Está en la página 1de 3

1) El régimen peronista fue largo y pasó por diversas fases.

Sintetizando algunas de sus


características, es posible comprender ciertos elementos sociales, económicos, políticos e
ideológicos que, aunque no bastan para explicarlo de manera exhaustiva, dan la medida de
cuánto encarnó el tipo ideal del populismo. Por empezar, en sus aspectos sociales: no hay
duda alguna de que el peronismo nació y perduró como un gran movimiento popular, cuyo
núcleo más activo y sólido fue la clase obrera. A ello es preciso añadir que, como
movimiento nacional y no como partido de clase o ideológico, el peronismo tendió a
englobar en sus bases a sectores muy heterogéneos e incluso enfrentados entre sí. De
hecho, atraídos por su nacionalismo o por los intereses que favorecía, ingresaron a sus filas
radicales y conservadores, miembros de las elites provinciales y de la burguesía urbana,
empresarios y profesionales. En lo que respecta a la política social, es indudable que el
peronismo, que después de la guerra disponía de una envidiable condición económica,
propició la distribución de la riqueza a favor de los sectores populares, logrando elevar el
poder adquisitivo de los salarios o incrementando las prestaciones sociales, así como
garantizando créditos accesibles a la industria nacional. En general, las condiciones de vida
de las clases populares conocieron en los primeros años del peronismo una mejora neta,
aunque ya alrededor de 1950 su política social comenzó a mostrar graves fisuras. Finalizado
el boom económico evidente la falta de sustento de dicha política, dados los enormes costos
y derroches y las actitudes parasitarias que había incentivado, de las cuales eran reflejo el
ausentismo galopante, la bajísima productividad y el anormal crecimiento del aparato
estatal. No por casualidad, si la primera presidencia de Perón estuvo inspirada en el dogma
de los derechos del trabajador, la segunda lo estuvo en el de la producción.
En otro aspecto, los pilares de la política económica peronista fueron los típicos del modelo
ISI, el estado y la industria, y la principal modalidad para aplicarla fue la planificación. Fue
tarea del estado proteger el mercado interno, estimular el crecimiento por medio de los
instrumentos del crédito y el gasto público, tomar posesión de la infraestructura clave a
través de nacionalizaciones (desde los teléfonos hasta el ferrocarril) y, en general, transferir
recursos del sector exportador a las clases urbanas y la industria. Todo ello fue llevado a
cabo a través del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), que entre tantas
otras funciones tenía la de adquirir granos y carnes a los productores a precios bajos para
revender a precios mucho más altos en el mercado mundial, por lo que el gobierno podía
utilizar luego las sustanciosas ganancias para financiar la inversión y el gasto públicos, las
prestaciones sociales, el consumo, etcétera. En cuanto a la industria, su proliferación fue
para Perón un objetivo tanto económico como político. Económico puesto que estaba
convencido de que no habría desarrollo sin industrialización; político porque, como buen
militar, veía en la industria el necesario soporte de la soberanía nacional, la base sin la cual la
Argentina quedaría a merced de las economías extranjeras y no tendría la fuerza suficiente
para agrupar a su alrededor a las otras naciones de la región.
En términos políticos, el peronismo fue un régimen híbrido, algo típico de los populismos. Lo
fue en el sentido de que, pese a que llegó al poder por medios electorales y fue
reconfirmado por la misma vía, y habiendo mantenido en pie la arquitectura liberal del
estado, gobernó de forma autoritaria, violando su espíritu. Se trataba de un autoritarismo
popular, o una tiranía de la mayoría, puesto que fue invocando la voluntad del pueblo que el
peronismo amordazó a la oposición, monopolizó la información, impuso la obediencia a la
primera magistratura, purgó a fondo el sistema educativo y trató por todos los medios de
asegurarse la plena adhesión de la iglesia y las fuerzas armadas, las dos potentes
corporaciones que tanto lo habían apoyado en su lucha por erradicar las bases del régimen
liberal de la Argentina. En tanto no se convirtió en un régimen de partido único, el peronista
creó un embrollo tan inextricable entre el estado y el partido que llegaron a asemejarse
sobremanera. Sin llegar a ser un verdadero régimen totalitario, no hay duda de que su
vocación de concentrar los poderes e impregnar con su ideología todos los ámbitos sociales
demostró que iba en esa dirección.
De estas y otras tendencias fue expresión su ideología, que Perón llamó “justicialismo",
cuyas premisas eran la soberanía política, la independencia económica y la justicia social, sus
tres puntos cardinales. Más allá de eso, su doctrina pretendió erigirse en una Tercera
Posición, en el plano interno y en el internacional, entre el Occidente liberal y el Oriente
comunista. A tal punto que se proclamó hostil al individualismo y al colectivismo, a la
civilización protestante y a la atea, con las cuales identificaba a las dos grandes potencias.
Mientras, indicaba el retorno a una sociedad impregnada de valores comunitarios, hijos de
la civilización católica, a la que Perón nunca, ni siquiera cuando se enfrentó con la iglesia,
dejó de invocar como fundamento de su propia doctrina. Emblema de su ideología fue el
objetivo de crear una comunidad organizada, en la cual el pueblo estuviera unido política y
espiritualmente en el peronismo, y organizado en corporaciones, también peronistas, dentro
de las cuales Perón trato, con resultados diversos, de incluir a los diferentes sectores de la
población.
A la cabeza de aquel organismo social reconducido a su unidad primigenia y enmendado de
las divisiones infligidas por la modernidad, Perón se erigía en jefe indiscutido y carismático,
autorizado a la reelección por la reforma constitucional de 1949. Se ha afirmado también
que el de Perón fue en realidad un peculiar régimen bicéfalo; a su lado, no menos potente e
incluso más popular, figuró hasta su muerte precoz en 1952 su mujer, Evita, la cual entró en
el mito y la devoción popular en el rol de una virgen pagana, madre de los desheredados que
sacrificó la vida derramándose en sus innumerables obras sociales. Sin embargo, Eva fue un
personaje mucho más complejo y controversial de lo que el mito indica, ya que en realidad
ejerció, en el más absoluto y arbitrario de los modos, un enorme poder político. Se trataba
de un poder organizado en el Partido Peronista Femenino, a través del cual canalizó el voto
de las mujeres, que había contribuido a hacer aprobar, y en la potente Fundación Eva Perón,
que se extendería al vértice de los sindicatos (la CGT) y a los poderes públicos en general, en
los que contaba con innumerables fieles. Asimismo, Eva resultaba controversial por su
acción social, que acarreó enormes beneficios a amplios estratos populares, pero que no
estuvo privada de sombras, puesto que su accionar pesó en gran parte sobre el erario
público, y descansaba sobre exacciones impuestas a empresas y trabajadores, de los que
sustraía enormes recursos que administraba sin rendir cuentas a nadie. A ello se sumaba
que, además de la inmensa popularidad conseguida por esos medios, propaló una intensa y
ensordecedora propaganda ideológica a favor del peronismo y de odio hacia sus enemigos.

4) a fines de 1952, Perón presento al congreso el segundo plan quinquenal, el cual seria
lanzado en 1953, El plan proponía el aumento de su productividad en el centro de sus
objetivos, apuntaba a la industrialización pesada y sectores básicos; siderurgia, maquinaria,
petroquímica. Además de esto el plan también proponía Mantener el equilibrio de precios y
salarios, y estimular el desarrollo económico general. Proseguir la política de sustitución de
importaciones. Comentar el incremento de la productividad agrícola-ganadera. Conceder un
papel complementario al capital y al crédito extranjero como factores de cooperación y
estímulo al desarrollo económico. Aumentar la capacidad de importación del país a partir de
una decidida política de exportaciones que generara las divisas necesarias. Coordinar la
participación de empresarios y trabajadores en la planificación y ejecución de la política
económica del país, determinar el papel de la empresa privada frente al intervencionismo
estatal, consolidar el cooperativismo y frenar la intermediación artificial en las actividades
primarías.
entre las medidas concretas que se tomaron en función del cumplimiento de los objetivos
del plan, se deben destacar las tendientes a aumentar las exportaciones. para esto se
aumentó el número de productos que se podían negociar con el libre mercado y también se
proporcionó a los exportadores un tipo de cambio más satisfactorio. Por otra parte, para las
importaciones se mantuvo el tipo de cambio establecido en 1950. Esto resultó un estímulo
para los importadores, aunque esto no bastó para terminar con la dificultosa provisión de
ciertos productos.
En el agro, se trató de estimular el aumento de la producción a través de la modificación de
la aplicación del impuesto a los réditos, que se determinaba de allí en adelante en función
de la productividad media del predio, con el fin de castigar fiscalmente a quienes explotaban
mal sus propiedades y beneficiar a los más eficientes. Se lijó también una política de precios
básicos basada en el costo de la producción, se inició un plan de distribución y
almacenamiento, que contemplaba el mejoramiento de los silos y elevadores y se procuró
aumentar el grado de mecanización rural.
La ganadería resultaba especialmente estimulada a fin de incrementar las áreas destinadas a
esta actividad compensando así la reducción del área sembrada con cereales.
Para el cumplimiento de los objetivos del plan se exigía un gran esfuerzo de financiación por
parte del Estado, los recursos provendrían fundamentalmente de títulos de la deuda pública
y de organismos públicos, aunque de estos últimos en menor medida. también se preveía la
participación del capital privado, tanto interno como externo, y a esto último estaba
destinada la Ley de Inversiones Extranjeras que se sancionó en agosto de 1951.

También podría gustarte