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TAREA FINAL DE

PROBLEMAS
SOCIALES DE LA
CIENCIA Y LA
TECNOLOGIA
TEMA: “EL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y LA
TECNOLOGIA DESDE LA PERSPECTIVA DEL CHE”.
AUTOR (A): Camila Victoria Conde Lorente.

INTRODUCCION
En la vida y obra del Che hay aspectos menos divulgados que otros, cuyo estudio
debe contribuir a una mejor comprensión de su multifacética personalidad. Uno de
ellos es precisamente él concerniente a su participación directa en la construcción
de la base técnico-material de la sociedad cubana entre 1959 y 1965. En su gestión
como ministro de Industrias, el Che desempeñó un importante papel en la
promoción y organización del desarrollo científico y tecnológico en Cuba, cuyos
efectos y resultados pueden apreciarse en la actualidad y cuyas concepciones
mantienen hoy una considerable vigencia.

DESARROLLO
El pensamiento del Che se caracteriza por la integralidad. Las concepciones
políticas, económicas, sociales de su pensamiento y las relacionadas con el
desarrollo científico- técnico están estrechamente interrelacionadas y se llevaron a
la práctica de manera consecuente. Su acción en este sentido derivaba del criterio,
resueltamente planteado en el socialismo y el hombre en Cuba, de que la formación
del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica era los dos pilares de la construcción
de la nueva sociedad.

En esta propia obra hizo notar que:

En ambos aspectos nos falta mucho por hacer, pero es menos excusable el atraso
en cuanto a la concepción de la técnica como base fundamental, ya que aquí no se
trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto
por los países más adelantados del mundo

En el Ministerio de Industrias los trabajos del desarrollo científico y tecnológico


abarcaban no sólo los aspectos de la investigación-desarrollo, sino las actividades
de transferencia de tecnología, los proyectos de ingeniería, la organización racional
del trabajo, la información científica y técnica, la normalización, la metrología y el
control de la calidad, la modernización de los procesos de dirección, la calificación
del personal a todos los niveles, y otras. Se trataba de que todas estas actividades
se interconectaran y vincularan estrechamente a los problemas actuales y
perspectivos de la producción.

Para una mejor comprensión del análisis de la concepción, la estrategia y las


medidas relativas al desarrollo científico y tecnológico tomadas en el Ministerio de
Industrias deben tenerse en cuenta un conjunto de factores del contexto de aquellos
años, entre los que se encuentran:

• El grado de dependencia tecnológica de las industrias más


importantes y complejas con respecto a Estados Unidos.

• El bloqueo imperialista, que cortó el suministro tradicional de


materias primas, equipamiento y piezas de repuesto desde los mismos inicios
del triunfo revolucionario.

• La falta de una base propia de materias primas y de una


capacidad nacional de producción de piezas de repuesto y equipamiento.

• La escasez de personal técnico, agravada por el abandono del


país de una parte mayoritaria de éste.

• El insuficiente nivel técnico y cultural de los trabajadores y de


quienes tuvieron que asumir la dirección de las fábricas.

• El volumen y heterogeneidad de las industrias agrupadas en el


organismo, que incluían una parte sustancial de centros manufactureros de
carácter artesanal.

• La inexperiencia general de todo el aparato de dirección central


del Ministerio y sus empresas en la conducción planificada de toda la
industria.

• La falta de planes formalizados de desarrollo económico y social


a mediano y largo plazo.

Mantener la producción en esas circunstancias era, de por sí, una tarea que
requería ingentes esfuerzos de dirección. Realizar esto y, al propio tiempo, elaborar
sobre la marcha una estrategia que permitiera tomar medidas tempranas para
asegurar el futuro —y, con mucha más razón, una estrategia elaborada en estas
condiciones—, confirma la visión y la voluntad científica y tecnológica de la
revolución cubana, y, en el caso particular del Ministerio de Industrias, del
Comandante Ernesto Che Guevara.
Los problemas de la industrialización del país trataron de abordarse de manera
abarcadora, de forma que las urgentes y extremadamente complejas tareas de la
producción fueran resueltas con la mayor agilidad posible, elaborándose al mismo
tiempo un criterio general de desarrollo perspectivo. Se trataba así de establecer un
modelo dinámico que permitiera, en primera instancia, restablecer la producción
seriamente afectada por los factores más arriba mencionados y perfeccionar al
mismo tiempo la industria existente, para pasar gradualmente a una etapa de
ampliación cualitativa y cuantitativa de la base industrial. Este, pudiera decirse, fue
el inicio del primer proceso de reconversión industrial realizado en Cuba con una
visión social y económica de profundo sentido nacional.

Para ello se tomaron acciones con el objetivo del mejoramiento de la situación en el


país. Fundamentalmente se centraron en organizar la producción, estableciendo
estructuras organizativas y mecanismos interactivos desde la fábrica, dominar los
procesos tecnológicos de los centros de producción más importantes y conocer sus
capacidades, potencialidades y puntos de estrangulamiento, resolver de manera
inmediata los problemas de los abastecimientos de nueva procedencia, impulsar las
tareas del desarrollo de materias primas nacionales, crear una industria de piezas
de repuesto, trabajar intensamente en las modificaciones tecnológicas, para
adecuar la producción al cambio de materias primas y mejorar las condiciones de
trabajo de muchas de ellas, planificar y ejecutar las inversiones de reposición y
ampliación de las fábricas existentes, incrementar la productividad del trabajo
introduciendo medidas elementales de racionalización, normalización y
mecanización del trabajo, acometer planes acelerados para elevar el nivel cultural,
técnico y político de los trabajadores, entre otras.

El desarrollo científico y tecnológico debía apoyar todas estas tareas y sentar,


simultáneamente, los cimientos del despliegue futuro. En su intervención en el
Segundo Seminario Económico de Solidaridad Afroasiática celebrado en Argel a
principios de 1965, el Che planteó con toda intensidad esta cuestión:
En el aspecto económico, necesitamos vencer el camino del desarrollo con la
técnica más avanzada posible. No podemos ponernos a seguir la larga escala
ascendente de la humanidad desde el feudalismo hasta la era atómica y automática,
porque sería un camino de ingentes sacrificios y parcialmente inútil. La técnica hay
que tomarla donde esté; hay que dar el gran salto técnico para ir disminuyendo la
diferencia que hoy existe entre los países más desarrollados y nosotros.

A pesar de lo extraordinariamente difícil que resultaba esbozar en Cuba una


estrategia de desarrollo industrial a principios de los años sesenta, se hacía
imperioso elaborar al menos algunos criterios básicos para una política
inversionista. Los principales criterios utilizados se orientaron a:
• La creación de nuevas fuentes de exportaciones,
tomando en cuenta el mercado internacional y las nuevas relaciones
con el campo socialista.

• La sustitución real de importaciones, utilizando cada vez


en mayor medida fuentes propias de materias primas.

• La especialización de determinadas ramas de


producción.

• El mejoramiento de la distribución nacional de las fuerzas


productivas, localizando las nuevas fábricas en la propia geografía de
los recursos naturales y humanos.

• La creación de relaciones intersectoriales más estrechas,


en primer lugar, entre la agricultura y la industria.

• El establecimiento de un mejor equilibrio en la producción


de medios básicos y de consumo.

• El logro de un mayor nivel tecnológico y una mayor


productividad, principalmente en las inversiones dirigidas a productos
de exportación, con el objetivo de resistir favorablemente la prueba de
la competencia mundial.

Estos criterios revisten, en las condiciones actuales de Cuba, una gran importancia,
lo que confirma la certera visión perspectiva del Che.

El bloqueo económico impuesto a Cuba, con la consecuente restricción del acceso a


fuentes de financiamiento en divisas libremente convertibles; la urgencia por
acelerar el desarrollo del país y la apertura de relaciones políticas, económicas y
comerciales con la Unión Soviética y demás países socialistas, con un amplio
ofrecimiento de tecnologías, incluyendo asistencia técnica y formación de recursos
humanos, bajo condiciones extremadamente favorables, fueron factores que
condicionaron y acotaron las fuentes posibles de suministro de tecnologías, no
dejando muchas opciones de selección en el proceso de industrializar el país. De
todas formas, puede afirmarse sin duda alguna que hubo una verdadera
autodeterminación tecnológica, pues las decisiones se tomaron independientemente
por las autoridades cubanas, aunque las variantes de selección para tomar dichas
decisiones fueron muy limitadas.
Las tecnologías procedentes del campo socialista presentaban serias dificultades:
atrasos de varios años con respecto a estándares internacionales, elevados
consumos energéticos, de materias primas y otros insumos; altos índices de peso
muerto, baja productividad, insuficiente confiabilidad, capacidades de producción
sobredimensionadas, excesiva verticalidad en su integración, poca flexibilidad para
efectuar cambios en los flujos productivos y agresividad ambiental, entre otras
limitaciones. Por otra parte, el bloqueo impuesto a Cuba desde 1960 por el gobierno
de los Estados Unidos de América y la ya señalada escasez de divisas libremente
convertibles no permitían otra opción.
Varios factores confluyeron para que los procesos de evaluación ex ante de las
tecnologías transferidas en aquellos primeros momentos y durante varios años
después no tomaran en consideración, durante varios años, las limitaciones y
problemas de las tecnologías del campo socialista. A este respecto habría que
señalar, en primer lugar, la falta de experiencia y de nivel profesional de muchos de
los involucrados en la selección, evaluación y negociación de tecnologías; por otra
parte, la fuga de cerebros hacia Estados Unidos dejó en el país, en la primera mitad
de la década de los sesenta, por citar sólo un ejemplo, poco más de 700 ingenieros,
de cerca de 2500 que había en 1959.

No obstante lo anterior, estos primeros pasos en cuanto al flujo de tecnologías


permitieron hacer surgir sectores de hecho nuevos como los de la metalmecánica, la
siderúrgica, la electrónica y, más recientemente, la biotecnología; ampliar de manera
significativa la capacidad energética para, más tarde, electrificar prácticamente todo
el país; abrir considerables fuentes de empleo; propiciar un desarrollo territorial más
armónico y dotar de una alta calificación a la fuerza laboral.

El desarrollo científico y tecnológico se convirtió en elemento esencial en la visión


perspectiva del Che, no sólo en sus aspectos más generales y conceptuales, sino
también en la determinación de líneas definidas y concretas. En un informe sobre
las actividades del Ministerio en el período comprendido entre 1961 y 1962, él
precisaba:

Nuestro punto de referencia debe ser penetrar rápidamente en el dominio de


aquellas ramas industriales que tienden a crecer aceleradamente y que darán
fisonomía al mundo industrial en la próxima generación. Es necesario prestar
atención preferente a lo que es nuevo en el terreno industrial, a lo que tiende a
desarrollarse más rápidamente, sin llegar a subestimar lo convencional. Estas
nuevas tendencias industriales están muy ligadas al dominio de la química, la
electrónica, la mecánica fina o de precisión, la técnica de fabricación de nuevos
metales, etcétera. Si nuestro sistema industrial se perfila desde un comienzo acorde
a las tendencias más progresistas y a las posibilidades objetivas, se estarán
asegurando para el futuro altas tasas de incremento de la productividad, y por ende,
del nivel de vida; habrá la posibilidad de actuar en el mercado internacional en un
plano verdaderamente favorable, de conseguir una situación cualitativamente
distinta a la presente.

A estos fines anteriores era necesario trazar una visión estratégica con un horizonte
temporal superior al anual. Por ello, el Che dio instrucciones precisas a la Dirección
General del Plan Perspectivo para establecer un proyecto de plan para 1965-1970,
continuar trabajando en cifras proyectadas más allá de estas fechas, así como en el
análisis de las grandes líneas de producción que debían priorizarse en el país.

Para abordar el desarrollo a largo plazo se requería comenzar un proceso de


precisión de las producciones fundamentales que debían desarrollarse
prioritariamente en Cuba, tratando de asegurar un equilibrio entre la producción de
medios básicos y de consumo. Se concebía además la necesidad de
especialización en diferentes ramas, tomando en consideración las posibilidades de
colaboración con los países de la comunidad socialista; la sustitución de
importaciones y la creación de nuevos fondos exportables por medio de las nuevas
inversiones y, al mismo tiempo, el aseguramiento de tecnologías de avanzada,
sobre todo de aquellas cuya inserción en el proceso cubano de industrialización
garantizara un desarrollo económico y social armónico y acelerado.

A fines de 1962, se creó el Viceministerio de Desarrollo Técnico, que agrupaba


distintos institutos de investigación y otros tipos de unidades afines que debían
proveer, en sus distintas áreas de actividad, la base adecuada para abordar las
líneas magistrales de desarrollo científico y tecnológico que iban perfilándose cada
vez con mayor claridad.

El Che dio orientaciones precisas que aún guardan actualidad relacionadas con las
tareas fundamentales de este viceministerio, entre ellas: impulsar la tecnificación del
país y la conexión de las distintas ramas de la ciencia y la tecnología con los
sectores productivos a fin de orientarlos; mantener una estrecha coordinación entre
la investigación y la producción; sentar las bases organizativas para que los centros
de investigación-desarrollo (I+D) del Ministerio alcanzaran un mayor nivel de
profundidad y de diversificación de sus estudios; dirigir y ejecutar los planes de
capacitación de todo el organismo, y desarrollar las tareas de normalización.

Fue acertado plantearse en ese momento lo relacionado con la electrónica. En el


desarrollo científico y tecnológico contemporáneo, las omisiones en la prospección y
en la toma correspondiente de medidas resultan costosas y a veces difíciles o
imposibles de recuperar en el tiempo. Transcurridos los tres primeros años del
triunfo de la revolución, el problema del desempleo estaba solucionado en lo
esencial; podía encararse con otra óptica la batalla por la productividad y la
utilización, sobre bases económicas y según las posibilidades, de tecnologías más
modernas, automatizadas.

Preparar cuadros, crear bases materiales, desarrollar cierta experiencia de trabajo y


de investigación en el campo de la electrónica, la cibernética, la instrumentación y la
computación requería tiempo, aunque sólo se considerara el nivel propio necesario
para una eficaz asimilación de la tecnología importada. El desarrollo internacional de
las técnicas de computación, la automatización e instrumentación industrial y las
telecomunicaciones ha confirmado completamente la justeza de esta temprana
concepción.

Trabajando en esta vertiente, en 1962 se creó en el Ministerio la Dirección de


Automatización y Electrónica, posteriormente Centro de Automatización Industrial,
que desempeñó un papel pionero en este campo al graduar en su Escuela de
Automatización los primeros técnicos de nivel medio y superior especializados en
control automático en nuestro país.

El Che fijó con claridad que las empresas productoras debían tener una
participación activa en el desarrollo tecnológico y que el desarrollo de tecnologías
autóctonas no era privilegio exclusivo de los institutos de investigación, si bien a
ellos correspondía abordar aquellas más complejas. Insistía en que “...para que la
empresa pueda tomar su característica de empresa productora, con todo lo que
significa (...) [tiene que ser] investigadora de las materias primas, (...) creadora de
nuevos procesos…”
CONCLUSIONES
La labor del Comandante Ernesto Che Guevara al frente del Ministerio de Industrias
tuvo una fuerte repercusión en el progreso científico-técnico de Cuba, pudiendo
constatarse en su obra todos los elementos básicos que lo promueven y hacen
realidad.

Como resultado de su incesante batallar en este frente, se sentaron las bases para
la asimilación de una intensa y creciente transferencia de tecnología y se inició esta,
principalmente desde los países socialistas, con vista al despliegue del proceso de
industrialización de Cuba, que se convirtió en la tarea central de los planes de
desarrollo y fomento de la economía nacional a partir del quinquenio 1976-1980. Al
propio tiempo, se estableció una parte importante de lo que hoy constituye la
capacidad nacional de generación de nuevos conocimientos científicos y
tecnológicos, de la red de unidades de ciencia y técnica, incluyendo las de las
propias empresas.
BIBLIOGRAFIA
Consejos de Dirección. Informe de la Empresa Consolidada de Productos
Farmacéuticos, 13 de julio de 1964. En El Che en la revolución cubana. Ernesto Che
Guevara.

El papel del Che en el desarrollo científico tecnológico en Cuba. Leon Felipe

Tareas industriales de la revolución. La revolución cubana. Ernesto Che Guevara.

Tareas industriales de la revolución. Escritos y discursos . Ernesto Che Guevara.

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