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Chavimochic y los ecosistemas frágiles

Víctor D. Corcuera Cueva


El Perú es el segundo país más megadiverso del planeta, concentra el 70% de la
biodiversidad global. Asimismo, cuenta con más de 120 especies endémicas de aves,
la más alta –y envidiable- del mundo. Estas condiciones sitúan a nuestro territorio como
un potencial destino para los birdwatchers (pajareros); en efecto, en algunas regiones,
ya se operan viajes especializados para el aviturismo. Sin embargo, a causa de la
destrucción sistemática de las áreas naturales, La Libertad está lejos de posicionarse
en este nicho de mercado.
Las Lomas Costeras, desiertos y Humedales, entre otros, han sido transformados para
ampliar la frontera agrícola, promovida por el Proyecto Especial Chavimochic (PECH).
O sea, el Estado ha permitido que se minimicen estos ecosistemas frágiles;
desestimando que éstos son espacios de refugio, nidificación y alimentación para las
aves -residentes y migratorias-.
En tal contexto y considerando que el agua, utilizada por el PECH, se origina en los
nevados de la cordillera Blanca -y que éstos tienen fecha de caducidad-; nos
preguntamos si el PECH es un proyecto ambientalmente sostenible.
Para saberlo, basta salir y explorar más allá del entorno inmediato y la burbuja
económica. Desde la cima del cerro Ochiputur, la respuesta salta a la vista. Un manto
homogéneo de color verde, ocupa el espacio donde antes había Lomas costeras. Los
monocultivos no sólo han allanado las dunas, sino también han exterminado los hábitats
de aves. La agro exportación, con la etiqueta de “desarrollo”, terminará por despojarnos
de uno de los componentes más valiosos de nuestra identidad, el Paisaje. Y con esto,
diferentes oportunidades de emprendimientos, cómo el aviturismo, por ejemplo.

Artículo de opinión publicado en el diario La Industria de Trujillo.


Trujillo, 30 de abril de 2019

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