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Ministerio Público

de la Defensa
República Argentina

Revista del Ministerio Público


de la Defensa de la Nación
La defensa de las personas
privadas de libertad
Experiencias Nacionales

Los padecimientos mentales al interior de la prisión.


Abriendo un campo de experiencias

Mercedes Rojas Machado


I. Introducción
Licenciada y profesora de Sociología (FSOC-
UBA), magíster en Antropología Social (IDES- El presente artículo forma parte de una in-
IDAES/UNSAM), doctoranda en Ciencias vestigación doctoral abocada al análisis de la
Sociales (FSOC-UBA). Becaria doctoral en el atención de la salud mental dentro de un con-
Centro de Investigaciones Sociales (CIS) del texto de encierro específico y particular por la
Consejo Nacional de Investigaciones Científi- presencia simultánea de dos autoridades ins-
cas y Técnicas (CONICET) y del Instituto de titucionales: el Servicio Penitenciario Federal
Desarrollo Económico y Social (IDES). Correo (SPF) y el Programa Interministerial de Salud
electrónico: mrojasmachado@gmail.com Mental Argentino (PRISMA). Este último fue
creado en el año 2011 en la órbita de los mi-
nisterios de Salud y Justicia y Derechos Hu-
manos de la Nación con el objetivo de cumplir
con la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657
(LNSM) en los establecimientos penitenciarios
federales1. Este Programa se constituyó como
una intervención civil en el interior del espacio
carcelario, encargado del tratamiento de per-
sonas privadas de libertad por la aplicación de
una "medida de seguridad curativa" regulada
en el artículo 34 del Código Penal, y de otros

1 La Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 fue pro-


mulgada en el año 2010 y conforma un cambio en el
abordaje de la salud mental, consignando su carácter de
problemática multideterminada por factores económi-
cos, sociales, culturales, biológicos, psicológicos e inclu-
so históricos (y no simplemente en términos de enfer-
medad); que identifica al “padeciente mental” como una
persona en situación de vulnerabilidad psicosocial, que
precisa acciones concretas del Estado.

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detenidos tipificados con diagnósticos psiquiá- ingresaban como un obstáculo para su funcio-
tricos que requieran atención especializada. namiento (Rojas Machado 2017).
Desde la perspectiva del control social, Por otro lado, estar inmersos en la estruc-
una serie de investigaciones interrogaron la tura del SPF limitaba la capacidad de manio-
intersección entre el dispositivo penal y el bra de los profesionales de salud y su autori-
psiquiátrico, y enfatizaron en las lógicas de dad para definir criterios de funcionamiento
poder y normalización que operan sobre las de acuerdo con prioridades clínicas y/o tera-
personas rotuladas por “el crimen” y “la locu- péuticas. Los agentes penitenciarios, por su
ra”, generando las condiciones para el control parte, veían desdibujado su accionar y consi-
y la vigilancia de sus cuerpos, espacios y sub- deraban que su conocimiento y formación no
jetividades (Foucault 2010; Pavarini y Betti eran debidamente valorados.
1999; Pitch 1999; Sozzo 1999; Vezzetti 1985). A pesar de las tensiones, contradicciones
Asimismo, se realizaron diversos trabajos y continuidades entre tratamientos peniten-
sobre el PRISMA que indagan su articulación ciarios y psiquiátrico-terapéuticos que fue-
con la LNSM y los tratados internacionales ron relevados en trabajos previos (Lombraña
de derechos humanos, el funcionamiento del 2014; Lombraña y Rojas Machado 2020; Ro-
Programa, la relación in situ entre penalidad jas Machado 2017, 2018, 2019), sostengo que
y psiquiatría y las tensiones que surgen en su los profesionales del PRISMA lograron esta-
funcionamiento entre el PRISMA y el SPF blecer un dispositivo de atención diferente a
(Alagia, De Luca y Slokar 2013; Centro de otras implementaciones psiquiátrico-peni-
Estudios Legales y Sociales 2013; Defensoría tenciarias.
General de la Nación 2017; Lombraña 2014, Su especificidad radicó, por un lado, en
2015, 2016; Mouzo y Rios 2018; Poblet Ma- una reducción considerable de la violencia
chado 2017; Poblet Machado y di Marín 2016; institucional respecto de otros espacios de
Rojas Machado 2017). No obstante los apor- confinamiento y de experiencias previas en
tes que estos han implicado para el campo de la órbita federal. Por otro lado, las personas
estudios, resultaba necesario interrogar las alojadas dentro del dispositivo de atención
formas en las que los protagonistas vivencia- describieron su ingreso en la institución
ban su paso por la institución, especialmen- como un “giro biográfico” (Denzin 1989) que
te cómo los pacientes-internos narraban los les permitió repensarse y comprender sus
procesos terapéuticos y penitenciarios de los trayectorias desde otras perspectivas. Haber
que eran sujetos. recibido acompañamiento “comprometido”
Para quienes transitamos el pabellón fue cuando ingresaron o considerar que habían
ineludible escuchar hablar a los profesiona- “cambiado” favorablemente desde que esta-
les civiles y agentes penitenciarios sobre el ban bajo tratamiento eran los principales ar-
“desborde del PRISMA”, la “imposibilidad de gumentos que esgrimían.
atender la salud mental de los pacientes ade- Asimismo, la estancia en prisión adquiría
cuadamente” o de “instalar una lógica hospita- nuevos matices con el desarrollo de los ta-
laria dentro de un espacio penitenciario”. Pese lleres del área sociocultural, donde no eran
a sostener distintos criterios y sentidos sobre interpelados como internos penitenciarios o
aquello que podía entenderse y esperarse de pacientes psiquiátricos, sino que podían po-
un tratamiento psicoterapéutico adecuado a sicionarse desde otros lugares identitarios,
ese contexto, había una creencia compartida en los que la locura y la delincuencia perdían
que consideraba al perfil de los pacientes que protagonismo. De ese modo, sentían mayo-

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res libertades y decían acceder a actividades Entendiendo que los análisis aquí expues-
culturales valiosas a las que no habían podido tos podrían contener diferencias en el funcio-
acceder con anterioridad. namiento que el pabellón presenta en la actua-
La fundamentación empírica de este artí- lidad, estas páginas buscan recuperar parte de
culo está basada en un trabajo de campo et- la historia de una política pública, no despro-
nográfico (Guber 2011) realizado en el año vista de ambivalencias, por supuesto, pero que
2015, durante seis meses, dentro del pabellón podría inspirar nuevas formas de intervención
psiquiátrico de varones del Complejo Peni- pública y tratamiento especializado.
tenciario Federal I de Ezeiza. Como fue men- Primero, desarrollo sucintamente las ca-
cionado, era una unidad gestionada por los racterísticas del ámbito bajo estudio. Luego,
profesionales civiles del PRISMA (conforma- analizo las narrativas de pacientes-internos
do por psiquiatras, psicólogos, trabajadores para dar cuenta de los avances del programa
sociales, enfermeros y talleristas) y agentes en materia de prevención de la violencia ins-
del SPF de distintos escalafones. titucional y derechos humanos. Asimismo,
Debo señalar que al momento de reali- exhibo analíticamente las distintas formas
zar el trabajo de campo, el PRISMA atrave- de relacionarse con sus equipos tratantes,
saba un proceso en el que buscaba aumentar buscando aportar a los estudios del campo
su visibilidad, transcendiendo los límites de de salud mental y el repertorio heterogéneo
la institución, facilitando la tarea de quienes de interpretaciones sobre el encierro ligado a
deseábamos hacer etnografía en un estable- abordajes psiquiátrico-penales.
cimiento de difícil acceso. El permiso gestio-
nado concluyó en diciembre del 2015 con el II. El prisma
cambio de gobierno inaugurado por la Presi-
dencia de Mauricio Macri. Por este motivo, se El Programa Interministerial de Salud
suspendieron las autorizaciones de distintas Mental Argentino (PRISMA) fue creado por
personas que realizábamos actividades den- medio de la Resolución Conjunta 1075/2011
tro del pabellón del PRISMA, incluyendo a y 1128/2011 de los ministerios de Salud y Jus-
los talleristas externos encargados de activi- ticia y Derechos Humanos de la Nación, con
dades socioculturales. el objetivo de brindar tratamiento especiali-
Poco tiempo después, el Programa sufrió zado a internos penitenciarios tipificados con
nuevas modificaciones que implicaron la re- padecimientos psiquiátricos de distinta índo-
ducción de un tercio personal. Los despidos le en el interior de establecimientos peniten-
fueron acompañados de otras medidas que ciarios federales.
afectaron los contratos de trabajo, generando El contexto sociopolítico en el que tuvo
una ostensible precarización para los traba- lugar su creación coincidió con el momento
jadores civiles. Pese al intento de mantener en el que el gobierno nacional llevó adelante
las formas habituales de trabajo, comenza- una serie de medidas para mejorar las con-
ron a evidenciarse las consecuencias de esta diciones de vida de los internos alojados en
situación: insuficiencia de psiquiatras en las distintas instituciones penales (Sozzo 2015).
guardias, un declive considerable de las con- Asimismo, estaba vinculado con un proceso
diciones laborales, cambios intermitentes de previo de transformación impulsado por el
autoridades y lógicas de funcionamiento que movimiento de salud mental que logró ge-
actuaban en detrimento de los abordajes im- nerar que el ámbito penitenciario incorpore
plementados, entre otras. medidas originadas más allá de sus muros

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(Faraone 2003; Sozzo 1999; Valero y Faraone y humano (Mental Disability Rights Interna-
2016)2. tional y Centro de Estudios Legales y Sociales
De este modo, distintas instituciones bus- 2007). Años más tarde, se produjo un incen-
caron responder a la situación de procesados dio dentro de una de las celdas de aislamiento
y condenados que presentasen “alguna de de la Unidad Nº 20 que concluyó con el dece-
las formas de alienación mental” o “afección so de dos personas; muertes que se sumaban a
mental”. Sin embargo, debe señalarse que tan- los seis internos que habían fallecido durante
to la Procuración Penitenciaria de la Nación los meses previos.
(2012) como el Centro de Estudios Legales y Estos acontecimientos aceleraron la con-
Sociales (2013) cuestionaron la ausencia de creción de un proyecto que la gestión de Víc-
consideración particular, dentro de la LNSM, tor Hortel en la Dirección Nacional del SPF
de las modalidades de abordaje de la salud había estado planificando en relación con sus
mental carcelaria. servicios psiquiátricos: la creación de una
Desde 1979 hasta la creación del PRISMA, “comisión de desguace”, que se ocupó de “des-
el servicio psiquiátrico de varones se encon- afectar el uso penitenciario de los inmuebles
traba gestionado por el SPF en la Unidad Nº del ex Servicio Psiquiátrico Central”; y la mu-
20 del Hospital José T. Borda, a cargo de auto- danza de la unidad al Ala Norte del Hospital
ridades penitenciarias. En los primeros años Penitenciario Central (HPC) del Complejo
del siglo XXI, fueron de público conocimien- Penitenciario Federal I (CPFI) de Ezeiza.
to prácticas abusivas médico-penitenciarias En consonancia con ello, se procedió a la
que implicaron la violación de los derechos creación PRISMA con el objetivo de que las
humanos de los internos alojados. internaciones y externaciones que allí se pro-
En el año 2007, la Dirección Nacional del dujeran fueran realizadas exclusivamente por
SPF decidió la implementación del Programa profesionales de la salud mental, y evitar que
Nacional de Atención al Interno con Enferme- estas sean dispuestas por jueces penales (Po-
dad Mental Grave como respuesta ante las de- blet Machado y di Marín 2016), lo que posi-
nuncias. El Programa representó la inserción cionó a los profesionales penitenciarios bajo
de un equipo civil de profesionales de la salud la autoridad de este flamante Programa. Para
pertenecientes al Ministerio de Justicia de la la atención de las mujeres tipificadas con pa-
Nación para otorgar tratamiento a la pobla- decimientos mentales, se realizaban traslados
ción alojada en la unidad. No obstante, no de los agentes de salud hacia el Complejo Pe-
pudieron desbaratarse el conjunto de prácti- nitenciario Federal IV (CPFIV) de la misma
cas que habían sido denunciadas por organis- localidad, en el que ellas contaban con un es-
mos de derechos humanos. pacio diferencial para su atención.
Como resultado, fue elaborado un infor- Como consecuencia del traslado de estas
me que denunciaba diversas violaciones a la unidades, los servicios psiquiátricos del SPF
integridad de las personas detenidas y el in- dejaron de ser parte de la estructura hospita-
cumplimiento del derecho a un trato digno laria de un neoropsiquiátrico para convertirse
en un módulo inserto en un complejo peni-
tenciario de máxima seguridad.
2 Debe aclararse que la noción de salud mental utilizada Estas medidas implicaron transforma-
en estas páginas es una terminología institucionalizada ciones en la actividad de esos servicios y su
con la asistencia de la Organización Mundial de la Salud puesta en funcionamiento requirió imple-
(OMS), a partir del Instituto Nacional de Salud Mental
(INSM) en 1957 (Lakoff, 2005). mentar una modalidad articulada de trabajo

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en la que se pudiera llevar adelante la gestión, Ahora bien, las definiciones sobre las potes-
control y tratamiento de personas detenidas tades que el SPF y el PRSIMA tenían dentro
con padecimientos mentales. En el proceso del pabellón se diluían cuando se las observa-
de encuentro entre estos abordajes institucio- ba en su actividad cotidiana. La admisión, el
nales –el SPF y el PRISMA– se produjo un es- tratamiento psicoterapéutico y la seguridad
pacio peculiar donde convergieron distintos no conformaban entidades independientes y
abordajes disciplinarios, discursos científicos autónomas. Por el contrario, su constante rela-
y técnicos, valoraciones afectivas y morales, ción daba lugar a situaciones de conflicto entre
criterios políticos y ético-profesionales, que ellas, que quedaban en evidencia cuando suce-
generaron un ámbito que difícilmente pueda dían episodios de violencia entre pacientes, en
compararse con otros servicios psiquiátricos las decisiones de alojamiento que involucraban
penitenciarios, sean federales o provinciales aspectos clínicos y requerimientos securitarios
(Mouzo y Rios 2018; Rojas Machado 2017). al mismo tiempo, ante la ausencia de otros dis-
Para su funcionamiento, se estipuló la deli- positivos federales adecuados para internos
mitación de las tareas que debían llevar adelan- “conflictivos” con “padecimientos psiquiátri-
te el PRSIMA y el SPF. Los profesionales civi- cos” que estaban por fuera de los requisitos del
les tenían a su cargo la evaluación, admisión y Programa, etcétera3.
tratamiento de las personas alojadas en el pa- Por su parte, la población alojada también
bellón. Contaban con un cuerpo de trabajado- asumía características particulares que la di-
res conformado por más de sesenta personas: ferenciaban de los internos penitenciarios y
psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y de los pacientes psiquiátricos del ámbito civil.
enfermeros. Cada destinatario tenía un equi- Se distinguían de los primeros porque las ca-
po tratante interdisciplinario asignado y podía lificaciones de conducta y concepto (Decreto
solicitar asistencia por guardia psiquiátrica de
modo permanente. Además, la organización de
la atención contaba con un área sociocultural 3 En el relato de los agentes, había una separación nor-
a cargo de tres trabajadoras sociales que con- mativa y formal en la que distinguían dos lógicas, la
templaba diversas actividades semanales, como psiquiátrico-terapéutica y la penitenciara, una orienta-
da a la atención de padecimientos psiquiátricos a cargo
talleres de cine, revista, coro, emprendimientos del personal civil y otra de seguridad que correspondía
socioproductivos, percusión, etc. En ese marco, al personal penitenciario. En diferentes instancias de
recibían a personas externas a la institución que indagación, mostramos que la existencia de discursos
llevaban a cabo talleres semanales por medio de funcionamiento que separaban de manera categó-
de contratos de prestación de servicios. rica a miembros del PRISMA y el SPF en sus tareas
no respondían necesariamente a las dinámicas obser-
Por su parte, el SPF contaba con personal vadas, sino que se podían advertir distintos niveles de
administrativo propio y sus funciones invo- cooperación y reciprocidad entre ellas, matizando sus
lucraban únicamente tareas de vigilancia y fronteras (Lombraña 2014; Rojas Machado 2017, 2018,
seguridad: controlaban la circulación de to- 2019). Por un lado, la creación del Programa supuso
das las personas dentro del pabellón, los des- modificaciones en la dinámica cotidiana penitenciaria,
que influyeron en todo un conjunto de prácticas y re-
plazamientos de los pacientes-internos hacia presentaciones, como modificaciones en los protocolos
los espacios de trabajo, educación o visita, penitenciarios y capacitaciones al personal de la institu-
realizaban las requisas, vigilaban las salas de ción. Por el otro, la presencia del personal penitenciario
alojamiento, acompañaban a los profesiona- era vista como “necesaria” para los trabajadores civiles,
les a hacer la ronda de medicación, entre sus en tanto participasen únicamente cuando emergía una
situación que pusiera en peligro la integridad física de
principales obligaciones. alguna persona.

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Nº 396/1999, artículo 73) estaban suspendi- repertorio que permite ordenar las distintas
das para esta población, dejándolos por fuera formas en las que los pacientes-internos ex-
del sistema de progresividad de las penas, al perimentaron el tratamiento y los distintos
igual que las visitas conyugales (ley Nº 24.660, significados que le atribuían.
artículo 68). Por otro lado, pese a recibir un En su mayoría, consideraban que su ingre-
tratamiento psiquiátrico-terapéutico inten- so a la institución había significado un punto
sivo, las dinámicas propias del ámbito peni- de inflexión en sus trayectorias, sobre todo
tenciario solían actuar en detrimento de la por la relación afectiva construida con sus
integridad física y psíquica de la población equipos tratantes y la existencia de los talleres
(Centro de Estudios Legales y Sociales 2013, socioculturales. Habitualmente, describían a
415-416). Por último, debe destacarse que no los profesionales como los únicos vínculos
existía una categoría nativa unánime dentro con los que contaban, o los más importantes.
del pabellón para nombrar a estas personas. La ausencia de relaciones estables fuera de la
Los profesionales solían hablar de “pacien- institución, sumada a las estadías institucio-
tes”, los agentes penitenciarios de “internos” nales previas de los destinatarios del PRIS-
o “presos”; y ellos tendían a identificarse con MA, donde las condiciones eran difíciles de
ambas de acuerdo a contextos específicos y a soportar, hacían del PRISMA un lugar “único
sus interlocuciones con miembros del PRIS- que debía ser aprovechado”.
MA o del SPF. Por esa razón, utilizaré “pa- Nicolás, por ejemplo, era un interno del
ciente-interno” para distinguir a quienes se módulo tres del CPFI de Ezeiza (según decían,
encuentran alojados dentro del pabellón del el módulo más peligroso), y la coordinadora
PRISMA de otros espacios carcelarios. del PRISMA, acompañada por otros profe-
sionales, lo fueron a ver con el propósito de
III. Las experiencias realizar unas entrevistas sobre reincidencia y
trabajar ese aspecto dentro de su dispositivo.
En este apartado, indago los distintos mo- De acuerdo con su relato, ella se mostró inte-
dos de habitar el pabellón del PRISMA de resada por su vida y asumió la responsabili-
los pacientes-internos para dar cuenta de los dad de asistir regularmente a verlo y “trabajar
matices que presentan sus experiencias en la juntos” en lo que le estaba pasando. Él notó
vinculación entre padecimiento mental y en- con el tiempo algunos cambios en su conduc-
cierro penitenciario, y las consecuencias a ni- ta, consideró que estaba menos inmerso en
vel biográfico de su tránsito por la institución. conflictos violentos, por lo que ya no lo “man-
En términos generales, los sentidos atri- daban a buzones” –celdas de aislamiento que
buidos a un tratamiento psicoterapéutico y a el SPF continúa utilizando como castigo– con
la vinculación de los pacientes con los equi- la misma frecuencia. Valoró especialmente
pos profesionales distan de ser homogéneos sentir que ella se comprometiera y cumpliera
en el relato de las personas (Barry, Steven- con su palabra, iba a verlo con constancia y se
son, Britten, Barber y Bradley 2001; Mishler ocupaba de darle una devolución.
1984; Thompson 1984). Dentro del PRISMA,
podían registrarse diferencias en función del Antes yo nunca quería hablar con la psi-
tiempo transcurrido en el pabellón y las for- cóloga del módulo porque me hacía tres
mas en las se fueron vinculando con las y los preguntas, me obligaba firmar algo y listo.
trabajadoras/es de estos servicios. No obstan- Era burocrático, no le importaba yo. Irina,
te, a fines expositivos, propongo un sucinto en cambio, se re compromete. Ella venía

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siempre a verme, se ocupó de hablar con Facundo, otro paciente de la planta baja,
mi mamá y mi hermana para que dejen me contó que su equipo tratante lo ayudó en lo
de traerme drogas y para que me visiten, que el definió como “el peor momento”, cuan-
me dio una devolución siempre y me doy do dejó de consumir drogas y empezaron los
cuenta que cambié un montón desde que problemas con sus compañeros. Según relató,
la conozco. Por ejemplo, yo antes vivía che- él solía ingresar las pastillas por intermedio de
teando o en un momento de bronca me su novia, quien se las traía en la visita. Como
agarraba a puñaladas. Ahora como estoy parte de un proceso más amplio que estaba
en un lugar distinto, sé que no se puede, vinculado a un deseo de “dejar de tumbear,
no me lo permito. Es como hacer leña del concentrarse en el tratamiento” y poder reha-
árbol caído, es un hospital, no una cárcel. cer su vida cuando saliera en libertad, Facun-
Se me dificulta a veces porque no tengo do decidió separarse de su pareja y dejar de
a quien pegarle y estoy acostumbrado a consumir. Sin preverlo, eso generó un quiebre
vivir así. El servicio dentro de todo bien, con sus compañeros y casi su abandono del
yo los busco y ni me contestan. Como no dispositivo. Según dijo, las tres profesionales
encuentro con qué descargarme, me corto, que lo atendían se juntaron en uno de los con-
me vengo lastimando yo últimamente. An- sultorios y le llevaron su historia clínica para
tes le pegaba a otros, cheteaba a otros, me que viera en qué condiciones había ingresado
agarraba con la policía y me empastillaba al PRISMA y cómo había evolucionado con
a morir […]. Es el manejo de vida que ven- el tiempo. Dijo haber llorado horas y decidió
go teniendo, eso aprendí con el tratamien- quedarse, reconoció la necesidad de continuar
to de acá, que cuando tengo un problema con un tratamiento y supuso que, de haber
mi forma de vida siempre fue agarrármela llegado antes en su vida, tal vez no hubiese in-
con otro, después terminar en buzones y currido en el delito, en las “amistades tóxicas”,
un problema tapa a otro. Acá ya no lo hago entre otras. Consideró que estar en el pabellón
más (julio de 2015). era una oportunidad que le había dado la vida:
“yo nunca pensé que iba a tener gente que se
Para Nicolás, el ingreso al PRISMA había interese por mí, que quiera que esté bien, nun-
significado una oportunidad. En primer lugar, ca me imaginé que iba a tener una psicóloga,
le permitió tener un tipo de acompañamiento psiquiatra, trabajadora social para apoyarme.
que siempre había subestimado, pero que en Me voy a quedar”.
ese momento le resultaba significativo. Luego, Las maneras en las que Facundo y Nicolás
encontró una transformación en sus acciones hablaban de los profesionales del PRISMA, de
cotidianas, que repercutió en sus relaciones sus equipos tratantes y de la importancia que
con otras personas y consigo mismo. Con- el tratamiento tenía para ellos era el discurso
ceptualizar como hospital el lugar en el que más extendido entre pacientes-internos. En
estaba alojado había modificado prácticas de sus relatos, aparecían las consecuencias que
coacción que, para él, siempre habían sido un las enfermedades crónicas tienen en la vida,
refugio ante la desazón y su principal forma el cuerpo y la identidad de las personas para
de vincularse. En su condición de paciente- hacer frente a la enfermedad relativa a la in-
interno del Programa, consideraba que tenía certidumbre y la estigmatización (Becker y
que hacer “el máximo esfuerzo” para no des- Kaufman 1995; Charmaz 1983, 1993; Conrad
perdiciar el trabajo que su psicóloga estaba 1987; Grimberg 2002, 2003; Pecheny, Man-
haciendo, y el lazo que habían construido. zelli y Jones 2002): encontrarse sin recursos

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emocionales para sobrellevar el día a día, la péutico les había permitido la posibilidad de
soledad y el dolor. cambios y nuevos horizontes identificables
Era común escuchar que por primera vez con un sentimiento de esperanza.
sentían “contención y la posibilidad de repen- Pese a la magnitud de pacientes-internos
sar sus vidas y elegir otros caminos”, como que posicionaban su pasaje por el PRISMA
señalaba otro de los pacientes-internos de como un punto de inflexión en sus trayecto-
la planta alta. En este sentido, y en relación rias, encontré otros sentidos sobre los equi-
con la postura de los profesionales, aparecía pos tratantes y la institución penitenciaria.
la elección como una referencia nativa cons- Estaban quienes consideraban al pabellón
tante, un requisito fundamental del abordaje como “un refugio” ante la hostilidad del ám-
terapéutico en relación con el compromiso. bito carcelario y al PRISMA como “un aliado
Ellos habían elegido quedarse, y habían mo- estratégico” frente a los agentes penitencia-
dificado actitudes como demostración de rios. Un día, mientras finalizaba uno de los
compromiso con su tratamiento. talleres, Jaime me dijo:
Muchos de ellos disfrutaban el espacio de
los talleres y decían esperarlos todo el fin de Cuando me trajeron, yo no quería saber
semana. Señalaban que en esas instancias po- nada. Estuve varios días en el SEDE y dejé
dían sentirse libres y olvidarse del lugar en el claro que me quería volver al módulo, no
que estaban y de la crudeza de las condicio- quería estar rodeado de locos, me quería ir
nes en las que vivían. Algunos de más edad, a la mierda. Ya los gritos me ponían re mal.
ya acostumbrados a la vida institucionaliza- Después vi que me estaba sintiendo mejor y
da, se ponían contentos sabiendo que podían que acá no pasaban cosas que en la cárcel sí
ocupar su tiempo en escribir, cantar, actuar, pasan. Acá la policía está controlada, no pue-
cosas que jamás habían podido hacer. Por lo den hacer lo que quieren, las requisas están
general, quienes sostenían esta premisa eran supervisadas, entonces no siempre te rom-
aquellos que mostraban mayor proclividad a pen todo, nadie te pega. El PRISMA es nues-
“comprometerse adecuadamente con el pro- tro aliado estratégico, eso es lo que tenemos
ceso terapéutico”. que entender. A mí, más que el tratamiento,
Para estas personas, el Programa había que cumplo con lo básico, me importa estar
tenido una incidencia decisiva en sus vidas en un lugar más tranquilo y que los otros
marcando una temporalidad nueva y una for- presos no me tumbeen (octubre de 2015).
ma diferente de autopercibirse. Consideraban
que, aunque hayan tenido dificultades al co- Jaime llegó al PRISMA por derivación de
mienzo, habían aprendido a ser permeables a personal médico del SPF, era reincidente y
la terapia, a disponerse a hablar de sí mismos, había estado en varios establecimientos peni-
a procurar despojarse de prácticas que pudie- tenciarios, tanto provinciales como federales.
ran “desviarlos de la posibilidad de elegir un Los profesionales debieron lidiar con sus pre-
nuevo camino”. juicios y su resistencia durante las primeras
A pesar de que la apelación a la transfor- semanas de ingreso, en las que solicitaba con
mación subjetiva forma parte de los discursos insistencia volver a su pabellón de origen.
de los que son objeto, me resultó interesante Con el tiempo comenzó a apreciar la flexibili-
el modo en el que los pacientes-internos na- dad de circulación respecto de otros espacios
rraban su paso por el PRISMA y sus percep- de la cárcel, el comportamiento respetuoso
ciones sobre cómo el tratamiento psicotera- de los agentes penitenciarios, y a agradecer la

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persistencia con la que los profesionales civi- Machado 2020; Rojas Machado 2017, 2019).
les insistían en los juzgados cuando no res- Por último, estaban quienes conservaban
pondían a sus llamados. marcos opuestos a los que ofrecían los saberes
Dentro de esta relación estratégica con profesionales y eran tipificados como “refu-
los equipos, estaban quienes simulaban con- giados” o “caños” por los equipos del PRIS-
sensuar el marco con los profesionales en un MA, es decir, como pacientes que se resistían
intento por sostener una situación interactiva o que no cooperaban. Por lo general, los pro-
que no los perjudique. Ellos entendían que fesionales tendían a interpretar estas resis-
tener un buen vínculo con los profesionales tencias desde una lectura de sus trayectorias
del PRISMA traía aparejadas algunas venta- marcadas por la “cultura tumbera” y tomando
jas en relación con otros ámbitos penitencia- la terminología del campo carcelario.
rios. Sabían que el equipo supervisaba al SPF, Independientemente de los matices ex-
y quienes tenían conflictos con las fuerzas de puestos, la mayoría de los pacientes-internos
seguridad pensaban que “aliarse con los pro- destacaban el valor del esfuerzo de los profe-
fesionales era un escudo”. sionales, su compromiso con el tratamiento,
En algunos casos y respondiendo a las con la revinculación con sus familias, con el
expectativas de los profesionales, había pa- control que ejercían sobre los agentes peni-
cientes que reinterpretaban y reintegraban tenciarios. Si bien es posible encontrar cierto
las categorías psiquiátricas y terapéuticas que discurso performativo que parte de cómo los
aparecían en sus encuentros, dando lugar a profesionales del PRISMA se presentan a sí
marcos híbridos conformados por elementos mismos y al Programa, debe reconocerse la
de diversa índole. Como señala María Isabel capacidad de los sujetos para reinterpretar es-
Márquez Romero (2010), la mayoría de los tas definiciones y es ineludible que, para mu-
sujetos, a la hora de referirse a su paso por la chos de ellos, ingresar en este pabellón había
institución psiquiátrica, utilizaban como sím- representado la posibilidad de repensar sus
bolo dominante la terminología psiquiátrica propias vidas. Consideraban que la posibi-
(tomada de sus encuentros con los profesio- lidad de tener un espacio que promoviera el
nales). En el PRISMA, aparecían en la voz pensamiento y la palabra les había permitido
de los pacientes-internos términos como es- observar su propia historia desde otro lugar y,
quizofrenia, parafrenia, depresión, trastorno tal vez, haya podido implicar “la oportunidad
bipolar, que dotaban de significado a sus pa- para elegir otras cosas y dejar de caer preso”.
decimientos y explicaban tramos de sus his- Pese a la particularidad de cada trama na-
torias personales, aunque muchos de ellos no rrativa, observé una construcción nativa que
supieran lo que estas categorías significaban ubicaba al PRISMA como un punto de giro
en el discurso biomédico. Este “uso profano (Denzin 1989) a partir del cual podían or-
de categorías diagnósticas” (Mantilla 2010, denar percepciones y evaluaciones sobre su
175) no solamente emergía como mecanismo paso por la institución.
de comprensión autobiográfica, otras veces
servía para ejercer poder de dominación en IV. Reflexiones finales
el interior de las salas o como argumento de
defensa para quienes consideraban más vul- En estas páginas, procuré mostrar un as-
nerables (especialmente, quienes tenían diag- pecto menos evidente de las relaciones –un
nósticos de retraso madurativo), como fue poco más horizontales– entre un dispositivo
presentado otros trabajos (Lombraña y Rojas psiquiátrico-penitenciario y sus destinata-

Revista MPD § 145


Mercedes Rojas Machado

rios. Esto no implica negar o impugnar la tra- Barry, Christine, Fiona Stevenson, Nicky
dición de estudios en torno a los espacios de Britten, Nick Barber, Colin Bradley. 2001.
encierro y los efectos de poder –propios de las “Giving Voice to the Lifeworld. More Huma-
relaciones verticales– sobre las personas con- ne, More Effective Medical Care? A Qualita-
finadas, sino recuperar la perspectiva de los tive Study of Doctor-Patient Communication
actores, con sus múltiples vivencias. De este in General Practice”. Social Science & Medi-
modo, exhibir cómo un programa nacional cine 53: 487-505. https://doi.org/10.1016/
pudo generar (pese a sus ambivalencias) un S0277-9536(00)00351-8.
espacio de la prisión que no sea caracterizado
por la preponderancia de la crueldad. Becker, Gay, Sharon Kaufman. 1995.
Las narrativas recuperadas de los pacien- “Managing an Uncertain Illness Trajectory
tes-internos alojados en el PRISMA pueden in Old Age: Patients’ and Physicians’ Views
entenderse como figuraciones y representa- of Stroke”. Medical Anthropology Quar-
ciones que buscaban dar cuenta del proceso terly 9: 165-187. https://doi.org/10.1525/
mediante el que ellos se transformaron en lo maq.1995.9.2.02a00040.
que eran (Kvale 2014; Valles 2002), cómo se
encontraron con la delincuencia, y cómo el Centro de Estudios Legales y Sociales.
tratamiento les proveía recursos para elegir. 2013. Derechos humanos en Argentina: Informe
En ese sentido, señalaban su ingreso a la 2013. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
institución como un acontecimiento que orde-
naba sus relatos, que tomaba posicionamiento Charmaz, Kathy. 1993. Good Days, Bad
moral sobre sus recuerdos, y la representación Days: The Self and Chronic Illness in Time.
de sí mismos como portadores de una nue- Edición: Reissue. New Brunswick: Rutgers
va identidad, de un nuevo sujeto. Para ellos, University Press.
la atención de su equipo tratante generó un
cambio profundo en el modo de concebirse a ---------------------. 1983. “Loss of Self: a
sí mismos, de sus capacidades en términos de Fundamental Form of Suffering in the Chro-
agencia: “ahora sí podemos elegir”. nically Ill”. Sociology of Health & Illness 5:
Independientemente de las condiciones en 168-195.
las que funcione el PRISMA en la actualidad,
es interesante recuperar los efectos de las prác- Conrad, Peter. 1987. “The Experience of
ticas implementadas en la valoración de las Illness: Recent and New Directions”. Research
personas hacia las que estaba destinado, para in the Sociology of Health Care 6: 1-31.
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