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El concepto de estratificación social suele implicar que existe una jerarquía social en
términos de desigualdad social estructurada. La estratificación debe reflejarse
institucionalmente y tener una consistencia y coherencia a través del tiempo. Las formas de
estratificación social, generalmente citadas, son las basadas en la esclavitud, las castas, los
estamentos y las clases sociales.
Existen diversas formas de clasificar la estratificación y división social, pero entre las más
comunes se señalan los siguientes tipos en la sociología clásica:
Los acercamientos teóricos más influyentes fueron los desarrollados por Karl Marx (1818-
1883) y Max Weber (1864-1920) y la mayoría de las teorías subsiguientes sobre la
estratificación están en deuda con sus ideas. Las observaciones protosociológicas más
antiguas sobre la estratificación se remontan de la Antigua Grecia con Jenófanes, Heródoto,
Polibio, Tucídides, Platón y Aristóteles, pasando por la Edad Media con San Agustín, Santo
Tomás de Aquino y Marsilio de Padua, hasta el Renacimiento con Maquiavelo y luego con
Giambattista Vico, Montesquieu, Edmund Burke, Henri de Saint-Simon y Alexis de
Tocqueville. De estos, así como de la posterior sociología clásica y contemporánea, pueden
destacarse ciertas perspectivas por haber perdurado hasta la actualidad:
Aristóteles
Aristóteles entiende la estratificación (sea económica, de poder, etc.) como causada directa
o indirectamente por una relación entre los atributos del individuo que los porta
(productividad, inteligencia, fuerza, belleza) y el efecto del sector social en el que se
encuentra y que disputa con estos atributos. La cosmovisión aristotélica de la estratificación
es esencialmente cuantitativa en las causas y cualitativa en los resultados. La estratificación
social se concibe en términos polares (los que tenderán a ser “ricos y pobres”) cuya
realimentación solo se evita con una tercera instancia generada entre estos (la “clase
media”). Para Aristóteles, una sociedad donde los polos sociales se fusionen en capas
medias es en la única en la que existe posibilidad de existencia de “hombres libres” contra
una sociedad que tiende de otra forma a ser de “amos y esclavos”, siendo la base de una
sana comunidad política la que se encuentre mayormente integrada por una clase media
amplia sostenida por propiedades “moderadas y suficientes”. Sin clases medias numerosas
que no se identifiquen con ninguno de los extremos, la sociedad-Estado quedará disputada
por el intento de los pobres de usar la democracia para enriquecerse mediante la política
perjudicando a quienes prosperen por otros medios, así como por el intento de los ricos de
establecer una oligarquía para proteger sus riquezas o atribuciones y que no procurará el
interés del resto de la población
Adam Smith
El criterio de Adam Smith para concebir la estratificación social fue el de la fuente de
ingreso, con lo cual redujo la sociedad a su aspecto clasista. Si bien este criterio fue el eje
de la obra de Marx, la visión smithiana la preludaría, ya que descubrió que la especificidad
de la sociedad moderna es su estratificación en clases sobre la base de diferentes formas de
un mismo tipo de relación social mercantil: el intercambio
Smith se enfocó solo en la moderna “sociedad comercial”, separándola en tres
clases según este criterio:
1) los que viven de la renta de la tierra
2) los que viven de salarios
3) los que viven de beneficios
Para Smith, estas serían las tres “grandes clases originarias” de toda “sociedad civilizada”,
y de sus ingresos derivarían todas las demás clases conocidas.
El Federalista
Alexander Hamilton, James Madison, y John Jay, también conocidos como "El federalista"
Para estos autores, la propiedad sobre funciones sociales diferentes pero cercanas y
correlacionadas, lleva a una puja a corto plazo como si sus intereses fueran necesariamente
opuestos, así como la fuente de conflicto más persistente entre diferentes propiedades se da
cuando hay una recurrente desigualdad en su distribución. Los ensayos de El federalista se
centran así en cómo los conflictos clasistas se convierten en conflictos políticos y la manera
de resolverlos en términos republicanos, salvaguardando el interés general entendido como
los derechos iguales a la propiedad basada en una misma forma de adquisición contractual,
así como el interés público de los bienes colectivos necesarios para el funcionamiento de
esa sociedad.
Alexis de Tocqueville
Tocqueville distingue cuatro tipos de poderes: sociales, económicos, políticos e ideológicos
o culturales. Si bien reconocía la importancia de la economía, su visión de la estratificación
social no concebía al poder económico, y ni siquiera a la capacidad económica de otro tipo
de poder, como fuente primera del poder social. El objetivo de Tocqueville no era reducir
cada uno en términos de un único factor supremo, sino ver a cada uno como un elemento
único de la sociedad mutuamente relacionado que cambia las relaciones entre sí como
cambian las circunstancias sociales.
Lorenz von Stein
El economista, sociólogo y funcionario alemán Lorenz von Stein fue el primero de los
pensadores post-hegelianos, junto con Karl Marx, en desarrollar una cosmovisión histórica
basada tanto en leyes de desarrollo de la estratificación social como en la lucha de clases. Si
bien su visión no llegó al nivel de sofisticación de Marx, su influjo parece haber sido
decisivo en la obra de este último, quien incluso reconoció el valor de varios de sus análisis
y se reconoció deudor en su visión de la lucha de clases. A la inversa, su aporte a la teoría
de la administración superó a los análisis realizados por sus contemporáneos y continúa
siendo vigente hasta la actualidad además de clave para la comprensión de las burocracias
privadas y estatales en las modernas sociedades capitalistas.Los vínculos intelectuales entre
Marx y Stein fueron clave para el desarrollo de sus ricas y divergentes visiones de la
sociedad.El autor prusiano crearía el término "proletariado" que sería adoptado por el
pensamiento marxiano con el mismo uso conceptual.
Vilfredo Pareto
Vilfredo Pareto es uno de los primeros sociólogos que, junto con Max Weber,
introduce a las élites como un elemento causal genético dentro de la organización social.
Sin embargo estas élites son descritas en términos estructurales dentro de la organización
social, y no contingentemente respecto a la misma ni capaz de modificarla en forma
voluntarista. Las élites no surgen a partir de la mera voluntad de individuos aislados de
generar organización que detenta poder, sino que son aunque tengan esta capacidad deben
ser a su vez producto de estructuras previas, sociales e ideológicas.
Karl Marx
Karl Marx, uno de los principales intelectuales del siglo XIX, elaboró una de las más
influyentes definiciones de las clases sociales a partir de su observación y crítica al
capitalismo. De acuerdo con su teoría, la posición que ocupan los individuos en la
estructura social depende de la relación que tengan con los medios de producción, es decir,
de si son propietarios o no. La propiedad —ya sea de capital, tierra o trabajo—, las
relaciones sociales surgidas en torno a esta posesión y las retribuciones correspondientes
darían forma al entramado social del sistema capitalista. Marx plantea que dicho entramado
se caracteriza por operar bajo una dialéctica que desencadenaría inevitablemente en una
lucha de clases.
Se puede observar que en las relaciones sociales establecidas entre las clases antagónicas
emergen relaciones desiguales de poder, donde la clase capitalista o burguesía impone las
condiciones de trabajo y de vida a la clase dominada, el proletariado. De acuerdo con Marx,
esta estructura social da lugar a un conflicto permanente de clases que solo se disolvería
cuando el proletariado recupere la propiedad de los medios de producción y se transite
hacia otro modo de producción, es decir, hacia un modelo socialista.
El análisis marxista, fuertemente permeado por el momento histórico en que vivió el autor,
revolucionó e influyó sobre las teorías futuras sobre el funcionamiento del sistema
capitalista. Diversos estudios de la estratificación social en la actualidad parten de su teoría
y utilizan sus conceptos. Hoy en día su estudio tiene vigencia para explicar numerosos
fenómenos, sin embargo, en el análisis de las clases sociales, el mundo ha cambiado y, por
ello, se han cuestionado las categorías utilizadas y se han ampliado sus fundamentos
conceptuales.
Max Weber.
Su teoría identifica tres conceptos centrales para entender los procesos de estratificación
social: clases, estatus de grupo y partidos, que son la manifestación de la distribución del
poder en la sociedad (Weber en Grusky, 2008).
Las clases son los grupos que se encuentran en una situación de clase, entendida como una
situación de mercado, donde hay una probabilidad de provisión de bienes, condiciones de
vida y experiencias personales de vida, siempre y cuando esta probabilidad sea una
consecuencia del poder de disposición sobre bienes y servicios en un orden económico
determinado.
En segundo lugar, el estatus de grupo se considera como el acceso o exclusión del poder
con base en una estimación social de honor, positiva o negativa, respectivamente. Mientras
que las clases se organizarían de acuerdo con las relaciones de producción y de adquisición
de bienes, los estamentos lo harían según el consumo de estos bienes, generando estilos de
vida diferentes que se encuentran asociados a determinados valores. Así, el estatus se
asocia al estilo de vida, a los privilegios y valoraciones de los individuos, más allá de la
posesión de medios de producción (Weber, 2002).
Finalmente, los partidos son concebidos como el poder en las relaciones sociales cuyas
acciones están orientadas a la adquisición del poder social (Weber en Grusky, 2008). El
autor propuso que además del orden económico, donde se determina la forma en que los
bienes y servicios son distribuidos o usados, es la distribución del poder lo que da forma a
las clases, el estatus y los partidos políticos (Levine, 2006).
Desde esta perspectiva, la posición que los individuos ocupan en la estructura social
dependería no solo de su relación con los medios de producción, sino también de su
reconocimiento o prestigio social y su poder de incidencia en la política u otras esferas del
poder social. Al igual que en la teoría marxista, Weber señala una contraposición entre las
clases debido al grado de poder que poseen. Sin embargo, mientras Marx analiza las
relaciones sociales respecto al poder de reproducción económica, en la teoría weberiana la
desigualdad de poder hace referencia a las diferentes posibilidades y oportunidades de vida
que tienen los individuos con base en su situación de clase, estatus y poder político.
Esto implica que el análisis de Weber incorpora nuevas variables a la estratificación social
que son adicionales a la relación con los medios de producción. Weber desarrolló un
esquema de clases incipiente clasificándolas en tres grandes grupos: a) la clase propietaria,
donde las diferencias de propiedad determinan la situación de clase, b) la clase lucrativa,
donde las probabilidades de valorización de bienes y servicios en el mercado determinan de
un modo primario la situación de clase, y c) la clase social, es decir, las situaciones de clase
en donde hay intercambio personal y en la sucesión de generaciones (Weber, 2002)
¿Cuáles son las características de la estratificación social?
Ahora bien, buscar las bases funcionales de la estratificación social implica atender al
problema de la “integración” y de la “ordenación” de las relaciones sociales en un sistema.
Las relaciones de superioridad e inferioridad deben estar regidas, en todo sistema estable,
por ciertas normas compartidas, y el sistema de estratificación de una sociedad alude
justamente a esa estructura u ordenación de las relaciones.
Un sistema social -reducido a los términos más simples- consiste, pues, en una pluralidad
de actores individuales que interactúan entre sí en una situación que tiene, al menos, un
aspecto físico o de medio ambiente, actores motivados por una tendencia a ‘obtener un
óptimo de gratificación’ y cuyas relaciones con sus situaciones -incluyendo a los demás
actores- están mediadas y definidas por un sistema de símbolos culturalmente estructurados
y compartidos (Parsons, 1966: 25).
Puede verse en esta definición que la teoría de la acción constituye un marco de referencia
primordial. El sistema social supone actores orientados al alcance de metas, esto es, con
orientaciones significativas y con capacidad de evaluación y selección. Cada individuo es
en el sistema social tanto actor como objeto de orientación de la acción de otros, de modo
que todas las unidades del sistema, ya sean actos o roles, personalidades o colectividades,
están sujetas a evaluación. Es decir, hay procesos de valoración, que sirven para diferenciar
entidades en un orden jerárquico de algún tipo.
La sociedad – definida en función del “(…) más alto nivel de autosuficiencia en relación a
su ambiente, incluyendo otros sistemas sociales” (Parsons, 1974b: 17)- es un tipo de
sistema social cuya autosuficiencia depende del consenso que sus miembros se
comprometen a prestar a los valores predominantes de su propia sociedad. Valores que a su
vez son interiorizados por estos miembros en las diferentes formas institucionales de
socialización.
La estratificación cumple no sólo la función de inducir a los miembros del sistema social a
que ocupen los distintos lugares y desempeñen las respectivas tareas (status y roles) sino
que además asegura que tal distribución se efectúe de la mejor manera posible, de la
manera más racional, que es aquella en la que la asignación corresponde al mérito.
Cierta desigualdad es necesaria -se infiere- porque contribuye a que las posiciones más
importantes sean ocupadas por las personas más cualificadas. Esta idea tiende a justificar
las desigualdades institucionalizadas, funcionando, así como destacamento teórico de uno
de los postulados básicos de la ideología dominante, que consiste en presentar los
beneficios, el poder y el prestigio como recursos adquiridos legítimamente por los
individuos en base a sus cualidades y esfuerzos.
Bibliografía
Estratificación social: una propuesta metodológica multidimensional para la
subregión norte de América Latina y el Caribe María Luisa Marinho,
Verónica Quiroz, 2018