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“EL BUENO, EL FEO

Y EL SABIO”
Lectura crítica del primer capítulo de "La caverna de platón y otras delicias de la filosofía"

“La mejor manera de evitar que un prisionero escape, es asegurarse


de que nunca sepa que está en prisión.” - Fiódor Dostoyevski

Este texto aborda toda la temática de Platón, filósofo de la antigua grecia seguidor de Sócrates​y
maestro de Aristóteles, que en el 387 fundó la Academia de Atenas, ​institución que continuaría
a lo largo de más de novecientos años​y a la que Aristóteles acudiría desde Estagira a estudiar
filosofía. En este fragmento es comentado, bajo el punto de vista del autor del texto, toda la
filosofía de Platón, pasando por los puntos centrales de su modelo utópico de sociedad o polis,
desarrollados en su obra prima “La república” que se centra principalmente en el problema de
ja justicia, planteado por Trasímaco y Glaucón. El texto objeto de comentario pertenece al autor
Nigel Warburton, filósofo británico profesor en The Open University donde dirige la sección de
cursos de escritura. Es autor de numerosas obras de carácter divulgativo, entre las que destacan
“Filosofía básica, “La caverna de platón y otras delicias de la filosofía” y “Pensar de la A a la Z.”
En concreto, este texto pertenece a la obra “La caverna de platón y otras delicias de la filosofía”.
Esta obra está formada por veinticuatro capítulos, cada uno de ellos dedicados a comentar las
obras filosóficas más importantes de la historia.

La idea principal del texto no es única sino que está formada por el conjunto de ramas
argumentales de Platón explicadas y sintetizadas, comparándose con la actualidad. Comienza
exponiendo la alegoría de la caverna de Platón, usada para explicar la que podría considerarse la
base de la filosofía Platónica, la distinción y separación de los dos mundos; el sensible, formado
por las ”cosas” como meras proyecciones de las Ideas, inmateriales, estables e invariables,
imposibles de captar a través de los sentidos, que escapan del concepto de representaciones de
la realidad, considerándolas la realidad en sí. Las Ideas se encuentran dentro del mundo
inteligible tan sólo accesible a través de la inteligencia. Este apartado resume de manera escueta
la ontología y, sobre todo, la teoría de las Ideas. En el momento en el mito de la caverna en el
cual uno de los prisioneros consigue desatarse de las cadenas que le mantenía apresado, esto
simboliza el conocimiento a través de los sentimientos. Cuando aprecie que lo que él
consideraba como realidad no era más que sombras de objetos, llegará al segundo nivel de
conocimiento: la creencia o pistis. Mientras permanezca dentro del “submundo” de la caverna
permanecerá dentro del mundo de los sentidos y sólo será en el momento que salga al exterior
cuando pueda comenzar a adentrarse al mundo de las Ideas, coincidiendo con la llegada al
tercer nivel del conocimiento, el pensamiento discursivo o dianoia. Cuando comience a observar
las “cosas” del mundo sensible y se dé cuenta de que no son más que una simple proyección de
las Ideas que las conforman, será entonces cuando llegue al cuarto y más elevado nivel de
conocimiento: la verdadera ciencia o episteme.
A continuación comenta brevemente como la condena a muerte de Sócrates tuvo una
importantísima influencia en Platón, al punto de llegar a plasmarse en “La república” como
objetor de todos los aspectos de la obra . Cabría destacar que esto fue en gran parte por honrar
a su maestro y mentor (que no dejó nada escrito en vida), ofreciéndole así una aparente “vida
después de la muerte”, pero también para ahorrarse las críticas y preguntas que pudieran
hacerse sobre su modelo de Estado. Otra de las ramas argumentales de Platón tratada por
Warburton es la Política y la Ética. Platón basa su obra en proponer un modelo de Estado para
poder gobernar la polis. Sin embargo, todo esto deriva de su intención de responder al problema
ético que plantea la justicia y lo que es justo, propuesto por Trasímaco y Glaucón. Para hablar de
justicia es indispensable hablar de las tres partes del alma ya que, para Platón, la justicia era la
armonía entre la parte concupiscible del alma, cuya virtud es la contención y la templanza, y la
parte irascible, donde el honor y la fortaleza destacan como virtud y la irascible donde son la
prudencia y la sabiduría sus virtudes propias, debiendo la parte concupiscible subordinarse
ante la irascible, y está a su vez debiendo subordinarse ante la racional. La felicidad del
individuo sólo podrá lograrse cuando cada parte de su alma obedezca a lo que es propio de ella.
Mediante esta premisa, Platón llevará a cabo su distinción de los individuos de la polis. Esto
servirá como base de su Política, donde clasificará a los habitantes de la polis según la virtud de
su alma. Este método de clasificación es un símil de la sociedad estamental propia de la Edad
Media, ya que en ambas la situación del individuo en la sociedad es inmutable e “innata” y no se
podría, en forma general, ascender a otro nivel social. Los individuos en los que destacaba la
parte concupiscible del alma, Platón los incluía en el grupo de productores del estado. Los
individuos en los cuales la parte racional del alma es la que mayor peso tiene, se encargarán de
defender la polis y serán los guardianes. Para finalizar, los que destaquen por la parte racional
del alma serán educados durante toda su vida al estudio de la labor de gobernante, y solo
cuando hayan pasado alrededor de 50 años estudiándolo podrán gobernar. El pensamiento de
Platón en relación con la mujer era muy moderno, ya que no hacía distinciones entre mujer y
hombre y les consideraba a ambos igual de aptos, sin embargo en el ámbito práctico Platón vetó
en su Academia el acceso a las mujeres. Platón le da una elevada importancia a la lealtad hacia el
Estado que deben tener los ciudadanos, proponiendo hacer que la población crea que varios
mitos (falsos) son ciertos, solo con la intención de que el pueblo fuese leal y no se sublevase.
Platón distingue entre cuatro tipos de injusticias en el terreno político: la timocracia (gobernada
por el poder militar), la oligarquía (el gobierno de los más ricos), la democracia (el gobierno de
la mayoría) y la tiranía (gobernante absoluto). El fragmento concluye con la crítica de
Warburton sobre ciertos aspectos de Platón, pudiendo destacar como más dura la justificación
continua del totalitarismo del modelo de gobierno de Platón, que se puede apreciar en cómo
este, con tal de llegar a un bien mayor o común, permite el engaño consciente hacia la población,
niega la plena libertad del individuo, la censura hacia el arte y la pintura, etc.
Desde un punto de vista objetivo el autor, Nigel Warburton, consigue mediante la utilización de
un lenguaje un tanto más adaptado a la actualidad que el de Platón, que un público más variado
pueda acceder a la filosofía de Platón. Durante todo el fragmento el autor mantiene una actitud
prácticamente neutral tratando los temas desde una visión imparcial, y no es hasta el final
donde despliega toda su crítica hacia diversos aspectos de Platón. Este fragmento no destaca
tanto por la excelente argumentación del autor sino más bien por aportar otros datos acerca de
los actos y pensamiento de Platón. Aparece una notable distinción entre leer “La república”, un
texto únicamente elaborado por Platón y leer un comentario que analiza tanto la obra como a la
persona, situándola en un encuadre histórico. Warburton utiliza un lenguaje y vocabulario
similares a los que se podrían encontrar en muchos textos filosóficos, pero en ocasiones los
acompaña de pequeñas explicaciones que facilitan su comprensión.

Desde mi propio punto de vista Platón cae en un gran problema ético. El primero es, como dice
Warburton, su justificación a la mentira y a la doctrina, llegando a difundir mitos ficticios para
conseguir la subordinación del pueblo, y así llegar a su cometido. Al igual que la célebre frase de
Napoleón Bonaparte (atribuida a Nicolás Maquiavelo) “El fin justifica los medios”, Platón se
acercaba al tipo de filosofía que lo subordina todo, incluidos los principios éticos o morales, en
función del objetivo o supuesto “Bien común. Coincido con Warburton en el aspecto totalitarista
y elitista del modelo de estado de Platón y creo que tiene una más que notable semejanza a la
“tiranía” que platón considera ejemplo de injusticia. Considero que Warburton, como ya hizo
Aristóteles, es muy crítico con la teoría de las Ideas y la separación de los dos mundos, el
sensible y el inteligible, ya que lo considera como algo ilógico desde una visión racional. La
filosofía, al igual que la ciencia ha ido desarrollándose
a la vez que lo hacía la sociedad, y por tanto corrigiendo y aprendiendo de sus errores. Empezó
con los Sofistas, quienes eran los primeros filósofos, los que obviamente desarrollaron ideas y
temas que en la actualidad se conocen incorrectos, sin embargo no reciben tanta crítica como los
dos mundos de Platón, que realmente no se puede afirmar su nula existencia. Como conclusión
final creo que toda crítica hacia cualquier individuo de otra época histórica debe hacerse en
función de lo que se consideraba o no ética y justo en esa época y de los conocimientos que se
conocían en esa época, por lo tanto no me veo sumamente cualificado para hacer una valoración
objetiva del modelo de gobierno de Platón y menos aún de Platón como individuo.

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