ANALISIS DEL PRINCIPIO DE UNIVERSALIDAD Y PRINCIPIO DE IGUALDAD
El principio de universalidad nos dice que todas las personas deben
participar de los beneficios del sistema de seguridad social. Con este enunciado se superan las limitaciones propias de los seguros sociales que nacieron con un carácter clasista, como un sistema de protección exclusivo, en función de los trabajadores asalariados. La función de la seguridad social es proteger al ser humano como tal, dentro de una determinada colectividad social, sin importar a qué dedique su existencia. El acceso a la protección deja de ser un derecho para unos y una concesión graciosa para otros, y se constituye en un derecho subjetivo público. El acceso a la seguridad social es un derecho humano, es un derecho inherente al ser humano por el solo hecho de serlo. Además, en tanto está reconocido por el derecho positivo, se califica, desde el punto de vista técnico jurídico, como un derecho fundamental de rango constitucional.
Asimismo, en sus dos vertientes: la objetiva, es decir que la seguridad
social debe cubrir todas las contingencias (riesgos) a las que está expuesto el hombre que vive en sociedad, y la subjetiva, esto es, que todas las personas deben estar amparadas por la seguridad social, principio que deriva de su naturaleza de Derecho Humano Fundamental. Este principio se relaciona con el principal tema actual de la seguridad social: la falta de cobertura frente a algunas contingencias sufridas por los ciudadanos.
En ese sentido, se puede decir que este principio está fundamentado en la
igualdad del ser humano, con ello este principio nos hace ver que no debe haber diferencias en los seguros sociales, que cualquier persona debe tener acceso, mas allá de su condición social. Ya que la finalidad del derecho a la seguridad social, busca la protección total de la persona, por ende, este principio de universalidad nos habla de generalidad, es para todos sin exclusividades y así se debería aplicar, esto va de la mano con el principio de igualdad que nos dice que es un principio general de derecho y como tal es aplicable al campo de la seguridad social. De acuerdo con este principio, se debe dar el mismo trato a todas las personas que se encuentran en la misma situación, y a la inversa, debe darse un trato distinto y adecuado a cada circunstancia a las personas que se encuentren en situaciones distintas.
Posiblemente es éste uno de los principios que menos se cumple
particularmente por la tendencia de igualar sin considerar las diferencias. Se echa de menos, en los sistemas de seguridad social, una adecuada distinción de diferentes situaciones concretas tanto en lo que hace a los beneficios derivados de la seguridad social como a las obligaciones frente a ella. Es decir, ya los sistemas en sí mismos tienen la tendencia a establecer criterios de igualdad frente a situaciones distintas y además esa tendencia se ve reforzada por la actitud de los órganos jurisdiccionales de interpretar de forma favorable a igualar, pese a estar en presencia de situaciones distintas.
De acuerdo a ello, estos principios nos dicen que la seguridad social y la
protección que ella busca dar al ser humano, debe ser general y a la vez se debe focalizar el tipo de seguro social que debe recibir cada persona, esto debido a la problemática que vive cada persona y de acuerdo a las necesidades que cada una presenta.