Introducción La salud es primordial para el alcance de nuestras metas, por ello es importante concientizar el concepto de salud, partiendo de ello para formar un panorama de identificación de hábitos saludables que tenemos en nuestra vida, considerando alcanzar una mejor calidad de vida.
La preocupación del ser humano por seguir una alimentación
saludable y por llevar a cabo dietas para purificar el organismo no es nueva. El actual significado de la palabra dieta, referido exclusivamente a la privación de ciertos alimentos, refleja sólo un aspecto del concepto clásico del término, pues δίαιτα, en griego, y diaeta, en latín, se referían sí a qué alimentos comer, pero sobre todo a cómo vivir, a cómo llevar una vida saludable en cuerpo y alma.
La dieta implicaba seguir un género de vida saludable, que
incluyera, por supuesto, una alimentación sana, pero también ejercicio frecuente, periodos de descanso, purgas habituales y baños. El papel de la dieta en la medicina antigua fue, ante todo, el de conservar la salud y el de prevenir la enfermedad, causada por la alteración del equilibrio interno. La dieta, pues, tenía la función de restaurar el equilibrio fracturado, o de impedir, mediante su cumplimiento, que dicho equilibrio se quebrantara. Para Hipócrates, la salud se logra por la justa proporción entre los alimentos ingeridos y los ejercicios físicos realizados, de manera que no se diera un desequilibrio, ni por exceso ni por defecto de ellos: “en efecto, si, además de esto, hubiera sido posible descubrir en cada uno la medida de alimento para cada naturaleza, y la cantidad adecuada de ejercicios, sin tener exageración, ni por demasía ni por carencia, se hubiera descubierto, con precisión, la salud para cada hombre”.
¿Por qué se caracteriza una dieta saludable?
Se caracteriza por ser variada, ser equilibrada, adaptarse a las condiciones fisiológicas (la edad, embarazo, comer a la hora adecuada, …) El componente principal de una dieta son los nutrientes son aquellas sustancias que conseguimos a partir de los alimentos, y que son necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Existen dos tipos de nutrientes: Los macronutrientes: son aquellos que suministran la mayor parte de la energia metabólica al organismo. Los micronutrientes: son aquellos componentes minoritarios de los alimentos, con las vitaminas y los minerales. Algunos consejos para llevar una dieta saludable: Planificar las comidas y la lista de la compra, evitar la improvisación y procurar hacer la compra una vez por semana.
Realizar 5 comidas al día, 3 principales y 2 tentempiés. Además, recomienda comer despacio.
En todas las comidas diarias combinar siempre una proteína + un hidrato de carbono (integral, fruta o verdura) + 1 grasa saludable.
Beber entre 2 litros y 2,5 litros de agua diariamente.
Tomar entre 5 y 7 raciones de fruta y verdura al día, seleccionándolas en su forma fresca y natural y evitando los envasados. Además, recomienda comer la fruta con la piel y evitar los zumos envasados.
Elegir siempre alimentos integrales.
Tomar entre 0,9grs y 1,5grs de proteínas magras por kilo de peso. La variación dependerá de si se realiza actividad física y si es así, de qué actividad se hace, siendo 0,9grs para las personas sedentarias y 1,5grs para los que realizan un deporte intenso.
Evitar el azúcar, los endulzantes o aquellos alimentos que los contengan.
No abusar de las bebidas alcohólicas.
Evitar alimentos precocinados y excesivamente procesados.
Comer 1 o 2 veces por semana legumbres.
No cocinar en exceso los alimentos. Evitar el microondas.
Conclusión Para concluir, no es necesario aferrarse a dietas tan estrictas lo importante es saber balancear y darle a el cuerpo todos los nutrientes necesarios. Considerando que la alimentación y la nutrición son procesos que favorecen a un desarrollo cognitivo, crecimiento óptimo y disminuyen el riesgo de sobrepeso, obesidad y desarrollo de enfermedades no transmisibles a futuro, es imperioso que los niños durante esta etapa adquieran hábitos alimentarios saludables.