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El Cisma de Occidente o Gran Cisma fue un período de la Baja Edad Media durante el cual
la Iglesia católica estuvo dividida bajo dos, y hasta tres, papados simultáneos.
El cisma duró 40 años durante los cuales hubo dos sedes papales, una en Aviñón y otra
en Roma. Las monarquías europeas, los Estados italianos, las órdenes religiosas y las
universidades, que tenían gran influencia política y religiosa en ese momento, se dividieron
entre quienes apoyaban a un papa y quienes apoyaban al otro mientras el pueblo común
permanecía en la confusión.
Tanto los papas de Aviñón como los elegidos en a partir del Concilio de Pisa son
considerados antipapas por la Iglesia católica.
Contexto histórico
El papa elegido, un italiano que tomó el nombre de Urbano VI, tomó algunas medidas
impopulares y esta situación fue aprovechada por un sector antagónico de la curia para
considerar que el cónclave había sido ilegítimo debido a las presiones recibidas por los
electores.
Esta elección fue rechazada por el papa Urbano VI y por el sector de la Iglesia que lo
apoyaba, por lo que ambos papas se consideraron legítimos e iniciaron sus pontificados en
distintas sedes.
Durante los cuarenta años que duró el cisma, hubo varios intentos de resolución del conflicto.
Distintas medidas como las intervenciones armadas, la «sustracción de obediencia» propuesta
por el rey de Francia y la Universidad de París y los intentos de negociación no tuvieron
resultados satisfactorios.
Finalmente, se decidió que la forma de conseguir una resolución definitiva debía ser a través
de la vía conciliar. Se realizaron dos concilios:
Concilio de Pisa (1409): convocado por cardenales disidentes de los dos papas, este concilio
condenó a ambos y eligió un tercer papa, Alejandro V que vivió solo un año y, en 1410, a
Juan XXIII. A pesar del apoyo obtenido por los poderes políticos, Juan XXIII no pudo lograr
la reunificación de la Iglesia por lo que, apoyado por Segismundo, el emperador del Sacro
Imperio, convocó a otro concilio.
Causas
El excesivo poder adquirido por el colegio cardenalicio a lo largo de los años anteriores. Los
cardenales se habían transformado en príncipes poderosos que respondían más a los poderes
políticos que a los intereses de la Iglesia.
La pérdida de representación del papado instalado en Aviñón del pueblo cristiano. El papado
se había transformado en una corte burocrática que estaba alejada de los valores y
necesidades de la cristiandad.
La rivalidad entre Roma y Francia por controlar el poder pontificio.
Consecuencias
Europa se dividió entre quienes apoyaban al papa de Roma y quienes apoyaban al papa de
Aviñón. Ambos papas se excomulgaron mutuamente y excomulgaron a sus seguidores.