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Mujer en comunidad primitiva

Cuando alguien piensa en el ser humano prehistórico se imagina un hombre alto y


corpulento. No obstante, sectores sociales tan importantes como las mujeres han
quedado relegados por la historia y por la visión actual de esa época.
Por supuesto, las mujeres son las grandes olvidadas de las sociedades prehistóricas.
Tenemos la visión de que el individuo-tipo de esa época es un adulto masculino, y
nos olvidamos del resto de miembros del grupo como: individuos infantiles, mujeres
e individuos de edad avanzada, al no considerar las actividades que realizaban o su
importancia social supone un déficit para las interpretaciones que hacemos de las
sociedades del pasado.

En todas las sociedades conocidas existe una división del trabajo por sexos. Esta
separación no implica que un grupo realice tareas menos importantes que el otro,
sino que es una estrategia social para obtener más éxito en la explotación de los
recursos. Algunas teorías apuntan a que en este reparto fue fundamental la
vinculación de las mujeres con las crías humanas, que requieren una atención
constante al menos durante los primeros años de vida.
En sociedades como las prehistóricas, la alimentación de los individuos infantiles
mediante la lactancia era un recurso fundamental y esto pudo vincularlas a las
actividades de mantenimiento y al espacio domestico pero sin que eso significara
necesariamente desigualdad o subordinación. El menosprecio hacia estos trabajos
es una construcción posterior de la sociedad patriarcal en la que vivimos.

Las mujeres han estado históricamente vinculadas a las llamadas actividades de


mantenimiento, relacionadas con la preparación del alimento, la preservación de
unas adecuadas condiciones de higiene y salud, del cuidado del resto de los
miembros del grupo y de la socialización de los individuos infantiles. El problema es
que se trata de actividades que siempre se han minusvalorado y englobado en el
depreciado concepto de doméstico. Tradicionalmente, se ha considerado que no
requieren ningún tipo de tecnología, experiencia o conocimientos para su
desarrollo. Criterios que están muy lejos de la realidad, ya que son actividades
fundamentales para cualquier sociedad, independientemente de cuál sea su modo
de subsistencia.
El registro prehistórico documenta que las mujeres en la comunidad primitiva se
dedicaban a la caza menor, a pescar, a cultivar el campo, a recolectar, a atender a los
niños y resaltando el importante rol que tuvieron para la creación y transmisión de
la cultura.

Por eso se debe poner en evidencia el papel activo que desempeñó la mujer en todos
los ámbitos de la vida y no sólo en el doméstico. La idea de que el hombre se dedicaba
a la caza mayor y la mujer a cuidar de la prole es tan falsa como la tendencia a asociar
el uso de una punta o de un anzuelo sólo al hombre y no a la mujer.

Por otro lado, debemos entender, que excepto la gestación y el parto, nada está
determinado biológicamente. Por ello, el desarrollo de las actividades de
mantenimiento no está vinculado en exclusividad a uno u otro sexo y, por tanto,
podemos buscar nuevas formas de construir la convivencia de mujeres y hombres
en igualdad.

Todas las especies tienen un objetivo común: su perpetuidad. Para conseguir este
propósito es necesario conseguir energía (alimentos) para el desarrollo de los
individuos que llegarán a tener descendencia. Los padres (ambos) tienen que
cooperar en la medida de sus posibilidades para conseguir esa energía extra que
debían gastar, motivado por el periodo de gestación (34-40 semanas), la lactancia
(mínimo de dos años) y el cuidado de los más pequeños. Aunque las madres
obtuvieran energía del medio mediante la recolección (frutos, huevos, etc.) o la
captura de ciertos animales, ya que en ausencia de la elevada tecnología médica de
la que disponemos en la actualidad, la mortalidad infantil de nuestros ancestros fue
siempre muy elevada, es obvio que los machos tuvieron un papel fundamental en la
aportación de la energía extra y en la protección del territorio. Ya que la
prolongación de la vida más allá de la vida reproductora tenía poco sentido y la
longevidad de las especies estaba condicionada por ese hecho. Nada que ver con la
situación actual de los países desarrollados.

Con estas premisas, las hembras de todas las especies de nuestra genealogía
tuvieron un papel fundamental en la continuidad de las sociedades prehistóricas.

Tomado de: El lugar de la mujer en la prehistoria

http://neanderthalis.blogspot.com/2007/06/el-lugar-de-la-mujer-en-la-
prehistoria.html

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