DE TAMAULIPAS, A. C.
ANTOLOGÍA
SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Tampico, Tamaulipas
1
OBJETIVO GENERAL DE LA ANTOLOGÍA 3
UNIDAD I.- LA EDUCACIÓN CÓMO FENÓMENO SOCIAL
Objetivo de la Unidad 5
1.1 Surgimiento de la sociología de la educación 5
1.2 Teoría sociológica y educación 7
1.3 Proceso educativo como proceso de socialización 10
2
OBJETIVO GENERAL DE LA ANTOLOGÍA
3
UNIDAD I
LA EDUCACIÓN COMO FENÓMENO SOCIAL
El análisis de las relaciones o hecho sociales mediante la sociología nos lleva a pensar en
la complejidad estructural de los fenómenos humanos. La educación tiene una estrecha
relación con la sociedad, y con las formas pedagógicas propias de cada cultura cuya
íntima correspondencia con los sistemas sociales generales nos permiten pensar a la
educación como un perfeccionamiento personal, y al mismo tiempo colectivo. Si
aceptamos, entonces, el hecho de que la educación es parte del desarrollo evolutivo de
las sociedades humanas (estructura social o naturalmente hablando) parece no existir
obstáculo alguno para realizar de un modo sistemático un estudio sociológico de la
misma.
4
colectica y se renueva conforme avanza el cambio social, dejando una huella profunda en
cada individuo. El carácter eminentemente social de la educación estará determinado por
el hecho de que los seres humanos nacen y mueren, por tanto, todo hecho social se
realiza a través de mecanismos colectivos, generándose procesos, formas institucionales
y leyes características de la evolución o desarrollo humano. (Castillo, 2012)
La sociología es una de las vías de acceso por donde se puede abordar el estudio
científico de la educación como hecho o conjunto de hechos susceptibles de observación,
cual son “el contenido de la civilización” que la educación transmite (ideas, sentimientos
colectivos, tradiciones, hábitos o técnicas), las formas que reviste (instituciones escolares)
bajo la presión de la estructura social, y el equipo o instrumental propio (libros, materiales,
etc.) de que se sirve para transmitirla. La educación –fenómeno social que se produce en
todos los grupos- es tratada científicamente como una realidad objetiva y sirve de materia
a ese conjunto de análisis y de pesquisas que constituyen la “sociología de la educación”.
5
Esa concepción perfectamente clara de una “ciencia de la educación”, según Durkheim, o
de una “sociología de la educación”, expresión que tomamos de los norteamericanos pero
revestida del mismo sentido que Durkheim atribuye a la “ciencia de la educación”, nos
permite establecer una clara distinción entre la sociología de la educación de un lado
(estudio sociológico o científico de la educación” y la pedagogía e historia de la
educación, de otro. En cuanto a lo que Durkheim entiende por “pedagogía”, conviene
advertir, como dice Fauconnet, que no se trata de una “actividad educativa en sí misma, ni
de una ciencia especulativa de la educación, Es la reacción sistemática de la segunda
sobre la primera, la obra de la reflexión que busca, en la psicología y en la sociología,
principios para la reforma y la práctica de la educación. Así, concebida, la pedagogía
puede ser idealista sin llegar a ser utópica.” La pedagogía, que consiste en una reflexión
sobre la acción que se ha de ejercer, tiende, pues, a tomar un carácter tanto más
científico cuanto más se base en la psicología y en la sociología en las que se inspira y en
las que se va a buscar los elementos para sus reglas y construcciones teóricas acerca de
la práctica de la educación.
Durkheim definió el hecho social en los siguientes términos “Es hecho social todo modo
de hacer, fijo o no, que puede ejercer una coerción exterior sobre el individuo;… que es
general en todo el ámbito de una sociedad dada y que, al mismo tiempo, tiene una
existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.” (Gutiérrez V. J.,
2012)
6
El gran desarrollo que ha tenido en nuestro siglo el estudio de los procesos educativos,
tanto los escolarizados como los informales, ha perfilado un espectro amplio de escuelas
y corrientes teóricas, donde las raíces clásicas del pensamiento social han sido decisivas.
Es así que en la educación como en el conjunto de las ciencias sociales, son principios
fundamentales las líneas de reflexión propuestas por grandes pensadores de lo social
como Emile Durkheim, Karl Marx o Max Weber. El desarrollo que ha conocido la
sociología de la educación a partir de los años setenta sirve para mostrar cómo opera el
trabajo intelectual en un campo específico, es decir, para analizar las interdependencias
que existen entre unos modelos de análisis y otros, las permanencias y las innovaciones.
Cincuenta años más tarde, el sociólogo americano Parsons defiende tesis similares con la
teoría de estructuro-funcionalismo. Considera que en las sociedades modernas, la
escuela es un actor primordial de la socialización, asegurando, por un lado, la lealtad de
sus miembros y, por otro lado, garantizando la incorporación del sentido del interés
colectivo. A su vez a través de los valores y normas, las personas interiorizan los niveles
de estratificación y de prestigio que prevalecen en la sociedad. Con el tiempo, los
7
alumnos hacen suyas las creencias de una selección justa y legítima basada en criterios y
procedimientos racionales. (Urteaga, 2009)
Carlos Marx, funda el método del materialismo histórico buscando analizar, comprender y
criticar el modo de producción capitalista, la superestructura ideológica en que se
sustentan las relaciones sociales y la estructura económica productiva, así como la
necesidad de vincular la educación con la reproducción social del sistema, generando
ésta la mano de obra calificada y las ideas dominantes que se requieren en el proceso de
producción de mercancías, en la organización, administración y proyección del “orden
social” industrial moderno. […] El materialismo histórico asume que las desigualdades
sociales son producto de la lucha de clases por el poder económico y político. (Castillo,
2012)
8
-tecnocrática, según la cual la división del trabajo se fundamenta en una racionalidad que
privilegia la eficacia y la equidad. Dicho de otra forma, selecciona a los individuos en
función de la competencia y del mérito a través de exámenes. (Urteaga, 2009)
Precisamente una nueva corriente representada por Bourdieu trata de poner en manifiesto
los mecanismos de la reproducción social en el sistema educativo. Conforme se
autonomiza el sistema educativo, éste goza de valores, normas y referencias propias,
desarrollando mecanismos específicos de selección y de reproducción de las
desigualdades sociales que están más vinculadas a la cultura que a la economía.
(Castillo, 2012)
9
Weber subraya que las relaciones de poder duran si gozan de una justificación simbólica
de forma que las personas consideren sustitución como comprensible y legítima. Confiere
cierto sentido a las desigualdades sociales e instaura un sistema de jerarquización y de
clasificación. Ello permite que la selección de la escuela y la ocupación de ciertos cargos
aparezcan como normales. En este sentido, el sistema educativo no selecciona a los
mejores, sino que elige a los que se someten a los criterios impuestos por la clase
dominante, de modo que el sistema educativo practique más la cooptación que la
competencia. (Urteaga, 2009)
La educación es, como se ve, un fenómeno eminentemente social, tanto por su origen
como por sus funciones y presenta las dos características de los hechos sociales: la
objetividad y el poder coercitivo. Es una realidad susceptible de observación y, por lo
tanto, de tratamiento científico. Pero el fenómeno de la educación, que se da en todos los
grupos sociales, se distingue de los otros hechos sociales por su función específica, que
consiste en un proceso de transmisión de las tradiciones o de la cultura de un grupo de
una generación a otra. Si consideramos a la sociedad desde los tres puntos de vista
desde los cuales puede ser enfocada: a) la unidad social; b) la comunidad social; c) la
evolución social, podemos apreciar, el fenómeno de la educación relacionado con cada
uno de esos hechos fundamentales. Pues si la educación tiene por objeto, como
enseñaba Durkheim, “desarrollar un cierto número de estados físicos, intelectuales y
morales, exigidos por la sociedad política en su conjunto y por el medio especial al que el
individuo se destina”, la sociedad pretende realizar, gracias a ella, su unidad social
mediante el juego de esos dos subprocesos de homogeneización y de diferenciación que,
en el fondo, equivalen a un proceso de asimilación a la sociedad general en su conjunto, y
a las sociedades secundarias o especiales (grupos profesionales) que se forman en el
interior de las sociedades por la ley de división del trabajo.
10
“esos grupos de individuos”, entre los cuales se produce el fenómeno cuya naturaleza
intentamos definir. Es cierto que el individuo –objeto o materia de la educación- no es el
individuo aislado o distinto de otros, sino los individuos “en un grupo determinado”, una
generación determinada o, más especialmente, una “nueva generación”. Desde el punto
de vista sociológico, una generación es “un agregado de individuos que poseen ciertos
caracteres, reductibles a un denominador común: la edad”. (de Azevedo, 2013)
La escuela tiene dos funciones fundamentales: una función de socialización que consiste
en transmitir los valores, los principios morales y las normas de la sociedad; y la función
de selección que sitúa a cada uno en una posición social determinada. (Urteaga, 2009)
La transmisión de valores, que constituye en su esencial el fenómeno de la educación, no
se verifica, pues sino mediante una “presión” de los adultos y una “resistencia” de los
jóvenes, cuya relación no es siempre la misma y varía según la “distancia social” que
separa a las generaciones y contribuye a caracterizarlas. La educación es, de ese modo,
la obra de una generación ya formada sobre una generación por formar o en vías de
formación.
Por lo tanto, puede definirse la educación diciendo que es “la acción ejercida por las
generaciones adultas sobre las generaciones jóvenes para adaptarlas a sí mismas y, en
consecuencia, a su medio física y social”.
En el sentido más general, lo definió Dewey, la educación es realmente “la suma total de
procesos por medio de los cuales una comunidad o un grupo social pequeño o grande
transmite su capacidad adquirida y sus propósitos, con el fin de asegurar la continuidad
de su propia existencia y desarrollo”. La educación, según Durkheim –y tomando la
expresión como una simple analogía-, es en “órgano” que debe ser desarrollado por un
“organismo”, la sociedad, que trabaja mediante el complejo de sus instituciones y de sus
fuerzas en la formación y la adaptación del individuo a las condiciones y exigencias de la
vida de grupo. La educación, por lo tanto, es un proceso social que no es posible
comprender con toda claridad si no procuramos observarlos en la multiplicidad y la
diversidad de esas fuerzas e instituciones que concurren en el desenvolvimiento de las
sociedades. (de Azevedo, 2013)
11
La educación es el núcleo de las relaciones entre costumbres y cambios de una sociedad,
por lo cual es simultáneamente la más conservadora de las actividades, al pretender
preservar el pasado, y la más transformadora, porque en su misión orienta los desarrollos
futuros de la condición humana. (Amar, 2000)
12
UNIDAD II
LAS DIVERSAS FUNCIONES DE LA EDUCACIÓN
13
El hombre no nace hombre, pero llega a ser hombre en el seno de los grupos sociales.
Allí en la interacción con los demás logra la internalización de los elementos de su cultura
o de su subcultura. Dispone de una base biológica y de un capital psicológico que le
capacita para aprender.
La educación permite, por un lado, el desarrollo del “yo”, del ser mismo, permite la
autorrealización y el desarrollo de toda una serie de mecanismos psicológicos que van
conformando el modo de ser, el comportamiento, los diferentes hábitos, la formación de la
propia conciencia. Por otra parte, como proceso de socialización, pone en relación con los
demás, con los más inmediatos (compañeros de clase, profesores, tutores, familia) y con
la sociedad en la que nos desenvolvemos. La convivencia con la clase y la adquisición de
conductas y valores que van a permitir ejercer, llevan a la práctica la dimensión social de
la persona.
14
La referencia a la función legitimadora del sistema educativo no nos ilustra mucho, ya que
los aspectos formales, objetivos y cognoscitivos de la instrucción escolar sólo captan un
fragmento de las relaciones sociales diarias del encuentro educativo. A fin de buscar una
respuesta, hemos de considerar a las escuelas a la luz de las relaciones sociales de la
vida económica […] sugerimos que los aspectos primordiales de la organización educativa
son réplica de las relaciones de dominio y subordinación de la esfera económica. La
correspondencia entre la relación social de la instrucción escolar y el trabajo explica la
capacidad del sistema educativo para producir una fuerza de trabajo dócil y fragmentado.
15
escrito, que incorpora de manera expresa la ideología de la clase dominante, culminaría la
labor. (Castillo, 2012)
Para Marx la sociedad se constituye por la necesidad que tienen los seres humanos de
entrar en mutual relación en la producción de bienes y servicios con la idea de satisfacer
sus necesidades, por tanto, el rigen del ser social se halla en la producción. […] Las ideas
de Marx sobre educación son fundamentales para comprender varios aspectos de la
educación que no se contemplaron en la corriente positivista. Entre sus preocupaciones
podemos enumerar el sistema de enseñanza, la gratuidad-obligatoriedad de la
enseñanza, la relación entre la escuela, el Estado, el gobierno y la Iglesia, el carácter
público-privado de la enseñanza, la función educadora del Estado, la decisión del trabajo
social y la educación, la cultura de los científicos y el papel de los intelectuales en la
transformación social.
Para la teoría marxista la educación posee una función conservadora del orden social
existente, cuya característica esencial (en el modo de producción capitalista) es la
explotación de la clase obrera o trabajadora por aquellos propietarios o dueños de los
medios de producción (clase burguesa). La clase burguesa siempre buscará la
reproducción de su status social y por ende, siempre necesitará de una clase social que
produzca a bajo costo las mercancías, para luego obtener de su venta una plusvalía o
ganancia sin la cual no habría acumulación de capital, de la cual depende la idea
capitalista. La preocupación por la educación se centra tanto en la reproducción del
sistema, tanto como en la posible liberación de la clase obrera de tal función o mecanismo
de sometimiento-explotación (sociedad socialista). De hecho Marx y Engels uno de sus
contemporáneos, articula la lucha de clases y el desarrollo histórico de la educación con
el rotundo rechazo de la idea de ubicar a la educación exclusivamente en el ámbito
escolar y entendiéndola como un quehacer histórico del ser humano, estrechamente
vinculado con la práctica productiva a nivel social. La educación en el mundo capitalista
se caracteriza por ser clasista, esto es, se convierte en un instrumento ideológico de las
clases dominantes para perpetuar las relaciones desiguales y reproducir las condiciones
existentes a nivel cultural como ideas, hábitos, costumbres y formas de relacionarse,
mismas que dejarán sentado el mantenimiento del poder y el control o dominación social
de una clase sobre otra. (Castillo, 2012)
16
Theodore Schultz parte su estudio del supuesto de que la educación es una inversión. El
valor de la instrucción, según Schultz, se basa en la propuesta de que dicha instrucción
ejerce una influencia favorable sobre el bienestar de los individuos. El componente
productor de la instrucción es una inversión en técnica y conocimientos que acrecienta los
futuros ingresos: por tanto los considera como una inversión en otros elementos de
producción.
Propongo que consideremos la educación como una inversión en el ser humano y a sus
consecuencias como una forma de capital. Puesto que la educación pasa a formar parte
la persona que la recibe, me referiré a ella como capital humano. Puesto que se convierte
en parte integral de una persona, conforme a nuestras instituciones no puede ser
comprada, vendida o considerada como una propiedad. Sin embargo, constituye una
forma de capital si se presta un servició productivo el cual tiene un valor para la
economía.
17
2.2 Política y la educación
En todas las sociedades humanas existe una distinción muy clara entre dirigentes y
dirigidos, entre el sujeto y el objeto del poder político, es decir, del poder sobre el grupo
como un todo en un territorio determinado. Si se considera que “el sistema público de
educación” es el sistema organizado sostenido y dirigido por el Estado, será fácil
comprender todo el interés sociológico, no sólo educativo, sino político, que hay en
plantear los problemas de la enseñanza desde el punto de vista de la filosofía política y de
la política en general, es decir, en señalar el estrecho lazo que une la organización de la
instrucción pública con los sistemas y los regímenes políticos. Evidentemente, no hay
política general que no traiga consigo, en forma explícita o implícita, una política
educativa, y toda política de esta índole varía naturalmente en función de la política
general y no adquiere su sentido concreto hasta que se la sitúa en el conjunto y la anima
un espíritu determinado, es decir, hasta que se halla en un plano de política general. Es la
clase o el grupo gobernante el que imprime carácter y da el tono a la política general y,
por lo tanto, a la política de educación, variable dentro de los límites prefijados por la
realidad social y económica y las aspiraciones y exigencias del partido que tiene el poder.
Así, más allá del hecho de las relaciones constantes entre una política general
(democrática o totalitaria, fascista o comunista) y una política de educación que deriva de
ella, podemos comprobar el otro hecho de que, en cada sistema de educación y en cada
programa de acción educativa, los fines particulares o específicos, de valor histórico,
ligados a las condiciones objetivas de la estructura y de la evolución de cada pueblo, y los
fines derivados de una “tabla de valores”, organizados según determinada concepción de
la vida, en un programa político (doctrinas que lo informan), se combinan en proporciones
variables, conforme al mayor menos grado de “radicalismo de ideas” del grupo que
detenta el poder y la mayor o menor fuerza de que dispone en un momento dado para
imponerlas o realizarlas. (de Azevedo, 2013)
Los procesos educativos son construcciones sociales y, a su vez, ellos suelen ser
elementos reproductores del tipo de sociedad y de cultura en que son producidos.
Reproducen, de esa manera, las formas de producción (fines económicos) y las
18
relaciones de producción (fines políticos) que requiere una sociedad determinada. En ese
sentido la educación es un acto, un proyecto y un proceso político. (Gutiérrez, 1983)
Louis Althusser (1918-1990) es considerado uno de los teóricos marxistas que más hizo
por la academización del marxismo y por conferirle un status científico, incorporándolo
plenamente al trabajo académico en las universidades (de hecho casi no existen planes y
programas de estudio contemporáneos que no dediquen gran parte de sus estudios al
materialismo histórico). Este pensador que forma parte de la corriente estructuralista
francesa, desarrolló básicamente la idea marxista de ideología, misma que, ya vimos, es
parte fundamental de la comprensión de los sistemas educativos bajo el orden capitalista.
La sociedad aparece formada por una jerarquía de estructuras independientes entre sí,
aunque sujetas a los valores dominantes. Los medios de comunicación son para
Althusser instrumentos destinados a la reproducción de las relaciones sociales. De hecho
dichas estructuras se definen como “aparatos ideológicos” del Estado, que aseguran la
adhesión inconsciente de los individuos a los valores que definen la estructura social y
despliegan los mecanismos de la dominación social. Junto a los medios, esa misión es
cubierta por la escuela, la iglesia, el arte, los deportes y la familia.
19
2. Mientras el aparato (represivo) del Estado constituye un todo organizado cuyos
distintos miembros están centralizados bajo una unidad de mando –la de la política
de lucha de clases que aplican los representantes políticos de las clases
dominantes que detentan el poder-, los aparatos ideológicos del Estado, son
múltiples, diferentes, relativamente autónomos y susceptibles de ofrecer un campo
objetivo a las contradicciones que expresan, de modos limitados o extremos, los
efectos de los choques entre la lucha de clases capitalista y la lucha de clases
proletarizada y sus formar subordinadas.
Las ideas de Althusser como la de otros teóricos dan forma a lo que se han llamado
teorías de la reproducción en educación, desarrolladas en el marco teórico de la
sociología de la educación. Esos cuerpos teóricos entienden que la educación es un
medio mediante el cual se reproducen o perpetúan las relaciones sociales desiguales
vigentes. A diferencia de las teorías pedagógicas que proyectan intervenciones sobre la
educación, las teorías educativas de la reproducción intentan describir y explicar el
funcionamiento de la escuela, destacando fundamentalmente su papel reproductor de las
relaciones de clases inmersas en el sistema capitalista. (Castillo, 2012)
20
Para el individuo, la socialización supone aprendizaje, “interiorización de” y cierta
“adaptación a” su entorno sociocultural; en cambio, para el grupo, este mismo proceso se
interpreta mejor como una forma de control por la producción social de la identidad de sus
miembros mediante la transmisión, de manera inconsciente y no formalizada de los
conocimientos, valores, hábitos y actitudes que constituyen la cultura básica de una
sociedad. La instrucción, en cambio, es un proceso formalizado que transmite los
conocimientos generales (leer, escribir, hablar y nociones básicas de las ciencias). La
generalización de la instrucción es uno de los índices que distinguen a la sociedad
moderna de la tradicional, pues, el tanto por ciento de la población que ha recibido
instrucción es un indicador importante del grado de modernización alcanzado.
El ser humano es el único animal que posee cultura. En su acepción sociológica cultura
se refiere a la totalidad de lo que aprenden los individuos como miembros de una
sociedad; es un modo de vida, de pensamiento, acción y sentimiento. El significado
científico del término cultura abarca toda clase de lenguaje, tradiciones, las costumbres,
las instituciones y, como nunca se ha tenido noticia de un grupo de humanos sin dichas
formas o sistemas de organización y representación, la cultura es la característica
distintiva y universal de las sociedades humanas. De esta forma el origen de la cultura
como rasgo humano puede encontrarse en su capacidad para generar o adquirir
conocimientos mediante la experiencia, tanto como para comunicar lo aprendido por
medio de símbolos como lo es el lenguaje humano dentro de su diversidad cultural.
21
Al profesor le corresponde la responsabilidad de formador y autoridad pedagógica. Este
ejerce sus funciones mediante sus acciones pedagógicas, pero todas aquellas dominadas
y sometidas a las clases dominantes, donde se enseña siempre un tipo de arbitrariedad
cultural (instrumentos de dominación y de reproducción) de tal forma que la cultura se
reproduce y toda acción pedagógica se convierte en un tipo de violencia simbólica.
Es debido a esto que al interiorizar estos principios arbitrario, los hacemos habituales,
como si de alguna manera nos pertenecieran (naturaleza cultural), inmortalizando el poder
social, adquiridos en la familia, en la clase social y que nos sirven de base para poder
actuar dentro de nuestro entorno social (proceso de sociabilización). El grupo de
académicos o profesores se convierte así en una variante del capital cultural que posee
maneras propias de apropiación a través del llamado currículum escolar. Lo anterior
significa que la reproducción cultural define aquello que es importante aprender (capital
cultural) y con ello la estructura de las relaciones de poder o de las clases sociales al
interior de la sociedad. La escuela nos enseña a obedecer, a ser leales con el sistema al
legitimar lo hábitos, prácticas, valores y un conjunto de normas catalogadas como válidas.
Se debe procurar así el capital cultural del estudiante, que es el que tiene que ver con
todo aquello que el régimen quiere que se interiorice. El sistema educativo refleja así la
estructura de dominación y control social, que utiliza el trabajo pedagógico para imponer a
través del accionar docente y directivo, la familia y las instituciones del Estado, las
normas, códigos y reglamentaciones que enmarcan las conductas (acción coercitiva del
Estado) del individuo en sociedad. De lo anterior podemos entrever que todas las culturas
cuentan con arbitrariedades impuestas a través del sistema educativo, de corte cultural.
(Castillo, 2012)
22
UNIDAD III
LOS PRINCIPALES AGENTES SOCIALIZADORES
Las instituciones sociales no nacen por casualidad; responden a unas necesidades de los
individuos, a las cuales satisfacen, y ésta es tanto su razón de ser como la garantía de su
pervivencia; persistirán mientras sean el medio de satisfacción de tales necesidades.
Nunca hay que sacrificar los individuos a las instituciones, ya que son éstas últimas las
que se hallan al servicio delos primeros.
La familia es el primer agente educador. Todas las civilizaciones, cualquiera que fuese su
cultura, su nivel de desarrollo y sus valores, confirman esa realidad. Desde el enfoque de
23
la metodología sociológica, podríamos decir que antes de la familia tan solo tenemos la
nada. Cabe distinguir diferencias notables en la institución familiar. Sin embargo, no es
posible concebir al hombre, entendido como ser social y sociabilizado, sin grupo familiar
donde haya sido posible.
Sobre el objetivo de socialización hay que ser conscientes de que el niño pasa los
primeros años de su vida casi totalmente en el seno familiar donde se afirman los
cimientos de su personalidad antes de que comience a sufrir influencias. Toda visión del
mundo y de las cosas, la elección de valores y subsiguientes normas que los hacen
posibles se despliega ante su vista en esta atmósfera íntima.
Los profundos efectos de ésta socialización inicial dan consistencia al edificio del sentido,
valores y normas de vida que hacen al hombre social. Por lo común constituyen un primer
edificio del sentido de la vida que defiende contra la anarquía de futuras impresiones,
permitiendo establecer, a partir de esta base, un proceso selectivo y congruente de
nuevos valores y normas.
Es cierto que la familia actual ha perdido muchas de las funciones que ejercía en las
sociedades tradicionales; no obstante, y según la explicación de T. Parsons, la familia
24
actual continúa siendo el lugar primordial para la socialización del niño, así como para el
enriquecimiento, satisfacción y estabilización emocional del adulto. (Guevara, 2012)
Nadie discute que, hoy en día, los medios de comunicación se han convertido en un factor
de influencia en la formación del alumno. Son un claro referente de esa vida cotidiana, de
esa escuela abierta a la sociedad. Son claros transmisores de cultura. La escuela no
puede estar al margen de esta realidad. Se trata, por tanto, de integrar los medios de
comunicación dentro de la escuela de la manera más coherente y fructífera para el
proceso de maduración personal y profesional del alumno.
Los contenidos que los medios de comunicación ofrecen y que los alumnos consumen
habitualmente tienen su principal argumento en la propia vida y esto es necesario tenerlo
en cuenta desde la escuela porque:
25
Se puede decir que los medios de comunicación son un espejo donde mirar el acontecer
diario, todo lo que sucede a nuestro alrededor. Permiten al alumno acercarse a los
principales problemas y provocan la toma de posición y la decisión personal. Por tanto, la
integración de los medios de comunicación responde a un doble criterio:
La certeza de que el alumno recibe, por lo menos, una doble influencia que afecta
de manera profunda y trascendente a su formación y, consecuentemente, a su
propio desarrollo personal: la formación a través de la escuela y la formación a
través de los medios de comunicación.
Esta integración permite la creación de un receptor crítico que puede enfrentarse a las
manipulaciones que surgen desde los propios medios de comunicación, manipulaciones
que tienen que ver con la propia realidad del alumno, porque los medios de comunicación
no son neutrales en esa transmisión de la cultura. Presentan un conjunto de contenidos
que llevan implícitos unos valores que los receptores integran, consciente o
inconscientemente, en sus pautas de comportamiento. La educación tiene que facilitar al
alumnado todas las claves que le permitan reaccionar y despertar su capacidad crítica
para poder dar respuestas personales a tendencias ideológicas, a valores, formas de
comportamientos, pautas de conducta, normas, etc., que perciben en la realidad que
viven.
26
La escuela debería crear unos mínimos cimientos para la formación de individuos
autónomos, que supieran desenvolverse en su entorno social y cultural. Esto se consigue
ofreciendo al alumno diversas claves para analizar los mensajes que provienen de los
medios de comunicación, los instrumentos precisos para saber leer la prensa, ver la
televisión, escuchar la radio. Este es un tipo de aprendizaje nuevo, el que relaciona
escuela/sociedad, el que pone en contacto con la realidad, el que acerca al aula a la vida
y define la formación del alumno como integral. (Martínez, 2004)
Esto quiere decir que, hoy en día, el alumno ve y recibe pautas de comportamiento,
valores y normas desde la escuela, pero también desde los medios de comunicación,
porque lo que define por excelencia a los medios de comunicación es su capacidad para
transmitir un tipo de cultura mediante la elaboración de informaciones que nos hacen
llegar de una manera inmediata. Por eso es necesario poner en relación al alumno con su
27
entorno, profundamente marcado por los medios de comunicación y a través de los cuales
recibe continuos impactos que afectan a su código de valores, que se refieren a valores
universales, tradicionales y a valores nuevos que se imponen mediante la repetición de
estereotipos que terminan siendo habituales en la convivencia. En este sentido, la
transmisión de la cultura, a través de los medios de comunicación, acentúa la necesidad
de una formación en valores que ponga en alerta al alumno ante los continuos influjos que
recibe a través de los mismos.
Pero la actualidad que nos ofrecen los medios de comunicación es sesgada, limitada,
modelada desde diferentes perspectivas por la misma estructura de los medios de
comunicación. La realidad, así, se convierte en la suma de todas las perspectivas que de
ella nos ofrecen los medios de comunicación. La escuela debe ayudar a procesar esa
información para que su influencia en el proceso de formación del alumno sea positiva.
Pero, primero, la escuela debe asumir el papel de intermediario entre el alumno y la
sociedad, tiene que aprender a convivir con los medios de comunicación, a aceptar su
existencia y utilizarla para ayudar al alumno a interpretar lo que, a través de ellos, se les
ofrece. La escuela y los medios de comunicación también se identifican en cuanto que
trabajan con la actualidad. Y esa actualidad refleja valores. Y ambos transmiten valores.
(Martínez, 2004)
28
A medida que se complican los sistemas de organización social y económica se eleva el
grupo en la escala cultural, va creciendo proporcionalmente la distancia social entre el
niño y el adulto y, por lo tanto, aumentan en complejidad y en importancia esos procesos
de transmisión de cultura de una generación a otra. Se puede entonces decir que lo que
suscita el nacimiento de las instituciones y de los sistemas escolares es la doble presión
que ejerce la división del trabajo social y la especialización de funciones, por un lado, y el
desarrollo en cantidad y calidad de la riqueza cultural, por otro, ya que esto, ensanchando
la distancia social entre el niño y el adulto, tiende a prolongar el periodo de formación del
individuo.
La educación escolar, como parte que es de la estructura social global, “refleja de manera
notable, no sólo el tipo especial de organización, sino toda la escala de valores de una
sociedad en un momento determinado, y hasta tal punto que sería posible conocer toda
una estructura social conociendo solamente su sistema de educación”. (de Azevedo,
2013)
En la medida en que la clase tiende a dividirse en dos –aunque esta dicotomía está lejos,
desde luego, de ser absoluta-, tiende a hacerla en general, por un parte, sobre la base de
una identificación con el profesor o sobre el reconocimiento de su rol como modelo, y por
otra, sobre una identificación con el grupo de iguales del alumno. Esta división de la clase,
en función de una identificación con el profesor o con el grupo de iguales, corresponde de
una manera tan chocante a la distribución de los alumnos destinados al colegio y los que
no lo son, que no puede impedirse emitir la hipótesis de que esta dicotomía estructural a
nivel del sistema escolar es la primera fuente de la dicotomía selectiva.
29
igualmente una función e integración esencial para el sistema. La diferenciación de la
clase según la dimensión de la realización es inevitablemente una fuente de tensiones, ya
que confiere gratificaciones y prerrogativas más importantes a un grupo antes que a otro
en el interior del mismo sistema. Esta evaluación común permite especialmente a los
perdedores de la competición, aceptar la diferenciación esencial. La cuestión capital aquí
es que dicho valor común, atribuido al logro, se halla dividido entre individuos que gozan
de status diferentes en el interior del sistema. Corta la diferenciación de las familias según
el status socioeconómico. (de Ibarrola, 1985)
La escuela es, pues, un elemento estructural del sistema social, y es en ese sentido que
podemos concebirla como una institución de reproducción social. […] La idea
socializadora se mezcla así con los intereses ideológicos de los grupos gobernantes o
dominantes dentro de la sociedad. Sin embargo, las escuelas no tienen certidumbre
respecto a su función social y los fines del proceso enseñanza-aprendizaje, ni tampoco en
relación con los intereses de sus clientes o su cometido formal, ya que la enseñanza que
imparte el maestro en clase es autónoma respecto al orden burocrático. (Castillo, 2012)
3.4 Deseducación
30
Al acercarnos a este problema, nos tenemos que situar necesariamente en las nuevas
relaciones entre el Estado y el Mercado. Y así si el Mercado necesita ciudadanos-
consumidores, el Estado mercantilizado requerirá de ciudadanos “privatizados”, es decir,
de un modelo de sociedad en la que estos ciudadanos no se hagan preguntas, pero
tampoco las contesten, Los medios de comunicación “ya estarán para responderlas”
Entramos en esa “era del vacío” a la que Lipovetsky se refiere. La clave es no pensar.
Pero para lograr ese “no pensar” no sólo los poderosos conglomerados de comunicación
mediada son agentes activos de esta situación, sino que paralelamente se requiere una
legislación educativa y, sobre todo, unos planes internacionales de educación en los que
se consoliden los efectos deseducativos en los ciudadanos.
31
autores de la teoría crítica parten de la asunción de que tanto los objetos observados
como los sujetos observadores de la ciencia están constituidos socialmente y, por lo tanto,
deben ser analizados e interpretados dentro de su contexto histórico-social. En
consecuencia, los críticos aprobaron una filosofía materialista de la historia como marco
de referencia para sus interpretaciones teoréticas y un programa de investigación
interdisciplinaria con el apoyo de las ciencias especializadas para llevar a cabo sus
análisis. Guiados por sus objetivos interdisciplinarios metodológicos y por su teoría
materialista, identificaron y criticaron mecanismo, estructuras y relaciones que impiden al
hombre alcanzar su potencial: en contra de las prácticas de exclusión, inicialmente
defendieron una organización razonable del proceso de trabajo, para luego defender la
protección del “mundo de la vida” contra las incursiones de los destructivos imperativos
burocráticos y económicos.
En la actualidad, la teoría crítica hace referencia a un concepto general que incluye una
variedad de proyectos post-realistas y post-positivistas dentro y fuera de la tradición
marxista. “Crítico” ha llegado a significar una postura opuesta al “mainstream”, a gran
parte del discurso positivista en las diversas ciencias con base en un nuevo marco
analítico y un nuevo vocabulario. Dentro de una perspectiva explícitamente
transformativa, en la que resuenan temas centrales del marxismo crítico, algunos críticos
denuncian las necesidades, intereses y el desamparo de los grupos marginados y las
sociedades excluidas del discurso dominante. Otros comparten el vocabulario de la
exclusión, pero permanecen escépticos ante los objetivos emancipatorios. (Frankenberg,
2011)
Autores como Gidens, Habermas o Beck pasan a considerar esencial para el análisis de
la realidad social tanto la incidencia de los sistemas en las personas, como la influencia
de las personas en los sistemas. Frente a una sociología de la educación basada en el
modelo de la reproducción, esta nueva perspectiva dual en sociología aporta elementos
para superar las desigualdades sociales creadas por los diferentes sistemas. Personas y
colectivos son más vulnerables de padecer exclusión social pueden transformar su
situación de exclusión a través de la educación.
32
Desde esta perspectiva, tan clave es denunciar aquellos elementos del sistema que
promueven el mantenimiento de las desigualdades sociales como identificar los
elementos que contribuyen a superarla. Se trata de combinar el lenguaje de la crítica con
el lenguaje de la posibilidad. Para los autores de las ciencias sociales que parten de esta
perspectiva, la educación puede ejercer una doble función: por un lado se prepara a las
personas para integrarse en la sociedad y por otro se facilita el conocimiento crítico
necesario para dotar a aquellos elementos necesarios en el ejercicio libre y posible de
organizar acciones conjuntas hacia una mayor democratización de las sociedades.
(Camdepadrós & Pulido, 2009)
33
UNIDAD IV
TENDENCIAS ACTUALES DE LA SOCIOLOGÍA EDUCATIVA
34
la capacidad de explicar estas nuevas realidades educativas o hasta dónde será
necesario replantear algunas de sus propuestas o en el extremo de abandonarlas para
buscar un herramental teórico más apropiado. (Ibarra, 2016)
Puede afirmarse que la escuela es una institución solidaria del conjunto de las
instituciones sociales y que en su evolución, no sólo en el aspecto morfológico, sino
también desde el punto de vista de las relaciones de subordinación con otras instituciones
(domésticas, políticas, religiosas), sigue en cada época las líneas de la evolución social
general de cada pueblo y las tendencias y los caracteres de una civilización determinada.
35
4.2 La sociología de la organización escolar
Las escuelas son algo más que meros instrumentos al servicio de los fines. Esto es cierto
no sólo porque, como otras organizaciones, pueden convertirse en dictadoras de fines –
desplazamiento de fines-, sino también porque las finalidades educativas están
36
sustancialmente relacionadas con los medios y contextos que las promueven. El sistema
social actúa en el sistema educativo fundamentalmente a través de dos vías, el currículo y
la organización escolar, ambas estrechamente relacionadas entre sí. (San Fabían, 2011)
Robert Dreeben hace un balance del estado de la organización escolar, cuando dice que,
junto a su contemplación como mecanismo de vigilancia y control, “el análisis de la
estructura interna de las escuelas como fuente de resultados educativos representa una
nueva dirección en el campo de la sociología de la educación […] y sus contribuciones
ilustrarán nuestra comprensión y práctica de las políticas social y educativa […] Tomar la
estructura interna de las escuelas seriamente, significará prestar atención a las
propiedades significativas que influyen de inmediato en las experiencias de los alumnos y
conforman su aprendizaje”. El problema está en conocer cómo se lleva a cabo esa
influencia, a través de qué procedimientos y qué consecuencias acarrea para los
alumnos, los profesores y el entorno social.
Pero, por lo que se refiere a nuestro entorno académico y social, ese afán parte de una
situación peculiar ya que el papel de la sociología de la organización escolar puede
calificarse de marginal dentro del descompensado campo del estudio de los centros
escolares como organizaciones. La razón es que en el mismo concurren un largo etcétera
de enfoques y facultativos, procedentes sobre todo de la administración escolar, de la
37
didáctica y de la psicología, y con la casi única excepción de la sociología. (Guerrero,
2002)
La escuela es una institución social que persigue unos fines explícitos, especifica sus
funciones y delimita quienes son sus miembros; es, por tanto, una organización (Weber).
Por supuesto, este concepto no implica lógicamente que una escuela, una empresa o un
ejército, con ser organizaciones, sean exactamente iguales, sino que ha abierto un ámbito
de estudio sobre los rasgos específicos de la organización escolar (Tyler). En este
contexto se ha sugerido la hipótesis de que la organización escolar está experimentando
un verdadero movimiento dialéctico en lo que respecta a la preeminencia de sus
componentes de disciplina y de regulación social.
Que la escuela fue inventada como una institución disciplinaria parece fuera de toda duda
después del análisis de Foucault y Bernstein. El mismo término “disciplina” designa el
control social del discípulo, quien debe aprender interiorizando unas normas explícitas
cuya transgresión es muy visible, y por ende objetivable a ojos de una persona encargada
de vigilar. En los últimos años las reformas educativas no han eliminado la faceta
disciplinaria de la escuela, pero han complicado la organización hasta el punto en que las
normas a no son tan claras ni sus infracciones tan directamente observables. La
demarcación del conocimiento escolar se ha debilitado a medida que las
responsabilidades sociales de la escuela se recargaban y la norma escolar se ha vuelto
más invisible a medida que han ganado una relativa pero importante ascendencia las
pedagogías puericéntricas y los grupos sociales mejor dotados de capital cultural.
(Rambla, 1998)
38
tiene por qué adquirirlos del mismo modo; la escuela debe rendir cuentas, debe superar
unos mínimos, pero puede hacerlo de distintas maneras; las familias deben educar a sus
hijos, pero se les da la libertad para elegir cómo. Y quienes no satisfagan estas
expectativas, sean estudiantes, escuelas o familias, van quedando atrás en unas difusas
pero efectivas escalas de consideración social, llámese fracaso escolar, fama de una
escuela o nivel cultual. Ya no es tanto la transgresión del individuo como la regulación de
una población lo que cuenta. (Rambla, 1998)
39
de desarrollo. Parece existir un consenso general sobre la necesidad de transformar a la
universidad con la finalidad de que responda, se afirma, a las nuevas exigencias que le
plantea una economía globalizada cada vez más integrada y compleja. Este impulso
obedece al papel que juega crecientemente el conocimiento como elemento estratégico
para ampliar las capacidades competitivas de las empresas y, en consecuencia, como
clave para conquistar nuevos mercados y garantizar la acumulación. Pero pasa también
por la reorganización de los procesos de producción del conocimiento, que requieren de
instituciones abiertas funcionando en redes de colaboración en las que la
interdependencia redefine los márgenes de libertad.
En suma, las nuevas formas de producción y transmisión del conocimiento parecen estar
imponiendo cambios sustantivos a las universidades y el trabajo académico. Tales
cambios implican la modificación de la naturaleza, contenido y organización del trabajo
que en ellas se desarrolla, estableciéndose un control externo que antes estaba en manos
de las instituciones y los académicos. Además, supone la operación de nuevas formas de
apropiación que eliminan el acceso indiscriminado a sus resultados o productos.
40
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS
41
fuertemente acopladas?:
www.laisumedu.org/DESIN_Ibarra/nuevoinst2007/propuestas/Ibarra.pdf
Martínez, F. O. (2004). La influencia de los medios de comunicación en el proceso de
aprendzaje. Comunicar, 183-188.
Muñoz, B. (2006). La deseducación: comunicación de masas y control ideológico en las
sociedades globalizadas. Nómadas. Revista crítica de Ciencias Sociales y
Jurídica, 1-25.
Rambla, F. X. (1998). Los resquicios de la escuela. La organización escolar y los
problemas de la investigación-acción en la escuela. Revista de Educación, 133-
150.
Romero, N. F. (2006). Sociología de la Educación. Las Palmas, España: Servicio de
Publicaciones y Difusión Científica de la Universidad Las Plasmas Gran Canaria.
San Fabían, M. J. (2011). El papel de la organización escolar en el cambio educativo: la
inercia de lo establecido. Revista de Educación, 41-60.
Sánchez, M., & Ordoñez, M. d. (1997). La educación en la sociedad multicultural.
Granada: Universidad de Granada.
Urteaga, E. (2009). Las teorías de la sociología de la educación en Francia. Revista de la
Asociación de Sociología de la Educación, 46-58.
42