Está en la página 1de 1
Fores de aciano de lapislazul jomo al ojo le gusta «ver un cierto C imiento en los ropajes», el trata dista Alberti aconsejaba a los pinto- res que representaran la cabeza de Céfiro soplando a través de las nubes para que los. sropajes, movidos por el viento, ondeen sgaciosamente en el aire». Botticelli siguié sta recomendacién al pie de la letra. Todo se agita en «EI nacimiento de Venus», desde Ibs olas del mar a las ramas de los naranjos del fondo, las rosas al caer y los mantos de bbs figuras. Pero sobre todo los cabellos que, como exigia Alberti, «deben formar remolinos como si quisieran enredarse u ondear en el aire, parecidos a las llamas, 0 retorcerse entre si igual que las serpien- = Las estatuas y relieves romanos habjan impresionado a los artistas del Renaci- miento por la representacién del mo siento, expresién de la vida y la naturale- za. Los artistas debian imitarlos. Alberti formulé su estética «moderna» segiin los ideales de la, Antigiiedad en un tratado de 1434, «Sobre la pintura». Aunque no se im- primié hasta el siglo siguiente, ya se cono- ia en Florencia mucho antes y hubo de ser b biblia estética de Botticelli. Seguramente que el «Manual de la pintura» de Cennino Cennini, aparecido hacia 1400, se empleaba en su taller. Indicaba como machacar las, Piedras de lapislézuli para obtener el azul de las flores de aciano que adornan el mai to de la Hora o para la aplicacién del fir simo pan de oro sobre el manto purpura de Venus. Pero Botticelli también demostré ser un artesano innovador: para el

También podría gustarte