedimientos más habituales empleados en los centros de
rehabilitación psicosocial, con el objetivo de ofrecer a las personas con trastorno mental
grave un repertorio de estrategias para enfrentarse ante situaciones potenciales de
ansiedad. Y para ello es necesario también entender y tener en cuenta una serie de
conceptos.
Conceptos clave
Como ya se mencionaba es importante definir una serie de conceptos que son necesarios
para mejorar el pronóstico de la enfermedad mental.los conceptos de afrontamiento o
manejo del estrés, autocontrol y autoestima
o Afrontamiento
Actualmente el estrés se considera una respuesta que depende tanto de las demandas del
medio, como de la percepción que se tiene de la misma y de los propios recursos para
afrontarlas. Aquellos acontecimientos que desafíen o venzan las capacidades del
organismo para afrontarlos son los que mayor probabilidad tengan de ocasionar
reacciones de estrés. En 1986, Lazarus y Folkamn propusieron la siguiente definición de
afrontamiento: “son aquellos procesos cognitivos y conductuales constantemente
cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o
internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del
individuo”. En el caso de los trastornos mentales graves, el afrontamiento hace
referencia a los procesos que puedan evitar una recaída (Liberman, 1988). Se pretende
que estas personas sientan que pueden realizar algo para modificar su estado de tensión,
y que igualmente sientan las ganas de hacerlo.
Así el manejo del estrés requiere de cierto esfuerzo por parte de la persona para realizar
cambios emocionales y físicos. El grado de estrés y el deseo de cambiar. Serán los dos
factores que determinen el nivel de cambio que ha de hacerse. Para averiguar el nivel de
estrés se deberían de evaluar los siguientes puntos:
– Actitud.
– Bienestar físico.
– Actividad física.
– Sistemas de apoyo.
– Medios de relajación.
o Autocontrol
Es la capacidad que permite a un individuo controlar a si mismo su comportamiento y
emociones y que éstas no lo controlen, obteniendo la posibilidad de escoger lo que se
quiere sentir y hacer en cada situación de la vida.
o Autoestima.
Técnicas
o Relajación.
Es una técnica que favorece cambios fisiológicos que disminuyen los síntomas de
ansiedad, y generalmente se utiliza acompañada de otras estrategias.
Se dispone de un amplio abanico de técnicas de relajación. De ellas, de utilidad
demostrada, son:
– Relajación progresiva de Jacobson (1929).
Se basa en principios fisiológicos ya que reduce la tensión, lo que es incompatible
con la ansiedad. Consiste en tensar diversos grupos musculares y, posteriormente,
relajarlos a fin de aprender la diferencia entre estas dos sensaciones (tensión-
relajación)
– Entrenamiento autógeno de Schultz (1932).
Se basa en la hipnosis y sugiere al usuario sensaciones de pesadez y calor
o Mejora de la autoestima
o Prevención de ansiedad y depresión
o Solución de problemas
Las personas con trastorno mental grave presentan deficiencias para resolver problemas
de manera específica o generalizada. Las dificultades se pueden centrar en la capacidad
de resolución de conflictos y/o en la ejecución de la resolución de éstos. Para dotar de
estrategias de afrontamiento a los sujetos se aplican las técnicas de resolución de
conflictos
En los últimos años se está utilizando el modelo de D’zurilla y Goldfried como terapia
para la resolución de problemas sociales, ya que en el día a día los problemas ante los
que se enfrenta un sujeto son personales e interpersonales. Este modelo consta de cinco
fases:
– Orientación al conflicto. Identificar el problema, como una respuesta
inadecuada ante una determinada situación. Es decir, darse cuenta de los
problemas de la vida diaria.
– Definición del conflicto. Ha de ser de manera operativa, ya que es la fase
más compleja. Hay que preguntarse en términos de “qué”, “cuando”,
“cómo”,…
– Elaboración de soluciones alternativas. Mediante una “tormenta de ideas”
intentar enumerar todas las soluciones posibles.
– Toma de decisiones. En este punto hay que observar las consecuencias de
cada una de las alternativas anteriores, valorar las ventajas y desventajas
de cada opción y elegir la opción más adecuada (por ejemplo, la que más
puntuación haya tenido y preparar el plan.
– Implementación de la solución y verificación. Poner en práctica la
solución escogida y valora si se ha resuelto el problema, ya que si no ha
sido así hay que volver al punto anterior.
En este proceso se puede avanzar y retroceder por las diferentes fases para precisar y
modificar el contenido según se va generando nueva información. Solo cuando se
obtiene una solución satisfactoria o se llega a la conclusión de no hay desenlace posible,
se finaliza el proceso. Se puede aplicar esta técnica de manera aislada o dentro de un
programa de intervención más complejo, pudiendo ser, además grupal o individual.
Premisas básicas
A la hora de trabajar y dirigirse a las personas con trastorno mental grave hay que
asimilar las siguientes pautas:
– Respetar un espacio para la persona con enfermedad mental que participa en
los programas: Hay que distinguir lo que es dejadez e inercia de lo que es
eludir la interacción excesiva como medio de protección. Es necesario
respetar los espacios, por ejemplo en el caso de que y si no quieren entrar o
participar en la actividad.
– Neutralidad: Evitar los extremos, tanto positivos como negativos.
– Establecer límites: Han de ser claros y sencillos. Ayudan a crear un clima
tranquilo.
– Emplear un tono de voz moderado y un lenguaje sencillo: Hay que evitar los
gritos y hablar todos a la vez.
– Identificar y resolver lo problemas de uno en uno: para ello se ha de
empezar por el más fácil.
– Saber hacer críticas: hablar de lo que hace, no de lo que es.
– Discutir los temas de uno en uno.
– Ser específico: siendo esto una norma básica d la comunicación
– Evitar las generalizaciones: ya que tienden a crear etiquetas. Usar
expresiones como “a veces”, “últimamente”, “frecuentemente”,… en vez de
“siempre” y “nunca”, ya que son más efectivas para producir cambios.
– Ser breve: ya que repetir lo mismo muchas veces da la sensación de ser
tratado como alguien torpe o un niño.
o Negociación
Es una herramienta fundamental para conseguir lo que queremos de otras
personas, cuando se tienen intereses comunes. Es un proceso a través del cual,
las partes que intervienen en un conflicto, lo reducen o lo concluyen. Muchas
negociaciones no tienen un plan establecido lo que desencadena en fracaso, por
ello, además de las habilidades personales, hay que intentar seguir los siguientes
pasos:
– Preparación
Para la preparación de una reunión con uno de los usuarios con trastorno mental,
porque queremos conseguir algo de él (por ejemplo, que acuda al entrenamiento
en habilidades sociales, que realice un autorregistro,…) hay que planificar la
reunión y realizar un análisis donde se consideran lo siguientes puntos:
Conocerse a sí mismo.
Conocer a la otra parte (sus necesidades e intereses).
Conocer el sitio donde tendrá lugar la negociación
– Conducción.
Alude a la interacción precisa donde se lleva a cabo la negociación. Siendo la
comunicación clave del éxito.
– Implementación.
Es el momento de llevar a cabo los compromisos a los que se han llegado en la
negoción.
– Renegociación.
Si no se cumplen partes de la negociación o surgen conflictos nuevos, hay que
llegar a otros acuerdos y comenzar una nueva negociación.
o Persuasión
Es el uso intencional de las herramientas de la comunicación para forzar,
cambiar o formar las actitudes de los sujetos.
Existen unas estrategias, que fueron descritas por el psicólogo R. B. Cialdini, y
que pueden resultar útiles para aumentar el poder de persuasión para solventar
un conflicto con una persona con trastorno mental. Éstas son:
– Principio de reciprocidad.
– Principio de coherencia.
– Principio de adaptación social.
– Principio de simpatía y belleza.
– Principio de autoridad.
– Principio de escasez.