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De la ciudad lejano clamor llega,

reina en Jerusalén la oscuridad


llorad nubes, llorad sin voluntad
para lavar la sangre que cristo riega.

Al Gólgota una cruz grave navega


lejano Dios llega de la ciudad
falso profeta, reo de ruindad
que derrotado llora el omega.

Jesús de Nazaret, ya sin aliento


del hijo de Dios se encargó el hombre
que sus palabras solo fueran viento.

¡Mirad aquí su cadáver sangriento!


¡Mirad al que solo le queda el nombre!
¡Y mírame Dios, que te lloro y siento!

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