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INSTITUCIONES FRENTE A LA POLÍTICA

Visualizar las implicancias económicas de la Nueva Constitución Política del


Estado promulgada en Bolivia es de crucial importancia para el desarrollo
futuro del país.
La nueva Constitución tiene una tradición estatista de raíces o resonancias
socialistas muy popular en América Latina. Si bien no es ortodoxa en este
sentido, tiene claramente una voluntad de dar al Estado mayor preponderancia
y presencia en la realidad económica nacional. Esto puede tener serias
consecuencias negativas en temas como la inversión privada, la propiedad
privada y la autonomía del banco central, y puede dificultar seriamente el
desarrollo nacional de hacer más extensiva su filosofía social y económica de
sesgo marcadamente socialista y comunitario.

COMO HACER QUE EL PUEBLO PARTICIPE Y DECIDA

Se invoca la participación de los ciudadanos, de las agrupaciones sociales, de


la sociedad en su conjunto, para dirimir problemas específicos, para encontrar
soluciones comunes o para hacer confluir voluntades dispersas en una sola
acción compartida. Es una invocación democrática tan cargada de valores que
resulta prácticamente imposible imaginar un mal uso de esa palabra. La
participación suele ligarse, por el contrario, con propósitos transparentes -
públicos en el sentido más amplio del término - y casi siempre favorables para
quienes están dispuestos a ofrecer algo de sí mismos en busca de propósitos
colectivos.
La participación ciudadana supone, la combinación entre un ambiente político
democrático y una voluntad individual de participar. De los matices entre esos
dos elementos se derivan las múltiples formas y hasta la profundidad que
puede adoptar la participación misma. Pero es preciso distinguirla de otras
formas de acción política colectiva: quienes se rebelan abiertamente en contra
de una forma de poder gubernamental no están haciendo uso de sus derechos
reconocidos, sino luchando por alguna causa especifica, contraria al estado de
cosas en curso. Las revoluciones no son un ejemplo de participación
ciudadana, sino de transformación de las leyes, de las instituciones y de las
organizaciones que le dan forma a un Estado. Pero tampoco lo son las
movilizaciones ajenas a la voluntad de los individuos: las marchas que solían
organizar los gobiernos dictatoriales, por ejemplo, aun en contra de la voluntad
de 105 trabajadores que solían asistir a ellas, tampoco constituían ninguna
muestra de participación ciudadana. Si en las rebeliones de cualquier tipo
-pacíficas o violentas, multitudinarias o no - el sello básico es la inconformidad
con el orden legal establecido y el deseo de cambiarlo, en las movilizaciones lo
que falta es la voluntad libre de los individuos para aceptar o rechazar lo que se
les pide: en ellas no hay un deseo individual, sino una forma específica de
coerción. la participación ciudadana, en cambio, exige al mismo tiempo la
aceptación previa de las reglas del juego democrático y la voluntad libre de los
individuos que deciden participar: el Estado de derecho y la libertad de los
individuos.

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