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En el plano central o intermedio se encontraba el tlalticpac, “sobre la tierra”, allí habitamos los
seres sensibles y finitos de este mundo de existencias contingentes y perecederas, el lugar del
llanto y aflicción, de flores y cantos, como lo describe en su poesía el tlamatineme
Nezahualcóyotl para referirse y expresar su sensibilidad en torno al sentido de la vida.
“El norte era primero una llanura, la llanura divina por excelencia, teotlalli. Se dice
también, “las nueve llanuras” porque el numero nueve es el del infierno y el de las
divinidades terrestres, y subterráneas…región dónde los muertos van a desaparecer
para siempre bajo tierra, también es la región de dónde han venido los vivos, brotando
de la tierra-madre”. (Soustelle, jacques, el universo de los aztecas, pág. 148).
Los destinos que le deparaban a los antiguos mexicanos después de la muerte eran 5, lugares
casi inefables y por su esencia muy sagrados, ya que a diferencia del infierno, purgatorio y el
cielo cristiano, el inframundo mexica no tenia nada que ver con los pecados o el buen
comportamiento ético para el destino después de la muerte. En el universo antiguo de los
nahuas, lo esencial era el tipo de muerte que cada ser vivía, para tener un lugar especial en el
inframundo. Existían 5 diferentes lugares a dónde podía ir el difunto según el tipo de muerte
que experimentaba.
En primer lugar esta el inframundo que se ubicaba en el norte y lo conocían como: “los nueve
lugares de la región de la muerte”, allá iban los que morían de una muerte natural. Es el lugar
donde había algo aún mas allá, ya que el que moría tenia que pasar por cada uno de los 9 pisos
del inframundo, hasta llegar al último piso, dónde habitaban la pareja del mictlan,
Mictlancihuatl y Mictlantecuhtli, en cada piso va cruzando terribles pruebas mágicas para
conseguir su eterno descanso, hasta concluir el recorrido por los 9 pisos del inframundo, para
finalmente después de 4 años se desintegrada dejando su yollotl o corazón como pago y con
ello podía por fin desintegrarse, pero, solo vuelve su cuerpo, talvez en una flor o en un ser del
tlalticpac, pero ya no vuelve su esencia e identidad, que le daba su energía anímica, y lo que el
yollotl, pues los antiguos mexicanos no creían en la reencarnación, esta visión del mundo nos
hace respetar la naturaleza, pues esta formada de los cuerpos de antiguas vidas que alguna vez
pisaron sobre la tierra.
El segundo se encontraba en el poniente, y aquel inframundo lo llamaron cincalco, “la casa del
maíz”, en aquel lugar iban las mujeres muertas en parto y se les consideraba mujeres diosas,
en náhuatl se les decía, cihuateteo, en la tradición mágica de los nahuas, los nahuales
buscaban hurtar su brazo izquierdo de las tumbas para adquirir los poderes que caracterizaban
a los nahuales.
“El oeste era llamado cihuatlampa, “el lado de las mujeres”, allí residen diosas
terrestres, así como las cihuateteo, mujeres divinizadas. Las imágenes que evoca el
oeste es de feminidad y de antigüedad, ancianidad. De allí derivan unas
representaciones al parecer contradictorias, y sin embargo hondamente ligadas”.
(Soustelle, Jacques, el universo de los aztecas, pág. 154).
“Al este se le designa con el nombre Tlapcopa o Tlahuilcopa, “el lado de la luz”. Es allí
dónde se eleva el sol porque el dios nanahuatzin, después de su sacrificio, apareció de
ese lado con la forma de ese astro; es allí también donde quetzalcoatl resucitado
comenzó su curso en el cielo con el aspecto del planeta venus ,tlahuizcalpantecuhtli”.
(Soustelle,Jacques,el universo azteca, pág. 147).
Los que morían relacionados con el agua, ahogados o por el rayo, van al tlalocan, el
inframundo de Tláloc, quien es la deidad del agua, la ubicación de éste inframundo se
encontraba en el sur. Al morir les colocaban una rama seca al enterrarlos, pues había sido
elegido por el dios de las aguas celestes y al llegar al inframundo de Tláloc le esperaban un
campo de delicias, pues la rama seca al llegar con el difunto al tlalocan la rama reverdecía y
adquiría una nueva vida de regocijos y felicidad.
“Tlalocan, el paraíso terrenal o jardín eternamente exuberante del dios de las lluvias.
Es la región verde, cuyo signo es” acatl”, la caña verde, como lo ha señalado el cronista
Durán. Se le llama también quetzalcalli, la casa de plumas verdes'’. (Soustelle,jacques.
El universo de los aztecas, pág. 147.)
a por último esta el lugar de aquéllos niños que morían antes de nacer o después del parto,
aquel lugar se encontraba en el tlalocan, en el paraíso de Tláloc, el chichihuaquauhco, era el
nombre de este lugar y significaba, “el lugar del árbol nodriza”, y era quien se encargaba de
alimentar y cuidar de los niños que esperaban una nueva oportunidad para volver a nacer.
El Tlacatecólotl
INTRODUCCIÓN:
Sobre las fuerzas internas de la naturaleza del cuerpo humano se esconden y se
albergan aspectos sobrehumanos, o no humanos, es el caso del “hombre-búho”: el
Tlacatecólotl, es uno de los apelativos más importantes de los antiguos mexicanos para
describir al nahual, pues fueron hombres elegidos y maldecidos que podían
transfigurar su cuerpo en diferentes animales, como los relatos orales y escritos que
demuestran en las diferentes zonas aisladas de la república mexicana. En su sentido
conceptual el termino Tlacatecólotl viene descrito en el diccionario de Rémi Simeón
como: “Diablo, Demonio, espíritu maligno, brujo, nigromante; literal búho racional
(Sahagún)”.
El significado de este término fue sacado de las fuentes del Fraile Bernardino de
Sahagún, de ahí el porqué de la visión un tanto distorsionada y ambigua, pero con
cierto sentido, así también en el mismo diccionario la palabra náhuatl
Tlacatecólooquichtli significa: “hombre malo, perverso, endemoniado”; o en el caso
de la palabra, Tlacatecólonotzliztli se describe como: “idolatría, el que invoca al
demonio, a los espíritus malignos”. Habrá que recordar y señalar claramente algo
importante ante estas definiciones que son un poco confusas por la interpretación y
los términos occidentalizados que usa esté erudito francés, pues en el sincretismo
entre el panteón de los dioses prehispánicos y el panteón europeo, se entendió en
muchas de las ocasiones al Demonio como a Mictlantecuhtli, ya que él es el dios de los
descarnados que habitaba en el Mictlán (inframundo), o Tlaxico, es decir: “el vientre
de la tierra”, Mictlantecuhtli habitaba en el noveno y último piso del inframundo
donde guardaba los huesos de los difuntos y de las generaciones pasadas, es por eso
que se podría entender que el Tlacatecólotl invoca a Mictlantecuhtli y a sus difuntos, y
no precisamente al demonio y a sus espíritus malignos como lo entendían los primeros
intérpretes españoles.
Sin embargo, las fuentes indígenas así como la de los Frailes durante la colonia
describían de manera muy cercana la esencia de estos “hombres-búhos” dado que la
resistencia religiosa de los ritos y la magia prehispánica sobrevivió aunque de manera
maltrecha, hoy en día agónica por la profanación del turismo y la mercadología que
explota la cultura de los antiguos pueblos que aun experimentan estas costumbre
mágicas, entre estos se puede mencionar a los huicholes y demás culturas que son
invadidas por los viajeros en busca de una visión como los hippies, antropólogos que
solo alteran el medio social de las costumbres sociales por su torpe metodología y
desde luego los lectores ingenuos que pululan en pláticas seudointelectuales. Pero más
allá de esta tempestad que sufre nuestra antigua cultura desde aquella lejana
evangelización que trato de desaparecer toda idolatría ajena al cristianismo, sobervive
en los indígenas que protegieron con su fe a las costumbres antiguas, dándole a los
santos cristianos (sin querer en muchos de los casos como es el caso de María Sabina,
lo notamos en su rezos y canticos recogidos por el antropólogo Gordon Watson) en
muchos de los casos una correspondencia simbólica y ambivalente con los dioses del
panteón mesoamericano para mantenerlos vivos precisamente en su fe. Se sabe que
los indígenas ocultaban sus antiguas creencias en algún santo o tradición cristiana, o el
propio fraile asignaba un valor simbólico de un santo en alguna entidad prehispánica
para hacer creyentes al cristianismo. Hoy en día no es tan consciente para los
indígenas esté paradigma del lenguaje que usamos en el mundo occidental por
fortuna, gozan de cierta ingenuidad del mundo europeo, pues muchos no saben
escribir ni leer.
Inconsciente de esto anterior, algunos nahuales después de la conquista durante siglos
son sumamente conocedores de la palabra oculta del Tlacatecólotl, es desde luego
evidente que muchos de los mestizos mexicanos y de los extranjeros, así como los que
intentamos esclarecer esté pensamiento nos resulte inconmensurable, porque está
lleno de misterio para nosotros por su difícil penetración vivencial que nos expresarían
aquellos fenómenos y pensamientos mágicos y la experiencia que vivían estos
antiguos pobladores del México Antiguo, empero, como se ha dicho aún podrían ser
revividos en una mínima escala la portentosas experiencia que se presentó en tiempos
prehispánicos.
LA BESTIDURA DEL NAHUAL:
Los nahuales que tenían el poder de convertirse en animales o también como bolas de
fuego visitaban el Mictlán para tener aquellas visiones y obtener su poder sobre la
naturaleza, esto a través de estados extáticos producidos por su propia voluntad o con
la ayuda de rituales y por medio de las plantas sagradas, por ejemplo algunas de ellas
aparecen tatuadas en la piel de la escultura de la Xochipilli que se encuentra ahora en
el museo de antropología e historia. Es claro que esté Tlacatecólotl, también llamado
“hombre-medicina” o “hombre-maligno” está muy asociado a Mictlantecuhtli, es muy
especial la descripción que hace Alfonso Caso al respecto sobre la esencia del dios del
inframundo en relación con el Tlacatecólotl: “…sus animales asociados son el
murciélago, la araña, el búho (tecolotl), animal de mal agüero y cuyo canto nocturno
se considera, todavía hoy, fatal para el que lo escucha”. (Caso, 1978, pág. 76).
Dentro de la cosmovisión del cuerpo humano existía una creencia muy particular de las
tres entidades anímicas que se alojaba en el cuerpo humano para animar ciertas
esencias en las personas del México antiguo, de las tres la que nos interesa se le
conocía con el nombre de ihíyotl que emanaba desde el hígado, pues se decía que está
energía anímica era la responsable de las facultades de nuestro nahualli: el “aire de
noche” que salía a espantar a la gente, es decir el animal que nos invitaba a las
pasiones más ocultas y perversas, robando y hurtando, matando y dañando a las
gentes; por eso a esta sección del cuerpo humano le correspondía la parte del
“inframundo” sobre el cuerpo, pues es la parte baja de las 3 partes que se dividía el
cuerpo en la antigüedad: las otras dos estaban arriba de las secciones del ihíyotl, por
ejemplo el tonalli se albergaba en la mollera, en la parte más alta del cuerpo y se le
conocía como el “cielo superior”; mientras la teyolía, la segunda sección se alojaba en
el “cielo inferior”, exactamente sobre el corazón; de cierta forma entendemos que el
ihíyotl estaba alojado en el hígado, ahí habitaba y era esa energía la que se
manifestaba como el instinto de las personas, la sombra de nuestra personalidad o
simplemente otra fuerza en forma de animal que salía por la noches en forma de
nahual, por eso nos involucraba en las manifestaciones de los sueños, pero sobre todo
en la vida de los nahuales el dominio del ihíyotl era sumamente importante.
Onorio
Los aztecas, así mal conocidos en el mundo, el pueblo que cometía sacrificios para calmar a
sus dioses, por un lado no sólo los aztecas o mexicas estuvieron asentados en México Antiguo
y durante su reinado seguían existiendo diferentes culturas con sus propias lenguas, pues el
Nahua es una lengua y náhuatl es el que la habla, por otro lado hubo una influencia entre los
grupos, anteriormente habían existido grupos dispersos aun sin grandes artesanías, la cultura
madre se sitúa desde el 1200 al 400 a. C, la Olmeca, desde Tabasco, Veracruz, Guerrero,
Oaxaca y Centro de México llego su influencia, tal vez por el comercio entre ellos, ver la línea
histórica de este trabajo,1 algunos cultos pasaron a otros grupos, la Tolteca 950 a. C, fue un
pueblo náhuatl, el termino toltequidad es lo que se conoce como alta cultura ésta influenciada
por Tula, ya que tolteca significa habitante de Tula pero a ésta la encontramos antes desde el
700 a. c y 1180 d. C, Tula influenció a mayas, tarascos y mexicas.
El mito del Sol y la Luna, sirvió para que Teotihuacán (500 a. C - 750 d. C), rival de Cuicuilco
construyera una ciudad muy planeada a semejanza de sus creencias, pues en ella encontramos
las pirámides dedicadas a los astros la Luna y el Sol, que fundamentan una parte de su
cosmogonía y junto a la calzada de los muertos la pirámides de Quetzalcóatl a la que le
debemos la antropogonía la creación de los humanos parecida a la historia que introdujeron
los Itzaes en 987 d. C, pero el dios es llamado Kukulkán.
1
GONZALES y Gonzales Luis, Viaje por la historia de México”, editorial Clio, Conaculta y INAH, México,
2010.
Usando la Cosmovisión y Antropogonía como justificación los antiguos prehispánicos hacían
sacrificios como los mexicas, a pesar de esto, tuvieron una educación y no es el trívium
(gramática-retórica-dialéctica) y cuadrivium (geometría-aritmética-astronomía-música) que
trajeron los Europa del siglo XVI, cuando los españoles encontraron a los antiguos habitantes
de México fue el primer choque de culturas, que tenían otra forma de pensar totalmente
distinta, los antiguos habitantes del valle, del llamado posclásico ya se instruían en el Calmecac
lo que sería nuestra escuela para gente común y la de los Pipiltin la clase noble, a donde si
están a los que se les reza, ya se les preparaba para que fueran sacerdotes para distintos
dioses.
Después de seguir los Panoa los pasos hasta el Calpuli o casa para saber de la educación, ya
que para Occidente la magia es un saber arrogante, Dios es el amo del tiempo, y no tenemos
tanto para adentrarnos en la función de cada dios ni en tantos mitos basta sólo precisar la
cosmogonía del Quinto sol, existieron dos dioses el masculino Ometecutli y la femenina
Ometecihuatl juntos son Ometeotl dios de la dualidad, quien esta recostado en el ombligo del
mundo, el Omeyocan, de esta pareja nacen los dioses, Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y
Huitzilopochtli. El pensamiento prehispánico creían que varias veces el mundo había existido y
que hubo varias eras que se fueron acabando donde existieron distintos seres hechos cada uno
en su era de diferente material, hasta llegar a la quinta dónde Quetzalcóatl después de pasar la
prueba de Mictlantecuhtli en el inframundo, derrama su sangre sobre los huesos rotos para
crear a los seres humanos por eso es que todos somos distintos.
Así pues explicar la concepción de los dioses prehispánicos, tal vez la analogía o hasta la teoría
de los estereotipos puede ser un trabajo arduo y tal vez sin mucho aporte, pues a veces
difieren mucho las fuentes, lo que si podemos exponer con más argumentos y detalles es la
educación prehispánica de los Nahuas, en cuanto a los informantes de Sahagún, decían que el
sabio era, el mismo escritura y sabiduría un Tlilli tlapalli el mismo es escritura y sabiduría, para
los nahuas un sabio verdadero es cuidadoso como un médico y guarda la tradición.
La vida de un ser común del Valle de Anuhuac, era nacer sumergido en un baño de agua fría,
para resistir: Mi cordón umbilical fue enterrado en algún lugar dónde ahí me espera la muerte
mi destino o mi Tonalli, a cierta edad un nombre después otro uno más distintivo, estudié en el
Calmecac, fui un mamachtique un estudiante, en mi juventud me oculte en el Tepetzalan “el
Valle”, para fumar junto a otros pucíetl con tubos de caña, me volví un guerrero, tuve que
luchar no me quedo de otra, yo no supe de las ciencias que estudiaba el Pilpiltin lo de los
dioses, yo apenas soy alguien que aprendió a soportar con raciones pequeñas, que aprendió el
respeto a los ancianos, a los enfermos y respeto sobre todo a los dioses, aunque nos guie más
la tradición que lo impuesto, me volví un Omacic Oquichtli, un hombre maduro, viví lo
suficiente para ser Tlamatinime un hombre sabio..
Así comenzaría mi vida y la de muchos, cada uno con su propio tonalli ya que todos tenemos
un destino, esto será breve, que tanto sabemos de nuestros dioses o nuestros cosmos
prehispánicos, yo nada más lo que les contare, el universo no es lo que conocemos pues tiene
sus nueve mundos o más según difieren la visión Mexica a la Maya, aunque los mexicas
tuvieron alrededor de 144 dioses distintos, se han contabilizado 66 al sexo masculino, 34 al
femenino, numeroso panteón, aún falta definir a los otros 44, algunos conocidos con otros
nombres en otros relatos como Quetzalcóatl en la creación del quinto sol, parecida a Kukulkan
de los mayas, estos están de acuerdo en sus mitos sobre la cosmogonía del mundo y sobre la
creación de los humanos.
Pero lo que aquí venimos a enseñarles es como se refleja la educación con lo divino.
-Pronto la división de rango dio paso a divisiones de clase, las tareas del gobierno se
especializaron y la nobleza las acaparo. Grito hasta morir en el xochimiqui2, como guerrero
hasta el mundo del sol, mientras me digo en este mundo has venido a sufrir y a perseverar, lo
recuerdo pero esos son pájaros de censontli, los antepasados no son más sabios que los
actuales, o más tontos.
Aunque estos mundos son otros mundos, Señor Ometecutli, Señora Omecihuatl, primera
pareja de la creación, Mictlán lugar de la Oscurida, cuatro mundos a dónde iríamos a habitar.
Ya casi no recordamos las prácticas de los ancianos, hay escribanos, guerreros, artesanos,
mercaderes.
En nuestra escritura pintada, los propios colores hablaban, cantaban o lloraban, tenían su
propia interpretación pero nosotros no somos Tla-teu-matimi, el que sabe cosas de dioses, o
un Ilhuaicac-matini sabio de los cielos, apenas un simple mictlan-matini, un sabio de cosas o tal
2
León Portilla, la educación en los antiguos nahuas, Algunas partes son de Azteca de Gary Jennins,
Virginia U.$.A 1928, periodista infantil y para adultos, también obras lingüísticas, dónde Xochimiqui es
sacrificio.
Nueva historia mínima de México Ilustrado “México Antiguo”, varios autores, editado por el Colegio de
México, en el 2008. La Religión Mexica, de Rafael Tena.
Documental Quetzalcoatl, la potencia del espíritu
Echo de apuntes y garabatos, buscando antiguas exposiciones de compañeros, y recordando las
exposiciones de los códices, así se hizo esto.
vez un Tla-ix-imatini sabio que experimenta las cosas. Tal vez un temachtiani o un
mictlanmatini, un maestro en camino, pero soy un guerrero y a mí me rige el
Tlacahuapahualiztli “el arte de criar y educar a los hombres”, a mí me gusta In Xochitl In
Cuicatll, la flor y canto, tal vez lo que vean en mi es mi In Ixtli In Yollotl, mi rostro y corazón.
No soy más sabio que los antiguos, no hay diferencia social, se fija en lo más elevado del
hombre su persona, su corazón bueno humano y firme (Inqualli Yiollo, in ttlapaccaihi oviani, in,
ollotetl), y si se traslucía que tenía a Dios en su corazón (Teotl yiollo) y que era un sabio en las
cosas divinas, el In Tlateumatini era elegido por un sacerdote, supremo y recibía el título de
Quetzalcóatl símbolo náhuatl del saber y del origen de todo lo bueno que abarca el termino
Toltecayotl, entendida abstracta y colectivamente a la vez; la Toltequidad. Aunque se
distancian las prácticas hegemónicas. Aunque ser un Tlamatinime es una rigurosa formación.
Pero vamos por Tepili por partes.
-Se era Pilli o Macehualli por nacimiento, un macehual podría ingresar a las filas de la nobleza
volviéndose guerrero, los macehuales eran agricultores, pescadores, artesanos, mineros y
trabajadores de otras especialidades, que pagaban tributo, el que cobraba los tributos era
llamado Tlatoani el jefe supremo con capataces encargados de cobrar la tributación de cada
calpulli, los muchachos estaban obligados a acudir a una especie de escuela en la cual recibían
adiestramiento militar.
En todas las ciudades nahuas del valle de México había división en dos grupos sociales los
nobles o Pipiltin (singular de Pilli) y la gente común o macehualtin singular macehualli, se
regían con pocas leyes para guardarlas en el corazón y la cabeza, aunque se regían más por
costumbre que por leyes. Se decían vive limpiamente y no seas disoluto o los dioses te
cubrirán con infamia contrólate hasta que los dioses arreglen las cosas y conozcas a la que será
tu esposa, no juegues con la mujer de otro hombre.
El Huey Tlatoani era el jefe supremo, un máximo gobernante venerado como un tipo de dios
en la tierra. El Tlatocán era un consejo de nobles, guerreros y gobernantes quienes tomaban
las decisiones importantes, el noble es llamado Pipiltin, usaba ropas y Joyas, un lenguaje noble
cultivado llamado Tepillatolli, sus casas eran más altas, más decoradas, podían tener muchas
esposas también esclavos, algunos estudiaban para ser Sacerdotes o Teopixque, quienes
llevaban los cultos a los dioses, los había para todo tipo y recibían beneficios como tributos, en
esta sociedad existía un tipo doctor llamado, Físico.
Los macehuales trabajan en los campos, las minas y pagaban tributos. Se enterraba en el
campo de batalla el cordón umbilical de los hombres esperando que al crecer fueran
guerreros, el macehual no podía tener muchas mujeres, se les obligaba a participar en la
guerra, el hombre tenía que ser: Valiente, fuerte, galante, trabajador, honesto, bueno y
humilde con el mundo, a los macehuales se les enseñaba a no mentir, “no escupir flemas”. Los
jóvenes estudiaban para llegar a una buena posición de guerrero para tener un puesto al lado
de la clase noble y poder tener una mejor vida, con ciertos privilegios.
También entre los macehuales existían, los artesanos que no participaban en las obras
públicas y sólo tributaban especie, Los escribas que se encargaban de documentar hechos,
eran bien considerados se les conocía como Tlacuilos dedicados pintar los códices. Los
mercaderes, los pochtecas, tampoco tributaban trabajo ni eran obligados a participar en la
guerra, intercambiaban materiales y alimento con otros pueblos, también sirvieron de espías.
En esta sociedad morir en sacrificio era un privilegio, pero ¿qué hay detrás de esto?, el
sacrificio tenía un significado religioso, aunque algunas jornadas de sacrificio tenían el objeto
de exhibir la fuerza militar de la Triple Alianza. Se cuenta que bebés fueron arrojados a los
remolinos, en la adoración a Tláloc dios de la lluvia, lo que quiere decir que tal vez hubo
sequía, se cuenta también que alguna vez se decapitó a una anciana y un guerrero corrió por
los cuatro puntos cardinales, algo más documentado es que en el reinado de Ahuitzotl,
durante cuatro días y cuatro noches, enemigos hicieron filas para ser sacrificados, ya que la
muerte era una constante en Tenochtitlan la ciudad prefería hundirse en la catarsis de las
diversiones públicas, no se usaban los animales de carga, se cree que conocían la rueda pero
no con fin de transporte, se capturaban esclavos en las batallas para los trabajos más pesados
y para los sacrificios, no obstante estos podían comprar su libertad.
En esta sociedad como vimos el macehual gente humilde podía convertirse en guerrero para
llegar a un puesto junto a la clase noble, un salto social, los guerreros que llegaban a viejos
eran quienes tenían que enseñar, conocidos como los Tlamatinime “hombres sabios”.
La meta en la sociedad náhuatl era hacer personas de buen corazón in qualli iyollo, pues no
sólo criaban en lo biológico, sino enseñaban y amonestaban, el principio era ser un espejo para
que puedan conocer los principios de los dioses se enseñaban el culto a Ometeotl, el
3
Para información, https://arbolio.wordpress.com/tag/pipiltin/
autocontrol lo que se priva, el tlamatitinime forjaba rostros ajenos, educaba la personalidad,
enseñaba a hablar y expresarse, dando sabiduría a los rostros y firmeza a los corazones, era
como un filósofo náhuatl, creador de moldes culturales que deben trasmitirse y consolidarse
para formar un hombre maduro con un corazón firme como la piedra, un rostro sabio dueño
de una cara y corazón hábil y comprensivo, se les educaba a saludar, reverencias, versos y
cantos también astrología indígena. Esta sociedad castigaba a los soberbios, borrachos o
amancebados
Los tlamatinime los maestros evitaron hasta donde pudieron la quema de todos los códices,
pues otros pensaron y organizaron la existencia humana, pues en esta sociedad también
existían la gente que podía hacer perder el rostro.
Espero que este trabajo no sólo sea para La diosa Tlazoléotl, la que come suciedad.
Niccaqui in cuicatl,
Niquita in xochitl,
¡Maca in cuetlahuia!