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Intuyo tu “Vocación por el Ser Humano” y también, como estudiante que eres,
intuyo que has crecido a lo largo de estos años de estudio.
Tal vez seas alguien que, por esas cosas de la vida, te llegó este texto y estás
allí recorriendo estas líneas…
Como sea, como deseo de contarte la intención de este trabajo, voy a dejarte
una frase de un antiguo filósofo: Séneca en una de sus “Cartas a Lucilio”:
…”te enviaré pues, los mismos libros, a fin de ahorrarte la tarea de andar
buscando por todas partes las cosas provechosas, y añadiré notas para que
puedas hallar al momento cuanto apruebo y admiro”.
Séneca
Así querido lector, espero que encuentres aquí lo suficiente para beber de esta
fuente y lo suficiente para que te inspire a realizar nuevas búsquedas que
amplíen e incluso reemplacen parte de lo aquí expuesto. Porque ése es el
objetivo: que puedas desarrollar, investigar, proponer… en fin, crecer y
desplegar tu navegación y que recorras varios autores, “No para pensar cómo
ellos sino para pensar con ellos” (parafraseando a Carl Rogers).
En este siglo XXI cuentas con tanto acceso a la información que sería
interminable pretender volcar todo en el presente texto. Por ello, es que estas
líneas apenas quieren ser una invitación al desarrollo de tu carrera.
Seguramente, junto a los docentes, recorrerán juntos este apasionante y
enriquecedor camino.
CONTENIDOS
PRELUDIO
Introducción
CAPÍTULO 1
El orden mítico
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
Introducción.
CAPÍTULO 4
Introducción
CAPÍTULO 5
Introducción
CAPÍTULO 6
Éticas-estéticas de la corporeidad
INTRODUCCIÓN
Recordamos una vez más que este es un texto básico, que será completado
con otros elementos a lo largo de la cursada.
ÉTICA -El Origen etimológico-1
Hay que decir que la etimología devuelve a las palabras la fuerza original,
gastada por el uso y las equivocaciones del uso. Una nueva experiencia con la
palabra puede aproximarnos a su sentido auténtico y abrir nuevamente la
región del ser que señalaba cuando fue acuñada.
La palabra "ética" proviene del vocablo ethos que posee dos sentidos
fundamentales. Según el primero y más antiguo, significaba «residencia»,
«morada», «lugar donde se habita». Se usaba fundamentalmente en relación
a los animales, aludiendo al lugar donde se crían y se encuentran, a la guarida
y el lugar donde se alimentan. Luego se derivó su uso para aplicarse a los
pueblos y a los hombres en el sentido de su país.
El filósofo alemán Martín Heidegger hace notar que la ética es el pensar que
afirma la morada del hombre en el ser, la verdad del ser como aquello que
pone al hombre en lo más propio. Así, ethos ya no se trataría del lugar exterior
o país en que se vive, sino de la región del ser constituida por las diferentes
vincularidades que la sostienen en un determinado plexo de sentidos. El
ethos es entonces el "suelo firme", la condición de posibilidad y límite de la
praxis, el lugar de sentido del que brotan los actos humanos (y divinos).
Pero es el otro sentido, la acepción más usual del vocablo ethos la que, desde
Aristóteles, en adelante, sostiene el discurso de la ética. Según él, ethos
significa «modo de ser» o «carácter». Así, lo ético comprende las disposiciones
del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres, su modo o forma de vida,
según la región de sentido que le fue destinada por la modalidad histórica de su
vincularidad.
1
1 Este apartado se basa en el cap. 2° "El principio etimológico" del libro Ética, de J. L. ARANGUREN,
Rev. de Occidente, Madrid. 1979
"Carácter" debe ser entendido como el modo de ser o forma de vida que se
va adquiriendo, apropiando e incorporando a lo largo de la existencia. Ahora
bien, este carácter deriva del hábito y se diferencia del pathos -pasión- que es
dado por naturaleza. El hábito, asimismo, nace por repetición de actos
similares; así, correspondientemente, uno se habitúa a actuar de esta o aquella
manera.
Desde la vía romana encontramos que el latín suele traducir ethos por mos,
moris. De aquí deriva nuestra palabra "moral". Se puede traducir como el
conjunto de normas o costumbres que rigen la vida. La época romana fue,
en este sentido, una época eminentemente moral, con un gran desarrollo legal
que procedió de un largo cultivo de su filosofía práctica.
2
2 Cf. REBOK, María Gabriela, Propuesta de una antropología desde la vincularidad en Actas III del
Congreso Nacional de Filosofía, U.B.A., Buenos Aires, 1982, T II, pp. 56-57.
y, en este caso, el obrar humano en el ámbito de la comprensión de la historia
del ser. Hacemos con esto un ensayo de continuidad de la tradición a partir de
una reinterpretación ontológico-cultural. Sucintamente, la antropología desde
la vincularidad se concreta en los cuatro vínculos, a saber: 1) el hombre
con la naturaleza; 2) el hombre con lo Sagrado; 3) el hombre consigo
mismo; y 4) el hombre con los otros.
Habíamos dicho que la ética se ocupa del obrar humano. Sin delimitar
tajantemente, podemos caracterizar como obrar individual al conjunto de
vinculaciones que abarca la relación próxima con uno mismo, la familia, los
amigos, la naturaleza (privilegiando ese vínculo existencial con el cuerpo), y lo
sagrado. En correspondencia a lo dicho anteriormente, la ética propone como
primer desafío una consideración sobre el carácter (ethos), la costumbre y el
hábito que habría que forjar para cuidar esos primeros vínculos.
En una primera opinión parecería que la relación con uno mismo y con los otros
se torna decisiva cuando preguntamos por el actuar. Al andar el camino,
veremos exhaustivamente cómo los cuatro momentos de la vincularidad se co-
pertenecen y de qué manera esencial lo constituyen y determinan.
Esquematicemos nuestro planteo:
3
Ver en el ANEXO DE TEXTOS el planteo de HEIDEGGER, Construir, habitar, pensar.
Habíamos dicho que la ética es una ciencia práctica. Por eso, mediata o
inmediatamente busca una respuesta para sus preguntas conductoras: ¿qué
hay que hacer? o ¿qué debo hacer? La primera formulación importa al obrar
social, es decir, a la región del vínculo de los hombres entre sí: familia,
institución, barrio, grupo, nación, unión de naciones. Por eso aquí tendrán
especial protagonismo el diálogo, la polémica entre las interpretaciones y la
argumentación para lograr un consenso o un acuerdo. Según el alcance
pretendido serán principios del actuar particulares o universales, locales o
globales.
Previamente a la pregunta ¿qué hay que hacer? hay que indagar, tal vez,
sobre qué es lo que la gente quiere. El hinduismo sabe que, en principio, el
hombre quiere dos bienes inmediatos:
4
N.B.: En base al estudio de SMITH, Huston, Las religiones del mundo, trad. B. López Buisán, Oceáno,
México D.F., 1991, pp.29-95
a) El éxito como riqueza, fama y poder -a diferencia de otros valores humanos-
no se multiplican cuando se los comparte, sino que merman la propia porción.
Sí, el obstáculo más obvio es que estamos limitados para la dicha, el saber y el
ser. Para la India es esa la obviedad o el error que hay que remover para
que de las honduras pueda emerger el ser-posible ilimitado. Veamos, a
modo de introducción, la propuesta de la Sabiduría hindú para trascender esos
límites:
5
HUSTON, op.cit., p.38.
memoria, y más allá de nuestra memoria quedan nuestros actos, nuestros
hechos, nuestras actitudes, toda esa maravillosa parte de la historia universal,
aunque no lo sepamos y es mejor que no lo sepamos.6
Como curiosidad final agreguemos que los cuatro caminos tienen la condición
previa del cumplimiento de un preámbulo moral mínimo. Consiste en el cultivo
de hábitos muy análogo a los de otras propuestas religiosas, pero podrían
también sugerirse a cualquier compañero/a de habitación o de trabajo. En fin...
no robar, no herir, decir la verdad; mantenerse limpio, sentirse contento,
controlarse a sí mismo, tener disciplina, deseo vehemente de alcanzar el
objetivo.
EL ORDEN MÍTICO
6
BORGES, Jorge Luis, Conferencia: La Inmortalidad en Obras Completas, 1.4, Emecé, Barcelona, 1996,
p.179..
7
N.B.: Carl Jung, discípulo genial de Freud, extrajo de allí la clasificación de las personalidades
Si buscamos la fuente del sentido para el actuar, descubrimos que hay un
orden mítico que brota de la experiencia de la naturaleza en cuanto
physis. El orden mítico es aquel desde donde se vive efectivamente; es un
mundo de la vida y de la muerte que sigue polémicamente la ley de naturaleza
y no es hecho tema del pensar expreso. Este orden se vuelve consistente
mediante la puesta en obra eficaz de los ritos, los relatos y el arte; es
decir, es un complejo orgánico de posturas concretas de un grupo ante la
existencia. No es una visión teórica del mundo sino un modo de comportarse
que supone una sabiduría específicamente natural. Lo importante es que no
puede comprenderse cabalmente este mundo mítico sin una interpretación de
este núcleo ético-mítico, que es uno de los lugares desde donde surge todo
obrar originario, incluso el contemporáneo. En perspectiva, en Latinoamérica
rige la relación con la tierra según ritos y ceremonias que siguen el ciclo de la
tierra, como el de La Pacha Mama.
LA ÉTICA METAFÍSICA
CONTEXTUALIZACIÓN. EL PASO DEL MITO AL LOGOS
Como fruto de estos procesos surgió, según J.P. Vernant, un pensamiento que
excluye la presencia de dioses como explicación de la naturaleza, y la
presencia de un pensamiento abstracto que se constituirá en el fundamento de
la inteligibilidad de los procesos naturales sometidos al cambio: el logos, o
razón, o idea, o ley universal. El primer elemento dependió de su relación con
el mito cosmogónico griego racionalizado; para entender y explicar el segundo,
hay que recurrir, según Vernant, al proceso histórico de la constitución de la
polis griega como elemento determinante de la aparición de la racionalidad:
«la razón griega -dice- aparece como hija de la ciudad». A su vez, en ambos
procesos jugaron un papel destacado la transmisión del saber (mediante la
palabra escrita y no ya meramente por tradición oral, y -como lo destaca
Popper- la actitud crítica.
8
Cfr. VERNANT. Universo espiritual da la polis, en SANGUINETTI, Javier, Provocando lo Sagrado I,
Ediciones Mediarte, Bs.As., 1999, p.56.
Repitamos una idea: la ética griega, en general, no ha sido en primera instancia
un sistema de prohibiciones o imposiciones, sino que, más bien, ha apuntado a
un sabio y libre trabajo ejercido sobre uno mismo teniendo como meta el bien;
el bien aquí puede ser comprendido como esa armonía tensional entre los
vínculos arriba esquematizados. Así el ideal ético es la formación del
carácter (ethos) como una obra de arte que hay que componer
armónicamente.
Orientemos la reflexión hacia el planteo del gran Aristóteles, para así poder
apropiarnos de la meditación de su Ética a Nicómaco. Tomamos este planteo
porque logra completar y ordenar el legado de Sócrates y lo consignado por su
maestro Platón en La República.
Pero como ese bien no se trata de un bien abstracto sino del mayor bien
que el hombre pueda alcanzar en esta vida deberá cumplir ciertas
condiciones:
Distinguido y definido el hombre como "animal racional", ese bien mayor -la
felicidad- será el fin o meta que oriente la actividad de la inteligencia. En efecto,
Aristóteles define a la felicidad como "cierta actividad del alma dirigida por
la virtud perfecta”. Pero se menciona un nuevo elemento a considerar: la
virtud.
La virtud
9
N.13.: Aquí es donde la reflexión ética se articula con la antropología. Para Aristóteles el
hombre se define como animal racional. Una substancia compuesta por dos elementos
sustancialmente unidos: cuerpo y alma. Distintos pero inseparables esos dos elementos forman
una unidad que es el hombre concreto. De esto se sigue que por un lado, hay en su estructura
potencias y actividades que brotan de su corporeidad y están relacionadas con la vida vegetativa
y sensitiva. A ellas les corresponden los bienes saciativos de estas esferas —bienes útiles y
deleitables—. Por otro lado, hay en el hombre unas potencias y actividades que le son propias y
especificas. Ellas son la inteligencia y la voluntad, que se ordenan al descubrimiento de la verdad
—el orden de las cosas— y la realización del bien por la práctica de las virtudes. Entonces. lo
que distingue al hombre es la racionalidad. Por tanto la actividad del hombre es vivir conforme a
su razón y en el ejercicio de su actividad más alta y distintiva: la inteligencia. En la Ética a
Nicómaco se muestra que el bien propio del hombre consiste en la vida contemplativa, esto es:
en la búsqueda de la sabiduría — filosofía—.
Hay que notar que se puede sacar una nota armónica a la guitarra, o dar una
vez con la flecha en el blanco, pero eso no hace a un guitarrista virtuoso o un
arquero virtuoso. Tampoco se nace virtuoso, aunque haya un talento o
condición innata para serlo. Es indispensable adquirir el hábito, habituarse,
disponerse de modo permanente.
Las virtudes
Ahora bien, ninguna virtud lleva, por sí sola, a la perfección del individuo.
Recordemos que para Aristóteles el hombre es por naturaleza un ser social. De
ahí que la virtud por excelencia sea la justicia. Ella comprende a las demás
porque concilia la armonía correspondiente entre cada parte funcional y el todo.
La justicia es, por lo tanto, el fundamento del orden cósmico y humano.
Consiste en la obediencia a las leyes ajustando las conductas y teniendo en
cuenta la "isonomía" o igualdad que debe regir la vida de la sociedad política.
Complementaria de la justicia ubica Aristóteles a la equidad, que es el hábito
para interpretar la ley en cada caso particular. Porque a diferencia de cada
acción concreta y singular, la ley siempre debe tener un carácter general. La
equidad completa a la justicia templando su rigidez y humanizando su
aplicación al tener en cuenta la situación en que se inscriba la acción humana.
Eudemonismo
¡y es como el dragón!" 11
Aunque hay quienes dudan de si Lao Tse realmente existió o si la obra es una
compilación de las principales sentencias de la escuela taoísta, de ella se tiene
noticia entre el 403-221 a.C. Estamos, pues, a oscuras sobre el origen del
taoísmo. Sólo se puede afirmar, con certeza que no es una derivación de la
tradicional y monolítica ideología que hunde sus raíces en la remota cultura
primitiva china.
El Tao, que puede ser expresado no es el Tao perpetuo. El nombre, que puede
ser nombrado, no es el nombre perpetuo. (1 a)12
10
LAO TSE, Tao Te Ching, ed. de Carmelo Elorduy, Orbis, Bs.As., 1983.
11
SMITH, Huston, Las religiones del mundo. trad. B. López Buisán, Océano, México D.F., 1991, p.208.
12
LAO, TSE, op.cit.
vive. Análogamente su tercer sentido es la vía de la vida humana mediante la
cual el hombre se fusiona al Tao del universo.
13
Cf. op.cit., pp. 218 y ss.
14
14 Ibíd.
“Hay espacios en las articulaciones, y la hoja de la cuchilla es delgada y
penetrante. Cuando esta delgadez encuentra ese espacio, ¡hay todo el sitio
que necesita! ¡Se desliza como una brisa! Por tanto, hace diecinueve años que
tengo esta cuchilla como si estuviese recién afilada”15
Otra de las notas del wu wei es aquella que semeja al comportamiento del
agua. En efecto, el agua se adapta a toda superficie y busca los sitios más
bajos. Sin embargo, disuelve las cosas duras y quebradizas; se abre paso a
través de fronteras y se cuela por debajo de las orgullosas montañas. La
persona con esta condición “trabaja sin trabajar”, actúa sin esfuerzo, persuade
sin argumentos, y resuelve situaciones sin coerción o presión. Pasa inadvertida
pero su influencia es decisiva.
Eficacia del "no actuar": Lo más blando o débil del mundo vence a lo más
duro (“es más veloz"). La nada penetra sin resquicio. De aquí deduzco que el
que no hace nada es ventajoso. Pocos en el mundo llegan a comprender la
utilidad de enseñar con el silencio y del no hacer nada. (43). Inacción que nada
deja por hacer. Siempre se ha conquistado el mundo sin hacer nada para ello.
No basta trabajar para ganar el mundo. (48b)
Vitalidad del niño: Del que posee mucha Virtud (Tao) se dice que es como un
niño pequeño. Al niño, las avispas y sierpes venenosas no le pican; las fieras
salvajes no le echan garra; las aves rapaces no le arrebatan. (55a) Tiene los
huesos blandos y los músculos flexibles. Agarra fuerte. Ignora aún la unión de
las hembras con los machos. Así, su crecimiento se desenvuelve en su
plenitud. Su esperma obra en su total vitalidad. Grita todo el día y no
enronquece. Su armonía es perfecta. (55b)
15
Adaptado de la traducción de Tomas Merton en su obra The Wey o/ Chuang Tzu, New Directions, New
York, 1965, pp. 45-47
Grandeza de la humildad: Los grandes ríos y el mar son los reyes de todos
los valles y barrancos, porque aman abajarse; por eso, pueden hacerse los
reyes de todos los valles (66a).
Las plantas vivas son flexibles y tiernas, y las muertas son duras y secas (76b).
La dureza y la rigidez son cualidades de la muerte. La flexibilidad y la blandura
son cualidades de la vida. (76c) Nada hay en el mundo más blando que el
agua, pero nada le supera contra lo duro. A ella nada la altera (78a). Lo blando
vence a lo duro y lo débil vence a lo fuerte. En el mundo nadie hay que no lo
sepa; pero nadie lo practica. (78b)
Actividades de autocomprobación:
Propuesta I:
1) A partir de la ética taoísta, recrear por escrito cada uno de los doce cierres
de venta con ejemplos adecuados a su ámbito laboral. Podrían dramatizarse en
grupo.
2) Relacionar una virtud sapiencia! del taoísmo con una frase explicativa para
cada cierre.
Propuesta II:
2) Elegir un lugar real (casa u oficina). Describir por escrito (y con imágenes,
fotos, planos) la viabilidad, beneficios o perjuicios de aplicar los consejos del
Feng Shui.
CAPÍTULO 3
Por otro lado, teniendo en cuenta nuestro esquema vincular veremos que así
como en la antigüedad el vínculo privilegiado desde donde se disponían los
demás era la naturaleza (en cuanto Physis), y en el Medioevo lo Sagrado (en
cuanto Dios cristiano), en la modernidad veremos cómo el vínculo del hombre
consigo mismo (en cuanto Yo-sujeto racional) se torna determinante: el
individuo quiere conocerse a sí mismo y, emancipándose de leyes naturales o
dogmáticas, alcanzar un dominio de sí autónomo. Más adelante describiremos
exhaustivamente en qué se modifican la disposición de cada uno de los
vínculos y que en conjunto polémico conducirán el actuar en la época moderna.
Bástenos ahora repetir el esquema; las modificaciones podrían completarlas
los alumnos con el subsiguiente desarrollo:
Como hemos dicho, en esta unidad asistiremos al nacimiento de la
preocupación por el pensar autónomo, ya no subordinado a los preceptos
de autoridades caducas. En particular, a partir del planteo de la ética
kantiana advertiremos cómo debería actuar el hombre conforme al deber,
pero regido por el deber mismo que no es conducido por otra cosa que no
sea su razón, en miras a una ley universal del actuar. Pero antes
contextualicemos la época:
En 1713 dice Coles sobre esta ley fundamental: naturae lex est ab omnibus
recepta philosophis.
El hombre ya no será entendido como sujeto caído, corno sujeto degradado por
el pecado original y necesario de la gracia divina para su salvación. El hombre
del Renacimiento será el hombre "inocente", nuevo, que desde ahora será
sujeto soberano del mundo; sujeto que desde su dignidad y potencia construirá
el mundo con el poder de su razón desde diversos aspectos:
a. científico
b. técnico
c. social
d. político.
Otra gran dificultad se deriva de que el pueblo debe asumir sus derechos y,
deberes. Es decir, ejercer la soberanía que le corresponde y vigilar que ningún
tirano vuelva a oprimirlo. La unidad nacional será entonces transitada por los
caminos de la cultura: el idioma único u oficial, el tesoro cultural de cada
«nación»: literatura, artes, folklore.
LA MORALIDAD EN KANT
Introducción
Pero vamos lentamente: hay que destacar que la actividad humana no se limita
solo al conocimiento de la realidad, de la naturaleza, sino que hay otra
actividad espiritual que podemos llamar «conciencia moral», y que también es
un «hecho» de toda vida humana. Es decir, Kant cree seriamente que existe,
en todos, un saber referido al bien y al mal; y que, correlativamente se siente
culpa o remordimiento cuando se actúa mal y se siente alivio cuando sea actúa
bien. Incluso se habla de juicios morales. Pero estos juicios que siguen a la
legalidad moral no se aplican al conocimiento de la naturaleza sino a la acción
humana, a la práctica, al ámbito de la moral.
La acción moral
Porque si una persona ajusta perfectamente sus actos a la ley, pero lo hace
porque teme el castigo consiguiente o apetece la recompensa que vendrá,
entonces decimos que la conducta íntima, la voluntad íntima de esa persona no
es moral. En cambio, un acto moral tiene pleno mérito, cuando la persona
que lo realiza ha sido determinada a realizarlo únicamente porque ese es
el acto moral debido, sin importar las consecuencias o las leyes vigentes.
Para Kant, una voluntad es plenamente moral, cuando sus acciones están
regidas por el respeto al imperativo auténticamente categórico. Así podemos
decir, que en toda acción hay una materia y una forma. La materia es el «qué»
se hace y la forma el «porqué»; entonces, una acción denota una`
voluntad pura y moral, cuando es hecha no por consideración al
contenido empírico de ella (materia), sino simplemente por respeto al
deber; es decir, como imperativo categórico y no hipotético; esto es, imperativo
categórico formal.
Esta importancia que da Kant a la forma pura del deber se puede comprender
mejor si consideramos lo que para él es la ley moral universal;
«Obra de manera tal que puedas querer que el motivo que te ha llevado a obrar
sea una ley universal»
Como vemos, Kant cree que solo actúa por deber aquel que es capaz de
actuar de tal manera que cuando lo hace, considera que en su lugar no solo
está él como individuo sino la humanidad en su totalidad, y aun así el acto
puede considerarse como bueno. Es como si se preguntara, ¿qué pasaría si
éste, el motivo de este acto individual, se convirtiera en una ley
universal? ¿qué pasaría con la humanidad? ¿...avanzaría espiritualmente
o retrocedería a lo animal? Más allá de lo que efectivamente ocurra, lo
importante aquí es determinar la intención —la buena voluntad— con que se
realiza el acto.
La voluntad
El deber
c) Según el final del cuento, esa "puerta" o "ley" ¿es universal? ¿por qué?
17
Versión de Jorge Luis Borges, 27 de mayo de 1938 en El Hogar (1935-1958), Ernece. Buenos Aires,
2000.
guardián se ríe, y le dice: “Fíjate bien: soy muy fuerte. Y soy el más subalterno
de los guardianes. Adentro no hay una sala que no esté custodiada por su
guardián, cada uno más fuerte que el anterior. Ya el tercero tiene un aspecto
que yo mismo no puedo soportar”. El hombre no ha previsto esas trabas.
Piensa que la Ley debe ser accesible en todo momento a todos los hombres,
pero al fijarse en el guardián con su capa de piel, su gran nariz aguda y su
larga y deshilachada barba de tártaro, resuelve que más vale esperar. El
guardián le da un banco y lo deja sentarse junto a la puerta. Ahí, pasa los días
y los años. Intenta muchas veces ser admitido y fatiga al guardián con sus
peticiones. El guardián entabla con él diálogos limitados y lo interroga acerca
de su hogar y de otros asuntos, pero de una manera impersonal, como de
señor poderoso, y siempre acaba repitiendo que no puede pasar todavía. El
hombre, que se había equipado de muchas cosas para su viaje, se va
despojando de todas ellas para sobornar al guardián. Éste no las rehúsa, pero
declara: “Acepto para que no te figures que has omitido algún empeño.” En los
muchos años el hombre no le quita los ojos de encima al guardián. Se olvida de
los otros y piensa que éste es la única traba que lo separa de la Ley. En los
primeros años maldice a gritos su destino perverso; con la vejez, la maldición
decae en rezongo. El hombre se vuelve infantil, y como en su vigilia de años ha
llegado a reconocer las pulgas en la capa de piel, acata por pedirles que lo
socorran y que intercedan con el guardián. Al cabo se le nublan los ojos y no
sabe si éstos lo engañan o si se ha obscurecido el mundo. Apenas si percibe
en la sombra una claridad que fluye inmortalmente de la pueda de la Ley. Ya
no le queda mucho que vivir. En su agonía los recuerdos forman una sola
pregunta, que no ha propuesto aún al guardián. Como no puede incorporarse,
tiene que llamarlo por señas. El guardián se agacha profundamente, pues la
disparidad de las estaturas ha aumentado muchísimo. “¿Qué pretendes
ahora?”, dice el guardián; “eres insaciable”, “Todos se esfuerzan por, la Ley”
dice el hombre. “¿Será posible que en los años que espero nadie ha querido
entrar sino yo?”. El guardián entiende que el hombre se está acabando, y tiene
que gritarle para que le oiga: “Nadie ha querido entrar por aquí, porque a ti solo
estaba destinada esta puerta. Ahora voy a cerrarla”.
De ahí que la forma pura de la ley moral: «Obra de manera que puedas querer
que el motivo que te ha llevado a obrar sea una ley universal», y la
determinación del «espíritu» sobre lo «natural»:
«La conciencia de una libre sumisión de la voluntad bajo la ley, como unida, sin
embargo, con una inevitable coacción hecha a todas las inclinaciones, sólo, (...)
por la propia razón, es, pues, el respeto hacia la ley»18
18
KANT, I; Crítica de la Razón Práctica, Ed. Porrua, pág. 55
ÉTICA Y CONCIENCIA HISTÓRICA EN HEGEL
En este sentido tiene Hegel una concepción de la historia que debe ser tenida
en cuenta para que, desde ella, se pueda hablar de conciencia moral.
Concretamente Hegel cree que hay «una sola historia» posible, y esta es
«racional», es decir, tiene una logicidad propia. La historia así caracterizada es
«necesaria». Es una única historia que no es otra que la Historia del Espíritu.
Los acontecimientos históricos deben pensarse como la concreción o
explicitación de una única Verdad (el Espíritu) que «debe» revelarse y
complicarse con la imperfección de la acción humana. La historia está así
tendida o «imantada por la libertad», lo que constituye su verdadero motor.
Dentro de este movimiento del Espíritu desplegándose dialécticamente en la
historia, «el hombre individual cumple un papel secundario».
Ahora bien, no quiere decirse con esto que Hegel no compare, según sus
particulares criterios eurocéntricos, el valor que tienen las morales de los
demás pueblos. Para la ideología de este pensamiento resulta la siguiente
conclusión operativa: aquella cultura o pueblo entonces que esté haciendo la
experiencia más rica y completa del estado en relación al individuo, aquella
cultura que al parecer haya alcanzado mayor libertad y haya desplegado un
mayor grado de espiritualidad tendrá derechos sobre todo otro estado siendo,
de alguna manera, el abanderado de la historia; el que lleva la antorcha de la
civilización a otros pueblos19.
CONCEPTO DE IDEOLOGÍA
19
Con esto queda justificado también el colonialismo e, incluso, la guerra.
Es que hay aceptar el hecho de que el hombre se inclina a mirar como
verdadero lo que está en concordancia con su propio interés, esta es la
esencia de lo «ideológico». Por eso, hacer que las ideas sirvan al propio
interés es tan viejo como las ideas mismas, como lo hicieron y lo harán
siempre los relatos míticos y los mundos simbólicos humanos. Casi todas
las mitologías contienen elementos que confirman la excelencia de un
determinado pueblo o grupo. Muchas religiones implican concepciones que
proclaman la vocación histórica de un pueblo y su elevación por encima de los
otros. En tiempos primitivos la condición de rey o emperador era casi siempre
transformada, a partir de una posición de facto, en un derecho inviolable sobre
la base de determinadas ideas. Situaciones sociales y económicas han sido a
menudo representadas como naturales y necesarias mediante el recurso a
ciertas ideas y a la seducción de ciertos imaginarios simbólicos. Por todo esto
el término «ideología» es nuevo solamente como tal, pero no en lo que
respecta a fuerza efectiva que pretende desenmascarar.
De acuerdo con lo dicho, estamos ante una ideología cuando una idea es
abrazada no en razón de su verdad y de su fuerza interna de convicción, sino
porque protege, defiende y favorece algún interés propio. El concepto de
ideología no implica que quien adhiera a una idea tenga conciencia del hecho
de que lo hace guiado por el propio interés. Por el contrario, más bien nos
inclinamos a decir que quien acepta la idea no debe darse cuenta de ese
hecho. Pues si se tratase de mala fe, si alguien se da cuenta de que no actúa
guiado por la verdad sino por el propio interés, entonces se da cuenta también
del hecho de que la idea no es verdadera, y por consiguiente no está
aceptando realmente esa idea. Continuará quizá utilizando esa idea para
propósitos externos, para engañar a otros, pero él mismo no estará
internamente convencido de ella. En una ideología en sentido estricto hay
buena fe, vale decir que actúa uno guiado por el propio interés, pero
piensa que quiere servir a la verdad, cree sinceramente en la verdad de la
concepción que defiende; es siempre una convicción de verdad20.
20
Extraído de HARRY HOEFNAGELS, Introducción al pensar sociológico, Ed. Carlos Lohlé, Bs. As., 1967
Actividades de autocomprobación I: Tomar contacto con el texto sobre la
Ética de los negocios (ver anexo de textos) y responder las siguientes
preguntas:
1) ¿Cuáles son los mitos (ideologías, símbolos, prejuicios) que deben ser
removidos para poder pensar una ética de los negocios en el mundo
capitalista? (pto. 1, 3 y 4)
Por esto y antes que nada, el acto moral tiene que favorecer la realización
en mí de una existencia única; con cada acto yo me individualizo, pero para
poder hacerlo no tengo que ponerme en el lugar del otro sino por lo contrario
en el mío propio.
Según el horizonte pragmático de nuestra pregunta ética ¿en qué sentido hay
que considerar la repetición en relación al actuar? Gabriela Rebok21 recupera
de Kierkegaard la categoría de repetición como posibilidad de reinstaurar en la
existencia el aliento de los orígenes. ¿Por qué? ¿Qué podría aportarnos la
experiencia de la repetición? En principio, por la repetición aprendemos a
aceptar la finitud bajo múltiples aspectos:
-que en cuanto hombres no somos eternos sino temporales porque como todo
suceso dado al tiempo estamos acotados entre un comienzo y un fin;
Por eso gracias a la repetición estamos advertidos de que existir es, como dice
Heidegger, “estar ex-puesto, puesto fuera de la nada” con el angustiante
peligro de retornar a ella. De allí que haya que apelar a una fuerza de decisión
para "matar la propia muerte y convertirla en vida auténtica (La Repetición de
Kierkegaard.); que haya que apelar a una fuerza de decisión para sostenerse
en la repetición de la angustia, del tedio, del hastío, de los límites, del dolor,
de la soledad, de la muerte y en definitiva para sostenerse ante aquellas cosas
que consideramos como "muerte" en vida, como el mal existencial mismo.
21
Cf. REBOK, Gabriela, La repetición o el umbral de la creatividad, ponencia para la Mesa Redonda a los
20 años de la edición de La oscuridad es otro sol de Olga Orozco.
Pero insistimos ¿para qué? Para que sacrificialmente22 esa muerte troque en
vida integral; para que pueda instaurarse nuevamente el aliento de los
orígenes. Positivamente entonces podemos decir que en la repetición hay algo
gratuito, algo que nos abre siempre a nuevas posibilidades de juego. Porque si
bien la rueda del tiempo gira sin detenerse como giraba antes de que
viniéramos al mundo, a nosotros nos toca decidirnos por la apertura para
que ese giro se torne incandescente eternidad en el tiempo a partir del
instante. Por el carácter gratuito de la repetición podemos probar el
exorcismo del tiempo vivido inauténticamente, podemos asumir la "levedad del
ser”, asumir las diferencias propias y ajenas; podemos probarnos roles,
máscaras y nombres para espiar sus abismos; también podemos caer en las
trampas de la inautenticidad para entonces, a la próxima oportunidad,
decidirnos con confianza a una jugada diferente, a una mirada renovada.
-se vuelve posible la co-creación del mundo, dándose la libre alianza vincular;
d) ¿Cuál es, según el final, el modo de liberarse del "hechizo del tiempo"?
CAPÍTULO 5
INTRODUCCIÓN
LA TAREA DECONSTRUCTIVA-CONSTRUCTIVA
23
La filósofa argentina María Gabriela Rebok acunó la categoría filosófica "vincularidad" para dar cuenta
de este nuevo pathos filosófico.
DE FRIEDRICH NIETZSCHE
24
Para una ampliación sobre la invención del concepto de pecado ver NIETZSCHE, F., Genealogía de la
moral.
Dentro del horizonte de nuestra pregunta conductora nos preguntamos25
¿Cómo se debería actuar para superar esa decadencia del hombre
moderno que se ha vaciado de sentido? ¿Qué posibilidades hay para el
hombre a partir de la constatación del absurdo, del sin-sentido luego de la
destrucción de los valores metafísicos? En El mito de Sísifo, Camus postula
que hay un único problema filosófico serio: el suicidio. Dicho de otra forma:
¿vale la pena vivir? ¿tiene valor la existencia?
Pero antes de abrirnos a las posibilidades del modelo artístico, hagamos una
prueba de diagnóstico personal y epocal como la que Nietzsche nos propone
con la teoría del eterno retorno en La gaya ciencia, n°34126:
25
Cfr. CRAGNOLINI, Mónica B., Nietzsche, CAMINO Y DEMORA. Biblos. Bs As. 2003. p.53 y ss.
26
HEIDEGGER. Martin, Nietzsche I, trad. Juan Luis Vemal. Destino, Barcelona. 2000, p.223.
que hubieras respondido: “¡eres un dios y nunca he oído algo más divino!"?Si
ese pensamiento adquiriera poder sobre ti, te transformaría, a ti, tal como eres,
y quizás te aniquilaría; ¡la pregunta, respecto de todo y de cada cosa: "¿lo
quieres otra vez, e innumerables veces más?” yacería sobre tu actuar como el
más grave de los pesos! ¿O cómo tendrías que reconciliarte contigo mismo y
con la vida para no pedir nada más que esta última, eterna rúbrica y
confirmación?
27
cfr. VATTIMO. Gianni, Introducción a Nietzsche. pp. 113 424.
28
Cfr. VATTIMO, Gianni. El sujeto y la Máscara. Nietzsche y el problema de la liberación. trad. Jorge
Binagui, Península, Barcelona, 1989, pp. 260-261.
El “modelo" para esa voluntad de poder creadora lo caracteriza y encuentra
Nietzsche en el creador. Pero hay, sobre todo, una pragmática vital que
requiere una condición artística: la posibilidad de permitirnos la embriaguez:
“Para que haya arte, para que haya algún hacer y contemplar estéticos, resulta
indispensable una condición fisiológica previa: la embriaguez." (...) "Lo esencial
en la embriaguez es el sentimiento de plenitud y de intensificación de las
fuerzas. De este sentimiento hacemos partícipes a las cosas, las forzamos a
que tomen de nosotros, las violentamos…" (...)"En este estado uno enriquece
todas las cosas con su propia plenitud: lo que uno ve, lo que uno quiere, lo ve
henchido, prieto, fuerte, sobrecargado de energía. El hombre de ese estado
transforma las cosas hasta que ellas reflejan el poder de él, hasta que son
reflejos de la perfección de él. Este tener-que-transformar las cosas en algo
perfecto es arte. (...) En el arte el hombre se goza a sí mismo como perfección.
(n• 8 y 9, de Crepúsculo de los ídolos, capitulo Incursiones de un intempestivo)
El Nihilismo futuro nos invita a reconocer que términos como "Dios", "más allá”,
"vida verdadera", “salvación". "bienaventuranza”; son sinónimos de “nada”.
Sólo una transvaloración de los valores que el Ultrahombre -que afirma los
valores de la vida- está en condiciones de realizar, permitiría la superación del
nihilismo decadente, de esta negación de la vida que han llevado a cabo la
moral; la religión, la filosofía, e incluso la ciencia. El Ultrahombre es el mar que
puede absorber toda decadencia sin enfermarse y resignificar el mundo siendo
fiel a la tierra.
29
Cfr. NIETZSCHE, Friedrich. Así habló Zarathustra. Trad. J.C.García Borron, Orbis. Bs.As. 1982.
Nietzsche y el acto creador en moral
30
NIETZSCHE. F.: Así habló Zarathustra 2a Ed.Alianza, Madrid 1981, “El retorno a casa”, p. 257.
31
Idem p. 257.
32
WERNER ROSS; Friedrich, Nietzsche. El águila angustiada. Una biografía, (1989), Ed. Paidos. Buenos
Ales-Mbilco.1994, p. 608
33
No habéis oído de aquel hombre loco que en plena mañana. encendió la linterna, corrió al mercado y
gritaba sin cesar, “¡Yo busco a Dios!; ¡yo busco e Dios!”, (FRIEDRICH NIETZSCHE, Die Fröhiliche
Wissenschalt (La gaya ciencia), en Werke, II, Par. 125 pp. 126 ss.)
de manifiesto el carácter de aventura y juego de la existencia humana.
Juego de la estimación axiológica del hombre como la proyección lúdica
de mundos de valores. De aquí que la metáfora de Las tres transformaciones
(primera parte del Zaratustra) da cuenta, gracias a una parodia dialéctica34, del
nuevo estatus que el hombre debe alcanzar para acceder a la posición de
ultrahombre, es decir, aquel que es capaz de crear nuevos valores.
Consignemos las tres transformaciones hacia el utrahombre:
34
Como fue en Kierkergaard, a su manera, una parodia también la división de la vida en tres estadios
35
Nietzsche, F.; Así habló Zarathustra, ob. cit. “De las tres transformaciones”-. p. 51 El subrayado es
nuestro.
36
Realizamos aquí una interpretación del “Espíritu libre” en Nietzsche desde la obra de Mónica B.
Cragnolinl: Nietzsche, Camino y demora, Eudeba. Buenos Ares, 1998.
abriendo visiones en perspectivas más amplias de los problemas. Así se evita
tanto la caída infinita en la nada como la búsqueda de un aseguramiento
gracias a una única perspectiva elevada a status de 'Verdad", con sus
consecuente imposición, violencia y totalitarismo demencial ("error de la
metafísica").
Camus dice que lo que mueve a amar al Don Juan no es la falta o la carencia
del amor. Tampoco su motivación consistiría en la meta de resolver lo absurdo,
porque, más allá de resolverlo, el amor lo acrecienta. Por eso, se convierte en
un engaño de la mujer que, con pretensión de redimirlo, le dice: “Por fin te he
dado el amor". Porque ante esa afirmación, Don Juan se ríe y dice: "¿Por fin?
¡No, sino una vez más!". "¿Por qué habría de amar una sola vez y a una única
persona para amar mucho?"
Cabe la pregunta: ¿es Don Juan un triste, un cansado, un engañado? No, los
tristes tienen dos motivos para estarlo: ignoran y esperan. En cambio, Don
Juan sabe y no espera. No espera otra vida, otros fines, o el único amor que
resuelva la existencia. Sabe que el tiempo y la vida lo colman y no quiere ni
perderlos ni esperarlos. El ama los rostros ardientes y por eso tampoco
37
Cfr. CAMUS. Albert El mito de Sísifo, Losada, Bs. As., 2002.
colecciona y contempla retratos del pasado, añorando esperanzados
reencuentros. Recorre esos rostros ardientes y por ellos quema y es quemado.
Por eso no es ganado por un solo amor.
El Don Juan sabe del amor liberador; por eso ama la multiplicidad de los
rostros del mundo; liberando y liberándose de la clausura en la unidad, en el
fin, en la totalidad; por eso está traspasado por la multiplicidad generada y
generosa, pero a la vez pasajera, singular y perecedera (notas de la
"provisoriedad"). Hay en esto, hay que decirlo, algunas trazas del núcleo
trágico contemporáneo ya que aquí está presente una sabiduría de la finitud
(que ya habíamos mencionado a propósito de Nietzsche y el eterno retorno).
Porque lo que alienta la vida del Don Juan es ese movimiento perpetuo que
alienta la Vida, pero que se mueve necesariamente entre la muerte y el
renacimiento continuo. He aquí una manera de dar y hacer vivir, una ética difícil
de comprender desde morales metafísicas que pretendan la totalidad.
38
NIETZSCHE. Estética y teoría de las artes, prólogo, selecc. De fragmentos y trad. de a. Izquierdo.
Tecnos, Madrid, 2001. frag. Primavera de 1888. 14 [20], p.123.
CAPÍTULO 6
No convertirlo en un ESTEREOTIPO
3-Ser más libres para ser con el otro; porque la libertad no es límite en donde
comienza o termina la libertad del otro, sino que la libertad sólo es posible
«con» y «desde» el otro en cuanto otro: diferente.
ÉTICAS-ESTÉTICAS DE LA CORPOREIDAD
Repitamos lo dicho una vez más: lo corporal es una de las dimensiones co-
consitutivas del hombre en cuanto ser-en-el-mundo. ¿Cómo pensar y hablar de
ello? Por de pronto no habría que pensar al cuerpo como una realidad
expresiva, como una exterioridad derivada de otra más importante y oculta en
alguna suerte de interioridad. Queremos decir que no se trata de una
conciencia o alma encerrada en la interioridad y que en cierto momento sale
fuera de sí y se expresa con ese instrumento que sería el cuerpo. En absoluto,
sino que proponemos afirmar que somos cuerpo, que nos realizamos como
hombres siendo-ahí, que "arrojados en el mundo" existimos también en tanto
posibilidad corpórea. El cuerpo es uno de los momentos constitutivos del
hombre realizándose en la existencia. Por eso, cuando sonrío no es el alma la
que sonríe a través de mi cuerpo, sino que es todo mi ser el que sonríe. Por
ello, el pensamiento contemporáneo busca fluidificar al par conceptual
mentados como cuerpo y alma. Pero fluidificar no para disolver sino para
restituirles el movimiento que les fue restado junto al anquilosamiento de las
demás categorías metafísicas.
Uno de los modos en que la dimensión corporal del hombre se muestra y co-
implica con otras dimensiones lo interpretamos a partir de los testimonios de
los usos de los cuales se sirve el lenguaje. El lenguaje se complica con lo
corpóreo para corresponder y decir lo que le viene al encuentro en su
comprensión afectiva. Por ejemplo, decimos "me movió el piso" cuando alguien
ha despertado nuestro "interés", o decimos: "se tragó esa mentira" cuando se
dice que una persona no advirtió el engaño.
Parece obvio y evidente que el cuerpo es una presencia. Tan obvio como que
somos-en-el-mundo y con-los-otros también gracias a lo corporal. En cambio,
los demás entes están-ahí a la mano, simplemente reposando en su modo de
ser cosas útiles o no; es decir, que no están-en-el-mundo al modo como
estamos nosotros. Por eso, en lo corporal en cuanto constitutivo de la
vincularidad con la naturaleza, con lo sagrado, conmigo mismo y con los otros
advertimos que:
*Lo corporal es lenguaje y algunos de sus gestos son mucho más significativos
que otros: el rostro como epifanía, manifestación del otro y de lo
absolutamente Otro (Levinas); los ojos y la mirada tiene una densidad muy
importante, siendo que por ella se da especialmente el encuentro o
desencuentro con los demás. Por ello, puede ser confiada y tranquila, recelosa
y esquivadora, puede expresar deseo, vergüenza o rechazo de abrirse al otro.
La boca puede significar de muchas maneras: nerviosismo, enojo,
aburrimiento, desprecio, orgullo, aprobación o desaprobación, sensualidad.
Con respecto a los vínculos amistosos o familiares el beso comunica la
felicidad del encuentro y la comunión. Pero también es lenguaje progresivo de
intimidad, hasta llegar a la entrega total y privilegiada en la desnudez del
encuentro amoroso.
Como vemos el cuerpo es posibilidad. Pero también hay que decirlo es límite,
es experiencia vivida de la finitud y de la fragilidad humana. De ahí que
necesite cuidados básicos para su salud como la alimentación, la prevención y
cura de sus enfermedades, el descanso. Desde la experiencia corporal vivida
en el sufrimiento o el dolor, el placer o el displacer, el entusiasmo o la angustia,
el gozo o los tormentos, en la constatación del paso del tiempo se nos hace
patente tanto la posibilidad corno el límite de la finitud humana hasta la
posibilidad última de la imposibilidad que nos trae la muerte.
Algunas características
La cultura de masas nace según Eco «con el acceso de las clases subalternas
al disfrute de los bienes culturales y con la posibilidad de producir estos últimos
mediante procedimientos industriales».
Si bien es cierto que las situaciones modelo con que se identifican las clases
populares, sus oportunidades de evasión, de identificación y proyección, no
tienen ninguna conexión con las situaciones de los consumidores -desde los
modelos estelares del cine a los protagonistas de novelas de amor, incluidas
las emisiones para la mujer-. Algunas observaciones sobre las reacciones de la
población ante estos estímulos inducen a pensar que, en muchos casos, la
recepción del espectador es de tipo activo y crítico, una interpretación del
mensaje según un código que no es aquél de quien lo comunica. De ahí que
Eco tampoco esté de acuerdo con las nociones de «mensaje masificante»,
«hombre masa» y «cultura de evasión», con que se habla de los Masa media.
Antes, sin embargo, nos pone ante lo que él llama «la aristocracia del gusto»,
donde circunscribe a todos aquellos críticos de este tipo de comunicación que,
simplemente, tienen una «nostalgia por una época en que los valores culturales
eran un privilegio de clases y no eran puestos a disposición de todos
indiscriminadamente» 3. Entre estos estará, en primer lugar, Nietzsche, luego
Ortega y Gasset y los llamados Radicals americanos como Dwight Mac Donald;
este último, al parecer, lo que reprocha de los Media es que «explote los
descubrimientos de la vanguardia y los «banalice», reduciéndolos a elementos
de consumo» 4.
__________________________________
3 ECO. UMBERTO: Apocalípticos e Integrados, pág. 42.
4 Ibídem, pág. 44
Sin embargo. Eco pasará revista a estas críticas a la cultura de masas bajo el
signo de la llamada postura apocalíptica:
i) Los mass media alientan así una visión pasiva y acrítica del mundo. EI
esfuerzo personal para la posesión de una nueva experiencia queda
desalentado.
Sin embargo, Eco asume una primera defensa de la cultura de masas desde la
posición por él llamada de los Integrados, en ella se nos dice:
Actividad de comprobación:
2) En lo posible ver la película "La antena" de Esteban Sapir. Leer el artículo: 'No es
una crítica a la TV y los medios, sino a su mal uso"39 de Oscar Ranzani. Definir
fundamentando si el director pertenece e una posición integrada o apocalíptica.
39
Ver en http://www.pagina I 2.com.ar./diariosuplementos/espectaculos/5-6060-2007-04-18.html o anexo
externo de textos
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN COMO OBRA DE ARTE
El nuevo sentido de la realidad: la realitización40
En el texto que aquí nos ocupa, y con el cual cerramos la presente reflexión, se
intenta pensar desde un lugar distinto, marginal al de la modernidad europea.
Aquí se sostiene que los Medios masivos de comunicación –nosotros optamos
por el término Nuevas Tecnologías de la Comunicación (NTC)- son las que en
la actual era, la pos-moderna, median el nuevo sentido del ser.
Las características propias de este sentido son aún difíciles de ser pensadas ya
que el sentido estaría aconteciendo sin más; sin la suficiente distancia que
permita un análisis objetivo.
Sanguinetti habla de una gesta tecnológica, y sostiene que esta gesta está
protagonizada por un tipo de relato especial y único dentro de la historia del
arte. El género discursivo artístico que sostiene el actual sentido de la
existencia occidental, -si no planetaria- se relaciona estrechamente con un uso
40
Ver texto completo en: www.mediarteestudios.com.ar
especifico de la técnica, como acontecimiento destinal de nuestra época,
conformando, en su aspecto más destacado e influyente (tanto en el orden
material como simbólico), lo que ha llamado los medios de comunicación como
obra de arte y que tienen a la «realitización» como su forma final.
Pero, interroga el filósofo, ¿por qué entonces es tan difícil considerar a las
mediaciones como obra de arte? ¿Qué nos impide una reflexión más abierta
sobre su status? Quizá la respuesta esté, justamente, en lo difícil que es
pensar lo que acontece, comparando con lo que ya ha acontecido.
Así, el enunciado artístico mediático hace ser y sostiene con su puesta en obra
la inteligibilidad del mundo. En su forma final, en la realitización de los medios,
se mezclan indisolublemente la información y la ficción. La distinción incluso
pierde valor y la autenticidad del acto de enunciación está en que los medios
mismos son la “verdad”.
Esto marca el paso de una televisión, por ejemplo, que representa los hechos
de manera neutral, a ser un lugar donde se producen los hechos. Un escenario
por el que transcurre nuestra vida cotidiana, como pre-dispuesta a los fines de
la transmisión. Así, la televisión ya no se limita a dar cuenta de los
acontecimientos, sino que los hechos mismos se producen para ser
televisados. En esta última etapa, la televisión se vuelve autorreferente y va a
buscar que el público se reconozca en ella.
el método estético-ontológico.
Con lo dicho ya hemos comenzado a vislumbrar los lugares de sentido a donde
señala la pregunta ética. Como vemos, esos lugares o regiones ontológicas
son aquellas que nombramos también como vínculos. La pregunta que nos
inquieta es saber cuáles son los caminos para acceder a esos lugares donde la
ética encontrará sus fuentes de sentido. La pregunta por el camino es la
pregunta por el método. La respuesta es inmediata: nuestro método es el
método estético-ontológico. ¿Cómo? ¿Entonces las fuentes de sentido para
la ética las buscaremos en las obras de arte?
Creemos que los tres momentos son importantes, aunque en el primer caso se
deja ver una instancia que nos da, estratégicamente, una herramienta de
mayor peso para la orientación de nuestro mundo contemporáneo. En este
sentido nos creemos óptimamente capacitados para situarnos en el presente
ya que el arte es, cronotópicamente hablando, el que instala más
inmediatamente en una comprensión del estatus ontológico de una época y sus
posibilidades. Con esto queda claro por qué la pregunta ética y la pregunta
por el sentido del ser tienen, para nosotros, un mismo camino y destino
en la obra de arte.
Anexo de textos para profundizar
MARTIN HEIDEGGER
Al habitar llegamos, así parece, solamente por medio del construir. (...) Sin
embargo, no todas las construcciones son moradas. Un puente y el edificio de
un aeropuerto; un estadio y una central energética; una estación y una
autopista; el muro de contención de una presa y la nave de un mercado son
construcciones, pero no viviendas. (...) Estas construcciones albergan al
hombre. Él mora en ellas, y sin embargo no habita en ellas, si habitar significa
únicamente tener alojamiento. En la actual falta de viviendas, tener donde
alojarse es ciertamente algo tranquilizador y reconfortante; las construcciones
destinadas a servir de vivienda proporcionan ciertamente alojamiento; hoy en
día pueden incluso tener una buena distribución, facilitar la vida práctica, tener
precios asequibles, estar abiertas al aire, la luz y el sol; pero: ¿albergan ya en
sí la garantía de que acontezca un habitar? (...)
41
HEIDEGGER, Martin, Conferencias y artículos, trad. de Eustaquio Barjau, Odos, Barcelona 1994,
pp.127-142. Original en alemán: Vortráge und Aufsátze (1936-1953) e Gesamtausgabe, Bd.7, Vittorio
Klostermann, Frankturt Am Main, 1981. También e www.heideggeriana.com.ar
habitar, es decir, estar en la tierra, para la experiencia cotidiana del ser humano
es desde siempre, como lo dice tan bellamente la lengua, lo «habitual, (...)
Robert C. Solomon
1. Introducción
(...) Aristóteles, que merece ser reconocido como el primer economista (dos mil
años antes de Adam Smith) distinguió entre dos acepciones diferentes de lo
que denominamos economía. Uno era el oikonomikos o comercio doméstico,
que aprobaba y consideraba esencial para el funcionamiento de cualquier
sociedad incluso poco compleja, y el chrematisike que es el comercio para el
lucro. Aristóteles consideraba esta actividad totalmente desprovista de virtud y
a quienes se dedicaban a estas prácticas puramente egoístas los denominaba
«parásitos». El ataque de Aristóteles a la práctica repugnante e improductiva
42
AAVV. Singer, Peter («I). Compendio de ética, trad.Vigil Rublo y Vigil, alianza. Madrid. 2004, cap. 31,
pp. 483-497.
de la «usura» estuvo en vigor virtualmente hasta el siglo XVII. (...) (EI Shylock
da Shakespeare en EI mercader de Venecia, era un «outsider» y un usurero.)
Jesús expulsó del templo a los que cambiaban moneda, y los moralistas
cristianos desde San Pablo a Santo Tomás y Martín Lutero siguieron su
ejemplo condenando taxativamente la mayor parte de lo que hoy honramos
como «el mundo de los negocios».
(...) Podemos comprender cómo la libertad del mercado siempre será una
amenaza a los valores tradicionales y contraria al control gubernamental, pero
ya no podemos llegar retóricamente a la conclusión de que el propio mercado
carece de valores o de que los gobiernos sirven mejor que los mercados al bien
público.
Entre los mitos y metáforas más perjudiciales del discurso sobre los negocios
se encuentran los conceptos machistas «darwinianos» de la «supervivencia de
los más aptos» y de «los negocios son una jungla». (...) Cierto es que los
negocios son y deben ser competitivos, pero no es verdad que esta
competición sea a muerte o caníbal ni que «uno hace lo que puede para
sobrevivir». (...) La competencia no tiene lugar en una jungla sino en una
comunidad a la que presumiblemente sirve y de la que depende a la vez. (...)
La vida de los negocios es ante todo fundamentalmente cooperativa. Y la
competencia sólo es posible dentro de los límites de los intereses compartidos
en común. Y al contrario de como lo quiere le metáfora de la selva -«cada cual
a la suya»-, los negocios casi siempre suponen grandes grupos que cooperan y
confían entre sí, no sólo las propias corporaciones sino las redes de
proveedores, personal de servicios, clientes e inversores.
(...) Los negocios son una práctica social, y no una actividad de individuos
aislados. Esta actividad sólo es posible porque tiene lugar en una cultura con
un conjunto establecido de procedimientos y expectativas, cosas que (excepto
en los detalles) no están expuestas a las intervenciones individuales.
Podemos distinguir bien entre tres (o más) niveles de los negocios y de la ética
de los negocios, desde el ámbito micro -las normas de intercambio justo entre
dos individuos-, al ámbito macro -las normas institucionales o culturales del
comercio para toda una sociedad («el mundo de los negocios»). También
deberíamos delimitar un área que podemos denominar el nivel molar de la
ética de los negocios, que versa sobre la unidad básica del comercio actual: la
corporación. (...) Lo peculiar a la microética de los negocios es la idea de
intercambio justo y, con ella, la noción de salario justo, trato justo, y de lo que
se puede considerar una «negociación» frente a lo que es un «robo». Aquí es
especialmente pertinente la noción aristotélica de Justicia «conmutativa», e
incluso los antiguos sellan preocuparse, de tanto en cuanto, de si, por ejemplo,
el vendedor de una casa estaba obligado a comunicar al comprador en
potencia que el techo estaba en mal estado y podía dejar pasar el agua con las
primeras lluvias copiosas.
(…)
Norman Bowie afirma al respecto, y creo que, con razón, que «un puesto de
trabajo no es nunca sólo un puesto de trabajo». Tiene también una dimensión
moral: el orgullo en lo producido, la cooperación con los compañeros y el
interés por el bienestar da la empresa. Pero por supuesto estas obligaciones
definidas por el rol llenen sus límites (por mucho que a algunos directivos les
convenga negarlo). El negocio no es un fin en sí mismo, sino que está inserto y
apoyado por una sociedad que tiene otros intereses, normas y expectativas
dominantes. (…)
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