Está en la página 1de 6

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

PROGRAMA DE POSGRADO EN CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES


MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN
TEORÍAS CONTEMPORÁNEAS SOBRE COMUNICACIÓN II

ALEJANDRO ÁVILA HUERTA

UNIDAD UNO: COMUNICACIÓN, MUNDIALIZACIÓN, FRAGMENTACIÓN Y OTROS


PROCESOS ACTUALES

Beck, Ulrich (1998) Qué es la globalización, Paidós, Barcelona.

Dentro de esa imagen de sociedades individuales delimitadas y ordenadas hacia fuera y hacia dentro y
constituidas a modo de Estados nacionales, cabo asimismo una autoimagen evolutiva y una
autoconciencia de las sociedades modernas. p. 47.

La globalización del quehacer económico está acompañada de olas de transformación cultural, en el seno
de un proceso que se llama “globalización cultural”. También aquí se trata primordialmente de la
fabricación de símbolos culturales, una realidad que se viene observado desde hace ya bastante tiempo.
Una buena parte de la sociología, y del público en general, han adoptado para este problema una postura
que se acerca bastante a la tesis de la convergencia de la cultura global. Según dicha tesis, se está
produciendo una paulatina universalización, en el sentido de unficiación de modos de vida, símbolos
culturales y modos de conducta transnacionales. p. 71.

La extendida tesis de una creciente convergencia lineal de los contenidos culturales y de las
informaciones resultante de la tendencia a la concentración en los mercados de los medios de
comunicación mundiales no tiene en cuenta las paradojas y ambivalencias teóricamente elaboradas y
empíricamente investigadas de la teoría cultural, o, dicho a la manera antigua: no tiene en cuenta la
dialéctica de la globalización. Como no se ha cansado de subrayar sobre todo Roland Robertson, uno de
los padres de la teoría –e investigación- de la globalización cultural, con la globalización corre pareja
cada vez más la localización. p. 75.

Surgen “comunidades” transnacionales y transcontinentales que separan lo que hasta ahora pasaba, y
sigue pasando, a menudo como unidad indisoluble: la vida y el trabajo en común, en un mismo marco
geográfico y social, fundan al mismo tiempo una nueva relación social (…) Pero, por la misma regla de
tres, se puede afirmar también que la globalización fragmentariza: no sólo socaba la soberanía del Estado
en materia de información y fiscalidad, sino que también puede dar al traste con la existencia misma de
comunidades locales. p. 81.

La imaginación adquiere un poder único en la vida cotidiana de los hombres (Appadurai). Numerosas
personas en numerosas partes del mundo sueñan con y ponderan la mayor amplitud de vida “posible”,
como si ya hubieran vivido esto alguna vez en su vida. Una fuente primordial de este cambio son los
medios de comunicación de masas, que aseguran una oferta fecunda y duradera para esta “vida posible”.
De este modo se establece una proximidad imaginaria con figuras simbólicas de los medios de
comunicación. p. 86.

La globalización no produce necesariamente ninguna unificación cultural; la producción masiva de


símbolos e informaciones culturales no origina el surgimiento de algo que se pueda parecer a una “cultura
global”. Los escenarios glocales que se derivan de ella deben, antes bien, entenderse como una extremada
“imaginación de vidas posibles” de dos caras, que permita una multiplicidad de combinaciones y de la
cual se recoja, con vistas a las identidades de la propia vida y de los respectivos grupos, colecciones
fuertemente varias y abigarradas. p. 87.

“Del entramado local se aíslan símbolos culturales y se tejen identiades de varia índole. La industria de la
autoidentidad local se convierte en uno de los rasgos distintivos (globalmente determinados) de las
postrimerías del siglo XX (…) Los mercados globales de bienes de consumo, junto con las
informaciones, hacen indispensable elegir lo que se debe absorber, pero la manera y modo de elección se
decide a nivel local o comunitario para asegurar nuevos distintivos simbólicos para las identidades
extinguidas y resucitadas, o reinventadas o hasta ahora solamente postuladas. La comunidad,
redescubierta por sus redivivos y románticos admiradores (la ven ahora nuevamente amenazada por
fuerzas oscuras, desarraigadores y despersonalizadoras atrincheradas esta vez en la sociedad global), no
es el contraveneno de la globalización, sino una de sus inevitables consecuencias globales, producto y
condición al mismo tiempo” (Zygmunt Bauman). p. 87.

Sassen, Saskia (2010) The global inside the national, Sociopedia, Columbia University.

Global dynamics can destabilize older hierarchies of scale constituted through the practices and power
projects of past eras. p. 5.
Scaling takes on specific contents when the practices and dynamics involved are global but take place at
what has been historically constructed as the scale of the national or the local. p. 6.

Outhwaite, William (2008) El futuro de la sociedad, Amorrortu, Buenos Aires.

Todos estos elementos (la organización de grandes sociedades anónimas, el mercado, la ciencia, la cultura
y lo social) llegaron a trascender las fronteras del estado-nación de manera más radical aún que
anteriormente, y así lo socavaron desde adentro y desde afuera. p. 84.

La globalización implica la sustitución de la metáfora de la sociedad como región por la metáfora de lo


global concebido como una red y como algo fluido. p. 84.

La globalización y la “dependencia del camino ya recorrido” no llevan directamente a las estrategias


neoliberales de privatización, liberalización y predominio del mercado. Por otra parte, allí donde fueron
aplicadas, el resultado de esas estrategias (…) estuvo determinado por distintas configuraciones de
condiciones institucionales y culturales locales combinadas con restricciones y estrategias políticas
globales. Las formas particulares que adoptó el desarrollo capitalista en algunas zonas del mundo
poscomunista certifican la importancia, no ya de un proceso de “glocalización” (interacción entre la
globalización y las diversidades locales) formulado vagamente, sino delo hecho de que el “sistema
global” tolera múltiples formas de integrarse a él. p. 85.

Martin Albrow sostiene que debemos dar la bienvenida a la globalización en cuanto “primer período de la
historia humana en el que los dos sexos y todos los pueblos han avanzado un gran trecho hacia la
proclamación de la igualdad del derecho a hacer aportes al conocimiento humano”. p. 86.

Una sociedad, una economía o una cultura es un contexto de relaciones que son parte componente de otro
tipo de redes sociales, económicas o culturales, o que permiten verlas como definidas así. p. 87.

En el contexto presente, sin embargo, lo importante es que, lejos de sugerir un abandono del concepto de
sociedad, la teoría de la globalización puede inducirnos a buscar, la asociación y las sociedades en una
diversidad de niveles. p. 91.

Ford, Aníbal (1994) Navegaciones, Amorrortu, Buenos Aires.


Aparte de que las aldeas no son ni fueron siempre tan orgánicos, opino que esta metáfora no nos explica
cómo se están produciendo los procesos de transnacionalización, de globalización, que hoy nos afectan,
sus diversificaciones, fragmentaciones y conflictos socioculturales. p. 42.

Estos dos últimos términos (heterogeneización y fragmentación cultural) no deben ser confundidos, pues
uno indica el crecimiento de minorías con patrones e identificaciones específicas, y el otro, la pérdida o
confusión de patrones culturales. O su reciclaje. p. 42.

No es aleatorio por lo tanto que, para muchos, la posibilidad de avanzar frente a la crisis, frente a la
reclasificación de saberes y el reciclamiento de la función de las instituciones y de la vida económica,
implique una búsqueda donde lo trasdisciplinario ocupa un lugar central, como pasa siempre que la
sociedad plantea nuevos tipos de relaciones y de conjuntos, siempre que comienza a configurar otras
unidades de sentido social. p. 44.

La subjetividad se constituye en una enredada y compleja red de culturas en la cual “los conceptos de
lenguaje natural, y si hubiera, cultura natural, se están disolviendo (…) en un mundo con muchas voces
hablando al mismo tiempo”. p. 50.

“Es más fácil registrar la pérdida de órdenes tradicionales que percibir la emergencia de nuevos”, dice
Clifford. Desde otro campo, Verón razona: “todo lo nuevo parece inexplicable”. Pues bien, de lo que se
trata es de buscar lo nuevo, de evitar la melancolía sin desconocer la dura crisis de América Latina, su
dependencia y su marginación. “Pesimismo del pensamiento, optimismo de la acción”, decía Gramsci,
reelaborando un viejo proverbio. p. 55.

Bolz, Norbert (2006) Comunicación mundial, Katz, Buenos Aires.

Para los eruditos entre los científicos mediáticos, la indiscutible fascinación que ejerce la idea de que las
computadoras pueden formar comunicación provenga tal vez de que los "medios" se han constituido en
los sucesores del “discurso” de Michel Foucault. La razón por la cual esto marcha sin contratiempos es
que Foucault pasó por alto a los nuevos medios. p. 41.

La territorialidad ha dejado de ser un límite de sentido con sentido. La diferenciación funcional que
apunta al universalismo y la especificación disuelve los límites espaciales. Se puede decir, en principio,
que cuanto más diferenciado es un sistema en su interior, tanto más problemática resultará la definición
de sus límites exteriores. La pérdida de importancia del espacio se manifiesta también en que las redes de
comunicación se emancipan cada vez más de las redes de tránsito: los individuos ya no se orientan hacia
la identidad nacional, sino hacia la pretensión de autorrealización.. p. 44.

La pretensión de integración se funda de manera paradójica a través del ser diferente. Los extranjeros se
asimilan culturalmente por medo de la delimitación subcultural. Se simboliza con énfasis en la diferencia
cultural para asegurar la atención, la protección y el fomento. Precisamente, el ser diferente se convierte
en garante de la identidad. la red de solidaridad de los inmigrantes y asilados es también, ante todo, una
red de información que aclara las lagunas y contradicciones aprovechables en el sistema del país
anfitrión. p. 47.

La asimilación a través de la delimitación tiene consecuencias graves para la imagen urbana, sobre todo
de las metrópolis. La competencia entre las comunidades étnicas hace surgir un “mosaico de pequeños
mundos”. Por lo tanto, la capacidad específicamente urbana consiste en saber lidiar con la inseguridad, la
ambivalencia y lo extraño. Pero incluso para los que están arraigados desde hace tiempo vale la siguiente
indicación paradójica: ser conformista siendo diferente. La ciudad se convierte en un escenario en el que
todos pelean por la atención. El hecho de que la atención se haya vuelto el recurso más escaso, de poder
articularse cabalmente sólo en tanto minoría, de asimilarse culturalmente sólo mediante la delimitación
subcultural, de que ser diferente es el mejor camino hacia la identidad: éstas son las grandes paradojas
que una ciencia de la cultura debería desarrollar. Sin embargo, por ahora los estudios culturales, en tanto
pedagogía del buen hombre cosmopolita, se contentan con adoptar la sepaking position de los marginales.
p. 47-48.

No obstante, la diferenciación más importante para perfilar nuestro tema es la diferenciación entre la
información y la comunicación. ¿Qué tienen en común la diplomacia, los talkshows y el "conversemos
unos con otros" de los protestantes? Más importante que la información es la participación en la
comunicación. p. 49.

Y a diario nos enteramos por los noticieros de que la política nacional no sabe qué hacer con el problema
de imponer los derechos humanos. Se deduce lo que obviamente no se puede esperar que los políticos
estén en condiciones de comprender, esto es: que la política no domina la comunicación mundial. La
sociedad mundial honra la disposición a aprender, o sea, los estilos de expectativa cognitivos. La
economía con su orientación hacia el mercado, y la ciencia, con su principio de la falsación, están
dispuestas a aprender; en cambio, la política y el derecho tienden a la normatividad. p. 52-53.

Mattelart, Armand (1997) Utopías y realidades del vínculo global, Diálogos.


Hasta ahora el único país que por su poder de irradiación merece el nombre de “sociedad global” es
Estados Unidos, puesto que “comunica más que cualquier otra sociedad”; por esta madurez la sociedad
americana se ha tornado en el faro que alumbra el camino de las otras nacionales. En términos políticos
esto quiere decir que de ahora en adelante ya no se puede hablar del imperialismo cultural de Estados
Unidos frente al resto del mundo puesto que sus industrias culturales y sus modas se han hecho
naturalmente universales, y proponen modelos de vida, de comportamiento y de organización que imitar.
La “sociedad global” será la extrapolación del arquetipo nacido y logrado en los Estados Unidos. p. 11.

Si hay “convergencia cultural de los consumidores” o confluencia de actitudes y comportamientos hacia


un “estilo de vida global” es porque antes ha habido inversiones en “educación del consumidor”
destiladas a través de los años en la publicidad, en películas y en programas, especialmente los de Estados
Unidos considerados “soportes naturales de universalidad”. p. 14.

Una enseñanza mayor de esas controversias es la que aporta la tensión aparecida entre una concepción de
la libertad de expresión trasladada a “libertad de expresión comercial”, y la libertad de expresión definida
por la declaración de los derechos humanos. De un lado, el derecho de dejar a la autodisciplina y la
autorregulación de los actores la responsabilidad de determinar los espacios sociales susceptibles de ser
abiertos a la expansión de la razón publicitaria. Del otro, la concepción de libertad de expresión como
condición de existencia de una esfera pública y de instancias de control democráticas. p. 15.

Se le comprende a Alain Touraine, que en un coloquio sobre globalización y democracia organizado en


Sao Paulo entre las actividades del congreso latinoamericano de sociología en agosto de 1997, decía a
manera de provocación: “La globalización es el imperialismo con otro nombre, purgado de la tensión
ideológica que el concepto expresaba”. Tanto más comprensible la irritación del sociólogo francés cuando
desde los años noventa han proliferado los ensayos que reiteran como desde una antena liberadora: “El
imperialismo ha muerto. ¡Viva la globalización!”, sobreestimando el poder de un consumidor
soberanamente libre en sus movimientos y subestimando el peso de las determinaciones que le son ajenas
en la nueva configuración del planeta. p. 20.

También podría gustarte