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SOBRE EL ESTUDIO DE LA FILOSOFIA

Por Francisco ROMERO

Para la iniciación en la fiil/osofía se puede recurrir tiende, acaso ya nunca salga de él, y la filosofía se le
a los libros redactados con ese fin (las llamadas In­ convertirá en una bruma en la¡ cual sólo se destaca un
troducciones a la filosofía), a la lectura de la historia claro perfil: el del filósofo elegido. El poder de se­
de la filosofía y a la de un determinado filósofo, Las ducción de un pensador eminente es extraordinario.
ventajas y desventajas de estos tres procedimientos de­ Son muchos los que se han adherido incondicionalmente
ben ser tenidas en cuenta por el principiante. y de por vida a una determinada filosofía, sólo por el
Las Introducciones a la filosofía son abundantes; hecho accidental de que tropezaron con ella en el pri­
varias de ellas se destacan por sus méritos. Algunas mer momento.
pueden ser dejadas de lado (como la de Paulsen), Las Introducciones a la filosofía prestan una inne­
porque se limitan al problema metafísico y al del co­ gable utilidad; la lectura de la historia de la filosofía
nocimiento, y no dan por lo tanto una idea adecuada y la de los propios filósofos son indispensables. En las
del panorama filosófico. Entre las extranjeras que se Introducciones buscará el principiante las nociones fun­
hallan traducidas a nuestro idioma, las más recomen­ damentales e instrumentales sobre la esencia, concep­
dables nos parecen las de Brightman, Külpe, Müller y ciones particulares, métodos, ramas, etc., de la filosofía;
W ahl, fruto los cuatro de una profunda experiencia en la historia de la filosofía haLlará el cuadro total
filosófica y condensaciones de un vasto y seguro saber. del proceso filosófico y en la lectura de los filósofos se
De los libros escritos en nuestro idioma, señalaremos encontrará con la filosofía plena y viva. Loo inconve­
los aclaradores _Apuntes filosóficos, de Korn, las suges­ nientes de las lecturas históricas y de la profundización
tivas Lecciones preliminares de filosofía, de M. García de un filósofo determinado, sólo pueden evitarse por
Morente, y la muy incitante Introducción a la filosofía, compensación: reconduciendo idealmente lo leído en la
de J ulián Marías, que se atiene en lo principal a los historia a lo experimentado al ahondar en un filósofo,
planteos de Ortega y Gasset, y, viceversa, proyectando lo experimentado en el filó­
Cada filósofo tiene una visión personal de la filo­ sofo sobre la amplitud de la perspectiva histórica. En
sofía. El inconveniente de las Introducciones para el otros términos: la historia de la filosofía debe enseñar
principiante es ofrecerle el complejo filosófi;;o desde un al neófito que el filósofo que lo atrae y acaso lo sub­
ángulo determinado, en un momento en que no se yuga, por excepcional que le parezca, es un episodio en
halla en condiciones de confrontarlo con otros; la me­ esta historia, una cumbre en una vasta cordillera: el
jor manera de superar este inconveniente es consultar ahondamiento en un gran pensador debe llevado a pen·
alternativamente dos o más libros de este género. Debe sar que las mismas o semejantes condiciones de cohe­
advertirse que, en rigor, ninguna de las obras citadas rencia, solidez y fuerza de convicción que en él encuen­
es puramente elemental; si lo fueran, acaso ni como tra, las encontraría probablemente en los textos de aque­
Introducciones en sentido estricto servirían. Todas son llos otros filósofos cuyo pensamiento, conocido sólo
libros filosóficos y en cierto modo requieren la activi­ mediante las exposiciones históricas, le parece esque­
dad filosófica en el lector. Pero la dificultad que de mático o artificioso. En suma, han de llevarse de frente
aquí deriva no puede ser eliminada: si el libro no es y paralelamente en los primeros tramos del estudio las
filosófico, mal puede ostentar ante el lector el genuino lecturas históricas y las doctrinales, auxiliadas con el
cariz de la fi.Losofía. Cualquier interesado en filosofía manejo de un par de Introducciones a la filosofía; la
puede aprendee mucho de estos libros, y, en cuanto al utilización frecuente de un diccionario filosófico aho;
que por primera vez se acerca a estos asuntos, debe rrará tiempo y suprimirá obstáculos.
manejarlos y extraer de ellos los elementos que lo ay~ En cuanto a la meditación sobre el todo, la compren­
den en su iniciación, sin esperar que un libro deter­ sión filosófica requiere cierto caudal de nociones pre­
minado le abra de par en par fas puertas de la ciuda­ vias sobre ese todo, que abarca el conjunto de lo
dela filosófica; deberá rondar alrededor de ella, y un pensable. El que se inicia tropezará con menores in­
día, después de la lectura y meditación de este y otros convenientes en la medida en que disponga de una
géneros de obras, se encontrará inesperadamente den­ cultura personal extensa y equilibrada; quien pretenda
tro. Esto no vale para quienes llevan ya en sí un sen­ avanzar en el estudio de la filosofía deberá perfec­
tido o vocación innata para estos problemas, y que en cionar sin descanso sus conocimientos generales: se ha
realidad no necesitan ser "iniciados", sino más bien dicho con razón que "quien sólo sabe filosofía, ni
"informados". siquiera filosofía sabe". Una información de los úl,
Otro de los acostumbrados recursos para la inicia­ timos resultados científicos, que la bibliografía actual
ción es la lectura de la historia de la filosofía. Con permite sin grandes molestias, es necesaria. La litera­
esto se obtiene sin duda el panorama filosófico total tura, la novela en particular, ofrece una riquísima ex­
­si el examen se prolonga hasta el presente­, pero periencia humana que a nadie es concedido adquirir
con una visión en amplitud, no en profundidad; y pre­ por observación propia, La historia acaso sea el saber
cisamente una nota peculiar de lo filosófico es la pro­ más imprescindible para una justa implantación filo­
­fundidad. Lo que anima. y justifica las tesis filosóficas sófica; los hechos que componen la trama de la filoso­
es su fundamentación, su honda raigambre, que no fía se entretejen con los demás de la total tela de la
pueden ser aducidas en las exposiciones históricas. Es historia humana, y· aunque la verdad no se resuelva y
fatal que en el libro histórico la filosofía sea narrada, 'sucumba en lo pasajero, se va obteniendo y depurando
descrita; la mejor exposición de este orden es incapaz en el tiempo, en alianza unas veces y otras en con­
de reproducir el ímpetu propio, el soplo interno que po· flicto con los sucesos que pueblan y determinan la vida­
see la creación efe un filósofo digno de este nombre. concreta de los hombres. La más elevada apreciación
Otra vía para introducirse en la filosofía, muchas de la tarea filosófica en cada etapa cronológica se
veces recomendada, es el estudio a fondo de un gran logra cuando se advierte la colaboración ­la libre
filósofo. Nada más peligroso para el principiante. Si colaboración, sin mandatos ni consignas­ del pensa­
topa con 'Un filósofo verdaderamente grande y lo en­ miento con las energías patentes o secretas que em,
j

puja!} a la humanidad h~cia adelante, y que asumen estudio de la geometría o de la química, de cualquier
en cada lapso un ,cariz diferente, según la situación tema qúe no se apoya ,directamente en la experiencia
histórica, pero con un sentido unánime, que es la da.' habitual, en lo que vemos y oímos a cada instante o
ri{¡cación mediante la inteFgencia y la relevación y podemos referir a esas comprobaciones inmediatas. En
,acatamiento de los valores: en otras palabras, la colo. muchos de sus apartados, la filosofía sobrepasa la pos.
nización
-"'dela realidad por el espíritu. '
tura ,común. Lo común es atenerse a la realidad" en
Para reparar en forma palpable en la estrechez y que vivimos, al mundo perceptible; la metafísica inda.
parcializaciónde un saber filosófico rodeado de igno- ga, más" allá de esa experiencia, el ser recóndito de la
rancia sobre el resto de la situación históriéa, piénsese realidad. Lo natural es fiarnos implícitamente en nues.
en la imposibildad. de aislar los movimientos filosófi. tra facultad de conocer, ignorar que es una "'función
cos de la Ilustración,' del Romanticismo y del Positi- nuestra y dar, sin más, por buenos y legítimos, los
vismo,de los demás asPectos de esos períodos, en los cuadros que nos pone delante; .la. teoría del conoci.
cuales las filosofías dominantes muestran tal concor.
mientopróblematiza nuestra facultad de conocer, pro.
danciay hermandad con el espíriiu del tiempo en ge. cura desentrañar sus' resortes ocUltos. L1r realidad nos
neralry con sus particulares manifestaciones extrafilo- muestra cosas valiosas; la teoría de los valores aisla,
sóficas,que querer interpretar esas filosofías prescin- como la quitnica sus elementos, los valores y los in-
diendode cuanto las circunda acarrearía su desfigura- veStiga ~omo instancias aparte y separadas de los con-
ción y empobrecimiento, además de la incomprensión juntos reales en, que ordinariamente están incorpora-
de su más considerable alcance. Esto no significa la \ dos. Existe, sin duda, una difi!=ultad de la filosofía,
total supeditación' de la filosofía al ritmo hist~!ico, derivada en buena parte de ser la última manera de
porqueella posee una continuidad histórica que' le es considerar la totalidad, de la obligación, que le es
exclusiva,y también porque' interviene. poderosamente connatural, de nevar sus problemas al límite de lo peno
. en ella, como en otrás líneas de la creáción espiritual, sable. Está dificultad se deshace o atenúa solamente
el aporte imprevisible del genio. Desde otro punto' de cuando se ha creado y fortalecido la acritud filosófica;
vista más restringido, la perspectiva histórica ~es con- ayudar a que se asUlna con naturalidad es uno de los
venientepara valorar con justicia ciertas realizaciones; propósitos de la iniciación, y no se obtendrá sino por
las precisiones metódicas de un Descrates o los pos- una especie de síntesis íritima, por la frecuentación
tulados filosófico-políticos de un Locke pueden pare.. fi~osófica acompañada de la voruntad veraz de enten-
cer triviales a quienes no sean capaces, de reconstruir der filosóficamente.' La mera lectura sólo es suficiente
las situaciones culturales en que se formularon: hay cuando 10 leído nos acerca cosas 'O hechos referibles
cosasque lios parecen, vulgares y de sentido común
a 10 ya sabido; la filosofía impone el estudi<J. la lec-
por la manera como 4s hemos asimilado, pero que tura con relectura y meditación, con la intenClón cons-
fueronen su /hora hallazgos difídles, de ~igurósa no- tante de siruamos ~n el plano -a veces muy ajeno al
vedady del más alto precio. que habitamos corrientemente- en que están colocados
El acierto en la dección de las primeras lecturas los hechos y problemas filosóficos.
es muchasveces asunt.o capitaL; de una elección equi. y aquí debemos decir dos palabras sobre la cues-
vocadapuede resultar la impresión de que la filosofía itión de la ,claridad en la filosofía. El filósofo debe
es "algo que no se entiende". Hay, por ejemplo, li. ser claro,- todo 10 claro. que sea posible. Pero ~sto de
f ' com o el de
.
br~s de historia de la ~losofía tan ~uen?s la \ claridad se aprecia en ocasiones de mala manera.
'

Wmdelband (nos refenmos,


, a su historia, general, ne.>
, , Hay ,una falsa claridad que cónsiste ,en la arbitraria
,
,
a la de la filosofía moderna), que son inadecuados simplificación de lo complejo,. ell; la forzada elementa-
~ para las primeras lecturas; una obra como la de Bré. lización. Trivializar no es aclarar, y mucho menos lo
hier, en: cambio, nos parece más adecuadá., para el es esa resuelta falsificación en que suelen incurrir al.
principiante,quien sólo estará en condiciones de se. gunos supuestos clarificadores. ea d.~ridad lícita y de-
guir con provecho la trabaz?n y resonancias de la, seable es la del examen o la exposición; el asunto.
marcha del pensamiento que describe Windelband puede ser por sí sumamente oscu~o, ya, lo más que
cuandocuente con los esquemas relativamente recorta. puede y debe llegarse en casos tales es a 'mostrar lúci-
dosque hallará en obras de estructura diferente, más damente sus oscuridades.
atentasa la información que a la interpretación. Mu. , Existen problemas no resueltos, acaso insolubles;
chosse sienten atraídos por la. magnífica figura de es tarea de la f-ilosofía puinar por resolverlos, pero no.
-Hegel;si afrontal1 de primera intención la lectura de es filósofo auténtico' el que los niega como problemas
, librossuyoscomo la Enciclopedia,la Fenomlf!1ología o. ptopone soluciones para salir del paso. Por otro la-
delespíritu,etc., es muy probable que no entiendan 00, la solución de los problemas no es la única fina-
nada,y en cambio sÍ. entenderán si recurren a otras lidad del trabajo filosófico; la progresiva iluminación
, obrasdel mismoautor, las que, originariamentefueron del problelIla como tal, su planteo cada vez más nítido
cursos,comola Estétíca,la Filosofía de Ja historia,la y rigur.oso, ya es un logro teórico considerable. La ~i-
Historiade la filosofía, ete'. Si no se puede solicitar tuación en las ciencias nos hace ahora más compren.
. unconsejooportuno a persona autorizada y cómpren-
sibLeesta condición de la alta labo,r intelecrual, que no
siva,habrá que proceder por ensayos o tanteos. siempre puede regocijarse con la adquisición de ~olu.
Las dificultades del principiante, en cuanto impre-
ciones claras, terminantes, definitivas. La física actua,l
siónde compr,ender poco o nada, que le pueden sus-
citarciertosescritos'cuya lectura exige madurez a cierta no cree. ya toc~~ con la mano la estructura y funcio.
dosisde versación, no deben confundirse cOÍl la na- namiento del orbe, físico, como imaginaba la del siglo
tural dificultad de la filosofía, comparable a la de pasado. Acaso muchos de sus problemas fundamenta.
otr~sestudios serios. No es raro que se vaya a la fi. les los juzgue de -tan Jejana solución como ve la filo.
, losofíadispuesto a "leer" como Se lee un libro <fugeó. sofía la de otros suyos. Ello no obsta al entusiasmo en
grafía'descriptivao, de historia elemental. Pensemos la faena, a la tenacidad en el esfuerzo, a la confianza
másbien en el esf'uerzo y la atención que requiere el en ir arral'!-candoa pedazos a verdad.

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