Ficha 21N

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Ficha: Martínez, Alberto.

“Estudio de la pobreza urbana en cinco comunidades de la


ciudad de Cali”, Cuadernos de Economía, v. XXVI, n. 47, Bogotá, 2007, páginas 113-150.
Palabras clave: vulnerabilidad, exclusión social, pobreza, hogar, exclusión política
En el presente artículo, Alberto Martínez realiza un minucioso análisis acerca de la pobreza
urbana en la ciudad de Cali, se enfoca en la vulnerabilidad social y las situaciones de riesgo
que sufren los hogares pertenecientes a los estratos socioeconómicos 1,2,3 producto de la
recesión económica acontecida entre 1998 y 2004. El autor estudia las situaciones
traumáticas que debilitan o fortalecen la capacidad de respuesta del núcleo familiar, ante
choques externos como perdida del empleo o disminución de ingresos. Además, para
desarrollar su tesis recurre al marco teórico de la vulnerabilidad social a través de dos
miradas: el lado externo, refiriéndose a la exhibición al estrés, el riesgo y los choques; y el
lado interno, que evalúa la falta de defensa, debida a la carencia de activos físicos y
humanos para enfrentar la crisis sin causar daño. Por último, metodológicamente desarrolla
el concepto de pobreza incluyendo la seguridad humana, la exclusión social y la
vulnerabilidad, explica el tipo de investigación y se aborda la evidencia empírica.
En resumen, Martínez explica que las políticas macroeconómicas de estabilización y ajuste
estructural en los años 90 estaban provocando un estancamiento en la tasa de ocupación, al
pasar de 53,2% en 1997 a 52,5% en 1998 generando así desempleo, debido a la excesiva
oferta laboral y la contracción de la demanda. Deteriorando así el mercado laboral en Cali a
partir de 1999 y haciéndola una constante. A partir de esto desarrolla su concepto de
pobreza, el cual según él es entendido bajo un criterio de carencias que debido a distintas
variables producen una perpetuación de la misma, estas variables pueden ser controladas
por los mismo pobres o por las instituciones. Es posible abordar la mirada subjetiva de los
pobres sobre si mismos a través de unos criterios objetivos que permitan comparaciones
interpersonales. Es decir, como el concepto de pobreza presenta un desarrollo a partir de los
años 90, planteando nuevos enfoques sobre sus determinantes y consecuencias; entre los
nuevos postulados se destacan, la seguridad humana, la exclusión social y la vulnerabilidad.
En primer lugar, la seguridad humana, se inscribe dentro del enfoque multidimensional de
la pobreza y pretende ocuparse principalmente: la crisis del espacio público de los nuevos
barrios pobres, su inseguridad y la vulnerabilidad de los pobres en su desplazamiento por la
ciudad. Al mismo tiempo plantea como tema central la doble relación que posee asumir la
pobreza como problema de seguridad producido por la fragmentación social, y a su vez a la
delincuencia como un problema que genera pobreza. Por otra parte, la exclusión social
según Martínez:
“Fija su atención en los entrelazamientos de las diferentes formas de privación.
Aquellas personas de bajos ingresos socioeconómicos que padecen privaciones
suelen tener serias desventajas, múltiples y acumulativas. De esta manera, la falta de
ingresos está relacionada, normalmente, con el desempleo o con formas precarias de
empleo, pero, a su vez, suele relacionarse con la carencia de vivienda adecuada o
con el deterioro de la salud física y psicológica. La exclusión opera dentro de un
contexto social específico y de manera diferente en cada país.” (De Haan 1999,
como se citó en Martínez 2007).
por lo tanto, se considera que ciertos individuos permanecen por fuera de los procesos de
desarrollo, como reflejo de la incapacidad de integración del modelo social vigente y
determinado por dinámicas de exclusión tanto económicas, culturales y políticas.
A nivel económico, la exclusión opera a través del mercado de trabajo, que limita el acceso
a los medios necesarios para participar en el consumo y la producción, esto hace referencia
al acceso a la tierra, al capital, a la capacitación o al empleo. En segundo lugar, la exclusión
cultural se refiere a la deficiencia de las redes sociales primarias como las vecinales o las
barriales y, en tercer lugar, la exclusión política, se manifiesta como la marginación de los
espacios de decisión. En efecto, la vulnerabilidad consiste en poder identificar un
componente esencial tanto de la condición como de la dinámica de la pobreza, se orienta así
hacia el análisis de los factores de riesgos y la capacidad de enfrentar la pobreza que posee
un hogar o persona cuando se está manifiesta a través del choque (desempleo).
En pocas palabras, a partir de la crisis económica de 1998, se observa un cambio dramático
en la empleabilidad y se agudiza el acceso a un mercado laboral, cada vez más
especializado. En consecuencia, y ante la dificultad de adaptación de algunos hogares frente
a la crisis, aumenta la carga de estrés psicológico, lo cual repercute, a su vez, en otros
ámbitos de la vida familiar y de pareja, conduce a la decepción y al escepticismo respecto a
la ayuda de alguien.
En conclusión, el estudio de las diferentes variables y conglomerados conformados muestra
que, entre las diversas estrategias emprendidas como reacción a las crisis por consiguiente
endeudamiento, se encuentra la disminución del consumo especialmente alimentos y la
movilización de más miembros del hogar a trabajar de carácter informal como solución
apropiada. Este hecho, frente a la precariedad del hogar en términos de capital lleva a un
consumo irregular de los recursos, sin que puedan ser, fácilmente estabilizados. A nivel de
la ciudad, algunos de los aspectos característicos de la desigualdad, se observan en las áreas
expuestas al riesgo de ser vulneradas, especialmente, en las comunas establecidas en el
Distrito de Aguablanca y la zona de ladera. Como resultado, las particularidades étnicas,
territoriales y socioeconómicas de estos lugares, ocupan la figura de una discriminación
social invisible pero marcada por la violencia, el estigma y el señalamiento. Las altas tasas
de violaciones, homicidios, llega a comprometer a ciertos grupos de población -como
jóvenes y mujeres-, a múltiples amenazas a y la dificultad de acceder a algunos servicios
básicos como la salud y la educación.

La movilización social está caracterizada en gran medida por acciones disruptivas que
intentan romper con la normalidad, generalmente la población joven es la que participa
activamente. Así mismo, la jornada del 21n se materializa debido a unos incumplimientos
por parte del gobierno, la gente sale a las calles para exigir condiciones para una vida digna,
esto se veía atropellado por las reformas laborales y a la salud que en ese momento se
pretendían llevar a cabo. Además, las condiciones de este estallido social se debieron a la
exclusión social predominante en este país, según Alberto Martínez se entiendo como las
diferentes privaciones que posee un grupo social determinado, esta exclusión es de carácter
múltiple y acumulativo; es decir, reproduce la condición social del individuo. Por
consiguiente, se puede observar como este fenómeno se conecta con el estancamiento de
movilidad social que padecen los estratos socioeconómicos más bajos, esto se define según
Jesica Pla puede ser definida como la capacidad de negociación de los sujetos en el
mercado, mediante la relación que cada persona establece con el mismo(posición) y que
genera diferentes fuentes de obtención de los beneficios. En este orden de ideas, la
desigualdad junto al difícil acceso al mercado laboral, fuerza a la mayoría de hogares a
trabajar de manera informal, agudizando la economía popular entendida como el trabajo
por cuenta propia de trabajadores que producen bienes o prestan algún servicio con el fin
satisfacer necesidades básicas (Luis Razeto, 2012).En definitiva, como último recurso el
gobierno recurre desesperadamente al monopolio de la violencia para frenar las diferentes
expresiones de protesta y también a la estigmatización de la protestas mediante los medios
masivos de comunicación, agravando la polarización la cual cuantifica hasta qué punto la
opinión pública se divide en dos extremos opuestos. Dado que, una mayor polarización
dificulta la generación de consensos amplios entre grupos con sensibilidades distintas para
acometer reformas profundas que permitan que la sociedad avance. En este caso se usan
habilidades retoricas para etiquetar para diferenciar a la gente buena de la mala, en este
caso “gente de bien” y “vándalos desadaptados”.

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