Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
17 Primera Parte Rogerio Velasquez Ensayos Escogidos
17 Primera Parte Rogerio Velasquez Ensayos Escogidos
tomo xvii
biblioteca
de literatura
afrocolombiana 3
ministerio
de cultura
a p oya n
Dirección de Poblaciones
Biblioteca Nacional de Colombia
c o l e cc i ó n d e l i t e r at u r a
afrocolombiana
comité editorial
Roberto Burgos Cantor
Ariel Castillo Mier
Darío Henao Restrepo
Alfonso Múnera Cavadía
Alfredo Vanín Romero
M i n i s t e r i o d e C u lt u r a
Carrera 8 Nº 8-09
Línea gratuita 01 8000 913079
) (571) 3424100
Bogotá D.C., Colombia
www.mincultura.gov.co
prólogo
G e r m á n Pa t i ñ o
historia
etnografía
lit e r at u r a y n a r r ac i ó n o r a l
G e r m á n Pat i ñ o
10 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 11
12 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 13
14 G e r m á n Pat i ñ o
Historia
Hemos seleccionado cuatro ensayos para conformar el capítulo
dedicado a la historia, conocimiento profesional que impregna la
producción intelectual de Velásquez. Se trata de «El Chocó en la
Independencia de Colombia» (1965), «Apuntes socioeconómicos del
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 15
16 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 17
18 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 19
20 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 21
22 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 23
Etnografía
De la abundante producción etnográfica de Rogerio Velásquez
hemos seleccionado cuatro textos que se encuentran relacionados,
así uno de ellos no trate propiamente de una investigación etno-
gráfica. Se trata de «Instrumentos musicales del alto y bajo Chocó»
(1961), «La canoa chocoana en el folclor» (1959), «Vestidos de trabajo
en el alto y bajo Chocó» (1961) y «Gentilicios africanos del occidente
de Colombia» (1962).
Velásquez siempre tiene presente que el propósito fundamen-
tal de cualquier estudio etnográfico es describir una cultura o una
parte de ella. Su interés es comprender el punto de vista y la forma
de vida de la negredumbre, de los que pertenecen naturalmente a
esa cultura. Cuando estudia una cultura aborda tres aspectos: qué
hace la gente, qué sabe la gente y qué cosas fabrica y utiliza la gente.
Tales aspectos conforman la conducta cultural, el conocimiento
cultural y los objetos culturales. En la realidad, estos elementos
se encuentran entremezclados, pero Velásquez los identifica cla-
ramente, descubriendo el significado que la gente le asigna a cada
uno de ellos.
Por su formación en el Instituto Etnológico, Velásquez compren-
de que los estudios etnográficos tratan sobre situaciones específicas
que son investigadas en forma intensiva. Sus explicaciones sobre
aquello que indaga las entiende como válidas solo para el contexto
de la cultura estudiada. Así, aunque establezca relaciones con un
contexto global más amplio, sus conclusiones no son generalizacio-
nes sobre el mismo.
24 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 25
26 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 27
28 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 29
30 G e r m á n Pat i ñ o
5 Véase el estudio sobre las mujeres esclavas del Valle del Cauca,
que las relaciona con el marcador genético predominante
en las mujeres de Senegal, en Hurtado (2007).
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 31
32 G e r m á n Pat i ñ o
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 33
34 G e r m á n Pat i ñ o
Referencias bibliográficas
Aguirre Beltrán, G. (1940). La población negra de México, 1519-1810.
Estudio etnohistórico. México: Ediciones Fuente Cultural.
Colmenares, G. (1986). La Historia de la revolución por José Manuel
Restrepo: una prisión historiográfica. En La Independencia. Ensayos
de historia social. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura.
De Friedemann, N. (2000). Huellas de africanía en la diversidad
colombiana. En Instituto Colombiano de Cultura Hispánica.
Geografía humana de Colombia. Variación biológica y cultural en
Colombia. t. I, Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica.
Grupo Canalón Timbiquí (2003). Dejame subí [cd], Cali: Takeshima.
Hurtado, L. (2007). Buscando el pasado. En aupec (Agencia
Universitaria de Periodismo Científico) [página web]. Consultado el 7
Tr as l as h u e l l a s d e l a n e g r e d u m b r e 35
36 G e r m á n Pat i ñ o
«e xc e l e n t í s i m o s e ñ o r :
En este día me da aviso don Julián Bayer, comandante de la
Columna de Atrato, de estar sometida a la obediencia del
Soberano, la Provincia del Chocó; yo creo que esta es la última
que lo ha hecho de todo este Reino, y acaso de todos sus
dominios en América».
Introducción
41
42 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 43
44 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 45
Caminos
La posición geográfica del Chocó influyó siempre en favor de su
aislamiento. A gran distancia de Cartagena, Cali, Santa Fe de An-
tioquia, Neiva y Popayán, comenzó a crecer trabajosamente entre
bosques tropicales, praderas y páramos, farallones, contrafuertes
y pantanos, ríos violentos y de fiebres, amén de océanos difíciles
para navegar en la mayor parte del año. Estas duras condiciones
impedían e impiden todavía su salida natural al interior del país y a
pueblos del continente.
Sin embargo, lo anterior no releva a los españoles del cargo de
abandono. Tozudos y tenaces como eran, habrían podido mejorar
las trochas de los indios, aprovechar los baquianos de taludes y hon-
donadas mineras para trazar, en el corazón de la maleza, rutas de
penetración, antes que conformarse con los atajos que corrían «por
ásperos y escabrosos senderos, peñascos elevados o valles húmedos,
por laderas estrechas, derrumbas, cerros nevados, soledades, puen-
tes qué pasar, quebradas qué seguir, ciénagas, lodos y espinas qué
pisar, aguaceros continuos qué aguantar, todo a pie, de seis, diez y
quince y veinte días de largo, sin otra esperanza de víveres que los
que se llevan cargados en los hombros hasta llegar a los puertos y
embarcaderos» (Carrasco, 1945).
De Bebará a Antioquia; de Bebaramá al mismo lugar; de Andá-
gueda al Cauca; de Nóvita a Cartago; de la costa del Pacífico al Atra-
to; del Atrato al Sinú, que llevaba a Cartagena; del Calima al Dagua,
y de aquí al Valle del Cauca; de Naranjal a Sipí, y del golfo de Urabá
46 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 47
48 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 49
50 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
La provincia económica
a) La agricultura regional
Si la agricultura del Chocó en los tiempos actuales es algo de-
sastroso, la de la Colonia fue apenas de subsistencia. Diez mil ríos,
treinta o cuarenta grados centígrados de calor, humedad relativa de
85%, nubes amontonadas y electricidad atmosférica que se resuelve
en relámpagos, rayos y centellas, y precipitación pluviométrica de
8.000 a 10.000 milímetros tenían que incidir sobre la agricultura.
Como consecuencia, aparecieron el hambre, la pobreza económica
y los malestares generales que criaron las tensiones internas entre
las clases regionales.
No obstante los signos anotados, la tierra, obedeciendo la polí-
tica de los reyes, habrían podido mejorar los niveles de vida de los
habitantes. Lavado el suelo por la lluviosidad, quedaban las terrazas
aluviales de las riberas, las localidades costeras del Cario, donde es-
taban ubicadas Concepción, Mandinga y Caimán, y las veras de los
ríos que desembocan al Pacífico. Frente a estas condiciones, ampa-
radas por la hidrografía y la climatología ambientales, se alzaba el
H i s to r i a 51
52 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 53
54 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 55
56 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 57
58 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 59
60 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 61
62 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 63
64 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 65
66 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 67
68 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 69
70 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 71
72 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 73
74 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 75
ii
La nobleza
Los empleados del Virreinato en el Chocó constituyeron la no-
bleza. No fue la tal originada en la sangre o en títulos del soberano,
pues, Ots Capdequi, investigador de estos asuntos, dice a propósito:
Ni siquiera las primeras noticias llegadas a la Corte del ha-
llazgo extraordinario de unas islas misteriosas que el destino
había interpuesto en las rutas marinas del primer Almirante de las
Indias, hicieron mella importante en el ánimo de los gobernantes
ni lograron provocar el entusiasmo de las clases sociales
aristocráticas (Ots, 1941).
76 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 77
78 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 79
El sacerdocio
El Chocó, tierra de contradicciones, padeció, hasta 1810, lucha de
clases, de sentimientos y aspiraciones. Divergencias por impuestos,
esclavos, privilegios y jornales; choques y fricciones por una econo-
80 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 81
82 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
El indio
La situación social de los nativos era calamitosa en los comien-
zos del siglo XIX . Hasta 1661, el reconocimiento de la autoridad del
Rey provocaba, en Citará y Tatamá, guerrillas armadas, pactos y
compromisos de no agresión, que se incumplían con frecuencia. El
rancho indígena se vio en las cabeceras de los ríos y en los picos de
las cordilleras, en todo lugar que estuviese a salvo de perros caní-
bales que ganaban sueldos, y de hombres que cobraban impuestos
para las instituciones españolas.
Sería un error negar que la acción evangelizadora del sacerdocio
no melló asperezas ni costumbres de los naturales. En 1780, Juan Ji-
ménez Donoso los halló «dóciles y simples en su modo de explicar-
se y de portarse, viviendo sin fausto y sin ambición, adictos siempre
H i s to r i a 83
84 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
El negro
La base de la pirámide social estaba formada por negros que
valían menos que los indios. Esclavos como los moros, sus des-
cendientes estaban sujetos a los sufrimientos del titulaje. En las
ciudades o en los campos eran bienes terrenos de otros hombres,
cosas como el ganado o los cerdos, brazos para explotar o sem-
brar, bueyes que servían solo para construir heredades de pode-
rosos y letrados.
Jurídicamente todo el mundo podía conseguir piezas de ébano.
Mayores o menores de edad, varones y hembras, capaces e incapa-
ces, nacidos o por nacer, americanos o españoles europeos, seglares
o eclesiásticos, civiles o militares, nobles o del fuero común. Al feto
se le conseguían siervos para cuando pudiese gobernarlos. Para ser
amo en tierra firme, bastaba con nacer vivo, respirar veinticuatro
horas naturales, tener forma de hombre sin miembros de bestias,
ser bautizado antes de que muriese. La Ley XVI , tít. VI , partida VI ,
lo disponía de esta forma.
Comprado con oro sellado, tejos, oro en polvo o plata pura,
lotes de tabaco, azúcar, cacao, arroz, maíz, raíces, carnes o pláta-
nos, se le marcaba en la espalda, cadera o pecho, con letras o se-
H i s to r i a 85
86 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
La masa flotante
La masa flotante de la población del virreinato, estaba formada
por gente ociosa «y como tal aplicada a la rapiña y hurtos y otros
delitos consiguientes en estos» (Giraldo, 1954), escribió un día el
mariscal de campo don Antonio Manso y Maldonado. Entre tan-
tos americanos y europeos pueden situarse a negros e indios que
buscaban, al calor de las contradicciones económicas, políticas y
sociales, evadirse del gobierno que emanaba de España.
El cuadro debió ser inquietante, si nos atenemos a las considera-
ciones del arzobispo-virrey, que dice:
Se ven fertilísimos valles, cuya abundancia pide la mano del
hombre, más para recoger que para trabajar; y, sin embargo, se
hallan yermos y sin un solo habitante, al mismo tiempo que se
pueblan las montañas ásperas y estériles de hombres criminosos
H i s to r i a 87
88 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 89
90 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
iii
H i s to r i a 91
92 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 93
94 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 95
96 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 97
98 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 99
100 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
1810-1820
La noticia revolucionaria
La noticia del 20 de julio de 1810 llegó a Citará en los últimos
días del mes de agosto de ese mismo año. Ella, y el llamamiento de
la Junta Suprema a las Provincias del Reino para secundar la em-
presa con el coraje que se requería, produjeron alborozo en los que
vivían esperando. La locura disparatada y el motín irresponsable
estuvieron ausentes en esos momentos de júbilo. Si había llegado la
hora de saltar las barreras de la opresión, era necesario actuar con
serenidad, sin los inconvenientes de los alborotos.
En efecto «dice el Diario Político de Caldas», el 31 de agosto
último, 1810, se erigió en Quibdó una Junta gubernativa a
pedimiento del pueblo, con adhesión a la Suprema de esta Capital,
con el objeto de atender las necesidades políticas del territorio, sin
innovar en las relaciones de comercio y rentas de la Corona, que se
mandaron subsistir como hasta allí, mientras no se dispusiese otra
cosa por el Consejo General de las Provincias (Caldas, 1903).
H i s to r i a 101
102 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 103
104 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
El momento estelar
Sometida Cartagena por don Pablo Morillo, comenzaron los
fracasos nacionales. Dividido el ejército expedicionario que in-
vadía la Nueva Granada, se destinó al Chocó al teniente coronel
Julián Bayer, quien en seis botes de guerra salió de Cartagena, en
diciembre de 1815. Pobres y humildes labriegos, gentes de ríos im-
petuosos y peones de siembras elementales, iban a medirse con el
brillante conjunto del Pacificador, que entraba al país, inclemente
e inexorable.
La Junta de Citará, intuyendo los descalabros de los patriotas en
el Atlántico, se aprestó a la defensa. Avivando el patriotismo por
los medios a su alcance, allegó recursos de todo género, «tanto que
pudo auxiliar a don Juan del Corral, dictador de Antioquia, con 500
fusiles, dinero y otros elementos, ayuda que se envió con el capitán
Zoilo Salazar y el alférez Emigdio Cárdenas» (Domínguez, 1915).
Realizado este acto de compañerismo, el Gobierno se preparó a re-
sistir las fuerzas de la tiranía.
H i s to r i a 105
106 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
ii
El año terrible
El año de 1816 señala el comienzo de la ruina de la República.
Soldados que ocupaban ciudades y levantaban patíbulos; ejércitos
que corrompían costumbres de regiones enteras; usurpación de
bienes pertenecientes a los patriotas; aumento de alcabalas sobre la
H i s to r i a 107
108 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 109
110 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 111
112 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Sentencia de muerte
En Citará, a doce de Junio de mil ochocientos diez y seis,
estando confeso el reo del delito de infidencia, mandó el señor
Presidente pasasen a votar los señores que componen el Consejo,
H i s to r i a 113
Confirmación de la sentencia
Citará, catorce de Junio de mil ochocientos diez y seis.
Confirmo la antecedente sentencia, y ejecútese la muerte a las
cinco de la tarde de este día.
Julián Bayer.
Notificación de la sentencia
En el pueblo de Citará, a las diez y media de la mañana del
día catorce de Junio de mil ochocientos diez y seis, Don Manuel
Gil, Tercer Piloto de la Armada Real y habilitado de Oficial,
según Ordenanza General de la Armada, en virtud de la sentencia
dada por el Consejo y aprobada por el señor Teniente Coronel y
Comandante de la Columna del Chocó, Don Julián Bayer, pasó,
con asistencia de mí, El Escribano, al calabozo de la Prevención de
este pueblo de Citará donde se hallaban Tomás Pérez, Ángel Rueda
y Domingo Martínez, reos de este proceso, habiéndoseles hecho
poner de rodillas les leí la sentencia de ser el primero pasado por
las armas por la espalda y su cabeza fuese cortada y puesta en
la embocadura del río Quito con el Atrato; el segundo, de ocho
años de presidio en Cartagena; el tercero de seis años. Y debiendo
ejecutar la sentencia de cortar la cabeza a Tomás Pérez y ponerla
en el sitio prescrito, en virtud de la primera sentencia, y se llamó
a un confesor para que le preparase cristianamente. Y para que
114 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Ejecución de la sentencia
En Citará a catorce de Junio de mil ochocientos diez y seis, yo
infrascrito Escribano doy fé:
Que en virtud de la sentencia de ser pasado por las armas
por la espalda, y puesta la cabeza en embocadura del Río Atraía
y Quito, dada por el Consejo de Guerra Verbal a Tomás Pérez,
se le condujo en buena custodia en el mismo día, mes y año,
a extramuros de la ciudad, en donde estaba el ayudante de la
columna, Don Vicente Gallardo; y habiendo publicado por dicho
señor el bando que S. M. previene en sus Reales Ordenanzas, y
leído por mí la sentencia en alta voz, se pasó por las armas por
la espalda a Tomás Pérez, en cumplimiento de su sentencia, a las
cinco de la tarde del referido día, mes y año.
Y para que conste por diligencia, lo firmó dicho señor, con el
presente Escribano.
Ante mí, Manuel Gil. —Rufino Real.
H i s to r i a 115
iii
1816-1819
Los padecimientos soportados cohesionaron la raza. Unidos
los hombres por el torbellino revolucionario, comenzó la tierra a
moverse en busca de maneras eficaces para alcanzar su bienestar.
Contra el orden establecido por Sámano y sus agentes había que
maquinar, urdir, crear corrientes subterráneas capaces de despertar
las emanaciones telúricas de los que padecían. Algo les decía a los
chocoanos que la libertad no está afuera, sino dentro del corazón.
En este alentar, el pueblo contaba con las noticias del interior.
A veces se sabían levantamientos y asonadas como las ejecutadas
por los hermanos Almeida en Chocontá, Suesca y Nemocón, y otras
ocasiones se desalentaba el espíritu al conocer los insucesos de mu-
jeres como Policarpa y Antonia Santos, martirios y prisiones de ciu-
dadanos ilustres, y muertes desesperadas. Con todo, la mente y los
suspiros estaban fijos en Labranzagrande y Guasdualito, en Pore y
Chire, en Arauca y La Laguna, puntos donde se preparaba la tor-
menta definitiva contra los pacificadores sanguinarios.
116 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 117
118 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 119
Mientras estas cosas sucedían, los negros, expoliados por los te-
rratenientes, se sublevaron en Saija en 1818, «contra sus verdaderos
120 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 121
122 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 123
124 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 125
126 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 127
iv
128 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 129
130 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 131
Consideraciones geográficas
Para dar una idea de las condiciones físicas del territorio que co-
rresponde a este estudio, es bueno conocer, en forma somera aunque
sea, algunas características geográficas de los cincuenta kilómetros
que llenó nuestro recorrido. Tierra enclavada en el valle del Atrato,
participa de los factores propios de la zona de las calmas ecuatoria-
les permanentes, de la orografía de la cordillera Occidental y de la
serranía del Baudó, de las corrientes aéreas y de la densa vegetación
que crece por todas partes fuerte y vigorosa.
Región de treinta o más grados centígrados de calor, con algu-
nos vientos del Sur, en el mes de julio, plana, con agua subterrá-
nea, caños y meandros, de anchura relativamente escasa, atrae las
lluvias y las tempestades que describiera Caldas tan patéticamente.
Calor, evaporación, nubes amontonadas sobre el cielo, electricidad
atmosférica que se resuelve en relámpagos, rayos y centellas, se hu-
maniza solamente en la época seca del bajo Atrato, que coincide
con los meses de diciembre, enero y febrero. En esta fecha hay días
de verano, horizonte despejado, agua dormida en los estanques del
bosque, calma de ruidos y de vientos dislocados.
Si la humedad relativa es de 85%, los días de lluvia oscilan entre
230 y 240 en el año. La precipitación pluvial última que conocemos
arroja cerca de 8.000 mm. Ríos sin cauces definidos, suelo húmedo,
pantanos, propician la fama de que la cuenca del Atrato es, al decir
del Informe Lebret, «zona en formación o terreno formado pero
fácil para la inundación» (Comité Nacional de Planeación, 1958).
133
El río Atrato
El área anterior, sitio de nuestras investigaciones, está ubicada,
por lo dicho, en las riberas del Atrato medio, entre la boca del Ne-
guá y la desembocadura del Andágueda. En esta parte, el río pro-
porciona a los habitantes beneficios de pesca y caza, agua para sus
menesteres y terrenos mineros, sin dejar de ser motivo de belleza,
cita colectiva y fuerza de cohesión entre los grupos ribereños.
Las Mercedes, Tanando, Samurindó y Yuto, corregimientos del
municipio de Quibdó, se levantan en sus márgenes. Para estos ca-
seríos y para la propia capital del Chocó, el río es, además de lo
dicho, alcantarilla, acueducto, campo de defensa, de alimento y de
materiales de construcción. Borrado momentáneamente de su sitio,
las aldeas citadas desaparecerían como aglomeraciones humanas, y
134 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 135
136 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 137
Vías de comunicación
En los 50 kilómetros visitados, 0,43% de la extensión territorial
del municipio de Quibdó, no ven caminos carreteables ni trochas
que liguen las aldeas. Con distancias tan mínimas entre sí, ni el Go-
bierno Departamental ni el Distrital han procurado la vialización
de los corregimientos, así sean mineros o agrícolas, o que reúnan
condiciones militares, como Yuto, verbigracia.
Hoy, como ayer, el Atrato y sus afluentes suplen, con desgaste de
energía humana y pérdidas de tiempo y de dinero, esta falla civili-
zadora. Por el viejo cauce de los indígenas y los conquistadores se va
al norte y al sur de la Provincia de Atrato, en tanto que por sus tri-
butarios se busca la sierra antioqueña y la costa del Pacífico. Neguá,
Guayabal, Cabí, bajan de la cordillera Occidental, mientras Quito y
Munguidó se desprenden, en su orden, del istmo de San Pablo y de
la serranía baudoseña.
Ante esta situación, la ribera que aparece más abandonada es la
izquierda. Los pantanos que malogran su desenvolvimiento; las co-
rrientes que la atajan y la carencia de poblaciones similar a las Mer-
cedes, obstáculos serios, casi sin solución. De no existir el Atrato
138 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 139
Tiempo Ga stos
Dist.
Sitios en
en km
hor a s Alquiler Alimento
Peón
c anoa boga
Quibdó 7
10 $8-12 $1 $2-2.50
Samurindó
Quibdó- 20
7-9 $7-9 $1 $1.00
Las Mercedes
140 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Habitación
La habitación del negro chocoano es una adaptación casi inte-
gral de la del indígena, hecho que se efectuó en los campos mineros
durante la época colonial, y que se difundió por los ríos con la ex-
pansión migratoria de los esclavos después de la emancipación, a
mediados del siglo pasado. A esta vivienda autóctona la raza negra,
influida a su vez por la blanca, ha ido añadiendo artículos diversos,
tales como el caballete largo, la decoración religiosa, las paredes con
ventanas y los gallineros elevados, así como ha modificado la planta
de la choza (Fals-Borda, 1958).
La cita sirve para informar que la vivienda del Atrato medio, cons-
truida sobre estacones y guayacanes sin pulir, se levanta casi siempre
en lugares pantanosos e inundables, por haber escogido el liberto,
como sitio de descanso, la atracción de los ríos que corren incansa-
blemente. En el espacio visitado por nosotros, escapan de los fangales
muchas de las habitaciones situadas en la margen derecha del Atrato,
especialmente las de Yuto y Samurindó, por estar colocadas, como
las de la boca de Tanando, en tierra donde imperan los desagües. Las
otras corren dispersas en superficies muy húmedas.
De piso de madera o palma picada, paredes o muros de lo ante-
rior, y techo de zinc o de hojas silvestres, la casa del ribereño tiene
inseguridad y toda clase de inconvenientes. Sin protección ni defen-
sa, es desagradable a la vista, pobre en belleza exterior e inadecuada
para su destinación. Divisiones internas, ventilación e iluminación,
drenaje, basurero y albergues de animales domésticos llevan a pen-
sar que la vivienda chocoana se quedó atrás en el evolucionar de la
República.
H i s to r i a 141
142 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 143
144 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 145
Alimentación
La del grupo estudiado se caracteriza por una gran abundancia
de plátano, yuca, maíz, ñame, panela, sal, ají, ya que pescado y carne
frescos, legumbres, huevos, leche se toman en pequeñas cantidades.
Esta dieta debe ser estudiada por los entendidos en la materia para sa-
ber si ella merma el rendimiento en los trabajos, predispone a enfer-
medades o es buena para hombres que se mueven en oficios pesados.
Necesidades superiores obligan al campesino a vender las escasas
verduras que cultiva, los huevos que alza de los gallineros, el cerdo
que logra engordar, el pescado cogido. Los pobres no saben de ruina
fisiológica, sino de deudas y enfermedades, de falta de vestuario y
de compromisos. Para satisfacer las unas y mejorar los demás, el
atrateño vende la carne de guagua o de saíno, de perdiz o de guatín,
de tatabro o de loro, de cuzumbí o de ardilla, de mono o de arma-
dillo, de tortuga o de pescado. Nada le importa alimentarse después
con las sobras de la cacería o con huesos de res, sardinas menudas,
tripas, patas y cabezas de cerdo. Los enlatados como el salmón, por
ejemplo, quedan para Semana Santa o Nochebuena.
Con el dinero recibido, se procura nuevos alimentos de tienda:
sal, carne sinuana, casi siempre en mal estado, harinas de queso
costeño, panela, arroz, manteca, pan en escasa proporción, carne
salada de manatí, pescado mareño traído de Cartagena, café, azú-
car, tabaco y frisoles, para fechas especiales. En el mes de nuestro
recorrido, en las familias encuestadas en Las Mercedes no se había
tomado leche ni comido lentejas; en Yuto, lentejas y mantequilla; en
146 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 147
148 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 149
150 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Tradición
a) Vestido de hombres libres y ricos. «Andaban casi desnudos: el
pie en el suelo, una camisa de listado y unos altos y estrechos pan-
talones de dril» (Espinosa, 1944).
b) Vestido de esclavas. «Un retal de bayeta amarilla sujeta a la
cintura, la cubría hasta cerca de la corva si bien abriéndose más o
menos inoportunamente a lo que caminaba; el cual constituía todo
su vestido junto con un pañuelo rabigallo atado por sus dos puntas
sobre la nuca y por las otras dos en los lomos, formando por delante
del pecho un velo undoso y desleal que hacia traición cuando no al
calor, al volumen» (Espinosa, 1944).
c) Vestido de esclavos. «van con pantalones de fula sin camisa»
(Espinosa, 1944).
d) Vestido de libres 1935. «Unos encerados, mal acondicionados
y que casi siempre son prendas de vestir» (Andrade y Gartner,
1935).
H i s to r i a 151
Un overol $14.00
Ropa de cama
152 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Enfermedades
Aunque el negro vive en plena naturaleza, con sol por todas par-
tes, respirando aire puro y vigorizador, está colocado, sin embargo,
en un ambiente donde crecen los parásitos y microbios que minan
su salud. Uncinariasis, malaria, coto, reumatismo, secuelas piáni-
cas, ictericia, neumonía, pulmonía, venéreas, enfermedades intesti-
nales, lombrices, disentería, fiebre tifoidea, viruela, sarampión, tifo,
tuberculosis, problemas menstruales, enfermedades de la piel, cara-
te, ceguera prematura, abortos, mordeduras de culebras, epilepsia,
debilidad general y cerebral, pasmo, mal de ojo, etc., son las princi-
pales endemias del Atrato medio que nos fueron reveladas.
Del origen de las enfermedades no se dice sino que ellas son
mandadas por Dios o «puestas» por un enemigo. La falta de ins-
trucción no deja ver el suelo lleno de larvas de uncinariasis que se
recogen por los pies, ni los mosquitos de los pozos que están cerca
del rancho, ni los ataques del recién nacido que provienen del mal
corte del cordón umbilical. La ignorancia no ve la falta de sanidad
del poblado, de los animales y cultivos, y carga contra los hechizos
productores de sapos, culebras y tortugas, contra la tuberculosis
que «seca» el cuerpo «porque sabandijas internas están succionan-
do a toda hora la sangre del paciente».
Pero la razón de ser de las enfermedades está en ese mundo sin
sanear cargado de moscas, hormigas, comejenes y gorgojos; en la
convivencia con animales sin vacunar que se cuidan más que los
H i s to r i a 153
154 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 155
156 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
«Pasmo» de 10 a 12
Pulmonía declarada de 14 a 16
Diarrea de niños de 8 a 12
Diarrea de adultos de 12 a 16
«Ahogo» de 5 a 12
Asma de adulto de 12 a 16
«Pechuguera» de adulto de 5 a 12
«Mal de ojo» de 12 a 16
Mal de lombrices de 10 a 12
Picaduras de culebras de 30 a 40
H i s to r i a 157
Migraciones
«A los costeños les gusta mucho andar, y por quítame allá esas
pajas emprenden viajes de días y días» (Merizalde, 1921). Se movili-
zan en canoas y por caminos, con sus mujeres e hijos, por fricciones
y rozamientos con las autoridades, por hurtos y robos en las fincas
que no se castigan, por cambiar de oficio en los departamentos ve-
cinos o en las aldeas panameñas, por fidelidad al pasado de la raza
que los hizo descubridores con Vasco Núñez de Balboa, y coloniza-
dores de alta guía con los patrones de los minerales.
Pero los movimientos migratorios del Atrato se originan, antes
que por lo dicho, por las razones siguientes:
Impacto de la geografía. Desde la época colonial, el padre de los
atrateños es el río.
La situación baja, pantanosa y anegadiza de lo interior de estas
montañas no tiene otro recurso que el de las vegas que hay distantes
unas de otras en la longitud de los ríos, en ellas residen precisamen-
te dispersos los mulatos, zambos y negros libres de dichos partidos,
para cultivar y subsistir con sus familias, alimentándose con los men-
cionados frutos y la miel que benefician de la caña y haciendo comer-
cio proporcionado a sus cosechas con los mineros y los pueblos y con
las gentes de otros ríos (Archivo Nacional de Colombia, 1954).
158 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 159
160 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 161
162 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Escuela
Las personas censadas por nosotros fueron 1.212 entre hombres,
mujeres y niños de ambos sexos, es decir, el 0.34% del total del mu-
nicipio de Quibdó que cuenta, según el censo de 1951, con 35.364
habitantes. De nuestra cifra hallamos el 58% de analfabetos. No hay
que olvidar que la capital del departamento mantiene en la actuali-
dad 18.529 individuos sin conocer las primeras letras, y el Chocó en
general 66.713.
En las 250 familias que sirvieron para nuestro estudio se regis-
traron 509 niños de ambos sexos. Descartando a los menores de
siete años, que no van a la escuela todavía; sin tener en cuenta al
10% de enfermos imposibilitados para recibir instrucción oficial, los
restantes no aparecieron todos matriculados en las cabeceras de los
corregimientos, por las causas siguientes:
Trabajo de menores
Desde muy temprana edad el hijo del campesino chocoano em-
pieza a trabajar con sus padres o personas mayores. En los primeros
días se le conduce como observador de las faenas, a fin de que el apren-
H i s to r i a 163
164 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Segundo año 50
Tercer año 45
Cuarto año 15
La lejanía de la escuela
Vimos llegar a los caseríos grupos de estudiantes en canoas v
champanes manejados por ellos mismos. Un viaje de dos o tres ki-
lómetros siguiendo los meandros del río, con libros y cuadernos en
H i s to r i a 165
166 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 167
168 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 169
170 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Cuarenta y tres años más tarde, don Jorge Brisson, que visitó el
Atrato medio desde Andágueda a Quibdó, dice de la educación:
No hay ley, no hay instrucción ni escuela alguna, y se puede has-
ta admirar que en este estado casi salvaje se halle todavía una gente
que sepa conocer la dignidad del hombre y algunos de los deberes
elementales de la sociedad (Brisson, 1894).
Estudio de la propiedad
Para tener idea de la tradición de la propiedad territorial del
Chocó, es necesario conocer la historia de las regalías y concesiones
españolas, la propiedad de los libertos y la de los negros actuales
H i s to r i a 171
Por este mandato la provincia del San Juan se vio dividida entre
veinticuatro mineros de Popayán y Santafé y algunos señores del
lugar, según escribió en su «Diario» el capitán Joaquín Acosta en
1820 (Acosta, 1901).
Como tierras de pan sembrar fueron adjudicadas las del Chocó,
costa del Pacífico y las inmediatas al río Telembí, en el antiguo Can-
tón de Barbacoas. Debían servir para el sostén de los esclavos. Más
tarde, gracias a la magnanimidad de virreyes, presidentes y ministros
172 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 173
174 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 175
176 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 177
178 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 179
180 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 181
182 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 183
184 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 185
186 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 187
188 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 189
190 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 191
192 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 193
Cerdos 130
Gallinas 2.500
Ganado vacuno 24
Gatos 16
Perros 74
194 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 195
Valor del
Nombre del produc to Frutos Total $
fruto $
Almirajó 16.140 0.28 4.519.20
Aguacate 15.429 0.28 4.320.10
Badea 1.191 0.25 297.75
Bacao 576 0.18 103.68
Borojó 2.520 0.45 1.134.00
Cacao (en quintales) 5.077 180.00 913.860.00
Caña (en toneladas) 2.880 250.00 720.000.00
Coco 210 0.35 73.50
Guanábana 195 0.75 145.25
Guayaba 582 0.05 29.10
Limón 99.000 0.07 6.930.00
Naranja 1.020 0.05 51.00
196 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
Yuto $14.64
Samurindó $19.64
Tanando $29.00
L a s Mercedes $30.00
d) Jornales. El valor de los jornales diarios que
perciben los obreros es como sigue:
Agricultura
Socola $4.00
Tumba $5.00
Siembra $4.00
Repicada del monte$4.00
Zanjeo $5.00
Cogienda de maíz o arroz $3.00
H i s to r i a 197
198 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 199
200 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 201
202 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
N° de
Tare a s Valor Totales
jornales
Socola 6 $24.00 $24.00
Corte de árboles o tumba 6 $30.00 $30.00
Siembra 4 $16.00 $16.00
Total general $70.00
H i s to r i a 203
N° de
Tare a s Valor Totales
jornales
Socola 4 $16.00 $16.00
Tumba 6 $30.00 $30.00
Repicada de monte 4 $16.00 $16.00
Siembra 6 $24.00 $24.00
Total general $86.00
N° de
Tare a s Valor Totales
jornales
Socola 6 $24.00 $24.00
Repicada de monte 4 $16.00 $16.00
Siembra 6 $24.00 $24.00
Deshierbe 4 $16.00 $16.00
Total general: $80.00
204 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 205
206 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 207
208 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 209
210 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 211
Referencias bibliográficas
Espinosa, M. (1944). Viaje al Chocó. Bogotá: Publicaciones del periódico
Comandos.
Fals-Borda, O. (1957). El hombre y la tierra en Boyacá. Bogotá: Ediciones
Documentos Colombianos, Talleres Gráficos Antares.
212 Ro g e r i o Ve l á s q u e z
H i s to r i a 213