Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
• Según Guillermo Caballeras, “por jornada de trabajo se entiende el lapso convenido por las partes, que no
puede exceder del máximo legal durante el cual se encuentra el trabajador a las órdenes del patrono o
empresario con el fin de cumplir la prestación laboral que éste le exige.
La idea de jornada sólo puede expresarse de manera razonable, de acuerdo con el criterio sustentado por la ley,
hacerlo de otra manera supondría olvidar que la delimitación de la jornada tiene por objeto permitir al
trabajador el descanso y la recreación, y éstos se verían perjudicados por un criterio de jornada “efectiva” que
prolongaría injustificadamente la presencia del trabajador en el lugar de trabajo.
• El Artículo 116 del Código de Trabajo establece lo siguiente: …“ La jornada ordinaria de trabajo efectivo diurno
no puede ser mayor de ocho horas diarias, ni exceder de un total de cuarenta y ocho horas a la semana…” La
jornada ordinaria de trabajo efectivo nocturno no puede ser mayor de seis horas diarias, ni exceder de un total
de 36 horas diarias a la semana.”
“…el tiempo de trabajo efectivo es aquel en que el trabajador permanezca a las órdenes del patrono”
• Jornada Ordinaria Diurna: es la realizada durante el día. En nuestro medio, el trabajo diurno es el que se
ejecuta entre las seis y las dieciocho horas de un mismo día. La semana laboral será de cuarenta y cuatro horas
de trabajo efectivo, equivalente a cuarenta y ocho horas para los efectos del pago del salario.
• Jornada Ordinaria Nocturna: Es aquella que se ejecuta entre las dieciocho horas de un día y las seis horas
del día siguiente.
• Jornada Ordinaria Mixta: Esta comprende períodos de las jornadas diurnas y nocturnas, siempre que el
período nocturno sea menor de cuatro horas, si comprendiere cuatro o más horas se reputara como nocturno.
• Jornada Extraordinaria: Es la que se prolonga mas allá de sus límites legales sin ninguna clase de
compensación horaria por circunstancias excepcionales. Dichas jornadas pueden tener lugar:
a) Cuando accidentes o circunstancias configurativas del caso fortuito o de fuerza mayor obligan a trabajar
más tiempo del permitido en el día o la semana.
b) Cuando conforme a los reglamentos y las derogaciones permanentes y temporales, se excedan esos
límites debido a “aumento extraordinario de trabajo”.
c) Cuando, por imposición patronal o acuerdo ilícito entre las partes, no se respeten los límites
mencionados.
d) En los trabajos complementarios o preparativos
e) En los trabajos intermitentes
4. Disposiciones Constitucionales:
En cuanto a este aspecto, es en el Artículo 102, literal G, de la Constitución Política de la República, donde se
establece que la jornada ordinaria de trabajo efectivo diurno no puede exceder de ocho horas de trabajo diarias
ni de cuarenta y ocho horas para los efectos exclusivos del pago del salario.
Así como también, el Artículo 103 de nuestra Constitución contiene lo relativo a las leyes de trabajo: “Las
leyes que regulan las relaciones entre empleadores y el trabajo son conciliatorias, tutelares para los
trabajadores y atenderán a todos los factores económicos y sociales pertinentes”.
Es a América por concesión de España a la que corresponde la primera ley que implantó, en pleno siglo
XVI la jornada de ocho horas. En efecto, en la ley de Indias se proclama, cuando corría el año de 1593, que:
“todos los obreros trabajarán ocho horas cada día, cuatro a la mañana y cuatro en la tarde, en las fortificaciones
y fábricas que se hicieran, repartidas a los tiempos mas convenientes para liberarse del rigor del sol, más o
menos lo que a los ingenieros pareció”.
Aparte de este antecedente en el resto del mundo tres siglos después no pasaba de tenue aspiración, la
jornada de ocho horas. Es así como, se constituye el tratado de paz de Versalles, que establece la adopción de la
jornada de ocho horas diarias y de cuarenta y ocho a la semana, para los países que no la hubieran adoptado. De
esto, puede apreciarse que América sufrió un retroceso pues después de completar desde aquél momento
histórico la jornada de ocho horas, el proceso emancipador de los Estados produjo un aumento de la jornada a
diez horas diarias y cincuenta horas semanales, cuestión que cambió nuevamente a partir de 1920, en este
nuevo siglo, es decir que fue primero América y luego Europa la que constituyó la jornada diaria de ocho horas y
de cuarenta y ocho horas semanales.
En cuanto a la semana de cuarenta horas fundamentos especiales de orden fisiológico, son los que se
suscitan a su favor desde la cuarta década del siglo XX con un movimiento obrero, apoyado en los avances
técnicos con distribuciones distintas aunque predominan dos fórmulas: trabajar ocho horas de lunes a viernes
inclusive, o trabajar esos días siete horas y completar las cinco faltantes en la mañana del sábado.
La primera tendencia contó con gran respaldo de los trabajadores, pues se trataba de disfrutar de un
descanso de fin de semana mas largo, mientras que la otra tendencia fue respaldada por los sectores
empleadores, apoyándose en que el rendimiento cuando se fija diariamente el tope en siete y no en ocho horas.
Finalmente fue adoptada la segunda tendencia, que es la que se mantiene en todas las naciones.
En realidad el problema no puede resolverse de manera uniforme. Hay trabajos que exigen
intensa actividad muscular o intelectual, cuya duración diaria habría de ser mínima. En otros casos, la actividad,
reducida a la nada en cuanto a movimientos físicos, implica sin embargo un profundo agotamiento nervioso.
Estas disposiciones lamentablemente no siempre son aplicables, ya que en nuestro país, muchos patronos
obligan a sus trabajadores a laborar fuera de las jornadas anteriormente mencionadas, y los trabajadores no
hacen valer sus derechos por miedo a perder su trabajo, debido a la alta necesidad de éste en nuestra sociedad.
Hoy en día existen muchos lugares donde los trabajadores son explotados, desgastándolos física y mentalmente
debido a la gran cantidad de responsabilidades y no son remunerados de acuerdo a la carga de trabajo que
poseen.
El fin primordial de las normas sobre jornadas de trabajo es que estas se cumplan ya que estas son una base
fundamental para evitar la explotación al trabajador.
Existen Instituciones creadas específicamente para supervisar que estas normas se cumplan, las cuales serán
mencionadas a continuación:
o Procuraduría de la defensa del Trabajador: Se crea como una dependencia de la Inspección General de
Trabajo.
Tiene las siguientes funciones:
a) Brindar asesoría laboral a trabajadores de escasos recursos que no han recibido ningún pago en
concepto de indemnización y prestaciones al finalizar su relación laboral;
b) Elaborar y plantear demandas laborales ante los tribunales de Trabajo y Previsión social;
c) Comparecer y asesorar a los trabajadores demandantes en las audiencias orales que se realicen;
d) Evacuar audiencias, oposiciones, acciones, excepciones y recursos de las demandas planteadas, hasta
su fenecimiento;
e) Llevar un control adecuado y exacto de las asesorías que brinda y de las audiencias que se realicen;
Menores de edad.
Respecto a los menores de edad se sujetará a las siguientes reglas:
• El menor entre 12 y 14 años, cuatro (4) horas diarias y veinticuatro (24) a la semana, en trabajos
ligeros.
• El menor entre 14 y 16 años, seis (6) horas diarias y treinta y seis (36) a la semana.
• El menor entre 16 y 18 años, ocho (8) horas diarias y cuarenta y ocho (48) a la semana.
PREAMBULO
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos
fundamentales del hombre y en la dignidad y el valor de la persona humana, y su determinación de promover
el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Considerando que las Naciones Unidas han proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos que
toda persona tiene todos los derechos y libertades enunciados en ella, sin distinción alguna de raza, color,
sexo, idioma, opinión política o de cualquiera otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición,
Considerando que el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales,
incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento,
Considerando que la necesidad de esa protección especial ha sido enunciada en la Declaración de Ginebra de
1924 sobre los Derechos del Niño y reconocida en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los
convenios constitutivos de los organismos especializados y de las organizaciones internacionales que se
interesan en el bienestar del niño,
la Asamblea General proclama la presente Declaración de los Derechos del Niño a fin de que éste pueda tener
una infancia feliz y gozar, en su propio bien y en bien de la sociedad, de los derechos y libertades que en ella
se enuncian e insta a los padres, a los hombres y mujeres individualmente y a las organizaciones particulares,
autoridades locales y gobiernos nacionales a que reconozcan esos derechos y luchen por su observancia con
medidas legislativas y de otra índole adoptadas progresivamente en conformidad con los siguientes principios:
Principio 1
El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta Declaración. Estos derechos serán reconocidos a
todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra
condición, ya sea del propio niño o de su familia.
Principio 2
El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por
la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en
forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la
consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño.
Principio 3
Principio 4
El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena
salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención
prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos
adecuados.
Principio 5
El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, la
educación y el cuidado especiales que requiere su caso particular.
Principio 6
El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre que
sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente
de afecto y de seguridad moral y material; salvo circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de
corta edad de su madre. La sociedad y las autoridades públicas tendrán la obligación de cuidar especialmente
a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de subsistencia. Para el mantenimiento de los
hijos de familias numerosas conviene conceder subsidios estatales o de otra índole.
Principio 7
El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas
elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de
igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral
y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad.
El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y
orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres.
El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines
perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de
este derecho.
Principio 8
El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro.
Principio 9
El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún
tipo de trata.
No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni
se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación o
impedir su desarrollo físico, mental o moral.
Principio 10
El niño debe ser protegido contra las práticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de
cualquier otra índole. Debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos,
paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio
de sus semejantes.