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digital y después
Módulo 1
Volver sobre lo que sabemos: pensar la cultura digital
desde la escuela
Introducción
Actividad inicial
Las y los invitamos, antes de avanzar con la lectura, a pensar y compartir en el aula
cinco palabras que les resuenen cuando hablamos de la relación entre escuela y
cultura digital ¡Vale ser creativo! Las respuestas las leeremos en colectivo en una
nube de palabras que retomaremos hacia el final del recorrido.
Tal vez en la formación hayan tenido algún espacio curricular sobre tecnologías y su
uso pedagógico en la enseñanza o sobre cultura y medios de comunicación. Tal vez,
no, ya que hay carreras (universitarias y superiores no universitarias) que aun en
estos tiempos, siguen sin hacer un abordaje sistemático de la cuestión. Como sea,
vamos a partir en este Módulo y en este curso de dos hipótesis sobre las docentes y
los docentes que nos encontramos en este espacio de formación:
1. La idea de que, de uno u otro modo, la mayoría de ustedes llega acá con
algunos conceptos e ideas que les permiten pensar cómo abordar la inclusión
digital y el trabajo en las escuelas y en las aulas con lo que a veces llamamos
las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación)1.
1
Aquí no las llamaremos ni TIC ni tecnologías, preferimos hablar de medios. Sobre el final de este
Módulo, profundizaremos en los motivos.
Se trata de dos ideas centrales, porque nos permiten definir por dónde empezar y qué
buscamos hacer. Por un lado, porque proponer un modo de problematizar la cultura
digital es una tarea que supone primero explicitar y poner en tensión esas ideas
previas y ofrecer preguntas que nos permitan ir un poco más allá (¿no es eso enseñar,
acaso?). Por otro, porque nos invitan a reconocer que la tarea consiste no en poner a
disposición soluciones desde el prejuicio de aquello que el docente que recién empieza
no tendría, sino saber que el trabajo es acompañar. Un acompañamiento que se
orienta a favorecer un modo de ser docente que sea reflexivo, interesado en volver a
mirar su práctica y aprender de ella y de las y los demás que nos ayudan a mirar y
comparten sus propios recorridos.
Objetivos
Contenidos
¿Cómo se construye la cultura digital en los discursos de los medios tradicionales, las
nuevas industrias culturales y la publicidad? ¿Qué lugares proponen para las infancias
y adolescencias en el mundo contemporáneo? ¿Y para la escuela, antes, durante y
después del ASPO? El objetivo de este Módulo es interrogar los discursos vigentes
sobre las relaciones entre escuela y cultura digital, desarmando en particular los
discursos antiescolares y excluyentemente celebratorios sobre la inclusión digital,
revisando el lugar de sujeto de consumo o derecho que proponen para las infancias y
la propia docencia.
¿Trabajaron con medios en las escuelas? ¿Cuál fue su primer contacto? ¿Miraban
películas en el aula con un tv y una videocasetera o dvd? ¿Tenían sala de
informática? ¿Recibieron una netbook en su paso por la escuela secundaria o en el
Instituto? ¿En qué momento, a qué edad, el celular entró en sus mochilas para salir a
hurtadillas en el aula? ¿Y cuándo dejó de ser un consumo oculto dentro del aula y
pasó a formar parte de sus rutinas como estudiantes?
Dos características sostenidas de los discursos que problematizan los vínculos entre
las escuelas, la enseñanza escolar y la cultura digital son su explícito sentido
fundacional y su condición de inevitabilidad, como si dijeran “ahora que pasó esto, los
medios digitales y en red sí van a entrar definitivamente a la escuela y no hay nada
que podamos hacer para evitarlo”. Pasa ahora en el contexto de la pandemia global y
la escuela por otros medios, pero también pasó con la popularización de los celulares
en su momento o con la implementación de Conectar Igualdad, que distribuyó más de
cinco millones de netbooks, y en realidad, viene pasando desde que se inventaron las
primeras computadoras personales hace ya 40 años.
En un sentido más amplio, la historia de los medios (digitales y de los otros, que
llamaremos tradicionales o masivos) en la escuela no es nueva y, por el contrario, y
como seguramente pudieron recuperar a través de la revisión desde su propia
trayectoria, supone una serie de diálogos complejos. Unos diálogos que se dieron en
distintos tiempos y con diferentes sentidos, de modo que no es raro encontrar en las
escuelas carritos de televisor/video/DVD/BluRay, con proyectores, cámaras de fotos y
video y amplificadores portátiles (y no tanto), pero también con consolas y antenas de
Existen excepciones, por supuesto: escuelas que tienen televisores en todas las aulas
o conectividad o colecciones de cine que se prestan a modo de biblioteca/videoclub o
proyectos sostenidos de producción en formatos diversos u orientaciones de la
enseñanza en medios o informática/electrónica en el caso de las escuelas técnicas. Y
aquí, una de las cosas importantes que nos interesa proponer: aprender a mirar cada
escuela y su funcionamiento, sus lógicas y dinámicas, que ciertamente se inscriben en
eso más general que llamamos la escuela, pero que siempre tiene una forma propia
que le dan el territorio, la comunidad y las personas que crean trama.
Ahora bien, ¿qué pasa con otros dispositivos digitales como el celular? En su
experiencia propia, ¿tuvo la misma bienvenida como un recurso para enriquecer la
enseñanza? ¿Podemos ahí también identificar cambios en relación a cómo se lo fue
pensando/incluyendo? ¿De qué dependieron esos cambios y cuándo sucedieron? O
más aún, ¿por qué no sucedieron en algunas escuelas y sí, en otras? Desde este
lugar, también podemos ir pensando las variables institucionales que resultan más
permeables o no a las políticas de inclusión digital.
Una de las cosas que se desprenden del recorrido histórico que presentamos en el
apartado anterior es la avanzada edad que tienen los discursos que señalan que los
nuevos (niñas y niños de las nuevas generaciones) vienen con otra cabeza y que, para
interesarlos e interpelarlos, la escuela tiene que cambiar y adaptarse a los nuevos
tiempos o perecer. En estos discursos, la escuela aparece “como pieza de museo de
una sociedad superada o del docente como rémora anticuada de un modelo de
transmisión tradicional” (Dussel, Ferrante y Pulffer, 2020, p.354) y las y los
estudiantes como inquietos productores de contenidos, llamados a una espontánea e
ilimitada creatividad que, no casualmente, coincide con los modos de consumir que las
industrias culturales proponen y que ellas mismas generan.
Si pensamos que las teorías y los conceptos son cristales que nos permiten mirar la
realidad, podríamos decir que hoy la metáfora es más lo que opaca (y deja en la
Esta idea de máquina moderna, sin embargo, deja por fuera muchas cosas que
suceden cotidianamente en las escuelas de la provincia de Buenos Aires y que tienen
que ver con las adecuaciones locales y que dan cuenta de un funcionamiento del
dispositivo mucho menos perfecto y total. Y esto se puso de manifiesto con especial
crudeza en el contexto del ASPO y el DISPO, en el que las desigualdades sociales
estructurales resultaron condicionar más aún las posibilidades de acceso a la
experiencia escolar. ¿Cómo explicar desde la propuesta de Ken Robinson lo que fue el
Programa de Acompañamiento de las Trayectorias y Revinculación (ATR)? ¿Cómo dar
cuenta del trabajo artesanal que se hizo con cada una y cada uno de los estudiantes
contactado? Nuevamente, estamos ante una metáfora que más que iluminar el
camino, opaca y oculta dimensiones fundamentales para comprenderlo.
Este tipo de discursos tecnopedagógicos es lo que José van Dijck y otros (2018)
describen como un proceso de learnificación de la enseñanza, un proceso que,
precisamente, desplaza la importancia de la educación como compromiso público y
colectivo al aprendizaje como actividad individual, computable y controlada. Y es en
esos marcos donde el impacto alcanza a la escuela como proyecto político y presenta
desafíos pedagógicos profundos que van mucho más allá del cambio de escenario
sociotécnico, un concepto que desarrollaremos en el próximo módulo. El siguiente
cuadro esquematiza muy brevemente estos desplazamientos, en contraposición a
cómo pensamos la escuela desde los marcos normativos vigentes.
Actores inesperados
Sin embargo, no es tan fácil como parece, en parte porque hay un actor que no
hemos problematizado y que ha resultado central a la hora de definir qué se dice y
qué se hace cuando pensamos en la cultura digital en las escuelas, ya que produce
discursos que tienen el potencial de organizar las decisiones que tomamos adentro
del aula: el mercado y las industrias culturales.
Un ejemplo, estudiado por David Buckingham (2008) en su libro “Más allá de las
¿Qué tienen en común estos discursos? Que ambos interpelan a niñas, niños y
adolescentes como consumidores de medios y tecnologías. ¿Qué tienen de
El primer paso de esta propuesta es hacer una pausa, detenernos y tomar distancia,
traer a la mesa (de la formación, en este caso) a la cultura digital para hacerla objeto
de trabajo escolar, interrogarla desde las preguntas y desafíos que ya tenemos en la
escuela, pero también de otros nuevos que puedan surgir en el camino. No
proponemos volver a pensar todo de nuevo, pero sí identificar lo que no queremos y
ponernos de acuerdo en algunas premisas básicas que nos permitan avanzar en la
dirección que deseamos y soñamos. En este sentido, nuestras propuestas son
(inicialmente) tres: pensar la cultura digital en sentido amplio, no en clave de
tecnologías sino de medios y de nuevas alfabetizaciones.
La primera propuesta es pensar una perspectiva que reconozca que la cultura digital
entra en la escuela con o sin la disposición de recursos técnicos en el aula, ya que tiene
que ver no con la presencia/ausencia de dispositivos sino con las formas del mundo.
Esta es una idea central que abordaremos de modo sistemático en los próximos
módulos, y que se relaciona con pensar las transformaciones de la digitalidad como un
Disponible aquí
2. Medios, no tecnologías
Y aquí es importante recordar que alfabetizarse es mucho más que adquirir unas
competencias y que, como también señala Buckingham, toda alfabetización contiene
una dimensión crítica, una posibilidad de ver los hilos de un lenguaje y comprender las
dinámicas de poder que se dan en su interior. Algo así como lo que está sucediendo
en estos tiempos en torno al debate sobre el lenguaje inclusivo, un debate que sin
dudas abre la puerta a pensar la lengua que hablamos y los procesos de
visibilización/invisibilización y reconocimiento social que condensan y producen.
A modo de cierre
En esta clase, abordamos algunos debates sobre el modo en que los medios masivos
(en principio) y los medios digitales (en los últimos años) han ingresado a la escuela.
¿Para qué llegan? ¿Cómo son recibidos? ¿Qué se espera que pase con esa llegada? ¿Y
qué esperamos que suceda quienes asumimos la responsabilidad de legar a los
nuevos una cultura común? Nos queda pensar qué sucede cuando la educación y los
diversos formatos que asume en tiempos de pandemia son agenda de los grandes
medios. ¿Qué nuevos discursos afloran en torno a la relación entre escuela y medios
digitales? Quienes cotidianamente habitamos las escuelas y tenemos la
responsabilidad de enseñar cuidando, ¿tenemos un discurso propio en torno a estos
temas de agenda mediática?
DUSSEL, I. (2012) Más allá del mito de los “nativos digitales”. Jóvenes, escuelas y
saberes en la cultura digital. En: Southwell, M. (comp.). Entre generaciones.
Exploraciones sobre educación, instituciones y cultura. Rosario. FLACSO y Homo
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SELWYN, N. (2009). Digital Native- Myth and reality. En: Aslib Proceedings: New
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VAN DIJCK, J., POELL, T. y de WAAL, M. (2018). The platform society. Public values
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