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TEMA 2: ESTADO DE BIENESTAR:

ORÍGENES Y
PERSPECTIVA

1. CONCEPTOS PARA LA COMPRENSIÓN: POLÍTICA SOCIAL, BIENESTAR SOCIAL Y ESTADO


DE BIENESTAR

En ocasiones, las expresiones “política social”, “Estado de bienestar” y “régimen de bienestar” se


utilizan como sinónimos, aunque los especialistas consideran que no se refieren a las mismas
realidades. A grandes rasgos, mientras que el Bienestar social se relaciona con los valores, el
Estado de Bienestar lo hace con las decisiones políticas, económicas y administrativas que
afectan a los ciudadanos y se materializan en políticas sociales concretas.

2.1 BIENESTAR SOCIAL (Valores)

Analizaremos, en primer lugar, el concepto Bienestar Social. El bienestar es un término ambiguo que
se utiliza para describir un tipo de servicios que provee a losciudadanos y les protege en diversas
circunstancias adversas. En todas las sociedades avanzadas existen tres pilares fundamentales que
abastecen de bienestar social: la familia (unida por el principio de reciprocidad); el mercado (basado
en el intercambio) y el Estado (que bajo el principio de igualdad de derecho de los ciudadanos a unos
niveles mínimos de bienestar, trata de redistribuir allí donde existe desigualdad).

2.2 ESTADO DE BIENESTAR (Decisiones políticas, económicas y administrativas)

Al aparecer asociado el concepto bienestar con el de Estado, presenta diversas acepciones


dependiendo del país en el que se analice. En el entorno de países de la Unión Europea (UE) el
concepto Estado de Bienestar se utiliza junto al de protección social, en donde los diversos agentes
(familia, mercado y Estado) intervienen en la provisión de bienestar social. En los Estados Unidos, sin
embargo, el bienestar social se traduce en asistencia económica para las personas en situación de
pobreza. Por tanto, a pesar de las diferencias, lo que todos los modelos de Estado de Bienestar
tienen en común es que establecen un modelo ideal propio de provisión de bienestar en el que el
Sestado acepta la responsabilidad de universalizarlo a todos los ciudadanos.

El Estado de Bienestar como organización estatal está relacionado con esfuerzos de construcción
nacional a partir de la solidaridad entre ciudadanos, mediante el que se convierte en un derecho
social a la redistribución. Autores como SEGALL plantean que el enfoque del Estado de Bienestar
debería realizarse desde el principio de reciprocidad y no sólo de solidaridad, con el objetivo de
garantizar el bienestar de todos los ciudadanos.

Según BRIGGS: podemos afirmar que el Estado de Bienestar en sentido amplio es “aquel en el
que el poder organizado utiliza deliberadamente (a través de la política y la administración)
mecanismos para modificar las fuerzas del mercado en tres importantes direcciones: primero,
garantizando ingresos mínimos a los individuos y las familias; segundo, eliminando niveles de
inseguridad y evitando a los individuos y las familias alcanzar cierto grado de “contingencia
social” (por ejemplo, enfermedad, envejecimiento o desempleo) que les permiten esquivar
posibles crisis y, tercero, asegurando que todos los ciudadanos sin distinción reciban los mejores
niveles posibles de servicios sociales.
VICENT NAVARRO identifica varios tipos de intervención del Estado de Bienestar que afectan
directamente a los ciudadanos: servicios públicos (como la sanidad, la educación, el apoyo a las familias,
los servicios sociales y la vivienda principalmente), transferencias sociales de fondos públicos de unos
ciudadanos (trabajadores y empresarios) a otros (pensiones de vejez, viudedad o discapacidad),
intervenciones normativas ( leyes y normas mediante las que el Estado u otras unidades administrativas
contribuyen a consolidar el bienestar y a proteger a los ciudadanos), e intervenciones públicas, que
tratan de establecer condiciones óptimas para el desempeño del trabajo de los ciudadanos.

LOS MODELOS DE ESTADO DE BIENESTAR

El Estado de Bienestar constituye un modelo ideal de provisión universal, de protección mediante


servicios sociales articulados a través de políticas sociales. Como hemos visto, el modelo de Estado de
Bienestar cuenta con diferentes acepciones dependiendo del país en el que esté instaurado, aunque
existen unos modelos tipo para los países de la UE liberal; bismarckiano o conservador y nórdico o
socialdemócrata. Algunos autores añaden el modelo sureño para referirse a las especificidades que
presentan los países del sur de Europa.

A) Modelo Liberal

El modelo liberal se basa en las prácticas relacionadas con el bienestar en países europeos anglosajones.
Limita las actuaciones a la pobreza, comprendida como un problema del individuo en particular, no como
un problema social estructural. De este modelo se considera que la población pos í misma es capaz de
contratar su propia provisión social ante situaciones de contingencia y necesidad. El mercado prevalece
como mecanismo de asignación de recursos y el Estado sólo interviene para corregir externalidades de la
economía, generalmente con el objetivo de conseguir que los considerados pobres se inserten en el
mercado.

B) Conservadores o bismarckianos

Encontramos Estados conservadores o bismarckianos en Europa Occidental, principalmente en


Alemania, Francia, Bélgica, Austria y Holanda. El Estado y las instituciones públicas intervienen en
los procesos socioeconómicos, atribuyendo beneficios a partir de criterios de clase y
representación política. Los beneficios sociales que no constituyen derechos universales tienden a
reforzar la estratificación social derivada de las capacidades políticas de los actores sociales y el
Estado sólo proporciona esos beneficios cuando las familias no los consiguen por sí mismas. Desde
este paradigma no se separa economía y sociedad. Se basa en la legitimidad del Estado para
promocionar la integración social y el desarrollo económico.

Los Estados de bienestar bismarckianos se articulan en torno al seguro social ligado al salario del
ciudadano. Los criterios de acceso al sistema de bienestar social implican un trabajo formal y el
pago de un seguro social. Se puede decir que es un sistema corporativo en el que los objetivos son,
como se ha indicado, reforzar el sistema de estratificación social y la familia tradicional, puesto que
este esquema de reciprocidad se sustenta en las prestaciones sociales ligadas, sobre todo, al
empleo de los hombres adultos y sus familias.

C) El modelo socialdemócrata
El modelo socialdemócrata se describe principalmente a partir de dos experiencias: el paradigma
beveridgeano y la socialdemocracia escandinava. Ambas emergieron para dar respuesta a los
problemas sociales comitantes de la IIGM. El beveridgeano comenzó antes del fin de la
Segunda Guerra Mundial como parte del Reporte Beveridge (1942), en el que se recomendaba la
creación de un sistema de seguridad social sustentado a través de contribuciones de todos los
ciudadanos ante contingencias como la enfermedad, el desempleo o la vejez. Incluía pensiones
familiares, beneficios por maternidad y apoyo a la viudedad. Este modelo basa su financiación en
contribuciones de los trabajadores, empleadores y Estado, aunque con cobertura universal. De
este modo se trata de dar respuesta a lo que se denomina “cuestión social” basada en la
consideración de la clase obrera como un actor político y en la extensión del sufragio, que
obligaba a los partidos pol´ticos a legitimarse mediante el apoyo electora.

El modelo socialdemócrata desarrolló un sistema público burocratizado y centralizado a nivel


nacional y sostenido por el principio de seguridad social, aboliendo la prueba de medios
necesaria para recibir ayuda utilizada durante el siglo XIX. Con marcado carácter universalista, se
sustentó en el traspaso de las responsabilidades financieras del bienestar social desde los
individuos a los empleadores, el Estado y el conjunto de la sociedad basándose en un sistema
de impuestos en el que se implica atodos los actores sociales. Este modelo pretende proteger
a todos los ciudadanos frente a posibles contingencias como la enfermedad, el desempleo o la
vejez, garantizando ingresos mínimos.

D) El modelo Nórdico

El modelo nórdico, que encontramos en los países escandinavos, se encuentra estrechamente


ligado a la política keynesiana y de recursos humanos, llegando a denominarse “política activa
del mercado laboral”. Su principal objetivo consiste en erradicar el desempleo y alcanzar el pleno
empleo como mecanismo de inclusión y bienestar social.

El modelo socialdemócrata es caracterizado por los paradigmas beveridgeano y la


socialdemocracia escandinava conciben los riesgos sociales como consecuencias del
funcionamiento del mercado y por eso asumen el bienestar de todos los ciudadanos, no sólo de
los pobres o los asalariados, sino como una cuestión social de responsabilidad colectiva y
solidaria. El principio de universalidad de las políticas sociales es indiscutible y complementa los
derechos civiles y políticos estableciendo una nueva dimensión a la ciudadanía, la social. Esto
imploca el derecho de todos a vivir de acuerdo con los estándares de bienestar prevalecientes en
una sociedad.

En el caso beveridgeano sus principios se aseguran los estándares a todos los grupos sociales
garantizando la universalidad a pesar de las diferencias sociales que el mercado genera. Los
sistemas nórdicos, en el contexto de socidades capitalistas y al margen de la lógica del mercado
establecen como derecho democrático un nivel de vida socialmente adecuado para poder
construir una socidad más justa.

E) Modelo Sureño (o basado en la familia)

En este caso el Estado garantiza un nivel básico de seguridad social asumiendo la existencia de
asistencia informal provista por redes familiares, tal y como sucede en España e Italia, donde la
familia es imprescindible en el abastecimiento de bienestar social a sus ciudadanos.

De cualquier modo y con independencia del modelo de Estado de Bienestar ante el que nos
encontremos y tal y como los profesores ALEMÁN, GARCÉS Y GUTIÉRREZ plantean: Posiblemente
el fenómeno de mayor trascendencia económica, social y política en el escenario de las
sociedades complejas o avanzadas durante la segunda mitad del siglo XX lo constituye el Welfare
State... ha articulado la vida social y ha marcado la paputa del prograso económico en los
distintos países desarrollados... ha afectado también y de manera muy decisiva, al propio Estado,
que ha transformado, con el correspondiente refrendo constitucional en la mayor parte de los
casos, en Estado de Derecho.
Y, sin lugar a dudas, el Estado de Bienestar en sus diferentes modelos de implantación nacional
ha contribuido a la institucionalización de derechos articulados por medios de políticas sociales.

2.3 POLÍTICA SOCIAL

De manera extensa, el término Política Social hace referencia a medidas que los gobiernos
adoptan para abastecer de proteccióny bienestar a los ciudadanos, así como al modo en el que se
implantan y a su estudio académico. Las medidas gubernamentales que se adoptan mediante la
política social se relacionan con los servicios sociales, y tal y como hemos indicado, con el Estado de
bienestar. Su modo de implantaciones refiere a cómo los gobiernos la implementan en unas
condiciones económicas sociales determinadas.

De un modo claro, Teresa Montagut plantea que el término política social: se usa comúnmente
pra definir ciertas características de los modernos Estados del bienestar. Una primera
aproximación a su significado nos lleva a analizar la palabra "política", la cual se emplea para
hacer referencia a cualquier estrategia que gobierna una determinada actuación dirigida hacia
unos fines dados. Política significa originariamente la habilidad y el conocimiento de los hechos
precisos para la conducción y administración de la polis. El concepto expresa una acción sobre
unos medios para la consecución de unos determinados fines, y, por lo tanto, implica un cambio,
una modificación, ya sea de situaciones de sistemas o de prácticas de conducta. Más dificultades
semánticas encontramos con la palabra social. Muchas son las disciplinas, profesiones o grupos
que la reclaman en sus títulos como algo distintivo. En este contexto emplear el término social no
sería más que subrayar que el hombre es un ser social. Desde esta perspectiva todas las políticas,
todas las acciones de gobierno o grupos son acciones sociales. Cualquier política se plantea en el
contexto conjunto particular de circunstancias, una sociedad y cultura dadas y un periódo
histórico determinado. En otras palabras, todas las políticas inciden sibre la sociedad, son
sociales.

Pero es necesario un mayor nivel de precisión académica para poder comprender el alcance del
término política social y utilizando la definición de esta misma autora se puede afirmar que la
política social es concretamente: la relativa a la administración pública de la asistencia, es decir,
al desarrollo y dirección de los servicios especficos del Estado y de las autoridades locales, en
aspectos tales como la salud, educación, trabajo, vivienda, asistencia y servicios sociales. Política
que tendría como finalidad la de paliar determinados problemas sociales o, de una forma más
modesta, perseguir objetivos que generalmente son percibidos como respuesta a tales
problemas. Esta misma perspectiva en la definición de política social la encontramos entre la
doctrina al uso.

Se puede afirmar que la política social es la “relativa a la administración pública de la asistencia, es


decir, al desarrollo y dirección de los servicios específicos del Estado y de las autoridades locales, en
aspectos tales como la salud, educación, trabajo, vivienda, asistencia y servicios sociales. Política que
tendría como finalidad la de paliar determinados problemas sociales y perseguir objetivos que
generalmente son percibidos como respuesta a tales problemas”.

Por tanto, a partir de los conceptos analizados hasta el momento podemos afirmar que el
Estado de Bienestar actúa estableciendo, promoviendo, por medio de políticas sociales,
estructuras que se corresponden con valores de una sociedad concreta.

2. LOS DESAFÍOS A LOS MODELOS DE BIENESTAR ANTE LA GLOBALIZACIÓN

La bibliografía sobre la globalización es muy extensa desde los 90, también los análisis referidos
a los cambios en el Estado de Bienestar. Sin embargo, existen pocas investigaciones que se
refieran a la interacción entre el Estado de Bienestar y la Globalización. La principal cuestión a
abordar es cómo y de qué manera ha influido el proceso de globalización en los cambios
acaecidos en los Estados de bienestar, tal y como describiremos a continuación a partir de los
trabajos coordinados por SYKES, PALIER y PRIOR o los realizados por ESPING-ANDERSEN,
MISHRA o BAYLIS y SMITH.

Comenzaremos delimitando el primer concepto. Lo que se denomina globalización ha sido


conceptualizado de diversos modos, como la “segunda modernidad”, “la sociedad red en la era
de la información”, la “desmodernización” o “la modernidad tardía”.

Cada uno de los anteriores términos enfatiza algún aspecto indispensable para comprender el
fenómeno. Si la globalización es concebida como el momento histórico en el que la primera
modernidad y la segunda coinciden históricamente, se enfatizan los riesgos de confluencia de
las instituciones que han caracterizado la primera modernidad, como los Estados nacionales, el
capitalismo, la industrialización, el trabajo asalariado, la relación entre ciencia y tecnología, el
modo de organización de la vida social, etc. Encontramos la coexistencia de modelos de
sociedades cerradas con nuevas instituciones, consecuencia de la segunda modernidad, en
donde las sociedades y la economía son abiertas.

Si se interpreta la globalización como parte de la sociedad red en la era de la información, se


subraya el proceso de expansión y aceleración del capitalismo unido a la revolución tecnológica
que comenzó durante los años 70 del pasado siglo focalizada en la acumulación de conocimiento
y la generación, el procesamiento y la transmisión de información que conecta y hace
interdependientes a un gran número de economías de mundo. Este fenómeno da lugar a grandes
desigualdades sociales a nivel planetario y es la principal fuente de productividad, poder y
separación entre economía e identidades culturales entre la red y cada sujeto.

Cuando la globalización se asocia con la desmodernización, se trata de destacar la ruptura de la


interdependencia entre el individuo y las instituciones modernas, sobre todo el Estado y el
mercado. Por su parte, la perspectiva de la modernidad tardía subraya que la globalización ha
radicalizado y universalizado las consecuencias imprevistas de la modernidad, especialmente el
“desenclave” de las instituciones o relaciones sociales de sus contextos locales, su
emplazamiento en espacios y tiempos abstractos o “deslocalizados” y la instauración de la
reflexividad generalizada.

Sea cual sea el modo de interpretar la globalización esta ha tenido una dimensión territorial que
corresponde con la incorporación de nuevos espacios geográficos a la economía del mercado.
También está relacionada con la privatización de empresas y actividades públicas y con la
promoción del individuo mercantil.

Los elementos más destacables del proceso de globalización han sido:

3.1. Nuevos mercados globales como el financiero que se encuentra operativo 24 horas al día,
mercados de servicios bancarios, de aseguradoras y de transporte, mercados de consumo con
marcas globales, etc.
3.2. Nuevas herramientas como internet, móviles, faxes, transportes más rápidos y baratos y redes
internacionales de estos medios.
3.3. Nuevas reglas, como políticas económicas estandarizadas, acuerdos multilaterales, agendas
globales para el desarrollo, etc., que limitan la capacidad de actuación de las políticas
nacionales.
3.4. Nuevo actores como agencias internacionales multilaterales, redes globales de organizaciones
no gubernamentales (ONG), así como delincuencia organizada a nivel mundial.

Por lo tanto, el concepto de globalización ha sido muy utilizado y para definir un gran número de
aspectos que juntos configuran la consolidación de un fenómeno de escala internaciona. Desde un
punto de vista económico, la globalización ha sido utilizada para designar el incremento de la
internacionalización de cambios económicos y en el sistema de producción; el abandono de la
regulación de aspectos financieros unido al incremento de la movilidad del capital, bienes y servicios y
trabajo; libre comercio a escala internacional; deslocalización y relocalización de actividades
económicas entre las naciones y el incremento de tasas entre países.
Desde un punto de vista político e institucional, lo global ha supuesto diversos fenómenos como el
debilitamiento de los Estados Nación y la pérdida de legitimidad social y política, también su
descentralización; la revitalización de antiguas y la creación de nuevas instituciones políticas
internacionales.

La globalización culturalmente se asocia con la libre circulación de información, una amenaza para las
culturas tradicionales y la cohesión social suplida por la Mcdonalización, concepto que ha sido tomado
de las estrategias productivas de los restaurantes McDonald en los que se ofrece eficazmente lo máximo
posible por el menor precio. El consumo se vuelve previsible puesto que los alimentos son siempre los
mismos, la cantidad y sabor, independientemente de dónde se consuma. Para RITZER los modos de
vida, el consumo, la alimentación, el ocio, la cultura, etc. se producen cada vez en mayor medida
siguiendo estos principios. En el contexto de la globalización la Mcdonalización ha establecido nuevas
pautas de interacción social. Además, la globalización ha supuesto un proceso de individualización y una
tendencia a publicitar los bienes y servicios como “productos globales”.

En este momento de análisis es pertinente describir el modo en el que la economía ha establecido lazos
entre los Estados Nación. Algunas perspectivas plantean que la globalización es inexorable en la medida
en la que es resultado del capitalismo. Las perspectivas más negativas defienden que la globalización ha
intervenido sobre la desmembración de los Estados, uno de cuyos principales exponentes son OHMAE
o REICH. Para ellos el mercado juega el papel principal y no existe alternativa posible, los Estados
desempeñarán meramente un papel subsidiario del mercado.

Otras perspectivas argumentan que la globalización ha transformado el contexto económico general


en el que las políticas sociales se implementan. Desde las estructuras de bienestar se transfieren bienes
y servicios y se interpretan como elementos de rigidez, un obstáculo para las compañías (costes
laborales) y los Estados (déficit público). En cualquier caso, para las ciencias sociales es un axioma
generalmente aceptado que algo ha cambiado en el medio económico global y también que los Estados
de Bienestar han sido modificados.

En definitiva, los Estados se ven abocados a responder mediante políticas sociales a una serie de
dinámicos cambios sociales, en relación a servicios sociales, pensiones y políticas de empleo, así como la
inmigración que configuran sociedades étnicas y culturalmente heterogéneas. Desde esta perspectiva
diversos analistas del Estado de Bienestar plantean la falta de ajuste entre políticas públicas de
protección social y las nuevas demandas sociales. En este sentido, ESPING-ANDERSEN expone que el
principal reto en estos momentos para el Estado de Bienestar consiste en adaptarse al entorno
cambiante, dejar de presuponer que sigue vigente el "tipo de orden familiar y laboral que reinaba en la
época dorada de nuestros padres y abuelos". Este modelo se basa en la familia estable con una
estructura similar a ujjn cabeza de familia varón, con empleo permanente y una madre cuidadora a
tiempo completo que se hace cargo de ancianos, niños y otros miembros cuando aparece una situación
de dependencia. La actual “crisis” del Estado de Bienestar procede de la falta de adaptación a los
nuevos problemas que presentan las nuevas estructuras sociales, especialmente las familiares y las
laborales.

Por tanto, Las transformaciones de la familia (hogares unipersonales, familias monoparentales) y el


mercado de trabajo (movilidad geográfica, flexibilidad) presentan nuevos restos al Estado de Bienestar,
en el contexto de la globalización. Para hacer frente, “debemos dirigir nuestra atención hacia las
condiciones institucionales que maximicen el funcionamiento de las familias y de los mercados”. Y
continúa ESPING-ANDERSEN: Para ello, es imprescindible considerar el capital humano y cultural, el
desarrollo de habilidades cognitivas y una óptima formación de los ciudadanos para poder acceder al
mercado de trabajo. Los ciudadanos deben estar preparados, con altos niveles de calificación y
oportunidades de movilidad. Algunos autores consideran que, para evitar la posible crisis que el
envejecimiento puede plantear a largo lazo es necesario aumentar la edad de la jubilación y proteger a
los ancianos más débiles, además de estimular la fecundidad.

De cualquier modo, tal y como DAHRENDORF establece, junto con la globalización se deben analizar
decisiones relevantes para los ciudadanos que proceden de los Estados-Nación, en concreto todo
aquello referido a la política social. Algunos autores llegan a afirmar que los efectos de la globalización
sólo pueden ser avaluados adecuadamente mediante cuidadosas consideraciones sobre los efectos
políticos en cada país. Por lo tanto, desde las Ciencias Sociales se plantea la necesidad de llevar a cabo
nuevos análisis sobre las transformaciones sociales a las que los Estados deben adaptarse si quieren
responder con políticas sociales pertinentes y efectivas.

2.1 SINERGIAS ENTRE LA GLOBALIZACIÓN Y EL BIENESTAR

Tal y como SYKES, PALIER y PRIOR proponen en su obra "Globalization an European Welfare State", la
glibaización tiene un impacto significativo en los Estados de Bienestar el incremento de la dominación
de la economía, de la fuerte influencia del mercado. Sobre la globalización y el bienestar podemos
encontrar diversas posturas.

Una de las posiciones sobre la repercusión de la globalización en los Estados de Bienestar considera que
la internacionalización de la economía mundial implica la pérdida de autonomía de los Estados Nación y
la reducción de las oportunidades políticas y el debilitamiento de los mercados de trabajo. En este
sentido, los cambios tecnológicos y comerciales a escala global habrían favorecido el declive de la
demanda de trabajadores sin cualificación, semi cualificados y tradicionales para los que el Estado de
bienestar fueron diseñados. Una de las principales representaciones de esta perspectiva es RAMESH
MISHRA, cuyas argumentaciones se basan en que el socialismo como alternativa al capitalismo se ha
colapsado, por lo que no contribuye una alternativa real. El mayor efecto de la globalización es el
declive de la autonomía de los Estados Nación. La relación entre el Estado y la globalización se establece
a partir de siete pilares desde el surgimiento de los procesos de globalización:

1.1 Limita la capacidad de los gobiernos locales para conseguir pleno empleo
1.2 Conlleva el incremento de la desigualdad de los salarios y las condiciones de trabajo
1.3 Presiona a la baja los sistemas de protección social y el gasto
1.4 Debilita las ideologías que sustenta la protección social
1.5 Socava el asociacionismo
1.6 Dificulta la posibilidad de acceso a los gobiernos nacionales a las políticas de
izquierda y centro
1.7 La lógica de la globalización se confronta con la lógica de las comunidades
nacionales y lademocracia.

MISHRA plantea que la globalización ha respaldado y privilegiado la economía neoliberal como fuerza
trasnacional, afectando al Estado de Bienestar. Sugiere que “las economías devienen globales, pero
las sociedades y comunidades se mantienen nacionales”. La globalización tiene que ser
comprendida
como un fenómeno económico, político e ideológico y no hay duda de que configura el contexto en
el que los Estados de bienestar pueden actuar.

Sin embargo, diversos autores defienden la continuidad de la autonomía de las economías y


gobiernos nacionales a pesar de la globalización. Es decir, la segunda perspectiva en el análisis de la
relación existente entre la globalización y el Estado de bienestar defiende que la primera tiene
relativamente poco impacto en los segundos. Algunos plantean que, en realiad, los cambios
económicos son más graduales de lo que la perspectiva anterior sugiere. Otros autores llegan a
establecer que los Estado de Bienestar son compatibles con el proceso de globalización y que,
incluso, son necesarios en el contexto de economías globalizadas en la provisión de bienestar social y
medidas políticas que contrarresten los efectos de los cambios económicos producidos por la propia
dinámica de la globalización.

LEIBFIED y RIEGER argumentan que la erosión del EB es más el producto de los proyectos ideológicos
gubernamentales que del impacto del proceso de la globalización.

PIERSON, defiende que los EB están cambiando simplemente como consecuencia de factores
internos tales como la demografía, la tecnología, los cambios en la familia o nuevos riesgos. La
solución para este autor consiste en reestructurar el Estado de bienestar y no en desmantelarlo
porque reconoce que existen numerosas necesidades de bienestar generadas por del propio proceso
de globalización. Este autor considera que la globalización es un factor externo al proceso y que
existen otros elementos que intervienen como son la baja productividad asociada a las ayudas por
desempleo que implica que dichas economías tengan una creciente presión fiscal en el
sostenimiento del bienestar y que esas economías tienen una enorme expansión en el
abastecimiento de prestaciones. Según PIERSON, esta cuestión plantea serios problemas, además de
pérdida de flexibilidad se plantean dos tipos de problemas a los Estados de bienestar. El primero es
que, como resultado del envejecimiento de la población hay una disminución de población en edad
de trabajar y por lo tanto mayor presión fiscal que recae sobre la población activa. En segundo lugar,
el incremento del número de ancianos tiene efectos directos sobre dos áreas de la provisión de
bienestar en las que los costos se incrementan significativamente: las pensiones y el sistema de
salud.

La tercera perspectiva, indica que la globalización está teniendo efectos sobre los Estados de
bienestar, aunque están mediatizados por las estructuras institucionales y las respuestas políticas
nacionales. Esta perspectiva se centra en la globalización como factor exógeno, pero también en
los cambios nacionales de los Estado de Bienestar. Argumenta que cierto tipo de Estados de
bienestar (del mismo modo que ciertos tipos de mercado de trabajo) son más compatibles con la
competitividad que otros y que pueden adaptarse mejor a nuevos entornos.

Los análisis y conclusiones de las tres perspectivas se vinculan con los sistemas de bienestar en EEUU
(Estados Unidos) y Gran Bretaña por lo que para poder generalizar estas afirmaciones sería necesario
analizar el proceso en más países. De cualquier modo, la globalización puede desempeñar un rol
ideológico en la justificación de las transformaciones del Estado de bienestar, incluso, aunque las
evidencias directas de su impacto sean difíciles de encontrar. Lo que sí está claro es que los
diversos EB se adaptarán de diferente modo a la globalización. GOSTA ESPING-ANDERSEN concluye
que el crecimiento de un pais requiere apertura económica que se ve afectada por una
competición y vulnerabilidad comercio internacional, las finanzas y los movimientos de capital. Y la
competitividad económica, en un contexto capitalista, implica que las economías de las naciones
con salarios más altos pierden empleos en mayor medida que los países con salarios más bajos a
los que se trasladan los costes de producción. Podemos afirmar que diferentes dimensiones de
globalización crean diversos “factores de presión” dependiendo del EB sobre el que actúe,
dependiendo de sus características específicas.

2.2 NUEVAS SOLUCIONES POLÍTICAS

Siguiendo a SYKES, PALIER y PRIOR se comprueba que agencias internacionales como el Banco Mundial o
la OCDE han propuesto soluciones de escala internacional a los problemas de bienestar. Las
propuestas, de clara orientación neoliberal, tratan de actuar en dos sentidos. Por un lado, la OCDE
propone una perspectiva de acción desde una concepción de ideología globalizada que prevea reformas
en el bienestar. Por otro lado, la amenaza de la globalización provee a los gobiernos de justificaciones
ideológicas para reestablecer cambios en el Estado de Bienestar. La globalización puede ser utilizada
para legitimar reformas en el bienestar, cuando desde el Estado se quieren plantear reformas incluso
aunque apenas tenga que ver con los problemas con los que se la asocia, como la competitividad y los
cambios económicos.

Para promover reformas concretas las agencias internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario
Internacional o la Comisión Europea) han provisto a los gobiernos de análisis y diagnósticos concretos
sobre los problemas a los que se enfrentan los Estado de Bienestar como consecuencia de la
globalización, como los elaborados por la OCDE y la Comisión Europea. Además, han promovido
medidas específicas adecuadas a los nuevos problemas: sistemas de pensiones, nuevos modelos de
administración, etc.
SYKES, PALIER y PRIOR establecen que los análisis sobre globalización y Estado de Bienestar deben
contextualizarse en cada Nación; la globalización debe ser vista no sólo como causante de nuevos
problemas en los Estado de Bienestar, sino también como proveedora de soluciones. Se deben esperar y
buscar respuestas a la globalización y a su modo de implantación en cada nación, lo que dará lugar a
cambios en el Estado de bienestar y a la elaboración e implementación de políticas sociales.
Por otro lado, tal y como se afirmo anteriormente, existen diferentes modelos de Estado de Bienestar,
cada uno con sus propios principios de justicia e igualdad dependiendo de la nación en la que se
implanten. Y la política social, como instrumento de transformación, adopta diversas formas
dependiendo del país con el propñosito de proyectar sus propios objetivos abstractos de justicia e
igualdad sociales. Al tiempo, CASTELLS plantea que la globalización de la producción y la inversión
amenazan el EB como elemento clave en las políticas de estado-nación porque cada vez es “más
contradictorio ara las empresas operar en los mercados globalizados, mientras experimentan diferencias
de costes en prestaciones sociales, así como diferentes grados de regulación entre los países”.

La tecnología permite a las empresas ubicarse en cualquier parte del mundo sin renunciar a formar
parte de redes y mercados globales de producción. Esta situación lleva a la implantación de las
empresas a los países en los que los costes de producción son menores tal y como ya hemos expuesto.
Hasta ahora los Estados han intervenido gravando con tasas los productos externos con el fin de reducir
su competitividad frente a los internos, disminuyendo las ventajas comparativas de comprar a otros
países. Esta situación, por ejemplo, ha tenido un especial relieve durante 2005 en las relaciones frente
Europa y Estados Unidos con el gigante asiático, China, que inunda los mercados de occidente a precios
altamente competitivos. Sin embargo, aunque en su magnífico trabajo "La era de la Información"
CASTELLS considera que la globalización amenaza al Estado de Bienestar, otros especialistas
argumentan que no es necesariamente así, sino que existen oportunidades que la globalización
engendra en sí misma, tal y como exponemos en los análisis parciales de los modelos de bienestar
explicados anteriormente.

2.3 MODELOS DE BIENESTAR Y GLOBALIZACIÓN

Existen elementos comunes en la interacción entre la globalización y todos los tipos de Estado de
bienestar: activación de políticas públicas, como las dirigidas a la educación para que los ciudadanos
puedan emplearse en el mercado de trabajo, marketing, privatización de servicios de bienestar, recorte del
gasto público y cobertura de servicios y reestructuraciones ideológicas que legitiman el Estado de
Bienestar o políticas sociales para proveerde servicios a la población.

Sin embargo, PRIOR y SYKES conciben que la globalización no es una fuerza exógena que impacta
homogéneamente a las naciones Estado, sino que impacta de diferente modo dependiendo del sistema de
bienestar y de las respuestas nacionales materializadas en políticas sociales. En definitiva, lo que estos
autores defienden es que la interacción entre globalización y Estado de Bienestar es recíproca, no
unidireccional. Si bien al comienzo de este capitulo esbozamos las características de diversos modelos de
Estado de bienestar, a continuación abordamos mayor profusión los aspectos idiosincrásicos en su
interacción con la globalización.

A) Modelo bismarckiano

DALY considera que el modelo de bienestar bismarckiano es característicamente alemán, muy organizado
y altamente regulado por una variedad de instituciones e intereses, además de centralizado al mismo
tiempo que altamente interconectado administrativamente. Los principios que caracterizan este modelo
son:

 Mecanismos de funcionamiento: las ayudas se consiguen a través del mercado.


Los hombres mediante el empleo, mientras que las mujeres generalmente a través
de las relaciones familiares. Existen por tanto dos sistemas, el de mercado-
trabajo y el de matrimonio que permiten acumular beneficios y servicios. Los
costes de los sistemas de protección social se articulan mediante seguro social.
 Principio de equivalencia: el nivel de ayudas recibido depende de la
contribución realizada y de la cuantía del salario.
 Equidad horizontal: se relaciona principalmente con el ciclo de la vida laoral y
personal de manera que las últimas etapas de la vida quedan cubiertas en
términos económicos por medio de la jubilación. También afecta a las familias
con hijos ya que son cubiertos los costes relacionados con la infancia.
 Autogestión: La intervención directa del Estado es la última de las opciones,
primando la intervención de otras instituciones sociales más cercanas al
ciudadano, como la familia o la comunidad, por ejemplo. La gestión se articula a
partir de los representantes de los trabajadores, los propios trabajadores y el
Estado.
 Inclusión en la estructura social: este modelo de bienestar se refiere no sólo a
los individuos y a su capacidad, sino a los individuos en términos de sus estatus
familiar y social, favoreciendo las familias tradicionales y a ciertos grupos sobre
otros.

Específicamente, en la interacción entre el modelo bismarckiano y la globalización intervienen


factores endógenos y exógenos. Entre familia y Estado de bienestar tiene lugar una relación
indirecta. Lo que sucede a los Estados de bienestar como consecuencia de la globalización es
filtrado a través del desarrollo económico y del mercado de trabajo, que presiona sobre aspectos
tales como los costes y la estructura laborales. Concretamente, los aspectos más importantes
de la globalización que intervienen en el Estado de bienestar bismarckiano según DALY son:

1 La fórmula de financiación de las estructuras de bienestar: la financiación se


ha convertido en un elemento de presión en términos de gastos e ingresos
desde el momento en que el descenso del empleo reduce los ingresos públicos
(a través de los impuestos y las contribuciones a la seguridad social), al mismo
tiempo que aumenta la demanda de gasto social. Este modelo es vulnerable
a las presiones de la globalización entre otros motivos porque el desempleo
da lugar a problemas específicos relacionados con la demanda de recursos
sociales. Existe además lo que DALY denomina el “dilema de asegurar recursos
complementarios”, que influye en la tradicional tendencia al incremento de
contribuciones a la seguridad social, creando problemas en la competitividad.
2 La naturaleza de la demanda de servicios: esta cuestión está relacionada con
la capacidad de los Estados para adaptarse al incremento del número de
demandantes de servicios sin recursos.
3 Los beneficios sociales en relación a la globalización intervienen en la
flexibilidad: desde este punto de vista la globalización puede plantear serias
dificultades al Estado de bienestar a causa de la inflexibilidad del sistema ante
nuevos riesgos. El estado de bienestar bismarckiano tiene capacidades
limitadas para responder con flexibilidad a los cambios del ambiente que
propicia la globalización.
4 La rígida orientación de este tipo de Estado de Bienestar suele limitar las
respuestas a la globalización que demanda sujetos flexibles. Presenta la
paradoja según la cual cuanto más móvil y flexible es la gente para adaptarse a
la globalización más individual y menos familiar es y, sin embargo, tal y como
se ha expuesto, este tipo de Estado favorece en mayor medida a
organizaciones sociales como la familia. La movilidad y la adaptación, por
tanto, limitan y dificultan el acceso al Estado de bienestar al mismo tiempo
que permiten mayor adaptación laboral.

DALY concluye que la relación entre la globalización y el Estado de Bienestar basado en las
propuestas de Bismarck se sustenta en dos aspectos centrales: el modelo de financiación y
gestión de la seguridad social y el aumento de las demandas de servicios públicos. En la
contextualización de cóo esos y otros aspectos de política social se ven afectados por la
globalización es imprescindible tener en cuenta aspectos de política macroeconómica y del
mercado laboral. Alemania, por ejemplo, está reforzando políticas tanto económicas como
sociales de corte marcadamente liberal, tal y como se desprende de los resultados electorales
de dos comicios celebrados en 2005, cuyo resultado ha situado en el gobierno como nueva
Canciller a Ángela Merkel, que enfatiza claramente las poríticas económicas sobre el resto de
políticas sociales.

B)Modelo Nórdico

Este tipo de modelo representa el prototipo de Estado de Bienestar con carácter marcadamente
social y universal, que mediante políticas públicas de gran esfuerzo presupuestario, político y
administrativo busca alcanzar el bienestar de sus ciudadanos. Este modelo de Estado de
Bienestar se ha visto, como los demás modelos, ampliamente afectado por la globalización.

Tradicionalmente se viene considerando a los países nórdicos como un grupo distintivo,


representativo de sistemas social demócratas, en términos de ESPING-ANDERSEN. Para analizar
la intervención de la globalización en el modelo nórdico seguiremos el trabajo de PEKKA
KOSONEN, en su análisis "Globalization and the Nordic Welfare State" en donde describe
explícitamente la relación existente entre la globalización y los Estados de bienestar de
Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia.

El modelo de Estado de bienestar nórdico se caracteriza por considerar varios principios, lo que
PEKKA KOSONEN denomina el legado normativo nórdico. Desde este modelo de Estado de
Bienestar se legitiman una serie de requisitos económicos y sociales: universalidad e igualdad de
los derechos sociales de todos los individuos y grupos sociales, responsabilidad gubernamental,
igualdad de ingresos y de género, así como la persecución del pleno empleo. La universalidad en
las políticas sociales se refiere a cómo todos y cada uno de los ciudadanos tiene derecho a los
servicios y las trasferencias por parte del Estado.

La responsabilidad del gobierno se materializa de modo que el sector público juega el papel
principal en la distribución y el abastecimiento de los seguros y servicios sociales. Desde el
punto de vista nórdico, la igualdad se refiere a dos aspectos, tanto a la redistribución de los
ingresos como al género. Los altos niveles de empleo han sido una característica en estos países,
no sólo como valor social en sí mismo sino como un mecanismo de redistribución y financiación
de las políticas de bienestar.
Todos los elementos comunes entre los países escandinavos han sido posibles no solo por el
“legado normativo nórdico”, sino como consecuencia de estructuras económicas y políticas
similares. Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia se sustentan en pequeñas economías
desarrolladas a partir de sistemas nacionales de producción con clara orientación de exportación
y basadas en lo que ellas denominan sociedad del conocimiento (knowledge society). La política
ha venido definida por un marcado carácter social demócrata y agrario que pone de relieve como
al estructura social está compuesta proncipalmente por trabajadores y granjeros. Además, el
mercado de trabajo ha permitido el acceso de las mujeres, cuya participación ha sido alta.

En estos países las principales estrategias económicas y políticas relacionadas con el bienestar
han sido una cuestión de Estado por lo que no se han visto afectadas significativamente a lo largo
del tiempo por los cambios de gobierno. Esta cuestión pone de manifiesto la coincidencia que
existe entre ellos sobre los elementos básicos que configuran el bienestar, incluso en cuanto a
nuevas medidas adoptadas en materia de política social. Por tanto, los cambios en la política
social no pueden ser simplemente atribuidos al proceso de globalización y la cuestión principal
para el análisis es si el "legado normativo nórdico" sigue en vigor o si se ha modificado.

Respondiendo a esta cuestión y Siguiendo a KOSONEN, en estos países, el pleno empleo ha


perdido su primacía a favor de objetivos como la estabilidad y el presupuesto equilibrado, a
pesar de que todos los gobiernos tienen el pleno empleo como prioridad. En la práctica, tanto en
las políticas de empleo como en las demás políticas sociales, la llamada línea de trabajo (work
line) ha sido principal. Los jóvenes desempleados, por ejemplo, tienen que participar en
programas educativos específicos y realizar algún tipo de trabajo, no sólo recibir ayudas
económicas.

Esta transformación está relacionada con el objetivo social de igualdad, que lleva a medidas tales
como que, en los países nórdicos, esté aumentando la aceptación de salarios más bajos para los
jóvenes. Además, se reducen los impuestos a los productos noruegos y suecos. Estas medidas
son adoptadas con el objetivo de conseguir incentivar la creación de empleo, lo que pone de
manifiesto que también en los países nórdicos existe una aceptación de la correlación entre
incentivos, impuestos y nivel de empleo. Al mismo tiempo, como el principio de igualdad es
considerado un valor, se legitiman las políticas sociales. Es decir, el motivo por el que estos
países siguen redistribuyendo a pesar de los problemas de mercado de trabajo se puede explicar
por la universalidad de los impuestos y el valor de la igualdad.

La visión sobre la responsabilidad del sector público en el abastecimiento de bienestar social ha


variado pero no se ha modificado completamente. Las soluciones procedentes del ámbito
privado cuentan con mayor aceptación e implantación. Los servicios sociales estatales han
reducido su plantilla en nombre de la eficacia. Sin embargo, aunque han entrado en juego
nuevos actores que configuran el "welfare mix", sigue prevaleciendo el valor de la
responsabilidad pública en la provisión de servicios y el mantenimiento de la seguridad. Los
derechos sociales universales continúan siendo defendidos por la mayoría de grupos sociales y
las fuerzas políticas. De cualquier modo, en la práctica se puede detectar relación entre el nivel
de ingresos y los seguros o ayudas sociales recibidos. Por primera vez el empleo de larga
duración tiende a excluirse de ayudas sociales y la ciudadanía asiste a nuevas divisiones internas
hasta el momento desconocidas los planteamientos en el modelo de bienestar nórdico.

La vulnerabilidad y sostenibilidad de los modelos nórdicos ante la globalización es el siguiente


paso en el análisis. Si tenemos en cuenta que los niveles de gasto social e impuestos son altos en
los países nórdicos podría considerarse que esta característica los convierte en vulnerables en el
contexto del mercado internacional. Pero esta afirmación sería simplista, afirma KOSONEN, y hay
que considerar en los análisis el papel de las políticas económicas en su conjunto porque la
política de bienestar y su relación con el mercado de trabajo y la propia política económica son
más importantes que el gasto público total. Esta cuestión es especialmente destacable en el
contexto del proceso de globalización.
Por tanto ¿Cómo de vulnerables son los Estados de bienestar nórdicos ante la globalización? La
discusión debe centrarse en los cambios en el mercado de trabajo, la financiación del gasto social
y las políticas los legitiman. En los mercados de trabajo nórdicos la Europeización y la
globalización han creado mayor incertidumbre y han presionado para aumentar la flexibilización.
Bajo condiciones globales, los gobiernos cuentan con menos instrumentos para tratar de
mantener altos niveles de empleo. La competencia global mejora la situación de los empleados
cualificados, mientras que los trabajadores menos cualificados ven empeorar las posibilidades
de insertarse en el mercado de trabajo. Esta situación puede poner en peligro el principio de
igualdad nórdico.

Otro de los problemas que plantea el debate de la globalización son las propias estructuras,
especialmente el modo en el que la política social es financiada. Es Estado de bienestar nórdico
juega un gran papel en la recaudación general de impuestos y plantea que las aportaciones al
sistema y los costes indirectos son percibidos como perjudiciales para la competencia
internacional. Y la globalización aparece asociada con la reducción de impuestos directos
disminuyendo la recaudación general de impuestos. Esta cuestión es especialmente destacable
en la medida en la que se prevé el aumento del número de pensionistas en las próximas décadas,
lo que supondría un aumento considerable del gasto social.

En definitiva, la propia globalización puede afectar los valores actuales respecto a cuestiones
tales como la política fiscal, con repercusiones sobre los modelos de financiación del Estado de
Bienestar nórdico. Potencialmente existe un conflicto entre la mentalidad comunitaria y de
bienestar universal que valora altos niveles de empleo e intervención del EB y las imposiciones
del mercado global.

Por otro lado, existen fortalezas en las sociedades nórdicas en términos de competitividad global como
son el alto grado de consenso social, los altos niveles de inclusión del conjunto de la población, así como
sus altos niveles educativo y tecnológico. Estos elementos pueden hacer competitivos a estos países
manteniendo políticas sociales que consoliden un sólido Estado de Bienestar en el contexto de la
globalización.

C) Modelo liberal

Este modelo corresponde a países como Gran Bretaña e Irlanda. NORMAN GISBURG describe en
"Globalization and the Liberal Welfare Status", los gobiernos de estos países durante los años 80, han
desarrollado políticas macroeconómicas e industriales diseñadas expresamente para exponerse a la libre
competencia de la globalización. Ambos gobiernos han facilitado el libre flujo de bienes, servicios, dinero o
tecnología tanto internos como externos.

Los Estados de Bienestar liberales se caracterizan principalmente por los siguientes elementos: bajo nivel
de gasto social, baja protección social respecto a los riesgos y necesidades derivados del desempleo, la
enfermedad, el envejecimiento, la maternidad o la monoparentalidad; bajos niveles de ingresos dirigidos a
políticas sociales, incluidas las pensiones; restrictivo disfrute de seguros sociales; pobreza relativa; estigma,
infrafinanciación y baja calidad de los servicios sociales públicos; cultura de confianza en la auto-financiación,
ayudas y cuidados familiares, complementado por la caridad y la provisión. Algunos análisis enfatizan,
además, la falta de ayudas públicas para la plena incorporación de la mujer al mundo laboral.

Los principales efectos de la globalización en los países con Estados de Bienestar liberales han sido el
retroceso del gasto social y de recaudación de impuestos; el incremento de la desigualdad entre los
ciudadanos, un alto grado de flexibilidad laboral; escasa regulación del mercado de trabajo y la
privatización de los servicios de bienestar. Tal y Como afirma GINSBURG, la presión de la globalización ha
evolucionado en una doble vertiente: el declive de los recursos al mismo tiempo que el incremento de la
demanda de servicios por parte de los ciudadanos. La propia globalización ha sido utilizada en estos países
apra legitimar el retroceso del Estado de bienestar, todo ello en nombre de la competencia y eficacia
económicas.

D) Modelo sureño

Los países del sur de Europa, también conocidos como mediterráneos y entre los que se encuentra España, al
igual que el resto de paises europeos, tienen que compatibilizar las demandas de la economía con su
actual sistema de protección social. Algunos de los retos sociales con los que se encuentra el bienestar en
los países con modelo sureño: el envejecimiento de la población, que interviene en la demanda al alza de
servicios específicos y en el aumento de la tasa de dependencia; bajas tasas de actividad y aumento del
desempleo; incremento de hogares unipersonales y familias monoparentales, además de los restos que
plantea la reincorporación de la mujer al mundo laboral, puesto que tradicionalmente han recaído sobre ellas
muchos servicios que no han recibido contraprestación económica alguna.

ESPING-ANDERSEN considera que los Estados de bienestar de España e Italia muestran las mismas
características conservadoras que sistemas como el alemán, su origen y desarrollo se ha basado en la
tradición bismarckiana. Algunos autores argumentan que en el desarrollo de los Estados de Bienestar de
estos países (España, Italia), ha sido muy importante las tradiciones culturales, incluidas las religiosas en
relación, además con la asignación de roles familiares de género.

El modelo sureño presenta, según FERRERA, unas características básicas. En primer lugar, los principios
de acceso a las provisiones del bienestar combinan al mismo tiempo servicios basados en la tradición
social demócrata y los ingresos procedentes de las remesas de la población activa. Según GUILLÉ y
ÁLVAREZ este sistema combina dos de las características propuestas por ESPING-ANDERSEN al describir
los modelos de Estado de bienestar, por lo que se les puede denominar "dual".

Existe universalización de servicios en cuanto a la salud y la educación. En España, por ejemplo,


prevalecen atenciones mayoritariamente cubiertas: discapacidad, ancianos a través de las pensiones,
seguro por enfermmedad y desempleo. Además, se dirige principalmente aunque no exclusivamente a
los trabajadores. El sistema se sostiene a través de contribuciones a la seguridad social, aunque
también existen contribuciones privadas para mejorar el bienestar social.

Este modelo sobreprotege el mercado de trabajo interno en mayor medida que otros Estados más
liberales y también protege en mayor medida a los jubilados que a la población activa. Las pensiones
suponen una gran proporción del gasto público total. Los servicos sociales, especialmente la educación
y la salud, responden a sistemas de bienestar socialdemócratas en los que los servicios llegan a toda
la población y son derechos sociales financiados por el Estado.

La Unión Europea es el principal actor social que interviene, en el contexto de la globalización, en la


configuración política social en estos países. Al mismo tiempo ha contribuido a la integración en el
contexto europeo y a la introducción de nuevas ideas que han contribuido a reformas. Por un lado, la
descentralización ha tenido como consecuencia que las iniciativas adoptadas en una región europea
se han extendido a otras. Por otro, han sido adoptadas nuevas políticas sociales como consecuencia de
ajustes regionales que posteriormente han sido adoptadas a nivel nacional.

Pero esta situación ha dado lugar a agravios comparativos, al incremento de las desigualdades
territoriales, dificultades de implementación y control de los costes junto con complicados procesos de
negociación en relación a ala financiación de las diversas regiones.

En el caso español, más que hablar de nuevos actores sería más apropiado hablar del nacimiento de
diversos modelos de acción adoptados por los actores tradicionales. Un claro ejemplo son las
organizaciones sindicales y patronales que han continuado jugando un papel relevante en la
configuración de políticas sociales y han llegado a acuerdos significativos con los sucesivos gobiernos
dirante los años 90. El ejemplo más destacado es la firma y renovaciones sucesivas del Pacto de Toledo,
llevadas a cabo a lo largo de esta década entre los dos partidos políticos mayoritarios PP y PSOE,
durante sus respectivos gobiernos y mediante acuerdos con otros agentes sociales. De este modo se
consiguió la racionalización y la viabilidad del sistema público de pensiones. En definitiva se uede
afirmar que, desde el período de la transición hasta la actualidad, se han llevado a cabo en España
numerosas medidas a través de la política social que han consolidado el Estado de Bienestar. Y que
dichas medidas han seguido las pautas en el contexto de la globalización de un actor externo, la Unión
europea, desde el mismo momento de la integración española.

Por tanto, la globalización más que constituirse como una fuerza externa que ha intervenido en la
configuración de la política social en países con modelo de Estado de Bienestar sureño, ha introducido
cambios a través de la consolidación de la Unión Europea como estructura que ha determinado una
posición concreta de los países miembros de la Unión. La globalización ha contribuido a que los países
miembros percibieran la necesidad de nuevas actitudes de reestructuración macroeconómica como
pilar esencial de la Unión Económica y Monetaria. Estos cambios han permitido a España constituirse
como parte integrante de una área económica sólida y fuerte. Por otro lado, convertirse en "europeo"
implica que los niveles de protección social no pueden ponerse en peligro, sino que deben eliminar las
desigualdades a través de un uso racional y eficiente de los recursos.

Para GUILLEN Y ALVAREZ, los países sureños han perdido cierta autonomía del mismo modo que otros
países al afrontar la integración y globalización de la economía europea en su conjunto. Sin embargo,
para alcanzar la competitividad económica de los países de la UE no se han limitado drásticamente los
niveles de protección social. Claramente se ha evitado un sistema de protección de necesidades básicas,
reduciéndose el Estado de Bienestar sólamente en algunos aspectos.

España continúa basándose en principios del sistema bismarckiano y, aunque con revisiones en la
redistribución de los servicios, la universalización continúa vigente, sobre todo en lo referente a la
sanidad. Los servicios sociales cubren a todos los ciudadanos. Además, se han desarrollado dos
situaciones paralelas: el control de los costes y la eficiencia de los servicios y la universalización de
ciertas áreas, incrementando la redistribución de recursos a ciudadanos que no han contribuido al
sistema de la seguridad social con el objetivo de evitar su exclusión.

La reacción a la globalización ha conllevado un ajuste económico y la racionalización de la política social


durante el proceso de integración en la UE. Como resultado, una serie de aspectos positivos han tenido
lugar en la economía de los países sureños, entre ellos España. En primer lugar, el Tratado de Mastricht
ha regulado la inflación y el déficit público. Y en segundo lugar, la política social ha conseguido
mayores grados de eficiencia y se ha incrementado la atención a grupos excluidos o en riesgo de
exclusión.

Por otro lado, los países del sur de Europa han perdido autonomía en la regulación del mercado de
trabajo a causa de la globalización de numerosos productos que se adquieren en el libre mercado de
bienes y servicios. En este sentido, los gobiernos deben redirigir sus políticas sociales con el objetivo
de cubrir las nuevas necesidades que van a aparecer como consecuencia de este proceso. De este modo,
ya han tenido lugar esfuerzos destinados a flexibilizar el mercado de trabajo, más rígido en comparación
a estados miembros de la UE con otros modelos de Estado de bienestar.

3. NUEVOS RETOS A LOS ESTADOS DE BIENESTAR EN UN CONTEXTO DE CRISIS

Consecuencia de la crisis generalizada en la que se encuentra inmersa gran parte de occidente, a finales
de 2012, en la Universidad danesa Roskilde, el Polforsk y el Consejo de Europa organizaron
conjuntamente un Workshop: The end of the European social Model? EU socio-economic governance in
crisis. Este espacio se organizó en el contexto Council for European Studies (CES): European integration
and global Political Economy. Su objetivo fue la reflexión profunda acerca del Estado de bienestar y los
mecanismos de gobierno en la UE.

Como resultado de la crisis financiera y económica acentuada a partir de 2007, la UE se encuentra en


un proceso profundo de transformación, con muchas implicaciones para el que viene denominándose
“modelo social europeo”, caracterizado por los modelos de Estado de bienestar descritos más arriba. En
estos momentos, los programas de austeridad implementados por los Estado miembros han puesto en
marcha cambios en las provisiones y recursos del Estado de Bienestar que suponen la reducción de
recursos destinados a servicios que hasta ahora se entendían como derechos de los ciudadanos. Al
mismo tiempo que esto sucede, se han establecido ambiciosos objetivos en el marco de la Estrategia
Europea 2020 en materia de competitividad y, si todo sigue como hasta este momento, con una
tendencia a un Pacto fiscal europeo como respuesta a la aguda crisis de la zona euro.

Los objetivos concretos del Workshop permiten conocer qué considera la UE que marcará las estrategias
en materia de bienestar social. El primero de los objetivos consistía en identificar y delimitar el
desarrollo de estrategias políticas en materia socioeconómica en el contexto europeo incluyendo, por
ejemplo, la protección social como las pensiones y la asistencia sanitaria, las políticas de empleo, la
legislación laboral, la educación, la igualdad de género o la cohesión estructural.

El segundo objetivo iba dirigido a centrarse en los cambios concominantes en estas áreas en cuanto a su
contendido y al modo de gestionarlas. Algunos ejemplos son el análisis del papel cada vez más
importante de la European Court of Justice (ECJ) el rol de los grupos de expertos en diversas materias
(por ejemplo discapacidad), el fortalecimiento de la capacidad ejecutiva de la UE, así como el
cuestionamiento por parte de la sociedad civil de las medidas que se adoptan, con especial atención a
las más impopulares y que los ciudadanos perciben como amenazas a sus derechos sociales.

El tercer objetivo fue el análisis de cómo los cambios fomentados por la UE se relacionaban con las
estrategias nacionales de reducción de la deuda pública y las consecuencias que estas medidas tenían
sobre la percepciónde legitimidad por parte de los ciudadanos respecto a la UE.

En España el trabajo Los estados de Bienestar en la Encrucijada. Políticas Sociales en Perspectiva


comparada, recoge alguno de los aspectos clave de los problemas a los que se enfrenta este modelo de
Estado. El documento, realizado por numerosos especialistas, analiza los modelos que hemos incluido
en este trabajo, el papel de la política para arbitrar soluciones a los desafios del Estado de bienestar; las
nuevas estrategias de gestión del sistema sanitario; los problemas planteados por los sistemas de
pensiones en sociedades cada vez más envejecidas, la mercantilización de las protección por desemplo...

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