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FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES / UNLZ

LINGÜÍSTICA 2020

LA CONSTRUCCIÓN DE LA TEMPORALIDAD LINGÜÍSTICA


PROF. PEDRO VALLEJOS

Temporalidad

Según Benveniste, el discurso se caracteriza por presentar huellas que dan


cuenta de los rasgos intersubjetivos de persona, espacio y tiempo, que se
organizan en torno del “yo/tú”, “aquí” y “ahora” de la enunciación. Por ello, para
este autor, la propiedad intrínseca del enunciado es la subjetividad.

Una de las dimensiones que se organiza alrededor de la subjetividad como


punto de referencia es la temporalidad lingüística. Existen algunos aspectos
importantes que se deben tener en cuenta cuando se habla de la temporalidad.
Una primera aproximación se relaciona con la tarea principal que se le otorga al
lenguaje: referenciar la realidad. Es decir, en general, se tiende a pensar que el
sistema de opciones temporales de una lengua -por caso, los verbos- reproducen
la naturaleza real del tiempo. Esta idea se sustenta en la concepción de la lengua
como un calco de la realidad, vinculada con su función informativa. Sin embargo,
puede decirse que este tipo de representaciones no considera otras opciones del
sistema lingüístico que también manifiestan el tratamiento del tiempo.

En este sentido, cabe aclarar que, si bien el sistema de opciones verbales


(mediante, por ejemplo, su conjugación en tiempo y modo) expresa la
temporalidad lingüística, no agota la capacidad de referenciarla, puesto que la
lengua pone al servicio del hablante otros elementos que también instauran la
temporalidad: expresiones temporales (hace una semana, en la época de cosecha,
etc.), adverbios (siempre, nuevamente, jamás, etc.), conectores (entonces,
mientras, luego), adjetivos (nuevo, antiguo, etc.), entre otros. La existencia y uso
de estas formas dependerá del conjunto de opciones que ofrece cada sistema
lingüístico y de las estrategias que realizan los hablantes para ordenar
temporalmente sus enunciados.
La construcción de la temporalidad Lingüística 2

Desde el punto de vista de la descripción de la temporalidad, Benveniste


establece tres tipos de manifestaciones temporales:

- El tiempo físico del mundo, uniforme, infinito, lineal, unidireccional, que se


puede segmentar a voluntad y que se vincula al hombre. Es variable y cada
persona lo mide según sus emociones y ritmo de vida.

- El tiempo cronológico o el tiempo de los acontecimientos, que es percibido


y pensado de acuerdo con su bidireccionalidad: hacia el pasado y el futuro.
Constituye una socialización del tiempo, a partir de la cual se crean, por
ejemplo, los calendarios. En estos, se sitúan hechos o eventos (por ejemplo:
el nacimiento de Cristo) que funcionan como punto de referencia temporal
y posicional, y definen nuestra ubicación con respecto a ellos. Benveniste
plantea que este tiempo constituido en el calendario es externo al tiempo
vivido. Por el hecho de ser objetivable, el tiempo cronológico puede
dividirse en segmentos uniformes en los cuales se desarrollan los sucesos:
años, meses, días, etc.

- El tiempo lingüístico es aquel que se crea al ponerse en funcionamiento la


enunciación y que se inscribe en el enunciado de un locutor. Está ligado al
uso de la lengua y tiene al enunciador como centro deíctico, quien implanta
su perspectiva por medio de un sistema de opciones lingüísticas o deixis
temporal. De esta manera, cada vez que el hablante emplea la forma
gramatical del tiempo presente, coloca el acontecimiento como coincidente
y simultáneo al instante en el que utiliza la lengua. Así, el presente se
instaura con cada emisión del locutor y, por consiguiente, surge cada vez
como un evento nuevo.
El presente lingüístico funda las opciones temporales de la lengua y
establece la línea de separación entre dos momentos: el que ha dejado de
ser (recuperado a través de la memoria del locutor), el pasado, y el que aún
no ha sido (enunciado de modo prospectivo), el futuro. Estos constituyen
dos movimientos, hacia atrás y hacia adelante, respecto del momento de la
enunciación, y son dados por la “mirada” (perspectiva) lingüística del
locutor.
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“A pesar de la relatividad, originalidad y dependencia del presente de la


instancia del discurso, el presente no debe entenderse como individual, sino
como compartido por el interlocutor que acepta ese presente como el presente
del intercambio discursivo y con ello el presente adquiere una condición
esencial de intersubjetividad”. (García Negroni 2001:77)

De esta forma, el enunciado del hablante organiza el tiempo lingüístico


desde el presente del discurso que confluye con el “yo” del discurso. Desde
el “yo” se inscribe el “ahora” y se establece como centro deíctico de la
enunciación y punto de referencia de la intersubjetividad -entre hablante y
oyente – que caracteriza a la enunciación.

La deixis temporal

Como se ha mencionado, el centro deíctico temporal es el ahora de la


enunciación cuya manifestación gramatical es el tiempo del modo indicativo.

Antes de continuar, resulta adecuado diferenciar dos clases de indicaciones


temporales:

- las deícticas: hoy, mañana, ayer, miro, salí, iré, etc. Tienen como punto de
referencia el momento de la enunciación;
- las no deícticas: el 25 de mayo de 1810, a la mañana siguiente del 20 de
diciembre de 2001… Determinan su referencia con respecto a un punto
cronológico en el tiempo.

La deixis temporal fija las fronteras del tiempo lingüístico que instaura el
“ahora” del momento de la enunciación en relación a un “antes” y un “después”.
El presente de la enunciación funciona como centro axial de los indicadores
temporales que se ubican en torno a este. Cada vez que el hablante hace uso del
presente (en sus diversas manifestaciones lingüísticas) se renuevan las
coordenadas temporales y actualizan la constelación de formas que señalan “lo
que va a volverse presente y lo que acaba de no serlo ya”.

En el siguiente cuadro aparecen algunas de las opciones de la lengua que


dan cuenta de la deixis temporal:
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Referencia con respecto al momento de la enunciación


(To)
Categoría
Anterioridad Simultaneidad posterioridad

Adverbios y después, mañana,


locuciones recién, ayer, mientras, cuando, luego, enseguida
adverbiales de recientemente ya, hoy, ahora termino, un rato
Deícticos de tiempo

tempo después

en un rato, a
desde entonces,
Sintagmas en este momento, continuación,
en ese momento,
preposicionales a partir de ahora dentro de dos
para ese tiempo,
horas

Adjetivos antiguo, viejo actual nuevo, moderno

Verbos amé / amaba amo amaré


temí / temía temo temeré
(flexión verbal) partí / partía parto partiré

Mundo comentado y mundo narrado

Desde una perspectiva comunicativa, Weinrich (1968) estudia el uso de los


tiempos verbales en los textos. Coincide con la perspectiva enunciativa que
adopta Benveniste y propone un estatus subjetivo del tiempo en la lengua. Es
decir, la opción del hablante entre uno y otro conjunto de formas verbales
responde exclusivamente a una elección de tipo comunicativo-contextual.
Señalará, además, que el verbo –en tanto clase de palabra que manifiesta la
categoría gramatical de tiempo en sus morfemas– tiene la posibilidad de
representar la realidad de dos maneras distintas: como comentario (discurso) o
como narración (relato). De esta manera, este autor agrupa las formas verbales
(simples y compuestas) del modo indicativo bajo estas dos modalidades de la
temporalidad: una para referirse al mundo del comentario y otra para referirse al
mundo narrado.

En cada uno de los grupos hay un tiempo de referencia o tiempo cero (T0)
que establece la posición del hablante:

- Mundo del comentario (discurso): el tiempo de referencia (T0) es el


presente.
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- Mundo narrado (relato): el tiempo de referencia se puede manifestar de


dos modos: mediante el pretérito perfecto simple (PPS) y el pretérito
imperfecto (PI).

El resto de los tiempos (del modo indicativo) se sitúa de forma retrospectiva


o prospectiva, con respecto al tiempo de referencia. Es decir, designan la
anterioridad y la posterioridad en relación con el T0 de cada grupo temporal.

La distribución de elementos temporales se plantea de la siguiente forma:

Grupo temporal N.º 1 Grupo temporal N.º 2

Mundo comentado Mundo narrado

Anterioridad To Posterioridad Anterioridad To Posterioridad

Pretérito
Pretérito Pretérito imperfecto
perfecto Presente Futuro pluscuamperfecto / Pretérito Condicional
simple perfecto
simple
Cantó
cantó canta Cantará había cantado cantaría
Cantaba

Los tiempos verbales no son manifestaciones exclusivas del TIEMPO. Sin


embargo, puede decirse que, tanto en el mundo narrado como en el mundo
comentado, existe una perspectiva comunicativa cualitativamente
complementaria de la temporal. “Mundo” en términos de Weinrich ha de ser
entendido como “posible contenido de comunicación lingüística”, para este los
grupos temporales son indicaciones, señalan que los hechos son narrados o, por
el contrario, son comentados.

Comentario

Para Weinrich el presente es el tiempo principal del mundo comentado y


designa una determinada actitud comunicativa. Los tiempos del comentario se
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organizan alrededor del “ahora” del tiempo presente. O sea, en torno al instante
en que el hablante se apropia de la lengua, e instaura la situación de enunciación.

Lo que ha ocurrido antes del momento de la enunciación (anterioridad) se


expresa con el pretérito perfecto simple o compuesto, y lo que ocurrirá después
(posterioridad) se expresa con el futuro.

Ejemplo:

Se mantiene el aislamiento social en todas las zonas con circulación comunitaria. Los
resultados son buenos y eso es porque hicimos bien las cosas. Aún no superamos el
problema, por eso seguiremos trabajando.

Simultaneidad con la
enunciación

Momento de la
Anterioridad enunciación Posterioridad
T0
mantiene, son, es,
Hicimos seguiremos
superamos
pretérito perfecto
Presente Futuro simple
simple

Relato

El punto de referencia de los tiempos del relato se constituye alrededor de


dos tiempos: el pretérito perfecto simple o el pretérito imperfecto. En este caso,
no se considera el ahora de la enunciación. Sino que los tiempos verbales se
disponen en torno a un punto/eje diferente, que es interno a la organización
temporal textual. La anterioridad se establecerá mediante el pretérito
pluscuamperfecto y la posterioridad a través del condicional. En este marco, hay
que tener en cuenta que no necesariamente el relato se ubica en un punto
anterior al presente, sino que responde a una elección comunicativa del hablante.
Según Weinrich (1968):

“cuando el hablante emplea los tiempos del grupo II (relato), el oyente sabe que ha
de recoger la información como relato, pero ignora que haya de relacionarla con lo
pasado. […] La diferencia entre canta y cantaba no consiste en que la información
(semántica) ‘cantar’ añadamos en un caso la información ‘en el presente’ y en el
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segundo ’en el pasado’. […] Los tiempos presente e imperfecto nos están informando
más bien sobre el modo en que tenemos que escuchar. Nos dicen si el ‘cantar’ va a
ser comentado o narrado” (1968: 76)

Ejemplo:

San Martín se había formado como militar en España. Llegó a Buenos Aires en 1812.
Viajaba en el mismo barco que Alvear y ya entonces era manifiesta su enemistad. Poco
después de su llegada se relacionaría con los grupos de poder porteños y se casaría con
Remedios de Escalada.

Anterioridad T0 Posterioridad

Llegó
(PPS)
había formado relacionaría / casaría
Viajaba era
(PI) (PI)

pretérito perfecto
pretérito
simple / condicional
pluscuamperfecto
pretérito imperfecto

Asimismo, existen diferencias de matices entre los tiempos que actúan como
eje dentro de las formas del relato. Weinrich llama a estas diferencias “puesta en
relieve”. Se trata de la función que cumplen algunos tiempos verbales al proyectar
ciertos contenidos en un primer plano y relegar a otros a un segundo nivel. En el
marco de la narración, el pretérito perfecto mantiene los acontecimientos en
relieve, con respecto al pretérito imperfecto. De esta manera:

- El pretérito perfecto simple expresa las acciones nucleares del relato y


pone en primer plano determinados procesos.

- Mientras que el pretérito imperfecto ubica los hechos en un segundo


plano, más descriptivo.

Ejemplo:

El hombre pisó (PPS) algo blanduzco, y enseguida sintió (PPS) la mordedura en el pie.
Saltó (PPS) adelante, y al volverse con un juramento vio (PPS) una yararacusú que se
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arrollaba (PI) sobre sí misma y esperaba (PI) otro ataque. (A la deriva. H. Quiroga –
adaptación)

En el ejemplo se observa el aspecto puntual de los procesos, a través del


pretérito perfecto simple, y su aspecto durativo, mediante el pretérito imperfecto.
Además, se le agrega el juego de matices entre los hechos dispuestos en un
primer plano, las acciones centrales del hombre; y en un segundo plano, las
acciones de la serpiente. El efecto que se produce es la simultaneidad entre las
acciones del protagonista y las del animal: mientras el hombre ve su pierna
mordida, la serpiente se enrolla y espera.

Rasgos del comentario y del relato

Weinrich explica que existe un predominio entre el número de formas del


relato sobre las del comentario. Afirma:

“El lenguaje pone a disposición del mundo del relato más tiempos porque es más
difícil situarse en el mundo narrado que en el mundo comentado en el que nos
movemos con toda confianza. Al tratar de una cosa disponemos de los apoyos más
diversos para hacernos comprender que nos facilita la situación. En la mayoría de los
casos se reconoce sin esfuerzo si el tema del discurso se identifica con la situación
en que se encuentra el hablante y el oyente. Esto lo dan a entender toda clase de
gestos y elementos deícticos del lenguaje.” (Op. cit. 208)

Manifiesta que, si las huellas deícticas que dan cuenta del contexto no están
presentes en el discurso, su objeto se desvía de la situación inmediata hacia “lo
lejano”. Esto es, a distancia del hablante y del oyente. En el mundo narrado la
situación no sirve como ayuda, y será representada exclusivamente a través de
elementos lingüísticos (el sistema de opciones verbales de la narración). De este
modo, en el relato, hay que utilizar un mayor número de formas, como
compensación de los medios extralingüísticos (señas, tonos, indicaciones) que
faltan para determinar la situación. Para el autor, los medios expresivos que
suplen la falta de índices contextuales son, por ejemplo, las parejas de tiempos
imperfecto-perfecto y pluscuamperfecto-pretérito anterior.

Por otro lado, en relación con la perspectiva comunicacional del lenguaje, la


separación entre grupos del relato y del comentario responde a la situación
comunicativa. Los textos en los que predominan secuencias narrativas, cuentos,
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novelas, anécdotas, crónicas, entre otros, muestran una inclinación por los
tiempos del relato. Por otra parte, textos como una exposición científica, un
artículo de opinión o algún tipo de discurso, se inclinan, en general, por los
tiempos verbales del comentario. En definitiva, de acuerdo con la situación y el
género discursivo se reconocerá el predominio de uno u otro conjunto temporal.
De todas formas, cabe aclarar que el dinamismo de la comunicación en la oralidad
y la formulación de géneros más complejos en la escritura (por ejemplo, el ensayo
o la novela) revela la alternancia que puede producirse en la utilización de los
tiempos del mundo comentado y el mundo narrado. En consecuencia, segmentos
comentados pueden intercalarse con segmentos narrados, de acuerdo con la
situación comunicativa y la intención del locutor.

Ejemplo:

_ ¿Por qué Internet sería más importante que la imprenta?

_ Porque la imprenta sólo tocaba al libro, a lo escrito. No al dibujo o las representaciones


gráficas que cambiaron en Occidente cuando en los siglos XVI y XV Filippo Brunelleschi
inventó la perspectiva. La imprenta fue clave, sí. No sólo cambió la manera de fabricar
textos sino el número de universidades. En 1440 había cuatro o cinco. Con la extensión
del libro se multiplicó su número y surgieron el Humanismo, el Renacimiento…

_ ¿La edición de la Biblia en lenguas que no fueran en latín?

_ Exacto. Que fue un soporte del protestantismo. Cada uno podía tener su libro, que
antes valía lo mismo que un coche de carreras hoy día. Desaparecen, de paso, lo
copiadores. Lo que quiero decir es que hay transformaciones en la política, en la
sociedad, en la geopolítica… Hoy Internet y las redes sociales no generan por sí solas
algunos fenómenos, pero los aceleran enormemente. (Entrevista a Ignacio Ramonet,
Página/12, 11/09/11)

En los fragmentos de la entrevista citada anteriormente, para fundamentar


su opinión, el enunciador se vale de la narración histórica que necesariamente
debe presentar a través de tiempos del relato (subrayado simple). Sin embargo,
cuando quiere señalar aspectos de la situación que lo involucran a él y a su
oyente, utiliza tiempos del comentario (subrayado doble).

Como se mencionó, las situaciones que emplean tiempos del relato suponen
cierto distanciamiento respecto de los hechos. En cambio, cuando se utilizan los
tiempos del comentario se pierde tal distancia. Así, el enunciador se presenta más
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comprometido con los hechos expresados en su discurso. Sobre este aspecto,


Weinrich afirma que el hablante hace uso de los tiempos del discurso como señal
hacia el enunciatario de que ese enunciado exige una respuesta. La utilización de
este grupo de tiempos reclama la incumbencia del oyente, su respuesta. De esta
forma,

“la aparición recurrente de un grupo de tiempos verbales en un texto funciona como


una «llamada» a la conciencia del Oyente o Lector para que considere aquello que
se presenta a través del discurso como algo que le implica (mundo comentado) o
como algo que le libera de la coerción de la situación y que le emplaza en un
escenario distinto (mundo narrado)”. (Calsamiglia Blancafort y Tusón Valls, 2007, p.
113).

En este sentido, Weinrich plantea que, en las ocasiones en que se narra, la


actitud “del espíritu y del discurso” es relajada; mientras que, en las situaciones
comentativas, la actitud se torna tensa “tanto del cuerpo como del espíritu”. En la
primera situación, el hablante no está “comprometido” con el mundo que refiere;
en la segunda, el discurso del hablante está implicado con la realidad inmediata,
la modifica en algún aspecto, e involucra también al oyente en esta.

Metáforas temporales

Los tiempos del comentario y del relato conforman un sistema que funciona
como medio y limitación combinatoria de sus elementos. Sin embargo, el uso de
formas verbales en contextos ajenos a su grupo, representa un movimiento que,
en palabras de Weinrich, no significa una infracción contra su gramática. La
aparición de verbos en contextos no esperados les confiere funciones nuevas. Es
decir, se agregan matices de significación que se suman a su expresión temporal.
Weinrich entiende esta aparición como una “metáfora” y la define como la
presencia de una palabra en un contexto extraño. Esta presencia dispone la
palabra en un sentido diferente. Llamará a esta manifestación temporal
“utilización metafórica de los verbos”. Así, la presencia de tiempos del mundo
narrado en el discurso de los tiempos del comentario configura metáforas que
limitan el rasgo de actualidad y compromiso del discurso comentativo. Se suaviza
su contenido, con rasgos de cortesía o modestia (Yo venía a ver si aceptaba mi
propuesta), cariño (ahora quería que supieras…), trasposición a un mundo que no
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es real (Hagamos de cuenta que yo era millonario y vivía en una mansión) y


aportan distancia y relajamiento en la implicación del hablante. A su vez, la
aparición de tiempos del comentario en el contexto de los tiempos de la narración
establece metáforas que acrecientan la validez del discurso y le agregan tensión,
dramatismo o compromiso.

Ejemplo:

“Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha
sido condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo, porque
ya lo daban por muerto, porque para Bandeira ya estaba muerto. Suárez, casi con desdén,
hace fuego.” (fragmento de “El muerto”, 1946, J. L. Borges)

En el ejemplo, el uso del presente (comprende/hace) en un cuento, aporta


dramatismo y tensión a la última escena del relato. El efecto metafórico que se
produce permite simular una sensación de proximidad con el oyente.

Para concluir, según Weinrich,

“Las dos formas fundamentales de las metáforas temporales podemos colocarlas


bajo el concepto de «como si»: se comenta «como si» se narrase (con lo que se
limita su validez) o se narra «como si» se comentase (con lo que se insiste en su
validez). El lenguaje no solo gusta de perspectivas, sino también de ilusiones de
perspectivas.” (p 167)

Algunas consideraciones sobre los significados del presente y el futuro

El presente

Como se señaló anteriormente, el presente es el tiempo de referencia del


discurso que puede coincidir parcial o completamente con el momento del
evento que se presenta lingüísticamente. Esto significa que el intervalo en el cual
se produce un hecho o suceso puede tener una extensión temporal coincidente
con o más amplia del momento de la enunciación. Expresar “Escribo este texto
ahora” supone una coincidencia plena entre la enunciación del hablante y el
desarrollo de la acción. A este tiempo lo denominaremos “presente actual”.

Pero, en “Escribo todas las mañanas”, el intervalo temporal de este tiempo


presente es más amplio que el momento en el que lo enuncio. De este modo, el
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presente con anclaje en la enunciación (con valor deíctico) puede expresar


algunos usos cuyos intervalos de realización exceden el momento de la
enunciación: el presente prospectivo y el presente habitual.

a. Presente prospectivo

El presente puede aparecer en enunciados que refieren a acciones o procesos


que aún no han tenido lugar y que, por lo tanto, se sitúan en un futuro objetivo.
Indica acciones inmediatas o inminentes, cuya realización está planificada de
antemano, o bien hechos que son inevitables.

Ejemplos:

- En un rato te llamo.
- El mes que viene me recibo.
- Esta noche partimos para Bs. As.

b. Presente habitual o cíclico

Señala procesos o acciones que se realizan frecuentemente, se reiteran o se


producen cíclicamente, aunque no sucedan en el momento del habla:

Ejemplos:

- Juega al fútbol todos los viernes.


- Sale todos fines de semana.
- Trabaja por la mañana y estudia por la tarde.

El presente, además, puede asumir valores que no se anclan en la


enunciación. Estas formas no deícticas son el presente histórico o narrativo y el
presente atemporal.

a. El presente histórico:

Es empleado cuando el locutor narra como si comentara. De esta manera, el


enunciador expresa hechos históricos, anecdóticos, biográficos, en forma de
comentario, en lugar de presentarlos como relato. Para Rojo (1999), se produce
un “desplazamiento” del momento de la enunciación hacia un punto de
referencia que no es el presente de los interlocutores, sino que se correlacionaría
con un punto situado en un momento tal del pasado que permite la
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correspondiente reorientación temporal, con los visibles efectos estilísticos de


proximidad, viveza, fuerza dramática.

Este uso del presente sirve para crear tensión en el texto, ya que, de esta
forma, se pone lo que se narra frente a los ojos, como si se lo estuviera
(re)viviendo.

Ejemplos:

El iluminismo penetró hondamente en nuestro país. Moreno traduce “El contrato


social” de Rousseau. En tanto Moreno traduce a Rousseau ya la vida de Santiago
Liniers empieza a peligrar. Mariano Moreno y Juan José Castelli son iluministas.
La Revolución de Mayo es hija del iluminismo francés. (J. P. Feinmann, “La filosofía
y el barro de la historia”)

Mediante la aplicación de la ley electoral que promulga Roque Sáenz Peña en


1912, Yrigoyen es electo en 1916 con el voto popular. Con el radicalismo las capas
medias y los hijos de la inmigración inician un proceso de ejercicio de la
ciudadanía. Los anarquistas agrupados en la FORA son mayoritarios entre la clase
trabajadora. Los socialistas y los radicales controlan apenas un puñado de
sindicatos. En 1919 una huelga de unos obreros de los talleres metalúrgicos de
Cochabamba y La Rioja, pertenecientes a la familia Vasena, desemboca en una
huelga general y en la represión. (Carlos Lagorio – “Pensar la modernidad”)

b. El presente atemporal

Es una forma no temporal, por lo tanto, no está relacionada con el


momento de la enunciación. Por eso, no posee un valor referencial deíctico. Se
trata de una forma de enunciados propia de ciertos géneros discursivos: máximas,
textos teóricos, textos jurídicos, etc. Este presente se utiliza en definiciones,
descripciones de propiedades, o en enunciados de tipo genéricos ajenos a la
temporalidad (por ejemplo, los refranes).

Ejemplos:

Artículo 1º.- La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma


representativa republicana federal, según la establece la presente Constitución.


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La selva tropical, ecuatorial o bosque tropical húmedo es la selva o bosque


denso de clima tropical que se caracteriza por unas elevadas precipitaciones
(2000 a 5000 mm al año) y una elevada temperatura media. Son pluvisilvas que
se sitúan en las proximidades del ecuador terrestre, en Sudamérica, África, islas
del Sudeste de Asia y Melanesia, alcanzando también el sureste de México,
Centroamérica, Madagascar, Indochina y el noreste de Australia.

Quien mal anda, mal acaba / Al que nace barrigón es añudo que lo fajen

El siguiente cuadro resume algunos de los valores del presente:

Uso actual Presente actual


Deícticos
(con anclaje total o parcial
Uso en la enunciación).
Valores del Presente prospectivo
presente prospectivo
Uso habitual Presente habitual

Uso metafórico Presente histórico No deícticos


(no anclados en la
Uso no
Presente atemporal enunciación)
temporal

Valores modales del futuro

El futuro del modo indicativo en primera persona puede, en algunos


contextos, interpretarse como un acto de promesa. El enunciador coloca su acción
en un futuro y asume la obligación de realizarla.

Ejemplo:

- Saldremos de la crisis financiera.


- Estudiaré más para el próximo parcial.

La combinación de la segunda persona con el futuro del modo indicativo es


generalmente comprendida como una orden o mandato, a veces como una
predicción. Esto depende de las relaciones entre enunciador y enunciatario.
Comprende la posibilidad de manifestar a alguien: “harás tal cosa”.
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- Amarás a Dios sobre todas las cosas.


- Tendrá que acompañarme a la seccional.
- Tauro/Amor: saldrá fortalecido de las pruebas de vida de esta semana. Encontrará
un viejo amor que creía perdido.

La asociación de la tercera persona con el futuro del modo indicativo recibe,


en algunos casos, una interpretación modal de posibilidad.

- Ahora, estará saliendo de su casa.


- Pensará que estoy enojado.
- Será hora de que empiece a trabajar.

***

Bibliografía consultada

Atorresi, A. (1996) Los estudios semióticos: el caso de la crónica periodística. Buenos


Aires: Ministerio de Cultura y Educación de la Nación.

Benveniste, É. (1977) Problemas de Lingüística general II. Buenos Aires: Siglo XXI.

Calsamiglia Blancafort, H. y Tusón Valls, A. (2008) Las cosas del decir: manual de
análisis del discurso. Barcelona: Ariel.

Carboni, M. A. (2011) La enunciación. Universidad Nacional de Lomas de Zamora,


Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Cátedra de Lingüística, publicación
de uso interno.

García Negroni, M. M. y Tordesillas Colado, M. (2001) La enunciación en la lengua. De


la deixis a la polifonía. Madrid: Gredos.

Ghio, A. F. (2012) El significado de las formas verbales. Universidad Nacional de Lomas


de Zamora, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Cátedra de Lingüística,
publicación interna.

Rojo, G. y Veiga, A. (1999). “El tiempo verbal. Los tiempos simples”, en Gramática
descriptiva de la lengua española (directores I. Bosque y V. Demonte). Madrid:
Espasa-Calpe, 2867-2934.
La construcción de la temporalidad Lingüística 16

Weinrich, H. (1968) Estructura y función de los tiempos en el lenguaje. Madrid:


Gredos.

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