Mateo 10, 26–33-Hablemos francamente y sin temor-Lucio Blanco
Este pasaje podemos dividirlo en dos partes: un llamado de Jesús a
no tener miedo (v. 26-31) y una conclusión (v. 32-33). Forma parte de la presentación del Reino como misión en un segundo discurso de Jesús (cap. 10). ¿Por qué tanto miedo de las comunidades mateanas (v. 26, 28, 31)? Porque, los cristianos mayoritariamente judíos han sido expulsados de las sinagogas y están siendo perseguidos y marginados por paganos y judíos; es más, se estarán preguntando: si ya no somos judíos, ¿Qué somos? ¿Cuál es nuestra identidad? Tienen que construirla: ser cristianos, siguiendo los pasos de Jesús, siendo verdaderos discípulos, pese al peligro de muerte como la que tuvo su Maestro (v. 25); ha llegado la hora de anunciar y testimoniar a Jesús a todo el mundo. Jesús está aclarando la bienaventuranza referida perseguidos por causa de la justicia (5, 10); no niega el peligro a morir, pero ¡no es final de la Vida! que está en manos de Dios: Padre (5, 9) amoroso en quien hay que confiar plenamente y a quien no se le escapa nada (referencia a las aves y cabellos, 10,29-30); es más, según Juan Mateos, el texto concluye (v 32-33): “De la postura que tome el discípulo ante los hombres depende su suerte final. EI que, sin miedo, se pronuncia por Jesús es quien resiste hasta el fin y corona su vida con éxito (se salva) (22). Quien se acobarda y niega a Jesús, está abocado a la ruina, acaba en el fracaso. Mateo presenta la doble suerte del discípulo en términos de una declaración de Jesús ante el Padre. La fidelidad del discípulo a Jesús en la persecución (5,10.11) es la que lo salva a través de la muerte”. Ahora, en tiempos de Coronavirus, ¿estamos testimoniando a Jesús vivo entre nosotros/as? O, ¿estamos aprovechando las circunstancias para enriquecernos o ganarnos alguito? ¡Y la Vida… Vencerá!!!