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Viajar a través de la intensidad

~apunte formación masaje Tantra 2020~

El viaje de abrirnos a los flujos de intensidad que nos componen, que somos, es un viaje de sutiles y
progresivas transformaciones y aperturas. No es que de un día para el otro zaz, ya está. Es más bien
un largo proceso, repleto de diferentes matices.

En este movimiento es importante que aprendamos a reconocer nuestras tendencias, para ir


aprendiendo a abrirnos a un movimiento cada vez más genuino. En este artículo proponemos
agudizar esta escucha de nuestros patrones en los modos de vivenciar la intensidad a través de la
respiración, y posibles movimientos que nos lleven a una apertura cada vez más profunda y total.

En principio, parece que hay dos tendencias básicas en nuestro modo de habitarnos. La tendencia a
la tensión y la tendencia a la laxitud. Aquellxs con tendencia a la tensión suelen tener una necesidad
de generar distintos tipos de situaciones que permitan vivir esta tensión, situaciones de exceso o de
conflicto o adrenalina en las cuales el cuerpo necesite sostener una alta carga. Por otro lado,
aquellxs con tendencia a la laxitud suelen querer evitar este tipo de situaciones, inclinándose por
aquellas situaciones cómodas donde el cuerpo pueda descansar y entregarse. Los flujos de
intensidad se mueven de diferentes formas, diferentes graduaciones, y la corporalidad que
necesitamos para habitar estos flujos es cada vez diferente. Abrirnos a los flujos es abrirnos al
movimiento, al vértigo extático de transformación constante.

Seguramente todxs podemos reconocer ambas cosas en nosotrxs, momentos de tensión y momentos
de laxitud. Pero el vínculo suele ser a través del miedo y el colapso. Ir a extremos de tensión hasta
que colapsamos y caemos en un extremo de laxitud, del cual salimos con un gran esfuerzo. O ir a un
extremo de laxitud hasta tocar la depresión y el sinsentido y, entonces, en el mejor de los casos,
activar. Diría incluso que es más difícil moverse del extremo hiperlaxo que del extremo hipertenso,
pues este último tarde o temprano lleva a un colapso corporal.

El reconocimiento de estos patrones necesita estar acompañado a su vez del entendimiento,


abandonando nuestra tendencia inmediata a juzgarnos por representar tal o cual patrón. Es
inevitable estar reproduciendo un patrón. La posibilidad de realizar ajustes creativos dentro del
movimiento creo que reside en el aprendizaje de hacer espacio para poder observarlos/habitarlos sin
juicio. Reconocer el patrón mientras sucede y, en lugar de juzgarlo, habitarlo con consciencia. Ni
dejar que se reproduzca con inconsciencia, ni querer modificarlo a fuerza de represión, rigidez y
autoexigencia. Comprender que somos criaturas reactivas, que eso va más allá de nuestra elección,
y aprender lentamente a dejar de creernos estas reacciones como verdades. Un lento proceso de ir
abriéndonos. Cuanto más aprendamos a amar nuestras reacciones, más podremos cambiar
amorosamente su curso mientras suceden. Es muy sutil comprender la diferencia entre esta
represión, rigidez y autoexigencia, a un ajuste creativo que nace del habitar consciente y amoroso. Y
es esta la gran diferencia que puede llevarnos a una vida creativa, o mantenernos en un gran patrón
que es el de la represión, la rigidez y el miedo, los patrones detrás de todo patrón.

Reproducimos patrones por miedo. Porque si no hay patrón, hay cambio, hay abismo. El terror a la
novedad nos lleva a repetirnos, una y otra vez. Incluso dentro de circuitos sumamente
autodestructivos. Por eso no es que oh, reconozco un patrón y ya está. El intento de reprimir solo
potencia el patrón (y paradójicamente suele formar parte de un proceso de transformación…
¡tampoco se trata de juzgar la represión!). Solo a través de un lento -y muchas veces duro- proceso
es que podemos ir descubriendo la creatividad que nace de la entrega y la confianza, la de sentirnos
parte de un proceso-mandala inteligente, de un movimiento “divino”. Esto no es para alejarnos del
patrón, sino, por el contrario, para comprenderlo parte de un gran mandala. Entonces podemos
habitarlo sin juzgarlo. Entonces puede nacer la creatividad.

Vamos ahora a enfocarnos concretamente en este movimiento y estas tendencias dentro de la


respiración. Ofrecemos un degradé de intensidades respiratorias, de la más fuerte a la más sutil,
facilitando así la toma de cosnciencia de nuestras tendencias y la posibilidad de descubrir nuevos
espacios dentro de nuestra corporalidad respirada. En la práctica de la respiración tántrica, siempre
nos referimos a una respiración circular-conectada.

Respiración por boca, énfasis en exhalación soplada (sonora)

Esta respiración está más ligada a la descarga-catarsis. Ofrece una profunda liberación de las
corazas a nivel celular, y la limpieza de canales energéticos que nos componen. Tiene gran utilidad
cuando necesito movilizar lo estancado, cuando estoy atrapado en la inercia. Si tiendo a ir hacia lo
más tenso, puede que me quede atrapado en habitar únicamente esta respiración, perdiéndome de
intensidades más sutiles.

Es una respiración que fácilmente puede traer tetania, o dejarme anclade en la catarsis. Tiene el
riesgo de generarme un apego a la intensidad más densa.

Respiración por boca, énfasis en exhalación sin-control (sonora)

Esta respiración se realiza con la mandíbula abierta, sin soplar el aire que sale sino dejando que
salga por su propio movimiento. Es otra modalidad de la descarga, que permite otro tipo de
contacto. Puede estar ligada también al goce intenso. Mientras que la anterior es una intensidad pura
de descarga, esta segunda está muy ligada también a la liberación de nuestra capacidad
autoexpresiva y gozosa.

Si solo me quedo en esta, no tomo contacto con la parte también de la inhalación (o sea, lo
receptivo.) y posee el mismo riesgo de no entrar en lo sutil.

Respiración por boca, énfasis en inhalación (sonora)

Al mover el énfasis a la inhalación, incorporo más la otra parte del circuito. Si tengo una tendencia
a ser más emisive, esto nos hará entrar en contacto con nuestra cualidad receptiva, descubriendo
todo lo que se nos mueve en relación al recibir. Sigue siendo una respiración con altos grados de
intensidad, solo que ahora completando más el circuito. En esta respiración, la exhalación
simplemente sucede, y me puedo dar cuenta de mi vínculo con el tomar y con el “soltar” (distinto al
emitir).

Respiración por boca (sonora)

Me refiero ahora a una respiración donde, navegando un mismo grado de intensidad, soy consciente
ahora tanto del dar como del recibir. Habito ambas partes, completo el circuito. Integro las
polaridades y tomo consciencia de ambas partes, del momento de recibir y del momento de emitir.
Cómo es abrirme a una receptividad completa, a recibir la totalidad del instante, y cómo es emitir la
totalidad que soy. Qué partes intento que no entren y qué partes intento que no salgan. Qué partes
creo que no deberían entrar y qué partes creo que no deberían salir.
Respiración por boca (sin sonido)

Esta respiración nos permite entrar en contacto con una capa más sutil de los flujos de intensidad-
goce. Permite muchas veces ir más profundo que cuando solo me quedo en las capas más intensas.
Es un entrar de lleno en una consciencia más celular, un éxtasis más sutil del universo danzando en
nosotrxs.
Si solo me quedo en esta, corro el riesgo de ir hacia la somnolencia, la inhibición o la anestesia.
Hacia “quedarme dormido”, o desarrollar una adicción a lo más sutil, negando más el aspecto
salvaje o in-tenso.

Respiración por nariz

Esta sería una capa aún más sutil muchas veces, permitiéndonos también establecer un profundo
contacto con el vacío fértil de existir. Presenta riesgos similares a la anterior. Sirve también en casos
en que necesitemos generar concentración y control.

Integración

La propuesta del Tantra siempre es la de realizar una integración. A partir de esta información,
potenciar nuestra práctica y nuestra investigación para llevarnos a integrar nuestras polaridades
internas y vivir la plenitud de ser quienes somos. No hay una fórmula, no hay una receta. Es una
investigación viva que sucede en cada corporalidad, y se enriquece en el vínculo y la convergencia
con otras corporalidades. Es importante también la función del terapeuta, facilitador, o maestro, que
requiere un fuerte entrenamiento en reconocer estas tendencias y un grado de contacto que permita,
al mismo tiempo, frustrarlas y contenerlas -aprendiendo a reconocer cuándo es momento de una
cosa y cuándo es momento de la otra, cuándo simplemente la acompaño y cuándo la frustro y
propongo un movimiento. En esto se puede también meter mucho el ego y las tendencias del
terapeuta, facilitador o maestro. De esto y de los juegos de poder asociados hablaremos más
adelante.

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