Está en la página 1de 2

PROGRAMA FORTALECIMIENTO PEDAGÓGICO COGNITIVO

SEA-FPC

EL OTRO TÚ —– Isaac Asimov

¿Qué ocurriría si la sociedad utilizara las nuevas técnicas de ingeniería genética para inmiscuirse en la

naturaleza biológica de los seres humanos? ¿No tendría consecuencias desastrosas? ¿Qué sucedería con la

clonación por ejemplo?

Clonar y clonación son términos que originalmente se utilizaron en conexión con la reproducción no sexual de

plantas y animales muy elementales, Actualmente empiezan a emplearse en conexión con animales

superiores, pues los biólogos han hallado la manera de aislar una célula de un animal adulto e inducirla a que

se multiplique para formar otro individuo adulto.

El lector seguramente no ignora que cada célula de su cuerpo posee toda la información genética que existía

en ese óvulo fecundado que, con el tiempo, se convirtió en un ser completo, Pero. ¿qué ocurriría si

reintegráramos una de esas células -de la piel o del hígado- al medio original del óvulo? ¿no comenzaría a

crecer ya diferenciarse una vez más y a formar finalmente un segundo individuo con los mismos genes del

lector, otro tú. por decirlo de alguna manera? Es algo que se ha hecho con ranas y con ratones y, sin duda,

puede hacerse con seres humanos.

La pregunta naturalmente, es si la clonación encierra algún peligro para la sociedad. ¿No podría utilizarse

para fines destructivos? Se nos ocurre, por ejemplo, que una minoría opresiva podría decidir clonar a sus

sumisos y pateados súbditos y fabricar así hordas interminables de semirrobots que trabajarán como esclavos

para que otros nadaran en la abundancia, o que militarían en filas infinitas de soldados para conquistar el

resto del mundo. La idea es sin duda terrible pero gratuita. En primer lugar, hoy día nacen por vía natural
suficientes personas como para poner a la civilización en peligro inminente de destrucción. ¿Qué más puede

hacer la clonación?

En segundo lugar, un ejército de semirrobots no especializados nada puede contra hábiles usuarios de

máquinas en las granjas, en las fábricas o en los ejércitos convencionales. Cualquier país que dependa de

masas subyugadas será presa fácil para una sociedad menos populosa pero más hábil y versátil.

Pero aunque nos olvidemos de esas hordas de esclavos. ¿Qué decir de la clonación de unos cuantos

individuos? Porque hay gente adinerada que podría darse el lujo de pagarlo o gente dotada que podría

someterse a la operación por petición pública. Habría entonces dos copias -o tres o mil, de tal banquero, o de
cual gobernador o del científico de más allá. ¿No correríamos el peligro de crear una especie de casta
PROGRAMA FORTALECIMIENTO PEDAGÓGICO COGNITIVO
SEA-FPC

privilegiada que se reproduciría cada vez en mayor número y que poco a poco tomaría el

mundo en sus manos?

Antes de preocupamos hemos de preguntar si realmente va a haber una gran demanda de clonaciones. ¿Le

gustaría al lector que lo clonaran? El nuevo individuo tendría los mismos genes que usted, por tanto su mismo

aspecto y, quizá. el mismo talento pero no sería usted. El clon, en el mejor de los casos, no sería más que un

gemelo suyo. Los gemelos comparten la misma dotación genética, pero cada cual tiene su propia

individualidad y son dos personas distintas y distinguibles. La clonación no es, pues, el camino a la

inmortalidad, porque la conciencia de uno no sobrevive en el clon. Además, nuestro clon sería bastante

menos que un gemelo. Los genes, por sí solos, no forman la personalidad; a ello contribuye el medio a que

está expuesto el individuo. Los gemelos se crían entornos idénticos, en la misma familia y bajo la influencia

mutual del otro. Un clon de nosotros mismos, quizá 30 o 40 años más joven, se criaría en un mundo

absolutamente distinto y sería conformado por influencias que, de seguro, le harían parecerse cada vez

menos a nosotros con la edad. Incluso podría suscitar envidia y celos, porque él es joven y nosotros somos

viejos. Quizá nosotros hayamos sido pobres y luchado para hacemos con una posición, mientras que él

gozará de ese status desde el principio. El simple hecho de que no lo veamos como un niño sino como un

alter ego más aventajado, acentuaría la envidia y los celos.

Me imagino que, tras algunos experimentos iniciales, la demanda de clonaciones sería prácticamente nula.

Más supongamos que no sea cuestión de deseos, sino de exigencias de la sociedad. Yo por ejemplo, he

publicado casi 250 libros hasta ahora pero me hago viejo. Si el mundo necesitara desesperadamente que yo

escribiera 500 libros más, tendrían que clonarme. Mi otro yo, o yoes, podrían continuar mi labor. ¿De veras?

Los clones no crecerían igual que yo. No tendrían la misma motivación que yo tuve para lanzarme a escribir.

que fue la de escapar a la miseria de los barrios bajos… a menos, claro, que les diéramos a cada uno su

barrio bajo para que pudiera escapar de él. Tendrán además -cosa que yo no tuve- una diana a la cual

disparar: el yo original. Mi persona. Yo hice lo que me vino en gana, mientras que ellos estarán condenados a

imitarme y probablemente, se negarán. ¿Cuántos de mis clones habrá que mantener y alimentar y cuidar

para que no se metan en líos, hasta encontrar uno que sea capaz de escribir como yo y acceda a ello?

No merece la pena que la sociedad se moleste, se lo aseguro.

También podría gustarte