Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Suma de Teología
Primera Parte
Cuestión 2:
Sobre la existencia de Dios
Contenidos:
- Artículo 1: Si la existencia de Dios es evidente
- Artículo 2: Si la existencia de Dios es demostrable
- Artículo 3: Las 5 vías o pruebas de la existencia de Dios
CUESTIÓN 2
Sobre la existencia de Dios
Así, pues, como quiera que el objetivo principal de esta doctrina sagrada
es llevar al conocimiento de Dios, y no sólo como ser, sino también como
principio y fin de las cosas, especialmente de las criaturas racionales según
ha quedado demostrado (q.1 a.7), en nuestro intento de exponer dicha doc-
trina trataremos lo siguiente: primero, de Dios; segundo, de la marcha del
hombre hacia Dios; tercero, de Cristo, el cual, como hombre, es el camino
en nuestra marcha hacia Dios.
La reflexión sobre Dios abarcará tres partes. En la primera trataremos lo
que es propio de la esencia divina; en la segunda, lo que pertenece a la dis-
tinción de personas; en la tercera, lo que se refiere a las criaturas en cuanto
que proceden de El.
Con respecto a la esencia divina, sin duda habrá que tratar lo siguiente:
primero, la existencia de Dios; segundo, cómo es, o mejor, cómo no es; ter-
cero, de su obrar, o sea, su ciencia, su voluntad, su poder.
Lo primero plantea y exige respuesta a tres problemas:
1. ¿Es o no es evidente Dios por sí mismo?—2. ¿Es o no es demostra-
ble?—3. ¿Existe o no existe Dios?
10
La introducción al prólogo de la cuestión 27 debería leerse como continuación de la pre-
sente.
108 La naturaleza divina C.2 a.1
ARTICULO 1 tanto, que Dios existe es evidente por sí
mismo.
Dios, ¿es o no es evidente por sí
mismo? En cambio, nadie puede pensar lo
contrario de lo que es evidente por sí
q.3 a.4 ad 2; In Sent. l.1 d.3 q.1 a.2; De verit. q.10
a.12; De pot. q.7 a.2 ad 11; Cont. Gentes 1 11.12; In
mismo, tal como consta en el Filósofo,
Metaphys. 4 lect. 5; In Post. Analyt. 1 lect. 43. IV Metaphys. 3 y I Poster.4 cuando trata
los primeros principios de la demostra-
Objeciones por las que parece que ción. Sin embargo, pensar lo contrario
Dios es evidente por sí mismo: de que Dios existe, sí puede hacerse, se-
1. Se dice que son evidentes por sí gún aquello del Sal 52,1: Dice el necio en
mismas aquellas cosas cuyo conocimien- su interior: Dios no existe. Por lo tanto,
to nos es connatural, por ejemplo, los que Dios existe no es evidente por sí
primeros principios. Pero, como dice el mismo.
Damasceno al inicio de su libro 1 , el cono-
cimiento de que Dios existe está impreso en Solución. Hay que decir: La evidencia
todos por naturaleza. Por lo tanto, Dios es de algo puede ser de dos modos. Uno,
evidente por sí mismo. en sí misma y no para nosotros; otro, en
2. Más aún. Se dice que son eviden- sí misma y para nosotros. Así, una pro-
tes por sí mismas aquellas cosas que, al posición es evidente por sí misma cuan-
decir su nombre, inmediatamente son do el predicado está incluido en el con-
identificadas. Esto, el Filosofo en I Pos- cepto del sujeto, como el hombre es ani-
ter.2 lo atribuye a los primeros princi- mal, ya que el predicado animal está
pios de demostración. Por ejemplo, una incluido en el concepto de hombre. De
vez sabido lo que es todo y lo que es este modo, si todos conocieran en qué
parte, inmediatamente se sabe que el consiste el predicado y en qué el sujeto,
todo es mayor que su parte. Por eso, la proposición sería evidente para todos.
una vez comprendido lo que significa Esto es lo que sucede con los primeros
este nombre, Dios, inmediatamente se principios de la demostración, pues sus
concluye que Dios existe. Si con este términos como ser-no ser, todo-parte, y
nombre se da a entender lo más inmenso otros parecidos, son tan comunes que
que se puede comprender, más inmenso nadie los ignora.
es lo que se da en la realidad y en el en- Por el contrario, si algunos no cono-
tendimiento que lo que se da sólo en el cen en qué consiste el predicado y en
entendimiento. Como quiera que com- qué el sujeto, la proposición será eviden-
prendido lo que significa este nombre, te en sí misma, pero no lo será para los
Dios, inmediatamente está en el entendi- que desconocen en qué consiste el predi-
miento, habrá que concluir que también cado y en qué el sujeto de la proposi-
está en la realidad. Por lo tanto, Dios es ción. Así ocurre, como dice Boecio 5,
evidente por sí mismo a. que hay conceptos del espíritu comunes
3. Todavía más. Que existe la ver- para todos y evidentes por sí mismos
dad es evidente por sí mismo, puesto que sólo comprenden los sabios, por
que quien niega que la verdad existe está ejemplo, lo incorpóreo no ocupa lugar.
diciendo que la verdad existe; pues si la Por consiguiente, digo: La proposi-
verdad no existe, es verdadero que la ción Dios existe, en cuanto tal, es eviden-
verdad no existe. Pero para que algo sea te por sí misma, ya que en Dios sujeto y
verdadero, es necesario que exista la ver- predicado son lo mismo, pues Dios es
dad. Dios es la misma verdad. Jn 14,6: su mismo ser, como veremos (q.3 a.4).
Yo soy el camino, la verdad y la vida. Por lo Pero, puesto que no sabemos en qué
d. Cf. R. POIRSON, Réflexions sur les six premières questions de la «Somme tbéologique», particuliè-
rement 1 q.2 a.2 ad 2: RvScRel 36 (1962) 185-195.
e. El teólogo empieza por creer que existe Dios. No necesita pruebas que se lo certifiquen.
Si acude a la filosofía no es para probar lo que ya cree, sino para justificar racionalmente la fe.
Santo Tomás acepta el valor metafísico de unas «vías» para llegar a descubrir la realidad de
un Primer-Ser trascendente, Motor, Causa, Ejemplar y Fin del mundo. Sin embargo, la afirma-
ción vivencial de la divinidad no es para él un problema racional, sino un misterio de gracia.
«Dios mora como en una especie de tinieblas impenetrables» (In Sent. 1 d.13 a.1 sol.4) y,
C.2 a.3 Sobre la existencia de Dios 111
f
ñeras distintas . 1) La primera y más Ejemplo: El fuego, en acto caliente,
clara es la que se deduce del movimien- hace que la madera, en potencia caliente,
to. Pues es cierto, y lo perciben los sen- pase a caliente en acto. De este modo la
tidos, que en este mundo hay movimien- mueve y cambia. Pero no es posible que
to. Y todo lo que se mueve es movido una cosa sea lo mismo simultáneamente
por otro. De hecho nada se mueve a no en potencia y en acto; sólo lo puede ser
ser que en, cuanto potencia, esté orienta- respecto a algo distinto. Ejemplo: Lo
do a aquello por lo que se mueve. Por que es caliente en acto, no puede ser al
su parte, quien mueve está en acto. Pues mismo tiempo caliente en potencia, pero
mover no es más que pasar de la poten- sí puede ser en potencia frío. Igualmen-
cia al acto. La potencia no puede pasar a te, es imposible que algo mueva y sea
acto más que por quien está en acto. movido al mismo tiempo, o que se mue-
aunque partiendo de las cosas visibles se puede alcanzar algún conocimiento de El —porque
es causa y causa eminente— la verdad es que cuanto más se progresa en su descubrimiento
más consciente se es de su lejanía (In Boet. de Trin, proem. q.1 a.2). En una ocasión escribe:
«Y esto es lo máximo y más perfecto de nuestro conocimiento en la tierra: unirse a Dios como
al gran Desconocido» (Cont. Cent. 3,49). Tanto que pretender demostrar al Dios-trinitario es
fomentar el ateísmo y ridiculizar la religión (1 q.32 a.1). Dios es Aquél de quien nada se hubie-
ra llegado a saber si no se hubiera El mismo auto-comunicado en una donación previa y gra-
tuita (1 q.1 a.6).
Analizadas desde una óptica puramente filosófica, las vías son argumentos metafísicos que ló-
gicamente convergen en un Primer-Ser. Supuesto el principio de causalidad, tienen ciertamente
un valor probativo (1 q.44 a.l). Sin embargo:
a) de su argumentación racional, el Angélico no concluye taxativamente «luego Dios exis-
te», sino: «y a esto llamamos Dios». Es decir, como creyente, identifica la conclusión filosófica
(«luego hay un Primer Ser») con lo que la Revelación manifiesta acerca del Dios salvador. Lo
cual ya no es un paso filosófico, sino de fe. Su argumentación termina en los preámbulos de
la fe (In Boet. de Trin. q.2 a.3).
b) se trata cíe un análisís filosófico sólo accesible «a pocos, después de mucho tiempo y
con mezcla de errores» (1 q.1 a.1). Unas vías metafísicas pueden convencer a una mente «meta-
física», pero difícilmente conmoverán al hombre existencial, en su realidad física, amasijo de
pasiones y sentimientos, incapacitado normalmente de captar la verdad de una forma objetiva
(1-2 q.9 a.2).
c) en resumen, lo que pretende es justificar, desde un prisma racional, al Dios que se re-
vela, en quien ya cree y de quien sabe se ha presentado a Moisés como El que es. Es ilumina-
dor, a este respecto, comprobar cómo se apoya en Ex.3,14 en el sed contra del artículo y cómo,
más adelante, le dedica un artículo completo (1 q.13 a.11). Se trata, pues, de una teología del
Éxodo.
F. LAFONT, o.c. 31; E. SCHILLEBEECKX, Interpretación de la fe (Salamanca 1973) p.122;
S. FUSTER, Planteamiento del problema de Dios en la Escolástica y en la Nueva Teología: Esc Ved 3
(1973) 596; Planteamiento del problema de Dios y ateísmo contemporáneo: Atti Congr. Internaz. (Na-
poli-Roma 1976) III 293-298; M. GELABERT, Experiencia humana y comunicación de la fe (Madrid
1983) p.91; E. GOSSMANN, Fe y conocimiento de Dios en la edad media (Madrid 1975) p.94-97;
A. MOTTE, Théodicée et théologie chez S. Th.: RvScPhTh 26 (1938) 5-26.
f. La estructura de las vías es firme. Se distinguen por sus puntos de partida, que son cinco
visiones distintas del mundo, pero todas ellas tienen idéntico desarrollo, a saber: punto de par-
tida, constatación de un hecho de experiencia; primer grado, este hecho ha sido necesariamente
causado; segundo grado, en una subordinación esencial de causas, es preciso llegar a una prime-
ra; término, luego se da una primera causa. Y a eso llamamos Dios. Luego Dios existe. «Toda
interpretación que rompa este marco está evidentemente fuera de la ruta señalada por el Angé-
lico Doctor y, por consiguiente, fuera de su pensamiento» (F. MUÑlZ, Introducción a la q.2:
Suma Teológica (Madrid 1947) I p.114). «Son una obra maestra de argumentación precisa, tra-
bada y clara. Aunque utiliza precedentes, entre ellos incluso Moisés Maimónides, al lado de
Aristóteles y San Agustín, sin embargo la construcción del pensamiento está concebida de un
modo enteramente personal. La expresión ceñida, contundente, y el resumen límpido son justa-
mente clásicos» (M. GRABMANN, Santo Tomás de Aquino (Barcelona 1930 p.88).—Pueden verse
también A. MOTTE, A propos des cinq voies: RvScPhTh 27 (1938) 577-582; A. GONZÁLEZ ALVÁ-
REZ, Teología natural (Madrid 1949) p.239-315; R. GARRIGOU LAGRANGE, Dieu, son Existence et
sa Nature (París 111950) p.226-342; PÍO XII, Las pruebas de la existencia de Dios a la luz de la cien-
cia moderna: Ecclesia 542 (1951) 5-8; H. PAISSAC, Iniciación teológica (Barcelona 1957) I p.345-350;
E. GlLSON, Le Thomisme (Paris 1942) p.58.78.81; etc.
112 La naturaleza divina C.2 a.3
va a sí mismo. Todo lo que se mueve imposible que algo empezara a existir;
necesita ser movido por otro. Pero si lo en consecuencia, nada existiría; y esto es
que es movido por otro se mueve, nece- absolutamente falso. Luego no todos los
sita ser movido por otro, y éste por seres son sólo posibilidad; sino que es
otro. Este proceder no se puede llevar preciso algún ser necesario. Todo ser
indefinidamente, porque no se llegaría al necesario encuentra su necesidad en
primero que mueve, y así no habría mo- otro, o no la tiene. Por otra parte, no es
tor alguno pues los motores intermedios posible que en los seres necesarios se
no mueven más que por ser movidos busque la causa de su necesidad llevando
por el primer motor. Ejemplo: Un bas- este proceder indefinidamente, como
tón no mueve nada si no es movido por quedó probado al tratar las causas efi-
la mano. Por lo tanto, es necesario llegar cientes (núm. 2). Por lo tanto, es preciso
a aquel primer motor al que nadie mue- admitir algo que sea absolutamente ne-
ve. En éste, todos reconocen a Dios. cesario, cuya causa de su necesidad no
2) La segunda es la que se deduce esté en otro, sino que él sea causa de la
de la causa eficiente. Pues nos necesidad de los demás. Todos le dicen
encontramos que en el mundo sensible Dios.
hay un orden de causas eficientes. Sin 4) La cuarta se deduce de la jerarquía
embargo, no en-contramos, ni es de valores que encontramos en las cosas.
posible, que algo sea causa eficiente de Pues nos encontramos que la bondad, la
sí mismo, pues sería anterior a sí veracidad, la nobleza y otros valores se
mismo, cosa imposible. En las causas dan en las cosas. En unas más y en otras
eficientes no es posible proce-der menos. Pero este más y este menos se dice
indefinidamente porque en todas las de las cosas en cuanto que se aproximan
causas eficientes hay orden: la primera es más o menos a lo máximo. Así, caliente se
causa de la intermedia; y ésta, sea una o dice de aquello que se aproxima más al
múltiple, lo es de la última. Puesto que, máximo calor. Hay algo, por tanto, que
si se quita la causa, desaparece el es muy veraz, muy bueno, muy noble; y,
efecto, si en el orden de las causas en consecuencia, es el máximo ser; pues
eficientes no existiera la primera, no se las cosas que son sumamente verdaderas,
daría tampoco ni la última ni la son seres máximos, como se dice en II
intermedia. Si en las causas eficientes Metaphys.7 Como quiera que en cual-
llevásemos hasta el infi-nito este quier género, lo máximo se convierte en
proceder, no existiría la prime-ra causa causa de lo que pertenece a tal género
eficiente; en consecuencia no habría — así el fuego, que es el máximo calor,
efecto último ni causa intermedia; y esto es causa de todos los calores, como se
es absolutamente falso. Por lo tanto, explica en el mismo libro 8 —, del mis-
es necesario admitir una causa efi-ciente mo modo hay algo que en todos los se-
primera. Todos la llaman Dios. res es causa de su existir, de su bondad,
3) La tercera es la que se deduce a de cualquier otra perfección. Le llama-
partir de lo posible y de lo necesario. Y mos Dios.
dice: Encontramos que las cosas pueden 5) La quinta se deduce a partir del
existir o no existir, pues pueden ser pro- ordenamiento de las cosas. Pues vemos
ducidas o destruidas, y consecuentemen- que hay cosas que no tienen conoci-
te es posible que existan o que no exis- miento, como son los cuerpos naturales,
tan. Es imposible que las cosas someti- y que obran por un fin. Esto se puede
das a tal posibilidad existan siempre, comprobar observando cómo siempre o
pues lo que lleva en sí mismo la posibili- a menudo obran igual para conseguir lo
dad de no existir, en un tiempo no exis- mejor. De donde se deduce que, para al-
tió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí canzar su objetivo, no obran al azar,
mismas la posibilidad de no existir, sino intencionadamente. Las cosas que
hubo un tiempo en que nada existió. no tienen conocimiento no tienden al fin
Pero si esto es verdad, tampoco ahora sin ser dirigidas por alguien con conoci-
existiría nada, puesto que lo que no exis- miento e inteligencia, como la flecha por
te no empieza a existir más que por algo
que ya existe. Si, pues, nada existía, es
7. ARISTÓTELES, Iα c.1 n.5 (BK 993b30): S. Th. lect.2 n.298. 8. ARISTÓTELES, Iα c.1
n.5 (BK 993b25): S. Th. lect. n.298.
C.3 Sobre la simplicidad de Dios 113
el arquero. Por lo tanto, hay alguien in- naturaleza obra por un determinado fin
teligente por el que todas las cosas son a partir de la dirección de alguien supe-
dirigidas al fin. Le llamamos Dios. rior, es necesario que las obras de la na-
turaleza también se reduzcan a Dios
Respuesta a las objeciones: 1. A la como a su primera causa. De la misma
primera hay que decir: Escribe Agustín en manera también, lo hecho a propósito es
el Enchirtdio9: Dios, por ser el bien sumo, de necesario reducirlo a alguna causa supe-
ninguna manera permitiría que hubiera algún rior que no sea la razón y voluntad hu-
tipo de mal en sus obras, a no ser que, por ser manas; puesto que éstas son mudables y
omnipotente y bueno, del mal sacara un bien. perfectibles. Es preciso que todo lo so-
Esto pertenece a la infinita bondad de metido a cambio y posibilidad sea redu-
Dios, que puede permitir el mal para sa- cido a algún primer principio inmutable
car de él un bien. y absolutamente necesario, tal como ha
2. A la segunda hay que decir: Como la sido demostrado (sol.).
9. C.2: ML 40,236.