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Confesión de Augsburgo 1530

LA CONFESIÓN DE AUGSBURGO

La Confesión de Augsburgo fue elaborada por Phillip Melanchton con la aprobación de


Lutero como un documento resumen de la nobleza Alemana expuesto en Augsburgo, junio 25 de
1530 en una reunión con el Emperador Carlos V para presentar sus puntos de vista. Rechazada en
Augsburgo y más tarde la Confesión, junto con los credos de Nicea, de los Apóstoles y de
Atanasio, así como el pequeño catecismo y gran catecismo de Lutero, constituyendo la base de
las iglesias evangélicas.
En la Confesión de Augsburgo consta de 28 artículos. Los primeros 21 artículos resumen l
doctrina de Lutero con especial énfasis en la justificación. La segunda parte de la Confesión de
Augsburgo revisa los abusos por los cuales se pedían remedios tales como sostener el Cáliz por
parte de Laicos, el de la Eucaristía (el sacramento de la Santa Cena) y el de prohibir a los
sacerdotes que contrajeran matrimonio.

La Confesión de Fe:
La cual fue presentada a su Majestad Carlos V
En la asamblea de Augsburgo en 1530
por Phillip Melanchton (1497-1560)

Artículo 1:
Nuestras Iglesias, con el consentimiento común, enseñan el Credo del Concilio de Nicea
concerniente a la unidad esencia Divina, y concerniente a las Tres Personas, es verdad y sin lugar
a dudas por lo tanto hay una sola Esencia Divina la cual es llamada Dios: eterno, sin cuerpo, sin
partes, de infinito poder, sabiduría, bonanza, el quien hizo y persevera todas las cosas, visible e
invisible y además hay tres personas que participan de la misma esencia y poder, los cuales
también son coeternos, El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Y que el término de “persona” que
ellos usan como el Padre lo ha usado, para significar no una parte o cualidad de cada uno, pero si
no que subsisten de El mismo.
Ellos desaprobaron a las herejías los cuales han brotado contra este artículo tales y como
lo han sido los Manicheans, los cuales asumían dos principios, uno de Dios, y el otro del diablo.
También los Valentinos, Arios, Eunomianos, Mojamedanos y todos como ellos. Ellos
desaprobaron a los Samosatanes viejos y nuevos, en lo que concierne de que hay una sola
persona, sofisticadamente que argumentan que el Verbo y que El Espíritu Santo no son
“personas” distintas pero que el Verbo significa una palabra hablada y que El Espíritu significa el
movimiento creado en las cosas.

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Confesión de Augsburgo 1530

Artículo II:
El pecado original:
Ellos también enseñan de que a partir del pecado de Adán, todos los hombres han
adquirido al nacer el pecado, eso es sin el temor de Dios, sin confiar en Dios y con
concupiscencia (apetito desordenado de placeres deshonestos), y en esta enfermedad o vicio de
origen, es el verdadero pecado y culpándolos y trayéndolos a la muerte eterna a todos los que no
han nacido de nuevo a través del Bautizo y del Espíritu Santo.
Ellos culpan a los pelágicos (que viven en el mar lejos de la tierra)y otros que no admiten
que la desobediencia original es el pecado, y quienes para opacar la gloria del mérito de Cristo y
de sus beneficios, argumentan que el hombre puede ser justificado ante Dios por su propio vigor
y razón.

Artículo III
Del Hijo de Dios

Ellos también enseñan que el Verbo, El Hijo de Dios asumió la naturaleza humana en el
vientre de la bendecida virgen María, por lo tanto que es de dos naturalezas, la divina y la
humana, inseparablemente unidas en una persona, que sufrieron, fueron crucificadas, murieron y
fueron enterradas, que nos reconcilian ante El Padre y ser un sacrificio no solo por la culpa
original, sino también por los pecados actuales del hombre.

El también descendió al infierno, y se levantó al tercer día, y después de eso ascendió al


cielo para estar sentado a la derecha del Padre, para que siempre reine y tenga dominio sobre
todas las criaturas, y santificar a los que creen en El, enviando al Espíritu Santo dentro de sus
corazones, para gobernar, confortar y darles vida, y defenderlos contra el diablo y el poder del
pecado.

El mismo Cristo vendrá otra vez para juzgar a los vivos y a los muertos, etc., de acuerdo
con el Credo de los Apóstoles.

Artículo IV
De la Justificación:

Ellos también enseñan que el hombre no puede ser justificado ante Dios por su propio
vigor, mérito o trabajo, pero que son gratuitamente justificados por la gracia de Cristo, a través de
la fe, cuando ellos creen que están dentro de la gracia y que sus pecados son perdonados por la
acción de Cristo, quien por medio de Su muerte, ha pagado por nuestros pecados. Esta fe en Dios
impone el ser justo ante su vista. Romanos capítulo 3 y 4.

Artículo V
Del Ministerio

Una vez que hallamos obtenido esta fe, del Ministerio de la Enseñanza del Evangelio y de
la administración de los Sacramentos que fueron instituidos. A través de la Palabra y de los

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Sacramentos y a través del Espíritu Santo es dado a quienes por medio de la fe, donde y cuando
decida Dios, por medio de ellos, oigan el Evangelio, a saber, que Dios, no por nuestros propios
méritos, sino por la obra de Cristo, se justifica aquellos que creen que se encuentran dentro de la
gracia de la obra de Cristo.

Ellos culpan a los Anabaptistas y otros quienes piensan que el Espíritu Santo viene a ellos
sin la Palabra, a través de su propia preparación y trabajo

Artículo VI
De la nueva Obediencia.

Ellos también enseñan que esta fe es con fin de traer buenos frutos, y que es necesario
hacer buen trabajo ordenado por Dios, debido a la voluntad de Dios, pero que nosotros no
debemos de confiar en nuestro trabajo para merecer la justificación ante Dios. Para remisión de
los pecados y justificación es aprendida por la fe, tal y como lo atestigua la voz de Cristo: Así
también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles
somos, pues lo que debíamos hacer hicimos (Lucas 17, 10.) Lo mismo es también enseñado por
los padres. Ambrosio dice: Que una orden de Dios que aquellos que creen en Cristo son salvos,
recibiendo gratuitamente la remisión de los pecados, sin trabajos, solo por la fe.

Archivo VII
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La cual fue presentada a su Majestad Carlos V
En la asamblea de Augsburgo en 1530
por Phillip Melanchton (1497-1560)

Artículo VIII
De la Iglesia
Ellos también enseñan que solo una Iglesia Santificada es la que va a continuar por
siempre. La Iglesia es la congregación de personas, en las cuales el Evangelio es debidamente
enseñado y los Sacramentos son debidamente llevados.
Y para la debida unidad de la Iglesia, es suficiente en estar de acuerdo en lo que concierne
en la doctrina de los Evangelios y de la administración de los Sacramentos. No son necesarias las
tradiciones humanas, eso es, ritos o ceremonias, instituidos por los hombres, o cualquier cosa que
se pareciera. Como Pablo dice: un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, y en
todos (Efesios: 4,5-6.)

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Artículo VIII
¿Que es la Iglesia?

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Aunque la Iglesia es la congregación de cristianos y de verdaderos creedores, no obstante


que, muchos hipócritas y personas endemoniadas se encuentran mezcladas ahí, es legal el uso de
los Sacramentos en las personas endemoniadas de acuerdo a los que dice Cristo: En la cátedra de
Moisés se sientan los escribas y los fariseos (Mateo 23, 2.) Ambos el Sacramento y la Palabra
son efectuados por la razón de la institución y ordenamiento de Cristo, no obstante que pueda
estar administrado por hombres endemoniados.
Ellos culpan a los Donatistas, y personas así, quienes niegan el usar a gentes
endemoniadas en la Iglesia, y quienes a través del ministerio de personas endemoniadas ser poco
ventajoso y sin ningún efecto.

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Artículo IX
Del Bautismo

Del Bautizo ellos enseñan que es necesario para la salvación, y a través del bautismo hay
el ofrecimiento de la gracia de Dios, y que los niños deben de ser bautizados, siendo presentados
a Dios a través del bautismo para estar dentro de la gracia de Dios.
Ellos culpan a los Anabaptistas, quienes rechazan el bautismo de los niños, y dicen que
los niños son salvos sin ser bautizados.

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Artículo X
De la Cena del Señor.

De la Cena del Señor, ellos enseñan que el cuerpo y la sangre de Cristo están presentes, y
que están distribuidos en aquellos que toman la Cena del Señor; y ellos rechazan aquellos que
enseñan otra cosa.

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Artículo XI
De la confesión

De la Confesión ellos enseñan la absolución particular la cual debería de ser retenida en


las iglesias, aunque la confesión y enumeración de todos los pecados. Para eso es imposible de

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acuerdo al Salmo 19,12. ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son
ocultos.

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En la asamblea de Augsburgo en 1530
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Artículo XII
De arrepentimiento

Sobre el arrepentimiento, ellos enseñan que después de haber sido bautizados, hay
remisión de los pecados, siempre que ellos sean convertidos y que la Iglesia deba de impartir la
absolución aquellos que vengan al arrepentimiento. Ahora el arrepentimiento consiste en dos
partes: Uno es la constricción, eso es el afligimiento del terror dela consecuencia del saber de
haber pecado; la otra es la fe, la cual es nacida del Evangelio, y de la absolución, y quienes creen
en la obra de Cristo, los pecados son perdonados, conforta la conciencia y libera sus terrores. Por
lo tanto las buenas obras son las que deben de seguirse, lo cual es la fruta del arrepentimiento.
Ellos culpan a los Anabaptistas, los cuales niegan que el que ha sido una vez justificado,
pueda perder el Espíritu Santo. También a aquellos que intentan llegar a ser perfectos en su vida,
que ellos no puedan pecar.
Los Novatianos también son culpables, los que no absuelven a los que han pecados
después de haber sido bautizados, al menos que ellos regresen al arrepentimiento.
Ellos también rechazan a los que no enseñan que la remisión de los pecados, viene a
través de la fe pero que nos mandan a tener el mérito de la gracia a través de las satisfacciones de
uno.

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En la Asamblea de Augsburgo en el año de 1530
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Artículo XIII
El uso de los Sacramentos

El uso de los Sacramentos que ellos enseñaron fue que los Sacramentos fueron ordenados,
no solo para que sean señales de la declaración pública de la creencia entre los hombres, si no
más bien el ser signos y testimonios de la voluntad de Dios hacia nosotros, instituidos para estar
en alerta y confirmar la fe en aquellas personas que la toman. Por lo que debemos de usar los
Sacramentos unidos a la fe para creer en la promesa que han sido hechas y expuestas a través de
los Sacramentos.
Por esto ellos culpan a los que enseñan que los Sacramentos justifican por si solo el acto,
y quienes no enseñan eso, en el uso de los Sacramentos, muestran que se requiere de la fe para
que los pecados sean perdonados.

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La cual fue sometida a su Majestad Carlos V

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Artículo XIV
De la Orden Eclesiástica

De la orden eclesiástica de que ellos enseñan, que nadie debería de enseñarla en público
en la Iglesia o administrar los Sacramentos al menos que haya sido llamado en forma regular.

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En la Asamblea de Augsburgo en el año de 1530
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Artículo XV
De las costumbres eclesiásticas

De las costumbres eclesiásticas dentro de la Iglesia, ellos enseñan de que deben de ser
observadas sin cometer pecado alguno y que sea útil dentro de la tranquilidad y en el buen orden
de la Iglesia como son los días sagrados, festivales y cosas así por el estilo.

Sin embargo, en lo concerniente a aquellas cosas, los hombres están amonestados en la


creencia de que la conciencia no debería de estar agobiada, para que esto fuera necesario para la
salvación.
Ellos están amonestados que las tradiciones humanas instituidas para la conciliación con
Dios, para merecer la gracia y para hacer satisfacción por los pecados, lo cual se opone al
Evangelio y a la doctrina de fe. Por lo que los votos y tradiciones concernientes a las comidas y a
los días, etc., instituidas para merecer la gracia y para hacer satisfacción por los pecados, son en
desuso y contrarias al Evangelio.

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Artículo XVI
Del asunto de los civiles

De los asuntos de los civiles que ellos enseñan esta de que la obediencia a todas las leyes
es buen trabajo para Dios, y eso es lo correcto para los Cristianos llevar la carga en la oficina,
sentarse como jueces, el sentenciar con castigos justos, el encarar una guerra justa, el de servir
como soldados, hacer contratos legales, el de sostener la propiedad, el de jurar por Dios cuando
es solo requerido por los magistrados, el casarse.
Ellos acusan a los Anabaptistas que prohíben estos actos civiles a los Cristianos.

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Ellos también culpan a los que no ponen la perfección evangélica ante el temor de Dios y
con fe, a los que abandonan sus deberes civiles, para la enseñanza del Evangelio de vivir
rectamente de corazón. Mientras no se destruya el Estado o la familia, pero se requiere de mucho
que sean preservadas como ordenanzas de Dios, y que la caridad debe de ser practicada en tales
ordenanzas. Por lo tanto es necesario que los cristianos se deben de limitar a obedecer a sus
magistrados y que las leyes salvan solo contra el pecado; por lo tanto ellos deben de obedecer a
Dios antes que al hombre. Respondiéndole Pedro y los apóstoles dijeron: Es necesario obedecer
a Dios antes que a los hombres (hechos 5,29.)

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Artículo XVII
Del regreso de Cristo para juzgar.

Ellos también enseñan que en el fin del mundo Cristo aparecerá para enjuiciar y para
levantar a todos los muertos; El dará a los justos vida eterna y gozo eterno, pero a los injustos y
endemoniados, los condenará a tormentos sin fin.
Ellos culpan a los Anabaptistas quienes creen que habrá un fin a los castigos de los
hombres culpables y endemoniados.
Ellos también culpan a los que están actualmente diseminando ciertas opiniones judías,
que antes de la resurrección de los muertos, los justos tomarán posesión del reino de la tierra, y
los injustos serán destruidos.

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Artículo XVIII
Del libre albedrío

Del libre albedrío ellos enseñan que la voluntad del hombre tiene cierta libertad en
escoger las cosas rectas civiles, y de trabajar cosas sujetadas a la razón. Pero no tiene efecto sin el
Espíritu Santo, el trabajar en las cosas rectas de Dios, eso es una rectitud espiritual desde que el
hombre en forma natural no ha recibido las cosas del Espíritu de Dios. Pero el hombre natural no
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente (1 Cor. 2,14.); pero esta rectitud se
encuentra grabada en los corazones cuando el Santo Espíritu es recibido por la palabra. Estas
cosas han sido dichas en muchas palabras Agustine en su Hipognóstico, libro III: Nosotros
concedemos que todos los hombres tienen una voluntad libre, a medida que tiene juicio de razón,
no con eso significan de que sean capaces, sin Dios, sin tan siquiera de empezar o al menos de
completar algo en cosas pertenecientes de Dios, pero solo en trabajos de esta vida, ya sean cosas
buenas o malas. “Buenas” yo le llamo a aquellos trabajos que salen de buena naturaleza, tales y

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como son el deseo de trabajar en el campo, comer, beber, tener una amistad, el vestirse uno,
construir una casa, casarse, llevar ganado, aprender a zambullirse, artes usuales, o todo lo que es
permitido como bueno en esta vida. Por todas estas cosas no están sin la dependencia de la
providencia de Dios; de Él y a través de Él todas estas cosas son y tienen su existencia. Lo
“malo” yo le llamo todos los trabajos como adorar un ídolo, cometer un asesinato, etc.
Ellos culpan a los pelágicos (que viven en el océano lejos de la tierra) y otras que enseñan
que sin el Espíritu Santo, por el poder de la naturaleza solo, nosotros somos capaces de amar a
Dios sobre todas las cosas; también de hacer los mandamientos de Dios como enseñar “la
sustancia del hecho.” Por lo cual la naturaleza es capaz de alguna manera de realizar el trabajo
(que es capaz de guardar las manos del robar o asesinar,) pero que no puede producir las
emociones internas, como el temer de Dios, el confiar de Dios, caridad, paciencia, etc.

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Artículo 19
De la causa del pecado.

De la causa del pecado, ellos enseñan que , a pesar de que Dios crea y persevera la
naturaleza, la causa del pecado es la voluntad de realizar cosas malas eso es del diablo y de los
injustos; tal voluntad sin ayuda de Dios, va por si solo en contra de Dios, como lo dice Cristo,
cuando habla mentira, de suyo habla, Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de
vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la
verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso
y padre de la mentira (S. Juan 8,44.)

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Artículo XX
Del buen trabajo.

Nuestros maestros son falsamente acusados de prohibir el buen trabajo. Para sus escritos
de los Diez Mandamientos, y otros de similar importancia, testigos que ellos han enseñado para el
buen propósito concerniente de todos los estados y deberes de la vida, así como en que estados de
la vida y en que trabajos son complacientes para Dios. Concernientes a estas cosas antes
enseñaron, pero poco, y hurgaban en forma pueril y en trabajos inútiles, en forma particular los
días santificados, en ayunos particulares, reuniones de hermanos, peregrinaciones, servicios en
honor a los santos el uso de rosarios, hábitos de monje y cosas así. Desde que nuestros
adversarios han sido amonestados, de estas cosas, actualmente ya las están colocando en desuso,
y no hacen oración a estas cosas no redituables tal y como se hacían anteriormente. Además ellos
empiezan a mencionar la fe, de lo cual había antes silencio. Ellos enseñan que no solamente
somos justificados no solo por las obras, sino por la unión de fe y obras. Esta doctrina es más

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tolerable que la primera (en la cual se decía que era en forma exclusiva por las obras) y puede
encontrar mayor consolidación que la primera.

Por mucho, aunque, como doctrina concerniente a la fe, la cual debería de ser la principal
en la iglesia, ha sido echada y ha sido desconocida por mucho tiempo, así como nosotros
necesitamos la dádiva, había un gran silencio en los sermones en lo que concierne a la fe,
mientras que la doctrina de las obras solo eran tratadas en las iglesias, nuestros maestros han
instruido a las iglesias concerniente a la fe lo siguiente:
Primero que nuestras obras no nos pueden reconciliar con Dios o de hacer méritos para el
perdón de nuestros pecados, gracia y justificación; pero que solamente esto lo podemos obtener
por medio de la fe cuando creemos que nosotros recibimos por la gracia de Cristo que es el único
mediador entre el hombre y Dios y que hizo el Sacrificio perfecto a Dios, 1 Tim. 2,6. el cual se
dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo, por lo cual
el Padre nos puede reconciliar a través de Él.
De cualquier forma, él quien confía de que por medio de las obras merece la gracia, por lo
tanto desprecia el mérito y la gracia de Cristo, y busca un camino hacia Dios sin Cristo, por el
vigor humano, aunque Cristo ha dicho de sí mismo: Yo soy el camino, la verdad y la vida (Juan
14,6.)

Esta doctrina concerniente a la fe esta tratada por Pablo: Porque por gracia sois salvos
por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras para que nadie se
gloríe (Efesios 2,8-9.)
Y para que nadie pueda decir astutamente que una nueva interpretación de Pablo ha sido
dada a nosotros, y todo esto se encuentra soportado por los testimonios del Padre. Para Agustine
defiende en varios volúmenes la gracia y la verdadera fe, en contra de la doctrina de los méritos
de las obras. Y Ambrosio en su De Vocatione Gentium, dice lo siguiente: La Redención por
medio de la Sangre de Cristo sería de poco valor si es que las obras del hombre serían mayores
que la misericordia de Dios, si la justificación la cual es forjada a través de la gracia Divina, fuera
debida a los méritos hechos, y no por el regalo de un donador, pero sí a la recompensa de un
trabajador.
Pero a pesar que esta doctrina esta despreciada por la inexperiencia, no obstante que el
temor de Dios y la ansiedad de conciencia encuentran la experiencia que trae la gran consolación,
porque la conciencia no puede descansar a través de ningún trabajo, pero solo por la fe, cuando se
da por cierto de que debido a la obra de Cristo hay la reconciliación con Dios. Como Pablo
enseña en Romanos 5,1. Justificados, pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo. Toda esta doctrina se refiere al conflicto de la conciencia aterrada, y no
puede ser entendida si se coloca a parte de este conflicto. Por lo tanto la inexperiencia y el
hombre profano juzgan lo malo concerniente a este asunto, y quienes enseñan que la rectitud
Cristiana es nada en contra de la rectitud civil y filosófica.
En otro tiempo, la conciencia estaba plagada con la doctrina de las obras, ellos no oían el
consuelo que había de los evangelios. Algunas personas fueron llevadas por la conciencia dentro
del desierto, dentro de los monasterios esperando ahí merecer la gracia por medio de una vida de
monasterio. Algunos otros divisaban otros trabajos para merecer la gracia y hacer cosas
satisfactorias en pago de los pecados. Por lo tanto había una gran necesidad de tratar de, y de
renovar la doctrina de la fe en Cristo, para terminar esa ansiedad de conciencia que no debería de
estar sin consolación pero que ellos deberían de saber que la gracia y el perdón de los pecados y
justificación son aprendidos por la fe en Cristo.

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Confesión de Augsburgo 1530

Los hombres también son amonestados con el término de “fe” no solamente


significa el conocimiento de la historia, tales y como son para los injustos y los malos, pero que
significa una fe en la que se cree, como se ha dicho anteriormente en este artículo, para el perdón
de los pecados, es decir, que tengamos la gracia, vivamos rectamente y el perdón de los pecados
por medio de Cristo.
Y ahora el que sabe que tiene la gracia del Padre a él a través de Cristo, seguramente
conoce a Dios; él también conoce que Dios le cuida, y que ruega a Dios; en una sola palabra, el
no esta sin Dios, como el gentil. Los malos y los injustos no pueden creer en este artículo: el
perdón de los pecados. Además ellos odian a Dios como un enemigo, no le imploran, y no
esperan nada bueno de Él. Agustine también amonesta a sus lectores en concerniente a la palabra
“fe”, en que enseña que el término de “fe” es aceptado en las Escrituras no solo por el
conocimiento como es para los injustos, pero para la confidencia la cual consuela y anima a las
mentes aterradas.
Además es enseñado por parte de nosotros que es necesario de hacer obras buenas, no que
solo debemos de confiar para merecer la gracia, eso porque es la voluntad de Dios. Es solo por
medio de la fe que se nos perdona de los pecados, y eso no nos costo nada. Y debido a través de
la fe que el Espíritu Santo es recibido, los corazones son renovados y recibimos los dones del
Espíritu Santo con nuevas afecciones, como la de ser capaces de llevar hacia adelante las buenas
obras. Ambrosio dice: La fe es la madre de la buena voluntad y de lo hecho correctamente. El
poder del hombre sin el Espíritu Santo, se encuentra completamente lleno de satisfacciones de
injustos, y que es muy débil para realizar obras buenas delante de la vista de Dios. Además estas
obras están el poder de lo malo que implementa al hombre para zambullirse en el pecado, opinar
como gentil, a realizar crímenes abiertos. Esto nosotros lo podemos ver en los filósofos, quienes,
aunque ellos han tratado de vivir vidas honestas no han tenido éxito, pero estuvieron ensuciados
con muchos crímenes. Tal es la flaqueza del hombre cuando el se encuentra sin la fe y sin el
Espíritu Santo, y gobierna su vida solo por el vigor humano.
De aquí se ve que esta doctrina no se encuentra cargada con prohibiciones de realizar
obras buenas, pero más bien que eso, demuestra como nosotros podemos ser capaces de realizar
obras buenas (teniendo la fe en Nuestro Señor Jesucristo y al Espíritu Santo). Sin la fe la
naturaleza humana no tendrá la sabiduría para realizar el trabajo del Primer o Segundo
Mandamiento. Sin fe no se puede implorar a Dios, no esperar ninguna cosa de Dios, no llevar la
cruz, pero buscar y confiar en la ayuda del hombre. Y por lo tanto en donde no hay fe ni
confianza en Dios, todas las formas de lujurias y de vicios humanos gobiernan en el corazón. Por
lo que Cristo dijo: Sin mi ustedes no pueden realizar nada (San Juan 16,6.); por lo cual la iglesia
canta:
Con la falta del favor Divino,
No hay nada que se encuentre en el hombre,
Nada en el es sencillo.

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Artículo XXI
Del culto a los Santos

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Del culto de los santos ellos enseñan que la memoria de estos Santos debe de estar puesta
ante nosotros, que nosotros debemos de seguir su fe y sus buenas obras de acuerdo a nuestra
vocación, así como el Emperador debe de seguir el ejemplo de David en llevar lejos a los Turcos
de su país. Ambos son reyes. Pero la Escritura enseña la no invocación de Santos o el pedir ayuda
a santos, desde que esta puesto que solo hay un Cristo como mediador, Gran Sacerdote e
Intercesor. A Él se le deben de dirigir las oraciones, y que ha prometido que Él oirá nuestras
oraciones; y este tipo de culto Él lo prueba en todo, es decir, que en todas las aflicciones en la
cual le imploremos Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere
pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo (1 Juan 2,1.)
Esto es el Compendio de nuestra Doctrina, en la cual como puede verse no hay nada que
varíe de las Escrituras, o de la Iglesia Católica, o de la Iglesia de Roma, como han puesto otros
escritores. Este es siendo el caso ellos juzgan ásperamente a los que enseñan que nuestros
maestros se les ve como heréticos. Hay desde luego desacuerdo en ciertos abusos, los cuales han
arrastrado a la Iglesia sin una justa autoridad. Y aún en esto si hubiera alguna diferencia, habría
una propia suavidad por parte de los obispos el cargar con nosotros por razones de confesión, las
cuales nosotros la hemos revisado; porque aún los Cánones no son tan severos para demandar los
mismos rituales en cualquier lugar, tampoco en cualquier tiempo, todos los rituales de todas las
Iglesias son los mismos; aunque, entre nosotros, en gran manera, los antiguos rituales son
diligentemente observados. También es falso y maliciosamente cargado, que todas las
ceremonias, que todas las cosas instituidas de lo antiguo, son abolidas en nuestras iglesias. Pero
ha sido un complot común que algunos abusos están conectados con los ritos ordinarios. Esto,
puesto que, como no lo pudieron aprobar con buena conciencia, han tenido que ser corregidas.

ARTÍCULOS EN LOS QUE SE HAN REVISADO LOS ABUSOS LOS CUALES HAN SIDO
CORREGIDOS.

Puesto que, como nuestras iglesias difieren de opinión en ningún artículo de la Iglesia
Católica, pero solo omite algunos abusos los cuales son nuevos, y que han sido aceptados
erróneamente por la corrupción del tiempo, contrariamente a los que intentan los Cánones,
nosotros oramos a Su Imperial Majestad, que oiga ambas, en cual ha cambiado, y que fueron las
razones del porque la gente no estaba forzada para observar aquellos abusos contra sus
conciencias. No debería Su Imperial Majestad creerles aquellos, que en cumplimiento de excitar
el odio de los hombres contra nuestra parte, diseminar fuertes calumnias entre la gente. Habiendo
entonces excitado la mente de los buenos hombres, han dado ocasión a esta controversia, y ahora,
tratan de, por los mismos artificios, de aumentar la discordia. Para que Su Majestad Imperial,
indudablemente encuentre que esa forma de doctrina y de ceremonias, con nosotros no es tan
intolerable así como estos injustos y hombres maliciosos representan. Además, la verdad no
puede ser recogida de los rumores comunes o del ultraje de los enemigos. Pero puede ser
realmente puesto en juicio que nada serviría mejor que mantener la dignidad de las ceremonias, y
el de fomentar reverencia y una devoción piadosa entre la gente, más que si las ceremonias fueran
llevadas correctamente en las iglesias.

La Confesión de Fe
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Artículo XXII
Ambos tipos de Sacramentos

Para el estado seglegar son dados ambos tipos de sacramentos, la Santa Cena, porque este
hábito ha mandado el Señor en Mateo 26, 27. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les
dio, diciendo: Bebed de ella todos; en donde Cristo manifiesta el mandamiento concerniente en la
de la copa en la que debemos de beber todos.
Y para que ningún hombre diga que esto solamente se refiere a los sacerdotes, Pablo en 1
Corintios 11,27 recita un ejemplo en la cual aparentemente toda la congregación usa ambas clases
de sacramentos ( de manera que cualquiera que comiere de este pan o bebiere de esta copa del
Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.) Y este hábito ha sido
largamente recordado en al iglesia, no en su conocimiento de que cuando fue, o porque autoridad
fue, sino que fue cambiado; aunque el Cardinal Cusanus menciona el tiempo en que fue
aprobado. Cipriano en algunos lugares testifica que la sangre fue dada a la gente. Lo mismo es
testificado por Jerónimo, quien dice: Los sacerdotes administran la Eucaristía, y distribuyen la
sangre de Cristo a la gente. De cierto, el Papa Gelasio mandó que los Sacramentos no deberían de
ser divididos (dist. II., De Consecratione, cap. Comperimus). Solo costumbre, no tan antigua, de
otra manera. Pero es evidente que cualquier costumbre introducida contra los mandamientos de
Dios no puede ser seguida, como testigo de los Cánones (dist. III, cap. Veritate, y los siguientes
capítulos.) Pero esta costumbre ha sido recibida, no solo contra las Escrituras, sino también
contra los antiguos Cánones y el ejemplo de la Iglesia. Por esto, si cualquiera quiere tomar estos
dos tipos de Sacramento, ellos no deben de tomarlo a la fuerza con ofensa hacia sus conciencias
de hacer lo contrario. Y porque la división del Sacramento no esta de acuerdo con la ordenanza
de Cristo, estamos acostumbrados de omitir la procesión, la cual ha estado en uso hasta estos
momentos.

La Confesión de Fe
La cual fue sometida a su Majestad Carlos V
En la Asamblea de Augsburgo en el año de 1530
por Philip Melanchton (1497-1560)

Artículo XXIII
Del Casamiento de los Sacerdotes

Ha habido un complejo común concerniente al ejemplo de que sacerdotes no fueron


castos. Por esa razón también el Papa Pius esta reportado que ha dicho que hay ciertas causas por
las que el matrimonio se les retiro a los sacerdotes, pero hay cosas de mayor peso por lo cual se
les debe de regresar el que se puedan casarse; por lo tanto Platina escribe: Por esto, nuestros
sacerdotes estaban deseosos el de evitar estos escándalos abiertos, ellos se casaban con mujeres, y
referían que estaban dentro de la ley para contraer matrimonio. Primero porque Pablo dijo 1 de
Corintios 7, 2. 9 pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una
tenga su propio marido. También: pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es
casarse que estarse quemando. En segundo lugar Cristo dijo no todos son capaces de recibir
esto, sino aquellos a quienes es dado (Mateo 19,11.) en donde Él enseña que no todos los

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Confesión de Augsburgo 1530

hombres son aptos para llevar una vida de soltero; Dios creó al hombre para la procreación Y les
bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en
los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra
(Génesis 1,18.) No es el poder del hombre, sino un singular regalo y obra de Dios, para alterar
esta creación. (Ya que es manifiesto, y muchos han confesado que no son buenos, honestos,
tienen vida no casta, no Cristianos, sinceros, lo que ha resultado (del intento), pero una horrible, y
una conciencia miedosa y atormentada, han sentido hasta el fin). Por esto, aquellos que no son
aptos de llevar una vida de soltero deben de contraer matrimonio. Ninguna ley del hombre, ni
voto eclesiástico, puede anular el mandamiento y la ordenanza de Dios. Por todo esto los
sacerdotes enseñan que esta dentro de la ley para ellos el casarse.
Es también evidente que en la iglesia primitiva que los sacerdotes fueron hombres
casados. Pablo dice en 1 de Timoteo 3,2. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible,
marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar. Y en
Alemania, hace ya cientos de años, los sacerdotes fueron violentamente forzados el de llevar una
vida de soltero y el que ofreciese alguna resistencia como el Arzobispo de Méllense, cuando se
publicó el decreto Papal concerniente a este asunto, fue casi asesinado en un tumulto levantado
por sacerdotes irritados, Y tan áspero fue la conducta de tal manera que no solo los casamientos
fueron prohibidos para en lo futuro, pero también los casamientos existentes, contrariamente a
todas las leyes, divinas y humanas, también a los mismos Cánones, y por la mayoría de los
Sínodos (el concilio que celebra el obispo con los eclesiásticos de su diócesis.) (Además, mucha
gente temerosa de Dios e inteligentes, en una alta posición saben que frecuentemente han
expresado sus dudas que han forzado hacia la soltería y el de prohibir a los hombres de casarse
(lo cual ha instituido personalmente Dios y dejado en libertad a los hombres) nunca ha producido
ningún buen resultado, pero ha traído muchos vicios malos así como iniquidad.)
Viendo también eso, que el mundo esta siendo mayor, la naturaleza del hombre esta
gradualmente debilitándose, y esta bien el guardar no más vicios son introducidos
clandestinamente dentro de Alemania
Además, Dios ordenó el casamiento para ser una ayuda en contra de la flaqueza humana.
Los Cánones mismos dicen que el deber más riguroso ahora y después en los postreros tiempos,
debe de ser relajada, por la debilidad del hombre; la cual debe de ser deseada hecha también en
este asunto. Y es de esperarse que todas las iglesias tendrán falta alguna vez de pastores si la
prohibición del casamiento se alarga.
Pero mientras que los mandamientos de Dios es en fuerza, mientras que el hábito de la
Iglesia es bien conocido, mientras que la soltería impura causa muchos escándalos, adulterios y
otros crímenes meritorios de castigos de justos magistrados, aún es una cosa mala que no hay
mayor crueldad ejercida en contra del casamiento de los sacerdotes. Dios ha dado mandamientos
para honrar el casamiento. Pero las leyes de todo el pueblo del Estado, y aún entre los gentiles, el
casamiento es de lo más honorado. Pero ahora los hombres, los sacerdotes son cruelmente
puestos a morir, contrariamente al intento de los Cánones, por no otra causa que el casamiento.
Pablo en 1 Timoteo 4,3. llama a eso de una doctrina de malvados los cuales prohíben el
matrimonio ...prohibirán casarse, y mandarán de abstenerse de alimentos que Dios creó para
que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
Esto no puede ser realmente entendido cuando la ley contra el matrimonio es mantenida por tales
castigos.
Pero ahora ninguna ley del hombre puede anular el mandamiento de Dios, ni tampoco
puede ser hecho por un voto eclesiástico. De acuerdo con Cipriano, también advierte que las
mujeres que no puedan guardar la castidad que han prometido deberían de casarse. Sus palabras

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Confesión de Augsburgo 1530

son las siguientes (Libro I Epístola XI): Pero si ellos no tienen la voluntad o no son capaces de
perseverar, es mejor para ellos que se casen en vez de que caigan dentro del fuego por sus
lujurias; ellos justamente no ofenderán a sus hermanos y hermanas en Cristo.
Y aún los Cánones muestran alguna clemencia hacia aquellos que han hecho votos
eclesiásticos antes de la edad propia, como en otro tiempo ha sido mitigado.

La Confesión de Fe
La cual fue sometida a su Majestad Carlos V
En la Asamblea de Augsburgo en el año de 1530
por Philip Melanchton (1497-1560)

Artículo XXIV
De la Misa

Falsamente son acusadas nuestras iglesias de abolir la Misa; la Misa es retenida entre
nosotros, y celebrada con gran reverencia. Casi todas las ceremonias usuales son perseveradas,
salvo las partes cantadas en Latín las cuales son entremezcladas aquí y allá con himnos alemanes,
los cuales han sido unidos para enseñar la gente. En las ceremonias es más necesario enseñar
que el no enseñar (de lo que se necesita saber de Cristo.) )Y no solamente Pablo ordenó el usar en
la iglesia un lenguaje entendido por las personas (1 Corintios 14,2. Porque el que habla en
lenguas, no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu
hable misterios 1 Corintios 14,9. Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien
comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablareis al aire.), pero también esto ha
sido ordenado por las leyes del hombre. Las personas están acostumbradas de tomar parte de los
Sacramentos juntos, si cualquiera es apto, y esto también aumenta la reverencia y la devoción de
los cultos. Para nadie es admisible que ellos primeramente deben de ser examinados. La gente
también es advertida en lo concerniente a la dignidad y el uso del Sacramento, que tan gran
consolación eso trae a las conciencias ansiosas, que ellas pueden aprender en creerle a Dios, y de
esperar y preguntarle todo lo que es bueno. (En esta conexión ellos también son instruidos
observando a los otros y las falsas enseñanzas del Sacramento.) Estos cultos complacen a Dios;
tal uso de los Sacramentos favorece el desarrollo de la verdadera devoción hacia Dios. Y por lo
tanto la Misa no se ve que es más celebrada devotamente entre nuestros adversarios, que entre
nosotros.
Pero es evidente de que por mucho tiempo esta también ha sido la más penosa queja de
todos los hombres buenos que las Misas han sido básicamente profanadas y aplicadas para
propósitos de lucro. Es desconocido que tanto ha sido lo que todas las iglesias obtienen de estos
abusos y en que manera los hombres que dan las Misas, reciben alguna gratificación o son
pagados y como muchos de ellos celebran las Misas en forma contraria a los Cánones. Pero Pablo
trata severamente a quienes negocian indignamente con la eucaristía cuando él dice en 1
Corintios 11,27. De manera que cualquiera que comiera de este pan o bebiera de esta copa
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Cuando por esto nuestros
sacerdotes fueron amonestados concerniente a este pecado, las Misas privadas se descontinuaron
entre nosotros, apenas alguna Misa Privada fue celebrada con excepción de las de uso lucrativo.
Tampoco los sacerdotes fueron ignorantes de estos abusos, y ellos los habían corregido a
tiempo ahora ellos estarán bajo disensión. En otros tiempos, por su propia conveniencia

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Confesión de Augsburgo 1530

(disimular una falta), ellos sufrían muchas corrupciones que arrastraba la iglesia. Ahora cuando
ya es demasiados tarde, ellos empiezan a quejarse de los problemas de la Iglesia, mientras que
estos disturbios han sido ocasionados por simplemente aquellos abusos los cuales fueron tan
manifiestos que ellos pudieron ser sostenidos no más. Ha habido grandes disensiones
concernientes a la Misa, concernientes al Sacramento. Quizás el mundo esta siendo castigado por
las profanaciones tan continuas de la Misa que han sido tan toleradas en las Iglesias por tantos
siglos por muchos hombres, quienes fueron capaces de poder limitar para corregir los abusos. En
los Diez Mandamientos se encuentra escrito, Éxodo, 20,7. No tomarás el nombre de tu Dios
Jehová en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Pero
desde los inicios del mundo, no ha habido mayor cosa de las cosas de Dios en las que se ha
abusado como ha sido la Misa por cincuenta lustros.
También se ha unido la opinión en las que se ha incrementado infinitamente las Misas
Privadas, a saber que Cristo, por Su pasión, nos ha pagado el pecado original, y él haber
instituido la Misa, la cual se hace en donde se le presenta a Nuestro Señor los pecados que se
realizan con frecuencia, tanto remisibles, como los mortales. De esto ha salido la opinión común
que la Misa quita los pecados tanto de los vivos como de los muertos por medio de un acto
externo. Después ellos empezaron si es de que una Misa dicha para muchas personas podría ser
tan valida tanto como las Misas Especiales Individuales, y esto trajo una infinita multitud de
Misas. (Con este tipo de trabajo los hombres deseaban obtener de Dios todo lo que ellos
necesitaban, y en el tiempo que duraba esta Misa, la fe en Cristo y su verdadero culto eran
olvidados.)
Concernientes a estas opiniones, nuestros maestros nos han dado la advertencia de que
ellos parten de las Sagradas Escrituras, y disminuyen la gloria de la pasión de Cristo. Para la
pasión de Cristo era una ofrenda y sacrificio y satisfacción, no solo por el pecado original, sino
también por todos los otros pecados, como se encuentra escrito en Hebreos 10,10. En esa
voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez y para
siempre. También en Hebreos 10,14. porque con una sola ofrenda hizo perfecto para siempre a
los santificados. (Este es una cosa que no se ha oído en la iglesia en la que se enseña que Cristo
por medio de Su muerte solo se había pagado por el pecado original y no por los otros pecados.
Por consiguiente se espera que todo el mundo entienda que este error no ha sido reprochado sin
su debida razón.)
Las Escrituras también enseñan que nosotros estamos justificados ante Dios a través de la
fe en Cristo. Cuando nosotros creemos que nuestros pecados son olvidados por la gracia de
Cristo. Ahora si la Misa retira los pecados, tanto de los vivos como de los muertos por medio de
actos externos, la justificación vendría del trabajo de las Misas, y no por fe, lo cual la Escritura no
lo admite.
Pero Cristo no ordenó, Lucas 22,19. haced esto en memoria de mí, por esto la Misa
instituyó que la fe de aquellos quienes usan los Sacramentos, deben de acordarse de que
beneficios recibimos a través de Cristo y alienta y conforta a la conciencia ansiosa. Para recordar
a Cristo hay que recordar Sus beneficios, y el realizarlos que ellos son verdaderamente ofrecidos
hacia nosotros. No es suficiente el solo recordar la historia; por esto tanto los judíos como los
impíos pueden recordar. Por lo que la Misa debe de ser utilizada para este final, que los
Sacramentos (comunión) deben de ser administrados a ellos que necesitan de consolación; como
Ambrosio dice: Porque yo siempre peco, yo estoy siempre limitado a tomar medicina. (Por esto,
este Sacramento requiere de fe, y es de uso en vano sin la fe.)
Ahora, por mucho que la Misa es dada de los Sacramentos, nosotros sostenemos una
comunión todos los días santos, y si uno anhela el Sacramento otro día, se le puede dar mientras

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Confesión de Augsburgo 1530

que uno lo pida. Y este hábito no es nuevo en la Iglesia. Para los Padres antes de Gregory no
hacen mención de ninguna Misa Privada, pero de las Misas comunes (la Comunión) ellos hablan
mucho. Crisostomos dice que los sacerdotes están de diario en el altar, invitando a alguien a la
comunión y manteniendo atrás a otros. Y es aparentemente desde los antiguos Cánones, que
algunos celebraban la Misa de otros presbíteros y diáconos (Sobrestante de pobres) quienes han
recibido el cuerpo del Señor. De este modo las palabras de Nicene Canon dice: Deje a los
diáconos de acuerdo con su orden recibir la Comunión Santa después de los presbíteros, de los
obispos o del presbítero. Y Pablo en 1 de Corintios 11,33. son órdenes concernientes a la
Comunión: Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros por lo cual
se está hablando que hay una común participación.
Por esto, como la Misa con nosotros tiene el ejemplo de la Iglesia, tomada tanto de las
Escrituras como de los Padres, nosotros estamos ciertos que no puede ser desaprobada,
especialmente desde que las ceremonias públicas, ya que la mayor parte de aquellas, se
encuentran en uso hasta acá, son retenidas; solo el número de las Misas difiere, por los grandes
abusos manifestados, por lo cual debería de ser su número profanadamente reducido. Para los
viejos tiempos, aún en la Iglesias más frecuentadas, las Misas no eran celebradas todos los días,
como testifica el libro Historia Tripartita (libro 9, capítulo 33): Otra vez en Alejandría, cada
Miércoles y Viernes las Escrituras son leídas, y los doctores las exponen, y todas las cosas son
hechas, excepto el solemne rito de la Comunión.
La Confesión de Fe:
La cual fue presentada a su Majestad Carlos V
En la asamblea de Augsburgo en 1530
por Phillip Melanchton (1497-1560)
Capítulo XXV
La Confesión:

La Confesión en las Iglesias de nosotros no se encuentra abolida. Porque no es usual el


dar el cuerpo del Señor, excepto aquellos que han sido previamente examinados y absueltos. Y la
gente es enseñada más cuidadosamente concerniente en la fe en la absolución sobre lo cual había
un silencio profundo. Nuestra gente es enseñada que aquellos deberían saber el alto precio que
tiene la absolución, como lo dice la voz de Dios y pronunciado por el mandamiento de Dios. “El
poder de las llaves” (denota la extensión de la autoridad eclesiástica) esta en su hermosura y que
ellos recuerdan la gran consolación que trae a la conciencia ansiosa también de que Dios requiere
de la fe para creer en tal absolución como una voz que viene desde el cielo, y que la fe verdadera
en Cristo se obtiene y se recibe el perdón de los pecados. En otro tiempo, las satisfacciones
fueron inmoderadamente engrandecidas; de la fe y del mérito de Cristo, y el estar dentro de la
rectitud de la fe no se había hecho ninguna mención; por lo que, en este punto nuestras iglesias n
pueden ser culpadas. Por esto aún nuestros adversarios deben necesariamente concedernos que la
doctrina concerniente al arrepentimiento, ha sido tratada de la forma más diligente y puesto al
descubierto por nuestros maestros.
Pero de la Confesión ellos enseñan que una enumeración de los pecados no es necesaria, y
que la conciencia no debe de ser oprimida con ansiedad para enumerarse todos los pecados como
se testifica en el Salmo 19,13. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se
enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión, y Jeremías 17,9 y 10.
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá? Yo Jehová,
que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el
fruto de sus obras. Pero sin ningún pecado fuera perdonado, excepto que aquellos que han sido

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Confesión de Augsburgo 1530

recontados, la conciencia jamás encontraría paz por muchos pecados que tampoco se ven por lo
que no se puede recontar. Los antiguos escritores también testifican que una enumeración no es
necesaria. Para en los Decretos, Chrysostome hace la siguiente aclaración quien dice así: Yo digo
no ha ti que tu deberías descubrir a ti mismo en público, pero que no te deberías acusarte a ti
mismo ante otros, pero a mí me gustaría que obedecieras al profeta que dice: “Descúbrete a ti
mismo ante Dios.” Por esto confiesa tus pecados ante Dios, el verdadero Juez, con oración. Di tus
errores, no con la lengua, pero con la memoria de tu conciencia, etc. Y que la disculpa admitida
en la Confesión es un derecho humano (no ordenada por la Escritura, pero sí ordenada por la
Iglesia.) No obstante que en cuenta del gran beneficio de la absolución, y porque de otra manera,
usualmente para la conciencia, la Confesión esta retenida entre nosotros.

La Confesión de Fe:
La cual fue presentada a su Majestad Carlos V
En la asamblea de Augsburgo en 1530
por Phillip Melanchton (1497-1560)

Artículo XXVI
De las distinción de las metas
Ha sido de la persuasión general, no-solo de la gente, pero también de aquellos que
enseñan en las iglesias, que haciendo Distinciones de las Metas, y como tradiciones de los
hombres, son trabajos útiles, para merecer la gracia, y capaces de satisfacer por los pecados. Y
que el mundo pensó a partir de esto, que las nuevas ceremonias, las nuevas órdenes, los nuevos
días santos, y los nuevos ayunos fueron diariamente instituidos, y los maestros en las iglesias
hicieron exactamente aquellos trabajos como un servicio necesario para merecer la gracia, e
hicieron gran terror en la conciencia de los hombres, si ellos omiten cualquiera de estas cosas. De
esta persuasión concerniente a las tradiciones, resulto en mucho detrimento para la Iglesia.
Primero la doctrina de la gracia y de la rectitud de la fe ha sido obscurecida por eso, la
cual es la parte principal del Evangelio, y debe de estar como lo más prominente en la Iglesia, en
orden que el mérito de Cristo debe de ser bien conocido, en la cual se cree que los pecados son
perdonados por la gracia de Cristo, la cual es exaltada sobre todas las obras. Por lo que Pablo
también pone gran importancia en este artículo, poniendo a un lado las Leyes y las tradiciones
humanas en orden para demostrar la rectitud Cristiana, es algo más que aquellos trabajos, es
decir, la fe en la cual se cree que los pecados son perdonados gratis por la gracia de Cristo. Pero
esta doctrina de Pablo casi ha sido completamente sofocada por tradiciones, las cuales han
producido una opinión que, por medio de hacer distinciones en las metas, y como servicio,
nosotros debemos de merecer la gracia y la rectitud. En el tratarse del arrepentimiento, no había
mención hecha de la fe; solo aquellas obras para la satisfacción, fueron puestas para; en esto el
entero arrepentimiento aparentemente consistía.
En segundo lugar han obscurecido los Mandamientos de Dios, porque las tradiciones
fueron puestas por encima de los Mandamientos de Dios. La cristiandad se pensaba que consistía
completamente en la observancia de ciertos días santos, ritos, ayunos y vestidos. Estas
observaciones han ganado por ellas mismas el exaltado título de ser la vida espiritual y la vida
perfecta. Mientras tanto los Mandamientos de Dios, de acuerdo del llamado de cada uno, que el
padre educa, que la madre carga a los niños, que el príncipe gobierna el cuerpo político, estos
fueron contadas como obras que fueron mundanos e imperfectos y estando muy por debajo de
aquellas lustrosas observaciones. Y este error en forma importante atormentó a las conciencias

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Confesión de Augsburgo 1530

devotas, las cuales fueron afligidas debido a que estaban sostenidas en un estado imperfecto de
vida, como en un matrimonio, en el oficio de magistrado; o en otros ministerios civiles; por otras
parte, ellos admiraban los monjes y parecidos, y falsamente observaban que las observaciones de
aquellos hombres eran más aceptables a Dios.
En tercer lugar, las tradiciones trajeron gran peligro a las conciencias; ya que era
imposible el mantener todas las tradiciones, y que los hombres juzgaban estas observaciones de
ser hechos necesarios para el culto. Gerson escribe que mucho cayeron dentro de la
desesperación, y que algunos se quitaron la vida, porque ellos sentían que ellos no eran capaces
de satisfacer las tradiciones, y ellos tenían todo el tiempo de no oír ninguna consolación de la
verdadera fe y gracia. Nosotros vemos que los suministas y lo teólogos recogían las tradiciones,
y buscaban mitigaciones con las cuales, aliviar conciencias, pero no era lo suficiente para
desencadenar, pero a veces enredaban más las conciencias. Y con el recogimiento de estas
tradiciones, las escuelas y los sermones se ocupaban mucho que ellos no tenían tiempo
desocupado para hablar acerca de las Escrituras, y de buscar la doctrina más útil de la fe, de la
cruz, de la esperanza, de la dignidad de los asuntos civiles y de la consolación de las penosas
almas tentadas. Hence Gerson y de algunos otros teólogos han afligidamente quejado que por
medio de estos esfuerzos concernientes a las tradiciones, ellos estaban impedidos de dar la
atención a una mejor doctrina. Agustín también prohíbe que la conciencia del hombre debería de
ser oprimida con tales observaciones y avisos prudentes Janarius que él debe de saber que ellos
han sido observados, como cosas indiferentes; tales son sus palabras.
Por lo que nuestros maestros no deben de ser mirados de haber atacado este asunto
precipitadamente de la aversión de los obispos, como algunos falsamente sospecharon. Había
gran necesidad de precaver a las iglesias de estos errores, los cuales han salido del concepto falso
de las tradiciones. El Evangelio nos fuerza en insistir a las iglesias sobre la doctrina de la gracia,
y de la rectitud de la fe; pero sin embargo no puede ser entendida, si el hombre piensa que ellos
obtienen el mérito de la gracia por observaciones de su propio acto.
Así, por esto, ellos han pensado que por medio de la observación de las tradiciones
humanas nosotros no podemos merecer la gracia o ser justificados, y desde que nosotros no
debemos de pensar en que tales observaciones son actos necesarios para el culto. Ellos unen a
esto testimonios de la Escritura. Cristo en Mateo 15,3. (Respondiendo Él les dijo: ¿Por qué
también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?) Defiende a los
Apóstoles quienes no han observado las tradiciones usuales, las cuales sin embargo, que
evidentemente pertenecen a un asunto ilícito, pero indiferente y que tienen cierta afinidad con las
purificaciones de la Ley, y dice, en Mateo 15,9: Pues en vano me honrran, enseñando como
doctrinas, mandamientos de hombres. Él, por esto, no exige un servicio inútil. Poco después Él
une: No todo lo que vaya a la boca deleita al hombre. También Pablo, Romanos 14, 17. porque el
reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Colosenses
2, 16. por lo tanto nadie os juzgue en comida o bebida, o en cuanto días de fiesta, luna nueva o
días de reposo, también pues si habéis muerto en Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo,
¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni
gustes, ni aún toques (Colosenses 2, 20-21.) Y Pedro dice en Hechos 15, 10-11. Ahora pues, ¿por
qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni
nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos
de igual modo que ellos. Aquí Pedro prohíbe oprimir las conciencias con muchos ritos, tampoco
de Moisés o de otros. Y en 1 Timoteo 4,1-3. Pero el Espíritu dice claramente que en los
postreros tiempos algunos apostarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas
de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,

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prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de
gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Pablo llama a la
prohibición de la doctrina mala; La que está en contra del Evangelio a instituir o hacer obras que
por medio de ellas nosotros podríamos merecer la gracia, o que a través de la Cristiandad pudiera
no existir sin tales servicios a Dios.
Aquí nuestros adversarios objetan que nuestros maestros se encuentran opuestos a la disciplina y
hacia la mortificación de la carne como los Jovinians. Pero lo contrario se aprende de los escritos
de los maestros. Ellos han enseñado siempre lo concerniente a la cruz que conviene a los
Cristianos de cargar sus aflicciones. Esta es verdad, la formal y la que no es fingida maceración,
es decir, ha de ser ejercitado con diversas aflicciones, y de ser crucificadas con Cristo.
Más aún, ellos enseñan que cada Cristiano debe de intentar de subyugarse, con
restricciones corporales con ejercicios corporales y labores que tampoco sacian ni son perezosas
tentándole a pecar, pero no que nosotros tal vez merezcamos la gracia o de haber pagado nosotros
los pecados por medio de ejercicios. Y toda esa disciplina externa debe de ser obligada todo el
tiempo, no solo por algunos días o ciertos días. Pues los Mandamientos de Cristo, Lucas 21,34.
Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y
embriaguez y de los afanes de esta vid, y venga de repente sobre vosotros aquel día. También
Mateo 17, 21. Pero este género no sale sino con oración y ayuno. Pablo también dice, 1 Corintios
9, 27: si no que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo
para otros, yo mismo venga a ser eliminado. Aquí claramente muestra que él se estaba
manteniendo su cuerpo, no para merecer el perdón de los pecados por medio de la disciplina,
pero para tener su cuerpo en sujeción y ser apto para las cosas espirituales, y para la descarga de
sus deberes de acuerdo a su llamamiento. Por esto, nosotros no condenamos al ayuno por si solo,
pero las tradiciones en las cuales prescriben ciertos días y ciertas comidas, las cuales arriesgan la
conciencia, a través de aquellas obras como un servicio necesario.
No obstante que, muchas tradiciones se han guardado por parte nuestra, las cuales
conducen a un buen ordenamiento dentro de la Iglesia como es el Ordenamiento de las Lecciones
en la Misa y los principales días santos. Pero al mismo tiempo, los hombres son advertidos, que
tales actos no son justificados ante Dios, y que esas cosas no deberían de ser hechas pecados si
son omitidas sin ofensa. Esa libertad en los rituales humanos no era desconocida para los Padres.
Pero en el Este ellos mantenían la Pascua de resurrección, en otro tiempo distinto que en Roma, y
cuando los tomaron en cuenta esta diversidad, los Romanos acusaron a la Iglesia del Esta cisma
(separación de un cuerpo eclesiástico), fue amonestado por otros que tales hábitos no deberían de
ser distintos en todo lugar. Y Irenaeus dice: La diversidad concerniente al ayuno no destruye la
armonía de la fe; también el Papa Gregorio intimida en Dist. XII, que tal diversidad no violan la
unidad de la Iglesia. Y en la Historia Tripartita, libro 9 hay muchos ejemplos de ritos disimilares
son recogidos, y se hizo el siguiente declaración: No era lo principal de los Apóstoles realizar
reglas concernientes a los días Santos, pero el de predicar los lineamientos de Dios y una vida
santificada (enseñar fe y amor.)

La Confesión de Fe:
La cual fue presentada a su Majestad Carlos V
En la asamblea de Augsburgo en 1530
por Phillip Melanchton (1497-1560)

Artículo XXVII
Los Votos Eclesiásticos

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Confesión de Augsburgo 1530

Lo que es enseñado por nuestra parte acerca de los Votos Eclesiásticos, se entenderá
mejor si es que se recuerda que es lo que se ha establecido en los monasterios, y como muchas
cosas fueron diariamente hechas en aquellos muchos monasterios, contrariamente a los Cánones.
En los tiempos de los Agustinos ellos eran libres asociaciones. Después de eso, cuando la
disciplina fue corrompida, los votos fueron puestos en cualquier parte con el propósito de
restaurar la disciplina, como en una prisión cuidadosamente planeada.
Gradualmente muchas otras observaciones fueron agregadas además de los votos. Y estos
encadenamientos fueron impuestos antes del tiempo de la ley, contrariamente a los que dicen los
Cánones.

Muchos entraron a este tipo de vida a través de la ignorancia, siendo no capaces de juzgar
bajo su propio vigor, aunque tuvieran la suficiente edad. Siendo así entrampados, ellos fueron
forzados a permanecer, aunque algunos podían ser liberados por un tipo de provisión de los
Cánones. Y esto fue más los casos en los conventos de mujeres que de monjes, aunque se les
tenía más consideración al sexo débil. Este rigor disgustó a muchos hombres buenos antes de este
tiempo, quienes veían que los hombres jóvenes y vírgenes fueron puestos dentro de los conventos
para vivir. Ellos vieron que resultados infortunados vinieron de este procedimiento, y que
escándalos fueron creados, ¡qué lazos fueron puestos para empañar las conciencias! Ellos fueron
afligidos que la autoridad de los Cánones en tales momentos un problema fue totalmente puesto
al lado y destituidos. A estos males fue unida tal persuasión concerniente a los votos, como es
bien sabido, en los tiempos anteriores fueron destituidos aquellos monjes quienes fueron más
considerados. Ellos pensaron que los votos eran equivalentes al Bautizo; Ellos pensaron que con
este tipo de vida ellos merecían el perdón de los pecados y la justificación ante Dios. Si, ellos
unían que la vida en los monasterios no solamente ameritaba la rectitud ante Dios, sino cosas
mayores, porque no solamente guardaba los preceptos sino también los tal llamados “dictámenes
evangélicos.”
Así que ellos hicieron creer a los hombres que la profesión de vivir dentro de los
monasterios era mucho mejor que el Bautismo, y que la vida monástica era más meritoria que la
de los magistrados, y de la vida de los pastores, y cosas así, quienes servían a su llamamiento de
acuerdo con los mandatos de Dios, sin que ningún hombre hiciera algún servicio. Ninguna de
estas cosas puede ser negada; por lo que aparece en sus propios libros.(Además, una persona que
ha sido entrampada y que ha entrado a un monasterio aprende poco de Cristo.)

¿Qué, pues, vino a pasar en los monasterios? En otro tiempo, ellos fueron escuelas de
teología y de otras de sus ramas, útiles para la Iglesia; y desde allí pastores y obispos fueron
obtenidos. Ahora es otra cosa. Es inútil recitar lo que es conocido por todos. En otro tiempo ellos
venían juntos a aprender; ahora ellos vienen a fingir que es un tipo de vida instituido para
merecer la gracia y la rectitud; si, ellos oran que es un estado de perfección, y ellos lo ponen muy
por encima de otro tipo de vida ordenado por Dios. Estas cosas nosotros las hemos repetido sin
exageración odiosa, hasta el fin que la doctrina de nuestros maestros acerca de este punto puede
ser mejor entendida.

Primero, concerniente como un contrato de matrimonio, ellos enseñan que nuestra parte
que es legal para todos los hombres que no son aptos para la vida de soltero el de contraer
matrimonio, porque los votos no pueden anular la ordenanza y los mandamientos de Dios. Pero
el mandamiento de Dios en 1 de Corintios 7, 2. pero a causa de las fornicaciones, cada uno

20
Confesión de Augsburgo 1530

tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. No es el mandamiento solo, pero
también la creación y ordenanza de Dios, la cual fuerza a casarse aquellos quienes no excluidos
por un trabajo en particular de Dios, de acuerdo con el texto de Génesis 2, 18 y dijo Jehová, no es
bueno que el hombre este solo; le haré ayuda idónea para él. Por lo tanto no pecan los que
obedecen este mandamiento y ordenanza de Dios.
¿Qué objeción puede ser a partir de esto? Deje al hombre de engrandecer la obligación de
un voto tanto como ellos lo desean, aún ¿no intentaran ellos de pasar que el voto anule el
mandamiento de Dios? Los Cánones enseñan que el derecho del superior esta exceptuado en cada
voto; (que los votos no están atados contra las decisiones del Papa;) mucho menos, por esto, ¿son
estos votos de fuerza los cuales están en contra de los mandamientos de Dios?

Ahora, si las obligaciones de los votos no pudiesen ser cambiadas por alguna causa
cualquiera, que los Pontificios Romanos nunca pudieran haber dado alguna dispensación por lo
cual no es legal para un hombre el de anular una obligación la cual es simplemente divina. Pero
los Pontificios Romanos han prudentemente juzgado que la clemencia es de observarse en esta
obligación, y por esto nosotros hemos leído muchas veces que ellos han dispensado de los votos.
El caso del Rey de Aragón quien fue hecho volver de los monasterios es bien conocido y también
hay ejemplos de nuestro tiempo. (Ahora si las dispensaciones han sido concedidas para la causa
del aseguramiento de los intereses temporales, es mucho más apropiado que ellos deberían de ser
concedidas a cuenta de retirar el stress de las almas.)

En segundo lugar, ¿porque nuestros adversarios exageran la obligación o el efecto de un


voto cuando, al mismo tiempo, no tienen ninguna palabra que decir de la naturaleza del voto por
si mismo, que eso debería de ser una cosa posible, que debería de ser gratis y escogida
espontáneamente y deliberadamente? Pero no es desconocido que lo que se extiende por una
castidad perpetua en el poder del hombre. Y que ¡tan pocos hay quienes han tomado el voto
espontáneamente y deliberadamente! Jóvenes vírgenes y hombres , antes de que ellos sean
capaces de juzgar, son persuadidos, y a veces son forzados para tomar el voto. Por lo que, no es
favorable el de insistir tan rigurosamente en la obligación, ya que es concedido por todos de que
es contra de la naturaleza de un voto el de tomarlo sin espontaneidad y acción deliberada.

La mayoría de las Leyes Canónicas anulan los votos hechos antes de la edad de los 15
años; para antes, la edad no parecía ser suficiente para el juicio de una persona para decidir en lo
concerniente de la vida perpetua. Otro Canon, concede mayor a la debilidad del hombre, y le une
unos pocos años; por lo cual prohíbe los votos antes de la edad de los 18 años. Pero ¿a cual de
estos dos Cánones nosotros debemos de seguir? La mayoría tienen una excusa para dejar el
monasterio porque la mayoría de ellos han hecho los votos antes de estas edades.
Finalmente a través de la violación de un voto puede ser censurado, si parece sin tardanza
a seguir que el matrimonio de tales personas debe de ser disuelto. Para Agustine niega que ellos
deben de disolverlo (XXVII. Quaest. I Cap, Nupturiaum), y su autoridad no es fácilmente de ser
apreciada, aunque otros hombres después piensan de otra manera.
Pero en apariencia, el mandamiento Dios concerniente al matrimonio diverge mucho de
sus votos, aún nuestros maestros introducen otro argumento concerniente a los votos que muestra
que ellos son en vano. Para cada servicio de Dios, ordenados y escogidos de los hombres sin los
mandamientos de Dios para merecer justificación y gracia, es malo como dice Cristo en Mateo
15, 9. En vano ellos me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres Y Pablo
enseña que la rectitud no debe de ser buscada de nuestras propias observaciones y actos de los

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Confesión de Augsburgo 1530

cultos ideados por hombres, pero viene por fe aquellos que creen que ellos son recibidos por Dios
por la gracia de Cristo.
Pero es evidente que los monjes hayan pensado que los servicios que hacen los hombres
satisfacen para los pecados y merecen la gracia y justificación. ¿Que es más de disminuir la gloria
de Cristo y de obscurecer y negar la rectitud de la fe? Por lo siguiente, los votos así comúnmente
tomados han sido servicios malos, y por lo tanto son nulos. Para un voto malo, tomado contra los
mandamientos de Dios, no es valido; para (como dicen los Cánones) ningún voto debe de cegar a
los hombres hacia la maldad.
Pablo dice, Gálatas 5,4. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la
gracia habéis caído. Aquellos, que por esto, quieren ser justificados por sus votos, Cristo no tiene
efecto, y ellos caen de la gracia. También esos que adscriben justificación a los votos atribuyen a
sus propios trabajos lo cual propiamente pertenece a la gloria de Cristo.
No puede ser negado, en verdad, que los monjes han pensado que, por sus propios votos y
por sus costumbres religiosas, ellos eran justificados, y merecían el perdón de los pecados, si,
ellos inventaron grandes cosas absurdas, diciendo que ellos podían dar a otros una parte de su
trabajo. Si cualquiera se inclinara a engrandecer estas cosas, con mal intento, cuantas cosas él
podría traer juntas, ¡de que los monjes se avergüenzan! Además de sobre esto, ellos persuadían a
los hombres que los servicios hechos por el hombre, era un estadio de perfección Cristiana. Y
¿esto no es una asignación para trabajar? No es una ligera ofensa en la Iglesia el poner a la gente
un servicio ideado por hombres, sin los mandamientos de Dios, y enseñar que aquellos servicios
justifican a los hombres. Para la rectitud de la fe, que es lo principal de ser enseñado en la Iglesia,
es obscurecido la forma de culto maravilloso y angelical, con su muestra de pobreza, humildad, y
soltería, son vistas ante los ojos de los hombres.
Además, los preceptos de Dios y los verdaderos servicios de Dios son obscurecidos
cuando los hombres oyen que solo los monjes se encuentran en el estado de perfección. Para los
Cristianos, la perfección es el temor de Dios desde el corazón, y aún el de concebir gran fe, y el
de confiar que por medio de la causa de Cristo, tenemos un Dios que ha sido reconciliado, para
pedir de Dios, y ciertamente esperamos su ayuda en todas las cosas que, de acuerdo con nuestro
llamado, han de ser hechas; y mientras tanto, el ser cuidadoso en exteriorizar buenas obras, y el
de servir a nuestro llamamiento. En estas cosas consiste la verdadera perfección, y el verdadero
servicio a Dios. Eso no consiste en la soltería, o en mendicante, o en un vil traje. Pero la gente
concierne muchas opiniones perniciosas, de las falsas recomendaciones de la vida monástica.
Ellos oyen que la soltería expresa gratitud sobre todas medidas; por lo tanto ellos abandonan su
vida matrimonial con ofensa a sus conciencias. Ellos oyen que solo los mendigos son los
perfectos; por lo tanto ellos guardan sus posesiones y hacen negocios con ofensas a sus
conciencias. Ellos oyen que es un dictamen evangélico el no buscar venganza. Por esto algunos
en su vida privada no tienen miedo de tomar venganza, ya que ellos oyes que es un dictamen y no
un mandamiento. Otros juzgan que los Cristianos no pueden sostener apropiadamente un oficio
civil o el de ser un magistrado.
No hay registro de ejemplos de hombres quienes, abandonan sus matrimonios y sus
administraciones en el cuerpo de gobierno, y se han ocultado en monasterios. Esto le llamaron
ellos huir del mundo, y de buscar un tipo de vida la cual sea más grata de Dios. Tampoco ellos
veían que Dios debe de ser servido en aquellos mandamientos los cuales Él mismo ha dado y no
en los mandamientos ideados por los hombres. Un buen y perfecto tipo de vida la que tiene los
mandamientos de Dios. Es necesario de amonestar a los hombres en estas cosas.

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Confesión de Augsburgo 1530

Y antes de estos tiempos, Gerson reprime este error de los monjes concerniente a la
perfección, y testifica que en su día era un nuevo relato que la vida monástica era un estado de
perfección.
Entonces muchas opiniones malvadas se encuentran inherentes en los votos, a saber que,
ellos justifican, que ellos forman la perfección Cristiana, y ellos guardan los dictámenes y
mandamientos, que ellos tienen trabajos de supererogación. Todas estas cosas, desde que ellas
son falsas y vacías, hacen que los votos sean nulos y vacíos.

La Confesión de Fe:
La cual fue presentada a su Majestad Carlos V
En la asamblea de Augsburgo en 1530
por Phillip Melanchton (1497-1560)

Artículo XXVIII
Del Poder Eclesiástico

Ha habido gran controversia en lo que concierne al poder de los obispos, en el cual


algunos han toscamente confundido el poder de la iglesia y el poder de la espada. Y de esta
confusión ha resultado varias grandes guerras y tumultos, mientras que los Pontífices
envalentonados por el poder de las claves, no solamente han instituido nuevos servicios y
limitado conciencias con reservación de casos y rigurosas excomulgaciones, pero también han
tomado la transformación de reinos de este mundo y han tomado el Imperio del Emperador. Estas
equivocaciones han sido reprendidas en la iglesia por hombres devotos y eruditos. Por esto
nuestros maestros, para la conformidad de la conciencia del hombre, estaban obligados a mostrar
la diferencia entre el poder de la iglesia y el poder de la espada, y el de enseñar que ambas de
ellas, debido a los mandamientos de Dios, deben de ser sostenidas en reverencia y honor, como la
mayor bendición de Dios en la tierra.
Pero esta o la opinión de ellos, que el poder de las Llaves, o el poder de los obispos, de
acuerdo con el Evangelio, es un poder o mandamientos de Dios, el predicar el Evangelio, remitir,
retener pecados, y administrar los Sacramentos. Para estos mandamientos, Cristo envió por
delante a Sus Apóstoles, Juan 20,21-22. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como
me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo: Recibid el
Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los
retuviereis, les son retenidos. Marcos 16, 15. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura.
Este poder es solamente ejecutado por medio de la enseñanza o predicación del Evangelio
y la administración de los Sacramentos, de acuerdo a su llamado ya sea forma de varios o
individual. Para con eso son concedidas, no corporales, pero cosas eternas, como es la rectitud
eterna, el Espíritu Santo, la vida eterna. Pero estas cosas no pueden venir pero por medio del
ministerio que esta en el mundo y de los Sacramentos, Pablo dice Romanos 1, 6. Porque no me
avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego. Por esto, desde que el poder de la iglesia concede cosas
eternales, y que es solo ejercida por el ministerio en el mundo, no interfiere con el gobierno civil;
no más que el arte del canto interfiere con el gobierno civil. El gobierno civil negocia con otras
cosas que hace el evangelio. Las reglas civiles defienden no importando cosas corpóreas y no
corpóreas en contra de las manifestaciones de daño, y restringir a los hombres con la espada y
con castigos corpóreos en cumplimientos de perseverar la justicia civil y la paz.

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Confesión de Augsburgo 1530

Por esto el poder la iglesia y el poder civil no deben de ser confundidos. El poder de la
iglesia tiene su propia comisión de enseñar el Evangelio y de administrar los Sacramentos. No
hay ruptura dentro de los oficios del otro; No hay transferencia de reinos en este mundo; No hay
que abrogar las leyes de las reglas civiles; No hay que abolir la obediencia legal; No hay que
interferir con los juicios concernientes a las ordenanzas civiles o contratos; No hay que prescribir
leyes a las reglas civiles concernientes al cuerpo de gobierno. Como Cristo dijo, Juan 18, 36. Mi
reino no es de este mundo; También en Lucas 12, 14. Más él le dijo: Hombre, ¿quién me ha
puesto sobre vosotros como juez o partidor? Pablo también dice en Filipenses 3, 20. Más nuestra
ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 2
Corintios 10, 14. porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios
para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios y llevando cautivo todo el pensamiento a la obediencia de Cristo.
Después de esta manera, nuestros maestros discriminaban entre los deberes de ambos
poderes y mandaban que ambos debían ser honrados, y reconocidos como regalo y bendición de
Dios.

Si los obispos tenían un poder de la espada, el poder que ellos tienen, no como obispos,
por la comisión del evangelio, pero por las leyes humanas que han recibido, de sus reyes y
emperadores para la administración civil de la cual es de ellos. Esto, como quiera que sea, es otro
oficio aparte que el ministerio del Evangelio.

Cuando, por esto, la cuestión concierne a la jurisdicción de los obispos, la autoridad civil
debe de distinguir de la jurisdicción eclesiástica. Otra vez, de acuerdo con el Evangelio, o como
ellos dicen, por el derecho divino, lo que pertenece a los obispos, eso es, a quienes se les ha
comisionado el ministerio en el Mundo y los Sacramentos, no tienen jurisdicción excepto de
perdonar pecados, juzgar doctrina, rechazar doctrinas contrarias al evangelio, y el excluir de la
comunión de la iglesia a los hombres malvados, cuya maldad sea conocida, y esto sin usar la
fuerza humana, simplemente por medio del Verbo. Aquí dentro en las congregaciones hay
necesidades y por el derecho divino ellas deben de obedecer de acuerdo a Lucas 10, 16. El que a
vosotros oye, a mí me oye; Pero cuando ellos enseñan u ordenan cualquier cosa contra el
Evangelio, pues las congregaciones tienen un mandamiento de Dios en la prohibición de la
obediencia, Mateo 7, 15. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Gálatas 1, 8. Más si aún nosotros o un ángel del cielo,
os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema 2 Corintios 13,
8. Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad. También, El poder que Dios me
ha dado es para la edificación, y no para la destrucción. También los mandamientos de las Leyes
Canónicas (II. Q: VII. Cap., Sacerdotes, y Cap. Oves.) Y Agustine (Contra Petiliani Epistolam):
Tampoco debemos de someternos a los obispos Católicos si ellos acaecieran a pecar, o
sostuvieran cualquier cosa contra las Escrituras Canónicas de Dios.
Si ellos tienen otro poder o jurisdicción, en el oír o juzgar ciertos casos, como de
matrimonio o de diezmar, etc., ellos lo tienen por derecho humano, en el cual los asuntos se
encuentran con un límite, aún en contra de su voluntad, cuando las ordenanzas fracasan, para
dispensar justicia a las personas para el mantenimiento de la paz.
Además, se encuentra en disputa si los obispos o los pastores tienen el derecho de
introducir ceremonias en la iglesia, y de hacer leyes concernientes a las reuniones, días santos y
grados, eso es al oficio de clérigo de los ministerios, etc. Ellos que dieron este derecho a los
obispos se refieren a este testimonio de Juan 16, 12-13. Aún tengo muchas cosas de que deciros,

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Confesión de Augsburgo 1530

pero ahora no la podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad; Ellos también se refieren al ejemplo de los Apóstoles, los cuales mandaron de
abstenerse de tomar sangre y de cosas estranguladas, Hechos 15, 29. que os abstengáis de lo
sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales si os guardareis,
bien haréis. Pasadlo bien. Ellos refieren que el día Sabático, ha sido cambiado por el día del
Señor, contrario al Decálogo, como parece. Tampoco no hay ningún ejemplo de que hagan
concerniente el cambio del día Sabático. Grande, decían ellos, es el poder de la Iglesia, ¡desde
qué compusieron uno de los Diez Mandamientos!
Pero en lo que concierne a esta cuestión, es enseñado por nuestra parte, (como se ha
mostrado arriba) que los obispos no tienen ningún poder de decretar ninguna cosa contra el
Evangelio. Las Leyes Canónicas enseñan la misma cosa (Dist. IX.) Ahora es en contra de la
Escritura el de establecer o requerir de la observación de cualquier tradición, que tenga el final
esta tradición de la satisfacción por nuestros pecados o que merezcamos la gracia o rectitud. Se
lastima la gloria del sufrimiento del mérito de Cristo, cuando por tales observancias, nosotros
emprendemos para merecer la justificación. Pero es manifiesto que, que por tal creencia, las
tradiciones se han casi multiplicado en la iglesia, la doctrina concerniente a la fe y de la rectitud
de la fe siendo mientras tanto suprimida. Gradualmente se hicieron más días santos, ayunos
decretados, nuevas ceremonias, y servicios en honores de santos instituidos, porque los autores de
tales cosas, enseñaron de que por medio de estos trabajos, ellos merecían de la gracia. Así que en
los tiempos pasados, las Penitencias Canónicas aumentaron, de las cuales aún nosotros vemos
algunas trazas en las satisfacciones.
De nuevo, los autores de las tradiciones, hacen lo contrario a los mandamientos de Dios
cuando ellos encuentran problemas de pecado en los alimentos, en los días y en cosas como esas,
y limitan a la iglesia con la cautividad que producían las leyes, como de que si fuera un deber
entre los Cristianos, como orden para merecer la justificación un servicio como los Levíticos, la
orden en la cual Dios había comisionado a los Apóstoles y a los obispos. Así algunos de ellos
escriben: y los Pontífices en algunas medidas aparentemente son descaminados por el ejemplo de
las Leyes de Moisés. De aquí son tales límites, que ellos los hacen pecados mortales, aún sin la
ofensa a otros, el hacer labores manuales en los días santos, un pecado mortal de omisión en las
Horas Canónicas, que ciertos alimentos manchan la conciencia que los ayunos son trabajos en los
cuales apaciguan a Dios, que el pecado es un caso reservado que no puede ser perdonado pero
por la autoridad del que se la reserva; Por cuanto, los Cánones hablan solo de las penalidades
eclesiásticas, y no se reservan de la culpabilidad.
De donde tienen los obispos el derecho de hacer leyes estas tradiciones sobre la Iglesia
para el entrampamiento de las conciencias, cuando Pedro, en Hechos 15, 10. Ahora, pues, ¿por
qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni vuestros padres ni
nosotros hemos podido llevar? y Pablo dice en 2 de Corintios 13, 10. que el poder dado a mí fue
para la edificación y no para la destrucción? ¿Porque, a partir de esto, ellos incrementan los
pecados por medio de estas tradiciones?

Pero hay testimonios claros en los cuales se prohíbe el hacer tales tradiciones, a través de
las cuales, merecen la gracia o eran necesarias para la salvación. Pablo dice Colosenses 2, 16-23
Por tanto nadie os juzgue en comida o bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Nadie os prive
de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha
visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de
quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el

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Confesión de Augsburgo 1530

crecimientos que da Dios. Pues si habéis muerto en Cristo en cuanto a los rudimentos del
mundo, ¿por qué como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes,
ni gustes ni aún toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que
todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en
culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los
apetitos de la carne. También en Tito 1, 14. abiertamente se prohíben las tradiciones no
atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
Y Cristo en Mateo 15, 14. dice de aquellos que requieren de las tradiciones: Dejadlos, son
ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán al hoyo; y Él rechaza tales
servicios: Toda planta que no plantó mi padre celestial será desarraigada (Mateo 15, 13.)
Si los obispos tiene el derecho de limitar a las iglesias con infinidad de tradiciones, y de
manchar conciencias, ¿por qué las Escrituras tan a menudo prohíben hacer, y de oír las
tradiciones? ¿Por qué las Escrituras lo llaman “doctrinas de demonios”? Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos apostarán de la fe, escuchando a espíritus
engañadores, y a doctrinas de demonios; El Espíritu Santo en vano nos previno de estas cosas?
Desde entonces, por esto, las ordenanzas instituidas como cosas necesarias, o con una
opinión de merecer la gracia, son contrarias al Evangelio, por lo tanto no es legal para cualquier
obispo el de instituir o exigir tales servicios. Por lo que es necesario que la doctrina de la libertad
Cristiana sea preservada en las iglesias, a saber que, en el cautivo de la Ley, no es necesaria la
justificación, como se encuentra escrita en la Epístola de los Gálatas, 5, 1. Estad, pues , firmes en
la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de la esclavitud. Es
necesario que se preserve lo más importante del Evangelio, es decir, que nosotros obtenemos la
gracia gratuitamente por la fe en Cristo, o no por ciertas observaciones o actos o cultos ideados
por hombres.
Que, pues, ¿somos nosotros dados a pensar que el domingo como otros rituales en la casa
de Dios? A esto nosotros contestamos que es legal para los obispos y sacerdotes hagan
ceremonias de cultos de cosas ordenadas en la Iglesia, no con eso, nosotros deberíamos merecer
la gracia, o hacer satisfacción por los pecados, o que las conciencias se encuentren limitadas para
juzgar los servicios necesarios, y que piensen que es un pecado el romperlos sin que hayan
ofendido a otros. Pablo ordena en 1 Corintios 11,5-7. Pero toda mujer que ora o profetiza con la
cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es si se hubiese rapado. Porque si la
mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el
cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe de cubrirse la cabeza, pues él es
imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.
Es apropiado que las iglesias guarden tales ordenanzas, para la causa del amor y de la
tranquilidad, por lo que no se ofende a otra persona, que todas las cosas en las iglesias deben de
ser hechas con orden y sin confusión, 1 de Corintios 14, 40. Pero hágase todo decentemente y
con orden. Filipenses 2, 14. Haced todo sin murmuraciones y contiendas; por lo tanto las
conciencias no deben de ser limitadas a pensar que estas cosas son necesarias para la salvación, o
que son juzgados para pecado cuando ellos rompen sin ofender a otros; como nadie diría que una
mujer peca la cual sale en público con su cabeza descubierta, proveyendo que ninguna ofensa es
dada.
De este tipo de ceremonia es la del Día del Señor, Pascua, Pentecostés, y como los días
santos y los rituales. Para aquellos que juzgan por medio de la autoridad de la iglesia la
ceremonia en el
Día del Señor, en vez del día Sábado, fue ordenado como una cosa necesaria, hacen un gran error.
Las Escrituras han abrogado por el día sábado, ya que enseñan que, desde el Evangelio se ha

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Confesión de Augsburgo 1530

revelado, que todas las ceremonias de Moisés pueden ser omitidas. Y aún porque es necesario de
señalar un cierto día, que la gente debe de saber cuando ellos deben de juntarse, aparentemente la
iglesia designó el Día del Señor para este propósito; y este día parece haber sido escogido
también por esta razón adicional, que los hombres pueden tener un ejemplo de la libertad
Cristiana, y que pueden saber que tanto guardar el día sábado o cualquier otro día es necesario.
Hay monstruosas disputas concernientes al cambio de la ley, que las ceremonias de la
nueva ley, el cambio del día sábado, de los cuales todos han saltado de la falsa creencia que se
debe de hacer en la Iglesia un servicio como a los Levitas, y que Cristo ha dado comisión a los
Apóstoles y obispos de idear nuevas ceremonias como necesarias para la salvación. Estos errores
se arrastraban dentro de la iglesia, cuando la rectitud de la fe no era enseñada lo suficientemente
clara. Algunas disputas que en el mantener el Día del Señor no es de verdad un derecho divino,
pero que en una manera sí. Ellos prescriben concernientes a los días Santos, que tan legal es el
trabajar. ¿Qué tantas son esas disputas que engañan a las conciencias? Aunque ellos tratan de
modificar las tradiciones, aún las mitigaciones pueden jamás ser percibidas por tanto la opinión
permanezca que ellas son necesarias, las cuales deben de permanecer donde la rectitud de la fe y
la libertad Cristiana no son conocidas.
Los Apóstoles mandaron en Hechos 15, 20.de abstenerse de la sangre. ¿Quién advierte
esto ahora? Y aún los que lo hacen no pecan; tampoco los Apóstoles querían limitar las
conciencias, con tales cautiverios; pero ellos prohibieron por un tiempo, evitar ofensas. Por lo
cual en este decreto nosotros debemos perpetuamente considerar cual es objeto del Evangelio.
Apenas ningún Canon puede guardar con exactitud, y día con día que muchos se puedan
irse entre los que se encuentran las personas más celosas en defender a las tradiciones. Tampoco
se puede mirar de cerca que se pague lo que se debe a conciencia, al menos que esta mitigación
sea observada, que nosotros sabemos que en los Cánones no lo considera esto que sea necesario,
y que ninguna maldad se hace en forma conciente, aún así de las tradiciones que salgan del
hábito.
Pero los obispos pueden retener la legalidad de la obediencia de la gente si ellos no
insistieran sobre la observancia de tales tradiciones que no pueden guardarse con una buena
conciencia. Ahora ellos ordenan la soltería. Ellos no admiten a nadie al menos que juren que ellos
enseñaran la pura doctrina del Evangelio. Las iglesias no cuestionan que los obispos deberían de
restaurar la concordia a expensas de su honor, la cual no obstante que, sería lo apropiado para que
los buenos pastores lo hagan. Ellos solamente cuestionan que dejarían las limitaciones injustas
que son nuevas y que han ido en contra de las costumbres de la Iglesia Católica. Pueda ser que en
principio ellas fueran buenas razones plausibles para alguna de las ordenanzas; y aún no se
encuentran adaptadas para tiempos posteriores. También es evidente que algunas fueron
adoptadas a través de conceptos erróneos. Por esto, sería conveniente la clemencia de los
Pontífices para mitigarlas ahora, porque tales modificaciones no sacuden la unidad de la Iglesia.
Muchas tradiciones humanas han sido cambiadas en el proceso del tiempo, como las Cánones
mismos muestran. Pero si es imposible de obtener una mitigación de tales observancias que no se
puedan guardar sin pecado, nosotros estamos limitados a seguir las reglas apostólicas, Hechos 5,
29 Respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que los
hombres.
Pedro en la 1 de Pedro 5, 3. prohíbe a los obispos ser señores, y gobernar sobre las
iglesias no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de
la grey. No es nuestro designio de quitar a la fuerza el gobierno de los obispos, pero esta cosa es
cuestionada, a saber que, ellos admiten que enseñan el Evangelio puro, y que ellos relajan
algunas observancias, las cuales no se pueden guardar sin pecado. Pero si ellos no dan

27
Confesión de Augsburgo 1530

concesiones, es para ellos el ver como darán cuentas a Dios por las muestras, por ser obstinados,
una causa del cisma (separación del cuerpo eclesiástico.)

La Confesión de Fe
La cual fue sometida a su Majestad Carlos V
En la Asamblea de Augsburgo en el año de 1530
por Philip Melanchton (1497-1560)

CONCLUSIÓN:

Estos Son los principales artículos los cuales están en aparente controversia. Aunque
nosotros tal vez hubiésemos hablado de más abusos, aún, para evitar que nos alarguemos
indebidamente, nosotros hemos puesto en delante los principales puntos, de los cuales el resto
puede ser luego juzgados. Ha habido grandes quejas concernientes a las indulgencias,
peregrinaciones y del abuso de las excomuniones. Las parroquias han sido vetadas en muchas
formas por los interventores en las indulgencias. Había infinitas contenciones entre los pastores y
los monjes concerniente al derecho parroquial, confesiones, entierros, sermones en ocasiones
extraordinarias, e innumerables otras cosas. Ejemplos de este tipo nosotros hemos pasado de
largo, por lo que los principales puntos de este problema, han sido puestos en forma breve hacia
delante, para que pueda ser en forma mejor entendida. No se ha dicho aquí cosa o aducido para
reprochar cualquier cosa. Solo aquellas cosas han sido recontadas de las que pesamos que era
necesario de hablar, en función de que debe de ser entendida que en la doctrina y en las
ceremonias no tenemos por parte de nosotros contra la Escritura o la Iglesia Católica. Por lo que
es de manifiesto, nosotros hemos tomado el cuidado más diligente de que no nuevas ni doctrinas
impías estén arrastrándose dentro de nuestras iglesias.
Los artículos antes mencionados, nosotros decidimos presentarlos de acuerdo con el
edicto Su Majestad Imperial, en orden de exhibir nuestra Confesión y dejar ver a los hombres un
resumen de la doctrina de nuestros maestros. Si hay alguna cosa que cualquiera pudiera desear en
esta Confesión, nosotros estamos listos, con la voluntad de Dios, de presentar amplia información
de acuerdo con las Escrituras.

Su Majestad Imperial
Sus leales:

John, Duque de Saxony, Elector.


George, Margrave de Bradenburgo.
Ernest, Duque de Luenenberg.
Philip, Metralla de Hesse.
John Frederick, Duque de Saxonia.
Francis, Duke de Luxemburgo.
Wolfgang, Príncipe de Anhalt.
Senado y Magistrado de Nuremberg.
Senado de Reutlingen.

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