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Moniciones sábado 2 de octubre de 2021.

(Para el XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B)

Monición de entrada
Buenas noches hermanos y hermanas: sean todos bienvenidos a la celebración de esta Santa Misa, en la
vigésimo séptimo semana del Tiempo Ordinario. Estamos iniciando el mes de octubre y con el celebramos el
mes de las misiones y el mes del Rosario en el cual seguiremos orando por las misiones en el mundo y por
nuestro país en este año dedicado a la Virgen de la Altagracia por los 100 Años de su Coronación Canónica
en República Dominicana.

La liturgia de hoy nos hace caer en la cuenta de que el reino de Dios tiene mucho que ver con las realidades
temporales: con la vida familiar, las relaciones con los demás, el comportamiento con los débiles y
necesitados. Jesús se posiciona ante el divorcio, nos recuerda que el hombre no debe separar lo que Dios ha
unido.

Necesitamos el acompañamiento de la gracia de Dios, por eso, comencemos la celebración de esta misa,
cantando juntos con alegría. De pie.

Monición Primera lectura (Génesis 2, 18-24)


"No está bien que el hombre esté solo". El libro del Génesis nos acerca al relato de la creación que quiere ser expresión
del proyecto de Dios para la pareja humana. Hombre y mujer tienen el mismo origen y un fin común. Escuchemos.

Monición Segunda lectura (Hebreos 2, 9-11) 


La carta a los hebreos, que empezamos a leer hoy, va destacando que Jesús quien es superior a todos no está
separado de los seres humanos. Que “quien santificó a todos tiene el mismo origen que los santificados; por
El somos todos hermanos”. Escuchemos.

Monición al Evangelio (Marcos 10, 2-16)


El texto evangélico de hoy nos explica que Dios ha creado al ser humano hombre y mujer y en su unión
matrimonial uno y otro se enriquecen y se complementan mutuamente. La unión es sagrada y nada ni nadie
debe separarla.
Pongamos atención a este mensaje y entonando el aleluya nos preparamos para la escucha de esta Buena
Nueva.
Oración de los fieles

«Escucha, Señor, nuestra oración»

1. Por la Iglesia, que en su magisterio señala a la humanidad el camino de la


salvación, para que, frente a los desafíos de los tiempos, siga anunciando la alegría
de la unidad, de la perpetuidad y de la fecundidad del amor matrimonial. Oremos.

2. Por los gobernantes y los que tienen en sus manos el poder de dar leyes a los
pueblos, para que le den al tema del matrimonio y la familia la santidad y dignidad
que tienen y que el mismo Dios les ha dado. Oremos.

3. Por las familias divididas, para que el amor que les unió se reavive en sus
corazones, vuelva a florecer la conciencia del “Sí” pronunciado en el sacramento
del matrimonio y logren entenderse a través del perdón, el diálogo honesto y el
amor sincero. Oremos.

4. Por los hijos que sufren la separación de sus padres, por los niños sin hogar, los que
sufren maltrato y todos aquellos que son explotados y se les niega el derecho al
estudio, para que Dios sane sus heridas y restablezca la armonía familiar. Oremos.

5. Por nosotros y por todos los cristianos: para que sepamos responder a las
necesidades de los enfermos, de los marginados, de los desempleados y
abandonados y que nuestras vidas se vayan transformando en testimonio
transparente del amor de Dios. Oremos.

 Oración de consagración a la Virgen de la Altagracia. (Después de la oración


postcomunión)

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