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Pensamiento lacaniano

Psicoanálisis. Lacan. Freud. Concepto: goce y síntoma. Lenguaje. Sujeto del inconsciente.
Palabras. Fantasma. Lógica. Gran Otro

POSIBLE ANÁLISIS DE LACAN


El tener que hacer una lectura del pensamiento Lacaniano me permite entrar en una nueva lectura de
Freud, es de esta forma como lo plantea Lacan, ahora bien querer decir algo nuevo no lo creo, pero
sin duda podríamos hacernos muchas preguntas con lo que nos permite una mayor profundidad del
estudio del psicoanálisis, de cómo se conforma el síntoma y de su estructura, de cómo podemos
elaborar un posible abordaje terapéutico, de cómo la transferencia actúa en el análisis, de cómo el
concepto de fantasma se desarrolla a través de una serie de observaciones que van mas allá de
simples análisis, sino que se construye una nueva lógica del fantasma.
De cómo Lacan analiza el concepto de goce y de síntoma, y de cómo el concepto del fantasma lo
profundiza para que en la escucha clínica nos permita adquirir mayor sentido del lenguaje. Al hablar
de Lacan tenemos que entender que él plantea que el inconsciente humano es inteligente que es
dinámico y tiene una lógica más perfecta que la conciencia. Lacan plantea que el criterio del Yo, o
sea, aquello que nos comunica con el mundo exterior, aquello que nos da el gesto, la palabra,
aquello que nos vincula el uno con el otro, era un intruso, era una astilla metida en el psiquismo
humano que no servía para mucho, que había sido adquirido y que no era lo auténtico del hombre.
Lo auténtico para Lacan era su concepto de «sujeto del inconsciente», es decir, una instancia mucho
más profunda que el Yo y que estaba muda, que no podía hablar por que el Yo se había intromisado
en el centro del ser y no permitía que esas voces profundas se expresaran. El a su vez se opuso
permanentemente a plantear un psicoanálisis creyendo en que lo que uno le dice al otro es lo
auténtico y lo verdadero. El siempre pensaba que había algo más allá de las palabras. En este
sentido fue criticado por los círculos analíticos de ese entonces, pero como este trabajo se trata de
desarrollar algunos aspectos de su gran aporte a la psicología podemos decir que logra dar sentido al
lenguaje en el psicoanálisis.
El sujeto para el psicoanálisis está determinado por un discurso en el que debe situarse antes de ser
amo del sentido de las palabras que emplearía a su conveniencia, es decir no es que pueda a través
del lenguaje plantear la cuestión de su ser, pero ningún termino viene a asegurarle una respuesta sin
equívocos.
Lo que aparece claramente en una cura es que el lenguaje, tiene efecto de sentido; cosa que ocurre
con la metáfora. Y en este sentido los términos del psicoanálisis no son solo conceptos tienen un
valor de significante, es decir, juegan sobre diversos registros, toman valores diferentes en la
función de su historia, de su contexto, de los campos semánticos en los que se originan, y en
función también de las analogías y derivaciones relacionadas con lo que constituye su vertiente
fonética, Lacan se empeño en hacer entender en sus escritos o en sus seminarios que la elaboración
teórica misma podía tomar caminos señalizados por el significante con las diversas lecturas que de
este se puede hacer.
Desde esto podemos decir que Lacan siempre se pre-ocupo por el fin del análisis e hizo de este
numerosas presentaciones, como introducción del sujeto al lenguaje de su deseo, llega a establecer
que si el psicoanálisis deshace las identificaciones, las idealizaciones a las que el sujeto se aferraba
al fin este encuentra su ser bajo la forma del objeto a Este objeto que venía a hacer de tapón al
vacío de su deseo era en definitiva él mismo al término del proceso, el sujeto puede verificar (hacer
real, concreto y darse cuenta) que él se había hecho objeto, desecho, del Otro. Ello al menos en su
fantasma, pero para el hombre, es el fantasma el que organiza la realidad , y el psicoanálisis podría
ayudarlo e definitiva a desprenderse de esta posición. Por lo tanto el fin del analista sería un
atravesamiento del fantasma.
El develar a Lacan en su discurso sobre las diferentes instancias de proceso en el sujeto nos permite
adentrarnos en su apreciación del síntoma, ya que el síntoma es un producto de elaboración
psíquica, un derivado de la estructura cuya identidad no ofrece ninguna garantía concreta para el
diagnóstico. Ya que para el psicoanálisis no es el signo de una enfermedad, sino la expresión de un
conflicto inconsciente, como diría Lacan va en el sentido de un deseo de reconocimiento, pero este
deseo permanece excluido, reprimido. Interesándose en lo real en tanto está comprometido en una
relación singular con lo simbólico y lo imaginario. Por lo tanto Lacan destaca que el síntoma no es
el signo de un disfuncionamiento orgánico, como lo interpreta comúnmente el médico que es su
supuesto saber.
Si bien el síntoma en su estar allí es por naturaleza puramente contingente, existe siempre una cierta
necesidad en la elaboración inconsciente que trabaja para producirlo, el síntoma es sobre todo una
forma de cumplimiento del deseo, es el síntoma es efecto de lo simbólico en lo real, ya que el
síntoma es lo que la gente tiene de más real.
Debemos entonces entender que el síntoma es siempre el producto de una elaboración psíquica
sobredeterminada como lo planteo Freud inicialmente en los estudios de la histeria , si bien el
síntoma se estructura por capas significantes sucesivas, en esta estratificación la selección de
significantes no obedece a ningún principio de elección fijo.. Es decir los componentes significantes
constitutivos del síntoma resultan directamente tributarios de las fantasías del inconsciente que
operan su selección bajo la acción de los procesos metafóricos y metonímicos.
El goce en el campo psicoanalítico se relaciona con la satisfacción que un sujeto deseante y
hablante puede esperar y experimentar del usufructo de un objeto deseado.
Como lo plantea Lacan que el sujeto deseante hable, es decir un serhablante lo cual implica que la
relación con el objeto no es inmediata y esta no inmediatez no es reductible al acceso posible o
imposible al objeto deseado, así como la distinción entre goce y placer.
Para lacan el concepto de goce está constituido por nuestra relación con las palabras. Se diferencia
así del uso común del termino que confunde el goce con las suertes diversas del placer, por lo tanto
de esto se desprende que el goce concierne al deseo más precisamente al deseo inconsciente, lo que
muestra que esta noción desbordada ampliamente toda consideración sobre los afectos, emociones y
sentimientos para plantear la cuestión de una relación con el objeto que pasa por los significantes
inconscientes.
El goce se opone entonces al placer, que disminuiría las tensiones del aparato psíquico al nivel
mínimo. Pero cabe preguntarse si la idea de un placer puro de este tipo conviene para hablar de lo
que experimenta el ser humano, dado que su deseo, sus placeres y displaceres están capturados en la
red de los sistemas simbólicos que dependen todos los lenguaje, y que la idea de la simple descarga
es una caricatura, en la medida en que lo reclamado radicalmente para la satisfacción es el sentido.
Aun la masturbación, que se podría tomar como modelo de este goce singular, este goce del idiota
(aún) está capturado en las redes del lenguaje, al menos a través del fantasma y de la culpa. Por el
echo de que habla, por el hecho de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, como lo
demuestra Lacan, el goce no puede ser concebido como una satisfacción de una necesidad aportada
por uin objeto que la colmaría, únicamente cabe el termino goce, es decir esta hecho de la materia
misma del lenguaje donde el deseo encuentra su impacto y sus reglas. Es donde Lacan lo denomina
el gran Otro y toda la dificultad de este término goce viene de su relación con ese gran Otro no
respetable, ese lugar de la cadena significante
En relación al concepto del fantasma podemos decir que es algo fundamental e importante en
la cura analítica ya que para Freud es la representación o guión escénico imaginario,
conciente preconciente que implica a uno o varios personajes y que pone de manera
disfrazada un deseo, Lacan ha destacado la naturaleza esencial del lenguaje del fantasma,
demostrando que los personajes del fantasma valen más que por ciertos elementos aislados, ya
sea palabra, fonemas y objetos asociados, parte del cuerpo, rasgos de comportamiento, etc. A
lo cual propuso el siguiente matema :S *a, a leer S tachado, a pequeña o S barrado rombo/
punción a pequeña.; este matema designa la relación particular de un sujeto del inconsciente
tachado e irreductiblemente dividido por su entrada en el universo de los significantes, con el
objeto pequeño a que se constituye la causa inconsciente de su deseo.
El fantasma es distinto a lo que conocemos como fantasía, se refiere a lo que esta detrás, es decir
donde se anudan los deseos. Ya sean nuestro proyectos, nuestro destino por así decirlo es lo que le
da sentido, por lo tanto en el montaje de este fantasma se encuentran elementos para interpretar una
cura psicoanalítica . Estos elementos solo se interpretan en un sentido lógico y no histórico real.
Podemos decir que en un primer tiempo lógico solo existe un deseo que es indeterminado, es allí
donde surge el deseo como consecuencia del funcionamiento del lenguaje.
Que el fantasma se compone de elementos dependientes del universo simbólico e imaginario del
sujeto y que se encuentra en relación de obturación con su ser real, se expresa también en el matema
propuesto por el S *a, este matema escribe la estructura de base del fantasma, se vuelve a encontrar
en él universo simbólico bajo la forma de esa barra que representa el nacimiento y la división del
sujeto consecutivo a su entrada en el lenguaje.
Se vuelve a encontrar también allí al objeto a en tanto perdido, lugar vació, lugar que el sujeto va a
intentar obturar durante su vida, con los diversos objetos a imaginarios que la particularidad de su
historia, y en especial su encuentro con los significantes faltantes y los objetos del fantasma de los
Otros concretos parentales; lo habrá llevado a priveligiar.
De esto se desprende la función de anudamiento (*) de lo simbólico (S) de lo imaginario (a) y de lo
real (a) que opera el fantasma así como su doble función protectora. En efecto este protege al sujeto
no sólo del horror de lo real, sino también de los efectos de su división, consecuencia de la
castración simbólica dicho de otro modo, lo protege de su radical dependencia con relación a los
significantes.
Esta idea puede provenir del mismo Freud si uno no lo lee cuidadosamente. En Tres Ensayos para
una teoría sexual nos dice que los fantasmas que los perversos tienen con conciencia clara, y que en
circunstancias favorables pueden transformarse en acciones y los fantasmas inconscientes de los
histéricos, que es posible descubrir trás sus síntomas mediante psicoanálisis, coinciden hasta en los
detalles en cuanto al contenido.
Podemos hacer un paralelismo, el acto perverso es al fantasma perverso lo que el síntoma es al
fantasma neurótico. Trás todo acto perverso y todo síntoma neurótico obran fantasmas que no se
diferencian en cuanto a su contenido. Sí en cuanto a su uso. Es decir que en esta primera
concepción Freud sitúa la diferencia en el orden tópico: en la conciencia el fantasma del perverso,
en el inconsciente el fantasma del neurótico.
Pero esta tópica al mismo Freud le resulta insuficiente cuando analiza "Pegan a un niño" ya que allí
se ve el caso de un fantasma que no se expresa en síntomas sino en actos y que estos actos son en
ocasiones de tinte perverso. El mismo fantasma neurótico presenta formas conscientes y otras no.
Que Lacan considere el acto perverso supone dar por sentada la distinción entre sujeto de la
perversión y acto perverso. El acto perverso es el recurso fundamental del sujeto para obturar el
agujero en el Otro.
De todos modos el camino que indica Freud es el de analizar las diferencias entre neurosis y
perversión por la vía del fantasma. Si hay que estudiarlas por medio del fantasma ya eso nos indica
que no se trata allí de pulsiones a cielo abierto
Aquí podemos ver en que sentido neurosis y perversión se oponen, en la medida en que aquello de
lo que el neurótico se defiende en su fantasma, el perverso se dedica, se consagra. El se ofrece a
sustentar el goce del Otro. El neurótico se desvela por mantenerse a distancia del mismo. En la
neurosis y en la perversión el fantasma no juega de la misma manera. Para el perverso sí es posible
la relación sexual. El perverso, con su despliegue fantasmático intenta recrear ese goce mítico,
completa al Otro, hace posible el Uno anterior a toda división sexual. El neurótico, cuando
construye su fantasma, dispone de dos estrategias, el modo obsesivo y el modo histérico. El
obsesivo, por ejemplo, instaurando un Amo del que supone que sabe lo que él quiere. La histérica
sostiene a la otra mujer, como aquella que sabe lo que es necesario para que el hombre goce. Ambos
intentan sortear la castración del Otro al precio de la propia.
El perverso, al contrario busca proveerle al otro lo que quiere. En el perverso hay una función del
fantasma que se afirma como voluntad de goce, esa voluntad de goce, en tanto fracasa se manifiesta
entonces por esa interacción sin fin, que sustituye a la metonimia del deseo
Podemos analizar a lacan en su lenguaje a través de este pequeño ensayo buscando comprender
como el fantasma se presenta y como le da un significado diferente que permite acercarse a lo
subjetivo a través de lo objetivo.
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA

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