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CUANDO UN MAL ARREGLO ES PEOR QUE UN BUEN JUICIO…[1]

Por Eduardo Herrera Velarde[2]

Hace poco tiempo tuve conocimiento de un acuerdo arribado en el marco de


una terminación

anticipada de proceso llevada a cabo en el Distrito Judicial de Huaura, en


donde dicho sea de

paso se viene aplicando el nuevo Código Procesal Penal.

El éxito del referido acuerdo estribaba en que el mismo había sido


finiquitado en menos de un

mes desde la comisión del delito, lo cual indudablemente constituye un gran


avance en celeridad

que es, tal vez, la principal bonanza que exhibe este nuevo cuerpo
normativo. Sin embargo, en

este caso, el acuerdo no fue del todo satisfactorio. Vayamos a los hechos.

El 16 de octubre de 2006 el imputado JCC, en compañía de otros dos sujetos


arrebató la cartera

de la agraviada RHR quien se encontraba paseando por el boulevard de la


ciudad Huacho. En el

transcurso de la fuga del imputado con la cartera, éste fue interceptado por
dos personas y

conducido a la estación policial correspondiente, recuperándose las


pertenencias de la agraviada,

entre las que se encontraban S/. 400.00 nuevos soles.

El acuerdo reparatorio se llevó a cabo entre la Fiscalía Provincial de Huacho


y el imputado JCC,

el 13 de noviembre de 2006, efectivamente en menos de un mes. No


obstante, lo particular del

caso es que, como reparación civil imputable al sentenciado JCC se fijó una
cantidad del orden

de S/. 20.00 nuevos soles a favor de la agraviada RHR, condenándosele al


primero de los

nombrados como autor del delito de hurto agravado e imponiéndosele una


pena privativa de
libertad de dos años en ejecución suspendida, a condición que – entre otras
reglas – cumpla con

el pago de la reparación civil. Esto no tendría nada de llamativo si es que no


se toma en

consideración algunos elementos que hacen del acuerdo, un mal acuerdo,


así tenemos : la

agraviada RHR domicilia en Lima, ¿ cúanto le costaría viajar a la ciudad de


Huacho a cobrar su

certificado de consignación ?, sin tomar en cuenta los viáticos y


probablemente los honorarios de

un abogado. Ello sin contar que, probablemente, la señora RHR trabajo, a lo


que tendría que

añadirse (o disminuirse) el descuento por la falta de ese día de gestión.


Definitivamente más de

los S/. 20.00 nuevos soles que la Fiscalía Provincial logró en el acuerdo.

Si bien es cierto que el artículo 468 del Código Procesal Penal reconoce la
presencia e

intervención del agraviado - aunque muy pasivamente desde mi


perspectiva – no menos cierto

es que la Fiscalía Provincial sustituye al agraviado en su ausencia, al ser el


Ministerio Público

representante de la sociedad (artículo 1º de la Ley Orgánica del Ministerio


Público). Siendo ello

así, es claro con un simple análisis como el realizado (análisis costo-


beneficio), que el acuerdo

arribado no es un buen acuerdo y hubiese sido mejor un buen juicio. Las


instituciones del

Código Procesal Penal efectivamente tienden a acortar el proceso y hacerlo


más rápido pero ello

no debe hacernos perder de vista la verdadera función de la Justicia penal


en casos como éste. [1] Publicado en la Revista Enfoque. Mayo 2007. Año
5. Pág. 10 -11.

[2] Socio de Linares Abogados.

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