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Cuando queremos emitir un sonido, ya sea para hablar o cantar, las cuerdas
vocales se cierran. En esta situación el aire espirado no encuentra vía libre
para salir y se crea una presión; cuando ésta alcanza un grado determinado,
vence la resistencia que ofrecían las cuerdas vocales y al pasar a través del
espacio que éstas le dejan las hace vibrar, produciendo un leve sonido que será
más grave o más agudo según el grado de tensión a que sean sometidas (entre
otras condiciones). El sonido resultante se amplificará y se modificará al pasar
por las cavidades de resonancia. Estas cavidades son espacios vacíos de la vía
respiratoria (Laringe, faringe, boca y fosas nasales).
La respiración abdominal es
la más adecuada para el
canto porque permite una
mayor entrada de aire en
los pulmones, éstos
constituyen la parte más
importante del aparato
respiratorio. Es la
respiración que hacemos
cuando estamos relajados.
Durante la inspiración el
vientre se ensancha y el
diafragma baja, permitiendo que los pulmones se llenen de aire en su totalidad.
Momentos de la Respiración
2. Producción del sonido
Distinguimos entre:
La impostación de la voz
Según el estilo de música vocal que se quiera interpretar son más adecuados
unos tipos de voz que otros. Para interpretar música pop se usa la voz natural.
Sin embargo, los cantantes de ópera usan una voz impostada.
Cuanto más grande sea la laringe de un varón, más gruesas serán las cuerdas
vocales y cuanto más grande sea el área de resonancia, más grave será la voz.
Una vez que tu laringe haya crecido, tu voz se volverá más estable y más fácil
de dominar. ¡Pero ni siquiera en ese momento tu voz habrá terminado de
desarrollarse! Incluso después del rápido cambio que ocurre en tu
adolescencia, tu voz sigue desarrollándose. Aunque la etapa en que tu voz es
chillona y se quiebra no dura demasiado, en la mayoría de los varones, la voz no
está plenamente madura sino hasta después de los 20 años.