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Lehenengo aldiz argitaratzen da Pagasarri

mendiko florari buruzko liburu bat. Bilboko


birika berdeak sekulako altxor botanikoa
gordetzen du hesien babesean, bertako
basoetako soilguneetan, haitzetan, trokar-
teetan eta ezpondetan, erreka-ertzetan edo
mendigunearen tontorrean bertan ere bizi
dena, udazkena heltzean, adibidez, hango
belardiak azafraizko mantu distiratsuz tapi-
zatzen direnean.
Javier Valencia, Rafa Toral, Eneko Pagasarriko florak sinfonia kromatiko lilura-
Otxoa, Eduardo Miguel, Amador Prie- garria erakusten du, non tonalitate lilak eta
to, Javier Elorza y Santiago Patino son malbak, arrosak eta purpurak, horiak, laran-
miembros de la Sección de Botánica jatuak, zuriak, urdinak, moreak eta gorriak
euren artean nahasten diren eta, gainera, ber-
de la ‘Sociedad de Ciencias Naturales
dearen tonalitate imajinagarri guztiekin kon-
de Sestao’. Esta asociación lleva más binatzen diren, hala nola, ‘Pirinioetako zitori’
de 25 años estudiando y divulgando la dotore eta ahularen kasuan, edo ‘Bizkaiko
naturaleza vasca. Destacan los trabajos txilarrarenean’, zeinaren izen zientifikoa
realizados por este equipo sobre flora Saint Daboec santu irlandarrarengandik bai-
amenazada de Bizkaia, y la elaboración tator, edo mendi goienetan hain ugaria den
de libros divulgativos como La flora del ‘udaberriko astatipularenean” edo udaberria-
ren etorrera egutegiak berak baino lehenago
monte Serantes y Helechos de Bizkaia,
iragartzen digun ‘udaberri-lorearen’ kasuan.
publicados en esta colección. Hainbat lekutan txit eder ager dakizkigukeen
koloreak eta formak ditugu: Artabeko pista
inguruan orbel artetik, Arzogoiagako trokar-
tearen gainaldean, Ganetako pinudietan, Bo-
lintxuko haltzen eta sahatsen artean, Arraiz,
Arnotegin, edo edozein bazterretan.
Pagasarriko flora naturak zentzumenen pla-
zererako sorturiko ondasuna dugu; beraren
existentzia ez da bakarrik Bilboko mendi en-
blematiko horren iragan distiratsuaren froga
bizi bat, baizik, horrez gain, orainaren opa-
Joseba del Villar, biólogo y fotógrafo ri eder bat, bizitzako eta botanikako ikasgai
aberatsa ikasi eta gozatzeko aukera eskaint-
de la naturaleza, es autor de las foto-
zen diguna.
grafías que ilustran este libro. Habitual-
mente publica en varias editoriales y
es autor de diversas publicaciones y
exposiciones.
Colección BIZKAIKO GAIAK - TEMAS VIZCAINOS
editado por

www.bbk.es
Flora
del Pagasarri

Santiago Patino
Eduardo Miguel
Javier Elorza
Javier Valencia
Eneko Otxoa
Rafa Toral
Amador Prieto
412-413
Imagen de la portada: Frutos del endrino (Prunus spinosa)

Depósito Legal: BI-2068-09


ISBN: 978-84-8056-285-0
Imprime: GESTINGRAF
Cº de Ibarsusi, 3 – 48004 Bilbao
Por primera vez se publica un libro dedicado a
la flora del monte Pagasarri. El pulmón verde de
Bilbao encierra todo un tesoro botánico que vive al
abrigo de los setos, en los claros de sus bosques,
en los roquedos, en los barrancos y taludes, en las
orillas de los arroyos o incluso en la misma cumbre
del macizo cuando, por ejemplo, llega el otoño y
sus praderas se tapizan con un esplendoroso manto
de azafranes silvestres.
La flora del Pagasarri muestra una sinfonía
cromática deslumbrante en la que las tonalidades
lilas y malvas, rosas y púrpuras, amarillos,
anaranjados, blancos, azules, morados y rojos
se entremezclan entre sí y además se combinan
con todas las tonalidades imaginables del verde;
como en el caso de la hermosa y frágil ‘azucena
de los Pirineos’ o del ‘brezo vizcaíno’, cuyo
nombre científico proviene del santo irlandés
Saint Dabeoc, o de la ‘escila de primavera’ que
florece abundantemente en las zonas altas, o de la
‘udaberri-lorea’ que nos anuncia la llegada de la
primavera antes que el propio calendario. Colores
y formas cuya belleza puede surgir en medio de la
hojarasca junto a la pista de Artabe, en la cabecera
del barranco Arzogoiaga, en los pinares de Ganeta,
entre los alisos y sauces de Bolintxu, en Arraiz, en
Arnotegi, o en cualquier rincón.

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La flora del Pagasarri es un bien creado por la
naturaleza para el deleite de los sentidos; su
existencia no es sólo una prueba viviente del
pasado esplendoroso de este monte emblemático
de Bilbao sino un regalo del presente que permite
aprender y disfrutar de toda una lección de vida y
de botánica.

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“De todos mis recuerdos de botánico bilbaíno el más fuerte está
vinculado al famoso peñascal de San Justo, al que se llega por el
caminito de Iturrigorri. En aquella axila formada por un estrato calizo
vertical, hendido por la torrentera del Elguera, es donde he pasado las
horas más intensas de mi juventud. En sus rincones, sendas y vericuetos,
aprendí, día a día, mi lección de botánica familiar.””
Emilio Guinea, Vizcaya y su paisaje vegetal (1949).

Introducción

E l P a g a s a r r i e s , s i n l u g a r a d u d a s , l a m o n ta -
ña más conocida y emblemática de todas las que rodean
la capital vizcaína. En sus sendas y vericuetos Emilio Guinea,
nacido en Bilbao en el año 1907, tuvo su primer contacto con
las plantas. Este libro es un homenaje a este ilustre botánico
que supo como nadie resaltar la importancia de su flora.
Desde principios del siglo pasado este monte se convierte
en la referencia favorita de bilbaínos de todas las edades que
suben al Pagasarri, bien por motivos deportivos, bien con
ánimo de mejorar su salud. Desde entonces la ascensión a su
cumbre es como un rito que domingo a domingo se repite,
y en el que la participación aumenta de forma progresiva,
resultando para muchos vizcaínos el primer contacto con la
montaña, erigiéndose de esta forma en la cuna de nuestra
tradición montañera.

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En la actualidad, nuevas posibilidades como la escalada,
espeleología, etc. han encontrado en el Pagasarri un lugar idó-
neo para su práctica junto a otros eventos deportivos, entre los
que habría que destacar la marcha organizada por BBK en el
mes de diciembre y que todos los años logra convocar a miles
de montañeros.
Una muestra del afecto y cariño que se tiene a este monte,
fue la compra y restauración de los terrenos situados junto a la
Fuente del Tarín en el año 2002, cuyos gastos, al igual que se
hizo en el momento de su construcción en el año 1914, fueron
sufragados con aportaciones de un numeroso grupo de monta-
ñeros anónimos así como de diversos colectivos sociales.

Vista general de la cumbre del Pagasarri.

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Geografía

E l área geográfica que abarca el presente


libro se localiza entre los ríos Nervión y Kadagua, perte-
neciendo casi en su totalidad al municipio de Bilbao. Su relieve
se caracteriza por presentar unos perfiles suaves con cimas que
oscilan entre los 350 y 700 metros, así como una intrincada
orografía marcada por profundos barrancos.
La red fluvial del macizo está formada por arroyos de
cierta entidad, entre los que destacan Bolintxu, Eleagorta y
Bentakoerreka que tributan su caudal al Nervión, y Azordoiaga
que vierte sus aguas al río Kadagua.
Respecto a su geología, el predominio de areniscas se hace
patente en la mayor parte del macizo mientras que las margas
y afloramientos calizos (bastante mermados por la acción de
las canteras) cobran menor importancia teniendo su mejor
representación en la zona del Pagasarri.
El clima de la zona es de tipo atlántico, templado en verano
y frío en invierno, con escasas heladas a lo largo del año y un
nivel de precipitaciones que oscilan entre los 1.100 y 1.600 litros,
siendo más abundantes en las zonas más altas del macizo donde
se producen algunas nevadas de cierta consideración. Aunque en
las zonas más bajas, sobre todo las situadas en el valle del Kada-
gua, la existencia de un gradiente térmico y la disminución de
precipitaciones, han generado un microclima local que ha permi-
tido el asentamiento de numerosas especies mediterráneas.

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La h u e ll a h u m a n a

P a r a p o d e r i n t e r p r e ta r l a v e g e ta c i ó n a c t u a l
del macizo, conviene echar una mirada retrospectiva a su
historia, y así poder conocer aquellas costumbres, hechos y
actividades llevadas a cabo por el ser humano que han tenido
una repercusión directa sobre el paisaje vegetal del Pagasarri
y su entorno.
Los primeros indicios sobre la presencia humana en esta
zona se deben al hallazgo de diversos utensilios de sílex cuya
datación los sitúa a varios miles de años de nuestra era. De esa
presencia milenaria, en la que el pastoreo fue una de las activi-
dades fundamentales, han llegado hasta nuestros días diversos
topónimos como Pastorekorta, Ganekogorta, etc., todos ellos
relacionados con zonas de pastos y que seguramente debido
a ese ancestral uso se han mantenido desprovistos de bosque,
sobre todo sus cimas y collados más altos.
Posteriormente, con la fundación de la Villa de Bilbao y
las necesidades de diversas materias primas (madera, carbón,
hierro, piedra, etc.) comienza la explotación de sus recursos
que llevará consigo una degradación paulatina de la zona. Así,
los frondosos bosques que cubrían sus laderas eran progresiva-

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mente diezmados y con la leña que se sacaba, se elaboraba el
carbón que alimentaba las numerosas ferrerías de la época.
Al mismo tiempo, la extracción de mineral de hierro, que
ya desde el siglo XV se venía explotando, va cobrando fuerza
a lo largo del siglo XIX, y deja su impronta en el paisaje en for-
ma de grandes grietas, socavones y escombreras, que a modo
de enormes cicatrices se extienden con gran intensidad por el
macizo (Mirivilla, Larraskitu, Arraiz, Kastresana, etc.).
Además con el asentamiento de una floreciente industria
en la margen izquierda del Nervión, ávida de gran cantidad de
mano de obra, se produce una llegada masiva de inmigrantes
que los núcleos urbanos existentes no podían absorber y por
ello se construyen distintos barrios obreros en la periferia de
la capital, barrios que, como Rekaldeberri, Altamira, Ureta-
mendi, La Peña, Ollargan, Buya, ascienden progresivamente
hacia el Pagasarri, colonizan sus laderas y restan valor natural
a la zona.
La extracción de piedra se había llevado a cabo durante
varios siglos, aunque es a lo largo del siglo XX, debido esencial-
mente a un enorme desarrollo urbano y a la creación de grandes
infraestructuras, cuando, contando con potentes y modernos
métodos de extracción, se ha acabado con buena parte de los
afloramientos calizos del macizo. Las canteras de Arraiz, El Pe-
ñaskal, Bolintxu, etc. son algunas de las más importantes.
Pero del Pagasarri no solamente se han explotado sus
recursos naturales. Su posición estratégica ha convertido, a lo
largo de la historia, a los pequeños montes que lo rodean en
atalayas para la defensa de la capital vizcaína. Defensa que en
algunos casos exigía la deforestación de grandes zonas adya-
centes por medio de la tala o incendio, como se recoge en al-
gunos documentos de época. Las ruinas de diversas fortificacio-
nes y trincheras construidas en Kobetas, Arraiz, Arnotegi, etc.,
durante las guerras carlistas, o para el denominado ‘cinturón
de hierro’ durante la guerra civil de 1936 así lo atestiguan.

Mina Primitiva en el Pagasarri.


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Otras muestras de la huella humana en el macizo son
algunas construcciones de interés, que como las neveras del
Pagasarri o la ermita de San Justo, recuerdan antiguos usos. Por
otra parte, pequeños núcleos urbanos como Seberetxe, Buya…
salpican el paisaje siendo un buen ejemplo del mundo rural
y la integración humana con la naturaleza. También hay que
destacar la red de viejos caminos, o pistas más modernas, que
partiendo de los distintos barrios recorren su geografía.

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V e g e ta c i ó n del Pagasarri

L a s e s pe c i e s v e g e t a l e s q u e c o n f o r m a n l a f l o -
ra de un territorio no se distribuyen de forma aleatoria,
sino que se juntan formando distintos grupos o comunidades
vegetales con una estructura, fisonomía y ecología similares.
Las distintas comunidades vegetales que constituyen el paisaje
es lo que se denomina vegetación y se presenta ante nuestros
ojos como un vistoso tapiz o mosaico al que cada una de ellas
aporta su color y textura.
Los dos factores más influyentes en la distribución de las
plantas, son el clima y el sustrato, aparte de otros de carácter
evolutivo provocados por diversos fenómenos acontecidos a lo
largo de la historia de la Tierra, sin olvidar la actividad humana
que en los últimos milenios ha contribuido de forma directa e
indirecta a la situación actual.
En el País Vasco coexisten dos grandes regiones florís-
ticas o bioclimáticas: La Mediterránea, caracterizada por una
escasez de lluvias a lo largo del año y elevadas temperaturas,
que se extiende por su parte más meridional; y la Eurosi-
beriana o Atlántica, con abundancia de precipitaciones a lo
largo del año y clima suave, dominante en toda la cornisa
cantábrica.

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La vegetación potencial del Pagasarri se corresponde con
la de tipo atlántico, es decir dominada por bosques de planifo-
lios. El haya ocuparía las zonas más altas del macizo, el roble
común los valles y laderas medias, el marojo las zonas altas
con suelos arenosos y buen drenaje, mientras que el encinar
cantábrico los suelos más pobres y resaltes rocosos y por últi-
mo, las alisedas tapizarían las orillas de los ríos y regatos más
importantes. En resumen, ésta sería la vegetación existente si
no hubiese habido intervención humana alguna.
Sin embargo, actualmente la mayor parte de su superficie
está deforestada u ocupada por especies arbóreas de crecimien-
to rápido. De sus comunidades naturales solamente es posible
encontrar algunos retazos dispersos o pequeñas manchas, que
nos recuerdan aquellos bosques que en tiempos pasados fueron
los dominantes. A pesar de ello, es posible descubrir un buen
número de esas comunidades, a menudo mezcladas con sus
etapas de sustitución: robledales, encinares, roquedos calizos,
alisedas, bosque mixto atlántico, saucedas, abedulares, argoma-
les-helechales, brezales, pastos petranos, zonas húmedas…

Robledales
Los robledales son potencialmente las agrupaciones ve-
getales dominantes en la vertiente cantábrica del País Vasco,
ocupando una amplia banda entre el nivel del mar y los 600
metros de altitud donde son remplazados por los hayedos.
Esto se debe a que, al estar formados por diversas especies
del género Quercus, cada una de ellas con distintas apetencias
ecológicas y adaptadas a ambientes muy diferentes, pueden
colonizar una amplia gama de terrenos.
A destacar también la diversidad florística de estos bosques;
la misma se debe a que las copas de los árboles, por la posición
de sus ramas, permiten la entrada de luz hasta las capas inferio-
res lo que favorece el desarrollo de numerosas especies.

Robles en la Fuente de las Mercedes.


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Aunque en otros tiempos el roble ocupaba la mayor parte
de la zona, su utilización en la fabricación de barcos, traviesas
para el ferrocarril, carpintería o elaboración de carbón vegetal
para las ferrerías, ha propiciado la desaparición de sus frondo-
sos bosques, quedando relegado a pequeños rodales dispersos
en un paisaje cada vez más degradado.
En una zona tan accidentada como el macizo del Pagasarri,
no cabía esperar una total homogeneidad en la composición de
estos bosques. Así, dependiendo de la orientación y el sustrato,
es posible encontrar que tanto la especie dominante como su
cortejo florístico pueden ser muy diferentes.
Los robledales de roble común se instalan sobre suelos
profundos y frescos, ocupando zonas deprimidas, fondos de
valle y laderas húmedas. Uno de los robledales mejor conser-
vados es el de Urkidu bajo la ermita de San Roque. Además
algunas manchas de cierto interés se encuentran dispersas
por la cara norte del Pagasarri, en los barrancos de Bolintxu y
Bentakoerreka.
Dependiendo del grado de acidez del suelo se denomina
robledal acidófilo o robledal-bosque mixto atlántico, siendo
diferentes las especies vegetales asociadas a cada uno de ellos.
En el acidófilo, además del roble común son frecuentes otros
árboles y arbustos: abedul, acebo, espino albar, madreselva
y arraclán. También acompañan numerosas especies herbá-
ceas: helecho común, helecho macho, hipérico, anémone de
bosque, betónica, ranúnculo de bosque, cincoenrama, brezo
cantábrico, diente de perro, arándano…
El bosque mixto atlántico coloniza profundos barrancos y
laderas de fuerte pendiente con suelos muy frescos. Dispone
de un cortejo florístico muy similar a las alisedas, donde se
acompaña de numerosos árboles y arbustos como castaños,
fresnos, arces, avellanos, cornejos, espino albar o hiedra, así
como de diversas especies herbáceas de pequeño porte, entre

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las que se pueden citar: lengua de serpiente, helecho macho,
aro, androsemo, rusco, mercurial, saxífraga pelosa, lastón de
bosque o pulmonaria.
El roble marojo o ametza, cuenta también con una escasa
presencia en el macizo, ocupando sus laderas y colinas más
cálidas. Debido a su pequeño porte y sus troncos torcidos, se
ha utilizado para la elaboración de traviesas y escasamente en
carpintería, además de para la obtención de leña y carbón. En
la cabecera del barranco Azordoiaga es donde mantiene su
mejor representación. Aunque por toda la zona se pueden ver
ejemplares con porte juvenil, sobre todo en brezales y argoma-
les que sustituyen a los antiguos bosques. Su cortejo florístico
es pobre, donde cincoenrama, carrasquilla postrada, acederilla,
helecho común, argoma, arenaria, así como varias especies de
brezos, son las más abundantes.
Además de estos robles, también se pueden ver dispersos
por la zona, ejemplares sueltos de roble pubescente y quejigo,
dos especies adaptadas a suelos más pobres y que sobreviven
en las solanas de los resaltes calizos del macizo, junto a otras
especies de carácter termófilo como encina, endrino, arce,
majuelo, rosal silvestre, aliaga, etc.
Por último, estaría el roble americano, una especie origi-
naria de la costa atlántica de Norteamérica con unas exigencias
climáticas muy similares a las de los robles del país, por lo
que se adapta muy bien a esta zona. Su crecimiento rápido,
así como la calidad de su madera han incrementado de forma
notable las repoblaciones con esta especie en los últimos años.
Aunque ha sido introducido en distintas partes del Pagasarri
se pueden ver algunas manchas de cierta entidad en la zona
de Arnotegui, formadas por robles con una edad media de
unos 25 años mezclados con algunos ejemplares que pasan
del medio siglo de edad.

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Encinar cantábrico
Los encinares son los bosques más característicos de la
región mediterránea. En la mayoría de los casos, la encina y su
cortejo de especies suelen crecer sobre suelos secos y pedrego-
sos. En esta zona se denomina encinar cantábrico, y coloniza
laderas pedregosas y roquedos donde se erige como especie
dominante al no encontrar competencia con el resto de las
especies más adaptadas a las exigencias del clima atlántico.
El encinar cantábrico bien conservado, se presenta co-
mo un bosque tupido y denso, con un sotobosque bastante
sombrío y donde en muchos casos es difícil penetrar debido a
varias especies de lianas, algunas de ellas espinosas, que tejen
una maraña que hace imposible el tránsito.
Al igual que la encina, la mayoría de las especies que la
acompañan son de hoja perenne y marcado carácter mediterrá-
neo: aladierno, labiérnago, laurel, madroño, aligustre, zarzapa-
rrilla, rubia silvestre, madreselva, rosal silvestre, hiedra, rusco,
son algunas de las especies más características.
Debido a la escasez de hábitats apropiados, y a la destruc-
ción de buena parte de los afloramientos calizos, su presencia
en la zona es bastante escasa. Los peñascos de Uzkorta, An-
tzola, Arraiz, así como ciertas zonas sobre el barrio de Sebere-
txe, albergan algunos retazos de encinar cantábrico calcícola,
mientras que en la cabecera del barranco Azordoiaga, y sobre
laderas pedregosas silíceas, se pueden ver retazos de encinar
silicícola y sus etapas de sustitución, con algunas especies
como el brezo de escobas o el labiérnago de hoja estrecha,
muy raros en la vertiente atlántica del País Vasco. A destacar
también la encina de San Roque que por su tamaño ha sido
considerada como árbol singular.

Encinar en las peñas de Uskorta y Erdikoatxa.

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Aliseda
Reciben el nombre de alisedas aquellos bosques en gale-
ría asentados a la orilla de ríos y dominados por el aliso. Son
bosques formados por numerosas especies todas ellas muy
exigentes en humedad y sombra. Avellano, sauce, fresno, cor-
nejo, carice, androsemo, nomeolvides, cardamine de hoja de
rábano, consuelda, ortiga amarilla, angélica, jabonera blanca,
etc., así como distintos tipos de helechos, son algunas de las
especies más características de esta comunidad.
Pero aparte de su importancia florística, las alisedas cum-
plen una función amortiguadora fundamental ante las grandes
avenidas de agua, por ello se debe hacer hincapié en la nece-
sidad de su conservación. Además al ser una especie con gran
poder colonizador, y que se reproduce con rapidez, desempe-
ña una gran labor en la fijación de taludes y cicatrización de
descarnaduras y desprendimientos.
En las zonas medias y altas de la mayoría de los barrancos,
(Azordoiaga, Bentakoerreka, Bolintxu) se pueden ver alisedas
relativamente bien conservadas donde el aliso es la especie
dominante y con un amplio cortejo florístico que a veces al-
berga especies de alto interés botánico (Woodwardia radicans,
Stegnogramma pozoi, Trichomanes speciosa). En las zonas más
bajas, donde el bosque ha sufrido diversas alteraciones y en
las que el avellano cuenta con una presencia importante com-
partiendo hábitat con fresnos, robles, chopos, sauces, arces,
etc., la aliseda pierde personalidad, pero gana en número de
especies formándose un tipo de bosque intermedio entre la
aliseda y lo que se denomina bosque mixto.

Bosque mixto
La denominación de bosque mixto, le viene dada por
albergar a muchas de las especies características de otras co-

Aliseda del arroyo Bolintxu en el Pagasarri.


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munidades de la zona. Se asienta tanto en pies de cantil como
en barrancos de fuerte pendiente con suelos lavados o depre-
siones de zonas kársticas, aunque su preferencia por los suelos
básicos y el que no haya una especie predominante sobre las
demás, le aleja tanto del robledal acidófilo como de la aliseda
con los que mantiene bastantes similitudes.
Roble, aliso, fresno, castaño, avellano, haya (muy rara en
el macizo), olmo, arce, cornejo, sauce, espino albar, acebo, lau-
reola, eléboro verde, androsemo, nueza negra, ortiga amarilla,
mercurial, pulmonaria, consuelda, así como un buen número
de helechos, son especies a menudo presentes en su cortejo
florístico.
Aunque carece de cierta entidad, se le puede ver disperso
por la zona sobre sustratos de carácter basófilo.

Roquedos calizos
Los roquedos calizos, tal y como actualmente los conoce-
mos, son el resultado de diversos procesos geológicos y quí-
micos a los que se han visto sometidos a lo largo de miles de
años. Diversos agentes atmosféricos, unidos a la acción química
del agua sobre la roca han dejado como resultado un paisaje
en el que cantiles, torcas dolinas y lapiaces se entremezclan
formando un paisaje de gran plasticidad y belleza.
En el Pagasarri están bastante mermados por la acción pro-
longada de las canteras, aunque dispersos por todo el macizo
todavía mantienen una presencia importante conformando una
banda que recorre de Este a Oeste con una importante forma-
ción cárstica en torno a la cumbre. A medida que nos desplaza-
mos hacia el oeste, su presencia va disminuyendo y, aparte de
los inmensos tajos o escombreras producidos por las canteras
de la zona, solamente son visibles algunos roquedos y lapiaces
que emergen en torno a la pequeña cumbre de Arraiz.

Campas de San Roke y peña de Uskorta.


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Para las especies vegetales, la vida en estos ambientes
no es nada fácil, ya que la ausencia de suelo unido a la es-
casez de agua, acción del viento, exposición solar, etc., hace
que solamente aquellas plantas altamente especializadas sean
capaces de desarrollarse en este medio tan hostil. A pesar de
todas estas dificultades, se puede constatar la capacidad de
colonización que multitud de especies poseen para adaptarse
a los distintos ambientes existentes en el roquedo: rellanos,
fisuras, grietas, cantiles, lapiaces, o simplemente pequeñas
cavidades. Algunas son muy bellas y singulares, convirtiendo
los roquedos en hermosos jardines donde cada una de ellas
aporta su nota de color.
En los roquedos de la cumbre del Pagasarri y aledaños, y
en menor medida en Arraiz y Pastorekorta, se puede contem-
plar una buena representación de esta flora tan peculiar. Sobre
paredones, en zonas rezumantes y algo sombrías se puede ver
desafiando a la gravedad a un delicado helecho: el cabello de
Venus, mientras que en los roquedos más soleados, y sin suelo
aparente, se encuentran: la doradilla, el culantrillo negro, teu-
crio del pirineo, ruda de los muros, o siempreniña; las grietas
del roquedo donde se acumulan pequeñas cantidades de tierra,
resultan idóneas para globularia, canastilla de plata, camedrio,
polipodio, valeriana montana, etc., mientras que los rellanos
y grietas de los lapiaces con cúmulo de materia orgánica, son
ocupados por el mercurial, azucena del pirineo, ortiga amarilla,
laureola, narciso, jacinto estrellado, hepática o rusco.
A destacar, algunos arbustos termófilos de carácter esen-
cialmente mediterráneo como endrino, laurel, aligustre, madro-
ño, que de forma dispersa sobreviven anclados al roquedo.

Roquedo en la cima del Pagasarri.

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Pastos petranos
Este tipo de pastos se caracterizan por ocupar zonas con
poco suelo (rellanos del roquedo, terrenos pedregosos, calve-
ros erosionados, etc.) donde las especies arbóreas, e incluso
los arbustos, tienen dificultades para sobrevivir. La mayoría
de las plantas que viven en estos medios son herbáceas, si
exceptuamos algunas pequeñas matas de carácter leñoso. La
profundidad del suelo, el grado de humedad, el tipo de sustrato
y la orientación son algunos de los aspectos fundamentales que
determinan su distribución en la zona.
Así, en las laderas calizas, las repisas con poco suelo y so-
metidas a cierta influencia oceánica, son colonizadas por tomillo
rastrero, ranúnculo bulboso, jarilla, albahaca agreste, espadera,
zanahoria silvestre, romulea, escila de primavera. Sin embargo,
cuando el sustrato es ácido, la acederilla, así como algunos
brezos y distintas especies del género Sedum, son las especies
más características. En algunas zonas con sustrato calizo y sue-
los más evolucionados, la comunidad de pastos petranos es
sustituida por una vegetación arbustiva denominada prebrezal
atlántico, de porte almohadillado en la que la aliaga, el brezo
errante o el lastón ramoso son las plantas más importantes.
Los suelos casi desnudos de vegetación, son colonizados
por especies pioneras de pequeño porte y con un ciclo de vida
efímero y que conforman las denominadas comunidades de
especies anuales que en los sustratos calizos estarían represen-
tadas por arenaria, hierbecilla temprana, uva de gato, alfilerillo
de pastor, lino de lagartija, lastón; en cambio en los suelos de
naturaleza ácida viven: hierba de las calenturas, hierba turmera,
alquimia arvense, escleranto, pie de pájaro o carmelitilla.
Aunque muy puntual en diversas zonas del macizo, los pas-
tos petranos, tendrían su mejor representación en las cimas de
Pagasarri y Arraiz para las especies calcícolas, mientras que para
las silicícolas serían sus hábitats preferidos: las lomas de Erresta-
leku y Ganeta, así como las laderas que se desploman hacia el
Kadagua.
Pastos petranos en la cima del Pagasarri.

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Abedulares
En el macizo del Pagasarri, este tipo de bosque no llega
a formar manchas de cierta importancia. Debido a su carácter
colonizador se asienta con cierta facilidad en zonas defores-
tadas, robledales sometidos a pequeñas talas o sobre laderas
inestables, donde los frecuentes deslizamientos de terrenos
hacen imposible el asentamiento del bosque primitivo. En la
mayoría de los casos las manchas más extensas están formadas
por ejemplares jóvenes que actúan como pioneros, recreando
las condiciones para la regeneración del antiguo bosque por
el que poco a poco serán reemplazados, manteniéndose úni-
camente en aquellas zonas donde éste no pueda establecerse.
Sobre terrenos deforestados con sustrato silíceo en el mon-
te Amulaza, sobre la incineradora de Artigas, o en las laderas
pedregosas y escombreras de la cantera del Peñascal, se pue-
den ver buenos ejemplos del asentamiento de este bosque en
su estadio más joven; en esta última zona aparece mezclado
con el sauce que en algunas partes llega a ser dominante.
Ejemplares maduros de abedul se pueden ver dispersos
por el Bolintxu, Azordoiaga, Bentakoerreka, etc. El topónimo
eusquérico urkidi, quizá pone de manifiesto la importancia que
en otro momento tuvo este tipo de bosque en la zona.

Brezal-argomal-helechal
Una parte significativa del territorio está ocupada por ma-
torrales y herbazales. En la mayoría de los casos sustituyendo
a los bosques, otras veces ocupando el espacio donde éstos
no pueden desarrollarse. Sobre los suelos más pobres y áci-
dos, o sometidos a quemas, pastoreo, etc., dominan distintas
comunidades de matorral, sobresaliendo, por su implantación
Abedules en Pagasarri.
32
en la zona, el brezal–argomal–helechal. Se trata de una comu-
nidad arbustiva formada por especies de distinto porte (brezos,
argomas u helechos) y donde el predominio de una de ellas
sobre las demás depende del tipo de suelo, humedad, grado
de acidez o manejo al que hayan sido sometidas. Este tipo de
vegetación, tiene una presencia considerable en el Pagasarri.
En las laderas más secas y pedregosas abundan los breza-
les formados por distintas especies de brezos: brezo nazareno,
brezo común, brezo cantábrico… a menudo acompañados por
algunas especies acidófilas como carrasquilla postrada, pampli-
na falsa, escorodonia o estrepa. Los suelos sometidos a siegas
reiteradas favorecen al helechal, una comunidad dominada por
el helecho común que tradicionalmente ha sido utilizado por
el hombre en las labores del caserío, y que después de segado
se apilaba en “metas” para su posterior uso.
Por su parte, en los suelos más profundos y ricos la domi-
nante es la argoma. Especie que debido a su carácter leñoso
y pinchudo forma un matorral denso e impenetrable. Gamón,
verónica, y varias especies de retamas son algunas de sus
acompañantes ocasionales. En algunas zonas ha sido utilizada
como cama para el ganado.

Herbazales y pastizales
Los herbazales y pastizales, son comunidades formadas por
agrupaciones herbáceas y constituyen el estadio más simple en
la dinámica de la vegetación. A menudo se instalan sobre suelos
poco evolucionados o en terrenos fuertemente alterados, donde
las especies arbustivas o arbóreas no pueden prosperar.
Al ser utilizado como dieta básica en la alimentación del
ganado, desde tiempos inmemoriales, bosques y matorrales
han sido eliminados, desbrozados o quemados con frecuencia
para la obtención de pastos. Sin embargo en las ultimas déca-
El helecho (Pteridium aquilinum) es abundante en el entorno del Pagasarri.
34
35
das la disminución de la ganadería tradicional, o su sustitución
por explotaciones ganaderas intensivas, donde el pienso cons-
tituye el principal alimento, unido al fuerte uso de derivados
del papel y la consiguiente demanda de materia prima para
su elaboración, ha supuesto un cambio decisivo en el paisaje
ya que muchos prados y pastizales pasan a ser sustituidos por
repoblaciones forestales.
Si a los problemas generados por estos cambios, añadimos
otros derivados del suelo, nos encontramos con una escasa
representación de herbazales y pastizales en el Pagasarri.
Solamente en las zonas más altas y tradicionalmente defores-
tadas, claros de bosque, repisas y rellanos de lapiaz y laderas
con poco suelo, se establecen lastonares o diversos tipos de
pastizales que nunca alcanzan grandes dimensiones, siendo
los prados de siega los que ocupan mayor extensión junto a
barrios y caseríos de la zona.
Las condiciones ecológicas de cada una de estas comuni-
dades, determinan tanto su distribución como su cortejo flo-
rístico. El lastonar, es una formación herbácea monoespecífica
de amplia ecología, esta característica le permite adaptarse a
ambientes muy diversos o solaparse con otras comunidades
pasando a formar parte de ellas como en el caso del prebre-
zal. Por eso en el Pagasarri lo encontramos repartido de forma
desigual, tanto en su parte caliza como sobre lugares más áci-
dos formando manchas compuestas por una única especie, el
lastón ramoso, una gramínea de hojas anchas y tallo rematado
por una espiga que es muy apetecida por el ganado.
En las zonas más altas del macizo, entre Pagasarri, Gane-
kogorta, Ganeta, etc. y sobre suelos pobres y acidificados se
pueden ver pequeñas zonas de pastos silicícolas (una forma-
ción de zonas más altas) acompañados de una pequeña pero
vistosa gramínea, la hierba fina y algunas especies fieles a este
tipo de sustrato como verónica oficinal, pelosilla, botón azul,
etc.

Cima del Pagasarri con Ganeta al fondo.


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Sobre la cumbre del Pagasarri y alrededores de Arraiz y
Pastorekorta, generalmente sobre terrenos calizos, podemos
observar un tipo de pradera formada tanto por gramíneas como
por especies de hoja ancha, cuyo denominador común es su
escaso porte, y que se denomina pradera montana de diente,
ya que desde la primavera hasta el otoño, se convierte en el
alimento básico para los distintos rebaños que frecuentan la
zona. Las plantas más frecuentes aguantan bien tanto el mor-
disqueo como el pisoteo del ganado. Las especies más típicas
son: trébol blanco, cuernecillo, festuca roja, luzula de campo,
chiribita, llantén menor, azafrán bravo, etc., además de algunas
otras pertenecientes a pastos petranos calizos o silicícolas de
las zonas adyacentes.
En torno a los caseríos todavía se mantienen algunos
prados de siega que dan alimento a los cada vez más escasos
animales. Se asientan generalmente sobre suelos ricos que han
sido ganados al bosque y están formados fundamentalmente
por diversas especies de gramíneas: cola de perro, dáctilo,
espiguilla de prado, raigrás, grama de olor… Las leguminosas
son también especies abundantes; tréboles como trébol blanco
y trébol de prado, arbejas, cuernecillo, latiro de prado, etc. son
algunas de las más características.
Estos prados son sometidos a uno o dos cortes al año,
al final de la primavera. La hierba seca o ensilada se guarda
para que sirva de alimento al ganado durante el invierno. Una
vez segados, y hasta la llegada de los fríos, el ganado vuelve
a ocupar estos prados para aprovechar el nuevo pasto que
crece tras la siega, por lo que resultan de gran importancia en
la economía del caserío.
En el entorno de Arraiz, así como en las zonas bajas de
Pagasarri, Arnotegui o Pastorekorta cercanas a los núcleos
urbanos persisten algunos prados, formando manchas de un
verde llamativo y dimensiones importantes que contrastan con
el verde oscuro de las repoblaciones forestales.

Cascada del arroyo Bolintxu en el Pagasarri.

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39
Zonas húmedas
Debido a la ausencia de humedales en la zona, las comu-
nidades ligadas al agua, cuentan con una escasa representación
en el Pagasarri ocupando, en la mayoría de los casos, pequeñas
superficies junto a los manantiales, terrenos encharcados y
rezumaderos que se hallan dispersos por el macizo.
Junto a manantiales y en terrenos cenagosos, conviven
especies de talla mediana como berro de hoja de rábano, ore-
ja de monte, cardamine, berraza, berro, becabunga, etc., con
otras de porte más modesto: hepática dorada, junco bulboso,
campanilla de hoja de hiedra, murajes amarillos. Este tipo de
vegetación, es frecuente junto a la pista de Artabe bajo la cum-
bre del Pagasarri.
En los prados con suelos permanentemente encharcados,
viven diversas especies de juncos: junco de jardineros, junco
fino y junco de esteras, que comparten hábitat con zuazón real,
menta de agua, menta de lobo, salicaria, escabiosa mordida y
ulmaria. Las zonas húmedas se distribuyen fundamentalmen-
te por las áreas bajas y medias del macizo (El Tarín, Arraiz,
Cantera del Bolintxu, cabecera del barranco Azordoiaga); la
presencia de las distintas especies únicamente está condicio-
nada por algunos factores limitantes como grado de sombra,
naturaleza del sustrato, etc.
En la ladera noreste del Pagasarri en zonas de contacto de
suelos calizos y silíceos, se desarrollan trampales y rezumaderos
cuya flora está condicionada por la presencia de ambos sustratos.
La grasilla de Portugal, grasilla, asfodelo de pantano, hierba galli-
nera, lino catártico, matacaballos, junco negro, así como diversas
especies del género Carex son algunas de las más frecuentes.
Si a la escasez de efectivos, se suma la gran fragilidad de
los hábitats que ocupan muchas de estas plantas, seriamente
dañados por el pisoteo del ganado durante la época estival,
o afectados por aperturas de pistas y rellenos sin control, se
puede concluir que de no mediar remedio en un periodo no
muy lejano acabarán por desaparecer.

Las pequeñas zonas húmedas dispersas por el Pagasarri


40 albergan una interesante flora.
41
Comunidades ruderales
La construcción de caseríos y pueblos, aperturas de pistas
y caminos, explotaciones forestales, obtención de minerales,
explotación del ganado, cultivos, etc., son algunas de las activi-
dades humanas que llevan consigo una alteración del medio y
la generación de diversos ambientes con mayor o menor grado
de nitrificación. Estos nuevos ambientes pasan a ser ocupados
por un numeroso grupo de comunidades vegetales, en función
del grado de alteración (nitrificación, humedad o manejo), al
que haya sido sometido el suelo.
Así en los núcleos urbanos y rurales, bien junto a cons-
trucciones para el ganado, bien colonizando muros viejos o
junto a tapias y setos con cierto grado de nitrificación, habitan:
culantrillo negro, polipodio, parietaria, ortiga hedionda, ortiga
común, bolsa del pastor o celidonia mayor.
Sobre suelos recientemente removidos o escombreras son
las especies pioneras con fuerte poder colonizador las domi-
nantes: fumaria, mercurial, bledo, cenizo, rabanilla blanca,
coniza, hierba mora… mientras que los márgenes de caminos
y pistas, son ocupados por plantas anuales mezcladas con
otras procedentes de ambientes diversos: viborera, hipérico,
raigrás, dáctilo…

Plantaciones forestales
A lo largo de su historia, el ser humano ha mantenido un
aprovechamiento continuo del bosque, donde ha obtenido
diversos frutos para su alimentación, leña para el fuego, ma-
dera para la construcción de sus viviendas... Estas prácticas
realizadas de forma racional y con métodos de explotación
respetuosos con el medio, han tenido una escasa repercusión
tanto en la merma del mismo, como en la pérdida de su bio-

Plantaciones de pino de Monterrey en el Pagasarri.


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43
diversidad. Sin embargo, a lo largo del último siglo la fuerte
demanda de madera hace que prosperen cultivos forestales
de especies exóticas de crecimiento rápido, cuya fisonomía
y estructura nada tienen que ver con los antiguos bosques, y
provocan una importante pérdida de biodiversidad y un fuerte
impacto en el paisaje.
La zona del Pagasarri no ha sido ajena a estos importan-
tes cambios. Al estar situada en un área sometida a un fuerte
desarrollo industrial y urbanístico ha resultado seriamente alte-
rada. Una buena parte de su superficie ha sido repoblada a lo
largo de las últimas décadas con numerosas especies exóticas.
Destacan: el eucalipto, en las zonas más bajas y resguardadas;
el pino de Monterrey, del que se pueden ver numerosas plan-
taciones distribuidas por la mayor parte del macizo; y el roble
americano con algunas manchas de interés. Otras especies
como ciprés de Lawson, abeto y algunas ornamentales, man-
tienen una presencia mucho más discreta.
A destacar algunas repoblaciones de roble y haya, reali-
zadas en los últimos años en las zonas medias y altas y que
pueden ayudar a recuperar el esplendor que antaño tuvieron
en el Pagasarri.
El aumento de la conciencia ecológica en la sociedad y su
repercusión en la toma de decisiones por parte de las distintas
autoridades, puede ser la mejor herramienta para la adopción
de una serie de medidas en las que la repoblación con espe-
cies autóctonas tiene que ser fundamental para hacer posible
la recuperación de nuestros bosques.

44
Especies i n va s o r a s

A l o l a r g o d e l a h i s t o r i a , l a s d i s t i n ta s e s -
pecies vegetales han conseguido, a través de un largo
proceso evolutivo, colonizar la mayor parte del planeta, ocu-
pando los más variados ambientes, donde se han asentado y
generando una serie de mecanismos que les ha permitido vivir
y reproducirse. El fuerte proceso de globalización, unido a un
enorme desarrollo de los medios de transporte, ha traído con-
sigo la desaparición de las barreras geográficas posibilitando
el asentamiento de muchas especies a miles de kilómetros de
su zona de origen.
Aunque la mayoría no llegan a prosperar en ese nuevo
ambiente, algunas sí lo consiguen, y llegan a desplazar a las
especies autóctonas. Alteran los ecosistemas naturales, y son
capaces de causar grandes pérdidas económicas a los países
receptores. A estas especies se las define como invasoras.
Para tener una idea del alcance de esta invasión, señalar que
el porcentaje de esta nueva flora en el País Vasco supera el
15%.
En el Pagasarri es posible encontrar diversos árboles, co-
mo la falsa acacia, que después de plantarse junto a algunos
caminos, ha invadido varias hectáreas colindantes, impidiendo

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47
el desarrollo del bosque autóctono. Otro árbol invasor es la
mimosa, bastante escasa en la zona. Un arbusto de bellas flores,
la lila o budleja davidii, que salpica sobre todo las zonas más
bajas del macizo, así como algunas especies de porte herbáceo,
entre las que destaca la hierba de la pampa por su agresivi-
dad. Todas ellas colonizan con rapidez las zonas degradadas
pudiendo llegar a desplazar a la flora autóctona y convertirse
en una verdadera plaga.
El aumento de grandes obras y las actividades humanas
en las zonas bajas que conllevan la alteración de una super-
ficie considerable del suelo, puede incidir de forma negativa
sobre la flora de la zona, por lo que sería conveniente llevar
un control sobre las más agresivas, así como algunas acciones
tendentes a su eliminación.

Lila/Budleja davidii

Falsa acacia/Robinia pseudoacacia.

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Especies amenazadas

L a presión continuada del ser humano sobre


el medio natural, ha traído consigo la merma o destrucción
de numerosos hábitats, así como de sus especies características.
Algunas de ellas han acabado extinguidas, mientras otras se
mantienen relegadas a pequeñas áreas con muy pocas posibi-
lidades de supervivencia.
El Pagasarri y su entorno no ha sido ajeno a estos avatares,
encontrándose hoy con un medio natural profundamente trans-
formado, donde algunos retazos de vegetación que albergan
especies de gran interés, distribuidos por todo el macizo, son
los únicos testigos de un pasado esplendoroso.
Para salvaguardar estos valores naturales existen una serie
de normativas, cuyo objetivo fundamental es la conservación y
mantenimiento de esta flora singular, al amparo de las cuales
se encuentran alrededor de una docena de especies presentes
en el Pagasarri.
Concretamente se trata de varias especies de narcisos
endémicas del Norte peninsular, una pequeña especie in-
sectívora: la grasilla de Portugal; el acebo, tan castigado en
épocas recientes y que gracias a la protección asignada está
experimentando una recuperación espectacular; el tejo, árbol

49
milenario presente en muchas leyendas de la mitología vasca
y cada vez más escaso; el alcornoque, especie esencialmente
mediterránea presente en la zona más cálida del macizo, sobre
el río Kadagua; el lirio de montaña, con escasa localizaciones
en el País Vasco; así como algunos helechos, como la lengua de
serpiente, especie diminuta que pasa a menudo desapercibida
y difícil de localizar, o Woodwardia radicans y Trichomanes
speciosa, auténticos fósiles vivientes de la era terciaria, que
viven de forma relicta en los barrancos más profundos y som-
bríos del macizo. Estas especies conforman a grandes rasgos
la flora protegida del Pagasarri.
Además de éstas, también deberían ser tenidas en cuenta
algunas plantas como el lirio del pirineo, la orquídea Dac-
tylorhiza elata, los helechos paleotropicales Dryopteris aemu-
la y Stegnogramma pozoi, cuyas poblaciones se encuentran
diseminadas de forma puntual a lo largo de la costa atlántica,
culantrillo del norte que ancla sus raíces sobre los roquedos
silicios del Ganekogorta, o labiérnago de hoja estrecha y
brezo de escobas, endemismos mediterráneos localizados en
laderas caldeadas del barranco Azordoiaga, por citar algunas
de las más escasas y cuyos hábitats, al igual que los del resto
de especies amenazadas, deberían estar al amparo de alguna
protección especial.
El mejor legado para las generaciones futuras pasa por una
apuesta decisiva de las distintas administraciones en la defensa
del medio natural que acabe dando la vuelta a esta situación
y logre reducir de forma paulatina las listas rojas de especies
amenazadas.

La ermita de San Roke en el Pagasarri.

Grasilla de Portugal/Pinguicula lusitanica.

Woodwardia radicans.

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Flora del
Pagasarri
Otsababa emea Eléboro verde
Helleborus viridis L. subsp. occidentalis (Reuter)

Especie perteneciente a la familia de las ranunculáceas que


puede alcanzar hasta 70 cm. de altura. Es una planta vivaz, que
pierde su parte aérea a finales del otoño y que vuelve todos
los años a renovarla antes de que finalice el invierno. Tiene
una o dos hojas que brotan de las raíces, divididas entre 7 y 11
foliolos dentados, ovales, desiguales por la base y dispuestos
en abanico. Flores grandes, de color verde pálido o amarillento,
poco vistosas. Nacen desde final del invierno hasta principios
de primavera.
Le gustan los lugares sombreados, bosques y sus etapas
de sustitución, aunque se le puede ver también sobre pastos
pedregosos, preferentemente calizos.
Se distribuye por los países centroeuropeos y el norte de
la Península Ibérica, donde es abundante. En el Pagasarri se
encuentra desigualmente repartida por todo el macizo, sien-
do más frecuente en robledales y otros bosques, así como en
pastos pedregosos con sustrato calizo.
Aunque es una planta tóxica se ha usado en algunas zonas
de la Península para curar ciertas enfermedades del ganado,
pero por contener una sustancia llamada heleborina, conside-
rada como un tóxico cardiaco, no se recomienda su uso para
las personas.

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Baso-anemona Anémone de los bosques
Anemone nemorosa L.

Ranunculácea que mide entre 10 y 30 cm. provista de rizo-


mas reptantes de los que emergen una o dos hojas muy dividi-
das. El tallo está provisto de un verticilo, con dos o tres hojas
similares a las basales, con tres o cinco segmentos, que asemejan
a los dedos de la mano, y rematados por bellas flores solitarias
(raramente dos), blancas o rosadas. Al reproducirse por medio
de largos rizomas, tiende a formar poblaciones densas.
El nombre específico nemorosa le viene por su querencia
por los ambientes de bosque, aunque no son los únicos en los
que crece, ya que también aparece en matorrales y prados.
Es una planta de floración temprana, entre febrero y mayo,
lo que le permite disponer de suficiente luz para completar su
ciclo vital antes de que los árboles despierten y echen la hoja.
De distribución circumboreal, se distribuye por la mitad
norte de la Península Ibérica. En el Pagasarri se la puede ver
por diversas zonas del macizo, siendo frecuente en los alrede-
dores de la pista de Artabe y pinares de Ganeta y Errestaleku
formando a menudo corrillos llamativos.
Su nombre genérico viene del griego anemos que significa
viento, ya que algunas especies tienen las semillas cubiertas
de pelos largos a modo de plumas, para favorecer su disper-
sión. Es planta tóxica, aunque se ha utilizado en medicina para
combatir el reuma.

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59
Aihenzuria Hierba de los pordioseros, clemátide
Clematis vitalba L.

Esta planta de la familia Ranunculaceae, es trepadora,


leñosa y puede llegar hasta los 20 metros de altura. Sus hojas
son de color verde claro, muy divididas en 3 ó 5 foliolos y que
por lo general tienen el borde dentado-lobulado. Las flores
son blancas y se agrupan en pequeñas racimos en las axilas
de las hojas opuestas. Su nombre viene del griego klematis
que significa pequeño sarmiento, y del latino vitis alba que
significa vid blanca.
Florece entre junio y agosto. Los frutos son muy vistosos,
de color blanco, divididos en gajos que presentan una larga
prominencia pelosa. Podemos encontrarla desde el nivel del
mar hasta los 1.400 metros, en diversos tipos de bosque, en
sus orlas, en setos y en matorrales de nuestro territorio. Es
una planta común y que ha sido profusamente utilizada en
jardinería.
En el Pagasarri es muy fácil verla encaramada en árboles
y arbustos que bordean la pista principal, por ejemplo en los
alrededores de la barrera. Por Bolintxu, entre alisos y sauces,
se puede observar como unas grandes lianas que ascienden
hacia sus copas. Se trata de los troncos añosos y a veces ya
muertos, de clemátide.
Fue utilizada en tiempos pasados por los pordioseros para
hacerse llagas en la piel aplicando sus hojas y de esta manera
conseguir más limosnas.

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Gibel-belarra Hepática
Hepatica nobilis Schreber

Pequeña planta herbácea perteneciente a la familia de las


Ranunculáceas que rara vez supera los 15 cm. de altura. Sus ho-
jas son perennes, tienen 3 lóbulos y una consistencia semejante
al cuero. Su nombre genérico está relacionado con la forma de
sus hojas que en cierta manera recuerdan a un hígado.
Florece de febrero a julio y presenta unas flores solitarias,
con colores que van desde el blanco al rosa pasando por el
azul y el violeta.
Vive principalmente en lugares umbrosos, bosques y ro-
quedos con preferencia sobre substratos calizos entre los 10 y
los 2.000 metros de altitud.
En nuestro territorio es una planta que se distribuye por
los dos tercios septentrionales de la Comunidad Autónoma
del País Vasco. Relativamente frecuente en las zonas calizas
del Pagasarri.
Como planta medicinal se viene utilizando desde tiempos
remotos para combatir la inflamación del hígado en forma de
infusión. Se le conoce también como hierba de la Trinidad por
ver algunos cristianos con imaginación, tres lóbulos exactamen-
te iguales dentro de la unidad de una misma hoja.
Es muy apreciada en jardinería por su gran adaptación a
la escasez de luz.

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Kuku-belarra Aguileña
Aquilegia vulgaris L. subsp. vulgaris

Ranunculácea de 30 a 150 cm. de altura con tallos ramifi-


cados de los que cuelgan a modo de farolillos, hasta quince, e
incluso más, grandes flores de color azul-violeta. Éstas tienen
unos llamativos espolones ganchudos, que recuerdan a las
garras de las águilas, de ahí su nombre popular y genérico.
Tiene dos tipos de hojas, las que forman una roseta basal son
grandes, largamente pecioladas y una o dos veces dividida
(biternadas) en tres segmentos bi o trilobulados. Las hojas del
tallo tienen el peciolo más corto, están divididas una vez y con
los segmentos enteros.
Florece entre abril y julio. Tiene preferencia por lugares
frescos y húmedos. Bosques, prados, taludes y cunetas y orillas
de cursos de agua.
De distribución europea, se enrarece o desaparece en su
zona nororiental. Presente en la Península Ibérica aunque mu-
cho más abundante en su tercio septentrional. En el Pagasarri se
distribuye de forma desigual, aunque más abundante en altitudes
medias y bajas. Suele ser frecuente en la pista de Artabe.
Aunque se ha utilizado en medicina popular, en la actua-
lidad y debido a su toxicidad (como casi todas las especies de
su familia) ha sido desechado su uso. Por ser una especie de
gran belleza, desde hace tiempo ha sido cultivada en jardine-
ría, donde se han obtenido variedades de diversos y vistosos
colores.

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Gaztainondoa Castaño común
Castanea sativa Millar

De la familia de las Fagáceas, este árbol caducifolio, puede


alcanzar 30 metros de altura. Le gusta el terreno fresco, suelto,
sin cal. Tiene hojas grandes, alargadas y aserradas. Las flores
femeninas suelen brotar debajo de las ‘candelas’ o inflorescen-
cias masculinas y la polinización es realizada por insectos. En
otoño podemos ver como los castaños tienen ya llenos sus
‘erizos’, con tres o más castañas en su interior.
Antiguamente era muy frecuente ver el castaño, tanto sil-
vestre como plantado, en las campas cercanas a los caseríos.
Su madera era muy apreciada para hacer todo tipo de objetos
como muebles, puertas, ventanas, arcones, cestas, etc.
Con el viento sur o ‘castañero’, los frutos caen al suelo y se
recogen y guardan con su erizo o kiriki en hoyos practicados
en el suelo, para poder degustar en la época navideña.
Casi todos los castaños centenarios fueron diezmados por
una enfermedad fúngica llamada ‘tinta’ (debajo de la corteza
se vuelve negro como la tinta). Hoy es raro encontrar grandes
ejemplares, aunque aún pueden verse algunos inmensos tron-
cos secos. En el Pagasarri se pueden observar algunos en Bo-
lintxu, en la ladera norte del Arnotegi y disperso por el Arraiz.
Destacando, sobre todo, el castañal de Atxokorre (cerca de la
estación de Iberdrola) con unas cuatro hectáreas de robles y
castaños longevos.

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Pagoa Haya
Fagus sylvatica L. subsp. sylvatica

Árbol caducifolio, que puede alcanzar los 40 metros de


altura. Sus hojas son simples, enteras y por lo general ovaladas
y con el borde ondulado. Se disponen de forma horizontal para
captar la mayor cantidad de luz posible. Aunque sus flores no
son muy vistosas, sus frutos sí lo son. De color marrón, están
encerrados dentro de cúpulas de espinas blandas, recibiendo
el nombre de hayucos.
Florece entre abril y mayo. Es una especie que domina el
paisaje en las zonas altas de nuestras montañas con ambientes
neblinosos y húmedos. Generalmente, laderas umbrosas con
suelos bien drenados.
Es un árbol totémico para los vascos y su madera ha sido
empleada desde antiguo para múltiples usos. La principal ca-
racterística de nuestros hayas es que muchas son trasmochas,
ya que desde siempre se realizó el desmoche o poda de la guía
principal del árbol a unos 3 metros del suelo, para así obtener
tres fustes en lugar de uno. La madera resultante de la tala era
empleada en la elaboración de carbón vegetal. A ello se debe
la existencia de numerosos vestigios de antiguas carboneras
repartidas por todo el territorio.
En el Pagasarri (cuyo nombre viene del término eusqué-
rico pago que significa haya) aún podemos ver algunos ejem-
plares realmente espectaculares sobre la cantera del Bolintxu.
En la ladera norte del Arnotegi, se puede contemplar algunas
manchas que agrupan gran cantidad de hayas centenarias.

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Haltza Aliso
Alnus glutinosa (L.) Gaertner

Árbol caducifolio que puede alcanzar hasta 20 metros de


altura. Pertenece a la familia de las betuláceas. Las hojas de
unos 5 a 10 cm. con el borde doblemente dentado, recuerdan
a las del avellano y son verdes por ambas caras, con los ner-
vios muy marcados. Las flores masculinas y femeninas están
separadas pero en el mismo pie. La polinización es llevada a
cabo por el viento. Los frutos se desarrollan en una especie de
pequeñas piñas que permanecen colgados, como pendientes,
largo tiempo después de quedarse sin hojas.
Vive en sitios permanentemente húmedos (orillas de cur-
sos de agua y terrenos encharcados) sobre sustratos algo áci-
dos o neutros. De hecho, su madera aguanta muy bien bajo
el agua.
En Bolintxu se encuentra la mejor aliseda del Pagasarri,
tanto a orillas del arroyo principal como en sus pequeños
afluentes alcanzando la ladera y mezclado con otros árboles.
Existen numerosos topónimos en euskera por toda la zona
que nos indican la existencia del aliso o altza: Altzaga, Altzola,
Altzua
Debido a su riqueza en taninos, ha sido utilizado como
medicinal para curar heridas, dolores de pies, garganta, etc.,
así como en tintorería. El significado de su nombre especifico
latino, glutinosa, es pegajoso por la sensación que ofrecen al
tacto, tanto sus brotes jóvenes como sus hojas.

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Borbonesa
Silene dioica (L.) Clairv.

Planta perenne que pertenece a la misma familia que los


claveles (Caryophyllaceae). Está provista de un rizoma sub-
terráneo del que salen varios tallos que fácilmente pueden
alcanzar una altura de 80 cm. Presenta bellas flores, dispuestas
en laxas inflorescencias, de tonos rosados, que miden entre 9 y
14 mm. Tienen cinco pétalos bífidos y cinco sépalos soldados,
formando un tubo con unos 10 nervios en las flores masculinas
y unos 20 en las femeninas. Como indica su nombre específico
es una planta dioica, por lo que presenta flores masculinas y
femeninas en distintos pies. Las hojas son enteras, opuestas y
tomentosas, las inferiores de hasta 14 cm.
Florece entre marzo y julio, vive en alisedas, herbazales
que están a orillas de cursos de agua, bosques mixtos situados
a pies de acantilados sombríos y setos frescos. En definitiva,
siempre en ambientes con suelos ricos en nutrientes.
Es planta de distribución europea, ampliamente distribui-
da por toda la Región Eurosiberiana. En la Península Ibérica
aparece esencialmente en el norte, bastante común en el País
Vasco.

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Clavel de Pastor
Dianthus hyssopifolius L. subsp. hyssopifolius

Planta perenne y cespitosa perteneciente a la familia Car-


yophyllaceae. Tallos floríferos erectos, que miden entre 20 y
40 cm. de altura, con hojas largas y estrechas de 4 a 11 cm. de
longitud, y de textura blanda (otras especies suelen tener las
hojas de la base más o menos punzantes).
Florece de junio a noviembre. Las flores salen solitarias o
en pequeños grupos. Los pétalos son de color rosa, frecuen-
temente con una mancha de color oscuro en la base, y con el
borde acabado en numerosos flecos (lacinias) largos y estre-
chos, muy característicos de esta especie.
Coloniza ambientes muy diversos, pudiéndose ver en
pastos, matorrales, terrenos pedregosos, repisas de roquedos
o arenas litorales, aunque en la costa suele ser reemplazado
en algunos casos por la subespecie gallicus.
De distribución europea, aparece en casi todo el País
Vasco salvo el valle del Ebro. Especie escasa y desigualmente
repartida por el macizo, podemos verla en los roquedos ca-
lizos de la cima del Pagasarri, Arnotegi, Uzkorta, siempre en
orientación soleada.
Aunque esta planta no está incluida en la lista de especies
raras o protegidas, no se debe recolectar con fines ornamenta-
les, ya que en el macizo del Pagasarri es muy escasa.

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Trumoi bedarra, Orkatx arrunta Androsemo
Hypericum androsaemum L.

Especie de la familia Guttiferae, inconfundible por sus largos


tallos de 0,4 a 1,2 metros, con grandes hojas opuestas aovadas que
abrazan el tallo (amplexicaule). Sus flores son de color amarillo y
los estambres se reúnen en cinco grupos. El fruto es redondo, de
color que varía del verde al amarillo, al principio, y rojo y negro
en la madurez. Desprende un olor algo desagradable.
Su nombre específico alude al zumo de color rojo que
segrega al mezclar flores y frutos, (andras significa hombre,
y aime significa sangre) característica compartida con otros
hipéricos, que se usaban como tinte.
Florece en verano, entre los meses de junio y agosto. Es
una planta perenne que desaparece en invierno para renovarse
en primavera.
Muy común en sotobosques y lugares sombríos y húme-
dos.
Se distribuye principalmente por el Sur y Oeste de Europa
y buena parte de Asia. En el País Vasco es relativamente fre-
cuente en el tercio septentrional. Se puede ver en Pagasarri en
los bordes de los ríos.
Hypericum proviene de las palabras griegas hyper y eikom
que significan respectivamente: sobre e imagen; por ello su
nombre quiere decir que está por encima de todo lo imaginable
dadas sus excelentes propiedades medicinales; es la interpre-
tación hoy más admitida para el género de esta especie, que
se le dio en la antigua Grecia a algunas de las especies de este
género (H. perforatum, H. ericoides).

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Estrepa txikia Jarilla, Jaguarzo morisco
Cistus salviifolius L.

De la familia Cistaceae, es un arbusto muy ramificado y


denso, a veces postrado de hasta un metro de altura. Hojas
pecioladas, que miden entre 2 y 4 cm., de bordes ondulados,
verdes por ambas caras, con nerviación reticulada y cubierta
de pelillos con un tacto aterciopelado. Tiene flores blancas
que miden entre 3 y 5 cm. de diámetro con 5 pétalos de base
amarilla. Sus flores son hermafroditas y son polinizadas por
abejas y otros insectos voladores.
El fruto es una cápsula globosa con muchas y pequeñas
semillas en su interior. Cistus viene del nombre latino clásico
para diversas Jaras, y el nombre de la especie: salviifolius pro-
viene de que sus hojas recuerdan a las hojas de la salvia.
Medra en matorrales heliófilos sobre suelos secos y des-
carbonatados. Florece entre los meses de abril y junio.
Es de distribución mediterránea. En el Pagasarri también
se puede observar este arbusto en zonas secas y soleadas, so-
bre todo en la ladera sur del Arraiz y del Ganeta. Sus hojas se
utilizan en medicina popular para las quemaduras.
En ocasiones, en sus raíces, parasita una planta conocida
como Cytinus hypocistis o hierba de la jara ya que sólo vive
a costa de diferentes especies de este género. Es una planta
sin clorofila que apenas sobresale de la tierra, pero sus bellas
flores de color rojo encendido destacan en el entorno, siendo
muy efímeras.

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Bioleta Violeta
Viola riviniana Reichenb.

Planta herbácea vivaz de la familia Violaceae que alcanza


hasta 30 cm. de altura. Las hojas de forma acorazonada y lige-
ramente festoneadas parten de un largo pecíolo con estípulas
lanceoladas y formando una roseta de hojas basales que a
veces se convierte en tapiz debido a su abundancia. Las flores
son de color violeta más o menos claro o azul violáceo, y nacen
de un pedúnculo largo. Los pétalos son desiguales, anchos y
solapados entre sí. Los superiores están echados hacia atrás.
En el pétalo inferior destacan unas vetas oscuras y un espolón
acanalado en su ápice, a veces blanco y otras más o menos
violáceo.
Su floración se da entre los meses de febrero a julio y es
entonces cuando podemos ver a la violeta a lo largo de todos
los caminos, así como, en prados, setos y claros de bosque por
lo que es muy común en Pagasarri.
Se distribuye por casi toda Europa y el Norte de África.
En la Península Ibérica es común en la zona norte, estando
relegada a las montañas en el resto. En el País Vasco es común
en todo su territorio salvo en las zonas más áridas del Valle
del Ebro.
En algunos sitios se comen sus hojas, e incluso se preparan
infusiones con ellas.

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Sahats iluna Salguero negro
Salix atrocinerea Brot

Es un arbolito que no suele pasar de los 8 ó 10 metros,


muy ramificado desde abajo. Tiene hojas alternas, simples,
elípticas o lanceoladas, de 2 a 10 cm. de largo por 1 a 2 cm.
de ancho, con un pecíolo o rabillo corto. Éstas son de color
verde oscuro, y glabras por el haz, mientras que por el envés
son glaucas y tomentosas, con pelos rojizos, y los nervios
marcados.
Es uno de los sauces más abundantes, y crece en zonas
permanentemente húmedas como otros sauces, pero se escapa
de la típica sauceda de ribera, para internarse en vaguadas,
bosques y bordes de caminos, eso sí, con el suelo húmedo
todo el año, a menudo junto a fresnos y alisos.
De febrero a abril, antes de que salgan las hojas, le brotan
sus característicos amentos típicos del género Salix. Estas flores
son masculinas o femeninas y crecen separadas en diferentes
pies. La polinización la lleva a cabo las abejas que frecuentan
mucho estos sauces al ser de floración muy temprana.
Se puede ver fácilmente en los márgenes de la pista que
sube al Pagasarri, después de la barrera. También por todo
Bolintxu.
La corteza fresca del salguero negro y de otros sauces, se
ha usado para bajar la fiebre por contener ácido salicílico, que
es el mismo principio activo que posee la conocida aspirina.

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Cardamine raphanifolia Pourret subsp. raphanifolia
Planta que mide entre 30 y 60 cm., perteneciente a la fa-
milia Brassicaceae o crucíferas. Tiene flores rosado/ blanqueci-
nas, y anteras amarillas, dispuestas en racimos al final del tallo.
Sus hojas son compuestas con foliolos redondeados, siendo el
terminal bastante más grande que el resto, semejantes a las del
rábano, de ahí su nombre científico raphanifolia.
Como todas las de la familia, las flores poseen 4 pétalos
en forma de cruz y frutos en silicua (fruto capsular alargado
que se abre por dos valvas).
Florece entre abril y junio en suelos muy húmedos o
encharcados, en ambientes sombríos, arroyos y bosques ca-
ducifolios.
Está distribuida por toda Europa occidental. En la Penín-
sula Ibérica se extiende por la Cornisa Cantábrica y Pirineos.
Es común junto a la mayoría de los arroyos y cursos de agua
del macizo del Pagasarri.
Es pariente cercana del conocido berro, y también co-
mestible. Existe otra Cardamine muy parecida: C. pratensis o
berro de prado que prefiere los prados frescos además de ser
una planta muy estilizada y con las hojas mucho más estrechas
que el que nos ocupa.

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Txilar burusoila Brezo común
Erica vagans L.

Arbusto perenne de la familia Ericaceae que mide de 20


a 80 cm. de altura. Las hojas son pequeñas, lineares, con los
márgenes revolutos, es decir, enrollados hacia atrás, llegando
casi a ocultar el envés. Nacen agrupadas en verticilos (a la mis-
ma altura en el tallo) en número de 4 a 5. Inflorescencia densa
formando una especie de racimo con numerosas flores. Éstas
son de color violeta pálido y presentan anteras púrpuras que
sobrepasan la corola. Este dato es muy importante si quere-
mos distinguirlo de otros brezos del género Erica. Su nombre
específico vagans proviene del latín vagor, que significa vagar
o andar erráticamente.
Sus llamativas flores pueden verse principalmente durante
el verano, entre los meses de julio y octubre.
Vive en claros y comunidades de sustitución de diversos
tipos de bosque, llegando a dominar los matorrales bajos sobre
terrenos carbonatados. Muy abundante en Euskalherria, se hace
rara en el valle del Ebro. Se halla distribuida por casi todo el
macizo del Pagasarri.
Es una planta muy visitada por las abejas (melífera), pro-
duciendo una miel oscura muy apreciada.
Los brezales son considerados a menudo como conse-
cuencia de una degradación del robledal original, ya que éstos
se adaptan a vivir en un suelo más pobre cuando los árboles
desaparecen y el suelo es lavado por la escorrentía.

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Ainar kantauriarra Brezo vizcaíno
Daboecia cantabrica (Hudson) C. Koch

Este pequeño arbusto mide entre de 10 y 60 cm. Perte-


nece a la familia de los brezos (Ericaceae). Tallo decumbente
(tumbado en la base), peloso, con la parte superior glandulosa.
Las hojas alternas, pecioladas, enteras, oval-lanceoladas, con
el borde enrollado. Son verdes por el haz y de color blanco
por el envés. Sus flores colgantes, urceoladas (con forma de
olla), globosas, de color rosa intenso y mayores que las de los
otros brezos, aparecen reunidas en racimos terminales en el
ápice del tallo.
Vive en brezales, argomales y otras comunidades de sus-
titución sobre suelos ácidos y con bastante luz aunque tolera
bien la sombra.
Sus flores se pueden contemplar desde principios de pri-
mavera hasta el otoño.
Es una especie endémica atlántica y su distribución ocupa
una franja que se extiende desde el noroeste portugués, cor-
nisa cantábrica y oeste de Francia, hasta alcanzar las costas de
Irlanda. En Inglaterra aparece naturalizada por algunas zonas,
debido quizá a su uso en jardinería, donde se han obtenido
numerosas variedades de esta especie.
En el Pagasarri es una especie que se puede ver con fre-
cuencia en la mayor parte del macizo.
Su nombre genérico está dedicado al santo irlandés Saint
Dabeoc.

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Udaberri-lorea, San Jose lorea Primavera, Flor de San José
Primula elatior (L) L. subsp. elatior

Planta de la familia Primulaceae. La visión de esta flor,


nos indica que la primavera está cerca, es la primera que ve-
remos al comenzar la estación junto a su pariente la P. acaulis
de la que se diferencia principalmente por la disposición de
las hojas. Mientras a esta última le salen las flores de la roseta
basal, la que nos ocupa tiene un tallo largo en cuyo ápice na-
cen varias flores de color amarillo pálido e inodoras. Éstas son
hermafroditas y se pueden fertilizar a sí mismas con la ayuda
de abejas, polillas y mariposas. Otra especie parecida, sería P.
veris cuyas flores son de amarillo intenso con manchas anaran-
jadas y olorosas (es más escasa que las anteriores).
Crece en ambientes algo sombríos, generalmente en las
umbrías de los bosques, siempre en suelos bien húmedos.
En el Pagasarri es abundante y fácil de observar en Bolin-
txu y Arnotegi, casi siempre cerca de arroyos o zonas frescas
al pie de cantiles.
Las primaveras se han utilizado para diversos usos medici-
nales, solas o combinadas con otras plantas, como cosméticos,
infusiones calmantes y en gastronomía añadidas a ensaladas u
otros platos cocinados. Se han usado como planta ornamental
desde hace mucho, y hoy en día hay muchas variedades de
diferentes colores.

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Murajes amarillos
Lysimachia nemorum L.

Pequeña primulácea que a menudo pasa inadvertida de-


bido a su reducido tamaño. Es de aspecto herbáceo, perenne,
delicada y tendida. Sus tallos enraizan formando rizoma y al-
canza entre 10 y 40 cm. de altura. Las flores, que nacen de las
axilas de las hojas, tienen cinco pétalos de color amarillo. Son
solitarias, y miden entre 5 y 8 mm. y sobresalen mediante un
largo pedúnculo que es de 3 a 5 veces mayor que la propia flor.
El cáliz de 4 a 6 mm., persiste después de la floración siendo
sus sépalos finos y alargados. Las hojas son opuestas, ovadas
y terminan ligeramente en punta (acuminadas) con un corto
pecíolo de 2 a 5 mm. El fruto es una cápsula más o menos
redonda de color pardo rojizo.
Florece de abril a agosto.
Planta propia de bosques caducifolios (robledales y haye-
dos) con suelos frescos y húmedos, o de terrenos cercanos a
corrientes de agua. De hecho su nombre específico deriva de
la palabra nemus que significa bosque.
Se distribuye por las montañas septentrionales y sistema
central de la Península Ibérica, y es abundante en la zona
atlántica del País Vasco. En el Pagasarri es relativamente común
en barrancos y bosques.
Se llamó en otro tiempo lisimaquia a diversas plantas (no em-
parentadas entre sí) a las que se les atribuía la propiedad de paci-
ficar a los bueyes, que disputaban bajo el yugo, poniendo sobre
éste una rama de la planta. La leyenda proviene del rey Lisímaco,
cuyo nombre en griego significa “que hace cesar los combates”,
quien amansó a una fiera enseñándole dicha planta.

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Txantxapota Ombligo de Venus
Umbilicus rupestris (Salisb.) Dandy

Pertenece a la familia de las Crasuláceas. Puede medir


entre 10 y 50 cm. de altura. Las hojas son carnosas, redondea-
das, festoneadas y umbilicadas (que poseen un largo pecíolo
central), de ahí su nombre científico y vulgar en castellano.
Los tallos florales son erectos y muy largos en proporción a la
planta, presentando numerosas flores tubulares y colgantes de
color amarillo-verdoso dispuestas en alargada espiga.
El ombligo de Venus florece de mayo a julio en grietas de
tapias y roquedos.
Es de distribución mediterráneo-atlántica. Es común en
Euskalherria excepto en las partes más áridas del valle del
Ebro.
Sus hojas carnosas almacenan agua para poder subsistir
en lugares rocosos pobres en humedad. Éstas se han utilizado
como diuréticas y su jugo, introducido en el conducto auditivo,
calma los dolores de oído en la infancia. También ha sido utili-
zada para heridas, sabañones, etc. Era uno de los ingredientes
del conocido ungüento Populeón que se elaboraba con yemas
de álamo negro (Populus nigra), más otras plantas y manteca
de cerdo, y se usaba para calmar dolores y hemorroides, entre
otras aplicaciones.

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Teilatu-belarra Uña de gato
Sedum sediforme (Jacq.) Pau

Planta perenne de la familia Crassulaceae. Tiene dos tipos


de tallos bien diferenciados: unos, los tallos estériles, perennes,
formados por hojas carnosas de color azul verdoso, y un poco
punzantes (de ahí uña de gato), que recuerdan a los brotes
nuevos de los pinos, y van creciendo y cubriendo el suelo; y
otros, los tallos florales fértiles, que crecen hasta los 50 cm. de
altura, sobresaliendo del resto de la planta que tapiza el suelo.
Las inflorescencias son globosas, con flores que pueden tener
entre cinco y ocho pétalos, de tonos verde-amarillentos a pa-
jizos y con 10 a 16 estambres.
Florece en verano, entre los meses de junio y septiembre.
Vive en sitios pedregosos con poco suelo. Es indiferente al sus-
trato, pero gusta de exposiciones soleadas con cierta humedad
en invierno o primavera, que es cuando acumula agua en sus
hojas, y de esta forma aguanta bien las sequías estivales.
Es una planta de distribución mediterránea, extendiéndo-
se por toda la zona meridional de Europa. Es bastante común
en todo el País Vasco. En la cima del Pagasarri se la puede
observar fácilmente.
En medicina popular se ha utilizado como cicatrizante de
heridas e incluso se han consumido sus hojas una vez adoba-
das.

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Harrautsia Redondilla
Saxifraga hirsuta L hirsuta

La redondilla pertenece a la familia Saxifragaceae. Es


una planta laxamente cespitosa, con tallos rastreros cortos, de
los que nacen varias rosetas basales de hojas redondeadas y
pelosas por ambas caras, aspecto de donde deriva su nombre
específico hirsuta, que significa peluda o pelosa. Sus flores
nacen al final de un pedúnculo de 10 a 30 cm. de alto. Son
pequeñas y blancas en número variable, con 5 pétalos con
manchas rojas, 5 sépalos y 10 estambres.
Florece de mayo a junio en zonas sombrías con atmósfera
húmeda y fresca en bosques y paredes rezumantes.
Es de distribución Atlántica, repartiéndose la especie por el
norte de la Península Ibérica y el suroeste de Francia e Irlanda,
mientras que esta subespecie se restringe exclusivamente a los
Pirineos, Cordillera Cantábrica y Sistema Ibérico. Es relativa-
mente común en el País Vasco. También en el monte Pagasarri
es fácil encontrarla en zonas húmedas del bosque, así como a
orillas de riachuelos.
La mayoría de las especies pertenecientes a este género
viven en ambientes de roquedos. De hecho su nombre Saxifra-
ga deriva de las palabras latinas saxum que significa peñasco,
roca piedra y frango, que quiere decir quebrantar, romper,
hacer pedazos.

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Elorri zuria Espino albar
Crataegus monogyna Jacq

A este arbolillo muy común de la familia Rosaceae, de hoja


caduca cuyos largas espinas se quiebran con facilidad quedán-
dose su punta metida en la piel (por lo general se expulsa en
unos días), le viene el nombre del griego krataios (fuerte), pos-
teriormente latinizado y que alude a la dureza de su madera,
mientras que el nombre específico monogyna quiere indicar
que su flor posee un solo carpelo (parte del gineceo) y produce
una sola semilla (como la cereza). A veces en la misma planta
sus hojas son diferentes.
Florece de abril a junio, emitiendo un agradable perfume
que atrae a las abejas. Sus flores que son usadas como se-
dantes y antiespasmódicas, son vasodilatadoras, y se usan así
mismo como tónico cardiaco y contra la arteriosclerosis. Sus
frutos (majuelas), que son alimento de innumerables animales
silvestres nos resultan insípidos y harinosos.
Crece en laderas de montaña, claros y orlas de bosque; se
plantaban en filas para formar setos espinosos que se podaban
con frecuencia evitando que el ganado los traspasase. También
se usaban como patrón de injertos para frutales.
Su distribución es eurosiberiana y en la Península Ibérica
es común en su tercio septentrional. Pocas dudas hay de las eti-
mologías de Elorrio, Elorriaga, Elordi, Elortza etc. que indican
claramente la abundancia y la extensa distribución del espino
o elorri por el País Vasco. En el Pagasarri es abundante en los
setos que dividen prados y en general por todo el macizo.

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Elorri beltza Endrino
Prunus spinosa L.

Pequeño arbusto caducifolio de entre 1,5 y 4 metros de


altura, perteneciente a la familia de las rosáceas. Es bastante
espinoso de ahí su nombre específico, Sus hojas son pequeñas
de entre 1 y 3,5 cm., con el borde finamente aserrado. Presenta
abundantes flores reunidas en cimas con forma de racimo o en
corimbos, llegando todas las flores a la misma altura. Los frutos
son pequeñas drupas azul-negruzcas cuando están maduras.
Es una especie común en nuestro territorio, aunque no
puede decirse que sea muy abundante en el Pagasarri. Se
puede encontrar en setos, claros de bosque, orlas de bosque
y otros espacios abiertos entre lo 10 y los 1.400 metros de
altitud.
Por todos es conocido que macerando sus frutos en anís
se obtiene un licor muy popular, como es el pacharán. Además
el fruto, aunque amargo, es muy rico en vitaminas.
En tintorería, se han usado diferentes partes de este arbus-
to para sacar varios tonos de color. Su madera es dura y resis-
tente y en ciertos sitios se usaba para hacer los dientes de los
rastrillos. Planta pionera en la regeneración de bosques dada
su capacidad de rebrote y su gran rusticidad. Se ha utilizado
también para injertar diversos frutales.

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Isatsa Retama
Cytisus commutatus (Willk) Briq.

Arbusto caducifolio de la familia Fabaceae de hasta casi


dos metros de altura, ramificado desde la base, hojas enteras
solitarias o agrupadas en ramilletes.
Florece entre marzo y mayo, sus flores son amarillas,
pediceladas (con rabillo) que salen en las axilas de las hojas.
Los frutos, cubiertos de pelos en toda su superficie, son una
legumbre plana que mide entre 3 y 4 cm. de longitud y alre-
dedor de 1 cm. de anchura.
Vive en lugares abiertos (taludes y afloramientos rocosos)
y matorrales de sustitución de encinares y robledales.
Es endémica de las montañas cantábricas con límite de
distribución oriental en el País Vasco. Es una planta rara en el
Pagasarri pero cuando aparece forma vistosas poblaciones, por
ejemplo en la cabecera del barranco Azordoiaga.
En Bizkaia existen otros congéneres silvestres, C. scoparius
y C. cantabricus, pero que a diferencia de la retama tienen las
hojas trifoliadas. Otros dos, C. striatus y C. multiflorus, son
utilizados para fijación de taludes y pueden naturalizarse; el
primero tiene las hojas trifoliadas mientras que el segundo se
diferencia por el color blanco de sus flores.
Su antiguo nombre de género Sarothamnus viene del grie-
go y quiere decir “para hacer escobas”, ya que se ha utilizado
para este fin.

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Otabera arrunta Aliaga
Genista hispanica subsp. occidentalis Rouy

Arbusto de porte almohadillado y denso, perteneciente a la


familia Fabaceae (leguminosas) cuyo tallo puede sobrepasar el
metro de altura. Las ramas son alternas y de dos tipos, mientras
las inferiores son espinosas, las superiores están provistas de
hojas y en su ápice se desarrollan las flores.
Cuando florece, durante los meses de abril a julio confor-
ma un paisaje característico de un color amarillo intenso.
Gusta de zonas frescas y luminosas, colonizando repisas
de roquedos y etapas de sustitución de diversos tipos de bos-
que, preferentemente sobre sustrato calizo.
Planta endémica del norte peninsular, es la más abundante
de las genistas presentes en la Comunidad Autónoma del País
Vasco, aunque se enrarece por su extremo meridional en el
valle del Ebro. Por el Este llega hasta Aragón, donde pasa a ser
sustituida por la subespecie ‘hispanica’. En el monte Pagasarri
está bien representada en su parte caliza siendo frecuente en
los alrededores de Arraiz, junto a los roquedos de la cima del
Pagasarri, Pastorekorta…
Al ser una especie pirofita, se desarrolla con fuerza en los
terrenos sometidos a incendios y sus brotes son muy aprecia-
dos sobre todo por el ganado equino.

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Garatxo-belarra Adelfilla, laureola
Daphne laureola L. subsp. laureola

Planta arbustiva, perenne que llega a alcanzar hasta un


metro de altura. A medida que desarrolla nuevas hojas, las
inferiores se van cayendo, y queda la mayor parte del tallo
desnudo, con unas cicatrices características.
Las hojas verdes, alternas, brillantes, lustrosas y algo co-
riáceas están agrupadas en la parte superior del tallo y llegan
a sobrepasar los 10 cm. de largo y tienen entre 2 y 3 cm. de
ancho.
Florece esencialmente a principios de primavera pudién-
dose observar en ocasiones sus hojas y flores emergiendo por
encima de la nieve en pleno invierno. Las flores de un amarillo
verdoso se agrupan en las axilas de las hojas formando una
especie de racimo del que posteriormente saldrán los frutos,
unas bayas carnosas de color negro brillante, con una pepita
en su interior.
Generalmente vive en zonas sombrías en el interior de ha-
yedos, robledales y algunos otros bosques, aunque también se
la puede ver alojada en fisuras y grietas de lapiaz, casi siempre
sobre sustratos calizos en ambientes de poca luz.
Se distribuye por la mitad norte de la Península Ibérica y
centro, sur y oeste de Europa. En el Pagasarri es una planta
rara que cuenta con escasas localizaciones.
Es considerada una especie venenosa que al contacto pue-
de provocar inflamaciones en la piel. En medicina tradicional
ha sido utilizada como purgante y abortiva.

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Zuhandorra Cornejo
Cornus sanguinea L. subsp. sanguinea

Arbusto caducifolio mediano (familia Cornaceae) de hasta


4 metros de altura, con ramillas opuestas unas a las otras y que
no presenta espinas. Las hojas también son opuestas, simples
y con los bordes enteros y puntiagudos. Además presentan
unos nervios muy marcados en el envés de la hoja, los cuales
convergen hacia el ápice.
En invierno las ramas toman una coloración rojiza “san-
guínea”, de ahí el nombre específico de la planta. Las flores
son blancas y se disponen agrupadas en umbelas sobre largos
pedúnculos. Los frutos son pequeñas bayas negras, tóxicas.
Florece entre mayo y junio. Lo podemos encontrar en
setos y orlas de bosque con suelo fresco.
Es de distribución eurosiberiana, y se distribuye por casi
todo nuestro territorio, desde el nivel del mar hasta los 1.000
metros de altitud. En el Pagasarri es una especie común, su
presencia la podemos notar en los setos que dividen las cam-
pas de Larraskitu, San Roque y zonas bajas del macizo.
Su dura madera (de ahí su nombre genérico cornus que
significa en latín duro), ha sido muy utilizada para realizar
mangos de herramientas. Sus ramas, muy flexibles, se utilizan
en la fabricación de cestos.

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Basaerramua Bonetero
Euonymus europaeus L.

Arbusto caducifolio (familia Celastraceae) de 2 a 5 metros


que suele pasar desapercibido debido a sus hojas de color
mate y sus flores en pequeños ramilletes blanco verdosos. Sin
embargo, cuando el fruto madura en otoño, la forma de sus
cápsulas de color rosa, que recuerdan a los bonetes que usaban
los eclesiásticos, al abrirse dejan ver las tres o cuatro semillas
que contienen y resultan muy llamativas por su color anaran-
jado. Sus ramitas son cuadrangulares. Las hojas, enfrentadas y
finamente aserradas, toman tonos rojizos en otoño.
Crece en lugares frescos, en bordes y claros de bosques,
así como en lindes y setos, generalmente ocupados por arbo-
lillos de poco porte.
Se distribuye por prácticamente toda Europa y parte de
Asia. En el Pagasarri es fácil observarlo entre los setos y ar-
bustos que separan terrenos y campas desde Larraskitu hasta
San Roque.
Aunque todo el árbol (frutos, hojas y corteza) es tóxico,
era muy apreciado antiguamente por su madera, que se usaba
para fabricar husos y clavijas, al abrirse con facilidad en tiras
finas. También se ha utilizado para la elaboración de carbón
para pólvora y para los dibujantes. Además, sus frutos han sido
usados en veterinaria para matar parásitos (piojos, ácaros de
la sarna, garrapatas).

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Astigar arrunta Arce menor
Acer campestre L.

Este árbol caducifolio es de la familia Aceraceae y suele


llegar a medir entre 10 y 15 metros de altura. Las hojas son
palmeadas con 3, 4 ó 5 lóbulos.
Florece entre abril y mayo, y de sus flores verde-ama-
rillentas surgen unos frutos provistos de dos alas (sámaras)
en forma de pala de hélice divergentes casi 180º. Cuando se
desprenden del árbol giran sobre sí mismos, provocando un
efecto de paracaídas, con lo que el fruto puede llegar más lejos,
favoreciendo así su dispersión.
Vive disperso en el interior de bosques, generalmente
caducifolios (robledales, hayedos, alisedas, etc.), y aparecen o
bien ejemplares aislados o forman pequeños rodales.
Se distribuye por Europa y norte de Asia siendo relativa-
mente abundante en la mitad norte de la Península Ibérica,
pero muy raro hacia el Sur. En el Pagasarri podemos observarlo
en alguna ladera del Bolintxu y también, algún ejemplar, antes
de llegar a la barrera de la pista principal de ascenso.
Si se nos pasa desapercibido entre el verdor de otros árbo-
les en primavera y verano, podemos esperar al otoño, cuando
sus hojas parece que se incendian en amarillos intensos, dela-
tando así su inconfundible presencia.
Ha sido empleado en carpintería y ebanistería, y por sus
propiedades medicinales se ha utilizado en cosmética.

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Gorostia Acebo
Ilex aquifolium L.

Árbol perenne de entre 2 y 15 metros de altura, que nor-


malmente se desarrolla con porte arbustivo. Tiene unas hojas
espinosas y brillantes muy llamativas. Es una planta dioica, es
decir, que hay ejemplares masculinos y femeninos. Son éstos
últimos los que presentan el atributo más característico de este
árbol, como son esos preciosos frutos rojos, que permanecen
en el árbol durante varios meses, constituyendo un importante
recurso alimenticio para numerosos animales durante los rigu-
rosos meses invernales cuando la comida escasea. Los frutos
maduran en octubre y es cuando pueden apreciarse en todo
su esplendor. Florece entre abril y junio aunque sus flores no
son muy vistosas.
Le gustan los bosques frescos y las etapas arbustivas de
sustitución sobre suelos ácidos. Es una especie que ha llegado
a ser escasa en nuestro territorio debido a su recolección abu-
siva con diferentes fines. En los últimos años se le ha dotado
de una protección especial, al estar incluida en el catálogo de
Especies Amenazadas del País Vasco con la categoría de interés
especial.
Distribuida por casi toda Europa. En el Pagasarri es bas-
tante frecuente sobre todo en una franja que se extiende entre
Pastorekorta y Errestaleku, pudiéndose observar en algunos
casos ejemplares de gran porte.
Ilex es el nombre latino para la encina, ya que sus hojas
tienen cierto parecido.

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Linum viscosum L.
Bello lino (familia Linaceae), cuyo tallo puede alcanzar los
60 cm. de altura. Las hojas son alternas, ovado-lanceoladas, y
sésiles (sin pecíolo o rabillo). Las flores son grandes y están dis-
puestas en racimos terminales en el ápice del tallo, los pétalos
son de color rosa con venas violetas y azulean al secarse.
Amante de la claridad no tolera la sombra, vive en claros
de bosque, taludes, matorrales aclarados y pastos sobre suelos
calizos entre los meses de junio y agosto.
Es de distribución submediterránea. Se halla distribuido
por el tercio norte de la Península Ibérica y sur de Europa,
llegando hasta Alemania. Se extiende por la mayor parte del
territorio vasco excepto el valle del río Ebro y las altas mon-
tañas. En el Pagasarri es muy poco frecuente apareciendo de
forma puntual en los alrededores del barrio de Buia.
Su nombre específico viscosum, se debe a que al estar
cubierto de pequeños pelillos glandulares resulta pegajoso o
viscoso al tacto.
De los tallos del lino se han obtenido fibras para confec-
cionar tejidos y de sus semillas se obtiene el aceite de linaza
de tan variados usos.
Se ha empleado en medicina popular por sus propiedades
laxantes y antiinflamatorias.

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Basoetako mingotsa Aleluya
Oxalis acetosella L.

Hierba de la familia Oxalidaceae, carente de tallos. Las


hojas salen directamente de los rizomas mediante unos largos
pecíolos de unos 10 cm. de longitud. A diferencia de las de los
tréboles, con los que frecuentemente se les confunde, tienen
cuatro foliolos en lugar de tres. Flores solitarias blanquecinas
o de color rosa pálido, compuestas por cinco pétalos.
Especie muy temprana, que hace su aparición durante
el mes de febrero, sobre cúmulos de materia orgánica en el
interior de robledales y hayedos generalmente sobre terrenos
frescos y umbrosos.
Es de distribución circumboreal, y en la península se
extiende fundamentalmente por su mitad septentrional. Al
igual que otras especies eurosiberianas, es frecuente en todo
el territorio vasco salvo el valle de Ebro. En el Pagasarri se la
puede ver abundante por todos los taludes de la pista de Ar-
tabe buscando la sombra y la frescura.
Las hojas tienen un característico sabor ácido (Oxalis signi-
fica ácido) que resulta agradable y refrescante. Pero no deben
ingerirse grandes cantidades, ya que puede llegar a anular la
absorción del calcio ingerido en la alimentación. Tampoco es
recomendable a los propensos a los cálculos de riñón o diversos
tipos de reumas ya que podría agravar su situación. Se ha utili-
zado en medicina popular para enfermedades de la piel, y como
quitamanchas de óxido o tinta, se frota con el jugo que se extrae
de las hojas y los pecíolos y luego debe exponerse al sol.

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Geranio sanguíneo
Geranium sanguineum L.

Perteneciente a la familia Geraniaceae, es una planta vivaz


con cepa rastrera de hasta medio metro de longitud, de la cual
surgen unos tallos ascendentes. Las hojas son opuestas y están
profundamente divididas en cinco segmentos estrechos y estos
a su vez en otros tres y aunque al principio son de color verde;
con la llegada del otoño van cambiando hasta alcanzar un rojo
intenso que recuerda al de la sangre, de ahí su nombre espe-
cifico sanguineum. Es sin lugar a dudas uno de los geranios
silvestres más vistosos, y sus flores grandes y con los pétalos
de color púrpura, que nacen solitarias (o en algún caso dos)
en el extremo de un largo pedúnculo, le distinguen del resto
de los geranios silvestres.
Florece a final de primavera y durante buena parte del
verano. Sus frutos, al igual que en el resto de los geranios re-
cuerdan a la cabeza y pico de una grulla, y es que geranion es
un vocablo griego que significa grulla, por lo que se ha tomado
como nombre genérico.
Vive sobre laderas caldeadas, linderos forestales y claros
del bosque expuestos al sol.
Se encuentra distribuido por la mayor parte de Europa, y en
la Península Ibérica se extiende por su mitad septentrional. Es
una especie escasa en la Comunidad Autónoma del País Vasco y
en el Pagasarri cuenta solamente con un par de localizaciones.
Por la belleza y densidad de sus flores, en diversos países
se ha utilizado en jardinería para la ornamentación de roca-
llas.

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Sugegorri-belarra Viborera
Echium vulgare L.

Perteneciente a la familia de la borraja (Boraginaceae),


es una planta herbácea que mide entre 20 y 90 cm. de altura,
cubierta toda ella de pelos ásperos que pinchan al tacto. Tallos
erectos, poco ramificados, que nacen de una roseta basal con
hojas grandes, de unos 28 cm. de largas por 2,5 cm. de anchas,
que se atenúan progresivamente hacia su base. Las hojas cau-
linares (del tallo) son mucho más pequeñas. Las flores salen
agrupadas, son azuladas o violetas, a veces blanquecinas, con
corola uniformemente pelosa y 4 ó 5 estambres exertos (so-
bresalen de la corola).
Es una planta común en cunetas, ribazos, y ambientes
ruderalizados, floreciendo entre abril y septiembre.
Se distribuye por varias regiones de Europa. En el Pagas-
arri es una planta poco abundante.
Se ha utilizado en medicina empírica contra las mordedu-
ras de víbora, por el parecido de sus semillas con la cabeza
del ofidio (de ahí su nombre vulgar y científico ya que echis
en griego significa víbora).
Sus rosetas basales, recogidas en invierno o principios de
primavera, se consumen como cualquier verdura, si bien hay
estudios recientes que dicen que este género de plantas poseen
pequeñísimas cantidades de un alcaloide toxico (equina) por
lo que no conviene abusar de su consumo.

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Biri-belarra Pulmonaria
Pulmonaria longifolia (Bast.) Boreal

Especie que pertenece a la familia de la borraja (Boragi-


naceae). Florece temprano, ya en el mes de febrero mostrando
unas bellas y llamativas flores de color azul-violeta intenso y
otras rosadas en el mismo ejemplar. Las hojas son muy carac-
terísticas, ya que son alargadas y están manchadas a menudo
de blanco.
Es de distribución europea occidental viviendo en bosques
de caducifolios y en sus comunidades de sustitución desde el
nivel del mar hasta 1.600 metros. En el Pagasarri, es común
en los bosques húmedos y también en las cercanías de pistas
forestales, por ejemplo en Artabe.
Sus hojas se han utilizado en medicina popular en enfer-
medades respiratorias, de ahí su nombre tanto científico como
vulgar. Se le atribuían estas propiedades contra los males de
los pulmones, debido al parecido existente entre las manchas
blancas de sus hojas y las que se forman en los pulmones de
los enfermos. En el siglo XIV era consumida en Francia para
sanar las llagas pulmonares.
Existen variedades seleccionadas para jardinería con hojas
llenas de máculas blancas y grandes ramilletes de flores muy
apropiadas como cobertoras o de borde, para jardines con
sombra y expuestos al frío.

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Zolda-belar txikia Consuelda menor
Symphytum tuberosum L. subsp. tuberosum

Planta perteneciente a la familia de las Boragináceas. Pue-


de alcanzar una altura de entre 10 y 60 cm. Las flores son de
color amarillo, colgantes y tubulares y apenas sobrepasan los
dos centímetros de longitud. Los tallos son peludos y las hojas
son grandes y alargadas. Sus raíces tienen pequeños nódulos
o tubérculos (de ahí su nombre).
Vive en terrenos profundos y frescos, en bosques caduci-
folios, y en orillas sombreadas de arroyos y ríos.
Antes de florecer, entre los meses de marzo a mayo, los
grupos de hojas podrían recordar a las de las borrajas.
Se distribuye por el oeste, centro y sur de Europa. En el
País Vasco es una especie relativamente abundante por prác-
ticamente todo el territorio.
Su raíz amarilla y carnosa se ha usado como cicatrizante
para heridas y llagas así como para esguinces y fracturas óseas
(de ahí su nombre popular consuelda, que proviene del latín
consolidar). Antiguamente estaba considerada como planta
comestible, pero análisis modernos han revelado la presencia
de alcaloides tóxicos, lo que hace desaconsejable su consumo
interno y limita su aplicación al uso meramente externo.

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Asun borta Ortiga fétida
Lamium maculatum L.

Esta y otras plantas del género lamium (del griego “boca


abierta” por la forma de sus flores) se caracterizan por su pa-
recido a la ortiga (diferenciándose a primera vista, porque esta
última no posee flores propiamente dichas). La ortiga fétida
recibe el nombre específico maculatum por las características
manchas blancas (más desarrolladas en invierno) de sus hojas.
Es planta perenne, con los tallos cuadrados, tumbados en la
base y luego erectos, que pueden alcanzar una altura entre 15
y 70 cm.
Las flores se desarrollan de marzo a octubre alrededor
del tallo sobre la base de sus hojas opuestas, acorazonadas y
con margen regularmente crenado-aserrado cuyo pecíolo, que
mide entre 20 y 45 mm., es más corto que la hoja y su limbo
netamente más largo (de 30 a 60 mm.) que ancho (de 25 a 55
mm.). La corola es de color rosa, y mide entre 18 y 30 mm.,
sin pelos en el labio inferior y con pelos en el superior, tiene
forma de tubo y presenta una fuerte curvatura en la base.
Crece en hábitats ricos en materia orgánica, en bordes de
arroyos y suelos en general frescos y húmedos.
En el Pagasarri se encuentra también, Lamiun purpureum,
las tonalidades purpúreas de sus hojas son las que le dan el
nombre y no el color de sus flores. Es planta anual y sus hojas
agrupadas al final del tallo junto con los verticilastros forman
una inflorescencia piramidal foliosa.

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Asun horia Ortiga muerta amarilla
Lamium galeobdolon (L,) L. subsp. galeobdolon

Planta perteneciente a la familia Lamiaceae (labiadas),


que puede alcanzar hasta medio metro de altura. Posee hojas
parecidas a las ortigas, de ahí su nombre vulgar. Sin embargo,
carece de pelos urticantes y mientras que la ortiga tiene las
flores poco vistosas y agrupadas en largas espigas, las de és-
ta, son de un amarillo vistoso y están agrupadas en verticilos
o pisos a lo largo del tallo. Son hermafroditas y bilabiadas,
siendo polinizadas por abejas y otros insectos. El labio inferior
lo tienen netamente dividido en 3 lóbulos de tamaño similar.
Se suelen distinguir dos subespecies con infinidad de formas
intermedias.
A parte de las semillas, tiene reproducción vegetativa (por
rizomas) lo cual favorece su densidad, por eso en algunos jar-
dines la utilizan como planta de cobertura.
Generalmente crece en el interior de diferentes tipos de
bosques: hayedos, alisedas, robledales… aunque también es
frecuente en bordes de caminos y ríos, allí donde haya sombra
y el suelo sea húmedo, mullido y bien nitrogenado.
Se distribuye principalmente por el centro de Europa
penetrando hacia el sur en las Penínsulas Ibérica, Itálica y Bal-
cánica. En el País Vasco es una especie frecuente en la zona
Norte. En el Pagasarri es fácil de ver.
En algunos países como, por ejemplo, Inglaterra se comen
los brotes jóvenes cocidos.

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Otondo-belarra Betónica
Stachys officinalis (L) Trevisan subsp. officinalis

Perteneciente a la familia Lamiaceae, es una planta vivaz.


Anualmente muere su parte aérea, permaneciendo sus fuertes
raíces y, como mucho, una roseta de hojas basales. Luego bro-
tará un tallo erguido de entre 15 a 60 cm. de altura, rematando
el conjunto, una especie de espiga de numerosas y bellas flores
rojas o púrpuras. Es característico su tallo de sección cuadrada
y pelosa. Las hojas de la base tienen un largo pecíolo, son casi
acorazonadas y presentan el borde festoneado y los nervios
muy marcados. Las del tallo son más estrechas, abrazando al
tallo de dos en dos y dejando una notoria separación entre
ellas.
En general florece entre junio y agosto pero en el Paga-
sarri (junto al Camino Viejo) es muy fácil verla a menudo al
final del verano y buena parte del otoño. Es entonces cuando
menguada la competencia, atrae nuestra atención con sus lla-
mativas flores.
Vive en zonas arboladas de robles y hayas, así como en
pastizales herbosos y frescos no demasiado soleados.
Se distribuye por prácticamente toda Europa y parte de
Asia y África. En el País Vasco es una planta común.
En la antigüedad era una planta oficinal (de ahí su nombre
científico) en la farmacopea con buena reputación como cica-
trizante de heridas y llagas, usándose en forma de emplastos y
cataplasmas ya en el Imperio Romano. Incluso se puede tomar
en infusión como sustituto del té.

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Lizar arrunta Fresno común
Fraxinus excelsior L subsp. excelsior

El fresno, es un árbol de la familia del olivo (Oleaceae),


con tronco recto y hojas caducas, que puede llegar a superar
los 30 metros de altura. Echa las flores antes que las hojas, y
curiosamente un mismo ejemplar puede tener todas las flores
masculinas, femeninas o de ambos sexos. Los frutos están pro-
vistos de largas alas para favorecer su dispersión y salen agru-
pados en densos racimos colgantes. Las hojas son compuestas
pinnadas, y tienen entre 9 y 13 foliolos.
Le gustan los suelos frescos y profundos aunque tolera
cierta sequedad temporal.
Distribuido por buena parte de Europa, en la Península
Ibérica es relativamente abundante, aunque escasea en la zo-
na mediterránea. En el Pagasarri es bastante abundante en los
barrancos y zonas bajas del macizo.
Tradicionalmente se han fabricado buenos mangos de
hachas, azadas, raquetas de tenis y de cualquier herramienta
que requiera un mango flexible y resistente. Por soportar bien
las talas se ha desmochado de forma periódica utilizando sus
hojas frescas como forraje para el ganado, sobre todo durante
el verano cuando la hierba escasea.
En Euskalherria sus ramas se colgaban en la puerta del
caserío como símbolo protector de espíritus malignos el día
de San Juan (solsticio de verano). Su nombre en euskera, lizar
ha generado numerosos topónimos que podemos observar en
nombres de pueblos, aldeas, lugares y apellidos vascos: Lizart-
za, Lizarralde, Lizarraga, Lizardi, Lejardi, etc.

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Kuku-praka Dedalera
Digitalis purpurea L. subsp. purpurea

Planta herbácea, bienal, perteneciente a la familia Scrophu-


lariaceae. El primer año, desarrolla una roseta de grandes hojas
basales, de las cuales al siguiente año surge un tallo erecto,
provisto de hojas mucho más pequeñas y sésiles (sin pecíolo),
que puede sobrepasar el metro y medio de altura. Tanto las
hojas como el tallo, están cubiertas de una fina pilosidad que
le da un aspecto aterciopelado muy suave al tacto.
Las flores son tubulares, con la corola de un color rosa
intenso y el interior decorado por manchas blancas que rodean
a otras marrón-rojizas. Están situadas al mismo lado del tallo
en el ápice del mismo, formando racimos colgantes.
Vive en márgenes de carretera, taludes, claros de bosque,
brezales y roquedos, normalmente sobre terrenos ácidos y más
o menos ricos en materia orgánica. Aunque prefiere las zonas
cálidas, rehuye de la luz directa pero tolera bien la sombra.
Distribuida por el hemisferio norte, es abundante en to-
do el norte de la Península Ibérica. Es escasa en la zona de
Pagasarri.
Por su belleza en algunos países se ha cultivado como
especie ornamental. Extremadamente venenosa, entre sus
principios activos, el más importante es la digitalina, y debi-
do a su efecto tónico sobre el corazón, en medicina popular
se ha utilizado para curar diversas dolencias y enfermedades
cardiovasculares.

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Globularia nudicaulis L.
Pequeña planta de la familia Globulariaceae que alcan-
za un desarrollo entre 10 y 30 cm. de altura. Se caracteriza
por tener numerosas hojas basales en forma lanceolada, que
progresivamente se estrechan en el pecíolo, con un marcado
nervio central. Presenta un pedúnculo floral cilíndrico, despro-
visto de hojas (su nombre específico nudicaulis significa de
tallo desnudo), al final del cual se hallan las flores de color lila
más o menos intenso, formando vistosas cabezuelas globosas
(de ahí el nombre genérico), que pueden llegar a medir hasta
3 cm. de diámetro.
Planta generosa en flores que aparecen entre abril y ju-
nio.
Vive en las fisuras y repisas de roquedos calizos, llegando
en algunos casos a instalarse en pastos pedregosos.
Se distribuye por el centro y sur de Europa, quedándose
relegada a las montañas del norte de la Península Ibérica. En
la Comunidad Autónoma del País Vasco es una planta escasa,
aunque se extiende por casi todo el territorio. En el Pagasarri
la podemos ver en el roquedo de la campa, así como en las
peñas de Uzkorta y Antzola.

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Muki-belarra Grasilla,Tiraña
Pinguicula grandiflora Lam subsp. grandiflora

Planta de la familia Lentibulariaceae sin tallos. Presenta


de una 1 a 5 flores azul-violeta al final de un escapo de hasta
25 cm. de largo. Éstas tienen una roseta basal con 5 a 9 hojas,
anchas y sin pecíolo, de color verde claro. Es una planta insec-
tívora (con frecuencia se observan pequeños insectos pegados
a sus hojas). Dado que sus raíces están poco desarrolladas,
obtiene sus nutrientes de los insectos quienes, atraídos por el
olor de la sustancia grasienta que segregan sus hojas, quedan
pegados a ellas y son digeridos por los jugos digestivos que
posteriormente emiten. Las hojas tienden a curvarse hacia
adentro para facilitar la digestión.
Florece de marzo a junio. Vive en ambientes donde rezu-
ma agua permanentemente.
Es de distribución atlántica, y en el País Vasco es una es-
pecie escasa, aunque ampliamente distribuida.
Sus hojas se usaban antiguamente contra la tos convulsiva
y para sanar heridas.
La grasilla pálida (Pinguicula lusitanica) también está
presente en el monte Pagasarri. Esta especie está incluida en
el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas, con la categoría
de Interés Especial. Es mucho más difícil de observar que la
tiraña. Tiene preferencia por las turberas y manantiales de ori-
gen silíceo. Sus hojas, entre 5 y 10, son más pequeñas, miden
de 1 a 3 cm., y son de color gris-violáceo. Las flores también
de menor tamaño, hasta de 1 cm. son de color lila pálido o
incluso casi blancas.

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Ezkila-lorea Campanilla
Campanula glomerata L.

Herbácea perenne perteneciente a la familia Campanu-


laceae, provista de un rizoma subterráneo del que surge un
tallo de entre 10 y 50 cm. de altura, poco o nada ramificado,
anguloso, por lo general rojizo y cubierto de pelos. Sus hojas
basales son ovales y pecioladas mientras que las del tallo, a
medida que ascienden, son más lanceoladas y con pecíolo
más corto llegando a ser completamente sésiles (sin pecíolo).
Posee grandes y bellas flores de color violeta agrupadas en
glomérulo, de ahí su nombre científico.
Florece entre junio y agosto y gusta de herbazales, claros
de bosque, pastos y ribazos.
De distribución europea se hace más escasa hacia el sur
y sobre todo en la vertiente mediterránea. En el País Vasco
es bastante común exceptuando el valle del Ebro. No es muy
frecuente en el Pagasarri, pero podremos contemplarla fácil-
mente, colgada en un talud, cerca del primer lavadero de la
pista principal.
Existen otras campanulas pero ninguna de ellas posee
sus flores en grupos terminales, en la mayoría de ellas están
dispuestas en espigas.
Es una especie que puede nacer, o bien de sus semillas,
es auto-fértil, o también puede expandirse gracias a sus rizo-
mas, por lo que en ocasiones se encuentra formando vistosos
grupos.

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Intsusa beltza Saúco común
Sambucus nigra L.

Arbolito o arbusto caducifolio de la familia de las caprifo-


liáceas. Puede llegar a medir hasta 10 metros de altura. Presenta
una característica corteza pardo-grisácea, agrietada. Sus hojas
son compuestas y poseen entre 5 y 7 foliolos con forma de
punta de lanza. Las flores son de color blanco y se agrupan
en grandes grupos, siendo así muy llamativas. El fruto es una
pequeña baya negra.
Florece entre los meses de mayo y julio, madurando sus
frutos de agosto a septiembre.
El saúco crece en suelos frescos, húmedos y algo nitrifica-
dos de setos, bosques y otros matorrales, desde prácticamente
el nivel del mar hasta los 1.400 metros de altitud.
No es una planta muy común pero se distribuye por toda
la Comunidad Autónoma del País Vasco. Distribuida de forma
regular por las zonas bajas del Pagasarri, es frecuente en setos,
márgenes y claros de bosque.
Con las flores se preparan cremas para las enfermedades
de la piel como el eccema y con sus frutos mermeladas, sopas
y licores. Tanto su corteza como sus flores y sus frutos son
llamativos y de ahí que haya sido una especie también muy
utilizada en jardinería.

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Ariketa Eupatorio
Eupatorium cannabinum L. subsp. cannabinum

Planta herbácea, robusta, perteneciente a la familia de las


compuestas o Asteraceae. Su tallo es recto y alto, llegando a
medir hasta dos metros. Las hojas son opuestas, divididas en
varios lóbulos, y se asemejan mucho a las del cannabis o cá-
ñamo, de ahí su nombre específico cannabinum. Las flores
son pequeñas, tubulares, pero se agrupan formando atractivas
inflorescencias que pueden ser blancas o rosas.
Florece muy tarde, cuando el verano ya está en su apogeo,
entre los meses de julio y septiembre.
Busca para vivir ambientes con suelos húmedos y más o
menos sombreados, condiciones ecológicas que encuentra en
las márgenes de cursos de agua, acequias y en el interior de
bosques frescos.
Se distribuye por casi toda Europa. En la Península Ibérica
es abundante en la parte septentrional, enrareciéndose hacia
el Sur. Es común en los valles atlánticos de Euskalherria. En el
Pagasarri, se puede ver cerca de las fuentes y rezumaderos y
en muchos taludes húmedos.
Su raíz fusiforme, amarga y picante se ha utilizado en
medicina popular como purgante. Aunque dada su toxicidad
debe utilizarse con mucha precaución.

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Urrezko Makila Vara de oro
Solidago virgaurea L.

Herbácea de la familia Asterareae (compuestas) con tallo


de sección cilíndrica sin vellosidad, erguido de hasta 1 metro
de altura. Las hojas son alternas y ovaladas. Sus flores tienen
las lígulas amarillas y están agrupadas en racimos o panículas
terminales. Es muy variable, describiéndose dos subespecies.
Una de ellas es pequeña con inflorescencia poco ramificada,
hojas estrechas y nerviación teñida de púrpura (subespecie
minuta). La otra, de mayor tamaño, de 20 a 80 cm., es la sub-
especie macrorhiza.
Florece de julio a agosto en orlas forestales, setos, repisas
de roquedos, ribazos y otros lugares herbosos, aunque prefiere
los terrenos poco calcáreos.
Es de distribución Europea y en la Comunidad Autónoma
del País Vasco se puede considerar planta común. En el Paga-
sarri no es rara en taludes de la pista de Artabe.
En medicina popular tiene y ha tenido muchas aplicacio-
nes terapéuticas. Ya los árabes la cultivaban en tiempos remo-
tos. Contiene, entre otras substancias, saponinas, que tienen un
efecto diurético, utilizándose en afecciones del aparato urinario
como cistitis, nefritis, cálculos renales, etc. También es planta
alergógena a tener en cuenta en la época en que los pólenes
no son abundantes. Se utiliza también en homeoterapia.

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Eztul-belarra Fárfara, Pie de caballo
Tussilago farfara L.

Planta perenne de la familia Compositae (compuestas).


Tiene rizomas reptantes de los que surgen las hojas en forma
de rosetas que se desarrollan tras la floración y persisten mucho
tiempo en el suelo. Las flores son de color amarillo, y miden
entre 1,5 y 3,5 cm. de diámetro. Se desarrollan en el extremo
de tallos escamosos.
Se localiza sobre suelos arcillosos algo encharcados y
florece tempranamente, al final del invierno y principio de la
primavera.
Es una especie de distribución europea que medra en
taludes, cunetas, cultivos y también en graveras móviles. En el
monte Pagasarri se puede ver sin salirse de las pistas principa-
les de ascensión al refugio. Fuera del periodo de floración, le
delatan sus grandes hojas.
Su nombre en euskera, eztul, alude a que se ha utilizado
desde muy antiguo como calmante de la tos en afecciones
de las vías respiratorias. También sus hojas han sido fumadas
como tabaco. En algunos lugares de Francia se consumen en
crudo los pedúnculos florales tiernos sin embargo contiene un
alcaloide tóxico para el hígado. Según parece, el nombre de
‘pie de caballo’ viene de que sus flores, al salir sin hojas direc-
tamente de la tierra y mantenerse no muy abiertas y un poco
ladeadas, se asemejan a la pata de un caballo con su pezuña.

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Senecio helenitis subsp. macrochaetus (Willk) Brunerye
Especie de la familia Asteraceae (compuestas). Es una her-
bácea perenne que puede medir desde 30 cm. hasta los 70 cm.
de altura. Las hojas de la base son alargadas, de hasta 20 cm.
de longitud y 4 cm. de anchura. Posee bellas flores con lígulas
amarillas agrupadas en inflorescencias de 3 a 12 elementos. Los
tallos tienen pilosidad blanco-lanosa, que también presentan
algunas hojas en su envés.
Es de floración primaveral y estival, encontrándose en su
plenitud hacia el mes de abril.
Crece en herbazales húmedos, generalmente en ambientes
despejados, aunque puede soportar la sombra.
Su distribución es Atlántica, encontrándose por el oeste de
los Pirineos y la franja cantábrica de la Península Ibérica. En el
País Vasco es escasa, y en el monte Pagasarri se le puede ver
formando grandes y llamativas poblaciones en la pista principal
de ascensión al refugio, entre otros lugares.
Aunque muchas plantas de este género se usen en dis-
tintas partes del mundo en medicina popular para diversas
afecciones, contienen alcaloides potencialmente hepato-tóxicos
y cancerígenos. No se recomienda su uso medicinal más que
de forma tópica.

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Suge-belarra Aro
Arum italicum Miller

Planta herbácea perteneciente a la familia Araceae, pro-


vista de un grueso rizoma horizontal, hojas sagitadas, grandes
y con los nervios muy marcados. Inflorescencia provista de un
pedúnculo que puede alcanzar los 30 cm. Aunque a simple vis-
ta nos parece una flor sencilla, no lo es. Su ‘espádice’, rodeado
por una especie de hoja blanquecina verdosa, está formado
por una parte estéril visible, debajo de la cual se sitúa la parte
masculina y por debajo de ella las flores femeninas estériles y
por fin las flores femeninas fértiles.
El olor de la flor (desagradable para las personas) atrae
a los insectos que caen por debajo del estrechamiento de la
espata, y al luchar por salir se impregnan de polen, yendo con
él a fecundar a otra flor, aunque muchos perecen en el interior,
quedando depositados en el fondo, no alimentándose la planta
de ellos, siendo por esto calificada como “planta trampa”, como
ocurre con algunas plantas insectívoras.
Los frutos forman una espiga de bayas rojas de uno o dos
palmos de altura que tradicionalmente se ha llamado “comida
de culebras” para que los niños no las comieran puesto que
son venenosas aunque realmente no forman parte de la dieta
de ningún tipo de ofidio.
Su distribución es europea. En el Pagasarri abunda en
bosques y setos sombreados.

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Anbulo zuria Gamón
Asphodelus albus Millar subsp. albus

De la familia de las liliáceas, como el tulipán o la azucena,


mide de 50 a 150 cm. de altura con flores blancas estrelladas
en densa espiga terminal. Sus hojas basales son numerosas,
verde glaucas, carinadas y junciformes. El tallo es recio, recto
y afilo (sin hojas). Los frutos son globosos de color marrón al
madurar.
Se diferencia de otros gamones por poseer brácteas ne-
gruzcas o de color marrón oscuro con inflorescencia simple
o poco ramificada. Su raíz está formada por un ramillete de
tubérculos (tuberosa).
Florece de marzo a junio en pastos, matorrales frecuente-
mente incendiados o talados y claros de bosque, pudiéndose
encontrar desde las zonas alpinas hasta el nivel del mar.
Las repetidas quemas contribuyen a aumentar sus po-
blaciones, ya que sus rizomas no sufren por ello. De hecho,
Asphodelus en griego significaría: “aquello que en el valle no
se ha reducido a cenizas”.
Es orófita europea, propia del sur y suroeste.
Ha sido utilizada en algunos lugares en medicina popular
para el tratamiento de eccemas y hemorroides, y en la antigua
Grecia donde, se le asociaba con la muerte era frecuente en
ceremonias y ritos fúnebres.
También se ha usado como comestible, después de darle
un tratamiento, sobre todo en épocas de hambre por su riqueza
en fécula.

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Junquillo negro
Schoenus nigricans L.

Aunque se conoce con la denominación de junquillo no


es de la familia de los juncos si no de las Cyperaceae. Sin em-
bargo, vive en los mismos ambientes, y la macolla de tallos
que forma, le da ese aspecto que conocemos en los juncos.
Las hojas son muy alargadas y delgadas, con sección triangular.
Los tallos se desarrollan erectos, llegando a alcanzar hasta 60
cm. de altura. Al final del tallo tiene 2 brácteas puntiagudas,
una de ellas mucho más larga y notoria, y justo encima le brota
la inflorescencia, de color marrón oscuro a negro (de ahí su
nombre específico y vulgar).
Florece durante la primavera y el verano en manantiales,
trampales, depresiones inundables, y en general todo tipo de
herbazales y terrenos despejados, siempre que los suelos estén
encharcados, sobre todo en terrenos calcáreos, pero también
sobre los silíceos.
Es una planta ampliamente distribuida por Europa, Amé-
rica, Asia y Australia, que en la Península Ibérica aparece de
forma dispersa. En el Pagasarri se puede encontrar por la pista
de Artabe, en rezumaderos, siendo difícil de distinguirlo si no
ha echado la densa espiga oscura que le caracteriza.
El nombre genérico schoenus, es una palabra latinizada
del vocablo griego schoinus, que viene a significar cuerda,
junco, y también una medida de longitud que copiaron de los
antiguos egipcios.

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Diente de perro
Erythronium dens-canis L.

Esta bella planta, bulbosa y perenne, pertenece a la fami-


lia de las liliáceas. Mide de 10 a 30 cm. de alto. Las hojas se
disponen de forma opuesta en la base de la planta, son dos, y
son fácilmente distinguibles por su forma elíptica y las típicas
manchas pardo-rojizas que se distribuyen por todo el limbo. No
son muy grandes, hasta 9 cm. de largas y poco más de 3 cm.
de anchura. Las flores son grandes, hasta 3 cm. de longitud, y
solitarias. Son de color rosa vivo o púrpura, están inclinadas
hacia abajo, y tienen 6 tépalos recurvados hacia atrás. Sobre-
salen así sus seis largos estambres, con anteras de bellos tonos
azulados. Los frutos son cápsulas ovoides y con tres ángulos
muy marcados (trígonos). Al parecer su nombre, tanto espe-
cífico como vulgar, se debe a la similitud de su blanco bulbo
con un diente de perro.
Su floración es muy temprana, a finales del invierno y
principios de primavera, entre los meses de febrero y mayo,
antes de que los árboles caducifolios comiencen a brotar.
Vive tanto en hayedos, robledales y marojales, como en
sus comunidades de sustitución, siempre sobre suelos ácidos
o acidificados.
Se distribuye esencialmente por el sur y centro de Europa,
limitándose en la Península Ibérica principalmente a las mon-
tañas norteñas. Por la precocidad de su floración, cuando no
es tiempo aún de ver flores en el Pagasarri, nos sorprende con
su belleza entre la hojarasca, encontrándose entre otros lugares
junto a la pista de Artabe.

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Zitori horia Azucena de los Pirineos
Lilium pyrenaicum Gouan

Planta perenne perteneciente a la familia de las liliáceas,


provista de un bulbo escamoso del que surge un tallo que
puede alcanzar los 100 cm. de altura. Tiene numerosas hojas,
linear-lanceoladas, de color verde brillante, y están distribuidas
en espiral a lo largo del tallo. Las flores son grandes y colgan-
tes, generalmente de color amarillo vivo punteadas de negro
con los pétalos vueltos hacia atrás.
Florece entre mayo y agosto. Medra en herbazales frescos
y claros de bosque caducifolio.
Es una planta endémica de la cordillera Cantábrica y
Pirineos, cuya distribución ocupa una estrecha franja que se
extiende por todo el norte peninsular penetrando en el sur de
Francia. En el Pagasarri al igual que en el resto de Bizkaia, es
una especie muy escasa y vulnerable.
Ha sido muy utilizada en la heráldica de la nobleza fran-
cesa, así como en el movimiento Scout. Antiguamente era
dibujada en una esquina de los mapas a modo de brújula
señalando el norte.
Debido a la belleza de sus flores, en diversos países de
Europa es cultivada para su uso en jardinería.

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Escila del Pirineo
Scilla lilio-hiacynthus L.

Esta planta herbácea pertenece a la familia de las liliáceas.


Alcanza una altura de 15 a 45 cm. Dispone de numerosas
hojas largas, brillantes y lampiñas de hasta 4 cm. de anchura
que forman una roseta basal. Del centro surge más tarde un
escapo, en cuyo extremo se asienta una bella inflorescencia
cónica formada por 6 a 20 flores. Éstas tienen forma estrellada,
llegando a alcanzar hasta 2 cm. de diámetro. Tanto los pétalos
como las anteras son de un bello tono azul. Los pedúnculos
florales son de longitud irregular con una única bráctea tan
larga como ellos.
Florece de marzo a junio, y una vez que haya dado sus
frutos, toda la planta se seca hasta la temporada siguiente en
que volverá a reverdecer gracias a su bulbo perenne.
Constituye nutridas poblaciones a la sombra de hayedos y
alisedas, en suelos de origen calcáreo, profundos y húmedos,
medrando también en grietas de lapiaz.
Especie endémica del centro y sur de Francia y del nor-
te de España. Su distribución peninsular se limita a la franja
pirenaico-cantábrica. En el País Vasco es una planta escasa.
Su nombre específico lilio-hiacynthus está basado en el
parecido de sus bulbos con algunos lirios, y el de sus hojas
con los jacintos, por lo que se le conoce también como ‘jacinto
de los Pirineos’.

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Escila de primavera
Scilla verna Hudson

Planta bulbosa de la familia Liliaceae, de tamaño variable


pudiendo llegar hasta 40 cm. de altura. Sus hojas son largas y
estrechas y de un color verde intenso. Las flores se agrupan
en una pequeña cabeza terminal (con hasta 12 flores) sobre el
tallo florífero y suelen ser de color azul o violeta.
Florece muy pronto, entre los meses de febrero a junio. De
hecho su nombre específico verna alude a la primavera.
Vive en pastizales, herbazales, claros de bosque y repisas
herbosas, en ambientes húmedos y frescos, desde el nivel del
mar hasta los 2.200 metros de altitud.
Es de distribución Atlántica, extendiéndose por el oeste de
Europa. Se trata de una planta relativamente común en buena
parte de las zonas septentrionales de nuestro territorio. Aparece
de manera abundante en zonas altas del monte Pagasarri y del
monte Arnotegi.
Su nombre genérico, proveniente del griego skilla, latini-
zado scilla que significa cebolla, nos informa que es bulbosa.
Su bulbo contiene tónicos cardíacos y ha sido utilizado en
medicina popular como diurético y regulador de la presión
arterial, a pesar de su peligrosidad. También es una planta que
se ha utilizado mucho en jardinería.

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Allium ericetorum Thore
Pertenece a la familia Liliaceae. Al igual que el resto de
ajos es una especie bulbosa. Sus hojas son largas y estrechas.
Alcanza una altura de entre 10 a 40 cm. Su tallo acaba rema-
tado por una cabezuela de flores blanquecinas, de las que
sobresalen los estambres provistos de unas anteras rosadas.
Debajo de la inflorescencia aparecen dos hojas trasparentes o
brácteas. Son restos de una membrana característica (espata)
común en este género, que envuelve la inflorescencia en el
primer estadio de su desarrollo, cuando la planta crece la rasga
dejando las flores a la vista.
Florece principalmente desde finales del verano hasta bien
entrado el otoño, época en la que la mayoría de las especies
han completado su ciclo y tienen las flores secas, por ello co-
bra un protagonismo especial a pesar de la modestia de sus
flores.
Vive en brezales, taludes y resaltes rocosos con sustrato
margoso-calizo. Le gustan las exposiciones soleadas y los te-
rrenos con cierta humedad temporal. Su nombre especifico
ericetorum, proviene de erica (brezo) y hace referencia a los
brezales que es uno de los hábitats en donde vive.
Especie atlántica que en la Península Ibérica se encuentra
distribuida por su zona más septentrional. En el Pagasarri es
bastante escasa apareciendo en algunos taludes de pistas (Ar-
tabe) y sobre algunos afloramientos de consistencia margosa.

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Erratza Rusco, Brusco
Ruscus aculeatus L.

Especie perenne (siempre verde) de la familia Liliaceae.


Posee un tallo de hasta un metro de altura con ramas trasforma-
das en hojas (cladodios) de hasta 4 cm. de longitud. Las flores
son poco llamativas, con 4 ó 5 piezas de tonos verdes y violá-
ceos. Sin embargo, sus frutos son muy atractivos, de un llama-
tivo color rojo y un tamaño de unos 10 a 15 mm. de diámetro.
Hay ejemplares machos y hembras pero en diferentes plantas,
y necesitan la ayuda de insectos para su polinización.
El rusco crece en una amplia gama de matorrales y bos-
ques, generalmente asociado a sitios con algo de sombra y
humedad.
Está ampliamente extendida por toda Europa incluida la
casi totalidad de la Península Ibérica. No es planta rara en el
País Vasco. En el Pagasarri es escasa y sólo aparece en algunos
roquedos calizos.
En algunos lugares se consumen los brotes jóvenes (tu-
riones) como espárragos, y sus semillas como sucedáneas del
café. Se utiliza en Medicina para estimular la circulación venosa
(varices) y para las hemorroides (almorranas). En homeopatía
se ha usado para el ataque de gota. Su nombre eusquérico
erratza significa escoba, ya que fue utilizada para su fabrica-
ción.

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Baso-azafraia Azafrán silvestre
Crocus nudiflorus Sm.

Bulbosa de la familia Iridaceae entre 10 y 30 cm. de al-


tura, con flores solitarias sobre un tubo floral muy largo que
se desarrollan esencialmente durante el otoño tras haberse
marchitado las hojas. Éstas aparecen a finales de invierno o
primavera, y son largas, lineares de unos 3 mm. de anchura y
con una raya blanca central que las hace inconfundibles cuan-
do no tienen flores.
La flor es muy bonita y llamativa de color púrpura o lila
intenso, con estambres amarillos y estigma de un vivo color
anaranjado.
Es una planta estolonífera, es decir, de su bulbo surgen
brotes subterráneos que dan origen a nuevas plantas.
Gusta de bosques caducifolios como hayedos, robledales
y quejigales y sus comunidades de sustitución, (matorrales y
pastos).
Es de distribución atlántica y en el Pagasarri es localmente
abundante bajo algunos robledales, en las inmediaciones de
San Roque. Con la llegada del otoño, las praderas cercanas a
su cumbre se cubren con un esplendoroso manto de azafranes
silvestres.
Es tóxica como su congénere el azafrán (Crocus sativus)
usado como condimento.

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Lirio de las calabacillas, Pimpirigallo
Romulea bulbocodium (L.) Sebastián & Mauri

Pequeña planta bulbosa de la familia de las iridáceas. Sus


hojas son largas y muy estrechas, llegando a medir entre 10
y 20 centímetros de longitud, sobrepasando el tamaño de las
propias flores. Éstas suelen salir en número de una a cuatro.
Tienen seis largas piezas florales, de hasta tres centímetros,
que se unen para formar un tubo. Son de color violeta, y muy
a menudo presentan algunos tonos amarillentos en su parte
interior.
Crece en prados y matorrales muy expuestos, en crestas
y en terrenos pedregosos, generalmente con poco suelo, pre-
ferentemente calizos.
Florece muy pronto, al principio de la primavera o inclu-
so durante el mismo invierno, entre los meses de febrero a
mayo.
Este pequeño lirio de las calabacillas se distribuye por las
regiones mediterránea y atlántica. Es una planta escasa en la
Comunidad Autónoma del País Vasco, estando presente sola-
mente en su zona occidental.
En el Pagasarri aparece casi siempre en zonas de pasto de
diente, o sea con hierba muy corta debido al sobrepastoreo.

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Arkasatsa, Endalarra Zarzaparrilla
Smilax aspera L.

Esta planta está incluida actualmente en la familia Smilaca-


ceae. La zarzaparrilla es un arbusto trepador dioico. Sus hojas
son espinosas, perennes, alternas y con forma acorazonada.
Las flores son diminutas, de color amarillo-verdoso, y muy aro-
máticas. Las masculinas tienen seis estambres y las femeninas
con un ovario y tres estigmas. Los frutos maduros son bayas,
del tamaño de un guisante, de color rojo o negro, agrupadas
en pequeños racimos.
Tiene un amplio periodo de floración, que abarca desde
agosto hasta diciembre, pudiéndose ver en esa época también
ejemplares con frutos.
Es abundante en encinares y sus matorrales de sustitución,
donde forma un entramado espinoso que les hace impenetra-
bles.
Es una planta de distribución mediterránea, abarcando
buena parte del sur de Europa, el oeste de Asia y el norte de
África. Es relativamente común en el País Vasco.
El nombre de género Smilax viene del griego, y significa
“hiedra espinosa”. Sus tallos tiernos (turiones), se consumen
como espárragos. En la antigüedad, lo mismo que la hiedra,
estaba consagrada al dios Baco. La auténtica zarzaparrilla (Smi-
lax officinalis subsp. utilis), utilizada en medicina y procedente
de América es más rica en principios activos.

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Apomahatsa Nueza negra
Tamus communis L.

Es una liana trepadora y perenne que puede alcanzar hasta


5 metros de longitud. Sus hojas son acorazonadas, de color
verde brillante oscuro, y tienen un largo pedúnculo. Tienen
un gran tubérculo subterráneo que puede llegar a pesar hasta
10 Kg. Las flores masculinas se agrupan en inflorescencias nu-
merosas y alargadas y las femeninas escasas y en cortas inflo-
rescencias. Los frutos, rojos al madurar, son muy llamativos y,
cuando se marchitan las hojas, quedan colgantes como adornos
navideños durante mucho tiempo.
Florece entre abril y julio y se encuentra con facilidad
en orlas y claros de bosque más o menos húmedos, setos y
matorrales, por casi todo el territorio salvo en la zona más
meridional.
Es de distribución Mediterráneo-Atlántica, siendo el único
representante de la familia Dioscoreaceae en la zona templada
del hemisferio norte.
En homeopatía se ha utilizado contra el reuma y la ciáti-
ca. El bulbo y los frutos son muy tóxicos conteniendo varios
alcaloides por lo que se encuentra en la lista de plantas cuya
venta al público queda prohibida o restringida por razón de
su toxicidad. Sin embargo, los brotes tiernos (turiones), se
consumen como espárragos.

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Dactylorhiza elata (Poiret) Soó
Entre las orquídeas presentes en la zona, es quizás la de
mayor tamaño pudiendo alcanzar hasta un metro de altura,
de ahí su nombre específico elata, que significa alto, elevado.
Las hojas basales son largas y estrechas y a diferencia de otras
especies del género no tienen manchas, y las superiores son
bastante más pequeñas. Las raíces están divididas dando aspec-
to de dedos, de ahí su nombre científico del griego daktylos
que significa dedo y rhiza que significa raíz.
Las inflorescencias forman una larga espiga, que puede
sobrepasar los 20 cm. de larga con numerosas flores de color
púrpura entre las que sobresalen una especie de pequeñas
hojas estrechas (brácteas) muy visibles sobre todo en su parte
más baja.
Vive en brezales y prados encharcados con alto grado de
humedad, así como en turberas y trampales sobre sustratos
preferentemente silíceos.
Florece entre abril y julio en exposiciones más bien solea-
das. Se puede llegar a cruzar con otra orquídea (Anacamptis
pyramidalis), formando un híbrido.
De distribución mediterránea occidental, en el País Vasco
es más abundante en la parte meridional, siendo una especie
bastante rara en Bizkaia.

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Orquídea piramidal
Anacamptis pyramidalis (L.) Rich

Al igual que la mayoría de las orquídeas de nuestra zona,


es una especie vivaz provista de dos tubérculos subterráneos,
de los que surge un tallo recto que puede sobrepasar los 30
cm. de altura.
De floración esencialmente primaveral, es muy fácil de
distinguir por sus flores de color entre rosa y púrpura, agru-
padas en una inflorescencia piramidal en el extremo del tallo
(de ahí su nombre especifico) y con un labelo dividido en tres
segmentos casi iguales.
Al igual que otras orquídeas necesita a los insectos para
su polinización, para lo cual algunos de sus órganos florales
(labelo), a partir de un complejo proceso evolutivo, consiguen
imitar sus formas y aromas (en este caso de las mariposas y
polillas) atrayéndoles de este modo y asegurándose su repro-
ducción.
Crece en claros de bosque, taludes y pastizales secos y
soleados, sobre suelos arcillosos, margosos, calizos y poco pro-
fundos, buscando en la mayoría de los casos zonas luminosas
con buena exposición solar.
Se distribuye por el centro, sur y oeste de Europa, man-
teniendo una presencia notoria en la Península Ibérica. En el
Pagasarri, es una de las orquídeas más fáciles de ver llegando
a formar en algunos lugares poblaciones densas y muy llama-
tivas.

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Índice de especies

Acebo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
Acer campestre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Adelfilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Aguileña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Aihenzuria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Ainar kantauriarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Aleluya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Aliaga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Aliso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Alnus glutinosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Allium ericetorum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
Anacamptis pyramidalis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
Anbulo zuria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Androsemo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Anémone de los bosques . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
Anemone nemorosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
Apomahatsa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
Aquilegia vulgaris . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Arce . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Ariketa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Arkasatsa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
Aro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
Arum italicum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156

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Asphodelus albus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Astigar arrunta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Asun borta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Asun horia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Azafrán silvestre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
Azucena de los Pirineos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Basaerramua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
Baso-anemona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
Baso-azafraia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
Basoetako mingotsa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Betónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
Bioleta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Biri-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
Bonetero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
Borbonesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
Brezo común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Brezo vizcaíno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Brusco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
Campanilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Campanula glomerata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Cardamine raphanifolia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Castanea sativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Castaño común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Cistus salviifolius . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Clavel de pastor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Clemátide . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Clematis vitalba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Consuelda menor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
Cornejo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Cornus sanguinea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Crataegus monogyna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Crocus nudiflorus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
Cytisus commutatus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
Daboecia cantabrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Dactylorhiza elata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
Daphne laureola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108

188
Dedalera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Dianthus hyssopifolius . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Diente de perro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
Digitalis purpurea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Echium vulgare . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
Eléboro verde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Elorri beltza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Elorri zuria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Endalarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
Endrino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Erica vagans . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Erratza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
Erythronium dens-canis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
Escila de primavera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Escila del Pirineo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
Espino albar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Estrepa txikia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Eztul-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
Euonymus europaeus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
Eupatorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Eupatorium cannabinum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Ezkila-lorea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Fagus sylvatica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Fárfara . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
Flor de San José . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Fraxinus excelsior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Fresno común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Gamón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Garatxo-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Genista hispanica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Geranio sanguíneo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
Geranium sanguineum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
Gaztainondoa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Gibel-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
Globularia nudicaulis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
Gorostia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116

189
Grasilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Haltza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Harrautsia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Haya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Helleborus viridis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Hepática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
Hepatica nobilis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
Hierba de los pordioseros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Hypericum androsaemum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Ilex aquifolium . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
Intsusa beltza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
Isatsa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
Jaguarzo morisco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Jarilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Junquillo negro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
Kuku-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Kuku-praka . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Lamium galeobdolon . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Lamium maculatum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Laureola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Lilium pyrenaicum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Linum viscosum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Lirio de lãs calabacillas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Lizar arrunta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Lysimachia nemorum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Muki-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Murajes amarillos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Nueza negra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
Ombligo de Venus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Orkatx arrunta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Orquídea piramidal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
Ortiga muerta amarilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Ortiga fétida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Otabera arrunta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Otondo-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
Otsababa emea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

190
Oxalis acetosella . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Pagoa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Pie de caballo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
Pimpirigallo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Pinguicula grandiflora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Primavera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Primula elatior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Prunus spinosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Pulmonaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
Pulmonaria longifolia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
Redondilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Retama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
Romulea bulbocodium . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Rusco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
Ruscus aculeatus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
Sahats iluna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Salguero negro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Salix atrocinerea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Sambucus nigra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
San Jose lorea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Saúco común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
Saxifraga hirsuta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Schoenus nigricans . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
Scilla lilio-hyacianthus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
Scilla verna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Sedum sediforme . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Senecio helenitis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
Silene dioica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
Smilax aspera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
Solidago virgaurea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
Stachys officinalis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
Suge-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
Sugegorri-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
Symphytum tuberosum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
Tamus communis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
Teilatu-belarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96

191
Tiraña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Trumoi-bedarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Tussilago farfara . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
Txantxapota . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Txilar burusoila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Udaberri-lorea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Umbilicus rupestris . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Uña de gato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Urrezko makila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
Vara de oro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
Viborera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
Viola riviniana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Violeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Zarzaparrilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
Zitori horia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Zolda-belar txikia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
Zuhandorra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110

Nota explicativa del gráfico


En la primera fila del gráfico se identifica el hábitat; de
izquierda a derecha se reproducen los siguientes iconos: bos-
que, matorral, pasto, roquedo, riberas, humedales y rural. En
la segunda fila del gráfico figuran, en números romanos, los 12
meses del año. En cada gráfico reproducido, entre las páginas
56 y 184 del libro, se especifican en amarillo tanto la época de
floración como los distintos aspectos del hábitat de cada planta.

192
Índice

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Geografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Huella humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Vegetación del Pagasarri . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Robledales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Encinar cantábrico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Aliseda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Bosque mixto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Roquedos calizos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Pastos petranos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
Abedulares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Brezal-argomal-helechal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Herbazales y pastizales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Zonas húmedas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
Comunidades Ruderales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Plantaciones forestales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Especies invasoras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Especies amenazadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Flora del Pagasarri . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54/55
Eléboro verde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Anémone de los bosques . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
Hierba de los pordioseros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Hepática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62

193
Aguileña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Castaño común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Haya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Aliso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Borbonesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
Clavel de Pastor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Androsemo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Jarilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Violeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Salguero negro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Cardamine raphanifolia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Brezo común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Brezo vizcaíno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Primavera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Murajes amarillos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Ombligo de Venus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Uña de gato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Redondilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Espino albar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Endrino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Retama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
Aliaga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Adelfilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Cornejo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Bonetero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
Arce menor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Acebo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
Linum viscosum L. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Aleluya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Geranio sanguíneo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
Viborera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
Pulmonaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
Consuelda menor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
Ortiga fétida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Ortiga muerta amarilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Betónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134

194
Fresno común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Dedalera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Globularia nudicaulis L . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
Grasilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Campanilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Saúco común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
Eupatorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Vara de oro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
Fárfara . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
Senecio helenitis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
Aro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
Gamón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Junquillo negro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
Diente de perro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
Azucena de los Pirineos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Escila del Pirineo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
Escila de primavera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Allium ericetorum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
Rusco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
Azafrán silvestre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
Lirio de las calabacillas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Zarzaparrilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
Nueza negra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
Dactylorhiza elata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
Orquídea piramidal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
Índice de especies . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Nota explicativa del gráfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192

195

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