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Integración y reconciliación

Hace tres días, el 9 de septiembre, se cumplieron 290 años del natalicio de un personaje
que para muchas personas en nuestro país puede resultar poco conocido, pero cuya
producción escrita es fundamental en la construcción de los cimientos de la conciencia
nacional mexicana: Francisco Xavier Clavigero. Veracruzano de nacimiento, en 1748,
casi con diecisiete años cumplidos, Clavigero ingresó al noviciado de la Compañía de
Jesús en Tepotzotlán. Después de su formación, y ya como sacerdote, ejerció diversos
ministerios –confesor, predicador, escritor, tutor académico, profesor de filosofía,
prefecto de la congregación devocional de la Buena Muerte– en Ciudad de México,
Morelia y Guadalajara. Fue precisamente de esta ciudad que el 25 de junio de 1767 fue
arrestado, como se hizo con todos sus compañeros de la Orden en el virreinato, para ser
expulsado por determinación de la Corona española. Instalado en el exilio en la ciudad
de Bolonia fue cuando este jesuita redactó y publicó su obra más difundida: Historia
antigua de México. Publicada inicialmente en italiano en cuatro tomos (Storia antica
del Messico, Cesena, 1780–1781), esta obra presentó por vez primera un estudio
completo, conciso y sistematizado de la historia prehispánica centrada en el devenir del
pueblo mexica. El escrito inicia con una minuciosa descripción del territorio, sus
recursos y potencialidades, continúa con la narración de los orígenes, el esplendor y la
caída de los mexicas, y concluye con una refutación de las opiniones desfavorables que
sobre estas tierras difundían algunos autores de la Europa ilustrada. Pero hay que
resaltar que uno de los aspectos más valiosos del texto clavigeriano es, en síntesis, la
articulación de un mensaje de integración y reconciliación del pasado y del presente de
una sociedad, la mexicana, de rostros y orígenes muy variados. Sin duda, la rica
formación académica del padre Clavigero influyó en su visión de la historia y de la
sociedad de su tiempo, visión que, a su vez, él integró y reconcilió con su experiencia de
fe y su formación espiritual, la cual cultivó en la Compañía de Jesús, Orden religiosa
que, casualmente, también un 9 de septiembre, pero de 1572, llegó a tierras mexicanas.

Arturo Reynoso sj - ITESO

Y más allá de la gran erudición qu


Los pueblos indígenas adquieren gracias a esta obra un lugar en el panorama universal
de las culturas.

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