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MAQUIAVELO

“Maquiavelo es lo contrario de lo maquiavélico, ya que él


describe los trucos del poder, revela los secretos del
espectáculo político. El seductor y el político que viven de
su dialéctica y que tienen el talento e instinto para ello, en
cambio, tratan por todos los medios que no se conozca.”
Maurice Merleau-Ponty, In Praise of Philosophy

“Si alguien desea aprender, de un golpe, qué grado de


bajeza pueden alcanzar los hechos, vistos desde la
distancia de los siglos, deben mirar a Maquiavelo.
Maquiavelo no es un genio del mal ni un demonio,
tampoco es un escritor miserable y cobarde; él es tan sólo
los hechos. Y no solo los hechos italianos, sino los hechos
europeos, los hechos del siglo XVI. Maquiavelo nos puede
parecer horrible, y lo es, desde las ideas morales del siglo
XIX”
Victor Hugo, Les Misérables

Bio

Nicolás Maquiavelo (en italiano Niccolò di Bernardo dei Machiavelli) nace en Florencia el 3 de
mayo de 1469 y allí morirá el 21 de junio de 1527. Fue un diplomático, funcionario, filósofo
político y escritor italiano, considerado padre de la Ciencia Política moderna.

Su vida podría ser dividida en tres periodos; cada uno de ellos representa en sí mismo la historia de
Florencia. Su juventud coincidió con la grandeza de Florencia como potencia italiana, bajo el
mandato de Lorenzo de Médici. La caída de los Médici en Florencia ocurrió en 1494, el mismo año
en el que Maquiavelo se integraba en el servicio público. Durante su carrera como funcionario,
ejerce importantes puestos en la Florencia que fue libre bajo el gobierno de una república, la cual
duró hasta 1512, cuando los Médici regresaron al poder, y Maquiavelo perdió su puesto. Los Médici
gobernaron Florencia desde 1512 hasta 1527, cuando fueron nuevamente retirados del poder. Este
fue el período de actividad literaria de Maquiavelo, y también de su creciente influencia; sin
embargo, murió a semanas de la expulsión de los Médici, el 21 de junio de 1527, a los cincuenta y
ocho años, sin haber recuperado su cargo.

Aunque se tienen pocos registros de su juventud, la Florencia de aquellos días era tan bien conocida
que es fácil imaginar el ambiente en el que el joven ciudadano se desenvolvía. Florencia era una
ciudad con dos corrientes opuestas, una representada por el austero Girolamo Savonarola y la otra
por Lorenzo de Médici, amante del esplendor. Aunque el poder de Savonarola sobre las fortunas
florentinas era inmenso, no parece haber sido muy importante para Maquiavelo puesto que sólo lo
menciona en El Príncipe como un malogrado profeta desarmado. Por otra parte, la magnificencia
del mandato de Lorenzo impresionó fuertemente a Maquiavelo, llegando incluso a dedicar El
príncipe al nieto de Lorenzo. Maquiavelo fue considerado uno de los grandes escritores en su
colegio. Era un escritor y fue un militar muy reconocido que influyó en el humanismo.
En el segundo período de su vida sirvió en el servicio militar Libre de Florencia, la cual pasó de la
expulsión de los Médici en 1494 cuando Maquiavelo tenía 25 años, y duró hasta el regreso de los
Médici (familia que poseía el mayor poder económico en Florencia) en 1512. Después de servir
cuatro años en una oficina pública como secretario, fue nombrado canciller y secretario de la
Segunda Cancillería. Tomó un rol importante en los asuntos de la república, habiendo quedado sus
decretos, sus registros y sus despachos para guiarnos, así como sus propios escritos. Pese a que tuvo
posiciones altas en el panorama público y político, él las evitaba ya que aceptaba cualquier tipo de
trabajo a cambio de poco sueldo.

Durante varias de sus misiones como diplomático de la República Libre entabla contacto con
algunos de los personajes que analizará luego en El Príncipe, por ejemplo Luis XII de Francia, al
que conoció cuando fue enviado en 1500 para convencerle de que debía continuar la guerra contra
Pisa. Será este el rey que, en su política con respecto a Italia, comete los cinco errores capitales del
poder resumidos en El príncipe.

Por supuesto, también se ve afectada por los sucesos surgidos por la ambición del papa Alejandro
VI y de su hijo, César Borgia, el duque Valentino; ambos personajes ocupan un gran espacio en El
príncipe, de hecho, Maquiavelo no encuentra mejores preceptos que enseñar que los patrones de
conducta de César Borgia. César Borgia también era un gran humanista y contrató a Leonardo Da
Vinci para que le realizara varias pinturas. En diversas ocasiones, Maquiavelo coincidió con
Leonardo, manteniendo con él largas conversaciones. También conocerá al Emperador
Maximiliano, a Fernando II de Aragón (el católico), papas y nobles de todo tipo.
Al regreso de los Médici, Maquiavelo, quien había mantenido esperanzas de retener su puesto bajo
el mandato de los nuevos amos de Florencia, fue despedido por decreto el 7 de noviembre de 1512.
Fue apresado y torturado al pertenecer a una conspiración contra los Médici, junto con su amigo
Giovanni Battaini y 20 personas más. El nuevo pontífice León X medió para liberarlo y Maquiavelo
se retiró a su pequeña propiedad en San Casciano in Val di Pesa, a unos quince kilómetros de
Florencia. Aquí malvive talando un bosque de su propiedad junto con unos obreros contratados y
sobrevive con este pesado trabajo. También se dedicaba a la agricultura y a la ganadería y convivía
con los obreros, con ellos comía, jugaba y hablaba, para sentirse vivo. Sus amigos de la ciudad le
dan la espalda. Pero aunque son los peores años de su vida, Maquiavelo tiene en las noches su
espacio para la libertad y el bienestar.

Es en esta época que Logró escribir ocho libros, la mayoría con una prosa ágil y clara, entre 1513 y
1525. Llegó a dar una réplica de El príncipe a los Médicis, pero estos lo despreciaron. Maquiavelo
escribe su segunda obra de más importancia en su bibliografía llamada Discursos de la primera
década de Tito Livio, donde muestra Nicolás Maquiavelo su verdadera visión política, describiendo
como mejor forma de gobierno una república y no una monarquía absoluta entre otras cosas más
importantes. Luego realiza Discurso sobre el Arte de la Guerra y su comedia La mandrágora. Pese a
ser años de penuria en donde su mente sufría, Maquiavelo sacó lo mejor de su talento.
Recibió la amnistía en 1521, a los 52 años, pero poco después fue acusado falsamente de estar
involucrado en un golpe de estado contra los Médici. Fue torturado y apresado poco tiempo y, una
vez libre, recibió un encargo: liberar a unos trabajadores del gremio de la lana que habían sido
secuestrados por un grupo de malhechores. Maquiavelo logró que los liberaran y el gremio, en
agradecimiento, le entregó una buena cantidad de dinero. Con parte de ese dinero compró un billete
de lotería, que fue premiado con 20.000 ducados y con los que pudo saldar algunas deudas.
Nicolás Maquiavelo murió en su ciudad natal el 22 de junio 1527 a causa de una peritonitis aguda a
los 58 años de edad. Olvidado e ignorado por sus contemporáneos, su legado tuvo más éxito en
siglos posteriores que en la época en la que vivió, donde la fría y poco religiosa forma de presentar
el gobierno del estado causó gran escándalo.

Introducción

Maquiavelo es un humanista, corriente que se caracteriza, como vimos, por el regreso a los clásicos
grecolatinos con la intención de promover, a partir de ellos, una nueva configuración de la vida y la
cultura. En el caso de Maquiavelo, toma más como referente el mundo romano que el griego, la
República romana con su origen, expansión y esplendor ofrece multitud de ejemplos políticos para
cualquier época posterior.

Maquiavelo, además, es un hombre profundamente interesado en la política. De manera teórica


tanto como práctica. Intervino en ella activamente. Además, no fue un mero espectador de la
situación italiana, sino que, además, fue un patriota que deseaba activamente un profundo cambio
político que permitiese un resurgimiento de una Italia unida, libre y poderosa.

POLÍTICA

República o monarquía

Entre los escritos políticos de Maquiavelo destacan dos: El Príncipe y los Discursos sobre la
primera década de Tito Livio. Entre ambas, sin embargo, parece existir cierta discrepancia. En los
Discursos se muestra claramente como partidario de la república como sistema político, mientras
que en El Príncipe toma en consideración solamente la monarquía absoluta o el principado. En
verdad, esto no constituye ninguna contradicción, sino que responde a dos puntos de vista distintos
pero complementarios, como veremos.

El ciclo de los Estados

Siguiendo a los filósofos clásicos de la política y en concreto a Aristóteles, Maquiavelo distingue


tres sistemas de gobierno: Monarquía (gobierno del rey), aristocracia (gobierno de la nobleza) y
democracia (gobierno del pueblo). Estos tres sistemas, buenos en origen, pueden degenerar y de
hecho degeneran históricamente en tiranía, oligarquía y estado de desorden, injusticia y descontrol
respectivamente.

Para Maquiavelo, este esquema constituye no sola una clasificación de las formas de gobierno, sino
también la pauta o secuencia que inexorablemente siguen los Estados en su desarrollo histórico: La
monarquía original degenera en tiranía, que llega a ser insoportable hasta que los nobles (o los más
notables) derrocan al tirano instaurando una aristocracia que, a su vez, degenera inevitablemente en
oligarquía. El pueblo, al final, consigue la ayuda de alguien capaz de oponerse a los oligarcas, los
elimina, e instaura la democracia, que degenerará hasta que, el propio pueblo, harto de desorden e
injusticias, vuelve nuevamente al principado. Y vuelta a empezar.

Esta explicación de los ciclos de los Estados es sumamente esclarecedora de una idea en el
pensamiento de Maquiavelo: la historia se repite, los acontecimientos suceden siempre del mismo
modo, o, al menos, de modos parecidos.

Los ciclos que hemos descrito se repetirían de forma indefinida si no fuera porque los Estados
suelen desaparecer sojuzgados por otros más fuertes y mejor organizados.

“Y este es el círculo en que giran todas las repúblicas, se gobiernen o sean


gobernadas; pero raras veces retornan a las mismas formas políticas, porque
casi ninguna república puede tener una vida tan larga como para pasar muchas
veces esta serie de mutaciones y permanecer en pie. Más bien suele suceder que,
en alguno de estos cambios, una república, falta de prudencia y de fuerza, se
vuelva súbdita de algún estado próximo mejor organizado. Pero si no sucediera
esto, un país podría dar vueltas por tiempo indefinido en la rueda de las formas
de gobierno”1

1 Maquiavelo, Discursos sobre la primera década de Tito Livio, I, 2. Alianza Editorial, Madrid, 2000, pp. 37, 38
El ideal republicano

Las formas descritas anteriormente son formas puras, en las cuales el poder recae exclusivamente
en uno de los tres elementos que componen la sociedad, sea el príncipe, los nobles o sea el pueblo.
En realidad, la organización preferible es una forma mixta, un sistema en el cual se mezclen
elementos de esas tres formas: en particular, un gobierno en el cual el poder se distribuya entre los
notables y el pueblo, de modo que unos y otros intervengan en el gobierno, a la vez que se oponen
y limitan recíprocamente.

El ejemplo histórico más excelente de esta forma de gobierno es, a juicio de Maquiavelo, la
república romana, cuyo desarrollo y florecimiento se debió, precisamente, al enfrentamiento
permanente entre el pueblo y el Senado2.

Maquiavelo considera, por lo tanto, que una república bien organizada es el mejor sistema de
gobierno. La república tiene, según él, las siguientes ventajas:

1. En la república se logra el bien común mejor que en ningún otro sistema, en la medida
en que la mayoría de los ciudadanos, y no solamente una parte de ellos, se hallan
comprometidos con él:

“Lo que hace grandes a las ciudades no es el bien aprticular, sino el bien común.
Y sin duda este bien común no se logra más que en las repúblicas, porque estas
ponen en ejecución todo lo que se encamine a tal propósito y, si alguna vez esto
supone un perjuicio para este o para aquel particular, son tantos los que se
beneficiarán con ello que se puede llevar adelante el proyecto pese a la oposición
de aquellos pocos que resultan dañados”3.

2. La república es el régimen que mejor salvaguarda la libertad. La libertad constituye un


elemento esencial del bien común y una aspiración permanente de los pueblos:

“No hay que maravillarse, pues, de que los antiguos pueblos persiguiesen con
tanto odio a los tiranos y amasen la vida libre, y de que el nombre de la libertad
fuese tan estimado por ellos […]. Tampoco debe asombrarnos que los pueblos
tomasen venganzas extraordinarias contra quienes les arrebataban la libertad”4.

3. Donde hay libertad, hay progreso. La historia nos muestra que cuando los ciudadanos son
libres se produce siempre un progreso mayor y más rápido que cuando carecen de libertad:

“... vemos que las ciudades donde gobierna el pueblo hacen en breve tiempo
extraordinarios progresos, mucho mayores que los de aquellas que han vivido
siempre bajo un príncipe, como sucedió en Roma tras la expulsión de los reyes y
en Atenas después de liberarse de Pisístrato, lo que no puede proceder de otra
causa sino de que el gobierno del pueblo es mejor que el de los príncipes”.

4. La republica es, en fin, el régimen más estable, por varias razones:


– En primer lugar, porque el pueblo es más prudente y suele tener mejor juicio que un
príncipe.

2 Ya hemos mencionado que, como humanista, Maquiavelo recibe una gran influencia de la época clásica. Aquí lo
vemos en su nostalgia por la Roma antigua
3 Discursos, II, 2, p 196
4 Discrusos, II, 2, p 197
“El pueblo comete menos errores que un príncipe y, por tanto, resulta más digno
de confianza que él”5.

– En segundo lugar, porque la república se adapta con mayor facilidad a la adversidad


y a las circunstancias, por lo cual:

“tiene una vida más larga y conserva por más tiempo su buena suerte que un
principado”6.

– En tercer lugar, porque la república no tiene el problema sucesorio que afecta al


principado, ya que:

“tiene medios para elegir […] infinitos jefes virtuosísimos que se sucedan unos a
otros, y así una república bien organizada tendrá siempre una virtuosa
sucesión”7.

Esta defensa entusiasmada de la república es una defensa de la libertad: de la libertad de los


individuos en el marco del estado y también de la libertad del Estado frente al poder y la injerencia
de otros Estados

Discursos vs El Príncipe – República vs Principado

Existe una fuerte incongruencia entre estas teorías que estamos viendo acerca de la república que
proceden de los Discursos y las teorías que nos llegan de El Príncipe. ¿Cómo es esto posible?

Cuando Maquiavelo insiste en las ventajas del régimen republicano, se refiere a una república bien
organizada, donde imperan la ley y la virtud, y no a repúblicas corruptas y decadentes.
Desgraciadamente, la fatalidad histórica hace que todo sistema político acabe corrompiéndose,
como vimos cuando hablamos de la “rueda de los sistemas de gobierno”.

La república es, sin duda, el régimen más duradero, considera Maquiavelo, más que ningún otro,
pero en su naturaleza está la imposibilidad de perpetuarse indefinidamente. No se hace ilusiones y
reconoce que hasta el sistema político mejor fundado y de orígenes más virtuosos ha de terminar
deteriorándose.

Además de su teoría de la decadencia histórica de los sistemas, Maquiavelo consideraba el hecho


constatable de la lamentable situación política de la Italia de la época. Es de esta confluencia entre
su teoría y los hechos como podemos entender El Príncipe. Su teoría de la rueda de los sistemas
establece que el retorno a la monarquía es la salida histórica a la situación; por otra parte, el hecho
de la decadencia y la debilidad de los estados italianos llevaba a Maquiavelo a suspirar por la
aparición de una monarquía salvadora.

Esta perspectiva (estado de corrupción, posibilidad y modo de superarlo) permite comprender la


coherencia entre los Discursos y El Príncipe, a pesar de su aparente discrepancia: el sistema ideal
sigue siendo la república, pero la necesidad de salir del estado de decadencia y de corrupción exige
la acción fuerte y decidida de un monarca.

5 Discursos, I, 59, p183


6 Discursos, III, 9, p384
7 Discursos, I, 20, p95
Así, la reforma necesaria para esa sociedad corrupta solo puede pasar por la acción de un príncipe
con poder absoluto para legislar y gobernar. Así, en los Discursos, obra en la que se ensalza la
república, puede leerse lo siguiente:

“De todo lo dicho se deduce la dificultad o imposibilidad que existe en una


ciudad para mantener una república o crearla de nuevo; y, si a pesar de todo, la
hubiese de crear o mantener, sería necesario que se inclinase más hacia la
monarquía que hacia el estado popular, para que los hombres cuya insolencia no
puede ser corregida por las leyes, sean frenados de algún modo por una potestad
casi regia. Y quererlos corregir por otro camino sería una empresa muy ardua o
del todo imposible, como dije anteriormente”8.

La nueva Ciencia Política

Maquiavelo en lo dicho hasta ahora no se distingue especialmente de otros pensadores que ha


habido hasta el momento y seguramente de haber quedado ahí, su obra no habría gozado de la
importancia que hoy tiene. Sin embargo, suele ser considerado como el creador de la ciencia
política. ¿Por qué? Porque va a innovar en aspectos fundamentales: centrarse en lo que son las cosas
y no cómo deberían ser. Su estudio del funcionamiento del Estado y del poder político puede
caracterizarse como científico en la medida en que combina, por una parte, el recurso a la
experiencia, ateniéndose a los hechos, y por otra parte la explicación de los hechos a partir de
principios teóricos de carácter racional.

Maquiavelo propone atenerse exclusivamente a los hechos, al margen de cualquier otra


consideración.

“Nos queda ahora por ver cuál debe ser el comportamiento y el gobierno de un
príncipe con respecto a súbditos y amigos. Y porque sé que muchos han escrito de
esto, temo – al escribir ahora yo – ser considerado presuntuoso, tanto más cuanto
que me aparto, sobre todo en el tratamiento del tema que ahora nos ocupa, de los
métodos seguidos por los demás. Pero siendo mi propósito escribir algo útil para
quien lo lea, me ha parecido más conveniente ir directamente a la verdad real de
la cosa que a la representación imaginaria de la misma.

Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se


ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a
cómo se debería vivir que, quien deja de lado lo que se hace por lo que se debería
hacer, aprende antes su ruina que su preservación”9.

La novedad que representa esta forma de considerar la política es triple:

– En primer lugar, Maquiavelo se aleja de la manera tradicional de dirigir consejos a los


príncipes. El Príncipe es un escrito que pertenece a un género literario que existía en aquella
época, un género tradicional conocido como literatura de “espejo de príncipes”. Esta
literatura, muy extendida y con multitud de precedentes en la Edad Media, consistía en
dirigirse a un príncipe aconsejándole sobre la forma de gobernar. Generalmente se trataba de
escritos moralizantes en los que se aconsejaba al príncipe que se comportase según la virtud
cristiana, de forma honesta, practicando las virtudes como la justicia, la clemencia, la
magnanimidad, el honor, etc. En definitiva, se aconsejaba sobre “lo que se debería hacer”

8 Discursos, I, 19, p92


9 El Príncipe, XV, Alianza Editorial, Madrid, 1990, p83
desde el punto de vista moral.
Maquiavelo, por su parte, prescinde de la perspectiva moral en el comportamiento del
príncipe. Subraya que su propósito es exponer cómo se gobierna efectivamente un Estado
y cómo se comporta de hecho la gente. El gobernante ha de tomar en cuenta solamente “lo
que se hace” y no “lo que se debería hacer”, a fin de conocer cómo le conviene actuar para
sobrevivir y mantenerse en el poder.
– En segundo lugar, con su nueva manera de analizar la política, Maquiavelo rechaza también
un género literario-político que alcanzó gran auge en el Renacimiento: las utopías. Lo que
tiene sentido es centrarse en la verdad real de las cosas y no en la representación imaginaria
de las mismas.
– Por último, Maquiavelo rechaza la manera usual de hacer filosofía política a través de
discusiones teóricas sobre el origen de la sociedad y del poder, sobre el derecho natural
como fuente y límite del derecho positivo, etc. En realidad, todas estas discusiones teóricas
estudian la política desde un punto de vista ético subordinan la política a la moral, juzgan
“lo que es” desde el punto de vista de “lo que debe ser”.

Lo novedoso de Maquiavelo consiste en que configura el ámbito de lo político como una esfera
autónoma que no ha de ser entendida ni estudiada desde otras instancias ajenas a si misma,
sino solo desde ella misma. No debemos mirar ideales utópicos, sino atenernos a los hechos; no
partir de lo que debe ser, sino de lo que es; no pensar la política en términos de bien 10, sino de
poder.

Análisis del ser humano

Maquiavelo, al examinar la naturaleza humana, establece que esta no cambia, sino que es la misma
siempre, en todos los lugares y en todas las épocas 11. El ser humano se halla siempre dominado por
los mismos deseos y pasiones:

“Se ve fácilmente, si se consideran las cosas presentes y las antiguas, que todas
las ciudades y todos los pueblos tienen los mismos deseos y los mismos humores,
y así ha sido siempre. De modo que a quien examina diligentemente las cosas
pasadas le es fácil prever las futuras en cualquier república, y aplicar los
remedios empleados por los antiguos, o si no encuentra ninguno usado por ellos,
pensar unos nuevos teniendo en cuenta la similitud de las circunstancias”12.

Es decir, la gente no cambia, podemos aprender de la historia porque aquellas personas del pasado
son como nosotros. A juicio de Maquiavelo, el principio de la invariabilidad de la naturaleza
humana está suficientemente confirmado por la historia, por los hechos. Los políticos, por su parte,
habrán de tener presente este principio cuando analicen acontecimientos del pasado, porque gracias
a él se pueden extraer reglas de carácter general aplicables a circunstancias similares, gracias a la
historia es posible prever el futuro..

“Todas las cosas del mundo tienen siempre su correspondencia en los tiempos
pasados. Esto sucede porque, siendo obra de los hombres, que tienen y tendrán
siempre las mismas pasiones, conviene necesariamente que produzcan los mismos
efectos”13.

Además de establecer la inmutabilidad de la naturaleza humana, es necesario destacar las

10 O en términos de virtud, felicidad, bondad, etc.


11 vs Marx
12 Discrusos, I, 39, p134
13 Discursos, III, 43, p435
características más relevantes desde el punto de vista de la política, y, en ese sentido, Maquiavelo
establece que ha de partirse siempre del supuesto de que todos los hombres son malos. El
gobernante no ha de hacerse, pues, ilusiones acerca de una presunta bondad natural de los seres
humanos, ya que:

“Como demuestran todos los que han meditado sobre la vida política y los
ejemplos de que está llena la historia, es necesario que quien dispone una
república y ordena sus leyes presuponga que todos los hombres son malos y que
pondrán en práctica sus ideas perversas siempre que se les presente la ocasión de
hacerlo libremente.
[…] solo obran bien por necesidad, pero donde se puede elegir y hay libertad de
acción, se llena todo inmediatamente de confusión y desorden.”14.

La política y el Estado

Maquiavelo concibe la política como un arte, como el arte de crear, engrandecer y conservar un
Estado en la mejor forma y durante el mayor tiempo posible. Su aproximación a la práctica política
y sus consejos al príncipe dependen de esta idea y se basan en dos supuestos:

– El Estado es un organismo autónomo cuyo fin es su propia pervivencia y expansión. Al


Estado le es esencial, por tanto, una política de fuerza para mantener su libertad y
autonomía, y para ampliar su poder conquistando nuevos territorios y sometiendo a los
estados vecinos. El escenario ideado por Maquiavelo (muy en consonancia con la realidad
política de su época) es el de una lucha permanente de poderes, en la cual es necesario
triunfar y crecer para sobrevivir. Esta forma de pensar explica su interés por cuestiones
bélicas y todo lo relacionado con los ejércitos. Escribió una obra al respecto titulada Del
arte de la guerra15.
– Para su prosperidad y supervivencia, el Estado ha de estar ordenado y unido:
– Orden: sería la ausencia de violencia y el cumplimiento de las leyes, esencial para
que le conjunto de la ciudadanía pueda desarrollar sus obligaciones y quehaceres. El
ser humano tiene una cierta tendencia hacia la maldad, a infringir las leyes, por lo
que será función del gobernante evitar que los ciudadanos comentan estos excesos.
– Unión: es prioritario mantenerla para evitar que el Estado sea invadido y expoliado
por fuerzas externas y la pérdida de la libertad. La desunión en feudos supone la
debilidad. Para ello, propone la formación de ejércitos profesionales formados por
los ciudadanos (en esa época en Italia estaban siempre formados por mercenarios
extranjeros) que son mucho más fiables que los de mercenarios.
– El interés del príncipe se identifica con el interés del Estado y, por ello, las recomendaciones
y los consejos dirigidos al príncipe son recomendaciones para la dirección del Estado. El fin
último y el único criterio para la actuación del príncipe es el interés del Estado.

La Razón de Estado

El criterio que debe guiar la práctica política de los gobernantes es la razón de Estado. Esta exige
que quieres detentan el poder político no atiendan a otro criterio que el interés, la defensa y el
bienestar del Estado. Esto tiene algunas implicaciones:

– Cuando está en juego el interés del Estado, los gobernantes han de prescindir de cualquier
consideración moral en sus decisiones y en sus actuaciones:
14 Discursos, I, 3, pp 40
15 No confundir con “El arte de la guerra” de Sun Tzu, libro sobre tácticas y estrategias militares, probablemente
escrito hacia el último tercio del siglo iv a. C.
“En las deliberaciones en las que está en juego la salvación de la patria, no debe
guardarse ninguan consideración a lo justo o a lo injusto, lo piadoso o lo cruel, lo
laudable o lo vergonzoso, sino que, dejando de lado cualquier otro respeto, se ha
de seguir aquel camino que salve la vida de la patria y mantenga su libertad”

El príncipe, por lo tanto, no ha de tener en cuenta la condición moral de sus actos, ya que
muchas conductas que se consideran virtuosas pueden resultar ruinosas para el Estado, en
unas determinadas circunstancias, mientras que, al contrario, otras conductas que se
consideran moralmente reprobables pueden servir para el fortalecimiento de la seguridad y
el bienestar del mismo.16

Esto no quiere decir necesariamente que el príncipe haya de ser siempre y necesariamente
malo en vez de bueno, ni cruel en vez de bondadoso, ni mentiroso en vez de sincero, sino
que debe estar siempre dispuesto a obrar mal si las circunstancias así lo exigen.

“Es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprende a poder no ser


bueno, y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad”17.

– La norma política que sustenta toda la concepción de Maquiavelo es, en definitiva, que en
política, la importancia recae sobre el éxito en los fines.

“Trate pues, un príncipe de vencer y conservar su Estado, y los medios siempre


serán juzgados honrosos y ensalzados por todos, pues el vulgo se deja seducir por
las apariencias y por el resultado final de las cosas, y en el mundo no hay más
que vulgo”18.

Esto no quiere decir que Maquiavelo defienda que el fin justifique los medios. Maquiavelo
no está valorando los medios o los fines, no está justificando lo que ocurre diciendo que está
bien que sea así. No está escribiendo un libro sobre moral, sino uno de técnica política. Está
enseñando cuáles son los medios más apropiados para conseguir los fines que necesite el
soberano. Nunca defendió el principio de que el fin justifica los medios, pues el
reconocimiento al principio supone una valoración; que el fin es moralmente justo, cosa que
Maquiavelo no afirmó jamás. En definitiva: Maquiavelo no se mete con lo que es justo o
injusto, con lo bueno o lo malo. Tan solo explica lo que hay, la política no es el ámbito en el
que se consigue el bien común, la felicidad o la estructura ideal, es un escenario de luchas de
poder, donde solo vale el puño, el cuchillo y el oro.

Virtù y fortuna

Maquiavelo sostiene que hay dos fuerzas que determinan la batalla por el poder, dos aspectos que el
político ideal debe tener: Virtù y fortuna.

Virtù es la habilidad que uno necesita para tomar el poder y conservarlo, pero en qué consiste
concretamente es algo que cambia contínuamente en función de la circunstancia. Cuando se va a la
batalla contra un rival, tener virtù puede ser la capacidad de inspirar a los soldados y manejar la
estrategia bélica e incluso saber cargar valientemente de frente contra el enemigo y salir victorioso,
mientras que en otras circunstancias, la virtù puede requerir precaución y paciencia, como cuando

16 Ejemplo, la justificación, por razón de Estado, del uso de operaciones encubiertas y golpes de Estado por parte de
los servicios secretos (CIA, KGB, Mossad, MI6, etc.)
17 El Príncipe, XV, p83
18 El Príncipe, XVIII, p92
se planea un asesinato o una traición.

“Estando, por tanto, un príncipe obligado a saber utilizar correctamente la


bestia, debe elegir, de entre ellas, el zorro y el león, porque el león no se protege
de las trampas ni el zorro de los lobos. Es necesario, por tanto, ser zorro para
conocer las trampas y león para ahuyentar a los lobos. Los que solamente hacen
de león no saben lo que llevan entre manos. No puede, por tanto, un señor (ni
debe) guardar fidelidad a su palabra cuando tal fidelidad se vuelve en contra
suya y han desaparecido los motivos que determinaron su promesa. Si los
hombres fueran todos buenos, este precepcto no sería correcto, pero (puesto que
son malos y no te guardarán a ti su promesa) tú tampoco tienes que guardarles la
tuya. Además, jamás faltarán a un príncipe razones legítimas con las que
disfrazar la violación de sus promesas”19.

En vez de dar una lista clara de características 20, Maquiavelo ilustra el concepto contando una serie
de historias de aquellos que han tenido virtù y aquellos que no la tenían. El mejor modo de
aprenderla es emulando a las grandes figuras del pasado, pero uno nunca debe seguir los ejemplos
rígidamente, ya que eso nos haría predecibles. En vez de copiar a aquellos con virtù, Maquiavelo
aconseja a los políticos descubrir las lecciones generales que se pueden aprender de ellos y después
buscar formas nuevas de aplicarlas para así poder tener éxito en la vida política.

Pese a esta vaguedad a la hora de definir la virtù, Maquiavelo es muy claro en un aspecto: virtù no
es lo mismo que virtud en el sentido clásico del término. Virtud es un término que está asociado
habitualmente a cualidades morales. Una persona virtuosa se suele considerar a una persona
honesta, valiente, leal, etc. Sin embargo, una persona con virtù puede mostrar cada una de estas
cualidades, pero tan solo cuando le sean útiles. Aquellos con virtù muy a menudo se mostrarán
virtuosos pero solo porque esa apariencia a menudo hace más fácil para ellos obtener o mantener el
poder. Ser moralmente virtuoso puede, de hecho, ser un inconveniente, porque puede hacer que
alguien no haga algo que sería necesario para obtener una ventaja sobre sus oponentes por
considerarlo inmoral.

Un aspirante a príncipe (o a político importante en nuestros días) debe, por lo tanto, saber cuándo
ser virtuoso y cuando ser cruel. También debe saber cómo hacer parecer sus acciones como buenas
o ser capaz de culpar a otros de sus errores y defectos.

Pero ojo, Maquiavelo no está aconsejando a los políticos que se comporten de forma inmoral. Lo
que les aconseja es que directamente eviten pensar en términos morales en absoluto. Lo que dice es
que las acciones en política acrecentan o reducen el poder que se tiene. Por ejemplo, muchas veces
aterrorizar a los demás será contraproducente porque los gobernantes que se hacen odiar a menudo
provocan rebeliones que causan su caída.

Por otra parte está la fortuna. Como es un pensador realista, Maquiavelo reconocer que el éxito no
solo depende de la acción del príncipe, también ha de tener fortuna. La fortuna puede ser traducida
directamente por suerte, básicamente se entiende por fortuna todo aquello que escapa al control de

19 El Príncipe, XVIII, p91


20 Aunque si menciona a menudo dos importantes dos cualidades esenciales para mantenerse en el poder: astucia y
fuerza; capacidad de cálculo y buen uso de la violencia.
Cálculo: elegir los mejores medios para lograr mantenerse en el poder y salir fortalecido en cada acción. Esto debe
usarse tanto en la relación con la población sobre la que gobierna como en la relación con otros Estados. Este
cálculo, que lleva a la astucia, supone, por ejemplo, que los tratados sólo deben ser respetados si resulta beneficioso.
Violencia: la fuerza y la violencia son los medios a través de los cuales se logrará mantener el orden en el interior de
un Estado y protegerlo de los ataques del exterior, pero se debe hacer un uso prudente de la misma, en su uso, tanto
por defecto como por exceso, se corre el riesgo de rebelión.
una persona, tanto si es para bien como para mal. La fortuna incluye todo, desde cómo actúan otras
personas hasta los desastres naturales y que puede favorecer o entorpecer los designios de los
políticos. Cuando es favorable, la fortuna puede ayudar a una persona incluso en las circunstancias
más desesperadas21. Pero la fortuna es un aliado que nos puede dejar tirados en todo momento. Por
esta razón, Maquiavelo argumenta que uno nunca debería dejar nada al azar, es decir, aquellos con
virtù normalmente tienen éxito porque crean su propia suerte. Como la fortuna puede ser
caprichosa, debemos tomar medidas contra ella. En muchos de los ejemplos históricos que pone, la
fortuna es una fuerza que trae la ruina incluso a los más grandes generales y políticos.

“Cuando la fortuna quiere que se produzcan grandes acontecimientos, sabe cómo


hacerlo, eligiendo a un hombre de tanto espíritu y tanta virud que se dé cuenta de
las oportunidades que ella ofrece. Y los mismo sucede cuando quiere provocar la
ruina, escogiendo entonces a hombres que conribuyan a arruinarlo todo.22”

Lo mejor que puede hacer uno para evitar las consecuencias dañinas de la fortuna es planificar cada
pequeña contingencia, cada paso, y adaptarse rápidamente a los eventos nuevos. Aquellos que
buscan el poder deben entender que esto supone estar todo el tiempo en una lucha por controlar la
fortuna, sea a base de fuerza o de engaños. Deben de tener la virtù de controlar las circunstancias
para que las circunstancias no les controlen a ellos.

La fortuna por sí misma raramente es suficiente, ya que la verdadera grandeza requiere usarla en
ventaja propia. Mucha gente puede tener suerte pero no saber reconocer la oportunidad para
aprovecharla. Es decir, hay una idea de la necesidad del oportunismo político, que es uno de los
rasgos característicos de la forma de entender la política de Maquiavelo.

“Las circunstancias hicieron a estos hombres afortunados, pero fue su virtù lo


que es capacitó para reconocer las oportunidades que hicieron a sus países
exitosos y mayoritariamente felices”

Maquiavelo pondrá muchos ejemplos de personas que tuvieron éxito en parte porque fueron
beneficiarios de golpes de suerte, pero que tuvieron la sagacidad para saber aprovecharlos en su
beneficio23.

La fortuna, por lo tanto, desempeña un papel importante en la historia, en el auge y caída de los
Estados, y en el éxito de las las acciones políticas y de las carreras de los políticos. Frente a la
fortuna, cuando es mala, solo cabe la virtù24.

Política y Religión

– La religión como factor de cohesión social: Como es fácil de suponer, Maquiavelo se


refiere a la religión desde el punto de vista de sus efectos políticos. No le interesan la verdad
o falsedad de las creencias religiosas: le interesa la religión como un hecho social, como un
21 Por ejemplo, la pésima imagen pública de Margaret Tatcher durante su guerra contra los sindicatos y el movimiento
obrero iban a abocarla a un desastre electoral completo, pero sorprendentemente Argentina invadió las Islas
Malvinas y Tatcher vio la oportunidad para liderar una guerra que la mostrase como una política fuerte y capaz de
unir al país bajo el manto del patriotismo. Lo que le valió un gran empujón electoral.
22 Discursos, II, 29, 291
23 Siguiendo con el ejemplo, Tatcher pudo no haberse dado cuenta de la oportunidad para voltear la opinión pública a
través de la guerra de las Maldivas y tal vez haber buscado otro tipo de soluciones o quizá haber tenido un perfil más
bajo en el conflicto y no aprovecharlo para su propio beneficio político. Tuvo suerte, pero supo aprovecharla.
24 E incluso a veces esto es insuficiente. Alejandro VI y César Borgia, los mejores ejemplos de político según
Maquiavelo, lo tenían siempre todo planeado y aún así cayeron. Planearon todo menos lo que finalmente les hizo
caer.
instrumento político que puede ser utilizado (y que ha sido utilizado a menudo) eficazmente
por legisladores y gobernantes. En ese sentido, la religión podría ejercer una buena
influencia sobre un Estado. Por ejemplo, el culto a la figura del emperador en la Roma
clásica podría ser muy beneficioso para el orden social. Pero a pesar de que en el pasado las
religiones resultaron políticamente beneficiosas, Maquiavelo afirma que tanto la Iglesia
católica como la religión cristiana han ejercido una influencia política negativa.

– Crítica a la Iglesia católica: Maquiavelo acusa al papado de dos cosas:


– La conducta reprobable del papado ha hecho que los italianos se vuelvan irreligiosos
y malvados, así que la religión ya no puede desempeñar el papel político positivo
que ejercía en la Antigüedad.
– La actuación del papado ha sido políticamente desastrosa para Italia: ni ha sido capaz
de unificarla bajo su dominio, ni ha permitido tampoco esa unión bajo otro príncipe.
Italia permanece desunida, débil y eso se lo deben los italianos, dice Maquiavelo, a
la Iglesia.

– Crítica al cristianismo: Maquiavelo formula su crítica al cristianismo por la comparación


entre este y las religiones antiguas. Su diagnóstico general (curiosamente semejante al que
hará Nietzsche en el siglo XIX) es que el cristianismo es el responsable de la falta de virtud
que aqueja a los pueblos actuales. Al contrario que las religiones antiguas, el cristianismo ha
exaltado la vida contemplativa en detrimento de la vida activa, ha favorecido la resignación
predicando un concepto pasivo y no activo de la fortaleza:

“Cuando nuestra religión te pide que tengas fortaleza quiere decir que seas capaz
de soportar, no de hacer un acto de fuerza”25.

Las virtudes cristianas no coinciden con la noción de Maquiavelo de virtù, como ya hemos
visto claramente, y culpa de ello a una mala interpretación histórica del cristianismo,
acercándose mucho a teorías de humanistas de la época que sostenían una interpretación
naturalista del cristianismo en la que exaltaban el poder y la dignidad del ser humano.

¿Sentido oculto de El Príncipe?

“Es esto lo que Samuel le insistió a los hebreos; es esto lo que Maquiavelo
claramente demostró: mientras pretendía dar lecciones a los reyes, dio lecciones
geniales a los pueblos. El Príncipe de Maquiavelo es un libro para los
republicanos.”
Jean-Jacques Rousseau, El Contrato Social, Libro III: Capítulo VI

“Gracias sean dadas a Maquiavelo y a los escritores que, como él, han
proclamado abiertamente y sin disimulo cómo suelen actuar, y no cómo deben
actuar, los seres humanos”
Francis Bacon, De la dignidad y aumento de la ciencia, VII, 2, 10

¿Es posible que Maquiavelo estuviera denunciando el comportamiento de los políticos y no


dándoles herramientas? Muchos pensadores han defendido que Maquiavelo en verdad no creía en
los consejos que estaba dando, sino que estaba siendo irónico 26 y que El Príncipe en verdad es una
crítica a la política real que se desarrolla detrás de las máscaras. Se supone que debería ser obvio
para el lector que los consejos que da Maquiavelo son formas horribles de comportarse que llevan a
25 Discursos, II, 12, p74
26 Por ejemplo la politóloga Erica Benner
cabo los políticos. O como hemos visto en Rousseau y Bacon, que lo que estaba haciendo era
desvelar el comportamiento real de los políticos para prevenir a la opinión pública.

El problema de estas interpretaciones es que El Príncipe no fue una obra con intención de ser
divulgada entre el público. Maquiavelo le dedicó el libro a Lorenzo de Medici y sólo le mandó una
copia a él y realmente no fue publicado hasta siete años después de la muerte de su autor, así que no
parece muy evidente que lo escribiese con el deseo expreso de criticar la moralidad de la política o
desenmascarar las técnicas al público. Por ello, muchos otros autores han defendido que es lo que
parece, el regalo de una serie de consejos a un joven príncipe para reconciliarse con los Medici (y
tal vez recobrar su antiguo trabajo). La propia dedicatoria dice

“No he encontrado entre mis posesiones ninguna que valore y estime tanto como el conocimiento
de las acciones de los grandes hombres, adquirido a través de una larga experiencia en asuntos
modernos y un continuo estudio de la Antigüedad”.

Hay una teoría27 aún más retorcida y es que Maquiavelo tal vez no pensase que estas técnicas eran
realmente efectivas para tomar y mantener el poder, sino que elaboró el libro y lo plagó de
detallados ejemplos modernos e históricos y se lo mandó al joven príncipe Medici para intentar
engañar a Lorenzo y que siguiera malos consejos políticos, lo que llevaría a la caída de los Medici,
que le habían torturado y el retorno de la República Florentina que él amaba.

Extra: Algunos consejos concretos

– “Si un príncipe desea mantener su poder debe estar preparado para no ser virtuoso y hacer
uso de esto o no de acuerdo con la necesidad. Algunas cosas que parecen virtudes
provocarán su ruina si las practica y algunas cosas que parecen vicios le traerán seguridad
y prosperidad.”
– “Los príncipes que han conseguido grandes logros son aquellos que daban su palabra
ligeramente, que han sabido cómo engañar a los hombres con su astucia y que, al final, han
sobrepasado a aquellos que permanecían rectos en sus principios honestos.”
– Cuando pides ayuda a aliados más fuertes que tú: “Si sales victorioso, emerges como su
prisionero; y los príncipes deberían hacer todo lo posible por escapar de estar a la
voluntad de otros”
– “Un príncipe debe evitar infligir graves afrentas a cualquiera a su servicio que sea cercano
en los asuntos del Estado” Ya que la gente a la que dañe tendrá motivos para la venganza. Y
tratar de reconcilarse con ellos puede ser estéril, ya que “Aquel que cree que nuevos
beneficios harán que grandes personajes olviden pasados agravios se engaña”.
– “Un príncipe debe parecer compasivo, que mantiene su palabra, amable, inocente y
devoto... un hombre de buena fe, de integridad, un hombre religioso y amable” y sin
embargo “Será despreciado si tiene una reputación de ser voluble, frívolo, afeminado,
cobarde e irresoluto”, por suerte, “Todo el mundo ve lo que pareces ser, pocos
experimentan lo que realmente eres” - el valor de la imagen en política.
– “Es mucho mejor ser temido que amado. Porque de la generalidad de los hombres se puede
decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de
lucro. Mientras les haces bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes,
su vida y sus hijos, pues -como antes expliqué- ninguna necesidad tienes de ello; pero
cuando la necesidad se presenta se rebelan. Y el príncipe que ha descansado por entero en
su palabra va a la ruina al no haber tomado otras providencias; porque las amistades que
se adquieren con el dinero y no con !a altura y nobleza de alma son amistades merecidas,
pero de las cuales no se dispone, y llegada la oportunidad no se las puede utilizar. Y los
27 En Mary G. Dietz, “Trapping the Prince: Machiavelli and the Politics of Deception”
hombres tienen menos cuidado en ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga
temer; porque el amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza,
rompen cada vez que pueden beneficiarse; pero el temor es miedo al castigo que no se
pierde nunca.”
– “El príncipe debe hacerse temer de modo que, si no se granjea el amor, evite el odio, pues
no es imposible ser a la vez temido y no odiado; y para ello bastará que se abstenga de
apoderarse de los bienes y de las mujeres de sus ciudadanos y súbditos, y que no proceda
contra la vida de alguien sino cuando hay justificación conveniente y motivo manifiesto;
pero sobre todo abstenerse de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la
muerte del padre que la pérdida del patrimonio. Luego, nunca faltan excusas para despojar
a los demás de sus bienes”
– Para obtener el poder uno puede encontrar apoyo del pueblo de los nombres. Aunque los
nombres parezcan inicialmente más atractivos, porque tienen acceso a posiciones de poder y
riqueza para mantener ejércitos y experiencia en política, será mejor no entregarse a ellos,
pues tienen un problema crítico y es que solo apoyarán al político en la medida en que sirva
sus intereses. Las masas, en cambio, son mucho más fáciles de satisfacer, ya que su principal
deseo es no ser oprimidas, cualquiera que les proporcione seguridad y libertad se ganará su
apoyo duradero.
– “Las crueldades deben ser cometidas todas de una vez, ya que así cada una se siente menos
e importa menos. En cambio, los beneficios han de concederse de uno en uno, para que así
sean más apreciados.”

Extra 2: El cambio de la política clásica a la nuevamente

Aristóteles vs Maquiavelo

Lugar de la política:
Polis28 vs Estado29

Principal instrumento de la política y toma de decisiones:


Diálogo vs astucia y fuerza

Ser humano:
Animal social y político vs animal violento y fácil de engañar

Función de la política:
Posibilitación de la felicidad de los individuos vs alcanzar y mantener el poder.

Relación con la ética:


Política y ética entrelazadas vs política como independiente de la ética

28 Ámbito donde desarrollar las virtudes


29 Ámbito donde debe reinar el orden y la prosperidad
Extra 3:

“Quienes se interesan por la historia de las doctrinas éticas piensan generalmente que la creencia
en que un fin digno justifica todos los medios empleados no es un invento de los jesuitas, sino que
procede en realidad de los escritos de Maquiavelo. Este escritor, un hombre implacablemente frío,
racionalista y escéptico, enseñó, en efecto, que, si un gobernante quiere realizar sus designios,
tiene que desligarse de todos los escrúpulos; que simular diferentes virtudes, pero no poseerlas;
que servirse, dentro de determinados límites, de la crueldad y confiar solo en la fuerza de las
armas. Según Maquiavelo, existe un único criterio para valorar los actos y las situaciones de la
vida: si son o no son ventajosos desde el punto de vista de los intereses del soberano. Estas
recomendaciones, que se apoya en una inteligente y fría observación de la vida, le acarrearon a
Maquiavelo la fama de ser un campeón del cinismo brutal y el profeta de una moral propia de
lobos, carente de todo principio, de todo freno.
Mas, en realidad, aquí, como en otros muchos casos semejantes, la opinión popular no hace
justicia al autor de El Príncipe.
Maquiavelo no enseño en absoluto ninguna moral ni fue un apóstol de la educación moral;
escribió exclusivamente un libro sobre la técnica de gobernar. No sé pregunto “¿qué actos son
moralmente permisibles?”, sino esto otro, “¿qué métodos son los más efectivos en la lucha para
conquistar y mantener el poder?”. Dicho con otras palabras: sus obras no pertenecen al campo de
la moralística sino al de la praxeología especial. Maquiavelo investiga la técnica de las acciones
políticas como un ingeniero estudia la técnica de la construcción de barcos, prescindiendo de si su
proyecto servirá para una agresión militarista o para una guerra de defensa justa. En esto
Maquiavelo poseía un triste y profundo conocimiento de los aspectos morales de la vida política
que describía.
“Entre aquello que acontece en el mundo – escribió – y aquello que debería acontecer existe una
diferencia tan grande que quién hubiera desatendido la realidad el nombre del ideal de la realidad
habría ocasionado más bien su propio fracaso que no una mejoría de su destino: pues el hombre
que cada paso se dejare guiar tan solo por los principios del bien sucumbiría necesariamente en
medio de los hombres que se rigen por otros principios”
Así, pues, Maquiavelo no escribió tratados normativos, sino que enseña cuáles son los medios más
apropiados para conseguir determinados fines.
Representa un mérito y no una culpa de Maquiavelo el que no intentase subordinar la actividad
política a determinados ideales morales. Con ello arrancó a la praxis diaria de la política la
máscara de la doctrina hipócrita y puso al descubierto el mecanismo de la lucha rapaz para
conquistar el poder que se escondía detrás de la fachada de la moral cristiana. Los verdaderos
modelos de su teoría fueron, como es sabido, el papa Alejandro VI y su hijo el cardenal César
Borgia, los cuales se hicieron famosos tanto por el número de sus crímenes como por su éxito en la
ejecución de los mismos. Maquiavelo describió y analizó sus métodos de actuar sin intentar
subordinarlos a consignas morales. Su obra consistió en una implacable laicización de la política,
en una exposición de la vida de su época, libre de mistificaciones ideológicas y morales; en una
presentación de la política no como lucha por la gloria de Dios y por la ampliación del reino de
Cristo, sino como un asunto propio del puño, el cuchillo y el oro. A él le interesaban los medios y
no los fines, pues el presupuesto tácito de su teoría era que, si bien se puede enseñar los hombres la
técnica de la lucha, los fines que éstos se proponen en esa lucha constituyen hechos de la vida
objetiva que hay que tomar como son. Maquiavelo no fue ni un propagandista del crimen ni su
juez, sino solo un criminólogo. Tampoco defendió el principio de que el fin justifica los medios,
pues el reconocimiento al principio supone una valoración; que el fin es moralmente justo, cosa
que Maquiavelo no afirmó jamás. Prestemos atención esta actitud que no ha perdido nada de su
valor para el análisis científico”

Leszek Kolakovski, El Hombre sin alternativa


Nicolás Maquiavelo El príncipe Nicolás Maquiavelo El príncipe

qué de sus victorias y derrotas para evitar éstas y tratar de lograr aquéllas; y sobre todo posible poseerlas todas, ni observarlas siempre, porque la naturaleza humana no lo
hacer lo que han hecho en el pasado algunos hombres egregios que, tomando a los otros consiente, le es preciso ser tan cuerdo que sepa evitar la vergüenza de aquellas que le
por modelos, tenían siempre presentes sus hechos más celebrados. Corno se dice que significarían la pérdida del Estado, y, sí puede, aun de las que no se lo harían perder;
Alejandro Magno hacia con Aquiles, César con Alejandro, Escipión con Ciro. Quien lea pero si no puede no debe preocuparse gran cosa, y mucho menos de incurrir en la
la vida do Ciro, escrita por Jenofonte, reconocerá en la vida de Escipión la gloria que le infamia de vicios sin los cuales difícilmente podría salvar el Estado, porque si
reportó el imitarlo, y cómo, en lo que se refiere a castidad, afabilidad, clemencia y consideramos esto con frialdad, hallaremos que, a veces, lo que parece virtud es causa
liberalidad, Escipión se ciñó por completo a lo que Jenofonte escribió de Ciro. Esta es la de ruina, y lo que parece vicio sólo acaba por traer el bienestar y la seguridad.
conducta que debe observar un príncipe prudente: no permanecer inactivo nunca en los
tiempos de paz, sino, por cl contrario, hacer acopio de enseñanzas para valerse de ellas CAPÍTULO XVI
en la adversidad, a fin de que, si la fortuna cambia, lo halle preparado para reisitirle. DE LA PRODIGALIDAD Y DE LA AVARICIA

CAPÍTULO XV Empezando por las primeras de las cualidades nombradas, digo que estaría bien ser tenido
DE AQUELLAS COSAS POR LAS CUALES LOS HOMBRES Y ESPECIALMENTE LOS por pródigo. Sin embargo, la prodigalidad, practicada de manera que se sepa que uno es
PRINCIPES, SON ALABADOS O CENSURADOS pródigo, perjudica; y por otra parte, si se la practica virtuosamente y tal como se la debe
practicar, la prodigalidad no será conocida y se creerá que existe el vicio contrario. Pero
Queda ahora por analizar cómo debe comportarse un príncipe en el trato con súbditos y como el que quiere conseguir fama de pródigo entre los hombres no puede pasar por alto
amigos. Y porque sé que muchos han escrito sobre el tema, me pregunto, al escribir ahora ninguna clase de lujos, sucederá siempre que un príncipe así acostumbrado a proceder
yo, si no seré tachado de presuntuoso, sobre todo al comprobar que en esta materia me consumirá en tales obras todas sus riquezas y se verá obligado, a la postre, si desea
aparto de sus opiniones. Pero siendo mi propósito escribir cosa útil para quien la conservar su reputación, a imponer excesivos tributos, a ser riguroso en el cobro y a
entiende, me ha parecido más conveniente ir tras la verdad efectiva de la cosa que tras hacer todas las cosas que hay que hacer para procurarse dinero. Lo cual empezará a
su apariencia. Porque muchos se han imaginado como existentes de veras a repúblicas tornarle odioso a los ojos de sus súbditos, y nadie lo estimará, ya que se habrá vuelto
y principados que nunca han sido vistos ni conocidos; porque hay tanta diferencia entre pobre. Y como con su prodigalidad ha perjudicado a muchos y beneficiado a pocos, se
cómo se vive y cómo se debería vivir, que aquel que deja lo que se hace por lo que resentirá al primer inconveniente y peligrará al menor riesgo. Y si entonces advierte su
debería hacerse marcha a su ruina en vez de beneficiarse., pues un hombre que en todas falla y quiere cambiar de conducta, sera tachado de tacaño.
partes quiera hacer profesión de bueno es inevitable que se pierda entre tantos que no Ya que un príncipe no puede practicar públicamente esta virtud sin que se perjudique,
lo son. Por lo cual es necesario que todo príncipe que quiera mantenerse aprenda a no ser convendrá, si es sensato, que no se preocupe si es tildado de tacaño; porque, con el
bueno, y a practicarlo o no de acuerdo con la necesidad. tiempo, al ver que con su avaricia le bastan las entradas para defenderse de quien le hace
Dejando, pues, a un lado las fantasías, y preocupándonos sólo de las cosas reales, digo la guerra, y puede acometer nuevas empresas sin gravar al pueblo, será tenido siempre
que todos los hombres, cuando se habla de ellos, y en particular los príncipes, por ocupar por más pródigo, pues practica la generosidad con todos aquellos a quienes no quita, que
posiciones más elevadas, son iuzgados por algunas de estas cualidades que les valen o son innumerables, y la avaricia con todos aquellos a quienes no da, que son pocos.
censura o elogio. Uno es llamado pródigo, otro tacaño (y empleo un término toscano, En nuestros tiempos sólo hemos visto hacer grandes cosas a los hom bres considerados
porque “avaro”, en nuestra lengua, es tarnbién el que tiende a enriquecerse por medio de tacaños; los demás siempre han fracasado. El papa Julio II, después de servirse del
la rapiña, mientras que llamamos “tacaño” al que se abstiene demasiado de gastar lo nombre do pródigo para llegar at Pontificado, no se cuidó a fin de poder hacer la guerra,
suyo); uno es considerado dadivoso, otro rapaz; uno cruel, otro clemente; uno traidor, de conserver semejante fama. El actual rey de Francia ha sostenido tantas guerras sin
otro leal; uno afeminado y pusilánime, otro decidido y animoso; uno humano, otro imponer tributos extraordinarios a sus súbditos porque, con su extremada economía,
soberbio; uno lascivo, otro casto; uno sincero, otro astuto; uno duro, otro débil; uno proveyó a los superfluos. El actual rey España, si hubiera sido espléndido, no habría
grave, otro. frívolo; uno religioso, otro incrédulo, y así sucesivamente. Sé que no habría realizado ni vencido en tantas empresas.
nadie que no opinase que sería cosa muy loable que, de entre todas las cualidades En consecuencia, un príncipe debe reparar poco —con tal de que ello le permita
nombradas, un príncipe poseyese las que son consideradas buenas; pero como no es defenderse, no robar a los súbditos, no volverse pobre y despreciable, no mostrarse

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Nicolás Maquiavelo El príncipe Nicolás Maquiavelo El príncipe

expoliador—en incurrir en el vicio de tacaño; porque éste es uno de los vicios que hacen nueva dominación trae consigo infinidad de peligros. Así se explica que Virgilio ponga
posible reinar. Y si alguien dijese: “Gracias a su prodigalidad, César llegó al imperio, y en boca de Dido:
muchos otros, por haber sido y haberse ganado fama de pródigos, escalaron altísimas Res dura et regni novitas me talia (cogunt
posiciones”, contestaría: “O ya eres príncipe, o estas en camino de serlo; en el primer Moliri, et late fines custode tueri.
caso, la liberalidad es perniciosa; en el segundo, necesaria. Y César era uno do los que Sin embargo, debe ser cauto en el creer y el obrar, no tener miedo de sí mismo y proceder
querían llegar al principado de Roma; pero si después de lograrlo hubiese sobrevivido y con moderación, prudencia y humanidad, de modo que una excesiva confianza no lo
no so hubiera moderado en los gastos, habría llevado el imperio a la ruina”. Y si alguien vuelva imprudente, y una desconfianza exagerada, intolerable.
replicase: “Ha habido muchos príncipes, reputados por liberalísimos, que hicieron Surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado. Nada
grandes cosas con las armas” diría yo: “O el príncipe gasta lo suyo y lo de los súbditos, mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que siempre ha
o gasta lo ajeno; en el primer caso debe ser medido, en el otro, no debe cuidarse del de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado. Porque de la generalidad
despilfarro. Porque el príncipe que va con sus ejércitos y que vive del botín, de los de los hombres se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes
saqueos y de las contribuciones, necesita eo esa esplendidez a costa de los enemigos, ante el peligro y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son completamente tuyos: te
ya que de otra manera los soldados no lo seguirían. Con aquello que no es del príncipe ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, pues —como antes expliqué
ni de sus súbditos se puede ser extremadamente generoso, como lo fueron Ciro, César y —ninguna necesidad tienes de ello; pero cuando la necesidad se presenta se rebelan. Y
Alejandro; porque el derrochar lo ajeno, antes concede que quita reputación; sólo el el príncipe que ha descansado por entero en su palabra va a la ruina al no haber tomado
gastar lo de uno perjudica. No hay cosa que se consuma tanto a sí misma como la otras providencias; porque las amistades que se adquieren con el dinero y no con !a
prodigalidad, pues cuanto más se la practica más se pierde la facultad de practicarla; y se altura y nobleza de alma son amistades merecidas, pero de las cuales no se dispone, y
vuelve el príncipe pobre y despreciable, o, si quiere escapar de la pobreza, expoliador y llegada la oportunidad no se las puede utilizar. Y los hombres tienen menos cuidado en
odioso. Y si hay algo que deba evitarse, es el ser despreciado y odioso, y a ambas cosa ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer; porque el amor es un
conduce la prodigalidad. Por lo tanto, es más prudente contentarse con el tilde de tacaño vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza, rompen cada vez que
que implica una vergüenza sin odio, que, por ganar fama de pródigo, incurrir en el de pueden beneficiarse; pero el temor es miedo al castigo que no se pierde nunca. No
expoliador, que implica una vergüenza con odio. obstante lo cual, el príncipe debe hacerse temer de modo que, si no se granjea el amor,
evite el odio, pues no es imposible ser a la vez temido y no odiado; y para ello bastará que
CAPÍTULO XVII se abstenga de apoderarse de los bienes y de las mujeres de sus ciudadanos y súbditos,
DE LA CRUELDAD Y LA CLEMENCIA; Y SI ES MEJOR SER AMADO QUE TEMIDO, y que no proceda contra la vida de alguien sino cuando hay justificación conveniente y
O SER TEMIDO QUE AMADO motivo manifiesto; pero sobre todo abstenerse de los bienes ajenos, porque los hombres
olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio. Luego, nunca faltan
Paso a las otras cualidades ya cimentadas y declaro que todos los príncipes deben desear excusas para despojar a los demás de sus bienes, y el que empieza a vivir de la rapiña
ser tenidos por clementes y no por crueles. Y, sin embargo, deben cuidarse de emplear siempre encuentra pretextos para apoderarse de lo ajeno, y, por el contrario, para quitar
mal esta clemencia, César Borgia era considerado cruel, pese a lo cual fue su crueldad la la vida, son más raros y desaparezcan con más rapidez.
que impuso el orden en la Romaña, la que logró su unión y la que la volvió a la paz y a la Pero cuando cl príncipe está al frente de sus ejércitos y tiene que gobernar a miles de
fe. Que, si se examina bien, se verá que Borgia fue mucho más clemente que el pueblo soldados, es absolutamente necesario que no se preocupe si merece fama de cruel,
florentino, que para evitar ser tachado de cruel, dejó destruir a Pistoia. Por lo tanto, un porque sin esta fama jamás podrá tenerse ejército alguno unido y dispuesto a la lucha.
príncipe no debe preocuparse porque lo acusen de cruel, siempre y cuando su crueldad Entre las infinitas cosas admirables de Aníbal se cita la de que, aunque contaba con un
tenga por objeto el mantener unidos y fieles a los súbditos; porque con pocos castigos ejército grandísimo, formado por hombres de todas las razas a los que llevó a combatir en
ejemplares será más clemente que aquellos que, por excesiva clemencia, dejan multiplicar tierras extranjeras, jamás surgió discordia alguna entre ellos ni contra el príncipe, así en
los desórdenes, causas de matanzas y saqueos que perjudican a toda una población, la mala como en la buena fortuna. Y esto no podía deberse sino a su crueldad inhumana,
mientras que las medidas extremas adoptadas por cl príncipe sólo van en contra de uno. que, unida a sus muchas otras virtudes, lo hacía venerable y terrible en el concepto de
Y es sobre todo un príncipe nuevo el que no debe evitar los actos de crueldad, pues toda los soldados; que, sin aquélla, todas las demás no le habrían bastado para ganarse este

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Nicolás Maquiavelo El príncipe Nicolás Maquiavelo El príncipe

respeto. Los historiadores poco reflexivos admiran, por una parte, semejante orden, y, por trampas y 1eón para espantar a los lobos. Los que sólo se sirven de las cualidades del
la otra, censuran su razón principal. Que si es verdad o no que las demás virtudes no le 1eón demuestran poca experiencia. Por lo tanto, un príncipe prudente no debe observar
habrían bastado puede verse en Escipión —hombre de condiciones poco comunes, no la fe jurada cuando semejante observancia vaya en contra de sus intereses y cuando
sólo dentro de su boca, sino dentro de toda la historia de la humanidad—, cuyos ejércitos hayan desaparecido las razones que le hicieron prometer. Si los hombres fuesen todos
se rebelaron en España. Lo cual se produjo por culpa de su excesiva clemencia, que había buenos, este precepto no sería bueno; pero como son perversos, y no la observarían
dado a sus soldados más licencia de la que a la disciplina militar convenía. Falta que contigo, tampoco tú debes observarla con ellos. Nunca faltaron a un príncipe razones
Fabio Máxirno le reprochó en el Senado, llamándolo corruptor de la milicia romana. Los legitimas para disfrazar la inobservancia. Se podrían citar innumerables ejemplos
locrios, habiendo sido ultrajados por un enviado de Escipión, no fueron desagraviados modernos de tratados de paz y promesas vueltos inútiles por la infidelidad de los
por éste ni la insolencia del primero fue castigada naciendo todo de aquel su blando príncipes. Que el que mejor ha sabido ser zorro, ése ha triunfado. Pero hay que saber
carácter. Y a tal extremo, que alguien que lo quiso justificar ante el Senado dijo que disfrazarse bien y ser hábil en fingir y en disimular. Los hombres son tan simples y de tal
pertenecía a la clase de hombres que saben mejor no equivocarse que enmendar las manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará
equivocaciones ajenas. Este carácter, con el tiempo habría acabado por empañar su fama siempre quien se deje engañar.
y su honor, a haber llegado Escipión al mando absoluto; pero como estaba bajo las No quiero callar uno de los ejemplos contemporáneos. Alejandro VI nunca hizo ni pensó
órdenes del Senado, no sólo quedó escondida esta mala cualidad suya, sino que se en otra cosa que en engañar a los hombres, y siempre halló oportunidad para hacerlo.
convirtió en su gloria. Jamás hubo hombre que prometiese con mis desparpajo ni que hiciera tantos juramentos
Volviendo a la cuestión de ser amado o temido, concluyo que, como cl amar depende de sin cumplir ninguno; y, sin embargo, los engaños siempre le salieron a pedir de boca,
la voluntad de los hombres y el temer de la voluntad del príncipe, un príncipe prudente porque conocía bien esta parte del mundo.
debe apoyarse en lo suyo y no en lo ajeno, pero, como he dicho, tratando siempre de No es preciso que un príncipe posea todas las virtudes citadas, pero es indispensable
evitar el odio. que aparente poseerlas. Y hasta me atreveré a decir esto: que el tenerlas y practicarlas
siempre es perjudicial, y el aparentar tenerlas, útil. Está bien mostrarse piadoso, fiel,
CAPÍTULO XVIII humano, recto y religioso, y asimismo serlo efectivamente; pero se debe estar dispuesto
DE QUE MODO LOS PRÍNCIPES DEBEN CUMPLIR SUS PROMESAS a irse al otro extremo si ello fuera necesario. Y ha de tenerse presente que un príncipe, y
Nadie deja de comprender cuán digno de alabanza es cl príncipe que cumple la palabra sobre todo un príncipe nuevo, no puede observar todas las cosas gracias a las cuales los
dada, que obra con rectitud y no con doblez; pero la experiencia nos demuestra, por lo hombres son considerados buenos, porque, a menudo, para conservarse en el poder, se
que sucede en nuestros tiempos, que son precisamente los príncipes que han hecho ve arrastrado a obrar contra la fe, la caridad, la humanidad y la religión. Es preciso, pues,
menos caso de la fe jurada, envuelto a los demás con su astucia y reído de los que han que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias, y que, como he
confiado en su lealtad, los únicos que han realizado grandes empresas. dicho antes, no se aparte del bien mientras pueda, pero que, en caso de necesidad, no
Digamos primero que hay dos maneras de combatir: una, con las leyes; otra, con la fuerza. titubee en entrar en el mal.
La primera es distintiva del hombre; la segunda, de la bestia. Pero como a menudo la Por todo esto un príncipe debe tener muchísimo cuidado de que no le brote nunca de los
primera no basta, es forzoso recurrir a la segunda. Un príncipe debe saber entonces labios algo que no esté empapado de las cinco virtudes citadas, y de que, al verlo y oírlo,
comportarse como bestia y como hombre. Esto es lo que los antiguos escritores parezca la clemencia, la fe, la rectitud y la religión mismas, sobre todo esta última. Pues
enseñaron a los príncipes de un modo velado cuando dijeron que Aquiles y muchos los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos, porque todos
otros de los príncipes antiguos fueron confiados al centauro Quirón para que los criara pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, mas pocos saben lo que
y educase. Lo cual significa que, como el preceptor es mitad bestia y mitad hombre, un eres; y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría, que se escuda
príncipe debe saber emplear las cualidades de ambas naturalezas, y que una no puede detrás de la majestad del Estado. Y en las acciones de los hombres, y particularmente de
durar mucho tiempo sin la otra. los príncipes, donde no hay apelación posible, se atiende a los resultados. Trate, pues,
De manera que, ya que se ve obligado a comportarse como bestia, conviene que el un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables
príncipe se transforma en zorro y en león, porque el 1eón no sabe protegerse de las y loados por todos; porque cl vulgo se deja engañar por las apariencias y por el éxito; y
trampas ni el zorro protegerse de los lobos. Hay, pues, que ser zorro para conocer las en el mundo sólo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías

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Nicolás Maquiavelo El príncipe Nicolás Maquiavelo El príncipe

no tienen donde apoyarse. Un príncipe de estos tiempos, a quien no es oportuno corre el que conspira. La experiencia nos demuestra que hubo muchísimas conspiraciones
nombrar, jamás predica otra cosa que concordia y buena fe; y es enemigo acérrimo de y que muy pocas tuvieron éxito. Porque el que conspira no puede obrar solo ni buscar
ambas, ya que, si las hubiese observado, habría perdido más de una vez la fama y las la complicidad de los que no cree descontentos; y no hay descontento que no se regocije
tierras. en cuanto le hayas confesado tus propósitos, porque de la revelación de tu secreto
puede esperar toda clase de beneficios; es preciso que, sea muy amigo tuyo o enconado
CAPÍTULO XIX enemigo del príncipe para que, al hallar en una parte ganancias seguras y en la otra
DE QUE MODO DEBE EVITARSE SER DESPRECIADO Y ODIADO dudosas y llenas de peligro, te sea, leal. Y para reducir el problema a, sus últimos
términos, declaro que de parte del conspirador sólo hay recelos, sospechas y temor al
Como de entre las cualidades mencionadas ya hablé de las mis importantes, quiero ahora, castigo, mientras que el príncipe cuenta con la majestad del príncipado, con las leyes y
bajo este titulo general, referirme brevemente a las otras. Trate el príncipe de huir de las con la ayuda de los amigos, de tal manera que, si se ha granjeado la simpatía popular, es
cosas que lo hagan odioso o despreciable, y una vez logrado, habrá cumplido con su imposible que haya alguien que sea tan temerario como para conspirar. Pues si un
deber y no tendrá nada que temer de los otros vicios. Hace odioso, sobre todo, como ya conspirador está por lo común rodeado de peligros antes de consumar el hecho, lo estará
he dicho antes, el ser expoliador y el apoderarse de los bienes y de las mujeres de los aún más después de ejecutarlo, porque no encontrará amparo en ninguna parte.
súbditos, de todo lo cual convendrá abstenerse. Porque la mayoría de los hombres, Sobre este particular podrían citarse innumerables ejemplos; pero me daré por satisfecho
mientras no se ven privados de sus bienes y de su honor, viven contentos; y el príncipe con mencionar uno que pertenece a la época de nuestros padres. Micer Aníbal
queda libre para combatir la ambición de los menos que puede cortar fácilmente y de mil Bentivoglio, abuelo del actual micer Aníbal, que era príncipe de Bolonia, fue asesinado
maneras distintas. Hace despreciable el ser considerado voluble, frívolo, afeminado, por los Canneschi, que se había conjurado contra él, no quedando de los suyos más que
pusilánime e irresoluto, defectos de los cuales debe alejarse como una nave de un escollo, micer Juan, que era una criatura. Inmediatamente después de somejante crimen so
e ingeniarse para que en sus actos se reconozca grandeza, valentía, seriedad y fuerza. Y sublevó el pueblo y exterminó a todos los Canneschi. Esto nace de la simpatia, popular
con respecto a los asuntos privados de los súbditos, debe procurar que sus fallos sean que la casa de los Bentivoglio tenía en aquellos tiempos, y que fue tan grande que, no
irrevocables y empeñarse en adquirir tal autoridad que nadie piense en engañarlo ni quedando de ella nadie en Bolonia que pudiese, muerto Aníbal, regir el Estado, y
envolverlo con intrigas. habiendo inicios de que en Florencia existía un descendiente de los Bentivoglio, que se
El príncipe que conquista semejante autoridad es siempre respetado, pues difícilmente se consideraba hasta entonces hijo de cerrajero, vinieron los boloñeses en su busca a
conspira contra quien, por ser respetado, tiene necesariamente ser bueno y querido por Florencia y le entregaron el gobierno de aquella ciudad la que fue gobernada por él hasta
los suyos. Y un príncipe debe temer dos cosas: en el interior, que se le subleven los que micer Juan hubo llegado a una edad adecuada par asumir el mando.
súbditos; en el exterior, que le ataquen. Las potencias extranjeras. De éstas se, defenderá Llego, pues, a la conclusión de que un príncipe, cuando es apreciado por el pueblo, debe
con buenas armas y buenas alianzas, y siempre tendrá buenas alianzas el que tenga cuidarse muy poco de las conspiraciones; pero que debe temer todo y a todos cuando
buenas armas, así como siempre en el interior estarán seguras las cosas cuando lo estén lo tienen por enemigo y es aborrecido por él. Los Estados bien organizados y los
on el exterior, a menos que no hubiesen sido previamente perturbadas por una príncipes sabios siempre han procurado no exasperar a los nobles y, a la vez, tener
conspiración. Y aun cuando los enemigos de afuera amenazasen, si ha vivido como he satisfecho y contento al pueblo. Es éste uno de los puntos a que más debe atender un
aconsejado y no pierda la presencia de espíritu resistirá todos los ataques, como he príncipe.
aconsejado que hizo el espartano Nabis. En lo que se refiere a los súbditos, y a pesar de En la actualidad, entre los reinos bien organizados, cabe nombrar el de Francia, que
que no exista amenaza extranjera alguna, ha de cuidar que no conspiren secretamente; cuenta con muchas instituciones buenas que están al servicio de la libertad y de la
pero de este peligro puede asegurarse evitando que lo odien o lo desprecien y, como ya seguridad del rey, de las cuales la primera es el Parlamento. Como el que organizó este
antes he repetido, empeñandose por todos los medios en tener satisfecho al pueblo. reino conocía, por una parte, la ambición y la violencia de los poderosos y la necesidad
Porque el no ser odiado por el pueblo es uno de los remedios más eficaces de que de tenerlos como de una brida para corregirlos y, por la otra, el odio a los nobles que el
dispone un príncipe contra las conjuraciones. El conspirador siempre cree que el pueblo temor hacía nacer en el pueblo —temor que había que hacer desaparecer—, dispuso que
quedará contento con la muerte del príncipe, y jamás, si sospecha que se producirá el no fuese cuidado exclusivo del rey esa tarea, para evitarle los inconvenientes que tendría
efecto contrario, se decide a tomar semejante partido, pues son infinitos los peligros que con los nobles si favorecía al pueblo y los que tendría con el pueblo si favorecía a los

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nobles. Creó entonces un tercer poder que, sin responsabilidades para el rey, castigase soldados, que, acostumbrados a vivir en la mayor licencia bajo Cómodo, no podian tolerar
a los nobles y beneficiase al pueblo. No podía tomarse medida mejor ni más juiciosa, ni la vida virtuosa que aquél pretendia imponerles; y por esto fue odiado. Y como al odio
que tanto proveyese a la seguridad del rey y del reino. De donde puede extraerse esta se agregó al desprecio que inspiraba su vejez, pereció en los comienzos mismos de su
consecuencia digna de mención: que los príncipes deben encomendar a los demás las reinado.
tareas gravosas y reservarse las agradables. Y vuelvo a repetir que un príncipe debe Y aqui se debe señalar que el odio se gana tanto con las buenas acciones como con las
estimar a los nobles, pero sin hacerse odiar por el pueblo. perversas, por cuyo motivo, como dije antes, un principe que quiere conserver el poder
Acaso podrá parecer a muchos que el ejemplo de la vida y muerte de ciertos emperadores es a menudo forzado a no ser bueno, porque cuando aquel grupo, ya sea pueblo,
romanos contradice mis opiniones, porque hubo quienes, a pesar de haberse conducido soldados o nobles, del que tú juzgas tener necesidad para mantenerte, está corrompido,
siempre virtuosamente y de poseer grandes cualidades, perdieron el imperio o, peor aún, te conviene seguir su caprichopara satisfacerlo, pues entonces las buenas acciones
fueron asesinados por sus mismos súbditos, conjurados en su contra. Para contestar a serían tus enemigas.
estas objeciones examinaré el comportamiento de algunos emperadores y demostraré que Detengámonos ahora en Alejandro, hombre de tanta bondad que, entre los elogios que
las causas de su ruina no difieren de las que he expuesto, y mientras tanto, recordaré los se le tributaron, figura el de que en catorce años que reinó no hizo matar a nadie sin juicio
hechos más salientes de la Historia de aquellos tiempos. Me limitaré a tomar a los previo; pero su fama de persona débil y que se dejaba gobernar por su madre le acarreó
emperadores que se sucedieron desde Marco el Filósofo hasta Maximino: Marco, su hijo el desprecio de los soldados, que se sublevaron y lo mataron.
Cómodo, Pertinax, Juliano, Severo, su hijo Antonio Caracalla, Macrino, Heliogábalo, Por el contrario, Cómodo, Severo, Antonio Caracalla y Maximino fueron ejemplos de
Alejandro y Maximino. Pero antes conviene hacr notar que, mientras los príncipes de hoy crueldad y despotisino llevados al extremo. Para congraciarse con los soldados, no
sólo tienen que luchar contra la ambición de los nobles y la violencia de los pueblos, los ahorraron ultrajes al pueblo. Y todos, a excepción de Severo, acabaron mal. Severo,
emperadores romanos tenían que hacer frente a una tercera dificultad: la codicia y la aunque oprimió al pueblo, pudo reinar felizmente en mérito al apoyo de los soldados y a
crueldad de sus soldados, motivo de la ruina de muchos. Porque era dificil dejar a la vez sus grandes cualidades, que lo hacían tan admirable a los ojos del pueblo y del ejército
satisfechos a los soldados y al pueblo, pues en tanto que el pueblo amaba la paz y a los que éste quedaba reverente y satisfecho, y aquél, atemorizado y estupefacto. Y como sus
principes sosegados, las tropas preferían a los príncipes belicosos, violentos, crueles y acciones fueron notables para un príncipe nuevo, quiero explicar brevemente lo bien que
rapaces, y mucho más si lo eran contra el pueblo, ya que así duplicaban la ganancia y supo proceder como zorro y como león, cuyas cualidades, como ya he dicho, deben ser
tenían ocasión de deshogar su codicia y su perversidad. Esto explica por qué los imitadas por todos los príncipes.
emperadores que carecían de autoridad suficiente para contener a unos y a los otros Enterado de que el emperador Juliano era un cobarde, Severo convencía al ejército que
siempre fracasaban; y explica también por qué la mayoría, y sobre todo los que subían al estaba bajo su mando en Esclavonia de que era necesario ir a Roma para vengar la muerte
trono por herencia, una vez conocida la imposibilidad de dejar satisfechas a ambas partes, de Pertinax, a quien los pretorianos habían asesinado. Y con este pretexto, sin dar a
se decidían por los soldados, sin importarles pisotear al pueblo. Era el partido lógico: conocer sus aspiraciones al imperio, condujo al ejército contra Roma y estuvo en Italia
cuando cl príncipe no puede evitar ser odiado por una de las dos partes, debe inclinarse antes que se hubiese tenido noticia de su partida. Una vez en Roma, dio muerte a Juliano;
hacia el grupo más numeroso, y cuando esto no es posible, inclinarse hacia el más fuerte. y el Senado, lleno de espanto, lo eligió emperador. Pero para adueñarse del Estado
De ahí que los emperadores —que al serlo por razones ajenas al derecho tenían necesidad quedaban aún a Severo dos dificultades. la primera en Oriente, donde Níger, jefe de los
de apoyos extraordinariosbuscasen contentar a los soldados antes que al pueblo; lo cual, ejércitos asiáticos, se habla hecho proclamar emperador; la segunda en Occidente, donde
sin embargo, podía resultarles ventajoso o no según que supiesen o no ganarse y se hallaba Albino, quien también tenía pretensiones al imperio. Y como juzgaba peligroso
conserver su respeto. Por tales motivos, Marco, Pertinax y Alejandro, a pesar de su vida declararse a la vez enemigo de los dos, resolvió atacar a Níger y engañar a Albino, para
moderada, a pesar de ser amantes de la justicia, enemigos de, la crueldad, humanitarios lo cual escribió a éste que, elegido emperador por el Senado, quería compartir el trono con
y benévolos, tuvieron todos, salvo Marco, triste fin. Y Marco vivió y murió amado él; le mandó el título de césar y, por acuerdo del Senado, lo convirtió en su colega,
gracias a que llegó al trono por derecho de herencia, sin debérselo al pueblo ni a los distinción que Albino aceptó sin vacilar. Pero una vez que hubo vencido y muerto a
soldados., y a que, como estaba adornado de muchas virtudes que lo hacían venerable, Níger, y pacificadas las cosas en Oriente, volvió a Roma y se quejó al Senado de que
tuvo siempre, mientras vivió, sometidos a unos y a otros a su voluntad, y nunca fue Albino, olvidándose de los beneficios que le debía, había tratado vilmente de matarlo, por
odiado ni despreciado. Pero Pertinax fue hecho emperador contra el parecer de los lo cual era preciso que castigara su ingratitud. Fue entonces a buscarlo a las Galias y le

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quitó la vida y el Estado. natural que todo el mundo se sintiese inquieto y, en consecuencia, que el África se
Quien examine, pues, detenidamente las acciones de Severo, verá que fue un feroz león rebelase y que el Senado y luego el pueblo de Roma y toda Italia conspirasen contra él.
y un zorro muy astuto, y advertirá que todos le temieron y respetaron y que el ejército no Su propio ejército, mientras sitiaba a Aquilea sin poder tomarla, cansado de sus
lo odió; y no se asombrará de que él, príncipe nuevo, haya podido ser amo de un imperio crueldades y temiéndolo menos al verlo rodeado de tantos enemigos, se plegó al
tan vasto, porque su ilimitada autoridad lo protegió siempre del odio que sus movimiento y lo mató.
depredaciones podían haber hecho nacer en el pueblo. No quiero referirme a Heliogábalo, Macrino y Juliano. que, por ser harto despreciables,
Pero Antonino, su hijo, también fue hombre, de cualidades que lo hacían admirable en el tuvieron pronto fin, y atenderé a las conclusiones de este discurso. Los príncipes
concepto del pueblo y grato en el de los soldados. Varón de genio guerrero, durísimo a actuales no se encuentran ante la dificultad de tener que satisfacer en forma desmedida
la fatiga, enemigo de la molicie y de los placeres de la mesa, no podía menos de ser a los soldados; pues aunque haya que tratarlos con consideración, el caso es menos
querido por todos los soldados. Sin embargo, su ferocidad era tan grande e inaudita que, grave dado que estos príncipes no tienen ejércitos propios, vinculados estrechamente
después de innumerables asesinatos aislados, exterminó a gran parte del pueblo de Roma con los gobiernos y las administraciones provinciales, como estaban los ejércitos del
y a todo el de Alejandría. Por este motivo se hizo odioso a todo el mundo, empezó a ser Imperio Romano. Y si entonces había que inclinarse a satisfacer a los soldados antes que
temido por los mismos que lo rodeaban y a la postre fue muerto por un centurión en al pueblo, se explica, porque los soldados eran más poderosos que el pueblo; mientras
presencia de todo el ejército. Conviene notar al respecto no está en manos de ningún que ahora todos los príncipes, salvo el Turco y el Sultán. tienen que satisfacer antes al
príncipe evitar esta clase de atentados, producto de la firme decisión de un hombre de pueblo que a los soldados, porque aquél puede más que éstos. Excepto al Turco, que, por
carácter, porque al que no le importa morir no le asusta quitar la vida a otro., pero no los estar siempre rodeado por doce mil infantes y quince mil jinetes, de los cuales dependen
tema el príncipe, pues son rarísimos, y preocúpese, en cambio, por no inferir ofensas la seguridad y la fuerza del reino, necesita posponer toda otra preocupación a la de
graves a nadie que esté junto a él para el servicio del Estado. Es lo que no hizo Antonino, conservar la amistad de las tropas. Del mismo modo, conviene que el Sultán, cuyo reino
ya que, a pesar de haber asesinado en forma ignominiosa a un hermano del centurión, y está por completo en manos del ejército, conserve las simpatías de éste sin tener
de amenazar a éste diariamente con lo mismo, lo conservaba en su guardia particular: consideraciones para con el pueblo. Y adviértase que este Estado del Sultán es muy
tranquilidad temeraria que tenía que traerle la muerte, y se la trajo. distinto de todos los principados y sólo parecido al pontificado cristiano, al que no puede
Pasemos a Cómodo, a quien, por ser hijo de Marco y haber recibido el imperio en llamársele principado hereditario ni principado nuevo, porque no son los hijos del
herencia, fácil le hubiera sido conservarlo, dado que con sólo seguir las huellas de su príncipe viejo los herederos y futuros príncipes, sino el elegido para ese puesto por los
padre hubiese tenido satisfecho a pueblo y ejército. Pero fue un hombre cruel y brutal que tienen autoridad.. Y como se trata de una institución antigua, no le corresponde el
que, para desahogar su ansia de rapiña contra el pueblo, trató de captarse la benevolencia nombre de principado nuevo, aparte de que no se encuentran en él los obstáculos que
de las tropas permitiéndoles toda clase de licencias; por otra parte, olvidado de la existen en los nuevos, pues si bien el príncipe es nuevo, la constitución del Estado es
dignidad que investía, bajo muchas veces a la arena para combatir con los gladiadores antigua y el gobernante recibido como quien lo es por derecho hereditario.
y cometió vilezas incompatibles con la majestad imperial, con lo cual se acarreó el Pero volvamos a nuestro asunto. Cualquiera que meditase este discurso hallaría que la
desprecio de los soldados. De modo que, odiado por un grupo y aborrecido por el otro, causa de la ruina de los emperadores citados ha sido el odio o el desprecio, y descubriría
fue asesinado a consecuencia de una conspiración. a qué se debe que, mientras parte de ellos procedieron de un modo y parte de otro, en
Nos quedan por examinar las cualidades de Maximino. Fastidiadas las tropas por la ambos modos hubo dichosos y desgraciados. Pertinax y Alejandro fracasaron porque,
inactividad de Alejandro, de quien ya he hablado, elevaron al imperio, una vez muerto siendo príncipes nuevos, quisieron imitar a Marco, que había llegado al imperio por
éste, a Maximino, hombre de espíritu extraordinariamente belicoso, que no se conservó derecho de sucesión; y lo mismo le sucedió a Caracalla, Cómodo y Maximino al intentar
en el poder mucho tiempo porque hubo dos cosas que lo hicieron odioso y despreciable: seguir ]as huellas de Severo cuando carecían de sus cualidades. Se concluye de esto que
la primera, su baja condición, pues nadie ignoraba que había sido pastor en Tracia, y esto un príncipe nuevo en un principado nuevo no puede imitar la conducta de Marco ni
producía universal disgusto; la otra, su fama de sanguinario; había diferido su marcha a tampoco seguir los pasos de Severo, sino que debe tomar de éste las cualidades
Roma para tomar posesión del mando, y en el intervalo, había cometido, en Roma y en necesarias para fundar un Estado, y, una vez establecido y firme, las cualidades de aquél
todas partes del imperio, por intermedio de sus prefectos, un sinfín de depredaciones. que mejor tiendan a conservarlo.
Menospreciado por la bajeza de su origen y odiado por el temor a su ferocidad, era

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