SentENCIA TOP2

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RIT N° 328-2018.-
RUC N° 1.700.136.092-2
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Delito: Femicidio, condena.
San Bernardo, doce de febrero de dos mil diecinueve
VISTOS
Ante el Tribunal de juicio oral, se llevó a efecto la audiencia de la
causa RIT N ° 328-2014, seguida en contra del JOSÉ FELICIANO
VALENZUELA TELCHE, C.I. N° 18.055.188-3. nacido en Santiago, el 21 de
noviembre de 1991, 27 años de edad, soltero, 7° básico rendido,
comerciante ambulante, con domicilio en Avenida Balmaceda N° 721
departamento N° 21, San Bernardo.
Sostuvo la acusación el Ministerio Público1 representado por la Fiscal
Adjunta subrogante, doña Tatiana González Jiménez. Por la querellante
comparece, Sebastián Farías Flores, por el Servicio Nacional de la Mujer y
Equidad de Género, en representación de Roxana Ibacache Miranda. La
Defensa, a su turno, estuvo a cargo del Defensor Penal Privado, Luis
Carmona Riady. Todos intervinientes con domicilio y forma de notificación
que constan en el Tribunal.
C O N S I D E R A N D O
I.- Supuesto fáctico, participación y pretensión punitiva.
1°) De la acusación.- El MP fundó la acción penal de su competencia en lo
siguiente: “Que con fecha 08 de febrero de 2017, siendo aproximadamente
las 19:00 horas, en el domicilio ubicado en Avenida Balmaceda 721,
Departamento 21, San Bernardo, el imputado José Feliciano Valenzuela
Telche, conociendo las relaciones que los ligan, le efectúo con un arma tipo
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En adelante MP
AZENETH JOQUEBED AGUILAR HEBER MANUEL ROCCO MARTINEZ CARLA MARIE AUDE VILLEMUR
NAVARRO Juez Presidente TORRES
Juez Redactor Fecha: 13/02/2019 07:10:22 Juez Integrante
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escopeta un disparo a la víctima, su conviviente Maribel del Carmen Gormaz
Ibacache, quien a consecuencia de lo cual falleció producto de un
traumatismo cráneo encefálico por perdigones balísticos”.
Este sustrato fáctico, en opinión de los acusadores configura el delito
de femicidio, previsto y sancionado en el artículo 390 inciso 2° del Código
Penal2, en grado de consumado, correspondiéndole a participación en calidad
de autor.
Agregó que no concurren en la especie las circunstancias modificatorias
de responsabilidad penal. En consecuencia, propone la pena de presidio
perpetuo simple, más accesorias legales y la de sujeción a la vigilancia de la
autoridad por el máximum que establece dicho código, más las costas de la
causa. A todo lo cual adhirió el querellante precitado.

En sus alegatos respectivos, en síntesis y en lo que importa, el MP
sostiene que ha probado los tres ítems mencionados en su apertura.
En cuanto a la relación e convivencia, indica que no hay definición
legal3, y lo aborda desde doctrina a jurisprudencia.
Luego se refiere a los testigos que declaran acerca de la situación
sentimental que había entre los involucrados, testigos que dan cuenta que
ambos tenían un plan de vida en común, estabilidad y permanencia en el
tiempo, en los términos que estos señalaron, como también aludieron a la
existencia de un hijo, lo que prueba con la documental incorporada.
Prosigue haciendo presente que, en cuanto a que dicha convivencia
estaba enmarcada dentro en un contexto de violencia intrafamiliar 4 , lo
confirmaron la madre de Maribel, doña Roxana Ibacache y la testigo
protegida MCTG, las más cercanas a ella, quienes son contestes en que
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En adelante CP
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Yerra en ello el MP, existe la ley 20.830, que la define.
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En adelante VIF
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vieron lesiones en el cuerpo de doña Maribel, en más de una oportunidad,
además de la documental que indica, donde la misma ofendida se refiere a
aquello; doña Cecilia Espinoza declara que vio lesiones en el cuello y boca,
como también que escuchó que Maribel era maltratada físicamente por su
conviviente.
En cuanto a la participación dolosa en calidad de autor de José
Valenzuela, explica lo que entiende por el elemento subjetivo del tipo, dolo
de matar, dice, en este caso a la persona de su conviviente y dicha acción va
a redituar en un resultado querido o al menos asumido por el autor.
Concerniente a hechos objetivos para probar que existe dicho
elemento subjetivo, se trata, afirma, de una acción dirigida a la cabeza de la
víctima, fue un disparo certero, así lo señala doña Vivian Bustos. En lo demás
describe la “calidad” de las lesiones que presenta Maribel Gormaz. Se
refiere a las fotografías forenses y al sitio del suceso5, recordando que se
tratar de una herida única y lo que informó al respecto la perita Vivian
Bustos. El certificado de defunción, que indica el deceso a las 19 horas.
Concluye el punto, diciendo que bastó solo un disparo para que la muerte
ocurriera, porque lo dirigió hacia un órgano vital.
A ese fin, se explaya, en suma que doña Maribel trató de reaccionar,
según lo dicho por el perito químico Esteban Moraga, quien señaló que ella
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tenía los rastros de sustancias químicas que señala, en altas
concentraciones, tanto en la palma como en el dorso de la mano, el cual
también indicó que para dicha concentración, las palmas debieron estar
elevadas del cuerpo, enfrentando el halo del disparo. Don Cristian Rodríguez,
funcionario de la BH al momento de observar el cuerpo de la víctima logra
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En lo sucesivo SS
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Se entiende producto de la deflagración de la pólvora
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ver un perdigón entre las capas de la piel en la mano derecha de la occisa y
afirmó que es explicable porque ese miembro debió haber estado en
elevación, cercana al área de la herida principal. Indica que hubo testigos
que mencionaron se trata según la literatura de una maniobra defensiva. Lo
mismo dice la perita Vivian Bustos, quien menciona que las manos pudieron
estar en el área cercana a la zona que se trata de “rebote de los
perdigones”, en este caso, la cabeza. Todos ellos, propone, son contestes en
la acción defensiva.
Respecto del arma que se utilizó, recuerda que no se encontraba
inscrita, ni tenía el acusado permiso de porte, que es de tipo escopeta,
calibre 12, de alto poder de destrucción. Alude, en fin, al informe de la

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Dirección General de Movilización Nacional , acerca de lo primero
mencionado.
A continuación como otro sustento para estimar que estamos ante un
dolo, dice, se remite al tipo de relación existente entre doña Maribel y el
hechor, afirma que la misma se dio en el marco de VIF, pues sus testigos
informaron acerca del control que ejercía el acusado sobre ella, las
agresiones física de que era objeto, como también el control económico que
practicaba respecto de la víctima.
En cuanto al actuar posterior, recuerda que no prestó auxilio
inmediato y huye del lugar, el auxilio que pidió fue a unos vecinos quienes no
tienen conocimientos al respecto, se deshace del arma homicida, la saca
escondida, la bota, se baña y luego va a la comisaría. En suma respecto del
arma, dice que esa conducta pudo significar que el arma estaba en perfectas
condiciones.
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En lo sucesivo DGMN
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Finalmente, postula que para el caso que se estime dolo eventual, la
tendencia actual, es considerarlo dolo suficiente para configurar el dolo de
femicidio.
Alegatos querellante institucional.
También en síntesis y en lo pertinente, sostiene que, en su opinión son
hechos no discutidos, que en la fecha señalada el acusado disparó sobre
doña Maribel; Doña Vivian Bustos, indica que hubo un disparo a corta
distancia. El vínculo de convivencia con un hijo en común y que el lapso de la
misma es de a lo menos 6 meses.
Añade que tampoco existe discusión acerca del dolo directo, en
cuanto a las relaciones que ligaban a los involucrados.
En lo que atañe a la intención de dar muerte a la víctima, la
fundamenta primero, aludiendo a momentos previos. Recuerda que una
semana antes el acusado adquiere un arma en el mercado informal, con las
municiones. Momentos antes del mismo día de febrero, el acusado dice que
descarga el arma, le saca 3 o 4 cartuchos y la vuelve a esconder debajo del
sillón. Las municiones no estaban, lo que indica que el arma nunca fue
descargada, porque no hay testigos que afirmen aquello. En segundo lugar,
instantes coetáneas, él sube tras la víctima, no le habla, saca el arma
debajo del sillón, se posiciona en la puerta de la habitación, con el dedo en el
disparador. Alude a que las armas requieren una fuerza de un kilo para ser
disparadas. Maribel levanta las manos frente al arma. El perito químico dijo
que había un alto porcentaje de elementos químicos en las manos de la
víctima. Respecto de lo dicho por doña Vivian Bustos, da cuenta que a lo
menos alguna de las manos estaba en elevación. Los momentos posteriores,
él huye hace una escena de pedir ayuda, llevaba el arma en las manos, los
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testigos lo ven salir con el arma en las manos. Luego casi una hora y media se
va a entregar a la comisaría cercana. En ese momento estaba ya identificado.
Todo lo anterior, precisa, demuestra que el acusado tuvo la intención
de disparar al rostro de la víctima, a corta distancia, con un arma de alto
poder de fuego. Finalmente se da a la fuga, por tanto, esto da cuenta de un
actuar doloso de su parte.
Del contexto de VIF, indica, hay testigos que confirman la existencia
de violencia física, psicológica y económica, en los términos que señala.
Cuando él sale de la cárcel ella se va a vivir con él, estando ya embarazada,
la madre informa una serie de actitudes de su hija, que le indicaban que
estaba mal. Además le dio un golpe en su presencia. Cuando la madre llega al
departamento con Dylan la ve llorando y se da cuenta que tenía huellas de
golpes, lo mismo dice la testigo protegida, da cuenta que existía un hecho de
violencia en ese sentido.
La testigo Cecilia Espinoza dijo que pudo apreciar lesiones, ella no ve
por qué doña Roxana iba a mentir. Los vecinos dicen que no vieron
discusiones entre ambos, pero no tenían relaciones cercanas con esta pareja.
Recuerda que la VIF ocurre en privado.
2°) La Defensa técnica.- Este interviniente en sus alegatos de
rigor básicamente y en lo pertinente, epresa que hay testigos presenciales
que descartan la existencia del contexto VIF y en su oportunidad recuerda
al tribunal el contenido del artículo 341 del Procesal Penal. Al respecto
indica que el MP no incluyó en su acusación el contexto de VIF, por tanto,
estima que, si se trata de vincular hechos anteriores, que no forman parte
de la acusación, hay incongruencia. En consecuencia, llama a valorar
negativamente lo dicho por los testigos familiares de la occisa, en lo que a
dicho punto se refiere y cuestiona los documentos de Facebook incorporado
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pues, por su origen “no dan fe de nada”. A ese fin, menciona que la misma
deponente que el MP dice conversaba con Maribel, se equivoca en las fechas,
da fecha de los documentos, el tribunal resolvió, sin perjuicio de lo que se
valore, por tanto pide ponderar esa prueba en forma negativa.
Concerniente a la prueba pericial, alega que hubo preguntas
acomodaticias a los peritos, lo que se “debe ver”, postula, es la trayectoria
en el cuerpo de la occisa, para dar cuenta de si hay dolo de matar. Expresa
que Maribel, sentada en una cama de un metro o menos de un metro, siendo
su estatura de 1.56 y la del acusado 1.73, sin embargo el disparo fue hacia
arriba y no hacia abajo.
Así, propone, si nos estamos a la lógica y máximas de experiencia, si
se hubiera querido realizar un disparo artero a una persona, ¿por qué el
disparo se hace sobre una persona que está mucho más abajo, hacia arriba?
En su concepto, debería ser lo contrario y la proyección de los ‘tejidos
cerebrales’ serían hacia la cama, no hacia el techo8.
En cuanto a la postura defensiva, también se remite a las máximas de
la experiencia, para afirmar que si hubiere dolo directo Maribel se tenía que
haber dado vuelta completamente. A este fin, se remite a lo dicho por la
perita Vivian Bustos, en cuanto que tenía las manos en elevación y demás,
enfatiza, y “la cara de Maribel ligeramente corrida”.
Cuestiona, asimismo, que las manos de Maribel tuviesen trazas de
sustancias químicas por la deflagración de la pólvora, en los términos que
menciona, Dice que ella tenía las manos en elevación según la perita Vivian,
eso genera que las manos tengan trazas de plomo y antimonio, esa es la
prueba científica.
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Esta última es una afirmación aventurada de la Defensa, por lo reducido del número de manchas allí.
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Respecto del “testigo que era médico veterinario”, dice, éste afirma
que había “heridas incrustadas dentro de las capas de la piel”, pero en el
examen de la autopsia no había ninguna lesión. La explicación que se da es
“heridas de rebote”, pero según la posición del cadáver, la herida principal
estaba hacia el suelo y la mano derecha hacia el suelo, “apoyando con el
cuerpo”. Se entiende si hubo varios perdigones, pudo adosarse un perdigón
ahí, pero no se entiende una herida defensiva, porque también lo dijo la
perita.
Concerniente a la intencionalidad y el dolo directo, se remite a lo
resuelto por la Corte Suprema en el rol 1908-2017, en cuanto que el dolo
directo debe ser probado en juicio. Dice al respecto que (en este juicio)
existen suposiciones o presunciones “a que la acusadora puede llegar”.
En cuanto a la VIF, expresa, ese mismo día los testigos del MP no ven
una situación de violencia ni discusión. Si alguien quiere el resultado no llama
por auxilio, no se desespera, aquí existe un descontrol, afirma.
De la manipulación del arma de fuego, menciona, aquí no se pudo
encontrar los cartuchos, la declaración de su representado dice que cuando
extrae los proyectiles los deja en la mesa, esa prueba es corroborada por
“un testigo “ que los ve en la mesa, pero después se desdice, está
corroborado.
En lo que atañe a los protocolos para las fuerzas armadas y de orden
y seguridad respecto de la manipulación de un arma, manifiesta, “hablan de
tres veces” para la revisión del arma después de sacar las municiones, pero
cuando su representado supuso que había extraído todas las municiones, por
tanto, se dan los presupuestos de la culpa consciente, del delito culposo, él
falló en sacar los cartuchos y no revisar. Añade, el segundo elemento del
delito culposo, es la falta de cuidado, desde su perspectiva y para el dolo
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eventual, la mera representación según la Corte Suprema no es suficiente
para configurarla, falta un hecho objetivo.
Reitera que su representado debe ser condenado por un delito
culposo, cuasidelito de homicidio, la VIF, no fue corroborada, pues los
propios vecinos que eran familiares de Maribel, no dan cuenta que existe,
entendieron había una buena convivencia, siendo gente que vive al lado y
abajo (del departamento de ésta).
Recuerda finalmente los dichos de la tanatóloga acerca de que la
declaración de su representado es coincidente (con lo que ésta menciona por
cierto) y que la intencionalidad, solo son elucubraciones de un supuesta fase
de agotamiento del delito.
3°) Declaración del acusado.- Este interviniente optó por declarar
en la audiencia.
Concerniente a los puntos que abordó en su discurso, es posible
concluir que fue aclaratorio en general para estos jueces, habida cuenta que
comprendió aspectos relevantes de los elementos objetivos del injusto por
el cual se le condenó.
En cuanto contexto en que dio muerte a su conviviente, lo hace
consistir en que, en forma previa, en la fecha de la acusación, alrededor de
las 18 o 18:30 se hallaban fuera del departamento que compartían, en
compañía de las vecinas que identifica con sus nombres de pila y, ella subió
por una ropa para el bebé, luego 9 subió él también a su vivienda, para
cambiar la escopeta desde la sala del living hasta el dormitorio y dejarla
debajo de la cama, eso indica, no podía hacerlo solo. Añade que “tenía el
arma bajo del sillón donde está la tele”. Su mujer (Maribel Gormaz) estaba
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La testigo Lorena Gonzáles dice que él subió luego de 5 minutos.
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sentada en la cama, él saca el arma para guardarla, porque como estaba la
puerta abierta, andaban los niños jugando.”
Concerniente al momento específico ilícito.- Lo explica diciendo que
sacó el arma desde debajo del sillón, llevándola en sus manos con el cañón
hacia adelante y más arriba de la cintura. Entra a la habitación, no alcanza a
dar ni un paso y le dice a su señora “guardemos el arma debajo de la cama”.
Le dice eso y lo único que “escuché fue un escopetazo fuerte y veo que mi
mujer caer al suelo, tiré el arma al suelo y bajé pidiendo ayuda, pidiendo
auxilio desesperadamente”.
Este extracto de su versión de lo sucedido da cuenta, entonces, de
que portaba el arma de fuego, en dirección hacia delante, con ambas manos.
Cuestión esta que de entrada contraría las máximas de la experiencia
inclusive, en cuanto al modo de tomar un arma que debía ser guardada, sobre
todo si se trata de un padre de familia10. En cambio, la normalidad de las
cosas indica que quien desea disparar un arma de fuego, la ubica del modo
que explica el acusado, con el cañón hacia delante apuntando a su objetivo.
En segundo término, al momento de señalar que el arma se le dispara,
no indica cómo ocurre aquello, qué movimiento por ejemplo pudo realizar
para que se accione el gatillo. Esto lo omite de modo elocuente.
Con todo, es posible reconstruir este suceso vinculando esta parte de
su declaración, primero con la reconstitución de escena, oportunidad en
señala que llevaba el dedo en el disparador, razón que sí presenta una
relación de sentido con lo que ocurrió finalmente, pues no es causal que el
acusado hubiere llevado en esa forma, cualquiera haya sido el arma de fuego
que portara entonces. En tal sentido aquello alegado por la defensa de no
contar con el arma empleada, cede ante tales simples consideraciones.
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Un aditamento más que ser adulto, por cierto.
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Concerniente a la dirección que le imprimió al arma, es otro vacío de
su declaración que fue posible rehacer, asociando la información experta de
doña Vivian Bustos, quien se hizo cargo de la trayectoria del impacto en la
cabeza de la víctima.
En relación a las alegaciones del defensor acerca de dicha trayectoria,
recordar que aquello no puede implicar un descuido de parte de su
representado, sino viene a demostrar que direccionó la escopeta hacia la
cara de su conviviente, pues las huellas de sangre en el techo que dan
registran las fotografías, no parecen desmentir la muerte el hecho de la
muerte con dicho medio comisivo, porque tales huellas no son abundantes,
son salpicaduras, que se explican razonablemente mediante el espacio
pequeño de la habitación, que es un hecho no discutido- incluso concurrió el
perito planimetrista- y, el poder destructor de la misma arma. No siendo
posible descartar que el disparo fuese certero, por las estaturas de los
involucrados, porque la perita indicó que dicha trayectoria era levente hacia
arriba, lo que pudo obedecer a que doña Maribel levantara la cabeza. Es más,
como la declaración de su representado es inconsistente en el punto que le o
habló o no a su conviviente en ese momento, también pude significar que el
disparo fue a mansalva.
A su turno, que la perita no se pronunciara sobre la intencionalidad
del acusado, nada prueba, puesto que aquello es privativo de los jueces que
juzgan el caso, aquello es evidente, por cierto.
Con respecto a que el disparo tenga el carácter de casual, la verdad
es que el discurso de Valenzuela Telche no coopera con aquello, pues al
mismo tiempo de intentar persuadir de eso, se deshizo del arma en cuestión,
la cual pudo dar alguna luz en cuanto a lo que propone, alegando ahora su
defensa, que la misma pudo tener un defecto en el disparador. Esta
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afirmación en realidad no se compadece con la conducta de su representado,
quien da a entender que el disparo escapó del arma, sin haber intervenido,
no obstante la posición en que la llevaba. Luego, en esa parte no será oído al
ser evidente que quien alega hechos como el que sugiere la defensa, debe
cooperar en alguna forma a probarlo, remitiéndonos a ese fin a lo dispuesto
en el artículo 183 del Código Procesal Penal, que contiene el principio común
para los intervinientes, de mínimo actividad probatoria. No obstante, al
parecer la defensa espera redituar de la conducta dolosa de Valenzuela
Telche, quien se deshizo de la evidencia cometiendo con ello probablemente
un nuevo injusto, como es el de obstrucción a la investigación, junto con
aquel de tenencia de armas de fuego, en los términos que expresa muy bien
el MP en su clausura, respecto de este último, cuando se remite al
documento oficial incorporado- sin reproche de la defensa- procedente de
la DGMN.
Así, en relación a dicho punto, su conducta global demuestra
claramente una nula motivación por el derecho, cuestión que no lo exculpa en
el presente caso.
En relación a que el arma se encontraba sin sus municiones o
proyectiles, merece igualmente similar consideración, puesto que el acusado
en la reconstitución de escena incorporada manifestó que retiró 3 o 4
cartuchos, según también lo recordó el perito que confeccionó los tres
informes que explicó. En la audiencia, en cambio, indicó que eran 4 o 5 y que
los dejó en la mesa de centro de su living en la plataforma de abajo, la
tapaba el mantel.
Sin duda aquello se muestra como simple excusa a estas alturas del
análisis, porque si quedaron en ese lugar había el mismo riesgo para “los
niños”, que la escopeta oculta debajo del sillón. Menos aún, responde a una
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razón plausible que trasladara el arma luego de dos horas, aproximadamente,
de haberle retirado todos los cartuchos, dado que esos niños a que aludió,
primero no indicó si eran los propios, se encontraban fuera del
departamento donde estaban reunidas doña Maribel y sus vecinas. Tampoco
es factible que dejara la puerta del departamento abierta, porque no
corresponde a una costumbre en nuestro país.
Acerca del mismo punto, se rechaza desde luego la alegación de la
defensa en cuanto que lo dicho por el testigo -que no menciona- hubiera
corroborado que había visto municiones, puesto que en esa parte y en la
forma que lo propone, constituye una inconsistencia interna del relato, luego
no forma parte de la prueba idónea susceptible de ser admitida. En cambio
el testigo Patricio Ramos Pizarro, al examen directo contestó que “no se
hizo un registro” y en la mesa de centro no recuerda si hubiera visto
municiones. Añadir a este fin, que aquello no es un hecho probado, pues si
hubiere sido así, naturalmente habría registro de su levantamiento del sitio
del suceso, lo que no ocurrió en este juicio. Así, queda sin otra explicación
dicho traslado del arma para los efectos que aduce el acusado Valenzuela,
menos aún, si hubiera estado descargada ni por qué habría de requerir
ayuda de su cónyuge por cierto, teniendo presente que según los testigos
presenciales de su huida del SS, Kevin y su madre, dijeron que llevaba el
arma en una mano, luego no parece tenía un peso tan importante entonces.
En cuanto a la existencia del arma, este acusado indica que la compró
una semana antes de lo sucedido, pero acerca de la razón para aquello,
durante la intervención de su defensa, no dio una explicación atendible al
inicio, pero luego indicó que fue porque su familia estaba presa y llegaban a
disparar allí. Así, la generalidad de sus términos ningún provecho reporta a
su teoría alternativa, lo que claramente indica, como ya se dijo, carece de
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motivación alguna por el Derecho. Tampoco es certero en relación al número
de cartuchos con que compró el arma, solo dice que venían con la misma
alrededor de 5, luego para persuadir de lo que afirma ahora, de ese número
debió haber tenido certeza en la diligencia de reconstitución de escena, de
fecha más próxima al día del suceso.
Hechos posteriores.- En lo que importa, el acusado señala que luego
de lo sucedido, se dirigió a casa de su abuela, a quien no menciona por
nombre, cuyo domicilio está muy cercano al edificio de departamento. No
obstante, de ello no hay constancia en la causa, pues no hubo actividad de la
defensa para asentar la distancia a que aludió Valenzuela Telche.
Con todo, desde muy temprano los juzgadores tomamos conocimiento
de lo sucedido, por quien- según se determinó con la restante prueba
rendida- fue el autor del hecho incriminado, respecto de todo lo cual, sin
perjuicio de lo reflexionado mejoró la prueba del MP, parte de la que pudo
incluso liberar.
Así, los dichos de este acusado se tuvieron por verosímiles en lo
pertinente, fundados en la concordancia que fue posible encontrar en la
prueba de cargo, la cual no contradijo de modo completo, por lo que se le
otorgó especial valor al tiempo de decidir, acerca de la concurrencia de la
circunstancia atenuante del artículo 11 N° 9 del CP, en los términos
solicitados por su defensa, como en su oportunidad se dirá.
En suma, se produjo adquisición procesal para los acusadores, del
empleo del medio comisivo, arma de fuego, que el acusado tomó el arma con
el coñón hacia el frente y que el disparo de la escopeta dio en la cabeza de
su conviviente.
Asimismo, hubo adquisición procesal también acerca del elemento del
ilícito convivencia, un tiempo de permanencia y que habitaban, por tanto, los
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involucrados bajo el mismo techo, además de las circunstancias domésticas
a que aludió, las cuales se relacionan con el día a día de una familia.
4°) Supuestos facticos no discutidos.- Los intervinientes no
acordaron equivalentes funcionales a la prueba en este juicio.
Sin embargo, durante el desarrollo de la audiencia resultó ser no
controvertido básicamente lo siguiente: la convivencia entre los involucrados,
la causa de la muerte de la víctima, el día, lugar y la naturaleza del medio
comisivo empleado.
Lo discutido, en cambio, fue la calificación jurídica del sustrato
fáctico planteado en la acusación, la circunstancia de intervenir VIF entre
los involucrados y la calidad procesal de la prueba de cargo para justificar
el delito a que el tribunal arribó.
II.- En cuanto a la prueba.
5°) Elementos típicos y valoración.-Previo a ponderar los medios de
prueba rendidos en juicio, corresponde recordar los aspectos
fundamentales requeridos por nuestra dogmática jurídica, para justificar el
delito de femicidio por el cual se condenó.
En efecto, para que exista una muerte de otro- jurídico penalmente
relevante- en términos de configurar un delito de femicidio, debe
básicamente concurrir: i.- La existencia de un vínculo de matrimonio o
convivencia entre el agente y el sujeto pasivo; ii.-Un comportamiento
humano, esto es, una acción u omisión apta para matar; iii.- Un resultado
material consistente en la muerte violenta del sujeto pasivo. iv.-La aptitud
causal del medio empleado por el sujeto activo para provocar dicha muerta.
v.-Una relación de sentido que permita imputar al ejecutor el resultado,
como consecuencia necesaria de su comportamiento. Esto último, es aquello
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conocido en doctrina como vínculo de causalidad, y, en fin, un vínculo de
determinación o de imputación objetiva del resultado como obra suya.
En síntesis, para calificar la muerte de otro/otra como delito de
homicidio en general, en términos simples se debe probar la existencia
además, que entre hechor y víctima haya existido una relación que tenga los
elementos que le dan forma y característica propias, a esta manera especial
de relación que se ha considerado familia.
Dicho eso, según se adelantó en el veredicto de este juicio, lo que el
Tribunal estimó como constitutivo del ilícito en referencia, fue establecido
a partir de la testimonial y pericial ofrecidas por los acusadores, cuyos
contenidos fueron corroborados, en lo pertinente, por la restante prueba de
cargo, a todo lo cual en síntesis se aludirá a continuación.
A.- Elemento convivencia del tipo penal en cuestión.- Primero, se
hace constar que dicho concepto se encuentra definido en la ley 20.830 11,
denominada Acuerdo de Unión Civil y de los convivientes civiles, cuyo
artículo 1, lo describe como una situación de hecho en que dos personas que
tienen una “vida afectiva en común de carácter estable … permanente y
“comparten un hogar común”.
Por otra parte, siendo un elemento normativo del tipo, esto es, el cual
ha de dotarse de contenido, se recoge la definición jurisprudencial de la
Excelentísima Corte Suprema12 que señala: “si bien, no existe un concepto
dogmático único de convivencia, hay estándares comunes que esta debe
cumplir, que permiten enumerar ciertos requisitos que nos servirán para
determinar cuándo nos encontramos frente a una relación que nos permita
diferenciar con exactitud si el hecho investigado es parricidio o si, por el
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De 2-10-2015
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Stcia Rol N° 19.798-14)
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contrario, estamos frente a un homicidio simple o calificado, en ambos el
bien jurídico protegido es el mismo, la vida humana, pero el primer caso el
desvalor se ve agravado por la relación que une a la víctima con su agresor.
Desde esta perspectiva es posible señalar que en una primera aproximación
a la noción de convivencia, esta debe tener un carácter permanente, es
decir, tiene que mantener una cierta estabilidad en el tiempo; además de
publicidad y notoriedad; un proyecto de vida en común; y por cierto debe
ser asimilable a una familia. De esta manera no toda unión de hecho –entre
la víctima y su agresor- puede incorporarse a la figura descrita en el
artículo 390 del Código Penal, para que estemos frente al delito de
parricidio es necesario que la relación entre los actores sea asemejable a un
matrimonio -definido en nuestra legislación civil-, es decir, no todas aquellas
personas que cohabitan en un mismo espacio o mantienen una vida en
compañía pueden ser considerados convivientes, porque para que tal
presupuesto se entienda satisfecho, es necesario tener un propósito u
objetivo de vida en común.”
En consecuencia, conforme a esta definición jurisprudencial, este
elemento se encuentra descrito en razón de las siguientes proposiciones
fácticas conforme a las cuales quedó en evidencia que el vínculo existente
entre Valenzuela Telche y Maribel Gormaz, reunía las características de
permanencia, en razón de la relación publicidad y notoriedad, ser un
proyecto de vida en común asimilable a una familia. Tales características
fueron determinadas considerado, básicamente, lo declarado por la madre
doña Roxana Ibacache Miranda, su prima, Cecilia Espinoza Gormaz la
testigo protegida amiga de Maribel, además de lo aportado por Valenzuela
Telche, en este último caso, en los términos que ya se dijo, sumado que en
este punto no hubo discusión. Testigos de cargo, quienes, dando razón
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suficiente de sus dichos, refirieron que Valenzuela y Maribel, convivían
entre un año y a lo menos seis meses, respectivamente, y que tenían un hijo
en común. El acusado se refirió a Maribel como su señora, que él contribuía
a la manutención de la familia y que ella se ocupaba (del cuidado) de la casa.
Corrobora lo anterior, el certificado de nacimiento, incorporado por
el ente persecutor, del que se desprende que en la circunscripción San
Bernardo, se registró el nacimiento de Estiven, citado de ese modo por
todos los deponentes, nacido el 14 de marzo de 2016, hijo del acusado y
Maribel Gormaz.
En consecuencia, la prueba testimonial, consistente en los dichos de
la madre y prima de la ofendida, de la testigo protegida y con los dichos el
acusado, unido a la documental referida, se estima suficiente en términos
de calidad procesal, en orden de umbral probatorio para tener por
concurrentes los requisitos legales, jurisprudenciales y doctrinarios, del
elemento típico convivencia que le da el carácter de femicidio a la muerte
de doña Maribel Gormaz Ibacache.
En lo que respecto a las características de dicha convivencia, lo que
fue especialmente debatido, asentar solamente que se tuvo por cierto lo que
las mismas testigos refieren, sobre todo la madre y amiga cercana, en
cuanto que observó la primera directamente violencia física de parte del
acusado Valenzuela, hacia Maribel, lo cual fue ratificado por la testigo
Cecilia Espinoza, en calidad de testigo de referencia de aquello escuchado a
la madre de Maribel, e incluso dice haberla visto los primeros días de enero
de 2017 con heridas13, en su labio inferior y marcas en el cuello. Cuestión
que es coincidente con lo que señala la amiga de Maribel- testigo con
identidad protegida- a quien directamente la víctima de ese entonces, le
13
Ella dice “golpes”
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contó lo vivido con su pareja, lo cual se encuentra refrendado con la
documental, incorporada durante las declaraciones de la mencionada amiga
de Maribel y la madre de doña Maribel, donde se desprende especialmente
un episodio que describe altos montos de violencia que ella toleraba,
diciendo que lo perdonaba y también confirman las declarantes la violencia
económica, y como señaló la fiscal en su clausura el control que ejercía el
acusado sobre la entonces víctima.
Si bien la defensa cuestiona el origen de dicha documental, es lo
cierto que la misma, solo refrenda lo incorporado por una de las usuarias del
Facebook, lo que le otorga, al contrario de lo que postula la defensa, mayor
efecto persuasivo a los dichos de quien repite lo sucedido y expresado en
esos documentos por quien fue directamente afectada por la violencia,
pudiendo estimarse como complementario de las declaraciones respectivas,
en orden a mejorar la calidad procesal de aquellas. Naturalmente en lo que
hace a la precisión de las testigos- cuestionada por la defensa en cuanto a
las fechas- posible de vincular los efectos del paso del tiempo en su
memoria. Máxime si dicho defensor no mencionó la razón de su
cuestionamiento a dichos documentos, en circunstancias que el uso de las
redes sociales- entre ellas la objetada- constituyen una realidad.
De este modo, el contexto que otorga tales malos tratos, los que
fueron pormenorizados por los acusadores en sus respectivas clausuras, no
exceden precisamente el marco acusatorio, pues son elementos que le dan
sentido a la acción incriminada, de la cual la prueba no puede prescindir
como postula el Defensor, en cuanto que el límite de tiempo del suceso
denunciado es el que consta en la acusación. A su turno, a ese fin no existe
sorpresa alguna para el Defensor, puesto que es prueba ofrecida e
incorporada en la correspondiente audiencia de preparación del juicio, la
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cual pasó el primer escrutinio del juez de garantía, por tanto, no puede
ignorar que a las testigos se les examinaría acerca del contexto de VIF que
padecía doña Maribel. No está demás señalar que la violencia de que se
trata no es precisamente el elemento del ilícito a que ha arribado el tribunal,
sino una circunstancia o antecedente, entre otras muchas, que lo pueden
explicar, porque la acción debe ir inserta en un contexto para ser
comprendida, eso deviene evidente en nuestra comunidad jurídica. Ergo, no
afecta la congruencia que constituye el núcleo fáctico de la propuesta fiscal,
por cierto.
Lo demás implicaría estarnos a la arbitrariedad de la defensa, en
circunstancias que las instituciones amparan derechos, sin que se hubiese
alegado alguno determinadamente.
Concerniente al reproche acerca de que, respecto de este tema no
existe corroboración, es suficiente con decir que tanto el testigo Kevin
Gormaz Ayala y su madre Verónica Ayala Landau, en su condición de
vecinos muy próximos del departamento de Maribel con Valenzuela, no
aparece como razón suficiente para descartar lo dicho por los anteriores
testigos, ambos familiares de Maribel, como la madre y la prima Cecilia
Espinoza, pues concurre a reforzar los dichos de ellas, la amiga de la
entonces víctima, la testigo con identidad reservada, quienes precisamente
por su proximidad afectiva, pudieron conocer los episodios de violencia de
que dieron cuenta, máxime si aquello se da en el ámbito de la intimidad de
las parejas, lo que es un hecho conocido. En relación a lo mencionado por la
señora Lorena González, nada oporta a este respecto porque señaló que los
veía bien como pareja, pero igualmente mencionó que ella trabajaba todo el
día y que ese día no estuvieran peleando, pues es sabido por todos los
abogados del foro, el ciclo de la violencia entre las parejas- recordando una
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frase del defensor- es un asunto de manual y también una máxima de la
experiencia judicial en donde se abordan innumerables casos de esta
naturaleza.
A su vez, que las testigos Lorena González Leiva y Verónica Ayala,
dijesen haber escuchado al acusado decir que se le escapó el disparo, o fue
sin querer, es lo cierto que no avanza lo pretendido por la defensa, pues
dicha información en este caso, proviene de una misma fuente el acusado,
respecto de quien el contenido de dichas expresiones morigeran el reproche
penal de su acción. Siendo así, el número de testigos que afirmen aquello que
no se probó por otros medios, no es prueba útil en esta sede jurisdiccional.
Al mismo tiempo que hubieran manifestado que dado la proximidad de sus
viviendas, no escucharon nunca nada extraño, es una afirmación equívoca,
porque pudo obedecer también a que los involucrados evitaban la
intervención de sus parientes.
En razón de ello, no prosperó la petición de la defensa en cuanto
realizar por el tribunal de una valoración negativa tanto de los testimonios
respectivos, cuanto del documento incorporado por dos de las testigos, en
este punto.
Así, la acción que se tradujo en la muerte violenta de doña Maribel, es
posible, además, de ser explicada por las particularidades de dicha relación
con su conviviente, en el sentido que era conflictiva y violenta. Sin que
debamos entender lo contrario, en razón de las alegaciones aisladas del
defensor quien no dirigió su actividad que le es propia a desacreditar a las
testigos ni el testimonio, en su oportunidad procesal.
B.- Acerca de la causa de muerte de Maribel Gormaz Ibacache y
su causa probable.
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En primer término, para efectos de análisis se consigna que el hecho
de la muerte de la mencionada mujer, se justificó con el peritaje médico
legal defendido por la médico legista, doña Vivian Bustos Baquerizo.- cuya
condición de experta en el área de su competencia, no fue puesta en duda
por los intervinientes. Menos aún, el procedimiento que la llevó a concluir
como lo hizo.
En consecuencia, se estimó como hecho asentado en juicio, que la
causa de muerte de Maribel Gormaz Ibacache, obedeció a las siguientes
conclusiones periciales, las que se reproducen lo más fielmente posible14:
“ 1°.- Un trauma encéfalo craneano.
2°.- Que este trauma había sido ocasionado por un disparo de proyectiles
múltiples y, atendiendo la trayectoria de los perdigones dentro del cráneo,
el cañón debió haber estado situado por delante de la cara de la afectada,
ligeramente hacia arriba y hacia la izquierda.
3°.- Que este disparo, dado que el taco fue encontrado al interior del
cuerpo, correspondía a un disparo de corta distancia.
4°.- Que las lesiones observadas eran necesariamente mortales.
5°.- Que atendido la distancia del disparo era compatible con la acción de
una tercera persona.
Al respecto se incorpora también el certificado de defunción el cual
registra como causa de la muerte- sin contradicción evidentemente-
“ Traumatismo encéfalo craneano/lesión balística cráneo
encefálica/homicidio”. En cuanto a la fecha, se constata que el día del
suceso, a las 19 horas.
De este modo se ha probado y corroborado administrativamente
también, en unión con toda la prueba rendida en juicio, la muerte de doña
14
Sin perjuicio que el presente no es un juicio de actas, por cierto.
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Maribel y la causa de su deceso. Tópico éste último, acerca del cual no hubo
discusión entre los intervinientes.
En cuanto al arma empleada como medio comisivo, esta pericia se
comporta respaldatoria de los demás antecedentes de la causa, esto es,
tiene la naturaleza de un arma de fuego, y, al tratarse de proyectiles
múltiples devino posible asociarla desde muy temprano a una escopeta, como
lo dijo el acusado y corroboraron dos testigos presenciales, Kevin Gormaz
Ayala y la madre de éste, Verónica Ayala Landau, que a su vez, es tía de
Maribel, los que luego de escuchar un ruido de disparo, lo vieron salir
llevando consigo un arma de esta naturaleza.
Si bien estos testigos añaden que Valenzuela Telche se veía exaltado
diciendo que ayudaran a su mujer, que la había matado por accidente y que
la mató sin querer, es lo cierto que dichas afirmaciones no encontraron
apoyo en otras pruebas de la causa, ni son suficientes para desvirtuar la
conclusión del tribunal, primero porque a esas alturas del análisis,
Valenzuela Telche según también él mismo dijo, sabía que su mujer estaba
muerta. Obviamente aquello es incompatible con pedir ayuda y con ocultar el
arma, según menciona derechamente el testigo Kevin, esto es, que dicho
artefacto estaba envuelto en una polera, corroborado, aunque de modo
renuente, por la precitada madre de aquél.
A su turno, como otro indicio relevante del informe de autopsia, es
posible asentar que el hallazgo del taco o canastillo de arma, según informa
la pericia, también indica se trata de una escopeta, pues es precisamente
esa pieza donde se depositan los perdigones que se emplean al accionarla.
Concerniente al hallazgo de la herida principal recurrente en este
clase de delitos. En el presente caso, la perita Bustos describió diversas
consecuencias de dicha herida, además la detalló en los siguientes términos:
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“…estaba representada por una gran herida a colgajo que iba desde la
región del pabellón auricular hasta la región del cuero cabelludo temporal
izquierdo. Era una herida en forma de arco y permitía ver la caja craneana
inmediatamente por debajo múltiples fracturas, algunos fragmentos de
hueso permanecía adheridos al cuero cabelludo y otros fragmentos
simplemente no estaban. Se apreció que el encéfalo dentro de la cavidad
estaba severamente lacerado y hemorrágico…”.
De esta descripción especializada, que por cierto fue ilustrada con las
fotografías forenses, se torna evidente el gran daño que probó el impacto
realizado por el arma en cuestión, la que de suyo es conocido su gran poder
destructor. Aspecto del ilícito que es posible adscribir al acusado, pues lo
debió haber considerado ex ante, sin ninguna duda porque adquirió ese tipo
de arma, lo cual lleva a presumir que las conocía y por tanto también conocía
los efectos que produce en ‘otro’. Se añade que, no es sostenible ante la
realidad que llevase el arma con el dedo en el gatillo, pues su explicación en
relación a que no tenía balas, aparece como una falacia de no atingencia,
porque no estaba en un contexto de juego, por ejemplo. Este, entonces es
otro indicio que confirma su intención cierta de buscar el resultado que
finalmente provocó.
En cuanto a la trayectoria respecto de la cual no hay discusión entre
los intervinientes, resta por asentar que, por el contrario de lo que afirma el
defensor, ninguno de los expertos deriva de la misma, que el arma hubiere
sido disparada por descuido, menos el contexto de lo probado avala tal
conclusión en los términos que ha quedado dicho.
En fin, vinculado a la estatura de los involucrados, de cuyo supuesto
parte el señor Defensor, se señala que el único dato cierto con que se
cuenta en la causa es lo informado por la perita Vivian Bustos quien
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mencionó al inicio de su pericia que doña Maribel medía 1.59, pues en
relación a lo que midiera el acusado, no consta en los antecedentes, porque
no hubo actividad procesal al respecto. Incluso hace referencia a que la
occisa medía 1.56, luego es feble su conclusión, no obstante que lo planteado
por él al respecto sea una conclusión conocida y no es acorde a la posición en
que el acusado señala llevaba el arma, esto es, según lo mencionó y fue
posible observar en la reconstitución de escena – repetido igualmente por
esta perita- iba entre la cadera y la cintura, y nada le impedía maniobrarla
en otro sentido. Más aún concurre como hecho no discutido que su
conviviente estaba sentada sobre la cama. Entonces, la trayectoria en la
forma que fue descrita no es susceptible de avalar un descuido ni
imprudencia alguna, teniendo presente, además, que la dirección que imprime
el usuario a cualquier arma, es arbitraria. Vinculando, por cierto, este
antecedente a aquellos anteriormente relacionados.
Es más, quedó sentado a través de esta misma pericia que: “hay
compatibilidad (con relación a la declaración del acusado y la trayectoria
mentada) en cuanto a la relación espacial entre los dos intervinientes, en
términos de que el acusado está de pie y la afectada está sentada y por lo
tanto, gira la cara hacia la derecha y ligeramente hacia arriba, lo que da
la trayectoria dentro del cuerpo. Se recuerda nuevamente que, por las
razones ya explicitadas la trayectoria no indica un disparo hacia arriba en
forma determinante.
Finalmente, en lo que importa, acerca de lo observado por la perita en
la diligencia de reconstitución de escena, hacer constar lo siguiente, dice:
“entre las lesiones y el testimonio y las características del SS, hay
compatibilidad. Hay compatibilidad en cuanto al arma, que es un arma que
dispara cartuchos de escopeta, hay compatibilidad en cuanto a la altura en
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que estaba situada el arma, encontrándose la afectada sentada sobre la
cama. Hay compatibilidad en cuanto a la relación espacial entre los dos
intervinientes, en términos de que el acusado está de pie y la afectada está
sentada y por lo tanto, gira la cara hacia la derecha y ligeramente hacia
arriba, (según ya se anotó)… también existe compatibilidad en cuanto a la
distancia que son unos pocos centímetros entre la cabeza de la afectada y
la boca del cañón. Existe igualmente compatibilidad dentro de lo que señala
el imputado que al momento en que se presenta el disparo, las manos de esta
persona están libres, no están manipulando la vestimenta y por lo tanto,
podían haberse levantado o aproximado a la cara al momento del disparo”.
Concluye acerca de este último tópico, que en ese “momento las manos de
esta persona estaban libres, por tanto pudo haberlas acercado a la cara”.
Se subraya esta última conclusión de la experta para dejar constancia
que el punto fue resuelto de ese modo, sin perjuicio de lo que aquello pudo
significar en cuanto a la calificación jurídica arribada, pues que sea o no una
maniobra defensiva, no aporta mucho al debate, dado que según las máximas
de experiencia el alzar las manos ante un peligro, es un efecto de los
llamados reflejos. Ergo, como también se sostuvo, si se vincula dicha actitud
de doña Maribel, a la situación mencionada por el propio acusado, esto es,
que cuando ingresó al departamento no le habló a su mujer, aquello nos
puede llevar a configurar una agravante también, que nada tiene que ver por
cierto, con un delito culposo.
Con lo anterior dicho, igualmente se zanja la ardua discusión relativa
a si el perdigón encontrado en la muñeca de doña Maribel, provino
directamente del arma empleado al tener ella las manos levantadas, porque
la perito no contradijo al respecto al funcionario policial, Cristián Rodríguez
Peña. Recordar, que bien la perito Vivian dijo que en la autopsia no
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encontró el perdigón que dicho funcionario señala, sí halló una herida en ese
lugar compatible con perdigón, en las fotografías que examinó del SS,
estimando que aquello pudo corresponder a un acto de acción y reacción, por
efecto rebote.
En suma, esta pericia resultó idónea para el Tribunal, pues la
profesional describe desde su ciencia los hallazgos practicados en el cuerpo
de la occisa, precisando la causa de su muerte.
Al mismo tiempo, ilustró adecuadamente sus conclusiones con apoyo
de las fotografías forenses exhibidas, añadiéndose que sus opiniones
contribuyeron a determinar, según su experiencia en la labor especializada
que practica, la naturaleza de las mismas y su origen. Así, se otorgó a los
juzgadores mayor certeza acerca de la entidad de la herida descrita y la
forma en que más probablemente se pudo provocar.
Adicionalmente, se consigna que la Defensa no cuestionó la expertise
ni contenido del informe en modo alguno, dado que su actividad estuvo más
bien orientada a establecer, la trayectoria del disparo y controvertir la
posición de las manos de la occisa- antes de quitársele la vida- por cierto.
C.- Acerca de las primeras diligencias de investigación.
A través de los dichos de Roxana Ibacache Miranda, madre de
Maribel, Cecilia Espinoza Gormaz, prima de la víctima, Verónica Ayala
Landau, tía de esta última, Kevin Gormaz Ayala, hijo de esta última y de su
vecina Lorena González Leiva, se incorporó como hecho igualmente la
muerte violenta de doña Maribel. La madre y la prima fueron informadas de
aquello, la primera por un hijo y la segundo por un primo y los restantes por
ser vecinos de la pareja. Todos cual más cual menos, repiten haber
escuchado decir directamente al acusado, manifestar que el disparo que
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efectuó fue por accidente. Sin embargo, dados los antecedentes ya
analizados, en especial las inconsistencias que se pueden advertir de la
declaración del mismo, inconsistencias tanto interna como de conjunto
acerca de lo discutido. Recordar a este último propósito, lo que informa en
la reconstitución de escena, esto es, que llevaba el dedo en el gatillo de la
escopeta, que no confirma precisamente la teoría alternativa que articuló.
Máxime si no le es posible manifestar que él no lo hizo el disparo mortal,
porque también los testigos que llegaron al lugar en primer término que
fueron el joven Kevin y su madre, no aludieren a que hubiere otra persona
en el departamento -lo que dicen es que abandonó el SS -que al ser una
cuestión de suyo relevante, debieron en todo caso haber recordado.
A su turno, obra en contra del mismo que también los testigos Kevin y
su madre Verónica, como ya se sostuvo lo vieron huir del lugar, con el arma
de fuego que el primero -lo señala con toda certeza- indicó por el sonido del
disparo que escucharon su madre y él y, porque según pudo apreciar, por el
largo del cañón que vio era de unos 50 cms, lo que se vio a pesar de que la
cubría con una polera.
Si bien el defensor dirigió sus esfuerzos a persuadir, a través de los
dichos de estos dos últimos testigos especialmente, enfatizando que al vivir
tan próximos, se escucharía todo lo que ocurre en el departamento del lado,
aquello no modifica el actual estado de cosas acerca de la conclusión del
tribunal en cuanto al contexto VIF a que se arribó. Primero, en razón de lo
reflexionado en la motivación 3°) que antecede, y segundo, fundados en el
apoyo doctrinario existente y por todos los operadores del sistema
conocido, acerca del ciclo de violencia intrafamiliar, las características
especiales de las víctimas, que por razones diversas no denuncian los malos
tratos y golpes que reciben de sus parejas sino pasado los años, algunos
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estiman unos 7 años por estadística, además de las redes sociales y
televisión en que se aborda este tema de modo recurrente. En lo demás los
juzgadores se remiten a lo ya reflexionado por economía procesal. Aclarar
que salvo doña Cecilia Espinoza, prima de Maribel, que estaba mejor
informada por la madre de la víctima de los malos tratos que el acusado
propinaba a doña Maribel, es precisamente testigo de oídas. Testigo que fue
creíble para el tribunal en todo lo que informó porque dio perfecta cuenta
de lo que decía, sin que pareciera exagerar ni restar contenido a su relato.
Añadió que le creyó a la madre de la víctima (de ese entonces) porque ésta “
no tenía por qué mentir”. Además, situó un episodio de violencia al cual
aludieron doña Rosana Ibachache y la testigo protegida entre el 2 o 3 de
enero de 2017, en tanto que las dos aludidas lo fijaron en todo caso,
después del año nuevo de 2016 o del de ese año para el 2017. Asentar que
dicha la falta de precisión de las fechas, al contrario de lo que plantea la
defensa, no deviene especialmente relevante porque cede ante la falta de
razón suficiente para preconstituir prueba. Más importante aún, el defensor
no siguió esa línea en su contra-examen. Siendo así, esta parte del relato
que es coincidente con los dichos de testigos especialmente informados de
la intimidad de doña Maribel , prefieren por sobre aquellos que aun siendo
vecinos, solamente dijeron que se relacionaban con ella de saludo.
A su turno, concurre a ratificar los dichos de Kevin Gormaz, Verónica
Ayala y Cecilia Espinoza el funcionario de la Brigada de Homicidios15 Diego
Diaz Charles, quien dijo haberlos entrevistado. Con todo, al solo recibir
estos relatos, nada agrega a la discusión en cuanto a lo debatido, porque a
su respecto aplica el aforismo jurídico “los testigos se pesan y no se
cuentan”. En fin, porque en rigor este policía no aporta algún hecho nuevo.
15
En adelante BH
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Se rescata de este testimonio, que ratifica lo que los testigos señalaron, en
una fecha más próxima a aquella en que declaran en juicio.
Lo propio es aplicable a lo señalado por el funcionario Patricio Ramos
Pizarro, en lo que hace a este punto. Sin embargo, al desempeñarse como
jefe de patrulla, aparece mejor informado de lo que tuvo lugar en el SS. En
relación a la hora en que se constituyó con su patrulla, la ubica a las 19:20
horas, esto es, momentos más tarde en que se registra el fallecimiento de
doña Maribel . Testigo que también da fe de haber escuchado la versión del
testigo Kevin Gormaz unos instantes posteriores el hecho criminoso.
Describe al acusado, con el torso desnudo y llevando en su brazo una
escopeta, tapada con una polera, a quien el joven Kevin identifica como el
pololo de su prima, Félix. Refiere sucintamente que en la Unidad Policial se
entrevista a la madre de Kevin y una tercera persona que no fue testigo
presencial quien fue informada por su sobrino.
Este testigo precisa que el acusado Valenzuela se presentó allí,
alrededor de las 20:50 horas, cuando lo habían identificado. De lo que es
posible establecer como hecho- al ser éste el testigo policía que se
presentó en el SS primero- que cuando llegó, en el departamento no había
nadie. El defensor, a través de sus dichos impuso la proximidad de los
departamentos de los testigos Kevin y su madre, con respecto al del
acusado y en general la disposición del lugar. Siendo más bien general el
testimonio en lo que hace a esta parte, no presentó relevancia para su
teoría del caso, sin perjuicio de lo ya dicho en relación a que no hizo
registro del departamento.
A su turno, de lo comunicado por el testigo también de la BH Cristian
Rodríguez Peña, decir que hizo una descripción innecesariamente extensa
de la posición del cadáver de la occisa, empleando términos científicos en
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todo su discurso, sin vincular dicha posición desde el punto de vista de la
criminalística -que debe manejar por la brigada a la que pertenece- con
algún evento nuevo. De igual forma describió la lesión observada en la
fallecida. Eso sí ingresó la información relativa a que cuando revisó el
cuerpo, encontró un perdigón inserto entre las capas dérmicas en la
muñeca, según se pudo entender con la pericia, la cual, dice, estaba a “medio
enterrarse” 16 . Si bien esta parte de la información que otorga generó
polémica entre los intervinientes, el tribunal se estará a lo que explicó la
perita en los términos ya señalados.
Mismo testigo que fijó fotográficamente el SS, el cual como se ha
dicho no generó discusión, no obstante fue exhaustivamente descrito por
este testigo y, explicado del mismo modo durante el tiempo en que se
incorporaron al juicio dichas imágenes mediante sus dichos. Quedó claro
también que hubo una cantidad apreciable de manchas por proyección, en el
área próxima donde pudo encontrarse el cuerpo de la víctima y salpicaduras
escasas en el techo de ese sector. A no dudarlo, por la conocida potencia
del arma empleado.
En relación a la intervención de la defensa, no avanzó mayormente en
su teoría del caso por este medio, no obstante poner en evidencia que el
perdigón a que se refería el testigo fue retirado por el perito balístico, y
posteriormente se hicieron las fotografías por el perito de esa especialidad.
En cuanto a la dirección del disparo, el defensor solo confirma en esta
oportunidad que, de acuerdo a las manchas que se observan en el sector Nor
Oriente, parte superior había manchas en la techumbre. En suma, este
deponente señaló que se podía deducir que el disparo tuvo “direccionalidad
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Unica expresión en sentido contrario, pero cuando se le pidió aclarar
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ascendente”. Lo que, como ya se ha dicho, no otorga mayores luces acerca
de la intencionalidad con que fue hecho ese disparo.
En relación a lo relatado por el funcionario PDI de la BH Ángel
Campos Soto, indica que permaneció en el SS, repite grosso modo el
procedimiento que a que dio lugar este caso, incorporándose fotografías que
ilustran la ubicación del SS. Hacer presente que es este el funcionario a
quien aludió la defensa en su clausura, cuando asume como hecho que estaría
corroborado que había municiones allí. Mas, su respuesta a ese fin no
persuadió en ningún sentido posible, primero porque señaló que había
municiones: “cartuchos parece de escopeta”. Al pedírsele precisión
inquiriéndosele en qué sector, en ese mismo momento dice: “en verdad no lo
recuerdo”. Luego de incorporar las 50 fotografías del cadáver y del SS,
según la explicación escuchada, responde: “no recuerdo bien de esas
municiones en la mesa”. Añadiendo algo lógico cual es, de haber estado las
habrían enviado a peritaje. Así, como ya se dijo esta parte de la información
se entiende no existir, en razón del principio de no contradicción.
Así, el tribunal tuvo por ciertos aquellos hechos principales de que los
testigos dieron cuenta, en cuanto no existe contradicción con los demás
elementos de juicio.
Concerniente a la restante pericial. Es del caso asentar que
complementaron la prueba acusatoria desde sus respectivos conocimientos
expertos, la perita Claudia Mera Muñoz, indica las dimensiones de la
habitación SS, la cual como ya se dijo presenta reducidas dimensiones y
también en los términos que se explicó precedentemente, esto se desprende
del sinnúmero de fotografías -de buena calidad en cuanto nitidez que fueron
exhibidas mediante los distintos testimonios atingentes-. Así, se reitera,
dichas dimensiones llevan a establecer que las manchas por proyección y el
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material orgánico disperso, especialmente sobre las ropas que se
encontraban, a su vez, sobre una cama que impresionó era de dos plazas,
según se apreció en las mencionadas imágenes, destacaran especialmente,
llegando a proyectarse hasta el techo en uno de sus costados, sin perjuicio
que se tratasen de un número escaso17. Al mismo tiempo compareció doña
Marjorie Vallefin Carvallo, perito de la sección Biología del LACRIM,
informando que las muestras que recibió dieron resultado positivo para
sangre humana en el muro Oriente del departamento, y en ambas manos de
la occisa. Con todo, dicho resultado solo refuerza los datos entregados por
testigos, los demás peritos y registrados en las imágenes precitadas. Lo
informado, a su vez, por doña Cecilia Pinto Lazo, de la misma sección antes
referida, quien informó que resultaron positivas las muestras realizadas en
la mezcla de componentes biológicos de la mano izquierda de la fallecida-
había muestras que se entendió amplificables a dicho efecto-, las cuales
sometidas a los análisis de su ciencia, empleando muestras de Valenzuela
Telche, arrojó 11800 posibilidades de que corresponda la muestra dubitada
a dicho acusado. Sin perjuicio de ello, los acusadores no examinaron a la
perito, para asentar la consecuencia necesaria de este hallazgo con su
propuesta fáctica, lo cual por cierto y según lo destacó la defensa, no
conduce a una conclusión única porque es un hecho conocido.
Concerniente a lo incorporado por el perito químico farmacéutico
Esteban Moraga Rojo, en cuanto dice relación con las muestras de palma
derecha, palma izquierda, dorso derecho y dorso izquierdo, de las manos de
la occisa. Explicando aquello este perito afirma que, en las muestras
levantadas desde los dorsos y palmas, se encontraron estas trazas
metálicas que son pertenecientes y compatibles a un proceso de disparo de
17
Ver infra
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armas de fuego. Sin perjuicio de lo planteado por la defensa a ese fin, al ser
a la vez aquella conclusión compatible con la opinión de la perito Vivian
Bustos, es posible que, dado las circunstancias en que se produjo el disparo,
efectivamente implicara que doña Maribel, intentaba realizar el gesto
conocido como de defensa. No obstante, según mencionó la perita Bustos,
solo se podría afirmar que ella tenía las manos levantadas, alejadas del
torso, y a una altura próxima a la zona de la herida provocada. Sin perjuicio,
eso no descarta que el acusado realizara el disparo mortal, contando
evidentemente con un resultado seguro. También compareció el perito de la
sección dibujo y planimetría del LACRIM Iván Ortega Rocha, quien
incorporó el facsímil del arma de fuego, que confeccionó en base a los
antecedentes que aportó Valenzuela Telche, cuestión que fue especialmente
valorada por los juzgadores para efectos de conceder la atenuante que su
defensa solicita, según se dirá en lo que sigue. El perito en comento,
incorporó decíamos, las características aproximadas de la escopeta,
haciendo consistir su tamaño en 1.10 mt., con corredera de plástico y un
peso de 2 a 3 kilos. Se recuerda que esto último se relación con la ayuda que
indicó Valenzuela le solicitó a su mujer para guardarla, siendo evidente que
dicha ayuda no era entonces necesaria.
En fin, el anterior informe defendido por el experto- cuestión que no
fue puesta en duda en el juicio- sirvió de base a la siguiente exposición que
realizó en estrados el perito balístico de la PDI, Andrés Maldonado
Carbonel.
De entrada acerca de su ponderación se dirá que sus competencias,
método empleado ni la naturaleza del informe que efectuó, fueron materia
de debate. En segundo lugar, demostró un conocimiento experto sólido y
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coherente no solo con sus conclusiones, sino igualmente las opiniones que
incorporó durante del desarrollado su trabajo.
En tales términos se tuvo por cierto que los efectos que el arma que
dijo haber peritado, una escopeta convencional de la institución a que
pertenece, similar a la del facsímil que se incorporó con antelación y en las
imágenes exhibidas durante su exposición, y efectuada en base a la
información entregada por quien cometió este ilícito, la detalla del siguiente
modo:” marca Remington, modelo 870 táctica, calibre 12, con depósito de
cartuchos y full choke. “ Añade en lo importa que hizo las pruebas según la
distancia y dirección solicitas por el MP, a la cuales se añadió la informada
por el imputado, 72 cms.” Luego de una explicación atingente a su
conclusión señaló: “…(el disparo) a más de dos metros, se originaban lesiones
satelitales o desgarraduras satelitales por la dispersión perdigones. Por
tanto, estableció que el disparo fue realizado a menos de 2 metros, pero sin
contacto ni apoyo sobre la superficie de impacto”.
Destaca también de su análisis haber incorporado que en la
reconstitución de escena, antecedente que empleó para su pericia, pues
indica el acusado era la única persona presente al tiempo del disparo. Señala:
“al momento del disparo se encontraba con el arma de fuego en sus manos,
con el dedo en el disparador, direccionada hacia la cabeza de la víctima”.
Reconstitución de escena donde además, el acusado agrega que descargó el
arma y sacó 3 a 4 cartuchos, pero estas armas mantienen 5 a 6, cartuchos
en promedio. Esto, dice, sumado al procedimiento de extracción de
cartuchos desde el depósito, implica dejar un cartucho directamente en
recámara para el disparo, por cuanto, si el arma se hubiese mantenido con
carga completa – entre 5 a 6 cartuchos en el depósito y el imputado sacó
entre 3 a 4 cartuchos- pudo haber quedado un cartucho en recámara.
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Expresa derechamente que, si bien en esta oportunidad no se obtuvo
el arma en cuestión, informa que toda arma convencional se encuentra
diseñada para ser disparada solamente con la presión del disparador.
De las explicaciones comprensibles y versadas del perito, estableció
como conclusión: “ Por tanto, en ese informe se estableció que el disparo se
produjo en un momento cuando el acusado tenía el arma en sus manos,
direccionándola hacia la cabeza de la víctima, con el dedo en el disparador.
Reiterar en esta oportunidad, que dicha conclusión se tiene por cierta,
pues alude a lo que es la normalidad de las situaciones en que se emplea un
arma convencional, como la que describió el acusado, precisamente quien
ejecutó la acción del disparo y en base a los dichos de éste los cuales
reiteró el perito y también fueron reproducidos y observados, por ende, en
la audiencia de juicio, cuando se escuchó a la perita tanatóloga.
Luego graficó su conclusión al pasar revista a las imágenes del cuerpo
de la víctima, el arma de fuego convencional con depósito de cartuchos, las
pruebas de dispersión de perdigones, a las distancias solicitadas, para
explicar la consecuencia que genera la ausencia de orificios satelitales en
otras partes del cuerpo, puesto ese antecedente cierto, en relación a la
distancia del disparo, lo que resultó claramente comprensible. En unión eso
sí, a las explicaciones versadas de la perita, Vivian Bustos.
De otra parte, incorporó también que existen protocolos de seguridad
para manipular un arma, sin perjuicio que la carga y descarga de la misma,
inclusive como técnica se puede obtener de internet. Señaló que lo peritado
en esta causa fueron los perdigones que se hallaron en el SS, no municiones
completas. Información que, en suma, descarta hubieren quedado otras
evidencias de esa naturaleza en el departamento del acusado, a las cuales se
refiere éste, sin corroboración, evidentemente.
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En relación a la actividad de la defensa acerca de esta prueba, en
relación a la dispersión de perdigones, el perito señaló que la máxima
concentración de los mismos estaba en la lesión principal, de ello el defensor
no derivó ninguna consecuencia, durante su contra-examen ni en su clausura.
Eso sí, puso de relieve a través de este medio que el guardamanos del arma,
una vez que llega a la posición final, libera el cartucho que está en recámara.
En consecuencia, no es posible que accidentalmente -sin activar el gatillo-
pudiese haberse disparado esta arma, esto es, sin intervención de terceros.
Salvo, que no se pudo descartar que tenía una anomalía en su funcionamiento,
cuestión que ya se explicó precedentemente, añadiéndose aquí que el arma
estuvo en poder del acusado a lo menos una semana según dijo y en su largo
discurso en la audiencia no mencionó aquello, siendo lo objetivo que el
disparo que ejecutó causó la muerte de su conviviente. Con el añadido que
según el perito se requiere a lo menos la fuerza de un kilo para percutar el
disparador.
Finalmente, en lo que hace a la distancia del disparo, solo confirma
aquello de la pericia tanatológica quien desde su conocimiento experto,
concluyó también aquello, esto es, la escasa distancia en que se efectuó el
disparo mortal tantas veces señalado.
Con lo ya dicho, se estima innecesario ingresar ahora al análisis de los
requisitos doctrinarios y jurisprudenciales acerca de la convivencia, ni lo que
se deba entender por dolo, máxime si son conceptos que fueron
incorporados por los intervinientes en sus clausuras y, en general, aplicados
a la prueba recibida en la audiencia. Adicionalmente, decir que esta es
materia del conocimiento común en nuestra comunidad jurídica y la discusión
que se plantea en esta audiencia, no tiene el carácter de jurídico
precisamente, sino está referida a la calidad procesal de la prueba, para
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justificar la propuesta fáctica, la que en concepto de estos jueces supera el
umbral de duda razonable establecida por el legislador, pues el esfuerzo
probatorio de los acusadores en el presente caso, se compadece con la
conclusión del tribunal.
6°) De la prueba en general.- Así, es posible concluir que la prueba
analizada en las motivaciones precedentes, incorporada por quien tiene la
carga procesal a ese fin, demuestra tanto coherencia interna como de
conjunto, acerca del ilícito por el cual se condenó a Valenzuela Telche.
En efecto, la causa de muerte de Maribel Gormaz Ibacache, fue
incorporada por la prueba pericial tanatológica, defendida por doña Vivian
Bustos, una profesional cuya competencia en el área que le es propia no fue
cuestionada en juicio, menos aún por otra de igual naturaleza, esto es,
científica y experta. Así, su conclusión se calificó sus conclusiones como
hechos de la causa. En consecuencia, se tuvo por cierto que el deceso de la
conviviente del acusado, fue provocado por lo que finalmente se registró
como un traumatismo cráneo encefálico por perdigones balísticos, acerca de
lo que no hubo discusión en el juicio.
A su turno, la prueba testimonial valorada en lo pertinente, da cuenta
de una secuencia de hechos que provocaron la muerte dicha persona,
mediante el empleo de un arma de fuego de gran poder destructor, con lo
cual el hechor hirió certeramente a doña Maribel Gormaz, quitándole la vida,
lo que era un resultado seguro especialmente por el medio empleado al
efecto y lo que pudo reconstruirse de la escena del crimen.
En segundo término, los dichos de todos los testigos,-además de ser
estimados veraces en cuanto a los sucesos principales que refieren- (no
existió cuestionamiento al respecto) fueron respaldados con la prueba
pericial fotográfica que, ilustró al tribunal acerca del sitio del suceso, esto
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es, el lugar donde se levantó la evidencia material respectiva, momento en
que se reiteraron, los deponentes indicios claros, en una secuencia lógica,
sostenible ante las máximas de experiencia, a través de versiones exentas
de contradicciones, que pudiesen afectar la realidad de los hechos que
resultaron justificados en la audiencia.
Por cierto, la aptitud letal del arma de fuego empleada no fue puesta
en duda, la que no obstante no ser incorporada en su materialidad, no hubo
reproche al respecto acerca de la pericia que la reconstruyó, en lo que hace
a su pertinencia y solidez del conocimiento experto de su autor.
Antecedente que, asimismo, se encuentra vinculado al testimonio de los
policías que practicaron las primeras diligencias de la investigación, en
cuanto las evidencias que incautaron en el mismo lugar, donde el acusado dio
muerte a su conviviente y pudieron fijarlo en imágenes claras, las
consecuencias del tantas veces referido disparo, lo cual tuvo lugar a escaso
tiempo de perpetrado este delito.
A su turno, la naturaleza la relación de convivencia entre los
involucrados, su tiempo, permanencia y publicidad, fueron antecedentes
aportados por testigos familiares próximos de doña Maribel, vecina y una
amiga. Siendo únicamente discutido la violencia que existió entre los
convivientes cuestión que quedó zanjada en este juicio, ponderando la
testimonial en la forma que se hizo.
Con lo que se lleva dicho, entonces, se impone como conclusión
necesaria, que para causar la herida descrita en la prueba pericial, el
acusado debió haber direccionado el arma de modo directo en contra el
cuerpo del cuerpo de su conviviente, conociendo y queriendo causar el
resultado que se le ha reprochado, en atención especialmente a la
naturaleza del arma empleada, la distancia del disparo y sus actitudes
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anteriores respecto de doña Maribel que resultaron ser claramente
violentas, sumado también el contexto posterior, que ocultó la evidencia
empleada y huyó del lugar del suceso. Todos indicios diversos y múltiples-
además de los desarrollados al valorar la prueba, avalados los relevantes con
prueba científica, que llevan a adscribirle este crimen en calidad de autor.
Así, es posible atribuir a su respecto el carácter de dolo directo o
de primer grado en cuanto faz subjetiva del ilícito, el cual se caracteriza
porque el elemento voluntad de realización del injusto aparece
intensificado, como se constata en el presente caso.
Por otra parte, fue igualmente probada la aptitud causal del riesgo
creado por el acusado, el cual consistió en el uso de un arma de fuego con
las características que se dijeron en la audiencia, avaladas por un
profesional experto y además, es de conocimiento común que, en las
condiciones que la empleó produce resultados letales a no dudarlo.
Por consiguiente, es plausible determinar, en estas circunstancias y
desde un punto de vista objetivo, que este riesgo se materializó en
resultado de muerte, calificado jurídico penalmente como conducta
femicida.
Se añade, únicamente a este último fin, que en los hechos probados no
aparecen concausas u otras condiciones procesalmente relevantes que
pudieron explicar de otro modo el hecho atribuido al acusado. En
consecuencia, suprimida hipotéticamente la conducta llevada a cabo en el
sitio del suceso, el bien jurídico, vida en este caso, habría permanecido
inalterable.
7°) Supuesto fáctico en concreto.- Con el mérito de lo anterior
razonado, el tribunal estimó justificado más allá de toda duda razonable, el
siguiente hecho: Que con fecha 08 de febrero de 2017, siendo
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aproximadamente las 19:00 horas, en el domicilio ubicado en Avenida
Balmaceda 721, Departamento 21, San Bernardo, el acusado José Feliciano
Valenzuela Telche, conociendo las relaciones que los ligaban, efectuó un
disparo a su conviviente Maribel del Carmen Gormaz Ibacache, empleando
para ello un arma de fuego tipo escopeta. Producto de lo cual doña Mabribel
falleció por un traumatismo cráneo encefálico por perdigones balísticos.
Los supuestos fácticos así probados en juicio, en concepto del
Tribunal tipifican el delito de Femicidio, cometido en la persona Maribel del
Carmen Gormaz Ibacache, previsto y sancionado en el artículo 390 inciso 2°
del CP pues se demostró que el sujeto activo, conviviente de doña Maribel
del Carmen efectuó un disparo en contra de ésta, premunido de un arma de
fuego desde escasa distancia, lo que ocasionó su muerte como consecuencia
necesaria y directa.
Asimismo, el dolo directo que integra la faz subjetiva de este ilícito,
se impuso como única explicación plausible de acuerdo a la evidencia
precedentemente valorada, la cual dio cuenta especialmente, del tipo del
arma empleada, la ubicación de la herida, morfología y la dinámica probable,
en los términos ya valorados.
8°) De la calificación jurídica.- Como primera aproximación a lo
discutido en este juicio, se trae a colación que en la especie la cualificación
personal de los sujetos involucrados, otorga el carácter al tipo penal que el
legislador establece en el artículo 390 inciso 2° precitado, misma que
transforma en un delito autónomo el dar muerte a un/una conviviente.
Según se viene haciendo referencia, la calidad de sujeto pasivo
cualificado, por una relación de convivencia a estas alturas del análisis es
materia pacífica. A tal punto esto es así que, el propio acusado lo reconoce
en la audiencia. Luego, la prueba que lo reitera cumple con el estándar
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exigido por el legislador, en cuanto que es una situación de hecho con las
características a que ya se ha hecho referencia.
Cabe recordar también que, cuando aún se discutía el alcance del
concepto convivencia en nuestro medio jurídico, el legislador lo incluyó en el
artículo 390 inciso 2° del CP sin referencias a sus contornos, los que fue
posible construir con los testimonios ya ponderados, en base a la definición
legal precitada y la jurisprudencia de nuestra Corte Suprema.
Dentro de ese orden, sostenemos que dicho Tribunal Superior
entrega una orientación a la ciudadanía, también para los tribunales de
justicia, sin perjuicio del principio de independencia, por cierto, el cual debe
ponderarse teniendo presente los principios se igualdad ante la ley,
seguridad jurídica y no discriminación (arbitraria).
9°) De la participación.- La intervención del acusado se demostró,
con los antecedentes pormenorizados en las motivaciones anteriores,
remitiéndonos en esta parte a lo ya razonado a este fin durante el
desarrollo de esta sentencia que se da por reproducido.
Añadiéndose, eso sí que, estos antecedentes se hallan en
correspondencia con la versión aportada por el propio acusado -que se valoró
en la motivación tercera- quien se situó en el lugar de los hechos y admitió
haber dado muerte a su conviviente y madre de su hijo.
En razón de todo lo anterior, de la diversa prueba indiciaria valorada,
se concluyó como se hizo, prueba indiciaria que es uno de los pilares de
nuestro sistema procesal penal.
Así, los elementos de juicio previamente relacionados formaron
convicción suficiente en los juzgadores, permitiendo dar por acreditado,
más allá de toda duda razonable, que José Feliciano Valenzuela Telche
intervino de una manera inmediata y directa en la ejecución del delito de
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homicidio simple, establecido en lo precedente, por lo que según los claros
términos de la norma establecida en el artículo 390 inciso 2° ya referido, es
considerado autor del mismo.
10°) Alegaciones de los intervinientes.-Según consta de los alegatos
extractados al inicio, los intervinientes circunscribieron sus argumentaciones
básicamente a la calificación jurídica de los hechos planteados en la acusación,
planteamientos que, con relación a los acusadores fueron acogidas, en los
términos que se consignan en el desarrollo de esta sentencia y en cuanto a lo
alegado por la defensa, los sentenciadores se remiten al contenido de las
motivaciones precedentes, las cuales dan por reproducida por economía
procesal.
III.- Circunstancias modificatorias de responsabilidad.
11°) Acoge atenuantes Art. 11 N° 9 CP. El tribunal por unanimidad
otorga el reconocimiento de esta circunstancia morigerante solicitada por la
defensa, cuya oposición por parte de los acusadores no será oída, en razón
de que efectivamente lo aportado por Valenzuela Telche fue eficaz para el
rápido esclarecimiento de lo sucedido, sin perjuicio de la omisión de aquello
que resultó probado mediante la prueba indiciaria.
Se añade a lo anterior, que el acusado renunciando a su derecho de
guardar silencio prestó declaración, dio cuenta de una dinámica probable de
los hechos, se ubicó en el sitio del suceso y reconoció haber empleado en
contra de la víctima el arma de fuego que el mismo describió durante la
investigación, la cual por sus características, se insiste, aportadas por él,
implicó considerarlo un instrumento especialmente apto para cometer el
ilícito investigado, y pudo igualmente entregar los datos necesarios en sede
de investigación para que el MP y el acusador adherido, pudieran mantener
una propuesta acusatoria por el delito de femicidio.
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Así las cosas, dado que el acusado con su declaración permitió
esclarecer el sustrato fáctico elemental de la acusación y que no hubo
contradicciones imposibles de superar por la prueba de cargo en lo restante
a que no aludió, es posible determinar que sus dichos en lo pertinente
tuvieron un especial carácter vinculante con el suceso denunciado, sumada la
colaboración recordada por su defensa en las diligencias investigativas y en
la reconstitución de escena en particular.
Concerniente a la calificación de esta atenuante, se rechaza la
pretensión de la defensa y al respecto, decir brevemente que, su
representado no extendió su colaboración a los aspectos que llevaran a
configurar la calificación a que arribó el tribunal, cuestión que fue
precisamente lo discutido en juicio.
En consecuencia, su mentada colaboración se agotó con el
reconocimiento que efectuó de los elementos contextuales y los escasos
datos que incorporó en lo que hace a su participación verdadera, la que, sin
embargo, resultó probada en unión con los demás antecedentes de la causa.
De este modo, se rechazan las argumentaciones de la defensa, en sentido
contrario, por cuanto no hallaron eco en la prueba rendida.
12°) Rechazo de atenuante art. 11 N° 8 CP.- Con todo, también
por unanimidad, estos sentenciadores, rechazan la circunstancia atenuante
del artículo 11 Nº 8 del Código precitado, solicitada por la defensa, al
estimar que sus alegaciones a ese fin, no presentan ningún sustento en la
prueba, recordándose solamente que de quien denunció lo sucedido, se
ignora la identidad y que luego de abandonar la escena del crimen,
Valenzuela Telche tomó su tiempo para presentarse a la policía, quienes ya
habían realizados las primeras diligencias identificándolo.
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Acerca de la jurisprudencia y doctrina comentada en la audiencia, no
se reiterará en esta sentencia, pues los juzgadores se remiten a lo alegado
por los acusadores en su oportunidad, quienes aportaron lo necesario a ese
fin, máxime si se trata de doctrina y jurisprudencia conocida en nuestra
comunidad jurídica, en lo que hace a la tendencia mayoritaria acerca de los
requisitos de procedencia, según fue alegado.
IV.- De la determinación y ejecución de la pena.
13°) A efectos de asignar la sanción penal aplicable en la especie, el
Tribunal tuvo presente lo que a continuación se indica:
i.- La sanción aplicable es una pena compuesta de dos grados de una
divisible, a saber, presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo
calificado.
ii.- Concurre una circunstancia modificatoria de responsabilidad penal y
ninguna circunstancia agravante a considerar.
iii.- El grado de desarrollo del delito se ha establecido como consumado.
iv.- Según lo dispuesto en el artículo 68 del Código Penal, teniendo
especialmente presente a este fin, que el mayor rigor punitivo para este
delito está contenido en la norma de sanción, sin que el MP hubiera
efectuado alegaciones de que deba hacerse cargo el tribunal para sostener
la condena que propone y, en relación a las alegaciones formuladas por la
querellante, que echó mano a un informe técnico de atención reparatoria de
una institución del Estado para víctimas de delitos violentos, se estima
insuficiente en razón de que tal documento carece de inmediación y
contradictoriedad, en orden a avalar la propuesta de pena del acusador
institucional. En lo que hace a los dichos de la propia víctima indirecta ante
estrados, no es posible a estos juzgadores independizarse de la norma de
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sanción, se- repite, fundados en las apreciaciones subjetivas de dicha
víctima, para los efectos penológicos en este caso.
v.- La pena en concreto, entonces, será presidio menor en su grado máximo
como ordena la ley y en su base, atendido, en primer lugar, que las
circunstancias de contexto en que se produjeron los hechos incriminados, de
las cuales no se aprecia una mayor reprochabilidad de la conducta que no
esté abarcada por esta amplia condena.
En virtud de dicha conclusión, se omite
pronunciamiento en lo que respecta a la norma contenida en el artículo 17
letra B, de la ley 17.978, a cuyo contenido recurrió la acusadora, por ser
incompatible con la pena que se aplicará en definitiva.
-De la costas.- Los sentenciadores determinan eximir al
sentenciado del pago de las costas de la causa, atendida la facultad que el
inciso final del artículo 47 del Código Procesal Penal, confiere a este
tribunal, teniendo en consideración el hecho de encontrarse privado de
libertad por larga data y que el cumplimiento de la pena, se hará en un
recinto carcelario, sin opción para generar recursos propios.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los
artículos 1°, 11 N° 9, 15 n ° 1, 21, 24, 25, 26, 28, 31, 50, 68, 69 y 390 inciso
2° del Código Penal, 47, 295, 296, 297, 307, 309, 309, 340, 342, 344, 346,
348, 375 del Código Procesal Penal;
SE DECLARA;
I.- Que se condena a JOSÉ FELICIANO VALENZUELA TELCHE,
ya individualizado, a la pena de QUINCE AÑOS Y UN DIA de presidio
mayor en su grado máximo, a las accesorias de inhabilitación absoluta
perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos e inhabilitación
absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, en calidad de
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autor del delito de FEMICIDIO, cometido en la persona de Maribel del
Carmen Gormaz Ibacache, el 8 de febrero de 2017, en este territorio
jurisdiccional.
II.- Que atendido el quantum de la pena, el acusado Valenzuela
Telche deberá cumplir la pena impuesta bajo régimen de prisión efectiva,
lo que se contará desde el 8 de febrero de 2017, fecha desde la cual se
encuentra ininterrumpidamente privado de libertad con motivo de esta
causa, según consta del auto de apertura del juicio, esto es, 734 días. Sin
perjuicio de los que se devenguen con posterioridad y cuyo abono
corresponda al juzgado de garantía.
III.- Que se exime al sentenciado del pago de las costas de la causa.
Cúmplase oportunamente con lo prescrito en el artículo 17 de la Ley
N° 19.970 y 17 de la ley de Registro Electoral N° 18.955.
En su oportunidad, remítanse los antecedentes necesarios al Juzgado
de Garantía de San Bernardo para el cumplimiento y ejecución de la pena.
Regístrese y archívese en su oportunidad.
Redactada por la Juez titular doña Azeneth Aguilar Navarro.
RIT N° 328-2018.-
RUC N° 1.700.136.092-2
Pronunciada por los jueces titulares del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal
de San Bernardo, Heber Rocco Martínez, en calidad de juez presidente de
sala, Carla Villemur Torres, como tercer integrante y Azeneth Aguilar
Navarro, en la calidad precitada.
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1

San Bernardo, doce de febrero de dos mil diecinueve

Ante el Tribunal de juicio oral, se llevó a efecto la audiencia de la

causa RIT N ° 328-2014, seguida en contra del JOSÉ FELICIANO

VALENZUELA TELCHE, C.I. N° 18.055.188-3. nacido en Santiago, el 21 de

noviembre de 1991, 27 años de edad, soltero, 7° básico rendido,

comerciante ambulante, con domicilio en Avenida Balmaceda N° 721

departamento N° 21, San Bernardo.

Sostuvo la acusación el Ministerio Público1 representado por la Fiscal

Adjunta subrogante, doña Tatiana González Jiménez. Por la querellante

comparece, Sebastián Farías Flores, por el Servicio Nacional de la Mujer y

Equidad de Género, en representación de Roxana Ibacache Miranda. La

Defensa, a su turno, estuvo a cargo del Defensor Penal Privado, Luis

Carmona Riady. Todos intervinientes con domicilio y forma de notificación

que constan en el Tribunal.

I.- Supuesto fáctico, participación y pretensión punitiva.

1°) De la acusación.- El MP fundó la acción penal de su competencia en lo

siguiente: “Que con fecha 08 de febrero de 2017, siendo aproximadamente

las 19:00 horas, en el domicilio ubicado en Avenida Balmaceda 721,

Departamento 21, San Bernardo, el imputado José Feliciano Valenzuela

escopeta un disparo a la víctima, su conviviente Maribel del Carmen Gormaz

Ibacache, quien a consecuencia de lo cual falleció producto de un

Este sustrato fáctico, en opinión de los acusadores configura el delito

de femicidio, previsto y sancionado en el artículo 390 inciso 2° del Código

Penal2, en grado de consumado, correspondiéndole a participación en calidad

Agregó que no concurren en la especie las circunstancias modificatorias

de responsabilidad penal. En consecuencia, propone la pena de presidio

perpetuo simple, más accesorias legales y la de sujeción a la vigilancia de la

causa. A todo lo cual adhirió el querellante precitado.

sostiene que ha probado los tres ítems mencionados en su apertura.

En cuanto a la relación e convivencia, indica que no hay definición

legal3, y lo aborda desde doctrina a jurisprudencia.

Luego se refiere a los testigos que declaran acerca de la situación

ambos tenían un plan de vida en común, estabilidad y permanencia en el

tiempo, en los términos que estos señalaron, como también aludieron a la

existencia de un hijo, lo que prueba con la documental incorporada.

Prosigue haciendo presente que, en cuanto a que dicha convivencia

estaba enmarcada dentro en un contexto de violencia intrafamiliar 4 , lo

confirmaron la madre de Maribel, doña Roxana Ibacache y la testigo

vieron lesiones en el cuerpo de doña Maribel, en más de una oportunidad,

además de la documental que indica, donde la misma ofendida se refiere a

En cuanto a la participación dolosa en calidad de autor de José

de matar, dice, en este caso a la persona de su conviviente y dicha acción va

a redituar en un resultado querido o al menos asumido por el autor.

Concerniente a hechos objetivos para probar que existe dicho

elemento subjetivo, se trata, afirma, de una acción dirigida a la cabeza de la

describe la “calidad” de las lesiones que presenta Maribel Gormaz. Se

refiere a las fotografías forenses y al sitio del suceso5, recordando que se

tratar de una herida única y lo que informó al respecto la perita Vivian

Bustos. El certificado de defunción, que indica el deceso a las 19 horas.

ocurriera, porque lo dirigió hacia un órgano vital.

A ese fin, se explaya, en suma que doña Maribel trató de reaccionar,

concentraciones, tanto en la palma como en el dorso de la mano, el cual

funcionario de la BH al momento de observar el cuerpo de la víctima logra

ver un perdigón entre las capas de la piel en la mano derecha de la occisa y

afirmó que es explicable porque ese miembro debió haber estado en

que mencionaron se trata según la literatura de una maniobra defensiva. Lo

estar en el área cercana a la zona que se trata de “rebote de los

perdigones”, en este caso, la cabeza. Todos ellos, propone, son contestes en

Respecto del arma que se utilizó, recuerda que no se encontraba

inscrita, ni tenía el acusado permiso de porte, que es de tipo escopeta,

calibre 12, de alto poder de destrucción. Alude, en fin, al informe de la

A continuación como otro sustento para estimar que estamos ante un

dolo, dice, se remite al tipo de relación existente entre doña Maribel y el