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SERGAS DE ESPLANDIAN PROLOGO ‘Silos grandes reyes y los otros altos hombres que Chris- \d sefiorean, teniendo siempre en la memoria al mas jeroso Sefior, que tan estremados y apartados entre los ales los fizo, otorgando tan gran mando sobre tantas tes, sobre tantas ciudades, villas y castillos, con tan jes riquezas y otras glorias mundanales, quisiessen rezio freno poner con que sus suelta[s] voluntades hi- sen retraer y doblar, que de rond6n les hazen caer en ichas infinitas passiones con que sus entendimientos de tenebregosa son escurescidos, y, como despertados suefio muy pesado, siguiessen la dotrina que, siendo ida por el su Salvador, les dex, abriéndoles la carrera santo paraiso (;O, cémo se deven tener por bienaven- dos aquellos a quien la tal buenaventura aleanga, muy in ventura los quealcangar no la quieren, comosi les fues- mandado que por su servicio sean assados, dessollados, adios y assaeteados como aquellos gloriosos santos lo ‘on!),’ pues que les amonesta que sean honestos, que justos, que no procuren mas de aquello que justa- * Asado lo fue san Lorenzo: desollado, san Bartolomé; espado,, és; y asacteado, san Sebastian, entre otros ej, posibles del santoral. n 113, 14 PR6LOGO PROLOGO 15 ‘mente les viene y que la su justicia se conforme con ag lla piedad, con aquella templanca que a El, como a j juez, dio causa de ser puesto en la cruz, con otras catélig y santas obras que gran reposo al cuerpo. y mucho mas, Anima, trae. Pues este mas alto Sefior :quitales por ven a los sabrosos manjares, las ropas de oro, las blandas: mas, con que sus cuerpos sostenidos son? No por cie con tanto que por otra via semejante, empero dive por aquella carrera que abierta dex6 contra los infieles es- grande y cathélico emperador de que tanta mencién es. jibro faze. Porque aunque fengido vos parezca,? otras guchas cosas que en efecto de verdad han passado y pas. an, Segrin la dafiada y peligrosa condicion suya ante es. jas esconderse devrian, Y esto, grandes reyes y sefiores, on tiempo, pues que el tiempo a ello vos cositifie, por. ye la ira de vuestros enemigos, que mucho se vos acer. viendo vuestra floxura, sus fuercas* no se apoderen into sobre vos que, cuando querdis el remedio, remedio ose halle, jar para sus énimas aquello que con mucha més rig. linpieza que a los cuerpos aparejan, [y} ellas vayan, quel alto Seftor que las cri6 e inmortales las fizo. ‘Veamos agora, altos principes, que, puesto caso q spiritual en olvido sea, qué vos muestra lo tempo Muéstravosa vuestros padres, abuelos y antecessores, g tan grandes sefiorios y mando como vos tuvieron, pas do sus dias en muchas afrentas, peligros y tribulaci con otras diversas cosas mundanales que, puestas en balanga, no seria mucho, segin la flaqueza de la nat humana, que tras sillevassen las devidas al métito y ga don como mas ligeras. E destos altos principes, zen q fue a parar tan trabajosa jornada que biviendo sostuvie con muchos deleites mezclada? Por cierto, en aquella’ trecha cércel, debaxo de la pesada y fria tierra, do aquellos delicados cuerpos consumidos y convertidos ella serdn, E de las animas, ,qué diremos donde serén| sentadas? No en otras moradas sino en aquellas que: buenas obras, en tanto que la vida sostuvieron, ron de hedificar, Assi que, grandes reyes y sefiores, sien vuestras rias quisierdes con lo infinito lo finito y perecedero y queréis complir con el servicio de aquel Sefior q grandes vos hizo, bolverse han yuestras safias, vue iras, dexando en reposo aquellos que en la ley santa Aqui comienca el ramo que de los cuatro libros de Ama- sale, llamado Las Sergas de Esplandin, que fueron es- las en griego por la mano de aquel gran maestro lisabad, que muchos de sus grandes fechos vio y oyé, mo aquel que por el grande amor quea su padre Amadis fa se quiso poner en tan gran cuidado, y por ver sus des fechos en armas y le socorrer con sabidurta, como fizo en muchas partes donde malferido fue. Las cuales gas después a tiempo fueron trasladadas en muchos guajes, segiin a las provincias y reinos donde levarlas isieron, por donde a much{o]s* magnifiestas fuessen aviendo leido las grandes cosas del padre, con gran {as del fijo desseavan, { Montalvo se presenta como autor de “histori fengida” morairada ‘svxemplos y doctrinas” desde AmG, Pril, pp, 223-225; insisting en bao largo de SF. sus fuergas: las de “la ira de vuestros enemigos”, yom, todas las eds. El sujeto de “aparejan” es “buenas obras” * muchos But, S212; muchas To, R CAPITULO PRIMERO Como ESPLANDIAN, DESPERTADO DEL DULCE SON DE LAS OMPETAS QUE DORMIR LE FIZO, SE FALLO EN LA FUSTA DE, GRAN SERPIENTE AL PIE DE LA PENA DE LA DONZELLA ENCANTADORA, ¥ LO QUE ALLI LE ACAECIO. ‘Cuenta la historia que, recordado Esplandién de aquel ulce son que las seis donzellas de Urganda la Desconoci ga con las trompas doradas hizieron al tiempo que la or- de la cavallleria recibi6,° él se fall6 encima de las muy yespantables alas de la Gran Serpiente, solo sin per- a alguna, armado de todas sus armas negras y junto al je de una pena muy alta, de la cual fue muy maravillado. sro bien tenia en la memoria aver estado en aquel mesmo gar’ al derrededor de su padre Amadis, y todos los otros andes sefiores y cavalleros y Urganda la Desconocida, y ps cuatro donzeles que él fiziera cavalleros. E como assi 2 vio no sabfa qué fazer de sf; pero luego pens6 que, como cosas de Urganda muy diversas y estrafas de las otras sen, que assi aquella, que por su sabidurfa avia sido ‘Tras la investidura, los circunstantes eaen en un sopor magico du- ntl cual Urganda y os noveles desaparecen: al despertar, los ya ex- sas de Am seretirana sus seRoros, suspendiendo toca accion tanto que del rey Lisuarte nuevas algunas se supessen” (IV, 6.153, 1764-1765). 7 mesmo lugar la nave dela Gran Serpiente. Las armas negra ean Ide tristeza pocelsecuestro de Lisuarte (Ubid., pp. 1756-1757). 117 118 GARCL RODRIGUEZ DE MONTALVO SERGAS DE ESPLANDIAN 119 guiada, lo era, E baxdse por la puerta que decendia a gran sala que oistes, y tampoco fallé alli a ninguno; entrado en la rica capilla donde sus armas velara,fall6 ante el altar durmiendo a Sargil, su escudero, y dos h bres cab’él que assimismo muy fietamente dormian, las barvas y cabellos muy largos y vestidos de unas vest. Guras fechas a la guisa de Turquia.* Entonces dio del pie Sargil y llaméle que se levantasse; el cual desperté des vorido, y levantose en pie y dixo: F supadre Amadis fablar. Y Sargil vio aquellos dos hombres que dormian y dixo —{Quign son estos que aqui yazen? —No sé —dixo Esplandian—; pero bien creo que Ur- onda los dexé aqui, y bien seré que los despertemos, Entonces fue cada uno al suyo y llaméronlos que se le- vyantassen; los cuales presto recordaron y fueron en pie. Esplandién les pregunt6 quién eran; ellos fizieron serial que no fablavan, que eran mudos. Y esto seria ya a tal ho- ra que el mediodia cra passado; y Esplandian avia gana de comer y dixo a Sargil: —Amigo, ¢qué faremos?, que en esta fusta no veo re- caudo ninguno como passar podamos; que estos hombres .o remedio nos pornan. Busquemos a todas partes si fa- laremos algo de comer. ‘Cuando essos hombres entendieron en Io que fabla- van," fiziéronles seas que estuviesen, y ellos salieron de {acapilla y entraron en una cémata que con la gran sala se ‘contenia,!' ya poco rato salieron con una mesa y vianda de que les dieron de comer; pero a Esplandian sirvieron co- mo lo él merecia. E desque ovieron comido, Esplandian llam6 a Sargil; y subieron encima de la fusta y mostréle la roca cémo era alta y dixole que, pues alli avia la su Ser- piente parado y no se movia, que era seal de probar él essa pefia y saber qué cosa fuesse. E Sargil le dixo: —Paréceme, sefior, que, segtin el recaudo aqui fallamos, que mas es necesario de adevinar lo que fazerse deve que de Jo preguntar; que en estos hombres poca razon se fa- ilar, —Pues que assi es —dixo Esplandian—, quiero saber por qué causa o ventura somos aqui arribados, —gQuién sois vos que aqui venistes? Esplandian comeng6 a reir de gana y dixole: —Conéceme, que algunas vezes me viste. Y toméle por la mano y traxolo contra si. Sargil acord més que ante y conoci6 a Esplandin, y dixo: —El gran sueno que he tenido por poco me hiziera per. der el seso. Esplandién le dixo: —Pues atin mas es de lo que td piensas. Entonces le conté cémo se avia fallado dormiendo enci- ma dessa fusta, y que no viera persona alguna de las que estuvieran a la saz6n que le armaron cavallero; ccmo esta van al pie de una muy alta pefia sin medida, y que no sabia qué lugar fuesse; y que avia mirado en derrador y no viera sino agua y aquella roca cercada della de todas partes, pe- ro que bien creia que esta fuesse la pefia llamada de la Donzella Encantadora,* de que algunas vezes avia oido a * Los vestidos moriscos estn de moda cn las corteshispenas del siglo xv; véase C. Berns, *Modas moriscas en la soviedad cristiana espaol del siglo xv principios del xvi", BRAH, 144 (1959), pp. 199-237. Lan ta exctica —propia del fasto asociado con Urganda— presnuncia agul el escenario oriental dela accién, ° Pefia de la Donzella Encantadora: escenario de la éltima aventi= rade Amadis, que abandana al comprender que la misma esta destinas da a Esplandién. Véase AmG IV, . 150, pp. 1695-1709; e. 135, p 1757. ° en io que fablayan: de qué hablaban 1 Comp. AmG IV, c.133,p. 1756: “entrados en aquela gran nao, Ut= ¢anda se meti6 con ellos en una grande y rica sla.) Vella. = metio 2 una capila que en cabo de la sla estava, suarnida de oro y piedras de amoy ran valor, Se aiade ahora lacmara conigua al eamarote principal 120 GARCI RODRIGUEZ DE MONTALVO SERGAS DE ESPLANDIAN 121 ‘quando fue tiempo cenaron y dormieron « la puerta del hpermita porque dentro fazia gran calor. E venida el alva, ‘g levantaron y vieron bien claro la imagen de la forma en que estava, y las letras griegas que en la tabla de metal te- nia, mas no las supieron leer. E desque la miraron gran pieca dixo Explandian: —Amigo Sargil, yo te ruego mucho que me atiendas en sta hermita, porque si es como yo creo ser esta la roca en que mi padre y Grasandor aportaron, o de su voluntad la huscaron, paréceme que entre las otras aventuras della de- gon por la mas principal en el tiempo destas calores aver enella cosas empongofiadas, que por causa deno traer ar- nas te podrias en peligro de tn vida ver; y yo que las trayo, me conviene subir alld por cobrar lo que me falta, si mi ventura tal fuere que sea yo aquel que de tan gran tiempo"* sefalado y profetizado esta. Sargil Ie dixo: —No quedaré por ninguna guisa, ni a Dios plega que 6 al barco que alli los truxoy quebrant | por temor de la muerte en ningan tiempo os desampare, ae Seay nic a splandian gelodio, | gue mds trabajosa y penosa para mi la vida seria que la Y Beplandian se quitd el yelmo y ge lo dio que lo levase,y ™¥erte, si fuera de vuestro servicio la posseyese, Juego subieron por la pefia arriba a gran trabajo de B —Assi lo tengo yo, mi buen amigo y verdadero hermano teen, por ir armado;y anduvieron hasta la noche g —tixo Esplandign—, mas mi vida se puede, estando ar- llegaron a la hermita donde la gran imagen de metal est ‘mado, por razon remediar, y la tuya!? mas a locura y poco ya con la tabla escrita ante sus pechos como ya ofstes. ‘seso se puede atribuir que a esfuerco ni amor: por ende te ‘entraron dentro, no con otra claridad mas dela que por il WJ Fuego que sin dilatar més fagas lo que te mando. ssyentrava, que era bien poca, ass que no pudi Sargil, como vido ser essa su voluntad, qued6 fieramen- ver sino solamente el bulto de la imagen; y acordaron def eee (nee a es _ = ee ‘quedar alli essa noche. Y Esplandian se quit6 el e ey von eiactielseeenls eee pefa arriba; y no pudo tanto andar que antes no le convi- tno descansar y comer. E cuando a la cumbre Ilegé vio aquel gran llano que ya ofstes y los grandes palacios yotros Entonce, assi armado como estava cuando el giganie Balin le arm6 cavallero, que solamente la espada le falta. va," se abaxo a la sala y fizo sefias aquellos hombres que por el castado de la Sierpe le echasen un batel en el agu Jo cual fue luego fecho. ¥ entrado él y Sargil en él, ylog mudos quedando en la fusta, les pusieron qué comiessen {que bastava para tres dias; y luego llegaron el batel a la pe fia, que bien cerca estava, y saltaron en tierra; y @ poco to queal derredor della anduvieron, fallaron aquel ca labrado y tajado por donde Amadis y Grasandor avian bido, como ya se vos dixo. E queriendo Esplandian por subir, Sargil le dixo: i Seftor, ;quué fatéis sin espada si suso en esta pefia ak sin peligro se vos offrece? Quiero que por falta della veis un pedaco deste remo que en el barco queda; que muchas vezes el gran esfuergo es menoscabado, no tanto culpa suya como de aquel aparejo que para ser mostrad se requiere. \2 Urganda premia la conversion del gigante Balin encargindole! vit scape nen gee He oe 15 [el camino] era labrado por la pena arriba, pero muy aspero@ gael ee Te tase | de tan gran tiempo: desde hace tanto tiempo. ytatuya:y tw muerte 122 GARCI RODRIGUEZ DE MONTALVO SERGAS DE ESPLANDIAN 123 edificios derribados queen él estavan, a tal ora quenog plandian se levant6 muy presto como aquel que se veia en davan dos oras del dia por passar, Entonces se encom punto de muerte, yfall6se bien cerca de Ins puertas de la ‘camara; y como vio venir contra si la serpiente, fue cuanto mis rezio pudo y soltando el palo de la mano tir6 por la es- pada tan rezio que la sacé."” ¥ luego las puertas se abrie~ ron ambas con tan gran sonido que assi Esplandién como lasierpe cayeron cn el suelo como muertos, y assi lo fizo Sargil allé en la hermita donde avia quedado; que el soni- doy ruido fue tan espantable que por mas de xx. leguas al derredor fue ofdo por aquellos que a la saz6n por la mar andavan, y no cuidaron sino que la roca cayera y se hun- diera en la mar. que encima estava, mas no supo leer las letras del ré que en la siniestra mano tenia y pass6 adelante fasta q entré en la gran sala, donde la céimara del tesoro estava, la puerta de la cual vio estar echada una gran serpiente, miré las puertas de piedra y la emp[ulfiadura del espadg que por ellas metida estava;!” y comoquiera que'* aquel bestia fiera gran espanto le pusiese, especialmente no te. niendo con qué la ferir, no dex6 por esso de se ir con ella con muy esforgado coragon Este ruido tuvo tanta fuerga que nunca Esplandién tor- Lasierpe, como assi lo vido venir, levantose dando g n6 en su acuerdo hasta la media noche passada; y como des silvos y sacando la lengua mas de una bragada de la bo- fue tornado en sf, levant6se y tomé la espada, que cabe si ca, y dio un gran salto contra él; mas Esplandian se cubr vio; y la sierpe estava muerta, la cual bien se parecia, que de su escudo, y como la vido cerca dél diole presto et dela cémara salia una gran claridad que toda la casa alum- aquel palo que traia un gran golpe entre las orejas, q brava tanto como lo fiziera el sol muy claro. Y luego fue muy grandes las tenfa, de que muy poco mal le fizo; quela Esplandian a entrar dentro por saber qué cosa tan estrafia serpiente vino tan rezia y tan desapoderada que lo derriba era essa, y vio estar en medio de la camara un gran leén fe- enel suelo, y ella passé por cima, queno se pudo tener. Es- cho de metal, assentado encima de una tumba, la cual era fecha en una piedra como de cristal, tan clara y tan limpia que sin ningan empacho, aunque de todas las partes era cerrada, se parecia muy claramente todo lo que dentro dé” estava, Y aquel le6n que allf estava tenia en Ja mano diestra la baina del espada, que su guarnimiento era fecho '© “euando [Amadis y Grasandor] fueron en la cumibr, ..1 vieron un llano muy grande y muchos edificios de casas derribadas, y en medio del ano estavan unos palacios muy grandes, y gran parte dellos caida. ¥ [J eentraron debaxo de un areo de piedra muy fermosa encima del cval esse va una imagen de donzells de piedra [.].¥ tenia |.] en la mano siniestm tun rétulo con unas letras en griego que deatan desta manere: * (AnG IV, © 130, p. 1705), "7 “Assientraron aun gran corral en que avia unas fuentes deague,c bb las cuales patescian aver avido grandes edificios que ya estavan d buco [..] ¥ asi mesmo fellaron entre aquellos casares cuevas muchas! las serpientes que alli se acogian [Jy passando aquel corral, entraron tune gran sala que era de boveda ..). En cabo desta sala vieron unss puck tas cerradas de piedrs tan juntas, que no parecia cosa que dentro es Viesse,y por donde se juntavan estava metida una espada por ella fasta ‘empuradura, Y luego vieron que aquella era le cémara encentada dond estavael tesoro” (Ibid, pp. 1706-1707), 18 comoquiera que: eunque. "9 (a sacd: como se indica en AmG, a un lado de la puerta se Ieen las anisms letras gricgas “tan coloradas como biva sangre” que luce Esplan dian sobre su pechor al otro, una nscrinigm latina, en letras “mucho més Hencas quels piedra", relaciono aquells con el destinaario dels espada encantada, Por fuera poco, l pomo de esta, “de hueso ten claro como cristal, y tan ardiente y colorado come un fine rubf” (p. 1707) reitera el par anco-ojoasociedo a Esplandidn. Amadis decide equi abendonarla Nentura, al confirmarse lo que ya habia intudo (p. 1702) ante ota ins crigcin gees amedio camino des asorsin ala pena dentro dé: dentro del erstal del que eté hecha la tums. El es re nite de nuevo Esplandian. 124 GARCL RODRIGUEZ DE MONTALVO portalartey forma que dél salia squel gran resplandor, dg que toda la cdmara y no menos a gran sala eran bien alum bradas; yen la mano siniestra tenia un gran rétulo delet latinas,” fas cuales dezian assi: tuofocanallero Amadis de Bavla:Lomplidos, 21 Toda la aventura recuerda —como indica A, Bonilla en De ©.8,p. 166, n— el episodio de esta obra en que llega misteriosamen palacio de Arturo “un padron de marmot assaz grande, a do estan na espade, © par della esta vna vayna colgada, e letras estrafias|. rey declara que sacarla esté reservado al mejor caballero del manda ‘ofrece probar a Lanzarote (c. 9), pero éste rehusa: "ca yo nd $0) ‘deus e! espada auer". En el c. 17, p. 169, Galaz conquista la ospada ys Los cuatro libros del virtuoso caballero Amadis de Gaula, George Coci, Zaragoza, 1508, Portada. Hans Memling: Un cabailero del Apocalipsis. Dex det Reba de Sn am Batista Sn Jen Brongn Hospital de San Juan (Museo Memling, Brgjes CAPITULO II (COMO ESPLANDIAN, LEIDAS LAS LETRAS DEL RETULO, TOMO LA BAINA DEL ESPADA DE LA MANO DEL LEON Y ACORDO DE SE SA- LIR, ¥ DE LAS GRACIOSAS RAZONES QUE CERCA DEL, HERMITA ‘CON SARGIL PLATICO. “Los bramidos espantables en el tiempo de la gran pries- sa costreiiran a ti, cavallero que la espada ganaste, a te fa- zet que buelvas por el gran tesoro que te faré restituir la perdida alegria y resfriara aquellas Hamas encendidas de Jos crueles rayos que de luefie serias ferido; conténtate con Jo que ganaste, pues en tan grandes tiempos, donde tantos cavalleros por gran fama fallescieron, la mudable Fortuna ati sobre todos ensale6 otorgéndote la gloria que ninguno alcancar pudo”” Lefdas las letras por Esplandién, estuvo una pieca pen- sando, y en el fin conocié que, comoquiera que a él era aquello otorgado, que le confvJenia esperar lo que las le- tras sefialavan; mas no supo por qué causa las otras cosas Je avian de venir, como aquel que fasta entonees en su li- bertad entera estava. Pero a tiempo fue, sin que gran espa- cio passasse, que sintié la cruel ferida de aquella que mas por nuevas que por vista le vino, assi como la historia ade- lante os contara.”” 2? Véasec 12. La profecia alude también al retorno de Esplandin ala Pefia en los ce. 90.91, 125 SERGAS DE ESPLANDIAN 127 126 GARCI RODRIGUEZ DE MONTALVO Pues estando con mucha alegria fablando en las cosas que mas plazer les davan, dixo Sargil a Esplandian: —Sefior, mejor sois que vuestro padre, pues que esta aventura que él falt6 vos la acabastes. Esto dezia él porque todos sabian cémo Amadfs no qui- so provar aquella aventura, pues que fall6 razén por don- Ge a él” le era otorgada; pero no supieron para quién estava guardada, que a Amadis plugo que se guardasse en secreto fasta ver si las letras dezian verdad. Assi que, si él no, y Grasandor, que presente fue, y Urganda la Deseono- cida, otro ninguno no sabia lo que seria de la espada. Es- plandidin le respondi6 y dixo: Mi buen amigo Sargil,si las grandes cosas que mi pa- dre con tanto esfuerco de su muy esforgado coragén, y no ‘menos peligro de su vida, pass6 fueran empleadas en ser- vicio de aquel Sefior que tan estremado entre tantos bue- nos le hizo en este mundo, no pudiera ser hombre ninguno {gual ni semejante a la su virtud y gran valentia; pero él ha seguido con mucha aficion mas las cosas del mundo pere- cedero que las que siempre han de durar, y comoquiera ‘que en sus aftentas procuré de tomar el derecho y la raz6n de su parte, en que parece que la culpa en gran parte se ‘on el cabo: en él acabé To, R, Bul, Se2, N; alcabo Sel, G. 5# temo Fortuna/foriuns segin convenge a cada locutor. En SE-l ‘motivo aparece, por supuesto, cristianizado, pero los personajes se refie~ SERGAS DE ESPLANDIAN 129 mal que los hombres se acarrean partiéndose de sus man- damientos y siguiendo los que les son contrarios. E sia Dios pluguiere que mi desseo se cumpla, ti verfs que cuanto mis obras seran mas diversas que las de los otros, tanto serdn més dignas de alcancar galardén de Aquel que darlo puede E assi fue como este cavallero lo dixo, porque sus gran- des cavallerias, que en su tiempo par no tuvieron, fueron contra los paganos enemigos de la fe cathdlica, que poco tiempo avia passado que era establecida,3! como adelante sedira. ren casi siempre ala personifieacién consagrada por la técnica alegérica medieval. iY" Véaso SE,<. 128. Comp. AmG,. 1, p. 227: "No muchos afios des- puis dela passion de nuestro Redemptory Salvadar Jesuchristol..]” CAP{TULO III EN QUE RESPONDE EL AUTOR QUE NO ES DE MARAVILLAR DE LOS CONSEJOS Y SANTA DOTRINA QUE DESTE CAVALLERO ADB. LANTE SE ESCRIVE QUE EN SU JUVENTUD TENIA, POR CUANTO NUESTRO LIBRE ALVEDRIO, SEYENDO EN LA SANTA DOTRINA BIEN INFORMADO COMO LO FUE ESTE CAVALLERO, ES DE MAYOR FUERGA QUE LOS PLANETAS."? Porque en este ramo que desta historia sale que fue y es aplicado a este cavallero se fallaran en muchas partes zonamientos de muy buenas y cathdlicas dotrinas por él dichas; e algunos con muy gran causa podrian dezir que seyendo tan mogo no cabfa en él dar consejo de tan ancia- no; y deviendo ser segiin su poca hedad y mucha valentia muy sobervio, darlo tan humilde; e con la sobervia y va- Ientia deviendo ser muy cruel, ser tan piadoso; por cierto en alguna manera el tal dezir y la tal sospecha con mucha razén podria aver lugar y creer que estas tan blandas y ca- tholicas palabras mas quedaron de aquel que su historia escrivié, ornandola y aderegandola porque bien pareciese, que de aquel a quien atribuidas fueron. Pero no es razon que lo que suyo propio fue, assi como todas las otras vit= tudes de que Dios dotarle quiso, ge lo quitemos y aparte- ® La defensa del libre albedrfo contra el determinismo astral corres: pponde # la ortodoxia cristiana del Autor, aqui en su primera glosa de SE: les asiros solo influyen en la parte corporal del hombre, 130 SERGAS DE ESPLANDIAN 131 ‘mos dellas; porque la verdad desto es que, como este ca- yallero fue criado de aquel sancto hombre Nasciano que de la boca de la leona le quité que para el govierno de sus fijos lo levava, y en su poder lo tuvo fasta la edad de siete o ‘ocho aos que le convino darlo al rey Lisuarte, como la tercera parte desta historia contado ha,” que en este me- dio tiempo fue por él dotrinado y ensefiado con tantas y tan dulees palabras como de aquel que con aquella aficién Jas obrava que las dezia, y asi le quedaron en la memoria y escritas en sus entrafias, que nunca por safia ni por ira que le viniese las pudo en olvido poner. Las cuales recordadas, sobre ser muy fuerte y muy bravo de coragén en las cosas en que le convenia ser, le fizieron humilde cathdlico y muy piadoso, més que a otro alguno de su tiempo. En lo cual todos los hombres, especialmente aquellos que para se- ‘guir las armas y sobre otros mando han de tener, deven to- mar enxemplo y ponera sus fijos, seyendo en tierna hedad, debaxo de la dotrina y correcién de personas muy santas y de buena vida y no menos de sana discreciOn. Porque aun- que por algunos sabios se dize nacer las criaturas en este mundo debaxo de la costelacién de los planetas, y segtin el movimiento y calidad dellas assi son sus mafias y costum- bres, yo oso dezir que este alvedrio quel muy alto Sefior del mundo sobre todas las cosas bivas que en él biven nos dio, seyendo como digo dotrinado y ensefiado y corregido de aquellos que aqui nombré, terné tanta fuerca que, forcando la mayor parte de lo natural con que nacid, sera tornado y sometido a la orden de las buenas costumbres y honesta crianga. Pero dexemos por agora de mas fablar en esto, porque si nuestra mala condicion, a quien nos tanto lugar damos que de sierva, que de raz6n devia ser, la fazemos sefiora, criandola, falagandola, con sus apetitos no lo estorvase, muchos exemplos y dotrinas de grandes sabios nos tienen 3 Vease AmG Ul, 66971. 132 GARCI RODRIGUEZ DE MONTALVO amonestados que la menor dellas™ devria bastar para que, dexando lo malo y dafoso, siguiéssemos aquello que q nuestras animas gloria promete, E toremos a Esplandi ya Sargil, su criado, que debaxo de los grandes arboles os. tavan como dicho es. CAPITULO IIIT COMO, QUERIENDO BOLVERSE A LA NAO, ENTRARON EN SEN- DAS BARCAS GUIADOS POR LOS MUDOS, DE LOS CUALES UNO LEVO A SARGIL A LA NAO ¥ EL OTRO GUIO CON ESPLANDIAN POR LA MAR ADELANTE. Cuenta la historia que, alas vezes fablando y otras vezes dormiendo, Esplandién y Sargil passaron essa noche alli debaxo de los grandes érboles que cabe la hermita que en la pefia de la Donzella Encantadora estavan, donde estava el gran idolo de metal. E venida la mafiana, decendiéronse porlacuesta abaxo, mas no pudieron tanto andar que muy tarde no llegasen donde el barco avian dexado: y fallaron Jos dos hombres mudos que ya ofstes, el uno dellos en el mismo barco y el otro en una barca muy mayor, los cuales Jos estavan esperando. E como a laribera llegaron, el hom- bre que en la gran barca estava llamo por senias a Esplan- dian que se viniese para él, y el otro a Sargil. Asi que cada uno dellos, no receléndose de ninguna cosa, entr6 con el suyo; y luego el del barco huy6 adonde la Gran Serpiente estava, y el de la barca por otra parte a la mas priessa que pudo, de guisa que sin se poder fablar se partieron los unos de los otros. Mas ahora dexamos a Sargil con el mudo en la Gran Ser- piente faziendo gran duelo porque assi veia ir a su sefior, sin se él fallar en su compaiiia, E cuenta la historia como Esplandian, llamandose el Cavallero Negro, fue por la ‘deltas: de las doctrinas. 133 134 GARCI RODRIGUEZ DE MONTALYO gran mar,” guiéndolo aquel mudo que lo levava sin sal donde ni lo que dél queria fazer, y cémo en cabo de di dias que por ella naveg6 aport6 en la parte donde el rey Li. suarle preso estava, y las grandes cosas que alli le aconte. cieron, % gran mar: alta mar CAPITULO V COMO ESPLANDIAN Y EL MUDO APORTARON EN LA RIBERA DE UNA FUERTE MONTANA, LA CUAL ERA DEL SENORIO DE PERSIA, 'Y DE LAS PREGUNTAS Y RAZONES QUE ESPLANDIAN CON UN HERMITANO QUE FALLO ALLI PASSO. Cuenta la historia que, passados diez dias que el Cava- Ilero Negro anduvo navegando por la mar de noche y de dia sin saber donde fuese, y sin lo preguntar a aquel que lo Ievava porque él bien veia que no le montaria nada (sola- ‘mente se servia dél en que de lo que en la barea traia le da- ‘va de comer), pues en cabo destos diez dias vieron la tierra firme, de que el Cavallero Negro ovo gran plazer, assi por- que estava enojado de andar en el agua como porque le pa~ recia perder tiempo sin se ocupar en otras cosas que él mas desseava, que era en hallarse en algunas aventuras en que otra honra y prez pudiesse ganar; y con aquel plazer hizo sefias al mudo que para aquella parte lo guiase, mas él no Io fizo, antes a vista de la tierra por a costa de la mar lev Ia barca navegando todavia hasta tanto que vieron una ‘montafla muy espesa de arboles en una gran pefia tajada y hecha a manera de un muro en que la mar batfa. Entonces el marinero, antes que con una piega®* a ella llegassen, guid la barca ala orilla y hizo sefias al cavallero que en tierra saliese, el cual assi lo fiz0, y mostréle una 38 antes que con una piega: cuando faltaba un rato. 135 136 GARCI RODRIGUEZ DE MONTALYO senda con la mano que iba fazia la montafia, faziendo ial que se fuesse por ella. El cavallero se encomends Dios, y tom6 el yelmo en la mano porque no le empachase, ysuescudo al cuello, y larica espada que ya ofstes cei Yapie se meti6 por aquella senda que por entre muy espe. as matas del monte guiava. E assf anduvo sin fallar a pep. sona alguna, ni otra cosa que estorvo le diesse; pero a cabo: de una piega fall6 @ manderecha entre unos arboles muy altos una hermita pequefia, encima de la cual estava cruz, y pligole dello, que bien pensé de fallar alli alguno a quien preguntar pudiesse qué tierra era aquella, y fuesse Juego alla. E como lego cerca vio estar cabe una fuente un hombre viejo con la barva muy larga, que con un céntaro tomava del agua de la fuente. El Cavallero Negro se fue a. aly ledixo: —Dios vos salve, buen hombre. —Assile plega —dixo el viejo—, que por esso vine aqui # hazer esta vida, Mas vos, cavallero, zquién sois?: que ni vuestro habito ni parecer no es desta tierra, El Cavallero Negro le dixo: —Verdad dezis, buen hombre, que no soy desta tierra, antes de muy luefie della; y la ventura me truxo aqui sin aver hallado persona alguna a quien preguntase sino a vos, de que he avido mucho plazer, y mas en aver visto aquella sefial que encima desta casa tenéis, —¢C6mo? —dixo el hombre bueno*—; zconocéisla vos, 0 sabéis qué tanto* es preciada? —Si conozco —dixo él—, porque en otra de su seme- janga padecio muerte aquel Sefior cuyo soy. * hombre bueno: aqui se trata le una expresion genérica de tipo apre- clativo, equivalente al “buen hombre” con que se alterna, no de la habi- ‘ual férmula de pertenencia a un grupo social de élite, noble-o ciudadano, aque enseguida se revela el rango social dependiente—plebeye o infan. 26n-—del anciano. La expresion se aplica en AmG a los ermitafios, como ‘el que cria.a Galaor (I, . 5, p. 291) 0 Nasciano (IV, ¢. 115, p. 1502). qué tanto: cuanto, en qué m SERGAS DE ESPLANDIAN 137 —A Dios mercedes —dixo el buen hombre— y muchas gracias le doy porque antes que desta vida passasse me de- xver alguno que suyo fuesse; que bien vos digo que, des- de que El padecié aca, que no se hallaria en esta tierra ‘ninguno de su ley, porque los que en ella biven todos son sus enemigos, y si yo soy aqui hallado esto fue un caso que ‘por mi sabréis. Mas mucho soy maravillado de ves, y mAs Jo seria si yo creyesse que vos érades mortal, de lo que yo dudo segdn vuestra gran fermosura; que si assi no fuesse no osdrades venir a tal parte en tal forma como vos veo. —Buen hombre —dixo el cavallero—, mortal soy y pe- cador. E si vos de mi os maravilldis asst lo fago yo, que ciertamente la forma de mi venida ha sido tal y tan estraiia que poca cuenta ni razén dello vos sabria dar; mas ruégo- vos, padre, si vos pluguiere, que me digais qué tierra es es- tay de qué sefioria, El buen hombre le dixo: —Venid comigo y de muy buen grado vos lo dité. Entonces se fueron entrambos al hermita y entraron dentro, y el cavallero, fincadas las rodillas, hizo oracién delante de otra cruz.que dentro estava; la cual acabada, le tomé por la mano aquel buen hombre y assentése con él en.un poyo y dixole: —Cavallero, dezidme de dénde sois, que lo que yo de ac supiere de grado vos lo di EI Cavallero Negro le dixo: —Padre, yo soy de la Gran Bretafia; no sé sila ofstes acd dezir. —GE cudinto ha que della partistes? —dixo él. —Seran passados quinze dias —dixo el cavallero— que encllaestuve.® —¢Conocéis al rey de aquella gran insola, que se llama- va Lisuarte? * Enrealidad, Esplanditn desconoce la duracién de su sueiio mgico: Montalvo procuira asi una convencional verosimilitud narrativa, 138 GARCI RODRIGUEZ DE MONTALYO SERGAS DE ESPLANDIAN 139 sa de tener ella muy aborrecida esta ley que de mies tan amada; y si algdn remedio tengo no es otro, después de Dios, sino saber todos que aquella mi sefiora recibiria gran enojo de quien a mi lo fiziesse. Assi estoy esperando sila ventura me guiase cémo, partiendo de aqui, pueda tornar ami tierra, Dicho vas he lo que avés ofdo; agora vos ruego, cavallero, si vos pluguiere, que me digais Ia ventura que a esta tierra tan peligrosa os truxo, donde si agin remedio no toméis en vos volver no escaparéis de muerto o de cruel prision, de que habria gran pesar por ser dessa tierra don- de yo soy, con tanta fermosura cual nunca mis ojos vieron. El Cavallero [Negro le] dixo: —Mucho me fezistes ledo desto que me avés contado; y antes que os responda vos ruego mucho que me digdis por qvé causa, fablando en el rey Lisuarte, parecio quel senti- dose vos alter y como turbado o espantado estuvistes. El hermitafio le dixo: —Sabed, sefor cavallero, que de una donzella, mi fija, que con la duefia que vos dixe bive, que aqui me trae qué coma [y] me viene a ver algunas vezes, supe como, vinien- doessa duefia poco tiempo ha de la Gran Bretafia de saber deuna prision de un su hermano que allé tiene, truxo muy encubierto un cavallero preso de gran valor. Pero no me supo decir quién fuesse, sino que assi a ella como ambos los dos fijos gigantes que tiene les puso en gran alegria, Y por esto que sabfa dudé, cuando me dexistes quel rey Li- suarte era perdido en este tiempo, si seria él, porque esta duena sabe muchas artes magicas y de encantamientos con que gran mal puede fazer.*' El Cavallero Negro le dix —Ruégovos, sefior, que me digdis qué tierra es esta y a qué parte cae, y esta montaiia que dezis en qué forma est yquién la posse. El hombre bueno le dixo: —Si conozco —dixo él—; que muchas veces lo vi. {Qué tal quedé cuando vos partistes? —dixo el buen hombre. —Esto no vos sabria yo dezir, porque en aquella sazén fue perdido y no se pudo saber como; del cual fasta enton. ces no se saba cosa, aunque por muchos con gran aficién ynomenos trabajo es buscado. Cuando ¢! buen hombre esto oy6 dezir al cavallero, es. tuvo suspenso sin fablar por una gran piega, como maravi. lado. En lo cual el cavallero, como en al su pensamiento no tuviesse sino en saber nuevas del rey, par mientes y ca- ll6 fasta ver a qué podria recudir su sospecha. El buen hombre, tornando en si, le dixo: —Cavallero, porque sin recelo, ni menos temot que por ello mal vos pueda venir, me digais de vuestra fazienda en todo y por todo, agora, pues que assi es, yo quiero quie se- pais quién soy y no menos por qué razén vine a esta tan es- trafia tierra, Sabed que yo en essa Gran Bretafa naci, della €s todo mi linaje natural, y al tiempo que una duefia cuyo yo era cas6 con un gigante que desta montafia que aqui cerca esté fue sefior, y con ella me vine, assi por la servir y aver algan bien della como por ver mundo y tiertas estra- fas, que todos ver dessean. E aqui llegados, aquella mise- fora, que fasta aquella sazén la ley de Escritura mantuvo, fue luego buelta a la de los paganos, que su marido tenia con més afici6n que otro alguno, E como yo vi esto, no fa- é remedio para me tornar a esa tierra, E considerando, segiin la flaqueza de los hombres, que la contra{ta]cion® de las gentes en algin errado camino me podrian poner, tomé por partido de me venir en este lugar donde he pas- sado asaz peligros de mi vida con esta mala gente, por cau- ® contratacién Se1/2: eontradicin To, R, Bul, N. Ambas soluciones {trato diatio/controversia religiosa) son vélidas; pero el peligro de lacon- vvivencia con los nocrstianos es una constante del discurso castcista cris tiano en la Castilla del siglo xv. +! esta dueia: Arcabona; véase ¢. 6

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