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Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional

Revista de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

ISSN 2011-5733
Volumen: 4 - Número: 2
Julio - diciembre de 2011

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA, SEDE BOGOTÁ


COLOMBIA
Criterios Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional
© Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Volumen 4 • Número 2 • Julio - diciembre de 2011
© Editorial Bonaventuriana
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, Colombia
Carrera 8 H n.° 172-20
Apartado aéreo 75010
PBX: 667 1090 - Fax: 677 3003
www.usbbog.edu.co - webmast@usbbog.edu.co
Rector: Fray José Wilson Téllez Casas, o. f. m.
Profesional editorial: Pablo Enrique Sánchez Ramírez
Jefe Unidad de Publicaciones: Luis Alfredo Téllez Casas
Diseño y diagramación: Ivan David Galindo Melo
Corrección de estilo: Susana Rodríguez H.
Los autores son responsables de la forma y fondo de esta obra
Prohibida la reproducción total o parcial de esta revista,
por cualquier medio, sin permiso escrito de la Editorial.
ISSN: 2011-5733
Tirada: 400 ejemplares
Depósito legal: Se da cumplimiento a lo estipulado en la Ley 44 de 1993, Decreto 460 de 1995
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA, SEDE BOGOTÁ
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDiCAS Y POLÍTICAS
Rector Universidad de San Buenaventura, Sede Bogotá.
Fray José Wilson Téllez, o.f.m.
Decano Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Hernando Uribe Vargas
CRITERIOS
Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
EDITORA
Adriana Marcela Londoño Cancelado
Politóloga. Universidad Nacional de Colombia
Magíster en Comunicación. Pontificia Universidad Javeriana
Magíster en Historia. Universidad Nacional de Colombia.
COMITÉ EDITORIAL
Carlos Germán La Rotta La Rotta
Especialista en Alta Dirección del Estado
Embajador de Carrera Diplomática y Consular de Colombia
Miguel Ángel Herrera Z.
Abogado – Universidad Libre de Colombia
Magíster en Ciencia Política de la unam – México
Doctorando en Ciencia Política – University of New York
Doctorando en Estudios Políticos – Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales – iepri, Universidad Nacional
Exrector de la Universidad Libre de Colombia
Docente tiempo completo Universidad Nacional de Colombia
Hernando Uribe Vargas
Abogado de la Universidad Externado de Colombia.
Especialista en Derecho Notarial y Registral de la Universidad de la
Externado de Colombia.
Magíster en Educación de la Universidad del Norte de Barranquilla.
Profesor de las universidades Católica, Santo Tomás y de América en Bogotá.
Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá.
Carlos Alberto Chaves
Politólogo – Universidad Nacional de Colombia
Magíster en Análisis Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos
Docente tiempo completo y director de Carrera de Ciencia Política de
la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá.
Jheison Torres Ávila
Magíster en Derecho de la Universidad Nacional de Colombia,
Doctor en Derecho Constitucional y Derechos Fundamentales de
la Universidad de Alicante en España.
Profesor de la Universidad Nacional de Colombia
Coordinador del Programa de Fortalecimiento de la Justicia en Colombia de la
Organización de las Naciones Unidas.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
5
COMITÉ CIENTÍFICO
Fray Héctor Eduardo Lugo García, o.f.m.
Doctor en Teología e Historia de las Religiones
Conferencia Episcopal de Colombia
Jesús Carrillo
Ingeniero Industrial –Universidad Distrital
Magíster en Estudios Políticos –Universidad Nacional Autónoma de México (unam)
Doctor en Estudios Políticos - Universidad Nacional Autónoma de México (unam)
Santiago Castro Gómez
Doctor con honores por la Johann Wolfgang Goethe-Universität de Frankfurt
Magíster en Filosofía por la Universidad de Tübingen (Alemania)
Licenciado en Filosofía por la Universidad Santo Tomás de Bogotá
Profesor de las facultades de Filosofía y Ciencias Sociales de la
Universidad Javeriana en Bogotá
Director del posgrado en Estudios Culturales
Profesor-investigador del Instituto de Estudios Sociales y Culturales pensar de la
Universidad Javeriana.
Juan Manuel Galán Pachón
Magíster en Relaciones Internacionales y Seguridad
Senador de la República de Colombia
Fray. Álvaro Cepeda van Houten, o.f.m.
Magíster en Estudios Políticos
Rector -Universidad de San Buenaventura, seccional Cali
COMITÉ ARBITROS
Jorge Carvajal
Abogado - Universidad Nacional de Colombia
Especialista en Sociología Jurídica de la Universidad Externado de Colombia
Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Nacional de Colombia
Doctor en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas de la Universidad Externado de Colombia
Profesor de la Universidad Santo Tomás.
Alejandro Ramelli Arteaga
Abogado- Universidad Externado de Colombia
Máster en Derechos humanos -Universidad de Paris X (Paris-Nanterre)
Magistrado Auxiliar de la Corte Constitucional
Doctor en Derecho de la Universidad de Salamanca
Jhon Jairo Marulanda
Profesor Pontificia Universidad Javeriana de Cali
Magíster en Derecho Procesal Penal - Universidad Externado de Colombia (en curso)
Especialista en Derecho Procesal Penal y Criminalística
Conjuez del Consejo Seccional de la Judicatura de
la Sala Jurisdiccional Disciplinaria
(Cali - Valle).
Juez Regional(Cali - Valle).
Andrea Alarcón
Profesora de las universidades Santo Tomas y de San Buenaventura
Magíster en Derecho Económico (en curso)
Especialista en Derecho Comercial y de los Negocios -Universidad Santo Tomás
Abogada- Universidad Santo Tomás

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6 Vol. 4. N.° 2. Julio-diciembre de 2011
Luis Carlos Valencia Sarria
Profesor Asistente Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.
Director de la Maestría en Estudios Políticos - Universidad Javeriana, Bogotá
Magíster en Ciencia Política -Universidad de los Andes, Bogotá
Especialista en Gestión Pública e Instituciones administrativas
Universidad de los Andes, Bogotá
Servio Alberto Caicedo
Psicólogo con estudios de posgrado en Planificación del Desarrollo Regional
Universidad de los Andes
Terminó estudios de Maestría en Filosofía en la Universidad Javeriana
Profesor universidades Javeriana Bogotá y de San Buenaventura, sede Bogotá
Marcela Valencia
Politologa - Universidad Nacional de Colombia
Especialista en Análisis de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Colombia
Maestría en Desarrollo Rural (en curso)
Hernando Uribe Vargas
Abogado de la Universidad Externado de Colombia.
Especialista en Derecho Notarial y Registral de la
Universidad Externado de Colombia.
Magíster en Educación de la Universidad del Norte de Barranquilla. Profesor de las
Universidades Católica, Santo Tomás y de América en Bogotá
Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá
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Las opiniones y artículos de los textos que resulten publicados en la Revista Criterios:
Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional son responsabilidad exclusiva de los
autores y no son representativas, necesariamente, de la filosofía de la Universidad de San
Buenaventura, sede Bogotá, ni responden, de una manera forzosa a la línea de la Revista o a
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sede Bogotá
7
TABLA DE CONTENIDO
Pág.
EDITORIAL...................................................................... 13
ACADEMIA
Limitaciones del consenso racionalmente motivado:
una crítica al individualismo liberal
Carlos Alberto Tobar Tovar........................................................ 21
La producción de la verdad en el espacio penal del campo
jurídico colombiano: un acercamiento a la Ley 600 de 2000
Manuel Fernando Moya.............................................................. 39
Democracia y representación en el marco de la Constitución
Política de 1991: una mirada retrospectiva a la discusión
Adriana Marcela Londoño C...................................................... 61
INVESTIGACIÓN
El Análisis de Coyuntura, un acercamiento metodológico
Julián Darío Bonilla Montenegro.............................................. 101
Dinámica reciente de la concentración de la propiedad y
uso de la tierra en Colombia. Algunas reflexiones a propósito
de la especialización productiva.
Carlos Alberto Suescún............................................................ 121
Reflexión crítica del fenómeno corporal en la
legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial
Vanina Moadie Ortega.............................................................. 151

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sede Bogotá
9
INVITADO ESPECIAL
Coyuntura global, crisis de la deuda y el cuarto de hora de
América Latina
Miguel Ángel Herrera Zgaib.................................................... 183
RESEÑAS
Violencia de género
Kewin Paúl Pardo Cortés.......................................................... 201
La creación de los Derechos Humanos
Karen Correa Ramírez.............................................................. 205
Derechos fundamentales y libertades públicas
Andrea Anaya Buelvas.............................................................. 209
POLÍTICA EDITORIAL................................................. 215

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10 Vol. 4. N.° 2. Julio-diciembre de 2011
TABLE OF CONTENTS
Pag.
EDITORIAL...................................................................... 13
ACADEMY
Rationally motivated consensus Limits:
a critics to liberal individualism
Carlos Alberto Tobar Tovar........................................................ 21
The production of truth in penal space of colombian legal camp:
an approach to ley 600 de 2000
Manuel Fernando Moya.............................................................. 39
Democracy and representation in the 1991 political constitution a
retrospective look to discussion
Adriana Marcela Londoño C...................................................... 61
RESEARCH
The Situational analysis: a methodological approach
Julián Darío Bonilla Montenegro.............................................. 101
The Actual dynamics in use and appropriation of land in
Colombia. Reflections about productive specialization.
Carlos Alberto Suescún............................................................ 121
Critical reflection about corporal phenomenon in Colombian
legislation and its approach jurisprudence
Vanina Moadie Ortega.............................................................. 151

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sede Bogotá
11
SPECIAL GUEST
Global political situation, debt crisis and opportunity of global
Latin America.
Miguel Ángel Herrera Zgaib.................................................... 183
REVIEWS
Gender violence
Kewin Paúl Pardo Cortés.......................................................... 201
Creation of human rights
Karen Correa Ramírez.............................................................. 205
Fundamental rights and public liberties
Andrea Anaya Buelvas.............................................................. 209
EDITORIAL POLICY..................................................... 215

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12 Vol. 4. N.° 2. Julio-diciembre de 2011
editorial
La Historia de nuestro país ha estado marcada por diversos acon-
tecimientos que han intentado frenar las olas de violencia a las que ha
sido sometido el pueblo colombiano en distintos periodos históricos.
Iniciamos el siglo xx con las funestas consecuencias de las guerras
civiles de finales del siglo xix, que cobraron miles de vidas y que cul-
minaron con una alianza entre las élites partidistas. A mediados del
siglo xx, a raíz del asesinato del líder popular Jorge Eliecer Gaitán en
1948, se desata una ola de intensa violencia entre los partidos políticos
tradicionales: el liberal y el conservador, que dejó miles de muertos
de un lado y de otro y que se acompañó con la creación de fuerzas de
exterminio privadas de cada uno de los partidos, como los chulavitas
y los pájaros que se encargaron de exterminar de manera sistemática
al enemigo, que en este caso, vendría siendo el miembro del partido
político opuesto. Este periodo, conocido como la época de “la Violen-
cia”, culminó formalmente con la firma de un Pacto entre las élites de
los partidos liberal y conservador, en el que se decide que los partidos
se alternarían el poder entre ellos, 1958-1974, inaugurando así el pe-
riodo conocido como el Frente Nacional.
El hermetismo del sistema político, las profundas inequidades
sociales, la debilidad del Estado y una paulatina concentración de la
tierra y la riqueza en pocas manos, son algunos factores que explican
el surgimiento de las guerrillas en la década del sesenta, y con ello,
la activación de un nuevo periodo de violencia y guerra que aún no
termina, y que por el contrario parece recrudecerse con el aumento
del desempleo, la falta de oportunidades, los niveles de pobreza e in-
equidad y ante todo, la emergencia de nuevos actores en este conflic-
to, que han intentado impartir justicia por sus propias manos, ante
la incapacidad del Estado para controlar todo el territorio nacional.
Editorial

La creación de las autodefensas, que se transformarían posterior-


mente en grupos paramilitares, trajo consigo un recrudecimiento de
la violencia que hasta el día de hoy, pareciera no terminarse.
Si a esta difícil situación le sumamos el fenómeno del narcotrá-
fico que desde la década del setenta ha ido permeando los actores de
la guerra, tenemos hoy en día, un conflicto cada vez más comple-
jo, que recicla dinámicas de violencia, que repotencia actores y que
permanentemente sorprende con acciones de los grupos armados
legales e ilegales en zonas rurales y urbanas.
Como si estuviéramos condenados a repetir la historia, las fuer-
zas políticas predominantes, quisieron frenar el baño de sangre al
que estaba sometida la sociedad colombiana, a través de la instaura-
ción de un nuevo pacto político, que permitiera el ingreso de nuevos
actores al sistema político, que hasta ese momento habían estado
excluidos. De igual forma, con este pacto se buscaba otorgar nuevos
derechos y garantías a los menos favorecidos y en general, se preten-
día diezmar las causas de la violencia por la vía legal. Es así, como se
promulga en 1991, una Nueva Carta Política, producto de un nuevo
Pacto Político, que promete dejar atrás las décadas de violencia e
injusticia por las que había transitado el país.
El balance que se hace después de 20 años de promulgada la
Carta Política, no es del todo favorable, puesto que el país sigue
sometido a los rigores de la violencia, las inequidades e injusticias
parecen haber aumentado y los derechos y garantías prometidos a
los más débiles, aun están por materializarse. Para algunos colum-
nistas como Juan Gabriel Gómez, la nueva carta Política incumplió
con la promesa de generar una sociedad más incluyente, mientras
para otros reconocidos juristas como Mauricio García, la Constitu-
ción representa un pacto de sociedad, que debe pensarse en el largo
plazo, por lo que es muy prematuro pedir resultados concretos de la
transformación social que esta Nueva carta pudo promover.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


16 Vol. 4. N.° 2 p. 13-17. Julio-diciembre de 2011
Editorial

Cualquiera sea el veredicto, lo importante es reconocer que sin


la efectiva participación de la Sociedad civil en la definición de su
propio destino, es muy difícil que cualquier pacto, ley u ordena-
miento jurídico pueda cumplirse.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
17
Academia
Limitaciones del consenso
racionalmente motivado:
una crítica al individualismo liberal*
Rationally motivated consensus limits:
a critics to liberal individualism
Carlos Andrés Tobar Tovar**

Fecha recibido: 22/08/2011


Fecha aceptado: 30/09/2011

Resumen

En este artículo se desarrolla un ejercicio argumentativo que


propone una tesis y tres momentos de argumentación. La tesis que
se desarrolla plantea que el consenso racionalmente motivado genera
limitaciones para las comunidades a las que se les dificulta asumir las
consignas liberales concernientes al entendimiento de los procedi-
mentalismos para el reconocimiento político en el escenario público.
Para demostrar dicha tesis, se proponen tres momentos argumenta-
tivos: 1) una reconstrucción de la relación sociedad-individuo desde

* Artículo de reflexión académica que propone un recorrido desde la filosofía normativa y cons-
tituye una crítica al individualismo liberal. En ese sentido, se concibe como un resultado de las
discusiones realizadas en el marco del proyecto de investigación titulado: La inclusión del otro
y la concepción habermasiana de la democracia en las sociedades multiculturales, desarrolla-
do por el Grupo de Investigación Filosofía y Cultura de la Pontificia Universidad Javeriana Cali.
** Psicólogo y comunicador de la Pontificia Universidad Javeriana, Cali; magíster en Filosofía de
la Universidad del Valle. Profesor del Departamento de Comunicación y Lenguaje de la Pon-
tificia Universidad Javeriana, Cali. Miembro de la línea de investigación Identidad y Multicul-
turalismo del Grupo Filosofía y Cultura adscrito a la Facultad de Humanidades de la Pontificia
Universidad Javeriana, Cali. Correo electrónico: catobar@javerianacali.edu.co.
Carlos Alberto Tobar Tovar

la perspectiva de Aristóteles en contraste con la perspectiva liberal


moderna. 2) Una exposición de cómo el consenso se convierte en
una categoría esencial para el entendimiento de la vida social al tiem-
po en que supone la única vía para la comprensión de la acción po-
lítica. Y, 3) una posición crítica sobre las inconsistencias que supone
el consenso racionalmente motivado en la configuración de un dis-
curso público de los asuntos comunes en la relación entre ciudadanía
y moralidad. Al final, se presenta como cierre de la discusión la idea
de que en las condiciones actuales las formas en que el Estado liberal
reconoce a los individuos y a los grupos deja por fuera el conflicto
moral que subyace a los conflictos sociales.

Palabras clave

Consenso, política, liberalismo, procedimentalismo jurídico,


individualismo, ciudadanía, sociedades liberales.

Abstract

This article develops an argumentative exercise that proposes a


thesis and three argumentative moments. The Thesis exposes that
rational motivated consensus generates limitations for communities
that face difficulties to assume liberal slogans concerning procedi-
mentalisms in order to be recognized in public scene.
In order to demonstrate this thesis it proposes three argumen-
tative moments: 1. A reconstruction of relationship between society-
individual from Aristotle perspective in contrast with modern libe-
ral perspective, 2. an exposition about how consensus becomes an
essential category for social life understanding at the same time that
it supposes a way to political action comprehension. And 3 a critical
position about how rational motivated consensus suppose inconsis-
tences in public discourse configuration of the common topics in
morality citizenship relation. Finally, it presents ideas about the way

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


22 Vol. 4. N.° 2 p. 21-38. Julio-diciembre de 2011
Limitaciones del consenso racionalmente motivado:...

nowadays liberal state forms recognizes individuals and groups in


the subjacent moral conflict to social conflicts

Keywords

Consensus, politics, liberalism, procedimentalism, individua-


lism, citizenship, liberal societies

Introducción

El texto presentado a continuación trata sobre una crítica al


individualismo por la vía del análisis de algunas consignas que ca-
racterizan a la sociedad liberal. En este sentido, se presenta una pos-
tura frente a cómo la transición histórico-política de la relación entre
individuo y sociedad da pistas para entender el papel del consenso
en la justificación racional de consignas liberales que constriñen las
posibilidades de deliberación pública en los estados democráticos li-
berales. Consignas liberales derivadas del individualismo, tales como
el procedimentalismo jurídico, exigen entender el valor que el libera-
lismo le da al individuo en la generación de una relación de ruptura
con los contextos sociales, en los cuales se configuran las posiciones
morales que dan lugar a la ciudadanía.
En aras de lo anterior, el siguiente artículo parte de la tesis de
que el consenso racionalmente motivado, como elemento configu-
rador del espacio público liberal, tiene limitaciones y que en muchos
casos la racionalidad, que supone dicho consenso, genera incompati-
bilidades para el caso de comunidades que no están plenamente occi-
dentalizadas o que no comprenden cómo tramitar sus demandas de
reconocimiento político por la vía de los procedimientos jurídicos.
Para elaborar esta tesis, se ofrece al lector tres momentos de argu-
mentación: el primero consiste en una reconstrucción de la relación
sociedad-individuo desde la perspectiva de Aristóteles en contraste
con la perspectiva liberal moderna. El segundo momento, presentará

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sede Bogotá
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Carlos Alberto Tobar Tovar

cómo el consenso se convierte en una categoría esencial para el en-


tendimiento de la vida social y cómo es capaz de constituirse como
eje axial y búsqueda definitiva de lo que en el liberalismo se entiende
como la política. Finalmente, se expondrá una posición crítica sobre
las inconsistencias que supone el consenso racionalmente motivado
a la hora de configurar un discurso público de los asuntos comunes
en la relación entre ciudadanía y moralidad.
Un modo de proceder acorde con la lógica de la argumentación
y con su ubicación en el ámbito filosófico normativo requiere de
un trabajo interpretativo1, centrado en una actividad de teorización.
En este ejercicio de interpretación se atenderán, especialmente, dos
de las obras de Habermas: 1) Teoría de la Acción Comunicativa:
Complementos y estudios previos y 2) Aclaraciones a la ética del
discurso. La posibilidad de poder evaluar y controvertir las inter-
pretación del filósofo, constituyen una condición para mostrar cuál
es el alcance ético-político de la concepción de consenso racional de
Habermas respecto a la participación de las comunidades en una so-
ciedad multicultural y construir una trama argumentativa que estará
determinada por la idea de que la concepción de consenso racional
en Habermas presupone una cultura política común compartida y
un ‘ethos’ político democrático, fundados en una Moral racional que
reivindica la construcción un espacio amplio para el acuerdo políti-
co y que promete una deliberación inclusiva que finalmente no se
cumple.

1 Se hace aquí referencia a la tarea interpretativa del sentido y uso de las expresiones culturales
y lingüísticas propias de una tradición histórico-cultural que determina sus prácticas sociales.
Se admite la idea de que los seres humanos viven cotidianamente una experiencia interpretati-
va a partir de las posibilidades y limitaciones ofrecidas por su tradición cultural. Esta idea su-
pone horizontes de mundo regulados por normas, costumbres, tradiciones, usos lingüísticos,
cosmovisiones y formas jerárquicas de poder, agenciados por los participantes a través de las
prácticas culturales cotidianas.

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24 Vol. 4. N.° 2 p. 21-38. Julio-diciembre de 2011
Limitaciones del consenso racionalmente motivado:...

Primer momento:
de un modelo aristotélico a un modelo liberal

La disyuntiva entre el individuo y la sociedad es un punto de


quiebre entre el modelo de sociedad aristotélico y la inserción ver-
tiginosa de la concepción atomista individualista propia de la teoría
contractual clásica, la teoría democrática y, claro está, el liberalismo
de la dignidad igualitaria. La ruptura se presenta con el modelo de
sociedad propuesto por Aristóteles en el sentido de que para él la ad-
quisición de todas aquellas características que posibilitan la existencia
de una condición humana se dan en interacción con los demás; de
esta forma, cuando un individuo pertenece a una sociedad garantiza
un lugar en la misma al tiempo que posibilita y limita su compor-
tamiento social (Bategón, 1990). El noble por el hecho de ser noble
tiene interiorizado todo un repertorio comportamental que lo hace
funcional frente al espacio en el que convive, de la misma manera
un esclavo, por más miserable que sea su existencia, sabe cuál es el
lugar que tiene y por ello se resigna a cumplir con la función que la
sociedad le ha dado, esta situación lo exonera de cualquier tipo de
decisión que deba tomar en relación con su porvenir puesto que él,
al igual que el noble, ya están determinados (Walzer, 1997).
La concepción de sociedad de Aristóteles es determinista; el
hecho de que cada quien sepa qué lugar es el que tiene en la sociedad
hace que el rango de decisiones se restrinja a las pocas posibilida-
des que puede tener el individuo para cumplir su labor. Un ejemplo
ofrecido por el filósofo Taylor (1994), acerca de la vida de la Grecia
clásica, nos describe cómo la mujer por el hecho de ser mujer debe
comprender que entre sus posibilidades de decisión no se encuentra
compartir con los hombres en el espacio público y, por tanto, debe
asumir que el lugar para ella está asignado al espacio privado de la
vida familiar.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
25
Carlos Alberto Tobar Tovar

Durante siglos, el esquema social aristotélico prevaleció paso a


paso con la modernización de las mentalidades y del seno de la des-
igualdad y la opresión nacieron las posturas libertarias propias de los
primeros movimientos liberales. Occidente transitó por un cambio
de consigna socioantropológica en donde se pasó del determinismo
social aristotélico al ideal de autodeterminación anclado en la pers-
pectiva del individuo. Tomar distancia de la concepción aristotélica
de la sociedad implicó entrar al ámbito de la propia elección; en otras
palabras, se trata de presenciar el nacimiento de las primeras postu-
ras a favor de la libertad individual alejándose dramáticamente de la
ganancia, en términos psicosociales, que implica el hacer parte de
una tradición y de una mentalidad que trasciende la historia2.
El liberalismo aparece como una transformación profunda so-
bre las implicaciones de la libertad en el ámbito público, nace con
la perspectiva de derechos y con ello un sesgo atomista que acom-
paña la propuesta. El atomismo, según Taylor (citado por Bategón,
1990) genera una postura a favor de la autosuficiencia, promueve
la existencia de un individuo escindido de la sociedad. El término
atomismo aparece con la tradición contractual donde los sujetos se
aglomeran en grupos políticos para dar preponderancia a sus obje-
tivos individuales. El punto central de la propuesta contractual es
la defensa de los derechos civiles a partir de la creencia de que exis-
ten derechos de índole natural, como la vida y la propiedad, que
deben ser objeto de protección adicional; desde esta tradición, se
construyeron los cimientos para la configuración de los derechos
individuales y la ponderación del individualismo como concepción
antropológica de hombre.

2 Es así como el liberalismo aparece a partir de esa demanda de autodeterminación y con el na-
cimiento de la tolerancia y el respeto como los aprendizajes que Occidente obtuvo después de
las guerras religiosas contra los musulmanes y la reforma de Lutero. Véase: Rawls, J. (1993).
Liberalismo político. México: Ed. Fondo de Cultura Económica.

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26 Vol. 4. N.° 2 p. 21-38. Julio-diciembre de 2011
Limitaciones del consenso racionalmente motivado:...

Para pensadores representantes del contractualismo como


Thomas Hobbes, John Locke y Jean Jacques Rousseau, la defensa
de los derechos civiles debe garantizar el lugar que cada quien ocupa
en la sociedad. El modelo atomista propio de estos postulados es la
base del derecho racional. Es decir, que la idea de que el individuo es
quien hace la sociedad y no que la sociedad es quien hace al individuo
da preponderancia al individuo por encima de todo tipo de coacción
a manos de terceros. Toda ideología –clásica o moderna– sobre
los derechos hace la distinción tajante sobre cuáles son los límites
que tiene la sociedad con el individuo. De esta forma, se prescribe
un control jurídico sobre el conjunto de libertades a las que tiene
derecho un individuo en situación de convivencia. La protección del
individuo con libertades y derechos es la forma en que el liberalismo
resuelve el problema del pluralismo al tiempo en que convierte la
participación ciudadana en un ejercicio de comunicación enmarcado
en un lenguaje jurídico procedimental.

El liberalismo:
El discurso ético de lo bueno y el discurso moral de lo justo

El cambio de consigna argumentado anteriormente nos permite


entrever que el liberalismo es la concepción ideológica cuya práctica
conduce a la construcción de una sociedad en la que todos y cada uno
de sus miembros tiene el derecho y la capacidad de un pleno desarrollo
de su personalidad, constituyendo el ejercicio mismo de la libertad en-
tendida como la ausencia de impedimentos externos para obrar (Berlín,
2000). El único límite a la acción individual lo constituye el derecho y
la capacidad que tienen los demás de desarrollar su propia personalidad;
éste es, según los teóricos del liberalismo, uno de los grandes logros
de la filosofía liberal al separar la moral colectiva, que son las normas
requeridas para una convivencia social, de la ética individual, que es el
ejercicio pleno de la libertad. En consecuencia, la justicia, como valor
institucional, es independiente de cualquier noción particular de la vida

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sede Bogotá
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Carlos Alberto Tobar Tovar

buena, de la virtud y de la subjetividad. Esto implica una necesidad de


carácter lógico: no se puede probar racionalmente que una creencia es
más válida que la otra y esto conlleva necesariamente a la imposibilidad
de juzgar por la prevalencia de determinados fines (Habermas, 2000).
Siguiendo a Rawls (1993) en su teoría del liberalismo político,
la ideología liberal hace hincapié en la prevalencia de lo justo por
encima de lo bueno. Cuando el liberalismo hace la promesa de ser
ciego a las diferencias se pone en el lugar de exigir que cada prác-
tica individual esté restringida al ámbito privado y desde ese lugar
dicha práctica puede ser respetada y tolerada. Por otra parte, cuando
prescribe la superioridad de lo justo sobre lo bueno, manifiesta la ne-
cesidad de encontrar una regulación moral que pueda llegar a regir
las concepciones de vida en comunidad que son las que garantizan
los espacios que tiene el individuo para obrar según su proyecto de
vida individual en coherencia con los fines de su libertad individual.
Según Habermas (2000), estas polaridades, que son derivadas
de la distinción entre lo bueno y lo justo, se presentan como situacio-
nes heredadas de dos vertientes filosóficas: la primera hace referencia
a la tradición aristotélica y toda la disertación sobre lo que es bueno
para el individuo. Esta concepción hace énfasis en la pregunta por
los fines propios y su ámbito está asociado a los espacios de natura-
leza individual en donde se pueden producir cambios relacionados
con el comportamiento en pro de la consecución de un proyecto de
vida. La segunda polaridad surge de la tradición kantiana que vela
por máximas universales para la regulación social a partir de la no-
ción de obligación moral y, en particular, sobre la noción de justicia
en términos generales. Este discurso tiene su acento en la pregunta
por lo justo y tiene relación con todos los contextos que involucran
la vida social y la participación política para la consecución de la
convivencia entre ciudadanos; este discurso delimita el espacio de la
comunicación y consolida la identidad ciudadana.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


28 Vol. 4. N.° 2 p. 21-38. Julio-diciembre de 2011
Limitaciones del consenso racionalmente motivado:...

De lo anterior, es posible derivar que la solución al problema de


la convivencia en el liberalismo se resuelve por la vía de la protección
de los fines individuales al tiempo en que se constituye un lenguaje
para la resolución de los problemas públicos desde la aplicación de
criterios generales de justicia. De aquí que la vía para resolver los
conflictos no pase por la deliberación sobre las convicciones morales
individuales, sino por la juridización de los conflictos como camino
para encontrar una solución pública a los asuntos comunes.
Esta forma de entender los conflictos termina por aislar comu-
nidades que no resuelven por esta vía sus asuntos controversiales
sino que privilegian el contenido moral del problema, antes que el
procedimiento para administrar justicia y decretar su resolución. La
materialización de esta idea se puede encontrar en los Fallos de las
altas Cortes colombianas en donde la tramitación de los conflictos
sociales se resuelven desde la elaboración de una sentencia que tiene
que dar cuenta de una concepción general de justicia que está más
allá de las finalidades o las concepciones de bien que privilegian el
horizonte comprehensivo de cada individuo3.

Segundo momento: el consenso como posibilidad

Estas polarizaciones, entre los fines individuales (lo bueno) y la


concepción general de justicia (lo justo), admiten una reconstrucción
de la perspectiva filosófica sobre las discusiones actuales en torno
al tema del pluralismo como característica esencial de las socieda-
des liberales. En ese sentido, lo que se interpretará a continuación,

3 La política de atención diferencial de ICBF para el tratamiento de las comunidades indígenas


fundamenta sus principios jurídico-legales en las sentencias T-02 de 1992, T- 496 de 1996,
T-349 de 1996, T-778-05, T-308 de 1993, C-530 de 1993. ICBF asume que los procesos de
juridización enmarcados en cada sentencia les permiten operar en el marco de la legalidad.
Véase: Documento ICBF n.º LM05.PE02: Marco general de orientaciones de política pública y
lineamientos técnicos de atención diferencial ICBF en materia de familia, infancia y adolescen-
tes para grupos étnicos. Bogotá, 2010.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
29
Carlos Alberto Tobar Tovar

tiene como propósito evaluar si el liberalismo es suficiente para la


promoción de la convivencia entre personas con identidades sociales
diversas. Se trata de realizar una descripción de las posibilidades y
las limitaciones que componen la consigna de la resolución política
a través del consenso racionalmente motivado amparado en la lógica
resolutiva de la juridización de los asuntos controversiales.
La idea de resolver las diferencias derivadas de la convivencia por
la vía del consenso está estrechamente relacionada con la noción de que
comunicación es poner en común. La concepción de la comunicación
está amarrada a los referentes políticos que parten de las relaciones vin-
culantes entre los diversos individuos, estas vinculaciones surgen desde
la necesidad de coexistencia y desde las implicaciones prácticas de un
discurso moral que es propio de todos los individuos que hacen parte de
un grupo social. De esta forma y teniendo en cuenta la complejidad del
término comunicación, se opta por analizar la tesis de que toda teoría
moral es en sí una teoría de la comunicación, no en el sentido de cómo
se produce, se articula o se posiciona en un objeto particular de la co-
municación de masas, sino desde la idea de que todo acto comunicativo
lleva consigo la presentación de una concepción de horizonte que busca
fusionarse con otros horizontes4. El término horizonte se emplea desde
la interpretación que el filosofo Taylor hace de Gadamer (1994). El ho-
rizonte es el contenido moral que cada individuo tiene por el hecho de
haber nacido en unas circunstancias sociohistóricas particulares. Es por
ello que la comunicación sería el escenario en donde las diversas concep-
ciones de mundo convergen; la acción comunicativa confiere normas
que promueven comportamientos y protegen el resultado del consenso
a través de la promoción de un sustento moral.

4 El término “horizonte” se emplea desde la interpretación que Charles Taylor hace de Gadamer.
El horizonte es el contenido moral que cada individuo tiene por el hecho de haber nacido en
unas circunstancias sociohistóricas particulares. El horizonte es la expresión misma de la
individualidad y posiciona a las personas desde un discurso propio.

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30 Vol. 4. N.° 2 p. 21-38. Julio-diciembre de 2011
Limitaciones del consenso racionalmente motivado:...

La modernidad le ha dado al consenso un lugar privilegiado, lo


ha ponderado como una finalidad racional que, dependiendo de su
grado, designa las prácticas de los hombres como justas o injustas;
es por ello que cuando las acciones de los hombres se tornan injustas
suele decirse que no fueron producto del consenso sino de la arbitra-
riedad, de allí que la ley castigue toda forma de arbitrariedad5. En con-
traposición a lo anterior, las posibilidades que brinda el consenso están
relacionadas con el establecimiento de acuerdos básicos para la socia-
bilidad. Es importante que los miembros de una sociedad reflexionen
colectivamente sobre los significados que otorgan a la justicia para que
de esa forma construyan acciones encaminadas a fortalecer la cohesión
social a partir del convenio de una moralidad compartida que a su vez
ayuda al afrontamiento de cualquier tipo de arbitrariedad.
Las posibilidades que brinda el consenso las podemos encontrar
en la Teoría de la Justicia de Rawls (1980), quien al revitalizar la filosofía
política abre un nuevo espectro para la valoración de la moralidad en el
ámbito de las sociedades complejas o multiculturales6. No obstante, a lo
que este artículo hará alusión es a la Teoría de la Acción Comunicativa
de Jürgen Habermas, puesto que para el autor la moralidad es el eje
fundamental de su intento por dotar a la comunicación de un carácter
procedimental y normativo en donde los participantes, pertenecientes a
una comunidad política, puedan establecer las condiciones hacia la co-
municación orientada al consenso como instrumento de la razón moral.

5 Aunque el fenómeno Nazi puede falsear este argumento, lo que se dice es que lo justo y lo
injusto aparecen como categorías que designan comportamientos aceptados en una sociedad;
incluso los nazis más exacerbados recurrían a una concepción de justicia para actuar; la justi-
cia siempre ha sido uno de los espacios de la razón, lo que sucede es que el devenir histórico
presenta cierta relatividad concerniente a los modos de percibir la moralidad. Lo que aquí se
resalta es el papel central que tiene el consenso como elemento legitimador de la razón. Si
dicha razón se cae por su propio peso será algo que la historia enunciará.
6 Las sociedades complejas son coexistencias de grupos humanos con legados culturales di-
ferentes a un credo político. Es decir, la diversidad, en su real expresión, y la búsqueda por
generar una convivencia.

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Carlos Alberto Tobar Tovar

Jürgen Habermas:
una aproximación a la Teoría de la Acción Comunicativa

La Teoría de la Acción Comunicativa se enmarca en la reflexión


por la convivencia entre los diversos individuos que hacen parte de
la sociedad y propone la concertación de un lenguaje ciudadano bajo
el cual se puedan tramitar las demandas ante el Estado. Esta apuesta
por lo justo tiene un carácter ampliamente racional, de hecho Haber-
mas es fuertemente criticado por otorgarle a la razón esa capacidad
de transformación cuando muchas veces se ha demostrado que los
conflictos no siempre se resuelven desde este camino. No obstante,
la Teoría de la Acción Comunicativa intenta tener incidencia en tres
planos diferentes del análisis en la comprensión de los fenómenos so-
ciales: 1) En el plano de la acción social. 2) La actitud que se asume
frente al objeto de conocimiento (comprensión vs explicación). 3) Y la
cuestión de entender la modernización como un proceso de racionali-
zación. Debido a esto, por Teoría de la Acción Comunicativa entiende
Habermas la acción social en que los planes de actuación de los distin-
tos agentes quedan coordinados a través de acciones de habla, en las
que los hablantes pretenden inteligibilidad para lo que dicen, verdad
para el contenido de su argumentación, rectitud para sus contenidos
discursivos con relación al contexto normativo que los regula y veraci-
dad para sus actos de habla como expresión de lo que piensan.
De esta forma, el discurso, entendido como el efectivo desem-
peño por medio de pretensiones de verdad y rectitud que el hablante
tiene que entablar en los contextos de actuación, no es más que una
continuación de la Acción Comunicativa en un plano reflexivo. El
discurso moral presentado por Habermas tiene como finalidad adop-
tar la alternativa del acuerdo racional, puesto que en éste, el acto co-
municativo gira alrededor del mejor argumento y supone, entre los
participantes, una disposición a cooperar en la búsqueda de soluciones
a conflictos o diferencias. Precisamente, porque “la finalidad del dis-

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Limitaciones del consenso racionalmente motivado:...

curso moral es llegar a un acuerdo racionalmente motivado sobre las


pretensiones problemáticas de rectitud (justicia); a un acuerdo que no
sea producto de coacciones externas o internas ejercidas sobre la dis-
cusión sino solamente del peso de la evidencia y de la argumentación”
(McCarthy, 1987). La condición que hace posible la articulación entre
argumentos ofrecidos y la acción esperada es una norma o principio
general de acción. Las normas cumplen con la función de viabilizar
la formulación de acuerdos y regulaciones que solidifican una cons-
trucción discursiva de la moralidad. Para Habermas el discurso moral
alcanza matices universales debido a su naturaleza comunicativa.
El principio de universalidad implica que “sólo se permiten
aquellas normas que puedan encontrar un reconocimiento general
en un ámbito de aplicación. El principio sirve para excluir, como
no susceptible de consenso, todas aquellas normas cuyo contenido
y ámbito de validez sean particulares” (Habermas, 2001). En con-
secuencia, el principio de universalidad es una norma que garantiza
el consenso argumentativo entre todos los actores sociales. Dicha
situación lleva a considerar que todo acto comunicativo tiene como
finalidad el consenso intersubjetivo, entendiendo la intersubjetividad
como una situación en donde la existencia propia está determinada
por la participación en los contextos referenciales en donde se forma
la identidad; y como resultado de esa determinación, la vida social
estaría establecida por la inscripción a un discurso moral que estable-
ce lo que socialmente está sujeto al consenso.
Para Habermas la personificación del individuo racional capaz
de concertar llega a su punto culminante en la figura del ciudadano,
éste será el foco central de la crítica a su posición, porque es este per-
sonaje quien presentará las incongruencias propias del liberalismo
y lo que muchos autores plantean como una esquizofrenia entre las
concepciones los fines de la vida individual (lo bueno) y los criterios
universales de justicia (lo justo).

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Carlos Alberto Tobar Tovar

Tercer momento: limitaciones del Consenso

El discurso del consenso comunicativo:


la identidad ciudadana

En un sentido liberal, la ciudadanía consiste en la valoración


de la igualdad, la libertad y la justicia como valores esenciales de
la unidad social. El ciudadano liberal pondera dichos valores como
una vía para configurar una racionalidad pública. En consecuencia,
podemos entender el derecho como una bisagra comunicativa entre
el Estado y los grupos que demandan reconocimiento.
Para el caso de los grupos que no están inmersos en la lógica del
liberalismo, ser ciudadano no implica la ponderación de una lógica
racional comunicativa en detrimento de un discurso moral que ci-
menta la identidad. Por el contrario, la ciudadanía supone un espacio
de integración en donde el conflicto moral se asume como el motor
de la deliberación que al generar esencialismos termina por activar la
dinámica política. Si bien la identidad ciudadana se fundamenta en
la valoración de la libertad, la igualdad y la justicia como elementos
sustanciales de la convivencia, también dicha identidad corresponde
a la posibilidad de transformar situaciones sociales que legitiman
formas de desigualdad. En este sentido, se hace alusión a la idea de
que el consenso racionalmente motivado termina por no tener un
lugar significativo en la solución completa de los problemas sociales;
es sólo una solución procedimental frente a cuestiones formales pero
dicha solución no significa que el orden simbólico que está presente
en toda forma de opresión culmine con el reconocimiento jurídico.
En síntesis, la moral universal encuentra sus límites en el mo-
mento en el que el procedimiento jurídico no logra deslegitimar los
discursos sociales que justifican la indignación moral frente a los po-
deres hegemónicos. El carácter racional y abstracto de las presuposi-
ciones que hace el ciudadano invalida en muchos casos los discursos

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34 Vol. 4. N.° 2 p. 21-38. Julio-diciembre de 2011
Limitaciones del consenso racionalmente motivado:...

identitarios que configuran la fines del individuo. El consenso ra-


cionalmente motivado implica renunciar a los contextos valorativos
que forjan la identidad de los individuos y, en ese sentido, invalida
el conflicto moral como eje dinamizador de la deliberación política.
Este es el caso de los grupos subordinados puesto que sus con-
cepciones de vida no corresponden al modelo que exige el liberalis-
mo para la comprensión de sus demandas. Esta identidad ciudada-
na exige dos cuestiones: 1) Que el discurso de los fines (lo bueno)
se adjudique al ámbito privado, entendiendo éste como el espacio
íntimo en donde todas aquellas manifestaciones tienen un sentido
identitario; y 2) que los criterios universales de justicia se presenten
a tal nivel que sea el único modo de interlocución válido para exigir
defensas sobre los ámbitos íntimos que competen a las concepciones
de vida buena. Según Walzer (1997), esto implica que los indivi-
duos socializados en una cultura liberal deban tornarse esquizofré-
nicos, en el sentido de llevar dentro de sí dos identidades que juegan
en distintos momentos de la cotidianidad y que son fundamentales
para la adopción de los usos y formas en las que se participa en los
contextos políticos de la sociedad liberal.
La identidad ciudadana es el mecanismo por el cual, a través
del derecho, se han forjado claves universales de comunicación para
hacer viable la defensa de la identidad y los contextos referenciales
de toda forma de arbitrariedad. Cuando se dice que el Estado vela
por sus ciudadanos, se está diciendo que esa es la identidad que hace
que los individuos sean interlocutores válidos para exigir reconoci-
miento frente a las instituciones del Estado. La esquizofrenia liberal
radica en que la división entre el discurso de los fines y el discurso
de los criterios universales de justicia hace que los individuos deban
desdoblarse y que la identidad, que cada quien construye, deba com-
petir ante la necesidad de comunicación en diferentes momentos de
la vida pública.

Universidad de San Buenaventura,


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Carlos Alberto Tobar Tovar

El problema fundamental que esto trae, es que existen grupos


para quienes esta división implicaría dejar de ser lo que son; por
ejemplo el caso de los musulmanes, de las negritudes, los grupos no
heterosexuales y demás individuos que no pueden ser una cosa en el
ámbito privado y otra en el ámbito público, porque simplemente la
complejidad de sus identidades va más allá de eso. El discurso ciu-
dadano, en su uso práctico, se ha forjado desde unos referentes an-
tropológicos que no tienen en cuenta a estos sujetos sociales quienes
podrían padecer la arbitrariedad que presumiblemente se combate
por parte del Estado. Es aquí en donde el consenso presenta sus limi-
taciones, puesto que en la consolidación de una identidad ciudadana,
el consenso se vuelve una acción fundamental en los procesos que
concilian las diversas subjetividades. Es por ello que el consenso se
transforma en una estrategia procedimental en la cual se toma par-
tido por unas reglas y normas que en muchos casos, tal como se ha
presentado, no dan cuenta de los problemas estructurales.
El consenso como meta es una salida reduccionista de los fenó-
menos sociales, cuya explicación radica en situaciones generalizadas
de vulneración de la identidad. Dicha expresión del consenso, supone
una nueva cara de la enajenación, en el sentido en que, al postularse
como ideal comunicativo, genera todo un sistema de concepciones
que ponen en tela de juicio el carácter valorativo de los individuos
que los rechazan. En la actualidad muchas de las campañas acerca de
la importancia de la cultura ciudadana, versan sobre los ideales del
consenso; con lo que es posible corroborar que esa perspectiva redu-
ce el carácter crítico respecto de muchos problemas que, derivados
de la desigualdad social, aquejan a las ciudades colombianas en don-
de fenómenos como la pobreza traen consigo todo una nueva lectura
de la opresión y la deslegitimación del Estado. Para profundizar este
punto, se sugiere el ejemplo del reconocimiento a las comunidades
indígenas en Colombia, éstas son objeto de leyes y regulaciones que
dan cuenta del procedimentalismo jurídico por el que tienen que

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Limitaciones del consenso racionalmente motivado:...

pasar los grupos diferentes para poder tener un lugar en el Esta-


do democrático de derecho, sin embargo, los avances en materia de
inclusión para la superación de desigualdades sociales legitimadas
históricamente siguen siendo sustanciales y las posibilidades de in-
clusión aún remotas. Se considera que un ejercicio de validación de
los grupos debe pasar necesariamente por la recomposición de los
criterios universales de justicia y por la valoración de los conflictos
morales que son los que definen el carácter estructural de los con-
flictos sociales.
En síntesis, consensuar, desde la óptica liberal, implica hacerse
el sordo con la voz ética que demanda una reflexión profunda en
torno a los fines de la vida; tales reflexiones, como se ha presentado,
han pasado a un segundo plano porque la valoración de la moralidad
y la ponderación de la justicia sobre lo bueno, son el eje principal
de los mecanismos mediante los que el Estado se comunica con el
individuo. El ejercicio presentado puede servirnos como una manera
de reeditar las críticas sobre el individualismo liberal y a su vez brin-
darnos una perspectiva para incluir dentro del consenso, el problema
del conflicto moral y ofrecer una vía diferente para la valoración de
los horizontes morales que caracterizan la vida comunitaria. Si bien
la perspectiva individualista liberal abre la puerta para el nacimiento
de los derechos, es preciso avanzar en un sistema jurídico que posibi-
lite la inclusión de las perspectivas morales sin que éstas se perciban
como un problema para la construcción de la solución pública de
los asuntos comunes. Por consiguiente, se considera que en las con-
diciones actuales el reconocimiento que el liberalismo hace de los
individuos y los grupos está incompleto y que no logra resolver los
problemas estructurales de los conflictos sociales. En consecuencia,
la construcción de leyes para la protección de las libertades indi-
viduales no necesariamente tiene que generar condiciones para la
tramitación de los conflictos sociales. Para el caso colombiano se po-
dría decir que las posibilidades de transformación social no radican

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sede Bogotá
37
Carlos Alberto Tobar Tovar

en la realización de reformas a la Constitución o a la construcción


de nuevas leyes, sino más bien en la comprensión de los conflictos
morales que se han legitimado históricamente y que hoy hacen parte
de justificaciones políticas para el entendimiento de la diferencia; se
considera que por esta vía es posible dotar al consenso de un carácter
más incluyente y menos procedimental.

Referencias bibliográficas
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adolescentes para grupos étnicos. Bogotá: Recuperado de: www.icbf.gov.co/icbf/direc-
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co: Fondo de Cultura Económica.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


38 Vol. 4. N.° 2 p. 21-38. Julio-diciembre de 2011
LA PRODUCCIÓN DE LA VERDAD
EN EL ESPACIO PENAL
DEL CAMPO JURÍDICO COLOMBIANO:
un acercamiento a la Ley 600 de 2000*
The production of truth in penal space
of Colombian legal camp:
an approach to ley 600 de 2000
Manuel Fernando Moya**

Fecha recibido: 13/07/2011


Fecha aceptado: 10/10/2011

Resumen

En el espacio penal se opera uno de los procesos sociales más


complejos de transformación. En los mismos se procura un método
de generación de la sentencia, sobre la base de un esquema con-
creto de consolidación de la verdad judicial. Tales métodos com-
portan una cierta identidad a los esquemas de procesamiento. En

* Artículo de revisión que analiza la producción de la verdad en el campo jurídico colombiano,


haciendo especial énfasis en la Ley 600 de 2000, que es el antecedente de la Ley 906 de 2004.
Este artículo hace parte de los resultados de una Investigación financiada por la Universidad
Católica de Colombia.
** Abogado de la Universidad Externado de Colombia, Especialista en Derecho de las Comuni-
caciones de la Pontificia Universidad Javeriana, Doctor en Sociología Jurídica e Instituciones
Políticas de la Universidad Externado de Colombia, profesor de las Universidades La Gran
Colombia, Santo Tomás, Jorge Tadeo Lozano y de San Buenaventura, ha laborado en la Defen-
soría del Pueblo y la Fiscalía General de la Nación. Correo electrónico: manuelfernandomoya-
vargas@gmail.com
Manuel Fernando Moya

Colombia se operó un cambio en este sentido a consecuencia de la


implementación del llamado ‘sistema acusatorio’, el cual contempla
un modelo acentuadamente distinto al que se ha practicado durante
los dos siglos precedentes en el país. Oscilante entre los modelos de
producción de la verdad judicial basada en las verdades absolutas y la
indagación, el país penduló hacia una estructura procesal en la que
se acentúa profundamente el concepto de la verdad como hipótesis
no descubierta sino producida, si bien manteniendo un referente con
el objeto del proceso. Sin embargo, el país no parece haber inte-
riorizado aún la modificación, entre otros aspectos, por la falta de
conciencia sobre las implicaciones de la reforma.

Palabras clave

Acusatorio, conocimiento privado, indagación, inquisitivo, Ley


600 de 2000, Ley 906 de 2004, penal, proceso, prueba, verdad.

Abstract

In the space criminal operates one of the more complex social


processes of transformation. In the same seeks a method of genera-
ting the sentence on the basis of a particular scheme of consolida-
tion of judicial truth. Such methods involve a certain identity to the
processing schemes. In Colombia, operated a change in this regard
as a result of implementing the so-called ‘adversarial system’, which
includes a pattern markedly different from what has been practiced
for the last two centuries in the country. Oscillating between the
production models of judicial truth based on absolute truths and
inquiry, the country shuttle for a procedural structure that accen-
tuates the depth the concept of truth as discovered but not produ-
ced hypothesis, while maintaining a reference to the object of the
process. But the country still does not seem to have internalized the

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40 Vol. 4. N.° 2 p. 39-60. Julio-diciembre de 2011
La producción de la verdad en el espacio penal del campo juridico colombiano:...

amendment, among other things, lack of awareness of the implica-


tions of reform.

Keywords

Adversarial, private knowledge, inquiry, inquisitive, Act 600 of


2000, Act 906 of 2004 criminal process, evidence, truth

I. Introducción

A partir del primero de enero del año 2005 empezó a ope-


rar en Colombia la implementación de lo que se ha denominado
sistema acusatorio. Tal modificación, que tuvo su primera expresión
normativa en el Acto Legislativo 03 de 2002, apareció como alter-
nativa frente a las disfunciones que expresaba el precedente Código
de Procedimiento Penal (Ley 600 de 2000), tributaria del Decreto
2700 de 1991, y en general de los códigos procesales de tendencia
evidentemente napoleónica, que regularon el procesamiento penal
durante la los siglos xix y xx.
La modificación importaba un cambio significativo de más
de dos siglos de producción normativa, jurisprudencial, doctrinaria
y, ante todo, de prácticas judiciales consolidadas, que al interiorizar-
se por repetitividad procuraron una cierta forma de pensar, vivir,
sentir y proyectar el proceso penal.
Ciertamente es la reforma más trascendental que afectaba en
Colombia el sistema penal. Y a partir de ella se suscitó toda suerte de
expectativas. En efecto, las prácticas del proceso penal napoleónico
resultaban indudablemente disfuncionales. Por un lado, los procesos
resultaban elevadamente costosos. Por otra parte, dramáticamente
demorados. Y lo que es más lamentable, con la posibilidad legal de
error judicial acentuada, en cuanto la estructura del proceso permi-
tiría, por ejemplo, que una persona procesada viviera en detención

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Manuel Fernando Moya

efectiva el tiempo de la pena, y que sin embargo resultara absuelto.


La elongación inusitada del proceso producía otro tipo de absurdos
legales, como por ejemplo, que tras la audiencia de juicio oral, los
jueces tardaran más de un año en producir la sentencia, o que en
apelación, los expedientes mantuvieran más de un año a la espera de
una decisión.
Todas estas expresiones de disfunción apenas pueden expre-
sarse sobre la base de la experiencia personal de abogados que en
condición de jueces, fiscales, litigantes privados, defensores públi-
cos, o agentes del ministerio público, vivenciaron, pues jamás se des-
ataron las investigaciones pertinentes a fin de establecer la causa o
causas de tales disfunciones. Lo cierto es que se cambió el esquema
procesal en busca de unos resultados concretos, sin saber qué fue lo
que provocó la creciente vorágine de iniquidades y malos entendidos
resueltos al fin y al cabo, en contra de la justicia deseada mediante el
proceso penal.
Pero esta no fue apenas una modificación legislativa que al-
teraba el ritmo procesal. Por el contrario, de repente el país se encon-
tró asistiendo a una forma de procesamiento penal que no conocía
más que en sus generalidades, sin advertir que ella implicó repensar
el proceso de una forma tan distinta que si quiera imaginaba las
implicaciones que contenía y que debía asumir en la inmediatez. La
evidencia surgida de lo que ha corrido desde que se empezó la imple-
mentación a la fecha, demuestra que aún no concluye el proceso de
interiorización, y que las resistencias son ciertamente preocupantes
en todos los niveles y respecto de todos los intervinientes, al extremo
que en aspectos cruciales se han retornado las prácticas antiguas,
que es lo que se propuso superar, como por ejemplo, las pruebas de
oficio.
Uno de los aspectos más críticos en su reconversión, está cons-
tituido por el nuevo régimen de producción de la verdad judicial.

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42 Vol. 4. N.° 2 p. 39-60. Julio-diciembre de 2011
La producción de la verdad en el espacio penal del campo juridico colombiano:...

Profundamente distinta, cuando no contraria, a lo que el país estaba


acostumbrado, el nuevo régimen atiende a criterios completamente
diferentes, tan diferentes como son la constitución de la verdad den-
tro del pensar kantiano y el pensar hegeliano.
En efecto, la única versión de la verdad judicial no es la llamada
verdad real, típicamente kantiana y profundamente aristotélica, es
una versión a la que nos acostumbró el régimen napoleónico prac-
ticado no por tanto tiempo, sino por todo el tiempo de vida repu-
blicana, hasta entonces suscitada en las prácticas judiciales del país.
Al otro extremo se ofrece un modelo en que la verdad es aque-
lla que se constituye en el proceso, conforme al juego judicial. Este
modelo es el que fundamenta la producción de la verdad en el nuevo
esquema de procesamiento penal, y que el país no ha logrado com-
prender.
En desarrollo de este proceso investigativo, justamente se abor-
da este tema como objeto de investigación, con todas las dificultades
implicadas, dando inicio a su desarrollo, primeramente auscultando
las particularidades de los dos esquemas mencionados, y enseguida
abordándolo ya con método aplicado al código que vendría a ser
sustituido por la Ley 906 de 2004.

II. Fundamentos para un análisis contextual

Como una de las categorías jurídicas más enrarecidas de cual-


quier sistema normativo, puede señalarse el propósito de erigir la
verdad como fundamento de las decisiones judiciales (Carnelutti,
1959, 1971) y, es por ello, que entre las normas más difíciles de
comprender dentro del cuerpo axiológico de la Ley 906 de 2004, se
encuentra precisamente el artículo quinto, considerado dentro de los
principios rectores del estatuto. La dificultad no proviene definitiva-
mente de la literalidad del texto, es decir, sintácticamente no registra

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sede Bogotá
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Manuel Fernando Moya

exigencias mayores de hermenéutica; empero, la determinación de


sus límites extensionales se ofrece sumamente difícil de identificar
conforme se dará cuenta en el curso de la investigación.
Conforme a la disposición, el rol óntico del juez se explica por
el establecimiento objetivo de la verdad y la justicia, Imparcialidad.
En ejercicio de las funciones de control de garantías, preclusión y juzga-
miento, los jueces se orientarán por el imperativo de establecer con objeti-
vidad la verdad y la justicia.
No resultaría demasiado juicioso entrar a puntualizar lo que
debe entenderse por “verdad”, cuando de ello se ha ocupado buena
parte de la filosofía del derecho, por cierto, sin haber alcanzado el
estado de tranquilidad que auguraron los griegos al camino demar-
cado por este tipo de búsquedas.
Es decir, no nos proponemos en este lugar procurar e identi-
ficarnos con una definición categorialmente satisfactoria de lo que
por tal debe entenderse. A la manera de Edmundo Husserl (1996),
partimos del supuesto de su existencia, empero sus contenidos, los
diversificamos a partir de lo que hemos denominado, procesos de
producción de la verdad judicial. Podríamos aún puntualizar más la
idea sobre la base de la diferencia que establece la ciencia según se la
defina a partir de su objeto, o del método de abordar su objeto. Sien-
do en sí polémico el estatuto científico del derecho, y dentro de él,
el del control penal, o derecho penal, aun cuando en algún instante
convergeremos en tal sentido, por ahora no nos inquieta procurar
definiciones, cuando apostamos a las sugerencias que provengan de
las resultas del proceso de investigación.
Lo cual no impide, desde luego, hurgar en las metodologías de
configuración de la verdad judicial e identificar su relación, inescin-
dible por cierto, con el manejo de la prueba.

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La producción de la verdad en el espacio penal del campo juridico colombiano:...

Efectivamente, las investigaciones de Foucault (2003) permi-


tieron identificar dos paradigmas fundamentales de configuración
de la verdad judicial. Uno, sin un método objetivo de demostración
y, que hoy seguramente designaríamos como “arbitrario”. El otro,
por ser mucho más próximo a nuestro modelo seguramente reco-
noceríamos como “racional”, en la medida que procura construir la
decisión judicial a partir de un método preestablecido de demostra-
ción objetiva.
Con respecto al primero, se halló que existía un sistema carac-
terizado porque la decisión judicial se operaba a partir de las verdades
impuestas a la sociedad en calidad de absolutas; lo cual facilitaba el
ejercicio de la imposición del conocimiento privado del juez, adqui-
riendo prácticamente fuerza de ley a través de la sentencia. Y cuando
se informa la idea de conocimiento privado, no debe entenderse como
lo hacemos hoy, es decir, como acceso del juez por experiencia propia
al suceso que se propone juzgar, así por ejemplo, cuando atestigua
la conducta que le corresponde someter a su juicio. Se trata más bien
de la cosmogonía que maneja al juez en particular, frente a la cual
contrasta el hecho que debe considerar. En este esquema no busca
el juez una huella de lo sucedido para confrontarlo a la ley, sino que
toma la versión que de los hechos dispone, y la somete al escrutinio
de sus convicciones valorando lo que está bien y lo que está mal.
Por consiguiente, los fundamentos de las decisiones surgidas
por esta vía, no tenían que constituirse a partir de experiencias com-
probables de los hechos juzgados, sino que surgían como presupues-
tos de lo que las instancias de poder querían que fuera la “verdad”
y que, respecto del proceso, venían impuestos previa o intempesti-
vamente, sin probabilidad de ser sometidos a cuestionamiento ni
mucho menos, a comprobación.
Cuanto hace el juez de este modelo es confrontar el dicho del
procesado frente al postulado axiológico o a su creencia personal

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Manuel Fernando Moya

y, mediante una “puesta a prueba” que no atiende presupuestos de


comprobabilidad, si se quiere, por ello mismo arbitrarios; determina
la inocencia o la culpabilidad del justiciable. Así por ejemplo, se sabe
que durante los procesos seguidos por la inquisición, la determina-
ción de la veracidad de lo afirmado o infirmado por el procesado se
establecía mediante puestas a prueba que desafiaban toda racionali-
dad contemporánea, confiadas a fuerzas suprahumanas y no a una
tentativa de reconstrucción de los hechos.
Se sabe, por ejemplo, que algunas de esas pruebas consistían en
confrontar al procesado con animales aplicados al culto, a los cuales
se les privaba de comer durante unos días anteriores al juicio, y en el
momento de la confrontación con el procesado, se le ofrecía comida,
de suerte que si la tomaba era prueba de responsabilidad, y de lo
contrario, de inocencia.
El otro procedimiento de constitución de la verdad judicial
identificado por Foucault, completamente paralelo al precedente-
mente descrito, se basa en la indagación. Su principal característica
es que informa las decisiones a través de evidencias que permiten
deducir, como labor esencial del juzgador, la forma en que construyó
un juicio estructurado a partir de la demostración de los aconteci-
mientos sucedidos.
Más aún, el autor se permitió proponer fecha de nacimiento a
la indagación como método, al asociarla con la época de Edipo Rey.
Identificación temporal que, cuando menos, el más antiguo proce-
dimiento civil romano, específicamente, el de las llamadas acciones
de la ley, pone en cuestión tal fecha, en la medida que se habrían
practicado con anterioridad al siglo iv antes de Cristo (Mommsem,
1998).No es este un dato que controvierta, en absoluto, el valor de la
investigación, pero contribuye al natural escepticismo que acompaña
el deseo de sujetar periodos históricos con prácticas correspondien-
tes. Por demás, lo acontecido en países como Colombia con el re-

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La producción de la verdad en el espacio penal del campo juridico colombiano:...

curso a copiar en lo esencial el modelo de Código de Procedimiento


Penal, que en 1803 sancionó Napoleón, son suficiente evidencia de
lo aleatorias que resultan este tipo de asociaciones.Desde luego, esas
dos formas fundamentales de creación de la verdad judicial, no se ha-
brían originado en las formas jurídicas, sino que se incubaron en el
cénit epistémico de los dispositivos de poder articulados a fin de fa-
vorecer o desfavorecer efectos funcionales, por cierto, nada jurídicos.
Husserl (1996) definió la evidencia como aquello que permite
tener experiencia de algo, algo desde luego de lo cual no se tiene ex-
periencia directa o inmediata. Tal mediación de la evidencia hoy día,
no la tomaríamos como una experiencia forzada, pero sí sustituta.
En realidad, se trata de una semiosis específica conforme con la cual,
ciertas manifestaciones significativas llamadas pruebas, están llama-
das a constituir en el juez un silogismo, o una serie de silogismos,
que le permiten construir una versión coherente y argumentativa-
mente sustentable y verificable en que cimienta su decisión.
Es en cierto modo una garantía contra la arbitrariedad del juz-
gador, entendiendo que no producirá decisiones jurídicamente sub-
jetivas, sino de una inevitable objetividad epistemológica. Es decir,
mientras que evidentemente en el primer esquema descrito, la deci-
sión en tanto hipótesis erigida en sentencia, dispone de un valor de
verdad que no depende de las convicciones particulares del juzga-
dor. En el sistema indagacional, el valor de verdad de la sentencia es
apreciado positivamente con independencia de quien pronuncie la
decisión (Maier, 2002).
Si bien, en algún instante abordaremos la semiótica del proceso
penal, es preciso anticipar que en el modelo al que nos referimos, no
se pretende necesariamente acceder a lo que auténticamente sucedió,
sino que a partir de una serie de signos se constituye una versión epis-
temológicamente objetiva, del objeto fáctico del proceso. Esta visión
es constitutiva de un principio de cierto tipo de esquema procesal.

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En tanto que el acceso a lo que sucedió en versión única, es apenas


un valor. Desde luego, tomamos como principio el presupuesto de
legalidad del proceso, y como valor, aquello que se busca, pero que el
hecho de no lograrlo, en manera alguna descalifica el proceso mismo.
Estas dos vertientes, que en líneas generales han sido asumidas
para describir la oscilación evidenciada en los distintos modelos de pro-
cesamiento penal, en general describen las opciones más probables, si
bien pueden surgir variables en una escatología menos rudimentaria.
Pero tampoco puede perderse de vista que no es posible de-
mostrarse, a partir de una historiografía fidedigna, la existencia de
formas de procesamiento que correspondan en un grado de identi-
dad incontestable, con determinados procedimientos judiciales de
configuración de la verdad.
Decididos o no a favor de las ideas foucaultianas, hay quienes
a partir de una discriminación poco menos que plausible, entre for-
mas inquisitoriales y formas acusatorias de enjuiciamiento criminal,
han cedido a la tentación de identificar las últimas con mecanis-
mos de constitución de la verdad basados en la indagación. Y, con-
secuentemente, se ha procurado asociar los mecanismos basados en
el conocimiento privado del juzgador, con formas de enjuiciamiento
predominantemente inquisitivas.
Quizás esta inclinación obedezca a la propensión de hacer co-
rresponder, muchas veces forzadamente, el proceso acusatorio con
un campo jurídico (Bourdieu, 2002) compatible con estructuras
políticas predominantemente democráticas, en donde se permite el
descubrimiento de la llamada “verdad real”, mediante la garantía de
una fausta independencia de la rama judicial que, adicionalmente, la
inmunice del capricho del juez a través de un sistema incuestionable
de garantías procesales. Por oposición a sistemas de enjuiciamiento
apropiados a organizaciones políticas con prácticas antidemocráti-
cas, que facilitan la injerencia arbitraria de otros poderes en el judi-

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cial, como por ejemplo el ejecutivo; o que, en todo caso, se preste a


que intereses ajenos a la litis que se debate en cada actuación proce-
sal, se entreveren en las decisiones o la orientación de los procesos,
bien mediante la inexistencia, relajación o inoperancia de las garan-
tías procesales, o mediante la politización de los actores con poder
decisorio dentro del espacio judicial.
En la actualidad no se discute la improbabilidad de practicar
formas acusatorias o inquisitivas puras, bien que se prefiera hablar
de sistemas jerárquicos y paritarios (Damaska, 2002). Pese a que
sí pueden identificarse las tendencias hacia una u otra forma más o
menos acentuadas y, si bien los mecanismos de constitución de la
verdad judicial diversos a la indagación, pueden hoy día resultar irra-
cionales y reprobables desde toda perspectiva, lo cierto es que han
logrado perpetuarse como presupuestos de imputación, incluso, en
procesamientos con características acusatorias.
Ello es verificable en campos jurídicos que admiten la responsabi-
lidad objetiva o las presunciones probatorias, las cuales fácilmente de-
vienen en mecanismos de enjuiciamiento donde la indagación como
técnica de constitución de la verdad, cede al peso de verdades absolutas.
Versiones de estas manifestaciones las encontramos, por ejem-
plo, en el mecanismo de responsabilidad disciplinaria, en que si bien
los hechos deben demostrarse, no así la responsabilidad o, en la
presunción de percepción de un salario mínimo como ingreso pro-
medio1. Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos
hasta el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, permiten
sostener que el derecho internacional consagró la indagación como

1 Mucho más evidente en el segundo evento que, en el caso colombiano, permite que las perso-
nas resulten condenadas al amparo de la presunción en procesos que carecen de contenido
heterocompositivo, tal y como se demostró en la investigación Los fallos penales por Inasis-
tencia Alimentaria, un desfase entre la ley y la realidad judicial, en que se puso en evidencia
cómo daba igual que una persona fuese juzgada por su denunciante que por un juez.

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una garantía procesal, entre otras cosas por cuanto todo procesado
mantiene el derecho de controvertir las pruebas y las decisiones, me-
diante la demostración de su inocencia.
De cualquier manera, no parece sujeto a cuestión que la indaga-
ción, en mayor medida, es el mecanismo institucionalizado a partir
del derecho internacional, en cuanto ha encumbrado la necesidad de
vencer en juicio a una persona con fundamento en pruebas regulares,
oportunas y legales, para poder ser condenada legalmente. Por ello
mismo, se parte de la base que en Colombia, el derecho procesal penal
del siglo xx es característicamente indagacional (Espitia, 2006).
En cambio, no puede sostenerse lo mismo de los enjuicia-
mientos del decimonónico, dada la injerencia que tenía el ejecutivo
sobre el poder jurisdiccional. Tampoco puede pretenderse que du-
rante el siglo xx y con posterioridad a él, la administración de jus-
ticia haya sido inmune a prácticas que ponen en entredicho la inda-
gación como técnica, pero sin embargo, las situaciones que podrían
señalarse se caracterizan por ser estimadas de opuestas al régimen
constitucional y legal. Ciertamente la injerencia de intereses ajenos
al proceso, han devenido en decisiones que no se basan en el resulta-
do de las indagaciones sino en otro tipo de presupuestos, lo cual se
asimila a prácticas corruptas.
Sin duda, puede sostenerse que los códigos del siglo xx hasta
ahora, son refractarios a cualquier otra forma de constitución de la
verdad judicial, lo que no conlleva a la verificación de alteraciones en
la práctica misma de las indagaciones. Es así que una condena produ-
cida en vigencia de un código como el de la Ley 600 del año 2000,
reclama que los hechos y la responsabilidad se hayan demostrado,
aun cuando la práctica judicial revela que ello no ha sido así necesa-
riamente, es así que el sesgo es opuesto al cometido intencional del
legislador. Otro tanto acontece con el procesamiento constituido a
través de la Ley 906 de 2004, mucho más acusatorio y adversarial,

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pese a la que designaríamos como “resistencia contracultural” que


permanentemente viene ejerciendo la jurisprudencia a favor de las
prácticas inquisitivas (Arias, 2006).
Parece así inevitable admitir que entre los dos tipos de enjuicia-
miento, existe una ruptura en cuanto al manejo de la prueba, lo que
inextricablemente se proyecta sobre los presupuestos de configura-
ción de la verdad judicial en nuestro medio.
Desde luego que podría hacerse un recorrido histórico que con-
templara, incluso, el Código de 1936. Sin embargo, y en considera-
ción a que la tendencia sostenida es, en general, predicable del siglo
xx, partimos del último código que recogió dicha tendencia, prede-
cesor inmediato de la Ley 906 que, en cambio, marca una ruptura
significativa.
Es preciso observar, adicionalmente, que el país no se ha caracte-
rizado por una cultura investigativa que apoye los procesos legislati-
vos, y muy limitadamente analice los efectos prácticos de las reformas.
Por suerte que no se dispone de trabajos de campo que hayan anali-
zado el manejo de la prueba en desarrollo de los procesos penales tipo
Ley 600 de 2000. Existen tratados de derecho probatorio, los cuales
para efectos de este proceso investigativo, no mejoran las condiciones
del análisis. Con lo que es importante advertir, que no ha podido
operarse una comparación sustentable en investigaciones precedentes.
Por demás, las reformas judiciales han sido tradicionalmente ino-
pinadas, en el sentido de no contar con bases de estudios elaborados
mediante verificaciones sustentables. De hecho, como hubo oportuni-
dad de advertirse, la reforma constitucional ejecutada a través del Acto
Legislativo 03 de 2002, surgió en condiciones similares, es decir, con
el pretexto de superar las deficiencias del procedimiento de la Ley 600
de 2000, sin haberse investigado si el mismo tuvo disfunciones, si fue
así, de qué dependieron, si el campo jurídico colombiano era apto para
ajustarse a las prácticas acusatorio-adversariales, si el tipo de crimen

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del que tendría que ocuparse el espacio judicial podía procesarse mejor
por el llamado sistema acusatorio, en fin, se forjó la reforma muy bien
intencionada pero sin bases serias que permitieran suponer que este
tipo de procesamiento vehicularía los fines previstos y cambiaría los
valores de la administración de justicia.
Tan inopinada ha sido la reforma que se perpetuó el llamado
sistema inquisitivo en la administración de justicia ordinaria, espe-
cíficamente para los casos de competencia de la Corte Suprema de
Justicia por fuero constitucional, sin ninguna explicación atendible
distinta al capricho, el mismo que quiso contemporizar el proce-
so penal colombiano respecto de la tendencia latinoamericana, sin
siquiera verificar los resultados que se habían dado en el entorno
experimental conocido.
Esta tan lamentable práctica legislativa ha intentado corregirse
mediante la expedición de la Ley 1147 de 2007, que crea la obli-
gación de constituir unidades investigativas y de especialistas que
apoyen la actividad legislativa, en el entendido que seguir haciendo
tanteos intuitivos en materias tan graves como el procedimiento cri-
minal. Hecho que no ha traído sino cansancio social producto de la
decepción constante en las instituciones del Estado.

III. Un precedente inmediato:


el juego judicial napoleónico de la Ley 600 de 2000

Al igual que la mayoría de códigos penales adjetivos que ha ha-


bido en Colombia, el conocido como Ley 600 de 2000 es tributario
del legendario código napoleónico de 1803 (Espitia, 2006). De ahí
que se identifique como “mixto”, queriendo decirse con ello que
introdujo características tanto acusatorias como inquisitoriales.
En términos generales, el esquema correspondiente a este pro-
cesamiento involucra dos fases propiamente procesales. La primera,

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corresponde a la fase investigativa y es cubierta por un fiscal quien


en el evento de acusar, deberá sustentar su llamamiento a juicio ante
un juez independiente, designado para dictar la sentencia de mérito.
Aun cuando por esta vía se le otorga una entidad propiamente
acusatoria al procedimiento, el otorgamiento de funciones jurisdiccio-
nales al fiscal, haciendo de él un juez de instrucción, así como atribu-
ciones conferidas a los jueces, tales como, poder alterar la calificación
jurídica del fiscal u ordenar pruebas de oficio, convirtiéndose por esta
vía en un instructor: le informa así un profundo sentido inquisitorial.
La configuración de la verdad procesal en este espacio judicial,
tiene connotaciones específicas. Por una parte, el fiscal se encuentra
obligado legalmente a acopiar las pruebas que desfavorezcan, como
también las que favorezcan al procesado. Por otra parte, el fiscal ins-
truye, de manera que los medios de convicción que arrime a la actua-
ción, independientemente de que participe o no la defensa durante
su práctica, adquiere connotaciones probatorias ab initio, por tanto
vinculantes para el juez de la causa, en la medida que al proferir
sentencia debe evaluarlas tanto en su entidad material como legal y,
en fin, considerarlas para producir el fallo (Bernal, 2002). Adicional-
mente, el juez durante el juicio puede “completar” la investigación
del fiscal a favor o en contra del procesado, ordenando y practicando
pruebas de oficio.
Otra característica es que existe la intervención del ministerio
público, con los mismos derechos de postulación que asisten al de-
fensor y, durante el juicio, además, al fiscal; siendo en todo caso su
obligación constitucional, velar por la observación de las garantías
procesales y, en general, la legalidad del proceso. El agente del mi-
nisterio público puede requerir sin otro límite que el impuesto por
la legalidad, la práctica de pruebas a favor o en contra de los proce-
sados, bien al fiscal durante la instrucción, o al juez durante el juicio
y, si es preciso, puede él mismo aportarlas.

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Dentro de este panorama, no pareciera tener mayor injeren-


cia un defensor, pues prácticamente las garantías procesales se en-
cuentran supervisadas por el ministerio público y, el fiscal tiene que
acopiar tanto las pruebas favorables como las que no lo sean a los
intereses del procesado. Sin embargo, el defensor tiene todas las
potestades derivadas del derecho de postulación, particularmente,
puede actuar requiriendo la práctica de pruebas con cargo al Estado.
Más aún, puede requerirlas al fiscal durante la instrucción y al juez
durante la etapa probatoria del juicio. Incluso, si el procesado fue
sujeto a medida de aseguramiento, puede esperar la intervención del
juez durante la instrucción para que revise su legalidad y, por esta
vía, cuestionar probatoriamente el sustento de la medida de asegura-
miento (Ramírez, 2003).
Es preciso así mismo destacar que el principio de comunidad de
la prueba, hace que toda evidencia, independientemente de quién la
haya aportado, pedido o practicado, se considere a favor o en contra
del procesado. Estas características simultáneas del proceso tipo Ley
600 de 2000, tienen varias consecuencias en relación con el manejo
de la prueba y, por consiguiente le informan un cierto sentido al
método bajo el cual se constituye la verdad judicial.
La primera consecuencia evidente es que exime al defensor de
ejecutar actos de investigación. Precisamente, por cuanto se dispone
de un fiscal obligado a investigar tanto lo favorable como lo desfa-
vorable al procesado, ante tal principio procedimental, el defensor
cuanto tiene que hacer es exigir que el fiscal se dirija en cierto senti-
do, esto es, el que estime apropiado a los intereses de su cliente, sin
que requiera para ello más que contar con la información suficiente
para poder orientar las peticiones que en ejercicio de su potestad
postulativa.
Si se encuentra en juicio, la situación no resulta significativa-
mente distinta, pues aunque aparentemente el juez no investiga, sí

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ordena la práctica de pruebas y, en general, dispone de los servicios


de la policía judicial para ejecutar los actos probatorios pertinentes.
De hecho, nada obsta para que el juez desarrolle una actividad pro-
batoria igual o más profunda que la dispuesta por el fiscal, orientan-
do a la policía judicial, a sus dependientes y a las entidades públicas
o privadas en las que se apoye con tal finalidad (Montero, 1990).
Luego, en cualquier caso, lo cierto es que la investigación la
realizan el fiscal, el juez o la policía judicial. Siendo así, ni siquiera se
espera que el defensor lo haga, precisamente porque no es necesario.
De hecho, los abogados colombianos no reciben formación en téc-
nicas de investigación, porque el esquema procesal no lo demanda.
En segundo lugar, el defensor tampoco tiene por qué saber del
manejo de la prueba, debido a que ello es trabajo del fiscal y de los
investigadores de la policía judicial. En efecto, la potestad que tienen
los defensores de exigir la práctica de pruebas al Estado y por cuenta
del mismo, conlleva a marginarse del proceso de recolección, cons-
titución e incorporación de la prueba, puesto que puede exigírselo
al Estado a través de la Fiscalía o de sus investigadores. Incluso,
acontece otro tanto ante el juez de conocimiento, por ser él mismo
quien practica los interrogatorios y, sólo residualmente lo haría el
defensor, puesto que si el juez agota el interrogatorio que le interesa
al defensor puede abstenerse de intervenir, así el testigo haya sido
solicitado por él.
En cuanto tiene que ver concretamente con la constitución de
la verdad judicial, resulta propicio a este esquema procesal la pre-
tensión típicamente aristotélica que él designó como adequatio rei et
intellectus, conforme con el cual la verdad procesal es precisamente,
la correspondencia entre lo acontecido y lo acreditado en el proceso
como fuente de producción del fallo (Montero, 1997).
Y afirmamos dicha identidad sobre la base del sentido unívoco
de la investigación, así que no existe claramente un contenido adver-

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sarial del proceso. Con fiscales forzados a realizar la investigación


propia y la del defensor, no puede garantizarse una tendencia sólida-
mente adversarial. Si bien es cierto, el defensor no tiene que aportar
pruebas contra el procesado, ni siquiera en el evento de la justicia de
la causa, su contraparte natural se encuentra exigido en dos sentidos:
descubrir la verdad real y única, así como y hacer de
ella una sentencia, cuando un fiscal acusatorio estrictamente
hablando, no tendría que estar asociado al defensor hasta el extremo
de hacerle la investigación (Arias, 2005).
Pero, ante todo, lo que se reclama es que la identidad con el
hecho real, se refleje en el fallo, es decir, el peso de establecer dicha
identidad grava particularmente la actividad del fallador, precisa-
mente porque es lo que tiene que reflejar en fallo, es decir, el juez del
proceso tipo Ley 600 de 2000, está llamado a pronunciarse respecto
de los hechos en virtud de una especie de positivismo en donde los
hechos en su versión original, causan la sentencia, a la manera de un
silogismo causalista, en que la premisa fundamental es la situación
ocurrida con total fidelidad a los sucesos (Ramírez, 2003).
Por ello mismo, el juez tiene potestades investigativas tanto ofi-
ciosas como de instancia, precisamente porque es su obligación des-
cubrir la verdad material de los hechos (Bernal, 2002). De manera
que todos los actores del espacio judicial, concursan a favor del mismo
propósito. Obsérvese que el fiscal, el ministerio público y el juez, es-
tán forzados a favor de establecer la realidad objetiva de los hechos,
sin sesgos ni pretensiones diversas a la búsqueda de la llamada verdad
real. El único eximido de tal exigencia es el defensor, ya que ninguna
disposición lo obliga a concursar en favor de lo que la doctrina conoce
o identifica como “verdad real”. Acaso ello explique que en la práctica
judicial colombiana, la figura del Ministerio Público haya culminado
por ser una cofradía poco deseable con el Fiscal y, a veces, con el juez,
estudios sociojurídicos así lo han puesto de manifiesto, al punto de

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señalar una significativa desconfianza hacia el defensor por parte de


los demás actores del espacio judicial (Silva, 2001).
De cualquier forma, si bien tal pretensión desafía los postulados
sociológicos de la construcción social de la realidad, sí permite una vi-
sión procesal en donde la llamada verdad real tiene connotaciones de va-
lor procesal (Montero, 1990, 1997). Tan inalcanzable en todo caso sue-
le resultar, que si en vez de valor fuese un principio, hasta la figura del
defensor resultaría prescindible, puesto que los tres representantes del
Estado cumplirían los cometidos ónticos y deontológicos que explican
su presencia inevitable en el espacio judicial; es decir, si todos concursan
a fin de establecer la verdad y respetar las garantías procesales, no se ad-
vierte en la figura del defensor, más que como un convidado de piedra.
Ni en vigencia del Decreto 2700 de 1991 ni durante la de la Ley
600 de 2000, se desarrollaron los procesos investigativos que permitie-
ran una perspectiva para establecer cuántos procesos habían resultado
significativamente direccionados por la intervención de los defensores,
si se toman conclusiones a partir de las causas resueltas en casación, la
conclusión corroboraría sus limitadas intervenciones exitosas.
Si además, advertimos que de la misma condición ha sido el grue-
so de los estatutos procesales en Colombia –tanto en lo penal como en
las demás especialidades–, no es difícil comprender que la formación
en cuanto al manejo de la prueba y la producción de la verdad proce-
sal, hayan estado contraídas a exposiciones teóricas de los medios pro-
batorios contemplados en la ley, amén de alguna reducida formación
en criminalística y medicina forense, con espacios tan limitados que
dejan la sensación de procurar el lleno de un requisito antes que una
pretensión por consolidar la capacidad profesional de los abogados.
Esto explica igualmente que conceptos como los de incorporación
o exclusión, hayan sido extraños dentro de la estructura académica
de los abogados, incluso entre quienes ofician como fiscales.

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Pero tal condición tiene las explicaciones legales e históricas


anotadas, es decir, no existía una verdadera exigencia práctica para
que los abogados recibieran formación importante en lo que deno-
minamos manejo de la prueba.

Conclusiones

Como se ha observado al iniciar el texto, este es un avance pro-


ducido dentro de un proceso investigativo que comprende un al-
cance considerable en punto a su objetivo principal. De hecho, tal
objetivo al estar informado por la forma como se constituye la ver-
dad judicial en los procesos penales en Colombia, tiene pretensiones
significativas, que por su esencia reclaman asumir la forma como se
opera en nuestro campo jurídico, especificado en el espacio judicial
penal, el manejo de la prueba como presupuesto o condicionante
constitucional de generación de la verdad judicial.
Por lo mismo, pareciera apresurado procurar a estas alturas
unas conclusiones que, no atienden en esta ocasión sino a un orden
metodológico de entrega de avances.
Pues bien, siendo no sólo parciales sino iniciales, podemos ob-
servar a este respecto que el país viró de un sistema de procesamien-
to penal acentuadamente napoleónico, hacia otro de corte predomi-
nantemente acusatorio y adversarial. No se trata nada más que de
una modificación legal, sino que abriga por su propia esencia, una
nueva versión de producción de la verdad judicial. Dicho cambio,
inopinado en cuanto no fue implementado sobre la base de estu-
dios de adecuación, verificación y pertinencia, trajo considerables
alteraciones en la forma misma de concebir el proceso penal, y por
ello mismo el sistema penal y, en general, el ejercicio de la función
punitiva del Estado.

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Posados como estamos, en el objetivo de verificar lo que respec-


ta a la producción de la verdad judicial, encontramos que existen dos
tipologías tradicionales, como son las que hemos llamado epistemoló-
gicamente objetivas, y las epistemológicamente subjetivas. Por las pri-
meras se han comprendido esencialmente aquellas cuyo valor de verdad
es independiente del juez que pronuncia la sentencia. Y por las segundas
lo contrario, es decir, aquellas cuyo valor de verdad depende completa-
mente del juez que produce la sentencia. El primero es el mismo que en
la tradición ha querido denominarse como ‘indagación’, y que ha sido
acogido por la Constitución Política mediante el artículo 29.
Se ha advertido que en el proceso sustituido a través de la Ley
906 de 2004, es decir, el regulado por la Ley 600 de 2000, proyec-
tado en una escala típicamente kelseniana, ya había introducido el
criterio de la indagación como método de producción de la verdad
judicial, en cuanto toda sentencia condenatoria que, en consecuen-
cia, desvirtúa la presunción iuris tantum de inocencia, debe basarse
en pruebas legales allegadas regularmente al proceso.
Se encontró que en el esquema de la Ley 600 de 2000, aparecen
dos jueces involucrados, el primero, llamado fiscal, con aptitud para
instruir el proceso, es decir, para acopiar el basamento probatorio
con base en el cual se procurará la decisión; y el segundo, Juez de
Conocimiento, con funciones de juzgamiento, pero con aptitud iura
novit curia, incluso para ordenar la práctica de pruebas de oficio.
Se halló que dentro de este esquema se opera el concepto de
verdad real, en busca de la cual concursan todos los sujetos pro-
cesales, salvo el defensor, y que descubre una visión conforme a la
cual, el proceso tiene esa visión, esto es, erigir en sentencia el hecho
tal cual ocurrió, desde una perspectiva típicamente aristotélica o de
adequatio rei et intellectus.
En adelante se establecerá cómo opera ese proceso de produc-
ción de la verdad procesal en el esquema tipo Ley 906 de 2004, con

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miras a identificar lo cercana o alejada que se encuentra la judicatura


de la intención legislativa de producción del cambio normativo.

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60 Vol. 4. N.° 2 p. 39-60. Julio-diciembre de 2011
Democracia y representación en el marco
de la Constitución Política de 1991:
una mirada retrospectiva a la discusión*
Democracy and representation in the 1991
political constitution a retrospective look to
discussion
Adriana Marcela Londoño C.**

Fecha recibido: 5/09/2011


Fecha aceptado: 11/10/2011

Resumen

El presente artículo parte de una revisión minuciosa a los pro-


yectos de actos reformatorios de la Constitución Política de Colom-
bia presentados por diferentes constituyentes en 1990, donde se
rescatan las fértiles discusiones en torno al papel de la democracia
en el Estado colombiano, la función de los partidos políticos, la or-
ganización del sistema electoral, los debates sobre el trabajo como
valor fundamental, entre otros temas. Estas discusiones no sólo en-

* Artículo de reflexión sobre los resultados de la investigación “Presidencialismo y Participación


en la Constitución de 1991”, culminada en 2001, bajo la dirección del profesor Miguel Angel
Herrera Zgaib de la Universidad Nacional de Colombia.
** Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia, Magíster en Comunicación de la Pontificia
Universidad Javeriana y Magíster en Historia de la Universidad Nacional. Docente en las uni-
versidades Javeriana, Externado, de San Buenaventura y UNITEC. Asumió la Dirección de la
Carrera de Ciencia Política en la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá. Actualmente
es Coordinadora académica de la Especialización en Cultura de Paz y DIH de la Pontificia
Universidad Javeriana de Cali y se desempeña como docente de tiempo completo en la misma
Universidad. Correo electrónico: adrimarcelondono@gmail.com.
Adriana Marcela Londoño C.

riquecen y permiten repensar la democracia y la representación en


Colombia hoy, sino que se ubican en un telón de fondo que hace po-
sible encontrar en la relación entre Presidencialismo y Participación
Democrática, un antagonismo irreconciliable.

Palabras clave

Democracia, participación, partidos políticos, asamblea cons-


tituyente

Abstract

This article begins in a thorough analysis of reformatory acts


of Colombian political constitution presented by different constitu-
tional congress members in 1990. The rescue of constitutional acts
show the fertile discussions about Colombian State rol in demo-
cracy, political parties functioning, electoral system organization,
work as a fundamental value, and other themes. Those discussions
rethinks democracy and representation in today’s Colombia and it
works as a frame to find an antagonistic opposition between presi-
dencialism and democratic participation

Keywords

Democracy, participation, political parties, constitutional as-


sembly

Algunos antecedentes de la
Asamblea Nacional Constituyente

En medio de la profunda crisis política y social en la que se


encontraba Colombia al finalizar la década de los noventa, explicada
en parte por el hermetismo del sistema político, que había cerrado
las puertas de la democracia a otras fuerzas políticas; el posiciona-

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


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Democracia y representaciòn en el marco de la Constitución Política de 1991:...

miento del narcotráfico y la estela de terror dejada en las principales


ciudades del país; el asesinato de importantes líderes políticos, como
Luis Carlos Galán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, entre
otros; surge el Movimiento Estudiantil “Todavía Podemos Salvar a
Colombia” como una iniciativa que intentó responder a las dificul-
tades generadas por la crisis política y por los crecientes niveles de
inseguridad que producía el terrorismo, a través de advertir sobre los
siguientes cinco puntos:
• La incapacidad del Estado colombiano para controlar el cre-
ciente clima de violencia desatado por factores como el narco-
terrorismo, responsable de los asesinatos de varios candidatos
presidenciales y de una serie de atentados dinamiteros indiscri-
minados, la guerrilla, los paramilitares y las autodefensas.
• El fracaso de la reforma constitucional de 1989 en el Congreso,
debido al retiro del apoyo del Gobierno a esta por la inclusión
del tema sobre la extradición de colombianos, petición del nar-
coterrorismo.
• “El gobierno de los jueces”, expresión con la que se conoció
la actividad de la Corte Suprema de Justicia en virtud de la
cual las reformas constitucionales (1977 y 1979) fueron decla-
radas inconstitucionales por vicios de forma, despreciando la
pertinencia de la Soberanía Popular. El pueblo como legislador
supremo.
• El desprestigio y la falta de confianza de la nación en el Con-
greso, provocados por su incapacidad para reformarse y llevar
a cabo la renovación de las instituciones, cuando estas habían
demostrado ser insuficientes para enfrentar los problemas de la
nación.
• La existencia de una democracia excluyente que dirime cual-
quier clase de oposición y cuestionamiento a la hegemonía bi-

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sede Bogotá
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Adriana Marcela Londoño C.

partidista y que ha ignorado a lo largo del tiempo las necesida-


des de una multitud que reclama ser tenida en cuenta.
Con base en estos cinco factores, este Movimiento Estudiantil
se empeñó en adelantar la campaña de la séptima papeleta, con la
cual se pretendía convocar una Asamblea Nacional Constituyente
que reformara la Constitución vigente. Habiendo confirmado el Re-
gistrador Nacional del Estado Civil que la inclusión de esta papeleta
no anularía la votación, la campaña se intensificó y el 11 de marzo de
1990, junto con la elección de alcaldes, senadores, la consulta interna
del partido liberal para elegir el candidato a la presidencia, el grupo
estudiantil obtuvo una votación de 5 000 000 de votos a favor de la
convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.
Ante este hecho, el Gobierno de Virgilio Barco amparado en
la figura del estado de sitio, expidió el decreto 927 del 3 de mayo
de 1990, en el cual autorizaba al registrador a realizar el conteo de
votos a favor o en contra de la convocatoria de una Asamblea Cons-
titucional que se depositaría el 27 de mayo, junto con la elección del
Presidente de la República. Decreto que, por haber sido expedido al
amparo del estado de sitio, debía ser revisado por la Corte Suprema
de Justicia para establecer su constitucionalidad.
El concepto del Procurador General de la Nación, necesario
para realizar el control de constitucionalidad, no encontró articu-
lación con el decreto 927 y la declaratoria del estado de sitio, por
lo que sugirió declararlo inconstitucional. Además el decreto des-
conocía los objetivos del Art. 129, de preservar el orden público y
pretendía cambiarlo.
El 29 de mayo de 1990, la Corte Suprema se pronunció decla-
rando la constitucionalidad del decreto y le dio viabilidad jurídica
al conteo de votos, favorables o no, a la convocatoria de Asamblea
Constitucional. La Corte no tuvo en cuenta la Constitución de 1886
que entregaba la reglamentación del régimen electoral únicamente

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


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Democracia y representaciòn en el marco de la Constitución Política de 1991:...

al Congreso (Art. 171) y que la reforma constitucional sólo podía


realizar a través de este artículo (Art. 218).
La Corte justificó su sentencia en consideraciones políticas, más
no jurídicas; perdió de vista sus objetivos y estrategias puramente
jurídicas para trabajar con preceptos políticos, como la reinserción
de los alzados en armas y el hecho político del 19 de marzo de 1990,
porque de no hacerlo generaría mayor desestabilización del orden
público. De esta forma, la política aparece como esa instancia reno-
vadora que le imprime nuevas lógicas a los ordenamientos jurídicos,
hasta ahora inalterables.
El 27 de mayo de 1990 es elegido César Gaviria Trujillo en
unas elecciones marcadas por una abstención superior al 50% del
censo electoral, los votos depositados en esta fecha demostraron un
respaldo del 88% a favor de la convocatoria a una Asamblea Consti-
tuyente. A partir de ese momento, el Presidente electo conformó un
grupo de asesores para trabajar sobre el posible temario de la Asam-
blea, posteriormente convocó a los principales grupos políticos a
hacer parte de esta iniciativa: Partido Conservador, Movimiento de
Salvación Nacional, la Alianza Democratica-M19 y el Partido Libe-
ral.
El 2 de agosto de 1990 fue firmado por parte de estos 4 grupos
el acuerdo sobre la Asamblea Constitucional, cuyo fundamento era
cumplir el mandato surgido el 27 de mayo, convocando a todas las
fuerzas políticas, sociales y regionales de la nación para obtener la
representación de sus intereses en el seno de una asamblea que inten-
taba integrar la diversidad de posiciones.
Un acuerdo importante y novedoso, fue la creación en cada
municipio de mesas de trabajo para la recepción de propuestas de
reforma constitucional, con el fin de darle mayor participación a la
ciudadanía en el proceso. Se fijaba un número de 70 miembros ele-
gidos popularmente y dos designados por el presidente de los grupos

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Adriana Marcela Londoño C.

alzados en armas que firmasen un tratado de paz y se insertasen en


la sociedad civil.
Aunque la iniciativa estudiantil resultó útil para canalizar los
deseos de miles de colombianos por formular nuevas reglas del juego
que permitieran una convivencia pacífica, la Universidad, como pro-
motora de esta iniciativa, se quedó corta de propuestas que concre-
tasen las inquietudes con las que llegó a ser realidad este nuevo pacto
político, materializado en una Nueva Carta Política. A pesar de ser
los artífices de la Convocatoria a una Asamblea Nacional Consti-
tuyente, estos jóvenes universitarios abandonaron el seguimiento y
la participación activa dentro de la misma a través de propuestas
transformadoras.

La Constituyente: ¿un pacto político incluyente o excluyente?

Los esfuerzos por cohesionar las diferentes fuerzas que emer-


gían como resultado de la activación de la sociedad civil y un brote
de poder constituyente en potencia se hicieron partícipes en la con-
solidación de un verdadero “pacto político”, que reuniera sus expec-
tativas y las tradujera en leyes más incluyentes y reformadoras.
El concepto de “pacto político”, es recurrentemente usado en
los análisis de Guillermo O. Donnell y Phillipe Schmitter, sobre las
transiciones de regímenes autoritarios a regímenes democráticos en
América y Europa del Sur. Para ellos, el pacto político es considera-
do como:
«Un acuerdo explícito, aunque no siempre explicitado o justi-
ficado públicamente, entre un conjunto selecto de actores que pro-
curan definir (o mejor aún, redefinir), las reglas que rigen el ejerci-
cio del poder, sobre la base de garantías mutuas concernientes a los
“intereses vitales” de quienes lo acuerdan» (O. Donell y Schmitter:
1998).

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


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Democracia y representaciòn en el marco de la Constitución Política de 1991:...

Pero cabe considerar si el pacto que constituyó la Constitución


de 1991 representó los intereses vitales de las diversas fuerzas que
alimentaron el debate (cristianos, indígenas, reinsertados, sindica-
listas, etc.) o simplemente contó con el predominio de las voces tra-
dicionales del poder que implantan y reivindican el dominio de una
hegemonía a través de una fachada de pluralidad y apertura.
No hay que olvidar tampoco, en este contexto de compromi-
sos negociados, el notable aislamiento al que se vieron sometidos
los grupos insurgentes –Farc y Eln– en este nuevo pacto político,
lo que desembocó años más adelante en el recrudecimiento de una
guerra fraticida que ha alcanzado hasta nuestros días, proporciones
insospechadas1.
La novedad de este pretendido pacto político es que amplio
un poco más su perspectiva, al involucrar nuevos sectores ajenos al
bipartidismo, rompiendo con la tradición de la historia política co-
lombiana en la que los pactos resultaban ser acuerdos entre las elites
bipartidistas; debido en buena medida a la gran identificación políti-
ca de la población en torno a las instancias tradicionales de poder, a
la debilidad e incapacidad de interlocucion de la Sociedad Civil y a la
reticencia de las elites a compartir el poder con sectores minoritarios
de la Sociedad.
El Frente Nacional, concebido como un acuerdo entre elites bi-
partidistas se constituye en el antecedente más relevante de la Cons-
titución de 1991: los resquemores dejados por las reformas frente-
nacionalistas, en las que acciones del partido único dividido en dos
facciones: la liberal y la conservadora acaparaban el poder y ahoga-

1 Para Edelberto Torres Rivas, posterior a la transición de las democracias, viene la fase de
consolidación considerada como la estrategia de las fuerzas democráticas por fortalecer los
espacios públicos de participación, las instituciones políticas y la constitución de una cultura
política. Ver: Torres Rivas, E. (1994). La Consolidación Democrática en América Latina, II
Forum de la Fundación Olof Palme, Hacer editorial, Barcelona: p. 228.

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Adriana Marcela Londoño C.

ban cualquier intento de rebeldía política, se hicieron presentes en


las exigencias de la mayoría de los sectores acogidos por la Asamblea
Nacional Constituyente.
Sin embargo, las aspiraciones constitucionales por hacer de la
Constitución de 1991 un verdadero pacto político incluyente y no
excluyente como los pasados, se vieron truncadas de nuevo, luego
los intentos fracasados de los gobiernos anteriores por reformar la
Constitución. En primer lugar, el acuerdo de la Casa de Nariño fir-
mado por el presidente César Gaviria, los presidentes de la Asam-
blea, Álvaro Gómez Hurtado, Antonio Navarro Wolff y Horacio
Serpa Uribe, estuvo marcado por muchas de las características his-
tóricas de los pactos políticos colombianos. Su génesis en una serie
de “conversaciones entre caballeros” (Dugas: 1993) fue el blanco de
críticas en el seno de la ANC, por los representantes de las minorías,
e incluso por partidos tradicionales como el Conservador.
En segundo lugar, con este acuerdo y las reglas explícitas e im-
plícitas pactadas, las fuerzas insurgentes mayoritarias no estuvieron
de acuerdo, precisamente por el carácter excluyente del mismo. Del
mismo modo, las fuerzas que movilizaban el narcotráfico organiza-
ron un repliegue táctico como rechazo al acuerdo.

Funcionamiento de la ANC

Como puntos de especial atención, La Asamblea determinó la


reforma del Congreso, otorgándole un mayor poder fiscalizador; la
reforma a la justicia, creando la Fiscalía General de la Nación y la eli-
minación de la figura permanente del estado de sitio, que dotaba de
poderes excepcionales al Ejecutivo en desmedro de los demás poderes.
El recién elegido presidente Gaviria, a través del discurso de Gobierno
presentó un proyecto de Constitución extenso, a lo que se sumaron
una serie de propuestas presentadas por la ciudadanía en las mesas de
trabajo establecidas para recibir proyectos de reforma constitucional.

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Durante las sesiones de la Asamblea, Pablo Escobar, jefe del


Cartel de Medellín, se entregó a las autoridades colombianas, luego
de la aprobación por parte de la asamblea en votación secreta, de un
artículo que prohibía la extradición de colombianos. Lo paradójico
era que la inclusión de este artículo en el proyecto de reforma cons-
titucional del Gobierno Barco, fue la causa de su hundimiento en el
trámite de aprobación.
Con posterioridad y por la presión ejercida por el Movimiento
de Salvación Nacional y la AD-M 19, que solicitaron la revocato-
ria nacional del mandato a los congresistas –petición que originó
un fuerte enfrentamiento entre estos dos organismos– la tesis de la
revocatoria del mandato a los congresistas salió victoriosa. En prin-
cipio el Presidente de la República, el Partido Liberal y el Partido
Social Conservador, defendieron la irrevocabilidad del mandato del
Congreso. Era parte esencial del acuerdo político, pero ante la pre-
sión de estos dos movimientos y la opinión pública, el 8 de junio se
firmó un pacto de revocatoria del mandato y se decidió convocar a
elecciones para elegir nuevo Congreso, con la exclusión de la partici-
pación de los constituyentes como candidatos en la Nueva Elección.
Se excluyó de este acuerdo al Partido Social Conservador, lo
que originó la renuncia del jefe de este partido, Misael Pastrana, a su
curul en la Asamblea. Él consideró que su partido dueño y partícipe
de la historia política de Colombia desde los inicios de la República,
había sido tratado como un grupo de inferior categoría y no con el
estatus que le correspondía.
A pesar de lo anterior, la Constitución se aprobó a las carreras
con una ceremonia simbólica de promulgación. El texto constitucio-
nal sólo fue publicado la semana siguiente, pero con tantos errores
en su contenido, que fue necesario hacer varias publicaciones con las
correcciones sugeridas, las cuales estuvieron a cargo de una comisión
especial. Lo que es más significativo, es que dicho texto jamás fue so-

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Adriana Marcela Londoño C.

metido a referendo Ciudadano, mucho menos las competencias otor-


gadas al Pequeño Congresito para desarrollar un conjunto de normas
transitorias, lo que prueba la falta de legitimidad y apoyo de las clases
menos favorecidas a este nuevo andamiaje constitucional.

Discusiones al interior de la asamblea sobre los temas de


Democracia y Representación

Democracia y Participación Política

Revisando con minucia los proyectos de actos reformatorios de


la Constitución Nacional presentados por diferentes constituyentes,
se encuentran trabajos muy interesantes que analizan el papel de
la democracia en el Estado colombiano, la función de los partidos
políticos, la organización del Sistema electoral, las discusiones sobre
el trabajo como un valor fundamental, entre otros temas. Ellos enri-
quecen la discusión en torno a la democracia y a la representación, en
particular, el telón de fondo que hace posible encontrar en la relación
entre Presidencialismo y Participación Democrática un antagonismo
irreconciliable.
En principio, en todos los proyectos revisados, se encontró la
invocación al pueblo como el único y exclusivo depositario de la
soberanía. Para los constituyentes, era el pueblo quien debía ejercerla
“exclusivamente”, ya sea directa o indirectamente. Para precisar,
Jaime Arias, afirma que la soberanía “es la característica del poder
político. Se es soberano o no, si existe otro poder por encima se
niega tal soberanía. Por tanto se cambia él termino residir por el
término ejercer” (Arias: 1991).
Esta invocación diáfana del “pueblo”, cuya materialización no
tiene cabida en una democracia cerrada y fundamentada en el mito
de la soberanía popular, se constituye en un rosario de buenas in-
tenciones que permitan el verdadero ejercicio del poder por quien

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Democracia y representaciòn en el marco de la Constitución Política de 1991:...

es el único que lo merece el “pueblo”, pero cuya aplicabilidad se ve


obstaculizada por el carácter gaseoso y efímero del pueblo como
sustento real de la democracia. En este contexto, el término Sociedad
Civil, remite mejor a lo que se entiende por pueblo. Considerada
primero como el conjunto de organismos que actúan en el ámbito
de lo privado para incidir sobre el publico y cuya visibilidad se hace
más provechosa.
En esta perspectiva, la crisis política por la que atraviesa el país,
es explicada por la mayoría de los constituyentes por el creciente dis-
tanciamiento entre los representantes y el pueblo al que dicen repre-
sentar. Crisis que a su vez se evidencia en la incapacidad de incidir en
las maquinarias de poder institucional, explicada por una marcada
ausencia de participación ciudadana que posibilite una relación más
funcional entre los dirigentes y su comunidad.
Para María Teresa Garcés Lloreda (1991), “la profunda cri-
sis en la que se debate nuestra sociedad está ligada a una creciente
desinstitucionalización de las luchas políticas y sociales, la cual es
expresión de la falta de legitimidad de las instituciones, así como
de los partidos políticos, cuya representatividad está profundamente
erosionada”. Desde la lógica de María Teresa Garcés, el problema
simplemente es reducido a lo institucional y reducido a lo partidista,
sin tener en cuenta que las falencias del sistema social se encuentran
no sólo en las instituciones, sino en la debilidad de la cultura política
colombiana y la carencia de una ética de servicio social que ponga en
funcionamiento las instituciones y las oriente hacia la participación y
construcción colectiva de las mismas.
Por otro lado, la pretensión de institucionalizar las luchas po-
líticas y sociales, va en contravía de la espontaneidad y emergencia
de las discrepancias sociales, que para Gramsci sería el camino más
corto hacia una verdadera transformación social. Por esta razón,
Gramsci rechaza todas las formas ideológicas o institucionales de

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Adriana Marcela Londoño C.

organización de las luchas espontáneas. Por tanto, el problema no es


sólo, la actuación social bajo unos parámetros o reglas sino la garan-
tía y el respeto a la vida de quienes se atreven a disentir, a no estar
de acuerdo. Por ende, esta pretensión por institucionalizar las luchas
sociales, es lo que las ahoga y extingue (Gramsci: 2005).
Por tanto, se insiste en la necesidad de consolidar el ejercicio
de la soberanía popular a partir de unos mecanismos de participa-
ción directa en los distintos niveles de decisión. Es sólo a través del
acercamiento del ciudadano a sus instituciones, como se fortalecerá
el Aparato estatal y se recuperará la legitimidad perdida. Estas pre-
tensiones de radicalización y ampliación de la democracia exigen la
presencia de la participación como ingrediente por legitimar en el
futuro la dominación de clase. No sólo se busca la institucionaliza-
ción nociva de una sociedad civil activa, sino que ella se construye
sobre el mito gaseoso de la soberanía popular. De esta forma, se
oculta el verdadero origen de la democracia como el gobierno de
unos pocos sobre muchos.
Dentro de este contexto, se piensa que la verdadera construc-
ción de una comunidad política2 en la que el sujeto social se sienta
parte activa de esta, tiene que pasar por el reconocimiento a su esen-
cia plural y a las contradicciones que emanan de su ser. Es reconocer,
también, que en la potencia del poder constituyente, alimentado por
la resistencia a su negación como sujeto, se encuentran las posibilida-
des de emancipación y evolución social.

2 No se trata de construir una comunidad política al estilo liberal como la plantea Dworkin al
postular que “ una verdadera comunidad política debe ser más que una asociación que busca
mutuos beneficios, como planteara Hobbes, en la cual cada ciudadano, considera a los demás
como medio útil para alcanzar sus propios fines. Debe ser una asociación en la cual uno se
interese por el bienestar de los demás como si fuera asunto propio. Ver, Dworkin, Ronald
(1996). La comunidad liberal, nuevo pensamiento jurídico Autores, Uniandes, Siglo del Hombre
Editores, p. 134-153, 175-184. Esta visión instrumental de comunidad entra en contraposición
con la planteada por está investigación, que recoge lazos más estrechos de solidaridad y se
fundamenta primero en el bienestar colectivo, para alcanzar el individual.

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Es reconocer también que la democracia, no es esa metateo-


ría que sustenta la Modernidad y que fundamenta las cartas consti-
tucionales. Tampoco, que su ampliación no consiste en una apertura
formal de mecanismos de difícil acceso, sino que la democracia debe
alimentar las pequeñas relaciones sociales que involucran la familia,
la escuela, el barrio, etc., para después ser pensada dentro del ámbito
del Estado, como órgano integrador de consensos y de disensos, de
mayorías y de minorías, porque estas últimas también hacen parte
fundamental de la sociedad civil.
La doble cara que adopta la democracia en el marco de la Cons-
titución de 1991, conjuga por un lado la democracia directa a partir
de los mecanismos de participación y por el otro la democracia re-
presentativa. Esta amalgama resulta ser la fórmula perfecta que posi-
bilita el tránsito hacia la ampliación de la democracia y la superación
de la crisis de legitimidad institucional.

Derechos Humanos y Democracia

Desde esta perspectiva la participación en la Constitución de


1991, quedó limitada a la proposición ambigua de los sectores socia-
les frente a temas de poca importancia y trascendencia, mientras por
ejemplo, los temas económicos son de imposible acceso a la delibe-
ración pública. Lo que indica, que esta participación es mecanicista
y legitimante de una hegemonía bipartidista. Ella está diseñada no
para la toma de decisiones sino para la presentación de propuestas
que no serán tenidas en cuenta, de modo necesario.
Coincidiendo con una de las propuestas de María Teresa Garcés,
la participación no debe quedarse en la apertura de unos espacios
de deliberación, sino que estos se deben estar acompañados de
condiciones mínimas de vida a la población, tales como la seguridad
social, el trabajo, el derecho a la libre expresión, con el fin de que

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Adriana Marcela Londoño C.

se pueda contar con una participación efectiva3 de la mayoría de la


sociedad.
Su propuesta incluía, la creación de la figura del Defensor de los
Derechos Humanos, como ese ente mediador entre los ciudadanos
y el Estado, que propendiera por la defensa y protección de los dere-
chos sociales y políticos y cuya función no se quedara en un simple
control de legalidad de las actuaciones de los funcionarios. La com-
petencia de este funcionario se extiende a los errores, negligencias y
retardos; entonces, se trataba de controlar tanto las acciones, como
las omisiones en esta materia.
Aunque la propuesta tiene bastante solidez, mirando la verda-
dera importancia de figuras como las del Procurador y el mismo
defensor del pueblo, no resulta difícil especular que este nuevo per-
sonaje podría quedarse siendo un figurín político preso de las pug-
nas bipartidistas por el poder. Lo que se destacó de la propuesta es
la conciencia de una defensa de los derechos legítimos del ciudadano,
lo que resulta de vital importancia para la construcción de un régi-
men más justo y plural.
Frente al problema de la democracia representativa, la consti-
tuyente María Teresa Garcés, plantea que el avance político que re-
presenta el acceso popular a las instancias de poder a través de los
mecanismos de participación, no sería posible si quienes toman las
decisiones sobre estas iniciativas no representan realmente la comu-
nidad. Por tanto, conviene rodear de garantías el derecho de repre-
sentación para superar la caracterización del sistema político colom-
biano como una democracia restringida.

3 La participación efectiva, hace referencia a la disposición de los espacios institucionales para


acceder libremente a la toma de decisiones por los canales que ofrece la Carta Constitucional.

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La revitalización de la representación para hacerle juego a la


participación, pasa por una purificación del sistema electoral y por
la protección de una serie de garantías para el desarrollo de una acti-
vidad política justa. De esta forma la violencia como expresión de la
exclusión política y social de una inconformidad perdería sentido, y
la política pasaría a ser asunto de todos y no de unos pocos.
Se trata de superar la visión procedimental de la Democracia
que se reduce al uso de un conjunto de procedimientos mecánicos
que convierten la política en una técnica. Fundada en una ficción in-
coherente de un individuo-sustancia bien definido en sus determina-
ciones esenciales, fuera o frente a toda sociedad, pero nunca dentro
de ella. Castoriadis reconoce que los procedimientos hacen parte de
un Régimen Democrático y que deben ser verdaderamente demo-
cráticos en su espíritu; lo que él no comparte es que la democracia
quede reducida a estos. La democracia, debe ser el resultado de una
construcción históricosocial de autoinstitución explícita y lucida de
las instituciones sociales que involucren una actividad colectiva (Cas-
toriadis:1996).

Los límites de la Representación

A partir de un cuestionamiento del presupuesto que funda-


mentó la democracia representativa desde sus orígenes hasta hoy: “ la
incapacidad del pueblo para orientar sus destinos”, el constituyente
Jaime Arias, concibe que en la actualidad “no resulta aceptable la
creencia de que los líderes tengan un mejor conocimiento de cómo
hacer las cosas: los colombianos ya no se conforman con que otros
tomen las decisiones por ellos. Desean dar a conocer sus opiniones
y propuestas, desean ser tenidos en cuenta en el proceso de decisio-
nes” (Arias: 1991). De esta forma se sintetizan magníficamente los
móviles de la convocatoria a una ANC, para que brinde espacios de
participación y conciliación de la pluralidad y la diferencia.

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El problema de la Virtud, irresuelto por Montesquieu y que


después resuelve Sieyés, al plantear el paso del aspecto cualitativo
de la virtud, al aspecto cuantitativo de la misma, que se mide por
el número de votos obtenidos por el representante, fundamenta la
denuncia realizada por el constituyente. Esta apuntaba a considerar
que la democracia, a partir de este momento empezaría a cojear, en
tanto se piensa que es la mayoría cuantificada la que tiene la razón.
Esta falencia de la democracia reduce la política a la movilización de
recursos de todo tipo para obtener esa mayoría cuantitativa que le
permitirá a los representantes llegar al poder.
Sin lugar a dudas, el cambio en la concepción de la virtud,
permitió una tecnificación de la política en torno al rito electoral
y posibilitó la emergencia de las anomalías del poder dentro de la
democracia colombiana. Los vicios de la corrupción y el clientelismo
deformaron la democracia, imponiéndole nuevas formas a la políti-
ca. Entonces, estos vicios nacen con la democracia colombiana y se
constituyen en los mecanismos que han facilitado la reproducción y
perpetuidad de las elites bipartidistas en el poder.
La garantía de una participación política plena, sólo llegará a
ser realidad a partir de la implantación del sufragio obligatorio, que
le permitirá a los electores imponer obligaciones al candidato y con-
ferir su mandato. La viabilidad del sufragio obligatorio como garan-
tía de la participación entra en contravía con la libertad de expresión
por otros mecanismos distintos al voto. Si a esto le sumamos las
experiencias del voto obligatorio en países como Perú y Brasil, los
deseos de aplicación de esta figura sobre una sociedad fragmentada
como la nuestra se quedarían sólo en el papel, porque las dinámicas
de analfabetización política y la falta de conciencia ciudadana, impo-
sibilitarían la participación plena de los ciudadanos.
El constituyente Jaime Arias percibía de la misma forma la bre-
cha existente entre gobernantes y gobernados, pero atribuía la causa

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ya no a una parálisis institucional sino a la irresponsabilidad de la


seudo democracia representativa, que ha generado el actual sistema
de corrupción, que ha acrecentado el desconocimiento de las nece-
sidades de la población por parte de los representantes. Para ello, el
constituyente propuso como solución, la instauración de una demo-
cracia además de participativa, de fines. Porque ella, evitaría el mal
uso de los mecanismos que por sí solos no garantizan la democracia
y propendería por la intervención directa de los necesitados en las
decisiones que los atañen.
A partir de este planteamiento, es necesario reconocer el ver-
dadero sentido de la participación política que no se debe quedar
en una simple incidencia propositiva, sino que debe ingresar al es-
pacio hermético de las decisiones, para transformar desde allí, los
vicios del poder y evitar sus abusos; para darle una posibilidad a la
política como acción (Arendt: 1993). Por tanto, los mecanismos de
participación son simples instrumentos que juegan un doble papel:
o legitimar una dictadura (plebiscito, referendo) o desarrollar una
verdadera participación de afuera hacia adentro.
El derecho a una oposición real que no se quede en un simple
control o vigilancia a la administración, es reivindicado por el cons-
tituyente Arias, quien partiendo de una concienzuda crítica a los
partidos políticos y a la política que queda reducida al partidismo,
señala la incapacidad de estos para ejercer una verdadero contrapeso
al poder hegemónico, del cual hacen parte. Se argumenta que los
partidos han caído en un ostracismo que los aleja de los intereses
sociales, negándose así la misma libertad de acción política que los
mueve. Por ello advierte que a través del tiempo sus prácticas perso-
nalistas han confundido sus ideales originarios y los han transforma-
do en máquinas electorales, cuya única preocupación es garantizar
su reproducción en el poder a través del rito de las elecciones. Lo
anterior lo expresa al afirmar que:

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Adriana Marcela Londoño C.

“Cuándo preguntamos ¿Dónde está la libertad?, Se nos mues-


tra en la mano una papeleta de voto, tenemos un derecho en la gran
máquina en la cual somos súbditos; nosotros, la diez, la veinte o
la treintamillonesima parte del soberano, podemos algunas veces
perdidos entre la inmensa multitud, colaborar para que actúe... la
libertad es cosa muy distinta.” (Jouvenel: 1934, 399).
Lo contradictorio de los planteamientos del constituyente Jai-
me Arias es que parte de una dura crítica a los partidos políticos y
termina considerando que los partidos y los grupos políticos deben
recuperar su contacto social. La política debe volver a los partidos.
El planteamiento ignora las otras formas de organización e inciden-
cia social en el espacio del poder, como lo son los movimientos so-
ciales y cívicos. Estos cuestionan la validez de los partidos como
interlocutores exclusivos frente al Estado, así como su incapacidad
para representar los intereses colectivos y no los intereses egoístas
de sus líderes.

Un nuevo modelo de convivencia y desarrollo estatal

El proyecto de reforma constitucional, presentado por el Cris-


tiano Arturo Mejía Borda, a mi entender, resultó ser uno de los más
revolucionarios a la hora de pensar la democracia y el Estado, en
tanto cuestionó dogmas como la división de los poderes y la función
del Estado. Por tanto, representaba una visión renovada y diferente
sobre la democracia y el poder que permite dar nuevas luces al tra-
bajo realizado.
En primera instancia, en él aparece un cuestionamiento al po-
der de las mayorías, que termina en una crítica al manejo de la de-
mocracia como técnica que le da primacía a unas mayorías corres-
pondientes a la mitad más uno, dejando por fuera a la mitad menos
uno que es mucha gente. Aunque el constituyente no presentó una
propuesta para darle otro sentido a la democracia, es necesario tener

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en cuenta que la regla matemática de la mayoría, debe ser revaluada


por un modelo que permita la participación más equitativa de los
ciudadanos en él poder.
Kenneth Arrow (1974: 26-28), cuestiona a su vez la teoría de-
mocrática de la voluntad de la mayoría y establece un número de
criterios que él piensa que cualquier sistema de toma de decisiones
debería satisfacer, para luego comprobar que la votación no las satis-
face. Uno de estos criterios es la racionalidad que debe emanar de los
resultados de la votación4, la independencia de las alternativas irrele-
vantes y por último la no imposición del resultado, lo que permitirá
que el individuo conserve sus preferencias. Esta teoría resulta acorde
con las estrategias neoliberales de fabricar consensos y recortar el
papel del Estado en la toma de decisiones por considerarlo un actor
irracional.
Por esta vía, se ubican los planteamientos de Buchanan y Tu-
llock (1980), quienes a partir de una crítica al funcionamiento de la
regla de la mayoría simple, puesto que esta impone costes internos
sobre el individuo, proponen reglas de votación más inclusivas, cu-
yos costes sean reducidos y puedan involucrar la acción preferencial
del individuo, con el fin de obtener su propio beneficio. Esta apli-
cación de las reglas de las matemáticas a la teoría política, resulta
nociva, ya que cae en un determinismo positivista que cuantifica y
objetiva la realidad, anulando la creación como posibilidad del ser
(Castoriadis: 1997, 20 y 21)
Al mismo tiempo, Arturo Mejía Borda, expuso una nueva vi-
sión del Estado, como Estado-función que rebasa al Estado-poder.
Este genera un compromiso y deber con el ciudadano: la “obligación
perentoria del Estado para cumplir con sus funciones públicas, la

4 Este criterio fue severamente criticado, al señalarse que cualquier proceso de toma de decisio-
nes es un mecanismo o conjunto de instrumentos sin ninguna racionalidad.

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Adriana Marcela Londoño C.

que moderniza y orienta la suprema razón de Servicio de las embria-


gueces del poder”(Mejia Borda: 1991).
En este sentido, el constituyente plantea una nueva estética del
Estado que transformará las actitudes insolidarias de los ciudadanos
creando en ellos un sentido de pertenencia a su nación que les per-
mita incidir en sus transformaciones. También intentará superar las
dañinas actitudes del poder del paternalismo, incubado en la figura
de un Presidente, que condensa todas las decisiones, porque repre-
senta la unidad nacional.
El constituyente se siente llamado a proponer una constitución
de consensos y no de mera democracia técnica que:
• sea para ciudadanos y no para magistrados y caudillos
• sencilla, comprensiva y ordenada
• que sea obedecida y practicada por todos los sectores
Estas consideraciones son de vital importancia, para la consecu-
ción de un pacto político duradero que aspire a generar una sociedad
en convivencia, que junto con un Estado participativo y moderno
haga posible el desarrollo integral, donde el ciudadano se haga partí-
cipe de la construcción y reforma del Estado a partir de su compro-
miso social y solidaridad colectiva. Se trata de un Estado que supera
el carácter individualista y egoísta. Lo que se intenta es que el Estado
“involucre a los ciudadanos como corresponsables constitucionales
de su destino”.
Por último, el constituyente entra a deslegitimar la división
tripartita del poder, en las ramas Legislativa, Ejecutiva y Judicial,
planteada por Montesquieu y correspondientes al Estado-poder.
Para el constituyente, este es un esquema anquilosado y obsoleto,
que no responde a la estrategia de las funciones públicas del Estado,
que posibilitan la construcción de un Estado integral operativo.

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Para que se supere la cultura política del deber e interiorice la del


compromiso desinteresado del ciudadano con las funciones públicas
del Estado, que garanticen así, los perfiles de una Colombia para
todos, en donde prevalezca la diferencia y las motivaciones personales
del sujeto como parte esencial de la colectividad, es necesario para
Arturo Mejía, superar este modelo.

Participar para recobrar el orden

Si nos acercamos al proyecto de acto reformatorio de la Cons-


titución nacional presentado por los constituyentes Antonio Galán
y Ernesto Rojas (Galán y Rojas: 1991), ambos del partido Liberal
colombiano, es posible encontrar un diagnostico sobre la concentra-
ción del poder político en pocas manos y la ausencia de participación
ciudadana de las decisiones cotidianas, factores que no le han per-
mitido al Estado asumir legítimamente sus funciones en favor de los
más débiles. Lo cual ha ocasionado la ruptura de los lazos de “obe-
diencia” social. De aquí se infiere que la única vía de comunicación
existente entre los ciudadanos y el Estado se equipara con actos de
sometimiento del ciudadano ante el poder del Estado.
Esta visión conservadora de la Democracia como un orden legí-
timo que se debe acatar sin llegar nunca al uso de la violencia como
expresión de inconformidad, choca con la concepción de la demo-
cracia y de la participación como los medios de incidencia directa en
la elaboración y transformación de las decisiones a partir de meca-
nismos consensuales. Por tanto, este planteamiento sólo demuestra
el temor de las elites bipartidistas por sentir arrebatado, de cierta
forma, el poder que por años han acaparado.
En cuanto al tema de la representación, los constituyentes plan-
tean que se debe imponer al candidato la obligación de responder
ante sus electores, quienes tienen la opción de revocarle el mandato
si éste no satisface sus expectativas. Esta responsabilidad tanto de

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Adriana Marcela Londoño C.

electores como de elegidos, pretende renovar el deslegitimado es-


quema de la representación a partir de la vigilancia y control. Más
que la misma participación de los electores, en la elaboración de los
programas y de las políticas públicas que deba adelantar el represen-
tante elegido, se trata de hacer el control de su gestión política y sus
compromisos reales en la decisión de la cosa pública.

Mecanismos de participación

Los constituyentes Jaime Arias, Darío Mejía Agudelo y Juan


Carlos Esguerra, pertenecientes a la Comisión Tercera del Senado,
son los encargados de presentar el informe­-ponencia que tiene que
ver con los Mecanismos de Participación Democrática, en el que se
recogen las opiniones mayoritarias sobre esta importante transfor-
mación política.
En primera instancia se ratifica el anhelo por ampliar las posi-
bilidades de participación y expresión popular que en algunos de los
proyectos presentados se reduce simplemente a los mecanismos de
elección directa por la vía del voto (elección popular de alcaldes, de
gobernadores, congresistas, etc). Resulta preocupante resaltar la po-
breza de propuestas dirigidas a ampliar los canales de participación
política, cuando se evidenció, por la mayoría de los constituyentes,
una aguda “crisis de representación”, causante de los problemas de
legitimidad en el régimen político colombiano.
Otros proyectos, sin embargo, intentan superar el voto y plan-
tean otro tipo de mecanismos a tener en cuenta, como el de la inicia-
tiva legislativa, el referendo y el plebiscito, con diferencias en cuanto
a las modalidades y circunstancias de su puesta en funcionamiento.
Frente al tema de la representación, se hacen evidentes los pro-
blemas de gobernabilidad crecientes, producidos por el incumpli-
miento de los elegidos frente a las promesas hechas a los electores,

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que han desatado niveles de indiferencia y apatía de los ciudadanos


hacia los temas políticos. Por tanto, se pretende configurar una mo-
dalidad más clara y eficaz de responsabilidad política de los elegidos,
que vaya más allá de la implícitamente contenida en la no-reelección,
en virtud de ser los representantes del pueblo.
En cuanto al “voto” como el mecanismo privilegiado de la
democracia, se le decora presentándolo como un derecho y un deber
ciudadano, y se discuten las posibilidades de hacerlo obligatorio, lo
que resultaría peligroso en una democracia tan cerrada y excluyente
como la nuestra, en donde los niveles de abstención son bastante ele-
vados. En este sentido, se argumenta que el voto como mecanismo
privilegiado ha perdido fuerza y credibilidad porque su capacidad de
cambiar una decisión es muy mínima, en tanto representa la volun-
tad de uno, entre miles de votantes (Osorio: 1993). De esta forma,
el voto pasa de ser un mecanismo indirecto, a un ritual que legitima
las elecciones como procedimiento.
Las grandes clientelas regionales, comandadas por sus caciques,
proponen la elección de gobernadores, lo que en la lógica de los cons-
tituyentes resulta inviable por el esquema actual de los departamen-
tos en el régimen juridico-político colombiano. Esta propuesta tiene
una preocupación más de fondo frente al papel del departamento
en el ordenamiento territorial, lo que permite pensar en una futura
reforma sustancial del régimen departamental. A este respecto, tam-
bién se propuso la creación de personeros en el ámbito municipal,
con el fin de concederle al municipio una verdadera autonomía.
En detrimento del colectivo como interlocutor válido frente al
Gobierno, se privilegian los mecanismos individuales de participación
y acceso al poder del Estado, como el derecho de petición, concebido
como la posibilidad que tienen las personas de dirigirse a las autori-
dades y obtener respuestas a sus peticiones. Esta personalización de la

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Adriana Marcela Londoño C.

política hace parte de las ideas de la democracia liberal de reducir al


máximo la participación del individuo dentro del poder político.
Con estas transformaciones se pretende dejar en claro que “la
vigencia de las instituciones y el vigor de sus preceptos, dependen
más, que de los instrumentos de coacción, de la vinculación efectiva
que cada uno de los asociados tengan con ese acuerdo fundamental
que sienta las bases de una armónica convivencia”5. Analizando el
verdadero compromiso de los asociados con ese pacto, se observa un
profundo desinterés a hacer parte del Estado, causado principalmen-
te por la imposibilidad real de acceso a los escenarios del poder y a
la toma de decisiones.
Además, hay que tener en cuenta que una parte sustancial de
la política no se resuelve en los espacios institucionales establecidos
para la consulta ciudadana, sino que los nuevos escenarios de la glo-
balización conducen a la transnacionalización de las decisiones: en
los mismos momentos en que se expanden los procesos electorales
y supuestamente la capacidad de la población para incidir en la cosa
pública, los nuevos gobiernos aplican agudos procesos de ajuste eco-
nómico que lanzan al desempleo, a la informalidad y a la pobreza a
millones de personas, generando así amplio descontento social.
Un último aspecto al que hace referencia esta ponencia, es el que
plantea la iniciativa del Gobierno frente al referendo constitucional,
lo que de antemano ocasiona un nocivo conflicto entre democra-
cia directa y democracia representativa, otorgándole un desmedido
poder de decisión al Presidente. Es aquí donde toma cuerpo el plan-
teamiento inicial del artículo donde se señala que la nociva relación
entre presidencialismo y democracia participativa genera una crisis
orgánica de difícil solución.

5 Informe Ponencia, sobre los mecanismos de participación presentado por los constituyentes
Jaime Arias, Dario Mejía y Juan Carlos Esguerra.

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Los constituyentes perciben el temor de que el uso del referén-


dum como mecanismo de participación política en manos de un
presidente superdotado de autoridad, pueda mantener indiscutible-
mente la legitimidad ficticia de un régimen en el que el legislativo
no tendría cabida, puesto que los grandes temas a legislar serían
apadrinados por el Ejecutivo vía consulta popular. Además, se des-
taca la importancia de este mecanismo en manos de un presidente
que enfrente un congreso hostil, lo que le daría la posibilidad de
someter a referendo una reforma que amenace con frustrar su acción
de gobierno.

Sistema de partidos, sistema electoral y oposición

Resulta sorprendente que precisamente las reformas en cuanto


al sistema de partidos, el sistema electoral y el estatuto de la opo-
sición fueran presentadas en primera instancia, por Horacio Serpa
y Eduardo Verano de la Rosa, ambos miembros del partido libe-
ral, que representaba en ese momento, a las mayorías tanto en el
legislativo como en el ejecutivo. Esto cuestiona un poco el carácter
incluyente de la Asamblea en la que se supone se manifestarían posi-
ciones no sólo desde los partidos políticos tradicionales, sino desde
los movimientos y agrupaciones partidistas emergentes.
Con una actitud de defensa a ultranza de los partidos políticos
como instrumentos mediadores entre el Estado y el ciudadano, que
son consustanciales a la democracia y que por imprimirle un carácter
cívico y participativo a la dirección del Estado democrático, per-
miten diferenciarlo de los regímenes despóticos; los constituyentes
presentan sus planteamientos en torno al papel y reforma del sistema
de partidos.
Por tanto, la primera demanda que interponen los constituyen-
tes liberales es el reconocimiento de los partidos en la norma cons-
titucional, con el fin de garantizar la democracia interna de estos,

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Adriana Marcela Londoño C.

frente a las tendencias oligárquicas que se producen al interior de las


organizaciones partidistas6, reconociendo la importancia y signifi-
cación de estas agrupaciones como órganos para la formación de la
voluntad democrática.
Esta recurrencia a las transformaciones formales de prácticas
oligárquicas enraizadas en las organizaciones partidistas, explican su
carácter retardatario y dejan ver la imposibilidad de los partidos por
lograr transformaciones reales y democráticas en su interior, refle-
jando de esta forma su insondable debilidad política.
A partir de una crítica poco fundamentada a los movimientos
sociales, catalogados como “expresiones coyunturales, cohesionadas
por manifestaciones emocionales o actitudes de solidaridad frente a
fenómenos circunstanciales, que carecen de un planteamiento doc-
trinario y de unos principios aglutinadores que garanticen su per-
manencia”, los constituyentes señalan que el mundo moderno es de
los partidos políticos, puesto que permiten valorar la manifestación
ciudadana de una época de ampliación de la ciudadanía a partir del
sufragio universal.
Este desconocimiento del papel de los movimientos sociales en
las democracias modernas como opciones viables que hacen posible
la construcción de sociedad civil y que revelan la importancia y cen-
tralidad que estos han adquirido en las ultimas décadas, debido a
su capacidad de intermediación y acción política, esconden el temor
de los partidos políticos a ser desplazados de la escena política por
organizaciones emergentes.
A partir de un diagnóstico de la situación actual de los partidos
políticos de carácter histórico (liberal y conservador), se pretende

6 Esta tendencia a la oligarquización de los partidos políticos es planteada por Robert Mitchells
al postular la “Ley de Hierro de la Oligarquía”.

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fundamentar la demanda por su constitucionalidad. Para tal efecto,


se reconoce que los partidos funcionan más como agremiaciones
regionales y liderazgos personales que como auténticas organizacio-
nes nacionales. Se reconoce a su vez, el carácter personalista de la
política en la que se privilegia la imagen del líder en detrimento de
la colectividad a la que representa, teniendo en cuenta que las con-
tiendas electorales facilitan esta deformación que se traduce en la
reproducción de una política chata, sin contenido.
La profunda debilidad de las organizaciones partidistas trae
consecuencias importantes tanto en la opinión pública, como en sus
seguidores, que notan el desprestigio y la atomización de estos y
deciden quitarles su apoyo y buscar otras colectividades que repre-
senten sus intereses. Por tanto, el fortalecimiento de los partidos en
la norma constitucional, pretendía recuperar el prestigio y posicio-
namiento social de los partidos políticos en la sociedad colombiana.
Superar las tendencias a la configuración oligárquica de los par-
tidos, que dificulta la democratización interna de los mismos, al con-
vertir la democracia en un procedimiento7 mecánico y formal en el
que el ciudadano se convierte en un instrumento inerte y proclive a
ser manejado de cualquier forma, es la principal razón, por la que los
constituyentes liberales, exigen su ingreso al orden constitucional.
No se sabe hasta qué punto este miedo de los partidos a su
oligarquización, responda a su negación como organizaciones oli-
gárquicas de poder que desde su origen reproducen esquemas de
dominación patriarcal, materializados en un anquilosamiento en el

7 La democracia como procedimiento es retomada por Cornelius Castoriadis, en un artículo


publicado en la revista Iniciativa Socialista, N.º 38, de febrero de 1996, en París. Aquí el autor
intenta oponer la democracia como procedimiento a la democracia como el régimen cuyo fin
último es la libertad del sujeto inmerso en una colectividad que lo resignifica y no la felicidad
material del individuo en un contexto de libre mercado.

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poder, cooptando la rama Ejecutiva para constituir esquemas auto-


ritarios de representación amparados en la ley y en la fuerza pública.
Desde la óptica de Álvaro Tirado Mejía, los partidos tradicio-
nales se han quedado estáticos mientras el mundo avanza a pasos
agigantados; por tanto, se hace urgente su modernización, so pena
de desaparecer o convertirse en instancias insignificantes de poder.
También, a nuestro parecer, se hace necesario que adopten formas
más incluyentes de responder a la diversidad de intereses y a las ne-
cesidades de los ciudadanos de hoy.
En este escenario la propuesta de encaminarnos hacia un Régi-
men parlamentario que le brinde una mayor importancia al legislati-
vo, pasa por la reconversión de los partidos políticos existentes y las
garantías para que nuevos partidos ingresen en el espacio del poder.
Además, se requiere de la democratización interna y la disciplina de
partido para que una democracia parlamentaria funcione correcta-
mente.

Una propuesta de transformación integral

Una propuesta proveniente de una organización partidaria ra-


quítica, que resulta importante tener en cuenta en el tema analizado
es la que presenta José Matías Ortiz Sarmiento, miembro del Partido
Revolucionario de los Trabajadores (P.R.T.) con respecto a la Mo-
dernización de los partidos políticos, el Sistema Electoral y el Parla-
mento. El análisis crítico de las tres instituciones puede indicar “ si
el sistema representativo de un pueblo es autentico, limpio y eficaz
creado para la construcción democrática y no para la simulación de
las formas republicanas.”(Matías Ortiz: 1991).
Con respecto a esta ultima afirmación, cabe citar a Francois
Xavier Guerra, quien ha estudiado el republicanismo en toda Lati-
noamérica y nos señala que desde su origen la mayoría de las dispo-

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siciones constitucionales son la reutilización y la reinterpretación de


del antiguo régimen, pero que están engarzadas en una construcción
que es ya profundamente moderna: la referencia universal al régi-
men representativo, a la división de poderes y a la igualdad de los
ciudadanos.
De otro lado, el cuestionamiento frontal que hace el consti-
tuyente hacia la función de los partidos, se refiere a los partidos
histórico-tradicionales, que no han sido órganos de asociación y de
participación de las masas, sino una red de clientelas que no coincide
con el carácter moderno e incluyente, característica primordial de
los partidos políticos modernos. Antes de ser edificadores de demo-
cracia, se han encargado de desvirtuar la misma, viciándola con sus
mañas e imposibilitando el acceso del pueblo soberano.
En cuanto al sistema electoral, la denuncia va dirigida al ma-
nejo político que se le ha dado, lo que ha posibilitado que éste se
convierta en una agencia del Gobierno que perpetúa la dominación
autista del partido en el poder a través de la obtención de mayorías
prefabricadas, que obstaculizan el acceso al poder de las fuerzas de
oposición, para que se constituyan en una alternativa de cuestiona-
miento y control del gobierno.
La incompetencia del Parlamento como máximo órgano de re-
presentación popular, denunciada a su vez por el constituyente, se
hace evidente para mostrar la precariedad en el cumplimiento de las
finalidades y responsabilidades de mandato popular que imposibi-
litan la solución real a los inconvenientes en la organización demo-
crática del pueblo.
Por lo que una simple reforma del Congreso, no es una garantía
para superar la crisis de representación que emana de esta instancia y
se propaga por la sociedad, sino que se busca en primer lugar refor-
mas radicales que posibiliten el transitó de un sistema de clientelas
a una organización de partidos modernos que tenga en cuenta la

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participación activa a la oposición y el respeto de las minorías y en


segundo lugar, la producción de cambios profundos y estructurales
en el sistema electoral, para evitar la manipulación de la voluntad
popular.
La organización moderna de los partidos políticos ha de apo-
yarse en sus respectivos proyectos políticos y bases programáticas,
con el fin de atender a factores como:
1. Los sistemas de partidos han de garantizar una estructura
democrática en su organización y en su funcionamiento
eficaz como órgano mediador entre la sociedad civil y el
Estado, es decir desempeñar eficazmente sus roles en el
marco del régimen político establecido por mandato cons-
titucional.
2. Derechos a la oposición garantizando el funcionamiento
efectivo de la función de esta, a partir del reconocimiento
de los partidos políticos, movimientos sociales, tendencias
e individuos que ejerzan el derecho a la oposición.
3. Derecho de las minorías en término de reconocer las facul-
tades organizativas y el derecho a expresarse y a participar
políticamente.
4. Institucionalizar los partidos políticos en la Constitución
indicando sus derechos y obligaciones y ante todo señalan-
do los sistemas de financiación de las campañas políticas.
5. Internacionalización de los partidos en consonancia con la
universalización de las relaciones económicas y en apoyo a
los nuevos roles que en el campo económico y social ha de
cumplir el Estado moderno.
El sistema electoral, comprende el conjunto de mecanismos
que permiten al elector depositar libremente su voto, contabilizar

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adecuadamente la votación, efectuar los escrutinios y acorde a los


resultados, adjudicar curules sin sustituir o distorsionar la volun-
tad popular. En detrimento de estos propósitos, la crítica en torno
al sistema electoral colombiano, gira en torno al comportamiento
mercantil de contraprestaciones en servicios y en votos, que han de-
formado el sistema electoral, causando altos índices de abstención.
Por tanto, se pretende una profunda reforma al sistema electo-
ral, que propicie el ejercicio efectivo del poder electoral, entendido
como la facultad que tiene el ciudadano, mediante el sufragio uni-
versal, para participar en las decisiones del Estado. A su vez, a los
ciudadanos debe garantizárseles las condiciones para el ejercicio del
voto y la posibilidad real de elegir y ser elegido.
También se hace necesario establecer de manera precisa los roles
y funciones de los órganos electorales, suministrándoles la autono-
mía suficiente para lograr la pureza y exactitud de los resultados y
votaciones. En este sentido, se propone separar definitivamente el
poder electoral de la influencia del Ejecutivo o de cualquier otra
rama del poder público, sin perjuicio de la colaboración de los pode-
res en la realización de los fines del Estado.
Otra vez aparece la enaltecida figura del poder Ejecutivo, entro-
metiéndose en el independiente funcionamiento de las otras ramas
del poder, por lo que se hace indispensable aminorar su poderío. El
manejo arbitrario y amañado del poder presidencial en los órganos
electorales, a lo largo de la historia ha estado presente en las elec-
ciones, en donde se utiliza la Registraduría para obtener beneficios
personales o partidistas, recuérdese el caso del ex presidente Misael
Pastrana Borrero en el año 1970, quien se disputaba la Presidencia
con el general Gustavo Rojas Pinilla, quien antes de la media no-
che ganaba las elecciones con una considerable ventaja, pero al día
siguiente aparece como presidente el doctor Pastrana. Por lo que se
deduce, que hubo manos extrañas en el manejo de dicho conteo.

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Del mismo modo, en el momento de problematizar sobre la


estructura y el funcionamiento del Congreso, se denuncia el bloqueo
del Ejecutivo frente al Legislativo a partir de la figura del estado de
sitio que mutila la función legislativa de este último, para convertirlo
en un accesorio decorativo del Estado colombiano. Por tanto, las
reformas propuestas por el constituyente van encaminadas a la recu-
peración de la función principal del órgano legislativo: la de legislar.
Por tanto, las reformas que propiciarían un equilibrio de pode-
res y le devolverían al legislativo su función perdida son básicamente:
1. Determinar una estructura que supere el bicameralismo
sin fundamento y adopte en su reemplazo un sistema Uni-
cameral, constituido como una Asamblea Nacional Legis-
lativa, buscando mayor agilidad en los trámites legislati-
vos.
2. Consagrar la responsabilidad de los diputados de la Asam-
blea Nacional por el cumplimiento del mandato que les
confiere el pueblo, pretendiendo así quebrantar con la
arbitrariedad en el ejercicio de la representación y con la
irresponsabilidad parlamentaria. Para tales efectos, se pro-
pone también la revocatoria del mandato y la moralización
de la política, a través de la eliminación de los auxilios
parlamentarios.
3. Limitar la concesión de facultades extraordinarias al Pre-
sidente con el fin de evitar que la Asamblea en el corto
plazo, sea sustituida en su función legislativa, perdiendo
así su iniciativa.
4. Consagrar la función del control político de los actos del
Gobierno e instaurar la moción de censura de los minis-
tros

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


92 Vol. 4. N.° 2 p. 61-98. Julio-diciembre de 2011
Democracia y representaciòn en el marco de la Constitución Política de 1991:...

5. Dotar a la Asamblea de órganos técnicos de planificación


con el fin de tener instrumentos de evaluación y control
que la pongan a la altura de ser partícipe y consciente de
las iniciativas del Gobierno.
Por último, para completar este proyecto integral de renova-
ción política se sugiere iniciar una intensiva campaña de educación
política, con el fin de concientizar tanto a los electores como a los
elegidos, de la importancia de construir proyectos políticos colec-
tivos que busquen el bienestar de la comunidad, creando así, un
compromiso con la nación.

El trabajo como valor fundamental

La importancia de incluir este tema en el análisis de las discu-


siones en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente sobre los
temas de Democracia y Representación, radica en la revalorización
del antagonismo capital-trabajo como el sustento primordial que
permite el funcionamiento de la democracia en medio de la antítesis
de estos dos polos, que luchan día a día por aumentar sus niveles de
representación en todos los escenarios sociales.
Esta pugna constante entre capital y trabajo, no sólo desem-
boca en una multiplicidad de luchas económicas, sino que permea
los escenarios políticos y sociales, generando luchas entre clases que
buscan su reproducción y la garantía de sus necesidades y derechos
políticos. Además, este antagonismo irresuelto, entra a caracterizar
la legitimidad de la dominación de una clase fundamental sobre una
subordinada, que intenta crear mecanismos democráticos para supe-
rar la dominación y la rivalidad entre el capital y el trabajo.
La primera ponencia en consideración con este tema, es la pre-
sentada por los constituyentes liberales: Guillermo Perry, Horacio
Serpa y Eduardo Verano de la Rosa, donde a partir del reconoci-

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
93
Adriana Marcela Londoño C.

miento del trabajo como valor fundamental, se pretende construir


una “nueva legitimidad que debe nutrir el espíritu y la estructura de
la Nueva Carta”( Perry, Verano y Serpa: 1991).
Es en el campo del trabajo y no del capital donde se construyen
las otras democracias, las democracias de los subordinados que tie-
nen un sentido y una legitimidad propias y no se disfrazan detrás de
ningún pacto entre elites, es verdaderamente allí donde se construye
la integración social. En últimas el trabajo es el símbolo que materia-
liza el poder constituyente y se convierte en accionar social.
De esta forma, los constituyentes evocan la experiencia de Ita-
lia, donde el trabajo se constituye en la base fundamental para el
encuentro y compromiso de muy diversas vertientes ideológicas y
sociales no solo en cuanto al contenido y alcance de una verdadera
democracia pluralista y de la misma soberanía popular, sino también
de los valores que sustentan y afirman la dignidad humana.
A partir de esa experiencia, se busca que el Estado, proteja cual-
quier forma de trabajo como un derecho y una obligación social,
ya que existe en el ordenamiento jurídico una tendencia a proteger
preferencialmente unas formas de trabajo sobre otras. Se privilegian
las formas de trabajo salariales y en particular el trabajo en empresas
organizadas, desvirtuando el trabajo que tiene relación directa con
la producción de valores económicos.
Asistimos a la inauguración de un nuevo pacto político que
busca reordenar las relaciones económicas entre capital y trabajo,
dándole una preeminencia sustancial al capital sobre el trabajo, es en
este pugilato, donde se entiende la consolidación del neoliberalismo
como columna vertebral del proyecto económico de la apertura, que
trajo consecuencias funestas sobre el trabajo, puesto que permitió la
acumulación del capital en pocas manos dejando sin posibilidades de
empleo a grandes sectores de la población.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


94 Vol. 4. N.° 2 p. 61-98. Julio-diciembre de 2011
Democracia y representaciòn en el marco de la Constitución Política de 1991:...

Empieza de esta forma a reproducirse un sector informal exclui-


do, de que hacen parte más de la mitad de la población que labora en
las ciudades por cuenta propia. Antes de ser un obstáculo para el cre-
cimiento y acumulación del capital, los constituyentes perciben las
ventajas que formas de trabajo como estas poseen, al ser funcionales
en el engranaje completo de la organización económica y social. En
este sentido, la experiencia de Japón, Corea e Italia han sido particu-
larmente ejemplos ilustrativos.

Capital y trabajo: cooperación recíproca

Otra ponencia que reivindica la importancia del trabajo orga-


nizado en instituciones como los sindicatos y que rescata su funcio-
nalidad en la construcción de la democracia, es la presentada por los
sindicalistas(Garzón et ál: 1991), de diversas organizaciones estata-
les, que en principio sustentan que los derechos sindicales hacen par-
te de los derechos humanos y se constituyen en factores esenciales
e indivisibles de la democracia, la que cuenta con una serie de insti-
tuciones e instrumentos que conforman el tejido que la consolida y
que posibilita las relaciones entre personas y organizaciones.
En este sentido, la relación entre capital y trabajo, al igual que
el papel que debe cumplir el Estado como mediador, se hace funda-
mental y decisiva para la democracia y el desarrollo social y político
de un país. Esta relación no es imaginada bajo la vieja concepción del
antagonismo irreconciliable y la mutua debilitación, sino que se em-
pieza a mostrar como una relación que debe descansar en el respeto
recíproco y cooperación entre sindicatos y empresas. Que se centran
en el diálogo, la negociación y la concertación con el fin de obtener
lo mejor para cada uno de ellos.
Se denuncia que la Constitución regente presenta vacíos en ma-
teria de derechos y garantías sindicales, ya que carece de articulacio-
nes referentes a la negociación colectiva, a la concertación laboral,

Universidad de San Buenaventura,


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Adriana Marcela Londoño C.

a la nueva concepción existente sobre las relaciones laborales, al no


reflejar los principios fundamentales contemplados en los convenios
y recomendaciones de la OIT (Organización Internacional del Tra-
bajo), la mayoría de los cuales han sido suscritos por Colombia.
Por consiguiente, se hace necesario consagrar en la Constitución
derechos de organización que potencien la participación del trabajo
en la consolidación de un Estado más democrático y e incluyente.
Los complicados trámites para la obtención de la personería jurídica
de los sindicatos de trabajadores, no sólo han facilitado en algunas
ocasiones acciones en contra del derecho de asociación y libertad
sindical por parte de algunos empresarios, sino que imposibilitan la
resolución democrática de la contradicción inherente al capitalismo.
Los sindicatos tienen una plena conciencia, de que la democra-
cia no es sólo cuestión de compromisos en grande, sino que con el
animo de consolidar la vida democrática del país, las organizaciones
políticas que participan o que quieren tener una mayor injerencia
en la misma, como requisito indispensable, deben en su interior, ser
realmente ejemplo de pluralismo y democracia.
Estas loables intenciones del sector sindical, se alejan cada vez
más de la realidad del sindicalismo colombiano, que se sumerge en
una lógica jerarquizante y egoísta que va en contravía con sus pro-
pósitos fundamentales de integración social. Los sindicatos son ca-
talogados como gremios particularistas que abogan por intereses
meramente economicistas y se olvidan de la lucha política y social
que los compenetra.
Con respecto al derecho de huelga, se señala que en la actual
Constitución este derecho se garantiza, salvo en los servicios públicos,
lo que difiere con las estadísticas que advierten que es en el sector
público donde mayor cantidad de paros y huelgas se producen. Por
tanto, se requiere la eliminación de esta salvedad para garantizar la
igualdad de posibilidades que tienen los trabajadores para ejercerlo.

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96 Vol. 4. N.° 2 p. 61-98. Julio-diciembre de 2011
Democracia y representaciòn en el marco de la Constitución Política de 1991:...

Conclusión

Esta mirada en retrospectiva a las discusiones acaecidas en el


seno de la Asamblea Constituyente, representan un vital aporte para
pensar 20 años después de promulgada la Carta Política de 1991, los
asuntos más relevantes de nuestra democracia, haciendo especial én-
fasis en aquellos relacionados con la participación y la representación.
En ese sentido, es muy importante pensar ¿cuáles son los alcances
del Pacto Político inaugurado en 1991? ¿Representaron estas discu-
siones en el seno de la Asamblea una verdadera apuesta a la inclusión
de fuerzas antiguamente excluidas?
Como se pudo observar a lo largo del artículo, muchas de las
propuestas de los constituyentes estaban dirigidas a crear nuevos
cargos que salvaguardaran la democracia y garantizarán una efectiva
participación de la sociedad civil en los asuntos públicos. Figuras
tales como el Defensor de los Derechos Humanos y los personeros
municipales, dan cuenta de ello. De igual forma, buena parte de las
críticas a la democracia, a los partidos e incluso a las falencias del
poder legislativo, se acompañaron de temores frente al desequilibrio
de poderes existentes en la democracia colombiana, en la que históri-
camente el poder del ejecutivo ha sobredimensionado los otros dos:
el legislativo y el judicial. Desequilibrio, que ni siquiera la Constitu-
ción de 1991 logró resolver y cuyas consecuencias evidenciamos en
el día a día de nuestra débil democracia.

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Adriana Marcela Londoño C.

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CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


98 Vol. 4. N.° 2 p. 61-98. Julio-diciembre de 2011
investigación
El análisis de coyuntura, un
acercamiento metodológico*
Situation Analysis, a methodological approach
Julián Darío Bonilla Montenegro**

Fecha de recepción: 27/08/2011


Fecha de aceptación: 11/10/2011

Coyuntura: (…) «Combinación de factores y circunstancias


que, para la decisión de un asunto importante, se presenta
en una nación». (Real Academia de la Lengua)

«Una coyuntura es el punto de articulación de varias


fuerzas sociales en un período delimitado temporalmente,
articulación que para las sociedades de clases supone
relaciones de confrontación y de alianza para un período
también delimitado de tiempo, relaciones de cuyo
cálculo de fuerza relativa pueden concluirse futuras
relaciones tendenciales». (GALLARDO. 1990)

Resumen

El análisis de coyuntura es la elaboración más compleja del


análisis político (Incidencia. 2001). Desde esta conceptualización
es posible lograr el mejor acercamiento a la problemática que se ha

* Articulo de investigación que explora las bases teóricas del análisis de coyuntura como una
metodología de vital importancia para la Ciencia Política y que hace parte de la tesis de maes-
tría en Estudios Políticos.
** Abogado Universidad Nacional de Colombia, Máster (c) en Estudios Políticos, Máster (c) en
Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos. Miembro del
Grupo de Investigación Presidencialismo y Participación. Departamento de Ciencia Política,
Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Nacional de Colombia, sede
Bogotá. Correo electrónico: julianbonilla.abogado@gmail.com
Julián Darío Bonilla Montenegro

planteado en este trabajo. Es necesario presentar las condiciones teó-


ricas que plantea dicha metodología junto con su relación en torno a
los procesos políticos y sociales. Por esta razón, en primer lugar, se
planteará un acercamiento teórico de las características que presenta
dicho esquema de análisis1. Después, se abordarán las propuestas
descritas en textos que plantean el uso de esta herramienta en autores
como Carlos Marx o Antonio Gramsci. Finalmente, se describirá
cada uno de los componentes metodológicos junto con su relación
con el objeto de estudio.

Palabras clave

Metodología, análisis de coyuntura, problemática, análisis po-


lítico, actores.

Abstract

Situational analysis has become the more elaborated political


complex analysis . (Incidencia, 2001). From this conceptualization is
possible to reach best approximation to problematics established in
this article. It´s necessary to present theoretical nearby relationship
with social and political processes that requires this methodology .

1 Se habla en este caso de un Análisis Político, el cual “…no depende de la acumulación de


hechos o de la información sino de una buena interpretación de los fenómenos políticos, y ésta
depende, a su vez, de la opción epistemológica más adecuada” En: Jiménez (1998). Lograr
construir la mejor forma de análisis del proceso electoral a través de una construcción epis-
temológica mediante el análisis de coyuntura, es una de las tareas más importantes de este
proyecto.
En el mismo texto se aclara que desde antes de la crisis mexicana de 1997, se generalizó, ade-
más del análisis de coyuntura, perspectivas como el análisis de correlación de fuerzas y el de
la lucha de clases, como una forma de establecer la manera como se construían las relaciones
de producción para la región mexicana y suramericana (p. 11, 12). De estos elementos y he-
rramientas de investigación se extrae “…la naturaleza del sistema económico y, por lo mismo,
las formas de intervención estatal y de régimen político”. (Ibíd.). Al considerar las condiciones
propias del caso colombiano y el proceso electoral objeto de estudio, se establece la manera
como el análisis de coyuntura se hace una herramienta pertinente en torno a la comprensión
de nuestro régimen político.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


102 Vol. 4. N.° 2 p. 101-120. Julio-diciembre de 2011
El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

Because of this, first of all, the article presents a theorical aproxima-


tion to this analysis schema. Then, it presents models based on Marx
and Gramsci texts. Finally, the article describes each methodological
component and it´s relation with study object

Keywords

Methodology, analysis of situation, issues, political analysis,


actors

¿Qué es el análisis de coyuntura?

Es una herramienta que busca conocer lo articulado y complejo


de lo real, junto con su carácter conflictivo (Incidencia, Ibíd.). Antes
de continuar, es preciso aclarar la problemática que genera identifi-
car una realidad como una única realidad 2. Cada condición sobre la
realidad es una interpretación subjetiva que de acuerdo al observa-
dor o analista se considera como la satisfacción a su propio posicio-
namiento epistemológico, aun cuando al presentar su trabajo, éste
también sea interpretado o analizado por otros. Lo mejor es con-
siderar que un análisis de coyuntura intenta, o más bien pretende,
comprender la realidad, si se sigue un paradigma interpretativista, o
construir la misma, cuando se recurre al paradigma constructivista
de la epistemología.

2 Paul Watzlawick, teórico austriaco de la comunicación humana, escribió en una ocasión:


“si, tras larga búsqueda y penosa incertidumbre, creemos haber hallado al fin la solución de
un problema, nuestra postura, lastrada de una fuerte carga emocional, puede ser tan inque-
brantable que preferimos calificar de falsos o irreales los hechos innegables que contradicen
nuestra explicación, antes que acomodar nuestra explicación a los hechos”. Somos noso-
tros, en definitiva, quienes tenemos el poder decisorio de comprender un hecho como real
o no, siendo este un ejercicio de carácter subjetivo, de acuerdo a las experiencias vividas en
nuestro entorno social. (Información de la cita extraída de www.buddhachannel.tv/portail/spip.
php?article9583 Consultado el 06-09-11 a las 20:16.)

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sede Bogotá
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Julián Darío Bonilla Montenegro

La realidad social es demasiado compleja y no puede ser com-


prendida sobre la base de un único referente explicativo; posible-
mente la interpretación de un analista identificado con tendencias
ideológicas de izquierda, centro o derecha, sea diferente para quie-
nes manejan construcciones basadas en la cosmovisión indígena, y
además diametralmente opuesta a la manera como diferentes grupos
sociales consideren que es mejor explicar el fenómeno social a anali-
zar. De acuerdo a la posición política, social, económica o ideológica
se obtiene una explicación diferente.
No por eso se debe olvidar que el análisis de coyuntura
descansa sobre una base que permite el diagnóstico de una situación
o acontecimiento, de una confrontación entre fuerzas políticas,
económicas o sociales en un sentido amplio. Por esto, la herramienta
para desarrollar este proyecto es importante para3:
• Comprender los eventos que ocurren en un determinado mo-
mento, en donde confluyen condiciones de tipo político, ideo-
lógico; social o económico, a una escala que va desde lo local a
lo internacional pretendiendo abarcar una explicación y análisis
profundo de dicho evento.
• Mejorar la capacidad de análisis y el seguimiento de los hechos.
• Sentar las bases para tomar en cuenta los planes de acción que
se podrán presentar en un momento cercano luego de transcu-
rrido el evento analizado.
Así, continuando con lo anterior, se puede establecer que “los
procesos están llenos de sentidos y dinámicas que escapan o no es-
tán subordinados a determinaciones lógicas. Esto, no obstante, no

3 La organización de los criterios para la importancia de este análisis provienen de Ibíd. De


acuerdo a la aclaración sobre conocimiento de la realidad o análisis subjetivo u objetivo, estas
referencias se omiten.

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104 Vol. 4. N.° 2 p. 101-120. Julio-diciembre de 2011
El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

nos impide el procurar investigar los encadenamientos, la lógica, las


articulaciones, y el sentido común de los acontecimientos.” (Ibíd.)
No se debe considerar, sin embargo, que la lectura sobre una
coyuntura pueda construirse a través de las perspectivas del punto
de vista dominante (lógica del poder), o de las clases subordinadas
o de oposición al poder dominante (Ibíd.)4. Existen perspectivas del
análisis de coyuntura de corte conservador para lograr “…mantener
el funcionamiento del sistema y el régimen” (Ibíd.). Desde un punto
de vista basado en las clases subordinadas se deben tomar en cuenta
las condiciones propias en las que se encuentran dichas clases y así
identificar la óptica que estas manejan de acuerdo a sus situaciones.
Se olvida entonces, que no por el hecho de pertenecer a una clase
subordinada se pretende un cambio de las situaciones existentes y
que se pueden compartir los puntos de vista e interpretación de los
intereses específicos que desarrollan las prácticas de dominación y
hegemonía.
En algunas ocasiones, al análisis de coyuntura se le da la con-
dición de herramienta de comprensión del hecho histórico. Lo que
ocurre si se tiene en cuenta la importancia de analizar un proceso
referido y el conocimiento que se produce gracias a este análisis.
Esto, es un proceso de permanente retroalimentación (Fazio. 2007),
que se lleva a cabo a partir de la reconstrucción de huellas, indicios y
vestigios que se asocian con el escenario que se pretende estudiar. Si-
guiendo al profesor Hugo Fazio “…son los soportes sobre los cuales

4 Tal como se suele plantear en la mayor parte de esquemas de interpretación del análisis de
coyuntura, en donde la lógica binaria es la prevalente, es necesario tener en cuenta que existe
un esquema de análisis que se amplia y que se encuentra por encima de los criterios de par-
ticipación y observación del investigador, que no puede tener una posición exclusiva basada
en la confrontación, puesto que ambas partes hacen parte relevante y activa del proceso,
incluyendo en este caso la comisión de fallas. Corresponde buscar mantenerse aislado, de una
forma un tanto diferente a los actores. Pueden existir puntos en común. Sin embargo, es mejor
pretender un aislamiento. Mejor si la condición de identidad política es contraria a las creencias
propuestas por los actores políticos estudiados a través de la coyuntura.

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Julián Darío Bonilla Montenegro

se sostiene y en los que se valida la correspondiente argumentación,


narración y/o (sic) descripción”, mediante la constante interrelación
que existe entre los elementos constructores de una coyuntura (Ac-
tores, Escenarios, Acontecimientos, Correlación de Fuerzas).
Lo que es importante en circunstancias como estas es lograr
construir esta relación entre hechos contingentes: “todo está con-
dicionado, relativo, dependiente, contingente. Además, todo está
constituido por partes. No existen unidades totalitarias; solo exis-
ten conjuntos, conglomerados de elementos, de partes de factores
constitutivos” (Dragonetti. 1991). Extraer de estos elementos de
la coyuntura, de los conglomerados de elementos, de los factores
propuestos como constitutivos, es lo que permite de cierta manera
atraer unas interpretaciones divergentes sobre los fenómenos que se
pretenden comprender.
Miguel González (1992) asume acerca de las condiciones que
sobre la coyuntura han referido diversos autores del marxismo, pues
señala que después del propio Marx, varios de los seguidores de esta
corriente llevaron a cabo ejercicios relevantes para poder definir este
método “sin circunscribirse al sólo ámbito de explicación de la co-
yuntura política” (op. cit).
Así, por ejemplo, Lenin, según González, pretende construir la
coyuntura para lograr explicar el contexto histórico y político pre-
sente en la Rusia presoviética, haciendo este análisis político sobre
la base de una construcción determinista de la historia (Ibíd. Pie de
página n.º 2); Mao establece una ley de la contradicción, siendo esta
la herramienta para la comprensión de los problemas coyunturales
del pueblo chino republicano, teniendo en cuenta la particularidad
nacional e histórica de esta cultura (Ibíd.).
También está presente el caso del teórico de origen griego
Nikos Poulantzas, quien construye una propuesta basada en la “rela-

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106 Vol. 4. N.° 2 p. 101-120. Julio-diciembre de 2011
El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

ción particular del Estado y de la coyuntura, que a su vez constituye el


lugar en donde se descifra” (Ibíd. Cursivas en el original).
¿Cuál es el significado y alcance de esta propuesta? Consiste en
reconocer cómo mediante el estudio de la coyuntura se procede a re-
conocer los elementos vigentes del Estado. Luego, el autor sustituye
el concepto de Coyuntura por el de “Todo Social”, sigue sostenien-
do que el Análisis de Coyuntura “…no sería sino la condensación de
las contradicciones del todo social en un momento determinado de
la historia con predominio de lo político”(Ibíd. Cursivas en el origi-
nal). En definitiva, este todo social:
no sería el todo caótico, el concreto real a simple vista, sino más
bien la condensación de las contradicciones del todo en un mo-
mento histórico determinado, pero cuya percepción sólo puede
efectuarse como concreto de pensamiento en un proceso simul-
táneo al de la distinción de los sujetos-actores y de las circuns-
tancias que, necesariamente, resulta de una concepción teórica
y epistemológica de la realidad y, en consecuencia, de un cierto
modo de devenir de los acontecimientos (Ibíd.)

En relación con lo expuesto anteriormente, se puede concluir que:


La tradición de los grandes pensadores revolucionarios, desde
Lenin a Mao, pasando por Trotsky y Rosa de Luxemburgo apa-
rece en el estructuralista francés, bajo la bendición de la cienti-
ficidad. Desde ahí, a través de un esquematismo ejemplarmente
ordenador, se abrirá la posibilidad de hacer operativo el ‘ma-
terialismo dialéctico’. Gran parte de los análisis marxistas de
los años setentas, asimilables al ‘análisis de coyuntura’, tomará
necesariamente en cuenta, aún para alejarse de él, este tipo de
perspectiva. (Ibíd.)

En todo caso, debe considerarse que el análisis de coyuntura


y, su epistemología, se pueden agrupar en dos grandes perspectivas:
una interpretación del presente cercano vinculado a la tradición po-
sitivista, que se caracteriza por “…reconocer la incapacidad de tener
una concepción global del comportamiento de la sociedad e incluso
negar la posibilidad de conocerla; la pretensión de objetividad basa-

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Julián Darío Bonilla Montenegro

da en el análisis empírico; la exclusión de la teorización emanantista;


y una pretendida asepsia política.” (Bolívar, op. cit.)
La otra alternativa es la alternativa descrita hasta ahora, que
consiste en un enfoque dialéctico que consiste en rechazar “la supo-
sición del conocimiento como instrumento; que el conocimiento de
la parte –en este caso la sociedad– sea posible sin el conocimiento
del todo; y, asume la ‘contradicción’, tanto ‘objetiva’ como ‘subjetiva’
como la sustancia de la realidad social.” (Ibíd.)

El análisis de coyuntura desde varias perspectivas

Cuando se habla de esta metodología, el punto de referencia


parte de Carlos Marx y su escrito El 18 Brumario de Luis Bonaparte
(18B). En este texto, él reconstruye la escena política francesa en
torno a los acontecimientos histórico-políticos en el escenario de la
coyuntura que dio origen a la dictadura de Luis Bonaparte, y su
posterior proclamación (o autoproclamación) como Emperador.
Siguiendo el texto de González es posible establecer que: “Al
registrarse la secuencia de los acontecimientos y determinar las
transformaciones políticas, Marx establece una periodización histórica
que le permite distinguir, para explicar estas transformaciones, los
cambios en la correlación de fuerzas, la especificidad orgánica y los
intereses de cada una de éstas, hasta arribar al cambio culminante: el
golpe de Estado”(op. cit. Cursivas en el texto original).
De esta interpretación sobre el 18B, se establece un elemento de
relevancia para entender el análisis de coyuntura como un análisis
político, y es la comprensión e interpretación de “…la condensación
de las contradicciones del todo en un momento histórico deter-
minado, pero cuya percepción sólo puede efectuarse como concreto
de pensamiento en un proceso simultáneo al de la distinción de los
sujetos-actores y de las circunstancias que, necesariamente, resulta

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108 Vol. 4. N.° 2 p. 101-120. Julio-diciembre de 2011
El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

de una concepción teórica y epistemológica de la realidad y, en cierto


modo, del devenir de los acontecimientos”(Ibíd. Negrillas fuera
del texto). Toda la estructuración lleva a cabo la identificación de
una “’posibilidad fundamental’ en el cambio de la realidad histórica”
(Ibíd.).
Sin embargo, en este momento surge un primer interrogante.
Lo anterior, la descripción del ejercicio investigativo e interpretativo
de Marx, lleva a generar una explicación reconstructiva para luego
construir una explicación propositiva. ¿Es posible llevar a cabo una
correcta relación entre ambas explicaciones; entre la reconstrucción
y la propuesta? En muchas circunstancias de la actuación política no
se sabe realmente si se ejecuta una definición o una autodefinición
de los acontecimientos pasados, tanto por parte de los actores o de
los observadores de los acontecimientos.
Es muy común ver cómo las prácticas políticas terminan por
generar realidades virtuales que se modifican de acuerdo a la inter-
pretación de todos los actores presentes en el escenario político de-
terminado. Los acontecimientos son interpretados de diversas ma-
neras de acuerdo a la concepción que cada uno de ellos tenga acerca
del fenómeno, lo cual lleva a cambiar los criterios acerca de la forma
como se interpreta la coyuntura.
Si Carlos Marx propone y describe la coyuntura, su teórico más
avanzado a partir de dicho legado fue Antonio Gramsci5. Él maneja
un texto que sirve como punto de referencia para la comprensión del
fenómeno de la coyuntura y su uso para el análisis de los procesos

5 Por ejemplo, Juan Carlos Portantiero (1979) propone darle el calificativo a este representante
de la teoría política italiana de “’teórico de la coyuntura’”.
Otros estudiosos de su obra como Néstor García Canclini (1984), lo califican como “…el estra-
tega de la coyuntura”. Recordando algo que es de suma importancia cuando se busca estudiar
a cualquier autor: que tiene sus límites y no todo está reducido a los usos que a él se le puedan
dar (Ibíd.).

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Julián Darío Bonilla Montenegro

políticos. A través del ensayo “Análisis de situaciones. Relaciones de


fuerza”, se logra obtener una verdadera descripción de la interpreta-
ción del fenómeno de la coyuntura6.
En ese ensayo, la razón fundamental que Gramsci otorga
para desarrollar el análisis de las situaciones consiste en cons-
truir un “...conjunto de cánones prácticos de investigación y de
observaciones particulares útiles para despertar el interés por la
realidad de hecho, y para suscitar intuiciones política más riguro-
sas y vigorosas”, dejando de un lado las consideraciones marxis-
tas tradicionales que se enfocan en las condiciones economicistas
para enfocarse en condiciones donde se tienen en cuenta “…las
relaciones de fuerza política y de partido” (op. cit.). Para Gramsci,
así se extrae la necesidad de interpretar las circunstancias de las
relaciones entre las fuerzas que operan en un “cierto periodo, y
para determinar su correlación” (Ibíd.).
Para él los criterios de interpretación sobre un espacio temporal
de la coyuntura7, se presentan “…como ocasionales, inmediatos, casi
accidentales” (Ibíd.). Esta relación inmediata entre los fenómenos
genera constantes procesos de crisis que demuestran la forma como
se afectan las relaciones de poder y la manera en la que los diversos
actores sociales juegan un papel decisivo en las relaciones orgánicas
presentes en la sociedad. En todo caso, la coyuntura se debe entender

6 El texto base para este estudio es un texto proveniente de la página Web www.panuelosenre-
beldia.com.ar. Al llevar a cabo la comparación con otros medios de información virtual que
presentan este texto de Gramsci, es posible observar que se mantiene el mismo criterio de
redacción y trabajo, por lo que no se considera en un primer momento como una suerte de
plagio o malinterpretación del texto original.
7 Por ejemplo, los estudios de Herbert José de Souza o Helio Gallardo, así como textos de
formación política desarrollados por grupos de investigación, como los que provienen de Cen-
troamérica (caso de la revista El Cotidiano de México. Revista de la Universidad Autónoma de
Guadalajara o el Instituto Centroamericano de Estudios Políticos de Guatemala), el periodo
para el análisis de la coyuntura es sobre acontecimientos recientes, de los cuales se pueda
extraer conclusiones que permitan determinar cómo terminó por consolidarse el hecho y qué
podrá ocurrir en el futuro.

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El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

tanto para los procesos en donde se derivan crisis agudas, como para
aquellos en donde el proceso es de desarrollo “progresivo” (Ibíd.).
Uno de los puntos de mayor relevancia de este texto es el re-
conocimiento que Gramsci le ofrece al análisis de coyuntura en dos
aspectos. En primer lugar su importancia en lo llamado por él “arte
político” (Ibíd.); lo segundo, la posibilidad de entender la relación de
fuerzas entre los actores. Esta última “…permite controlar el grado
de realismo y de operatividad de las diversas ideologías nacidas en su
mismo terreno, en el terreno de las contradicciones que la división
ha engendrado durante su desarrollo” (Ibíd.).
La condición citada es lo que guía el análisis en condiciones de
corte político y, lo que sirve de referente para entender los fenómenos
tanto en las relaciones ideológicas de los actores como las divisiones
que se presentan dentro de ellos. Así se extrae de la investigación una
forma de comprender que incluso dentro de los procesos iniciales de
una propuesta de coyuntura, son aquellas que dan inicio al proceso
de investigación y sirven de conducto para interpretar los procesos
que dan origen a su desarrollo hasta el final.
Las relaciones de fuerzas políticas para este importante autor
de la coyuntura son “la estimación del grado de la homogeneidad,
de autoconciencia y de organización alcanzado por los varios grupos
sociales. Este momento puede analizarse a su vez distinguiendo en
él varios grados que corresponden a los diversos momentos de la
conciencia política colectiva” (Ibíd).
El papel de la conciencia es un punto de reflexión que en este
momento y para este caso en particular es muy importante abordar,
puesto que este análisis sirve de conexidad en la construcción del
desarrollo investigativo. Inclusive, se tiene una “conciencia política
colectiva”, de donde se reconoce el papel que entra a jugar el estudio
de la conciencia y cómo se relaciona ésta con la identidad de los ac-
tores en la coyuntura.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
111
Julián Darío Bonilla Montenegro

Y Gramsci todavía nos ofrece más precisiones para consolidar el


análisis de coyuntura. En su descripción de la coyuntura, existe una
fase de carácter estrictamente político:
es la fase en la cual las ideologías antes germinadas se hacen
“partido”, chocan, entran en lucha, hasta que una sola de ellas,
o por lo menos una sola combinación de ellas, tiende a preva-
lecer, a imponerse, a difundirse por toda el área social, deter-
minando, además de la unidad de los fines económicos y polí-
ticos, también la unidad intelectual y moral, planteando todas
las cuestiones en torno a las cuales hierve la lucha no ya en un
plano corporativo, sino en un plano “universal”, y creando así la
hegemonía de un grupo social fundamental sobre una serie de
grupos subordinados. (Ibíd.).

Se concluye esta parte retomando lo que debe ser la guía para


todo tipo de análisis de coyuntura:
Pero la observación más importante que hay que hacer a propó-
sito de todo análisis concreto de las relaciones de fuerzas es la
siguiente: que esos análisis no pueden ni deben constituir fines
en sí mismos (a menos que se esté escribiendo un capítulo de his-
toria pasada) sino que cobran significación si sirven para justificar
una actividad práctica, una iniciativa de la voluntad. Los análisis
muestran cuáles son los puntos de menor resistencia, a los que
pueden aplicarse con más fruto las fuerzas de la voluntad, sugie-
ren las operaciones tácticas inmediatas, indican cómo se puede
plantear mejor una campaña de agitación política, qué lenguaje
será mejor comprendido por las muchedumbres, etc. (Ibíd.)

Ahora, lo que se pondrá en consideración en seguida es la ma-


nera de cómo organizar el análisis de coyuntura para su aplicación
en una investigación concreta.

¿Cómo desarrollar el análisis de coyuntura?

Al momento de trabajar con el análisis de coyuntura lo que se


busca es “…lograr establecer una síntesis de esa compleja gama de
situaciones que presenta la realidad. Su preocupación es precisar un

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El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

ordenamiento de lo difuso, de lo caótico.” (Bolívar, et. ál. 1991). La


descripción del desarrollo metodológico del análisis de coyuntura
resulta en una descripción casi unánime en los autores referidos aba-
jo. Incluso, existen documentos de carácter oficial, como los presen-
tados en guías de trabajo por parte de la Organización de Estados
Americanos –OEA– (s.f.), que diseñan la metodología de acuerdo a
un determinado número de criterios y líneas de trabajo.
Aquí, la presentación de este desarrollo metodológico conside-
ra los textos de los autores latinoamericanos David Bermúdez (s.f.),
Herbert José de Souza (s.f.), Helio Gallardo (op. cit.), y el Grupo de
Investigación de Coyuntura de El Cotidiano (Bolívar, et. ál. op. cit).
Lo anterior sin excluir mención a otros aportes para la construcción
del diseño metodológico en cuestión.
En primer lugar, es muy importante para desarrollar un análi-
sis de coyuntura, tener en cuenta el entorno o la realidad en los que
dicha situación se presenta. De este entorno surgen las bases para
recurrir a esta herramienta metodológica, para lo que se consideran
los siguientes elementos:
• acontecimientos,
• escenarios,
• actores,
• relaciones de fuerza, y
• articulación entre la estructura y la coyuntura (Bermúdez. op.
cit.).
Esta articulación, la más amplia de los elementos que
componen dicho análisis que plantea Souza es interpretada según
Bermúdez como la correlación de fuerzas entre los actores sociales
“…suponiendo que esto determinará las tendencias, las acciones y
los escenarios posibles en la realidad actual y la futura” (op. cit.).

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
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Julián Darío Bonilla Montenegro

Tal realidad en el sentido de Gallardo, no es neutral y tiene como


objetivo lograr la “…acumulación de fuerzas favorables” para un
proyecto estratégico determinado (op. cit.).
A continuación, se explicará cada uno de los componentes del
análisis de coyuntura.
Los acontecimientos: son aquellos hechos y situaciones, junto
con su comprensión, que ocurren en la vida social, que tienen una
verdadera significancia para un grupo social en una región determi-
nada. De acuerdo al criterio de interpretación de los hechos, cada
grupo lo considera de mayor o menor relevancia para así ser incluido
dentro de la categoría de acontecimiento.
¿Por qué se consideran algunos acontecimientos como aquellos
más relevantes? Porque son los que marcan un derrotero para enten-
der la construcción del proceso de acuerdo a los puntos segundo y
tercero: Los escenarios y los actores.
Los Escenarios: en el momento de hacer referencia a los es-
cenarios, se entiende que estos son aquellos espacios en donde se
presentan a cabo proyectos de transformación o conservación de las
relaciones que estructuran una sociedad. Un cambio en el escenario
es de por sí un cambio en el proceso de la interpretación de la coyun-
tura. Cada escenario se construye de acuerdo a consideraciones en
las que los actores ejecutan sus acciones para establecer los mejores
criterios de participación. En todo caso, los escenarios y su cons-
trucción cambian según las dinámicas sociales y la multiplicidad de
factores que surgen entre estos (Bermúdez. op. cit.).
Para entrar a estudiar los escenarios se debe entender cómo se
desarrollaba la correlación de fuerzas en ese momento, las oportuni-
dades y amenazas para cada actor participante de la coyuntura y las
tendencias a las que apuntan estas correlaciones de fuerza de acuer-
do a los acontecimientos observados durante el periodo de tiempo.

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114 Vol. 4. N.° 2 p. 101-120. Julio-diciembre de 2011
El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

¿Cómo se puede considerar que se construyen los escenarios? De


acuerdo a la necesidad de acumular más fuerza, mantenerla o perder
la menos posible.
Aun cuando se supone que el principio se basa en acumular
más fuerza para los actores en los escenarios específicos, durante la
construcción del proceso se puede observar cómo se van alinean-
do estos para coordinar sus pretensiones de acuerdo a condiciones
transcurridas durante la coyuntura.
Los Actores: al ver quiénes son los actores se debe tener en
cuenta que estos son aquellos que construyen sus actividades con
miras a consolidar un proyecto en el futuro de acuerdo con sus pre-
tensiones e intereses. En el decir de Souza, el actor asume dicho
papel cuando “…representa algo para la sociedad (para el grupo, la
clase, el país), encarna una idea, una reivindicación, un proyecto, una
promesa, una denuncia”(op. cit.). Estas pretensiones no son por lo
general coincidentes. De ahí que Gallardo (op. cit.) lleve a cabo una
referencia a la existencia de un “conocimiento previo” para entender
en qué consiste ese proyecto político y una “previsión” para exami-
nar las alternativas en juego que tiene cada uno de los actores, ni
siquiera sobre la base de lo que estos quieran justificar para alcanzar
sus objetivos. Esto se entiende debido a las mismas proyecciones que
cada actor en este escenario pueda tener de acuerdo a sus intereses.
En una coyuntura, se pueden considerar las siguientes catego-
rías de actores (Cedib. 2006):
• Protagonistas. Actúan para alcanzar los objetivos e intereses
de los grupos en particular. También pueden asumir ese papel
en un momento determinado de la coyuntura. Existen algunos
a los que su trabajo para el desarrollo de los acontecimientos les
permita asumir el papel también de protagonistas. Lo más pro-
bable es que las anteriores descripciones les den la condición de:

Universidad de San Buenaventura,


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Julián Darío Bonilla Montenegro

• Ayudantes. Son los actores que colaboran a los protagonistas


para que los primeros alcancen sus objetivos. Puede efectuarse
el cambio de Protagonista a Ayudante.
• Opositores. Son los actores contrarios a los objetivos de los
protagonistas y en ese sentido no quieren que estos alcancen
su cometido. Los opositores, también pueden cambiar su rol
y asumir el de ayudantes durante determinadas circunstancias
específicas de la coyuntura.
• Destinatarios. Todos los elementos de desarrollo de la acti-
vidad social tienen un grupo común; son los destinatarios:
“aquellos actores que recibirán los beneficios o daños de la ac-
ción de los protagonistas” (Cedib. op. cit.). La comprensión que
se haya tomado de la acción de los protagonistas es un punto de
inflexión que permite, aunque considerado de manera paradó-
jica e incluso irónica, comprender las razones que llevan a estos
a construir su percepción sobre los fenómenos y a condicionar
su acción de participación.
Las relaciones de fuerza: están definidas de acuerdo a los re-
cursos con los que cuentan los actores durante la coyuntura con el
fin de lograr llevar a cabo su estrategia política; una acción propia
de los actores políticos para tener en mente una metas a cumplir.
En este caso, se debe analizar cuál es la estrategia fundamental, la
decisión que los actores consideran de mayor importancia (Rosa-
les, 2005). Sin embargo, también debe considerarse que no toda la
organización de la práctica política por parte de los actores puede
determinar que su fin sea realmente este.
Para tener en cuenta la organización de la relación de fuerzas
se deben tomar en consideración aspectos cuya mejor herramienta
de interpretación se basen en la construcción del sujeto. Elementos
como la forma de conciencia, la claridad en cuanto a los intereses
y la homogeneidad ideológica, pueden ser interpretados de mejor

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El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

manera mediante los avances ocurridos en torno a la comprensión y


estudio del sujeto y el comportamiento. Estos puntos en particular
tienen una marcada incidencia en la forma como se determina el
comportamiento del sujeto político durante los acontecimientos, y
son condicionantes para guiar el análisis y la comprensión del mis-
mo, puesto que los electores buscan alternativas que les permita con-
tinuar o cambiar de acuerdo a sus percepciones e interpretaciones de
los acontecimientos y los actores principales dentro de la coyuntura.
Sin embargo, debido a otra serie de condiciones, otros actores,
más vinculados con la “orientación de la dominancia social” (Espi-
nosa, 2008), pueden guiar la estrategia política hacia la posibilidad
de continuar con las circunstancias políticas tradicionales, dejando
atrás cualquier amague de reconstrucción de los escenarios durante
la vigencia de la coyuntura.
Al momento de estudiar los escenarios donde se desarrolla la
correlación de fuerzas se debe observar la organización de los grupos
que participan en torno a los actores y sus estrategias, su lugar o im-
portancia en la estructura política y la forma de conciencia, claridad
en cuanto a intereses y homogeneidad ideológica.
La periodización de los cursos de acción: algo que también
es de suma importancia para comprender la correlación de fuerzas
consiste en establecer de qué manera se forjaron alianzas durante el
periodo a analizar. Para efectuar la mejor descripción de la correla-
ción de fuerzas entre los actores se debe desarrollar trabajo específi-
co para cada acontecimiento relevante y luego se describe y analiza
su relación e interacción con los fenómenos vigentes.
En cada periodización se establece quiénes eran los actores en
juego, cuál era su papel en ese escenario, qué amenazas u oportu-
nidades presentaban y qué tipo de acciones llevaron a cabo durante
cada proceso. Es probable que mediante este ejercicio se logre una
discusión que permita aclarar cuál actor se encontraba mejor ubica-

Universidad de San Buenaventura,


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Julián Darío Bonilla Montenegro

do en la coyuntura, estudiando cuáles fueron las mejores acciones


para favorecer sobre un actor la correlación de fuerzas.
Articulación de la coyuntura y la estructura: esto consiste
en poder lograr comprobar cómo las acciones llevadas a cabo por los
diversos actores, tienen una relación con procesos que son externos
a la coyuntura como tal, pues forman parte de procesos históricos,
sociales o políticos con un desarrollo pasado que ayudó a generar
la coyuntura. Se hace necesario construir una articulación de los
niveles objetivos de los procesos y condiciones políticas con las ac-
ciones llevadas a cabo por los actores y los partícipes del proceso a
investigar.
Si se continúa con la propuesta de Gramsci, la utilidad del aná-
lisis de coyuntura consiste precisamente en una herramienta meto-
dológica que permita “…relacionar las estructuras con la realidad”
(Portantiero. op. cit.). Gracias al análisis es posible “…reconstruir el
modo particular de articulación de las determinaciones; la herra-
mienta que permite leer tanto el ‘acontecimiento’ como la ‘estructu-
ra’, en su forma ‘coyuntural’, esto es, como ‘momento actual’ de las
contradicciones sociales, como ‘dialéctica de la totalidad concreta’”
(Ibíd. Cursiva en el texto original).

Conclusiones

La coyuntura describe, interpreta y analiza un proceso deter-


minado espacio temporalmente. Lo que se debe obtener en este pun-
to consiste en lograr una redefinición de las relaciones entre ésta y
las construcciones sociales que son objeto de análisis. En cualquier
circunstancia social se puede construir análisis de coyuntura y de-
pende de cómo se vaya a formar dicho análisis y cuál es el objetivo
que tiene el investigador, que esta metodología entra en vigencia.
Sin olvidar que suele ser un recurso vigente sin una organización
metodológica.

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El análisis de coyuntura, un acercamiento metodológico

Se recurre mucho al análisis de coyuntura, pues varios docu-


mentos académicos y centros de investigación recurren al análisis de
procesos coyunturales como una base para su trabajo, sin tener en
cuenta las condiciones metodológicas planteadas. Lo más importan-
te consiste en saberla construir o encontrar las mejores herramientas
para lograr articular los elementos de análisis exigidos por la investi-
gación, porque el método de análisis coyuntural hace posible y exige
una metodología. Todo acontecimiento se encontrará enmarcado en
un escenario, junto con las acciones en las que participan los actores
que las construyen confrontando la fuerza entre ellos y guiando los
cursos de acción con un determinado fin.

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120 Vol. 4. N.° 2 p. 101-120. Julio-diciembre de 2011
Dinámica reciente de la concentración
de la propiedad y uso de la tierra en
Colombia.
Algunas reflexiones a propósito de la
especialización productiva*
The Actual dynamics in use and appropriation of
land in Colombia. Reflections about productive
specialization
Carlos Alberto Suescún**

Fecha recibido: 16/08/2011


Fecha aceptado: 26/09/2011

Resumen

La dinámica histórica de desigualdad rural en Colombia, ha es-


tado caracterizada principalmente por una persistente concentración
de la propiedad de la tierra, que en tiempo reciente ha estado impul-
sada por factores como el despojo de tierras y la profundización de
las desigualdades en el sector rural en un contexto de violencia y nar-
cotráfico. A estos factores estructurales, en las últimas dos décadas
se han sumado dos adicionales que han profundizado las desigual-

* Articulo de investigación que analiza la concentración y uso de la tierra en Colombia. El artículo


hace parte de la investigación que en la actualidad lleva a cabo el autor en su trabajo de grado
para la obtención del título de Maestría en Ciencias Económicas.
** Economista, Universidad Nacional de Colombia. Candidato a Magíster en Ciencias Económicas
de la Universidad Nacional de Colombia. Investigador de la Fundación Escuela para el Desarro-
llo. Correo electrónico: carlossuescun@gmail.com
Carlos Alberto Suescún

dades: la especialización productiva consistente en la conversión de


áreas de cultivos de ciclo transitorio a cultivos de ciclo permanente
y la coyuntura internacional alrededor de la tierra y los productos
básicos agrícolas, siendo este último un fenómeno propio de la crisis
económica mundial surgida en 2007, que ha devenido en lo que se
ha denominado acaparamiento masivo de tierras.
El artículo analiza el rol de la política económica para el sector
rural en el contexto propio de estos dos fenómenos recientes, y desde
un punto de vista crítico-analítico, intenta explicar los principales
riesgos que conlleva una profundización de la especialización pro-
ductiva en cultivos de ciclo permanente a gran escala y su influencia
en la concentración del uso y propiedad de la tierra.

Palabras clave

Especialización productiva, concentración de la propiedad de la


tierra, acaparamiento masivo de tierras, conversión productiva.

Abstract

In Colombia rural Historical inequity dynamics has been cha-


racterized by a persistent concentration in land property; recently it
has been impulsed by factors as the land rapture, violence, narco-
trafic and expansion of inequities in rural sector. To this structural
factors, in last two decades it have added two additional factors that
extend inequities: production specialized consistent in transitory
crops cycles to permanent cycles and international situation around
land possession and basic agro products. This characteristic pheno-
menon of the economical world crisis from 2007 has become in a
massive land hoarding.
Article analizes the political rol in economic politics for rural
sector in own context of those two recent phenomenon from an

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


122 Vol. 4. N.° 2 p. 121-149. Julio-diciembre de 2011
Dinámica reciente dee la concentración de la propiedad y uso de la tierra en Colombia...

analytical critical, it looks for an explanation to main risks of this


productive form specialization in big scale permanent crops cycles
and it’s influence in concentration and use of land property

Keywords

Specialization, concentration of land ownership, massive land


grabbing, productive conversion

INTRODUCCIÓN

Investigar sobre la tierra y el sector rural en Colombia implica


por lo general tratarlo como un problema histórico. Son diversos los
factores que han influenciado la concentración de la tierra en Colom-
bia. A una distribución inequitativa inicial de la tierra en el período
colonial, que se consolidó en los primeros años posteriores a la in-
dependencia, se ha sumado la compleja relación entre poder político,
estructura agropecuaria y tenencia de la tierra en todo el período
republicano. De hecho, dos factores como la distribución inicial de
la tierra, la dinámica histórica y sus efectos sobre las instituciones,
según serias investigaciones como Ibáñez y Muñoz (2010), han sido
y son en la actualidad, variables fundamentales en la explicación de
la concentración de la tierra en Colombia.
El siglo xx fue un período de gran relevancia, pues varios fenóme-
nos se sumaron a esta compleja realidad heredada desde la Independen-
cia, donde la tierra se convirtió en el núcleo de disputas relacionadas con
dos fenómenos principales: la violencia y el narcotráfico. Desde mediados
de este siglo a la violencia en el sector rural se sumó el narcotráfico desde
los años setenta. Estos factores agudizaron, los problemas sociales en el
campo, en particular la pobreza y el desplazamiento forzado, problemas
que subsisten en una compleja realidad donde son notorias las injusticias
y la desigualdad. La concentración del uso y la propiedad rural de la tierra
son evidencias de esta persistente problemática realidad social.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
123
Carlos Alberto Suescún

Todos estos factores explicativos de la concentración de la tierra


en Colombia, no han sido abordados por la política pública de manera
óptima, y de hecho han reflejado una débil institucionalidad ligada al
sector rural (Ibáñez & Muñoz, 2010). En cerca de 80 años, el proble-
ma de la estructura agraria y rural ha carecido de una reforma agraria
amplia y democrática, y sus tres principales intentos como lo fueron
las Leyes 200 de 1936, 135 de 1961 y 160 de 1994 sucumbieron
ante la influencia de actores violentos y no violentos en disputa por el
territorio (Reyes, 2009), y en particular por los intereses de grandes
propietarios con representatividad en el poder político.
Ahora bien, el devenir contemporáneo del problema de la pro-
piedad y uso de la tierra con todo el peso histórico que se debe
contemplar en los diversos análisis, no sólo obedece a una falla de
política distributiva, sino a otros factores influyentes en la política
pública de desarrollo rural y de fenómenos muy recientes de carácter
exógeno. En particular dos factores, como son el enfoque de política
para el desarrollo rural de los últimos veinte años, y el fenómeno
denominado “acaparamiento de tierras”, son pertinentes para el es-
tudio del problema histórico (y actual) de la distribución y uso de la
tierra en Colombia.
El presente artículo analiza las principales macrotransforma-
ciones del sector rural en los últimos 20 años, haciendo particular
énfasis en la dinámica reciente de la concentración del uso1 y la pro-
piedad de la tierra. De igual manera, se examinan los posibles efec-

1 Se define por concentración del uso de la tierra, la “sobreespecialización” de la producción de


cierto cultivo o explotación de recursos del suelo en un espacio geográfico determinado. Esta
concentración en el caso de la producción agrícola, se da mediante la absorción de formas de
producción de baja escala por parte de grandes productores en distintas modalidades como
arrendamiento, usufructo, cooperativas, entre otras. Si bien este fenómeno en Colombia puede
ser más notorio en cultivos de ciclo permanente como la palma aceitera o la caña de azúcar,
otros cultivos de ciclo transitorio como el maíz pueden ser descritos, bajo ciertas condiciones,
en este concepto.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


124 Vol. 4. N.° 2 p. 121-149. Julio-diciembre de 2011
Dinámica reciente dee la concentración de la propiedad y uso de la tierra en Colombia...

tos en materia social y económica, que tendrían tanto las políticas


actuales para el desarrollo rural, como las cualidades propias que
demarca la coyuntura mundial alrededor de la tierra y la producción
de commodities agrícolas2. Para tal efecto, el escrito estará dividido en
cuatro partes:
1. descripción general del contexto socioeconómico actual
del sector rural;
2. descripción y análisis del proceso de especialización pro-
ductiva del sector agrícola, su relación con la concentra-
ción de la propiedad y los riesgos de su consolidación, en
especial para los campesinos y pequeños productores;
3. análisis de las implicaciones del fenómeno global de “aca-
paramiento de tierras” y su relación con la especialización
productiva del sector agrícola colombiano; y
4. conclusiones

CONCENTRACIÓN DE LA PROPIEDAD E INEQUIDAD:


EL CONTEXTO SOCIAL PERSISTENTE DEL
SECTOR RURAL COLOMBIANO

Colombia es de los países más desiguales del mundo. El índice


de Gini de concentración del ingreso a nivel nacional para el período
2002-2009, fue en promedio de 0,59. En el caso latinoamericano,
sólo fue superado por Brasil que arrojó una medición promedio de
0,60. A estos casos se contrapone Costa Rica, donde el indicador se
situó muy por debajo en 0,48.

2 En esta clasificación de productos agrícolas básicos se consideran el trigo, el maíz, el aceite


de Palma, la soya, la caña de azúcar para la producción de etanol, entre otros.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
125
Carlos Alberto Suescún

Ahora bien, el Gini de concentración ingreso es un indicador


importante en la medición de la desigualdad a nivel nacional, sin
embargo, la desigualdad en el sector rural, tiene una caracterización
más próxima que la distribución del ingreso, y es la propiedad de
la tierra. Estudios rigurosos como el de Ibáñez & Muñoz (2010)
muestran que en la actualidad el Gini de concentración de la propie-
dad alcanza 0,86, revelándose una tendencia creciente en la concen-
tración de la propiedad rural en los últimos años (principalmente a
partir de 2005), que en el caso del Gini de propietarios pasó de 0,86
en el año 2000 a 0,88 en 2010. Aumento que es de alta relevancia,
pues como señalan los autores en 30 años este indicador retrocedió
en 0,03, y en el lapso de apenas 9 años aumentó en 0,02 (Ibáñez &
Muñoz, 2010, p. 298.)
Si a esta amplía desigualdad en la tenencia de la tierra se suma la
pobreza, que según información del Dane en el período 2002-2009,
fue en promedio del 67%, y la pobreza extrema del 30%; y para el
mismo período, el PIB Per-cápita en el sector rural fue en promedio
una tercera parte del sector urbano (33,7%), el diagnóstico de la
actual situación del sector rural, devela que además de una amplia
desigualdad en la propiedad de la tierra, existe a su vez un descuido
del Estado colombiano en políticas de desarrollo y bienestar de los
habitantes del campo colombiano3.

3 La economía campesina y en sí la ruralidad en Colombia, es un espacio socioeconómico re-


presentativo. Dada la proporción en la población y las cualidades propias de sus diversos
habitantes que son fundamentales en el devenir económico y social del país, este espacio y
sus pobladores deben ser considerados en las políticas de desarrollo que emprenda el país.
Así lo manifiesta el Informe de Desarrollo Humano para Colombia en 2011 titulado “Colombia
Rural: razones para la esperanza”. Según este informe, en Colombia 32% de la población es
rural, controvirtiendo así las cifras arrojadas en el Censo Nacional de 2005, que reveló en su
momento un 25%. De igual forma el informe hace hincapié en la importancia de la economía
campesina, los grupos étnicos y las mujeres en la provisión de alimentos, el cuidado de los
ecosistemas y otras labores de gran importancia para el conjunto de la Nación colombiana.
Mayores detalles, véase: http://pnudcolombia.org/indh2011/ (Revisado por última vez: 30 de
septiembre de 2011)

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126 Vol. 4. N.° 2 p. 121-149. Julio-diciembre de 2011
Dinámica reciente dee la concentración de la propiedad y uso de la tierra en Colombia...

Gráfico 1. Evolución de Ginis de concentración de tierras y


propietarios 2000-2010

Fuente: Ibáñez y Muñoz (2010)


Ahora bien, la pobreza y la escasa posibilidad de generación
de ingreso en el sector rural, guardan una amplia relación con la
estructura agraria y de tenencia de la tierra (Fajardo, 2009), siendo
fundamental por ende el acceso al factor primario de la economía
combinado con políticas de desarrollo.
Es por tal razón que una inercia a la concentración de la pro-
piedad, es un factor explicativo fundamental del bajo desarrollo del
sector rural, las amplias brechas de pobreza en comparación con las
zonas urbanas (65% en el sector rural frente a 45% a nivel nacional),
y en sí de la gran inequidad social y económica que padece este espa-
cio del territorio nacional.
Los principales elementos explicativos en la persistencia de la con-
centración de la propiedad, se explican según Ibáñez y Muñoz (2010)
en diversos factores, entre los que sobresalen: la inercia histórica de la
estructura de la propiedad definida en la Colonia y en el período de la

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127
Carlos Alberto Suescún

Independencia, sumados otros relevantes como el despojo de tierras


por actores violentos a habitantes del campo, procesos de colonización
y titulación de baldíos, la política pública en beneficio de grandes pro-
pietarios y la compra de nuevas tierras por actores con gran propiedad
consolidada (Ibáñez & Muñoz, 2010, p. 279).
De los anteriores factores explicativos de la concentración, sobresa-
le que dos no están relacionados propiamente con el despojo de tierras o
a factores históricos, sino con la política pública en materia de tierras y
de desarrollo e incentivos al sector rural que ha establecido el Estado co-
lombiano en los últimos años: el progresivo aumento en la titulación de
baldíos y las políticas sectoriales en beneficio de grandes propietarios.
En este sentido, ciñéndose a una racionalidad maximizadora de
los grandes propietarios, el tercer factor de concentración que es la
compra de nuevos predios por parte de estos poseedores, es proba-
blemente y en gran medida, consecuencia del estímulo dado por la
política pública.
Ahora bien, ¿cómo es posible que la acción del Estado sea una
causa de la concentración, si su deber es el contrario? Al respecto,
se puede argumentar que es el poder de representación que pueden
tener los grandes propietarios en la elaboración y aplicación de la
política pública, lo que explicaría que ésta se construya para su pro-
pio beneficio y en detrimento del bienestar común. Sin embargo,
lejos de desconocer esta posible relación y su importancia, existe un
factor fundamental en la dinámica reciente de las transformaciones
socioeconómicas en el sector rural, que merece un análisis profundo
para identificar su real magnitud en la concentración de la propiedad
y la problemática social rural: la especialización productiva.

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128 Vol. 4. N.° 2 p. 121-149. Julio-diciembre de 2011
Dinámica reciente dee la concentración de la propiedad y uso de la tierra en Colombia...

DINÁMICA DE LA ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA DEL


SECTOR AGRÍCOLA COLOMBIANO

Las políticas de liberalización comercial y apertura económica


de finales de los años 80 del siglo xx, tuvieron un impacto conside-
rable sobre la estructura productiva del sector rural. Varios autores
han documentado sobre diversos cultivos que sucumbieron ante la
competencia internacional (Ocampo & Perry, 1995) y dejaron de ser
parte significativa en la oferta nacional. Sin embargo, más que un
análisis para productos específicos, la transformación macro ocurrió
en la conversión progresiva de cultivos transitorios a cultivos perma-
nentes4.
Gráfico 2
Uso de la superficie agrícola arable según cultivo

Fuente: CEPAL. Cálculos propios.

4 Según la clasificación de la Encuesta Nacional Agropecuaria, son cultivos de ciclo transitorio


productos tales como: algodón, cebada, fríjol, maíz, papa, soya, trigo y hortalizas como la ce-
bolla el tomate y la zanahoria, mientras que en la clasificación de cultivos de ciclo permanente
se hallan: café, palma de aceite, caña de azúcar, plátano, naranja, entre otros.

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Carlos Alberto Suescún

El anterior gráfico muestra que en el período de casi treinta


años, comprendido entre 1961 hasta inicios de la década de 1990,
existió una distribución homogénea y constante entre los usos de
las tierras arables con destino a cultivos transitorios y permanentes,
siendo en promedio de 40% para cultivos permanentes y el 60% con
destino a cultivos transitorios. Esta tendencia se revirtió significati-
vamente después de 1990 y se ha profundizado desde entonces, lo
que creo una estructura de usos de la tierra en la cual cerca del 80%
de la superficie arable se destina a cultivos permanentes.
Esta tendencia se corrobora en el total de la superficie agrícola,
evidenciándose una especialización de la producción en cultivos per-
manentes, donde sobresalen la caña de azúcar, el banano, la palma
aceitera y el café. Es necesario subrayar que ha disminuido el área
destinada al cultivo del café 753 816 ha en 2002 a 664 479 ha en
2009; mientras que la palma de aceite ha tenido una expansión en su
cultivo, pasando de 146 777 ha en 2002 a 360 537 en 2009.
Grafico 3
Distribución de la superficie agrícola según tipo de cultivo

Fuente: Encuesta Nacional Agropecuaria. Cálculos propios.

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Dinámica reciente dee la concentración de la propiedad y uso de la tierra en Colombia...

Esta tendencia a la especialización en cultivos permanentes es


conducente a una concentración del uso de la tierra, ya que este tipo
de cultivos tiene unos patrones que difieren de los cultivos transito-
rios, entre los que sobresalen:
a. la rentabilidad de los cultivos depende de un área conside-
rable para que exista escala de producción;
b. es intensivo en capital, y por ende no necesita de volú-
menes marginales crecientes de mano de obra ante una
ampliación del área cultivada5; y
c. la producción está determinada por el mercado internacional,
ya que estos cultivos como derivados de la caña de azúcar, acei-
te de palma, entre otros, hacen parte del conjunto de commo-
dities agrícolas que se transan en los mercados foráneos.
Estas características de la producción enfocada en cultivos per-
manentes, sin duda repercute en la concentración del uso y la propie-
dad, y probablemente sea una variable explicativa significativa en el
fenómeno señalado por Ibáñez y Muñoz, referente a la expansión de
nuevos terrenos en antiguos predios.
No obstante, probar esta anterior hipótesis requiere tener en
cuenta que la compra de tierras no es la única herramienta utilizada
para la expansión de este tipo de cultivos, puesto que contratos de
arriendo, cooperativas de trabajo asociado y otras formas contractuales,
han venido siendo estimuladas por las políticas de desarrollo rural en
los últimos años, involucrando a un número creciente de campesinos
y pequeños productores a la producción de commodities agrícolas,

5 El documento Conpes 3510 de 2008 revela que en el caso de la caña de azúcar y la palma de aceite con
destino a la producción de etanol y biodiesel, el promedio de empleo anual es de 0,18 y 016 personas
empleadas por cada hectárea, respectivamente. Es decir, que para contratar un trabajador adicional
se requieren en el margen 6 hectáreas adicionales de tierra. Esta relación igualmente se mantiene aún
para un crecimiento proyectado del área cultivada entre 2008 y 2019 de más del 200%.

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mediante el asocio con grandes inversionistas, mecanismos asociativos


que se han denominado Alianzas Productivas (Salinas, 2008). De esta
manera, la concentración del uso es la causa primigenia de un enfoque
de desarrollo sustentado en la especialización de la producción
agrícola, tal y como se detalló con las cifras anteriores, mientras
que evidenciar una relación de largo plazo entre especialización
productiva y concentración de la propiedad es una investigación aún
por desarrollar. Sin embargo, las evidencias particulares de correlación
de los dos fenómenos (concentración y especialización) en tiempo
reciente, permiten dar visos de una validación de esta hipótesis.
Ahora bien, una concentración del uso, no sólo puede ser con-
ducente a una concentración de la propiedad de la tierra, sino que
a su vez puede generar serios problemas sociales y ambientales. En
particular, vincular a pequeños productores mediante procesos aso-
ciativos con grandes inversionistas, puede no significar mayores be-
neficios para esta población y tampoco para la productividad y el
desarrollo del sector rural a nivel general. De hecho, esta concepción
del desarrollo rural propia de un contexto de gran inequidad en la
distribución del factor primario, encarna riesgos importantes según
la evidencia internacional. A continuación, se describen algunos ries-
gos asociados a la especialización productiva.

ALGUNOS RIESGOS DE LA ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA


EN CULTIVOS PERMANENTES

1. Baja productividad de los cultivos de gran plantación6. Los


cultivos permanentes como se mencionó atrás, requieren
de vastas extensiones de tierra, y el uso de mano de obra

6 Esta característica de baja productividad en la agricultura de gran plantación, ha sido analizada


con rigurosidad por autores como Lipton (1993) y Berry (2010), quienes demuestran a través
de diversos modelos que la productividad de la tierra es más alta en las propiedades pequeñas
que en las grandes (Berry, 2000, p. 6.).

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Dinámica reciente dee la concentración de la propiedad y uso de la tierra en Colombia...

es limitado, puesto que es un sector capital-intensivo. Así,


no es correcto medir la productividad de la manera tradi-
cional, es decir, relacionando producto con empleo total,
puesto que las cifras desconocerían esta estructura de fac-
tores. Por tal motivo, es adecuado relacionar el volumen
de producción total con el área total cultivada, y con ello
tratar de generar un indicador de la productividad de la
tierra en este tipo de cultivos. En las siguientes tablas se
resumen información de área y producción según cultivos.
Cuadro 1
Área según tipo de cultivo

Fuente: MADR, Rendición de cuentas 2002-2010.


Cuadro 2
Producción total anual según tipo de cultivo

Fuente: MADR, Rendición de cuentas 2002-2010.


Según estas cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo
Rural, entre 2002 y 2010 el área con destino a cultivo de ciclo per-
manente aumentó un 22%, mientras que en cultivos transitorios lo
hizo en apenas 6%. No obstante, el volumen de producción total en
cultivos de ciclo permanente aumentó en un 21%, es decir, menos
que proporcional a la expansión del área; mientras que la producción

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Carlos Alberto Suescún

de cultivos de ciclo transitorio aumentó en 25%, más que al aumen-


to del área cultivada en el período contemplado.
Esto se puede corroborar con el número de toneladas produci-
das por hectárea entre 2002 y 2010 según tipo de cultivo. En 2002
una hectárea destinada a cultivos permanentes, en promedio produ-
cía 6,14 toneladas, mientras que una hectárea de tierra en cultivos
transitorios, representaba en promedio 1,83 toneladas de producto.
Ya en el 2010, el volumen de producto de una hectárea de cultivos
permanentes disminuyó a un promedio de 5,9 hectáreas, mientras
que en cultivos transitorios aumentó a 5,8 toneladas de producto
por hectárea cultivada. Así, más tierra se vincula a la producción de
cultivos permanentes, pero su productividad por hectárea es decre-
ciente y las posibilidades de generación de empleo son limitadas.
El caso de los cultivos forestales7, no es ajeno a esta espe-
cialización de la producción. En el cuadro 1 se evidencia que en-
tre 2002 y 2010, el área destinada a cultivos forestales creció un
115%, pasando de poco más de 170 000 hectáreas en 2002 a
más de 370 000 en 2010. Este sector productivo es de hecho en
la actualidad uno de los de mayor potencial de expansión8 y una
forma de concentración del uso del suelo, donde la generación de
empleo es mínima, aunque el rendimiento por hectárea si puede
ser considerable, sólo que con temporalidades y objetivos distin-
tos (por ejemplo, servicios ambientales).

7 La reforestación comercial es uno de los principales negocios en la actualidad. Diversas fir-


mas a nivel internacional desarrollan proyectos de maderables y otros cultivos forestales en
grandes extensiones con destino a la integración con otras industrias (industrias de papel,
por ejemplo) y servicios ambientales, es decir, la vinculación de la reforestación a problemas
ambientales propios del cambio climático.
8 Según cálculos del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el potencial de desarrollo forestal es
de alrededor de 13 millones de hectáreas, de las cuales la meta para 2014 es cubrir cerca de
un 10% de esta área potencial. Mayores detalles:
www.dinero.com/edicion-impresa/negocios/articulo/colombia-potencia-forestal/103393
(Revisado por última vez: 30 de septiembre de 2011).

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Estas características de una producción especializada en cultivos


permanentes, en particular el carácter capital-intensivo de la produc-
ción, puede entre otros efectos, una migración constante de recurso
humano del sector rural al urbano, lo cual generaría problemas de
adaptación de las personas y sus conocimientos de un espacio a otro,
repercutiendo a su vez en mayores presiones sociales para las ciudades.
Así, el campo, que ha sido considerado un espacio alterno a las ciuda-
des, perdería esta cualidad de espacio socioeconómico y se convertiría
simplemente en espacio de disponibilidad del factor primario.
2. El riesgo financiero de los commodities agrícolas. El auge de
la producción de cultivos permanentes, tiene una relación
directa con la dinámica de precios a nivel internacional, ya
que del volumen de producción total, una gran parte tiene
por destino los mercados foráneos; y adicional a esto, el
cálculo del precio interno es con base en los indicadores
del mercado internacional.

Fuente: Fedeagro.org
Del anterior cuadro se destaca el alza en el precio de produc-
tos básicos agrícolas durante el periodo 2002-2011, tendencia alcista
que se profundizó a partir de 2007, influenciada sin duda por efec-
tos de la crisis financiera global, siendo estos productos el refugio
de los inversionistas ante la caída de otros sectores económicos. Esta
bonanza de precios, influenció en el caso colombiano las decisiones
de producción, y sin duda es una de las causas principales de la mar-
cada conversión de cultivos transitorios a permanentes.

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Carlos Alberto Suescún

No obstante, al estar fijados los precios en el mercado interna-


cional, la producción nacional está sujeta a la dinámica especulativa
de estos commodities. Esta dinámica especulativa en el sector de
bienes básicos ha sido analizada por investigadores como Munevar
(2011), quien demostró en su estudio que el alza de precios de los
commodities agrícolas y energéticos en los últimos años estuvo in-
fluenciado únicamente por este factor especulativo, es decir, que no
correspondió a fuerzas de oferta o demanda de estos productos, ya
que por ejemplo en el año 2008, cuando más se elevaron los precios
de los alimentos, fue el año de mayor producción (Munevar, 2011,
p. 11). Una total contradicción de las leyes del mercado si se desco-
nociera el efecto de la dinámica especulativa.
Ahora bien, este riesgo financiero puede ser soportado por los
grandes inversionistas, quienes pueden acceder a distintos mecanis-
mos de protección y aseguramiento ante sequías, alza de precios de
fertilizantes y otros insumos, así como de profundas caídas en el pre-
cio internacional de los productos. Sin embargo, no se puede decir lo
mismo de los pequeños productores, quienes deben soportar una ma-
yor carga de riesgo en sus decisiones de producción. Esto es algo que
no ha sido comprendido en su total magnitud en el proceso de estí-
mulo (política sectorial) a la reconversión productiva mediante alian-
zas productivas u otras formas de asociación que son incentivadas9.
No obstante, este riesgo financiero no sólo recae sobre los pro-
ductores (grandes, medianos y pequeños), sino en la población en
general, dado que en los cultivos transitorios se hallan la mayoría
de los alimentos que se consumen a diario, producción que en su
gran mayoría es realizada por campesinos y pequeños productores
(Forero, 2003).

9 Estos factores de riesgo también han sido objeto de estudio en Argentina con el cultivo de la
soya por autores como Barsky & Dávila (2008) y Alvarado (2003).

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Es precisamente el tema de los alimentos, uno de los factores más


importantes del riesgo financiero, en especial para los productores,
pero también para el conjunto de la economía. En los últimos años
las importaciones de alimentos se han profundizado, aumentando el
ritmo de crecimiento que se viene dando desde la apertura comercial
de principios de la década del noventa del siglo pasado. Según cifras
del Ministerio de Agricultura, en el año 2002 se importaron más de 6
millones de toneladas, y para el año 2010 estas subieron a 10 millones.
En esta tendencia sin duda influye la revaluación del tipo de cambio, y
las escasas barreras que existen a la producción interna. La razón prin-
cipal, es que el tema alimentario es visto desde la seguridad que brinda
el ingreso, que en tiempos recientes obedece entre otros factores a la
revaluación, pero no desde la soberanía, esto es, el sector de alimentos
visto desde un enfoque estratégico de prevención y aseguramiento
frente a choques exógenos de oferta o especulación.
3. El riesgo ambiental de la especialización. Altos contenidos
de fertilizantes y grandes volúmenes de agua en un área
específica, son necesarios para la producción de cultivos
permanentes en gran escala. A esto se suma el riesgo de
erosión por deforestación y el deterioro del suelo por la falta
de rotación de cultivos. Un ejemplo preciso de este riesgo
ambiental, es el caso del monocultivo de la caña de azúcar
en el Valle del Cauca. Pérez y Álvarez (2009) demostra-
ron con evidencias estadísticas que los ingenios azucareros,
además de representar una carga presupuestal considerable
en el mantenimiento de cuencas hidrográficas, también son
considerados responsables de contaminación no sólo del
agua, sino del aire mediante la quema de caña.
Este problema ambiental de la especialización productiva, ha
sido un tema de análisis principal en el caso argentino, donde los
pools de cultivos de soya han contribuido a la erosión de los suelos,

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cambios en el uso y vocación de la tierra, emisión de gases de efecto


invernadero y otras consecuencias que tienen graves efectos para el
medio ambiente en el mediano y largo plazo (Trigo, 2006).
4. El sesgo de la política pública. Una especialización productiva
en cultivos permanentes que como se mencionó renglones
atrás, se caracteriza por necesitar un monto considerable de
capital inicial y abarcar amplias extensiones, tiene el efecto
adicional de concentrar el gasto y las políticas públicas, bien
sea en una parte geográfica muy reducida donde se produce,
a unos productores particulares y/o a un subsector muy
específico. Esto además de generar problemas de equidad
en el gasto público y posible aumento en las brechas de
desigualdad, puede ser conducente a la profundización de
problemas como la mayor concentración de la propiedad
como lo demostraron Ibáñez & Muñoz (2010) en el caso
de políticas con beneficio a grandes inversionistas.
Un caso reciente de este sesgo de la política pública fue el cues-
tionado programa Agro Ingreso Seguro (Ley 1133 de 2007), que
además de los beneficios a particulares, resultó en una transferencia
de subsidios a grandes productores, con la particularidad de que
muchos de ellos eran productores en este sector de cultivos perma-
nentes. Un ejemplo específico, fue la línea de crédito especial del
programa AIS, que se concentró en los grandes productores. Entre
2007 y 2009, en promedio un crédito para un proyecto de un gran
productor fue de $1 588 000 000 y subsidio por $427 000 000;
mientras que un crédito para un proyecto de pequeño agricultor en
promedio fue de $6 000 000 y subsidio de $1 000 000 (MADR,
2010).
Ahora bien, el sesgo en la política pública no concierne sólo a
transferencias directas como subsidios, créditos blandos, descuentos
tributarios y otros similares, sino que esta inequidad en el gasto pú-

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blico se puede generar mediante la provisión o garantía de bienes y


servicios públicos con impacto social muy reducido. De igual manera,
se pueden generar adaptaciones de la legalidad en beneficio de un sec-
tor, generándose una discriminación negativa en la institucionalidad.
En la actualidad ya han sido aprobadas varias normas, así como
proyectos de infraestructura vial y de servicios públicos, que vislum-
bran un sesgo marcado a esta especialización de la producción10, y
en general a la consolidación de un enfoque de desarrollo del sector
rural sustentado en la especialización de cultivos permanentes.
En cuanto a adaptación del marco legal, sobresale la ley 1450
de 2011 (Plan Nacional de Desarrollo) que permite la explotación de
terrenos baldíos en Proyectos Especiales Agropecuarios o Forestales
sin las restricciones de la denominada Unidad Agrícola Familiar11; a la
vez que avala subsidios y descuentos tributarios y autoriza procesos de

10 Un ejemplo específico es la altillanura colombiana, que es una vasta zona del país con más de
14 millones de hectáreas, de las cuales entre 4 y 7 millones serían aptas para la agricultura. La
altillanura está ubicada entre los departamentos de Meta, Casanare y Vichada, y las inversio-
nes públicas únicamente en Infraestructura vial y de servicios públicos para los próximos años
según la Ley 1450 de 2011 (Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014) sobrepasan los 3 billones
de pesos. Esto tiene un efecto distributivo importante ya que la densidad de la población en la
zona es en promedio de 3 habitantes por kilómetro cuadrado, es decir, una inversión per-cápita
de 25 millones de pesos, mientras que un promedio sobreestimado a nivel nacional según el
Plan Plurianual de Inversiones 2010-2014, es apenas de 5 millones de pesos. Sin embargo, los
principales beneficiarios de estas políticas públicas, serán grandes inversionistas del sector
agropecuario tanto nacionales como extranjeros que en los últimos años están centrando sus
decisiones de inversión en esta zona del país; obras que de hecho han sido exigencias de los
empresarios al Estado colombiano en materia de bienes y servicios públicos para realizar sus
inversiones (Salinas, 2011).
11 Según el Artículo 38 de la Ley 160 de 1994 se define la Unidad Agrícola Familiar como “la em-
presa básica de producción agrícola, pecuaria, acuícola o forestal, cuya extensión, conforme
a las condiciones agroecológicas de la zona y con tecnología adecuada, permite a la familia
remunerar su trabajo y disponer de un excedente capitalizable que coadyuve a la formación de
su patrimonio. La Unidad Agrícola Familiar (UAF) no requerirá normalmente para ser explotada
sino del trabajo del propietario y su familia, sin perjuicio del empleo de mano de obra extraña, si
la naturaleza de la producción así lo requiere”. Un análisis riguroso de la tenencia de la tierra y la
concentración de la propiedad teniendo por unidad de análisis la Unidad Agrícola Familiar, fue
desarrollado por González et ál. (2010), en un trabajo titulado “Unidades agrícolas familiares,
tenencia y abandono forzado de tierras en Colombia”.

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asistencia técnica con marcados efectos en sectores con gran nivel de


inversión en cultivos permanentes. A esto se le debe adicionar que en
la actualidad se tiene un programa de formalización de la propiedad,
una ley de víctimas con capítulo especial en restitución de tierras (ley
1448 de 2011) y una ley agraria y de desarrollo rural que aún está en
proceso de estudio del Gobierno nacional; marcos legales estructura-
les que con este enfoque productivo sustentado en la especialización,
permiten dilucidar en primera instancia, una concentración de la lega-
lidad, la institucionalidad y el gasto público a una idea de desarrollo en
la que actores como campesinos y pequeños productores sólo jugaran
un rol secundario, mientras que la gran proporción del esfuerzo fiscal
e institucional beneficiaría a grandes empresarios.
Los bienes y servicios públicos y la infraestructura con impacto
en el sector agrícola, se concentrarán en el desarrollo del sector de
cultivos permanentes a gran escala. Así quedó definido en la Ley
1450 de 2011 (artículos 60, 61 y 62, principalmente), donde gran-
des obras de infraestructura que tienen impacto en el sector agro-
pecuario, tienen como zona de influencia y alcance a la “altillanura”
colombiana, región donde desde hace algunos años se lleva a cabo
la apuesta por la especialización productiva en cultivos permanentes.
En particular, la dinámica reciente de esta zona del país, es la que
permite evidenciar un último aspecto de trascendencia en esta diná-
mica compleja de la especialización productiva y su relación con la
concentración de la propiedad: “el acaparamiento de tierras”.

ACAPARAMIENTO DE TIERRAS A NIVEL MUNDIAL:


UN FACTOR ADICIONAL DE CONCENTRACIÓN Y DESIGUALDAD

Desde el año 2007, año en el cual se desató la crisis financiera a


escala global, los inversores de distintas latitudes buscaron refugios
para sus capitales en sectores de bajo riesgo y con alta rentabilidad
en el largo plazo. Uno de estos sectores es el agropecuario, pero más

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específicamente aquellos vinculados al factor primario. El Banco


Mundial (2010) elaboró un completo informe acerca de la demanda
mundial de tierras. En este informe se revela que los intereses de
grandes inversores foráneos en países del África subsahariana, Euro-
pa oriental, Asia y Suramérica, tiene como principales motivaciones
factores de rentabilidad financiera inmediata, así como las expectati-
vas de demanda futura de alimentos y energía.
El informe revela que existen tres actores principales que de-
mandan tierras a nivel mundial: compañías financieras, empresas
transnacionales y otros países. Esta dinámica ya tiene evidencias
concretas en países de África, Asia y Suramérica, donde con una
base de datos no muy amplia (primero de octubre de 2008 a 31 de
agosto de 2009), el estudio del organismo multilateral muestra la
existencia de 464 proyectos de producción a gran escala por actores
extranjeros que totalizaban 46,6 millones de hectáreas a principios
del año 2010 (World Bank, 2010, p. 35.).
De igual manera, el referido estudio a su vez demostró los des-
tinos productivos que los diversos actores les pretenden dar a estas
tierras por largos períodos de tiempo, siendo la mayoría de estos
clasificados como cultivos permanentes, entre los que sobresalen
cultivos de soya, palma aceitera, caña de azúcar, maíz y forestales
En el caso de Latinoamérica, el estudio evidenció la existencia
de más de 123 millones de hectáreas potenciales para el cultivo, de
las cuales cerca de 93 mil estarían en zonas no protegidas y cercanas
a mercados. Igualmente se estima que el rendimiento esperado para
este tipo de cultivos (soya, palma aceitera, maíz y caña de azúcar)
en el caso de Latinoamérica se acercaba al 80%, superado sólo por
Oceanía donde promediaba el 90% (World Bank, 2010, p. 58.).
Colombia no es ajena a esta dinámica mundial alrededor de
los commodities agropecuarios y el acaparamiento de tierras. La
“altillanura” colombiana es en la actualidad epicentro de arribo de

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grandes inversiones, tanto de actores nacionales, como extranjeros.


Esta dinámica de acaparamiento ha sido objeto de un álgido debate
académico y político en asuntos trascendentales como la especula-
ción con la tierra, la soberanía y los conflictos por el uso de recursos
públicos en beneficio de grandes inversionistas.
Salinas (2011) en un estudio realizado para la Oficina Regio-
nal de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación para América Latina y el Caribe (FAO) muestra la
dinámica actual de compra y arrendamiento de grandes extensiones
de tierra en esta región geográfica de la Orinoquía que cubre más
de 7 millones de hectáreas. El informe muestra que conglomerados
financieros nacionales, inversionistas extranjeros y empresas espe-
cializadas en la producción y comercialización agropecuaria, son los
principales actores de estos negocios, concentrando la producción en
el cultivo de maíz, palma de aceite, caña de azúcar y proyectos fo-
restales de gran envergadura. De esta manera, sobresale con base en
la hipótesis enunciada de especialización-concentración, que según
el referido estudio de Ibáñez y Muñoz, una importante proporción
de la zona Orinoquía, y de la Altillanura en particular, haya tenido
aumentos en la concentración de la propiedad en la última década.
En esta zona, como se señaló anteriormente, también se concentra-
rán gran parte de los proyectos de infraestructura vial y de navegabilidad
en los próximos años previstos en el Plan Nacional de Desarrollo y su ar-
ticulación con el eje Andino-Grupo 4 de la Iniciativa de Integración de la
Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), en especial a través de la
navegabilidad del río Meta12; al mismo tiempo que en departamentos
como Meta y Vichada, se han desarrollado procesos de titulación de
vastas extensiones de tierra en tiempos recientes.

12 La explicación de la importancia estratégica de este proyecto, se encuentra muy bien detallada


en el documento CONPES 3396 de 2005.

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142 Vol. 4. N.° 2 p. 121-149. Julio-diciembre de 2011
Dinámica reciente dee la concentración de la propiedad y uso de la tierra en Colombia...

La apuesta de desarrollo agropecuario en Colombia, está en-


marcada así en una visión de la agricultura de gran plantación para
la producción de commodities agrícolas con destino a los mercados
externos, principalmente. Un modelo coincidente con la dinámica
global alrededor de la tierra y la producción agropecuaria, donde
ante unas condiciones iniciales de concentración de la propiedad de
la tierra, la relación entre grandes inversionistas y pequeños produc-
tores o campesinos es realizada mediante alianzas productivas. A
este modelo, en la administración actual se le ha denominado “Agri-
cultura del siglo xxi”, siendo la “altillanura” colombiana el principal
polo estratégico para su consolidación, pretendiendo asemejar las es-
trategias de desarrollo a las de la experiencia del “Cerrado” Brasilero.

EL CERRADO: ¿UN MODELO A IMITAR?

El “Cerrado” brasilero, es una amplia zona de más de 200 mi-


llones de hectáreas localizada entre diez estados de Brasil. Desde
los años 70, sus suelos altamente ácidos han sido objeto de mejoras
tecnológicas mediante procesos de “calado” (aplicación de cal y capa
vegetal), que según estimaciones del Banco Mundial, cerca del 75%
de esta vasta región puede ser apta para la agricultura (Banco Mun-
dial, 2010; p. 11).
La dinámica productiva del “Cerrado” desde los años 70 del
siglo pasado, ha permitido un aumento progresivo de la producción
agrícola de Brasil13, abasteciendo el mercado interno de alimentos
y energía (biocombustibles) en cerca del 70% (World Bank, 2010).

13 Al respecto, el Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, ha calificado la experiencia bra-


silera como un ejemplo a seguir en la “altillanura” colombiana por ser una zona con similares
características en cuanto a la calidad de los suelos. De igual manera, se ha denominado a esta
zona del país como la “última frontera agrícola y ganadera que le queda al país”, y es en la que
se centra la estrategia de desarrollo agropecuario para los próximos años. Mayores detalles:
www.semana.com/economia/cerrado-colombiano/146895-3.aspx (Revisado por última vez:
30 de septiembre de 2011).

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sede Bogotá
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Carlos Alberto Suescún

El desarrollo y especialización agrícola en esta zona de Brasil, tomó


alrededor de 40 años para obtener los rendimientos de la actualidad.
Este proceso de largo aliento fue estimulado por la política pública a
través de programas de mejora de suelos y semillas14, y demás apoyo
tecnológico a través de la investigación desarrollada por Embrapa
(Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuaria). Este modelo pro-
ductivo, sin duda ha permitido una expansión de la producción, la
cual ha sido desarrollada principalmente por grandes productores
y en grandes plantaciones con el apoyo en investigación del sector
público. Sin embargo, no se deben desconocer las consecuencias
en materia económica y social de la implementación de un modelo
que ha privilegiado a grandes productores y la especialización en
commodities agrícolas.
Tal pretensión, lejos de ser positiva, debe ser objeto de gran pre-
ocupación. El Banco Mundial en el referido estudio del interés por la
tierra y el sector agrícola, describe la experiencia del “Cerrado” como
un modelo de rápida expansión de la agricultura y la innovación
tecnológica, pero con graves consecuencias sociales y ambientales,
entre las que sobresalen:
1. una política de crédito subsidiado a tasas reales de interés
que convirtieron en ampliamente mecanizada la produc-
ción y desplazaron mano de obra. Es decir, se profundizó
el carácter capital-intensivo de los cultivos de gran planta-
ción;

14 Por ejemplo, labores de “encalamiento”, proceso consistente en la aplicación de grandes ca-


pas de cal y material orgánico para eliminar la acidez y alto contenido de fósforo de estos
suelos. En cuanto a semillas Embrapa desde los años 70 ha desarrollado un programa de
“genética tropical” en semillas de soya principalmente, que ha permitido adaptar la planta a
distintos suelos y climas. Estos procesos se pretenden adecuar al caso específico de la alti-
llanura colombiana a través de Corpoica y ciat en asocio con Embrapa y otras instituciones.
Mayores detalles, véase:
http://webapp.ciat.cgiar.org/training/pdf/2011_02_23_j_gomez.pdf (Revisado por última vez:
30 de septiembre de 2011).

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Dinámica reciente dee la concentración de la propiedad y uso de la tierra en Colombia...

2. la generación de empleo y reducción de la pobreza perma-


necen aún por debajo de su potencial;
3. se ha generado una salida constante de pequeñas fincas,
consolidándose propiedades en promedio de más de 1 000
hectáreas;
4. la ampliación de cultivos permanentes y de gran planta-
ción como la soya, al parecer ha contribuido a la deforesta-
ción de la selva tropical.
De esta manera, adaptar el modelo del Cerrado brasilero no
sólo debe considerar estos nefastos efectos, sino las particularida-
des de un país como Colombia, donde persisten graves problemas
sociales y económicos en el sector rural. Sin embargo, todo parece
mostrar que la adaptación del Cerrado a la altillanura ya empezó. Así
quedó consignado en los lineamientos de política del Plan Nacional
de Desarrollo 2010-2014, que en las Bases del Plan (parte constitu-
yente de la ley), se afirma que
(…) El propósito del Gobierno es transformar entre cinco a seis
millones de hectáreas de esta zona en una especie del “Cerrado
Brasileño” que contribuyó a convertir a ese país es una potencia
agrícola mundial. Entre los productos que se buscan desarrollar
se encuentra el cacao, maíz-soya, los correspondientes a la avi-
cultura y porcicultura, la ganadería intensiva, el caucho forestal
y la palma.

De esta manera, se consolida de manera interrelacionada una


sinergia entre acaparamiento de tierras y especialización productiva,
que en la actualidad tiene como epicentro la zona de la altillanura
colombiana. Este enfoque de desarrollo para el sector rural puede ser
conducente a una profundización de problemas sociales, económicos
y ambientales propios de una especialización productiva que lleva
más de dos décadas de consolidación; y de igual manera puede ser
factor impulsor de la persistencia de un fenómeno de peso histórico
como la concentración de la propiedad de la tierra.

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sede Bogotá
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Carlos Alberto Suescún

CONCLUSIONES

En Colombia se ha profundizado de manera importante la


concentración del uso y de la propiedad de la tierra en las últimas
décadas. En la explicación de estos fenómenos se hallan factores de
naturaleza histórica, así como los efectos de la disputa por el territo-
rio de actores armados en el sector rural. No obstante, las políticas
sectoriales dirigidas al desarrollo del sector rural y de la producción
agropecuaria también han contribuido a la inercia y profundización
de este fenómeno que repercute en una realidad social de extrema
pobreza e inequidad.
La dinámica de conversión del uso del suelo con vocación agrí-
cola de cultivos de ciclo transitorio a cultivos de ciclo permanente,
estimulado por una política de desarrollo rural, ha sido conducente
a una concentración del uso del suelo, y al parecer según aproxima-
ciones iniciales también puede conducir a una mayor concentración
de la propiedad.
Si bien esta especialización de la producción agrícola puede au-
mentar el volumen de producto, existen diversos riesgos que pue-
den afectar la economía en su conjunto y a sectores poblacionales
representativos de diversas formas y temporalidades, en particular
puede significar una afectación grave a la economía campesina. Fac-
tores relacionados con la productividad, la generación de empleo y el
riesgo financiero son algunos de estos riesgos, y si bien su impacto
puede ser general, los que puede conllevar la especialización sobre
los pequeños productores y campesinos pueden ser considerables, ya
que estos grupos poblacionales no tienen acceso real a mecanismos
de aseguramiento al riesgo que implica, por ejemplo, ligar su pro-
ducción con la dinámica internacional de productos básicos agríco-
las. De igual manera se debe tener en cuenta el riesgo ambiental que
engendra este tipo de cultivos; así como la inequidad que pueden

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generar en la institucionalidad y el gasto público para favorecer el


desarrollo de este tipo de cultivos de gran calado, donde los princi-
pales actores son grandes inversionistas con capitales de origen tanto
nacional como extranjero.
Por último, es advertido como una preocupación que el modelo
de desarrollo rural que se pretende para una amplia zona del país
como la Orinoquía (caso específico de la “altillanura”), tenga como
referente un caso exitoso a nivel tecnológico y de crecimiento agro-
pecuario, pero con desastrosas consecuencias sociales y ambientales
como es el “Cerrado” brasilero. Una historia cargada de desigual-
dad, violencia e injusticia social como la que tiene el sector rural en
Colombia no debe seguir los parámetros de un modelo que ha con-
centrado la propiedad, no ha disminuido la pobreza y la desigualdad
y además ha generado serios problemas ambientales. La apuesta por
el desarrollo debe ser de otra forma, considerando a los diversos ac-
tores del sector rural y con otros referentes.

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Reflexión crítica del fenómeno corporal
en la legislación colombiana y su
enfoque jurisprudencial*
Critical reflection about corporal phenomenon
in colombian legislation and its approach
jurisprudence
Elaborado por:
Vanina Moadie Ortega**

RESUMEN

La legislación civil durante años guardó silencio sobre la po-


sibilidad de disposición del cuerpo humano y sus partes, situación
justificada si se tiene en cuenta que El Código Civil, máximo ins-
trumento de codificación de las relaciones entre los particulares, fue
expedido hace más de un siglo, razón por la cual no pudo haber
regulado aspectos que son de reciente desarrollo, pero en la actua-

* El presente artículo es una segunda versión del artículo denominado Reflexión y crítica del
fenómeno corporal en la legislación colombiana, enriquecido en esta ocasión con un abordaje
casuístico y comprensivo de los fallos que en Colombia han solucionado dichos casos, lo cual
ha permitido una visión actual y jurisprudencial del tema.
** Vanina Moadie Ortega, abogada titulada de la Universidad de San Buenaventura, Especialista
en Derecho Comercial de la Universidad Externado de Colombia. Docente de Bienes, Sucesio-
nes, y Análisis Jurisprudencial en Derecho Privado en la Universidad de Cartagena, y de Bienes
y Sucesiones en la Fundación Universitaria Tecnológico Comfenalco en convenio con la Uni-
versidad de Medellín, docente investigadora del Grupo de Investigaciones Sociales y Jurídicas
del Programa de Derecho de la Fundación Universitaria Tecnológico Comfenalco-Cartagena
en Convenio con la Universidad de Medellín, categoría C en Colciencias. Docente tutora de
semilleros de investigaciones. Correo: vanmoadie66@hotmail.com
Vanina Moadie Ortega

lidad es cuestionable que se mantenga dicha omisión, toda vez que


los avances médicos, científicos y biotecnológicos imponen la nece-
sidad de plantearse reflexiones en torno a la disposición del cuerpo
humano y de partes separadas de este, que permitirá constituir bases
sólidas sobre la regulación del fenómeno corporal en Colombia.

PALABRAS CLAVE

Cuerpo humano, principio de comercialización, donación y


trasplantes de órganos, bien, cosa.

ABSTRACT

The civil law was silent for years about the possibility of dispo-
sal of human body and its parts, a situation justified taking into ac-
count that the Civil Code, the highest instrument of codification of
relations between individuals, was made more than a century ago,
and it is the reason because does not have covered aspects which the
recent development, but at present it is questionable whether the
continuation of such default, since medical advances, scientists and
biotech consider it necessary to reflections on the disposition of the
body human and separate parts of this that allow us to provide a so-
lid foundation on the regulation of body phenomenon in Colombia.

KEYWORDS

Human body, principle of marketing, organ donation, proper-


ties, thing.

INTRODUCCIÓN

La ausencia de regulación sobre la disponibilidad jurídica del


cuerpo humano en Colombia es una realidad innegable, de la cual
no podemos hacer abstracción. El derecho positivo ha sido desbor-

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Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

dado por los adelantos biotecnológicos y médicos, ubicándolo en


desventaja frente a temas no reglamentados, lo cual no ha sido por su
incapacidad de regular situaciones novedosas, sino que la regulación
existente fue anterior a dichas realidades.
El Código Civil, máximo instrumento de codificación de las
relaciones entre los particulares (Art. 1 Código Civil), fue sancio-
nado el 26 de mayo de 1873, hace más de un siglo, razón por la
cual no pudo haber regulado aspectos que son de reciente desarrollo.
Sin embargo, es cuestionable que el legislador actual aún a pesar de
conocer de los adelantos biotecnológicos y médicos, no se haya dedi-
cado a dar respuesta a los problemas que estos plantean a la ciencia
jurídica.
Algunos de los avances médicos que le representan problemas
a la ciencia jurídica son, entre otros: la investigación científica con
seres humanos; el arrendamiento de úteros que da origen a la figura
de maternidad subrogada; la fecundación asistida; el patentamiento
de partes del cuerpo humano; la responsabilidad de los bancos de
semen, la reserva de los datos del donante y sus posibles consecuen-
cias de degeneración de la especie humana; las cirugías de cambios
de sexo; la existencia o no de un patrimonio genético; la donación
de órganos; el congelamiento de cadáveres; la inseminación post mor-
tem, ya sea por la posibilidad de recuperar del saco vaginal el semen
eyaculado en él, o ya sea por la técnica de obtención de tejido es-
permatogénico por biopsia de testículo, una vez se ha producido la
muerte del sujeto, estas últimas situaciones se ven agravadas cuando
el causante en vida no expresó su consentimiento para la realización
de las técnicas antes mencionadas.
Lo anterior refleja, de manera ostensible, que la ciencia y la
tecnología han irrumpido en el derecho, ubicándolo en la labor de
cuestionar algunas situaciones reales, que son de avanzada pero no
reguladas, creándose así un estado de inseguridad jurídica por la

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sede Bogotá
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Vanina Moadie Ortega

ausencia de normas que establezcan parámetros claros sobre las con-


secuencias jurídicas que estos problemas generan.
El presente artículo expondrá inicialmente, algunas considera-
ciones previas que sientan las premisas básicas del planteamiento y
entendimiento del tema, de conformidad con la doctrina nacional y
extranjera, la cual ha sido reiterativa en afirmar que estos cuestiona-
mientos carecen de respuesta a la luz del ordenamiento jurídico, ha-
ciendo evidente la falta de regulación sobre la disponibilidad jurídica
del cuerpo humano en el Código Civil.
Posteriormente, se abordará el tema del cuerpo humano y la
falta de consagración legal del principio de su no comercialización,
así como el abordaje tímido de la Corte Constitucional, considerado
así, por abordar el problema sólo desde una perspectiva lingüística.
Se analizará la única situación parcialmente regulada en Colombia,
y se presentarán críticas frente a posibles situaciones no reguladas y
realizadas sin apoyo legal, acompañando en todo momento la ex-
plicación de la revisión y análisis jurisprudencial sobre conceptos y
antecedentes, que han permitido la interpretación amplia del tema.
Finalmente se sugerirán algunas conclusiones que recogen los
puntos relevantes del tema tratado.

METODOLOGÍA

La reflexión teórica presentada en este artículo, fundamenta


la formulación del proyecto de investigación sobre Disponibilidad
jurídica y patrimonial del cuerpo humano del Grupo de Investigacio-
nes Sociales y Jurídicas de la Fundación Universitaria Tecnológico
Comfenalco-Cartagena, el cual pretende responderse a las siguien-
tes preguntas de investigación: ¿Existe en el ordenamiento Jurídico
Colombiano fundamentos que permitan disponer jurídica y patri-
monialmente del cuerpo humano? y ¿existen casos en la ciudad de

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Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

Cartagena que evidencien contratación sobre el cuerpo humano y


sus partes?

1. Cuestionamientos de la doctrina sin respuestas en nuestro


ordenamiento positivo

La doctrina internacional y nacional, ha formulado inquietudes


sobre las consecuencias prácticas que los avances biotecnológicos y
médicos plantean a la ciencia jurídica, y que aún no han sido regula-
das por nuestro ordenamiento jurídico. Por ello, se expondrán algu-
nos casos enunciados por dos autores internacionales y uno nacional
que evidencian el desconocimiento actual de la ciencia jurídica sobre
los avances de la ciencia médica.
El profesor de la Universidad de Paris, Daniel Borrillo (1991),
en su artículo “Estatuto y representación del cuerpo humano en el
sistema jurídico”, cautiva al lector, cuestionándolo sobre la ausencia
en el Código Civil Francés, de la respuesta a los problemas jurídi-
cos que plantean los avances científicos. Utiliza como ejemplo, la
visita de un equipo de extraterrestres a nuestro planeta con el fin de
recabar información acerca de la civilización humana, encontrando
como único documento el Código Civil, a partir del cual deben
forjase una idea sobre el homo sapiens, situación que le será compleja
toda vez que en el mismo no se encuentra alusión alguna sobre el
cuerpo humano.
Los casos presentados por el autor son “las transfusiones san-
guíneas, los trasplantes de órganos, las procreaciones artificiales, las
fecundaciones in vitro, las experimentaciones en seres humanos, las
manipulaciones genéticas, los cuales han puesto al derecho ante una
realidad a la que debe responder y frente a la cual se encuentra muy
poco armado”.
La reflexión realizada por el autor BORILLO (1991) sobre las
anteriores situaciones es:

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Vanina Moadie Ortega

Si bien existen leyes particulares que en parte regulan dichas ac-


tividades, se trata más de soluciones rápidas y muchas veces in-
congruentes que de una reflexión jurídica profunda. Presionado
por los avances científicos, el legislador ha debido ocuparse de
manera acelerada de algo que le había resultado hasta entonces
ajeno: el cuerpo humano. La mayoría de inconsecuencias, des-
encuentros y querellas se explican por la falta de tradición en la
reflexión jurídica del fenómeno corporal. ( p. 212 )

De igual manera, el profesor Francisco Cumplido Cereceda


(2009), doctrinante Chileno, en su conferencia titulada “El derecho
a la vida y el deber de vivir bien”, haciendo un análisis de las Consti-
tuciones y de su parte dogmática, considera que:
No es neutral y representa los valores de la sociedad del país en
que rige, es indispensable elevar a rango constitucional los prin-
cipios de bioética y de la biomedicina para resolver cuestiones
antiguas y las actuales como: la propiedad sobre el genoma hu-
mano, las alteraciones del patrimonio genético, la utilización de
tejidos, células y órganos, las técnicas de reproducción asistida,
nivel de información, consentimientos de las partes involucra-
das, arriendo de úteros, prohibición de enajenar, prohibición de
toda forma de discriminación hacia una persona en razón de su
patrimonio genético, trasplantes de órganos, desecho de embrio-
nes, mejoramiento genético de la especie humana, investigación
científica con seres humanos, etc. ( el subrayado es propio)

Del mismo modo, el doctrinante nacional Luis Guillermo


Velásquez Jaramillo (2008), nos dice en su obra de Derecho Civil,
que:
La disponibilidad patrimonial del cuerpo humano es uno de los
conceptos más controvertidos en el mundo actual y en términos
generales repugna la idea de la comercialización y contrapresta-
ción económica a tales actos de disposición. Los problemas refe-
ridos a la inseminación artificial,(….) a la responsabilidad de los
bancos de semen, (….) el alquiler de vientre, la manipulación ge-
nética sobre gametos, son aspectos que en el siglo pasado consti-
tuían simple ejercicios de ficción. (…) como se ve a simple vista, la
disponibilidad patrimonial del cuerpo humano es un fenómeno

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Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

de creciente desarrollo en el campo científico, y la ciencia jurídica


tiene un importante reto que le impulsa a anticiparse, o al menos
estar a la par con estos grandes descubrimientos.( p. 6 )

Es notorio que si algo tiene en común la opinión de estos au-


tores, es la forma de expresar el hecho de que la ciencia médica y
biotecnológica ha rebasado la ciencia jurídica, por lo que resulta
apremiante una regulación de dichos eventos para poder dar una res-
puesta jurídica a los problemas que los avances científicos generan.
Es comprensible, el por qué nuestro Código Civil no contem-
pló, ni vislumbró las respuestas jurídicas a los problemas que están
generando los avances médicos y biotecnológicos en la sociedad,
dado que para la época en que fue redactado, aun eran impensables
o se avizoraba una gran distancia, entre el momento de su redacción
y el momento en el cual se convertirían en realidades.
Nuestro ordenamiento jurídico no da ninguna respuesta ante es-
tos fenómenos actuales que se generan por avances científicos, devi-
niendo entonces en insuficiente y evidenciando la necesidad de un pro-
nunciamiento legislativo. Tal como lo diría el profesor Raúl Humberto
Ochoa (2006), los cambios sociales ameritan cambios normativos, ma-
nifestando que a pesar de que don Andrés Bello haya sido considerado
un hombre sabio entre los sabios, redactando una obra clásica, Código
Civil, que ha permanecido vigente durante 138 años, este reconocía que
a los cambios sociales deben obedecer cambios normativos, y que de
resucitar en este momento, en palabras del profesor Ochoa, “se llevaría
tamaña sorpresa al ver que su Código aún está vigente”.

2. El cuerpo humano y la ausencia del principio de no comercializar

Planteada la ausencia de regulación sobre los efectos de los


avances biotecnológicos en el ordenamiento jurídico, se evidenciarán
los vacíos en el Código Civil sobre el tratamiento jurídico del cuerpo
humano y de partes separadas de él.

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sede Bogotá
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Vanina Moadie Ortega

Se partirá de la situación de obviedad, que representaba la no


regulación del cuerpo humano y sus partes, por ser lejanos al criterio
de patrimonialidad inspirador del Código Civil, que entendió como
derechos patrimoniales aquellos que fuesen susceptibles de avaluarse
en dinero, comercializables y con posibilidad de transmitirse por
actos entre vivos o mortis causa.
Dicho criterio ha justificado la tradicional clasificación doctri-
nal1 de derechos patrimoniales en reales, personales, inmateriales, y
universales, en los cuales resulta forzado pretender incluir derechos
en los que se derive algún tipo de utilidad sobre partes del cuerpo
humano, por lo que se justificaba la no inclusión de derechos sobre
el cuerpo humano en el Código Civil.
En la actualidad, incluir el cuerpo humano y sus partes en tal
clasificación, no sólo sería forzar la asignación de dichas característi-
cas, sino que además sería un desafío conceptual justificar su carác-
ter patrimonial. Si bien es cierto, no existe en nuestro Código Civil
ninguna norma que defina la naturaleza jurídica del cuerpo humano
o que establezca expresamente la existencia del principio de su no
comercialización, se debe a que se consideró innecesaria en la época
de su redacción. Pero hoy en día, dada la realización de prácticas
científicas y biotecnológicas, es apremiante que la ciencia jurídica
brinde respuesta a los problemas que estas prácticas plantean, por
ser posible la realización de actos jurídicos de contenido patrimonial
sobre el cuerpo humano y sus partes.
De ahí que, el reconocido civilista francés L. Mazeud, consi-
deró que para la época de redacción del Código Civil Francés, la
regulación del principio de no comercialización del cuerpo humano
resultaba innecesaria, afirmando:

1 La clasificación señalada es doctrinal, toda vez que el Código Civil contempla la división de las
cosas incorporales sólo en derechos en reales y derechos personales. Art. 664.

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Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

El código civil francés no consagra un texto dirigido a situar a la


persona fuera del comercio. Es que la regla parece tan evidente,
que nadie pensó en enunciarla (…) se trataría de una regla tra-
dicional, de un axioma jurídico que nadie experimenta la nece-
sidad de demostrar. (…) Nadie discutió el principio, nadie expe-
rimento la necesidad de justificarlo, ni siquiera de analizarlo…
(Mazeaud citado por Salvador D. Bergel, 2007: p.p. 133-164) ¨.

El principio de no comercialización del cuerpo humano, no fue


incluido en nuestro Código Civil, por razones evidentes y obvias, tal
y como lo señalan los tratadistas referenciados, es por ello que surge
el interrogante: ¿dado los avances médicos y científicos, de manera
real y práctica podríamos afirmar que existe una comercialización
sobre el ser humano, y sus partes?
Para ejemplificar lo anterior se enunciarán dos situaciones que
aunque diferentes entre sí, abren la posibilidad de controvertir el
principio de no comercialización del cuerpo humano, como son:
La posibilidad de comercialización de partes del cuerpo hu-
mano separadas de este y la posibilidad de comercialización de
partes del cuerpo humano no separadas de él; con la diferencia osten-
sible, que si la parte del cuerpo humano ya está separada de este no hace
parte del sujeto de derecho, en dicho caso no se estaría comercializando con
el cuerpo humano o con el sujeto de derecho, sino con un objeto o una cosa
de seguirse la tradicional definición doctrinaria que indica que cosa es
todo lo que existe excepto el sujeto de derecho, mientras que si la comercia-
lización se da con partes del cuerpo humano no separadas de este, el objeto
de la negociación es el mismo sujeto de derecho, acogiendo la tesis doctri-
naria de que el cuerpo humano es la envoltura física del sujeto de derecho.
A continuación se analizará detenidamente cada una de las po-
sibilidades que se enunciaron, adicionando la temática con una óp-
tica casuística y por consiguiente evidenciando los fallos judiciales
que han dado respuesta a dichos casos o criticando la ausencia de
los mismos.

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Vanina Moadie Ortega

La primera de ellas, es la posibilidad de comercialización de


partes del cuerpo humano separadas de él, entre ellas, cabello, uñas, ór-
ganos, y semen, último caso, que dada su importancia en la función
reproductiva, generaría en su comercialización consecuencias jurídi-
cas aun no reguladas, como: indeterminación de la filiación, incerti-
dumbres sucesorales y desconocimientos de derechos y obligaciones;
En el tratamiento jurídico de semen, por escoger sólo uno de
las partes citadas, es necesario para obtener conclusiones, hacer una
comparación de casos paradigmáticos y sus consecuentes fallos de-
cisorios, sucedidos en Gran Bretaña, Colombia y Estados Unidos.
GRAN BRETAÑA. 1996. Un juez Británico impide a una
joven viuda tener un bebé mediante la inseminación artificial con el
semen de su esposo muerto.
En medio de una gran polémica desatada en Gran Bretaña, un
juez de la Corte Suprema respaldó la decisión del Instituto Bri-
tánico de Fertilización y Embriología Humana de impedir que
Diana Blood de 30 años, utilizara el semen de su marido muerto
para concebir el hijo que la pareja siempre deseó tener. La pareja
que se había casado en 1991, decidió que era hora de tener su
primer bebé en 1994, y aunque durante varios meses se inten-
tó la concepción, el esposo de Diana murió de una meningitis
infecciosa antes de que esta quedara embarazada, entonces esta
solicitó a los médicos que extrajeran esperma a su esposo antes
de desconectar los equipos que lo mantenían con vida artificial.
Desde ese momento la joven viuda inició una batalla legal para
obtener el permiso de las autoridades británicas para intentar
un embarazo mediante la fertilización in vitro utilizando el es-
perma de su fallecido esposo, pero el instituto de fertilización
humana de Gran Bretaña se opuso a usar los espermatozoides
tras alegar que el esposo no dejó una autorización escrita para
ello. En este caso, los médicos de Bélgica y Estados Unidos,
habían aceptado asumir su caso y permitirle la inseminación
artificial, pero además el juez manifestó que le impedía además
llevar el semen congelado a estos países. Quienes defendían los
derechos de la mujer señalaban que aunque no hubiera autoriza-
ción, el deseo de tener un hijo fue una intención manifiesta del

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160 Vol. 4. N.° 2 p. 151-180. Julio-diciembre de 2011
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esposo fallecido. Quienes se oponían alegaban que permitir el


nacimiento de un hijo póstumo sin un expreso consentimiento
del padre, sería una aberración de la ciencia médica que ade-
más llevaría además a problemas jurídicos de todo tipo incluso
herenciales en los tribunales de familia. Publicado semana.com

COLOMBIA. 2008. El caso de una mujer que quiere quedar


embarazada de un hombre que falleció, genera un dilema ético y
revela un vacío jurídico en el país.
Si naciera el bebé de María Romero* estaría destinado a ser el
hijo de un muerto ya que a pesar de que Antonio* su esposo
falleció hace un año, esta sigue soñando en tener un hijo suyo, y
con la ciencia médica disponible actualmente podría lograrlo a
través de una práctica conocida como inseminación post mortem,
ya que hay muestras congeladas del semen de Antonio, pero la
clínica que las tiene se niega a hacerlo y a entregar el esperma,
por lo que María comenzó una batalla legal que por ahora va
perdiendo. Ella, es una profesora barranquillera de preescolar, y
Antonio un empresario español, 20 años mayor, que se conocie-
ron en el 2004 a través de internet, y comenzaron una relación
sentimental que se volvió tan seria que él no tenía problemas en
hacer el viaje transatlántico cada tanto para visitarla, en el 2005
se casaron y se fueron a vivir a España en donde decidieron
conformar una familia, pero debido a que Antonio se había he-
cho la vasectomía, tiempo atrás, después de tener 2 hijos en su
primer matrimonio, la única opción era un embarazo asistido,
por lo que decidieron volver a Colombia en donde saldría más
económico dicho procedimiento. En la clínica X de Barranqui-
lla les hablaron de la inyección intracitosplasmática de esper-
matozoides, un procedimiento de reproducción asistida, usado
en situaciones como esta. En febrero el semen de Antonio fue
extraído a través de una biopsia testicular y a María se le inicio
la estimulación ovárica con drogas para desarrollar óvulos ma-
duros. Concentrados en traer una nueva vida al mundo nunca se
imaginaron la desgracia que les ocurriría. A tan solo dos días de
que a María le extrajeran los óvulos para fertilizarlos, Antonio
murió a causa de un tromboembolismo pulmonar, y ese fue
solo el comienzo del drama. Cuando María intento seguir con
el tratamiento en barranquilla el comité de ética de la clínica X

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Vanina Moadie Ortega

decidió no continuar el tratamiento porque tenía dudas sobre la


legalidad de la inseminación postmortem, además porque el con-
sentimiento informado que le hizo firmar la clínica a la pareja
no preveía un caso de muerte. Aunque una institución de Bogo-
tá se ofreció a terminar el tratamiento, la clínica de Barranquilla
decidido no entregar las muestras de semen hasta que hubiera
una orden judicial porque además los dos hijos mayores y he-
rederos de Antonio se oponían al proceso. María instaura una
acción de tutela invocando los derechos al libre desarrollo de la
personalidad y a conformar una familia, la cual fue rechazada
en dos oportunidades por juzgados de Barranquilla, en dos fa-
llos que, de conformidad con el concepto del abogado de María,
carecen de todo el rigor jurídico que ameritaba el tema, y pa-
radójicamente la Corte Constitucional no escogió dicha acción
de tutela para revisión. Hoy las muestras siguen en Barranquilla
congeladas sin que nadie pueda hacer nada y sin que esté claro
quien tiene derechos sobre ellas. Cuando a María se le pregunta
por qué insiste en tener un hijo de alguien con quien no va a
poder compartir en el futuro responde: “hay mujeres que no tie-
nen pareja y se pueden inseminar para sentirse realizadas como
madres y yo que tuve un hombre que se hizo una intervención
para tener un hijo conmigo no lo puedo hacer, lo absurdo es
que si yo quisiera podría ir a una clínica y tener un hijo de un
desconocido.
*Nombres cambiados, para asegurar la confidencialidad. Pu-
blicado semana.com

VIRGINIA. EE.UU. 1992. Un jurado acaba de condenar a un


especialista en fertilidad que utilizaba su propio semen para insemi-
nar a sus pacientes.
Como en la historia de Kundera muchos niños de Alejandría,
un pequeño poblado norteamericano, tienen un asombroso pa-
recido con el ginecólogo de sus madres y al parecer son medios
hermanos de la mayoría de sus compañeros de colegio, pero
esto no es un cuento, sino una realidad que tiene conmociona-
dos a los habitantes de Virginia. Un juicio fue seguido al mé-
dico C. B. J., director de una clínica de fertilidad, acusado de
utilizar su propio semen para inseminar a sus pacientes, quien
podría ser el padre de por lo menos 75 niños concebidos a través

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de inseminación artificial. Un jurado lo declaró culpable de 52


cargos de fraude y perjurio aunque solamente 15 de los cargos
presentados en su contra se refieren a su participación como
donante. La utilización del propio semen de un especialista en
fertilidad ha escandalizado a la opinión pública y preocupado
a los tribunales de ética médica. Y ante los tribunales C. B. J.
admitió que durante 20 años utilizó su propio semen para fer-
tilizar los óvulos de sus pacientes. Y que nunca confeso a sus
pacientes que estaba utilizando su propio semen, porque le ha-
bían advertido que el nombre del dónante debía mantenerlo en
secreto. Que consideró apropiado utilizar su propio semen por
qué no sufre ninguna enfermedad y sus propios hijos no tienen
defectos genéticos, y que nunca considero que esto fuese ni éti-
co ni medicamente incorrecto. En alguna ocasión dijo a una
paciente: “si Dios no le da su bebé yo se lo doy”, pudiendo ella
comprender el real significado de sus palabras mucho tiempo
después. Publicado semana.com

Luego de expuestos estos tres casos paradigmáticos, es com-


prensible que se generen una serie de preguntas, que si bien la ciencia
médica podría responder es claro que la ciencia jurídica no estaría en
capacidad de hacerlo; inicialmente el caso de Gran Bretaña se sien-
te lejano pero contrastado con la realidad colombiana tan cercana,
generan en todo lector una serie de preguntas y argumentos para
sustentar lo que cada uno consideraría desde su sentir que es la res-
puesta correcta, pero indiscutiblemente nos hace evidenciar que es
una realidad innegable la ausencia de claridad conceptual, práctica, y
legislativa, en temáticas como consentimientos informados, capaci-
dad sucesoral, propiedad de cadáveres, disposición de deudos como
titulares de derechos de personas fallecidas, tratamiento del fluido
corporal denominado semen, inseminación post mortem, reproduc-
ción asistida, y es evidente concluir que en Colombia hay urgencia
de regulación al respecto, ya sea legal o al menos contar con un
antecedente jurisprudencial, máxime si se tiene en cuenta que estas
prácticas con semen no son de reciente creación y que Colombia
tiene expertos médicos altamente calificados en técnicas de repro-

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163
Vanina Moadie Ortega

ducción asistida pero que desarrollan sus actividades sin regulación


legal, y es cuestionable que si bien la Constitución Política Colom-
biana establece la posibilidad de existencia de hijos con asistencia
científica2 , hoy, 20 años después de expedida la Carta Magna no
existe ley alguna que reglamente dicha actividad, aunque ha habido
intentos3 de regulación en el órgano legislativo que no han culmina-
do exitosamente.
En segundo lugar, estaría la comercialización de partes del cuer-
po humano no separadas de él, como el caso del alquiler de vientre4,
conocido como maternidad subrogada, arrendamiento de vientre, o
maternidad sustituta u otros5, situaciones que resultarían más gravo-
sas al darse la comercialización sobre el sujeto mismo –en este caso,
la mujer– y sobre las cuales la Legislación Colombiana ha guardado

2 Constitución Política Colombiana, Art. 42 parágrafo 6, “Los hijos habidos en el matrimonio o


fuera de él, adoptados o procreados naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales
derechos y deberes. La ley reglamentará la progenitura responsable”.
3 Proyecto de Ley 151 de 2001, Senado, por el cual se modifican los Códigos Civil y Penal en
lo referente a la aplicación de los métodos de procreación humana asistida, manipulación
genética, se dictan normas sobre el genoma humano, de nuestra diversidad étnica, y otras
disposiciones.
4 “El alquiler de vientre o útero, conocido también como maternidad subrogada o maternidad
de sustitución, ha sido definido por la doctrina como “el acto reproductor que genera el na-
cimiento de un niño gestado por una mujer sujeta a un pacto o compromiso mediante el cual
debe ceder todos los derechos sobre el recién nacido a favor de otra mujer que figurará como
madre de éste.” En este evento, la mujer que gesta y da a luz no aporta sus óvulos. Las madres
sustitutas aceptan llevar a término el embarazo y una vez producido el parto, se comprometen
a entregar el hijo a las personas que lo encargaron y asumieron el pago de una suma determi-
nada de dinero o los gastos ocasionados por el embarazo y el parto.” Sentencia T- 968 del 18
de dic. de 2009. MP Dra. María Victoria Calle Correa.
5 De hecho se han relevado en español hasta 17 nombres distintos para referirse a la maternidad
sustituta. Cfr. Arámbula Reyes, A. (2008). Maternidad subrogada, Centro de Documentación
Información y Análisis, Cámara de Diputados, LX Legislatura, México. citado por Javier Marin
Camacho.(2009) en Maternidad subrogada: una práctica moralmente aceptable. Análisis críti-
co de las argumentaciones de sus detractores

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164 Vol. 4. N.° 2 p. 151-180. Julio-diciembre de 2011
Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

silencio6 , al contrario de otros países7 donde han sido aceptadas y


reguladas o rechazadas expresamente. Indiscutiblemente lo comple-
jo de la práctica, sus implicaciones y controversias morales, sociales,
éticas y legales, hacen dividir la opinión de los juristas y las legisla-
ciones a nivel mundial al respecto.
En cuanto a la segunda posibilidad, y desde una abordaje ca-
suístico se expone el siguiente caso fallado en primera instancia por
el Juzgado Décimo de Familia de Cali en agosto de 2008, en segun-
da instancia por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali en
diciembre de 2008, luego fue abordado por la Corte Suprema de
Justicia, en fallo de febrero de 2009, y por último fue fallado por la
Corte Constitucional Colombiana, en sentencia T 968 de diciembre
de 2009, en revisión de acción de Tutela, no sin antes aclarar que en
reconocimiento del derecho a la intimidad y demás derechos fun-
damentales de los niños y las familias involucradas en el presente
proceso, la Sala de Revisión, decidió cambiar en esta providencia los
nombres reales de los menores y sus familiares más cercanos, por
nombres ficticios.

6 “En el ordenamiento jurídico colombiano no existe una prohibición expresa para la realización
de este tipo de convenios o acuerdos. Sin embargo, respecto de las técnicas de reproducción
asistida, dentro de las cuales se ubica la maternidad subrogada o sustituta, la doctrina ha
considerado que están legitimadas jurídicamente, en virtud del Artículo 42-6 constitucional, el
cual prevé que “Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados natu-
ralmente o con asistencia científica, tiene iguales derechos y deberes.” La doctrina ha llegado
a considerar la maternidad sustituta o subrogada como un mecanismo positivo para resolver
los problemas de infertilidad de las parejas, y ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de
regular la materia para evitar, por ejemplo, la mediación lucrativa entre las partes que llegan
a un acuerdo o convenio de este tipo; la desprotección de los derechos e intereses del recién
nacido; los actos de disposición del propio cuerpo contrarios a la ley; y los grandes conflictos
que se originan cuando surgen desacuerdos entre las partes involucradas”. Sentencia T- 968
del 18 de dic. de 2009. MP Dra. María Victoria Calle Correa.
7 Las legislaciones a nivel mundial han optado por un pronunciamiento a favor de la figura como
en India y en algunos estados de EE.UU. como California, a través de contratos de gestación;
en otros países ha habido un pronunciamiento en contra como en España, Francia, Holanda; y
en algunos como Canadá se permite la figura con fines altruistas pero no comerciales.

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Vanina Moadie Ortega

El caso de los gemelos samuel y David, que nacieron el día 21


de marzo de 2006 en el municipio de Vijes, como producto de
la inseminación artificial consentida, ya que Salomón de nacio-
nalidad colombiana, casado con Raquel, dominicana, residentes
en Estados Unidos, deseaban tener un hijo y en un principio
Sarai aceptó realizarse varios tratamientos con el fin de que el
señor Salomón fuese padre, a pesar que no se conocían perso-
nalmente y su único contacto había sido telefónico. Sarai acudió
al centro Fecundar y allí le implantaron los óvulos de la esposa
del señor Salomón, tratamiento que no dio resultado porque
su cuerpo rechazó dichos óvulos. Ante el fracaso de este trata-
miento, el señor Salomón viajó a Colombia para conocer per-
sonalmente a Sarai, la visitaba frecuentemente en su residencia
de Vijes, Valle del Cauca, iniciaron una relación y al cabo de
un tiempo le pidió que se realizara un nuevo tratamiento de
fertilización pero con sus propios óvulos. A cambio le prometió
una “buena posición económica para que tuviera el niño y que
ese niño lo criarían los dos”. La señora Sarai accedió y procedió
a realizarse un tratamiento de fertilización in vitro en el Centro
Imbanaco de Cali con sus propios óvulos y los espermatozoides
del señor Salomón, el cual dio como resultado un embarazo
gemelar. Salomón pagaba la EPS de Sarai y le enviaba mensual-
mente la suma de $149.000 para su manutención.
El día 21 de marzo de 2006, como producto de la insemina-
ción artificial consentida, nacieron en el municipio de Vijes los
mellizos, Samuel y David, en buen estado de salud. El 20 de
diciembre de 2006, cuando los niños tenían nueve (9) meses de
nacidos, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)
de Yumbo le retiró a la madre la custodia y cuidado personal de
los menores, la cual fue asignada de manera provisional a la tía
paterna, Isabel. Tal decisión se originó en el estado de afección
gripal que presentaban los menores debido a que la casa en que
vivían en Vijes estaba ubicada al lado de un horno de cal, y a
pesar de que estaban siendo atendidos por su madre, ella nunca
los maltrató y eran de conocimiento previo del padre tanto la
situación de la vivienda, como las condiciones económicas de la
señora Sarai.
Desde ese entonces el padre de los menores tomó la decisión de
separar definitivamente a Sarai de sus hijos e inició un proceso

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de custodia y cuidado personal en Vijes y otro de privación de


la patria potestad en Cali. Sarai ante la pérdida de la custodia
y cuidado personal de sus hijos decidió cambiar de domicilio
y se radicó en la ciudad de Cali, acompañada de su madre y de
su hija de cinco (5) años, producto de una relación anterior.
Trabaja como mercaderista y devenga un salario mínimo. Sarai
visitaba todas las semanas a sus hijos en la casa de la tía paterna,
compartía y jugaba con ellos y los niños la reconocían como su
madre.
A través de apoderada judicial el padre de los menores presentó
demanda de permiso de salida del país con el fin de que los ni-
ños pudiesen residir en los Estados Unidos. La demanda dirigi-
da contra la madre correspondió en reparto al Juzgado Décimo
de Familia de Cali y fue admitida el 19 de noviembre de 2007.
El Juez de Familia mediante sentencia del 29 de agosto de 2008,
concedió el permiso de salida del país de los niños Samuel y
David con destino a los Estados Unidos en compañía del pa-
dre, el cual “deberá permitir el contacto de los menores con su
madre, suministrándole la dirección de residencia, teléfono y
permitiéndole las visitas.

La decisión del Juez Décimo de Familia se basó en las siguientes


consideraciones: (i) Entre Salomón y Sarai, existió un contrato verbal,
cuyo objeto era el alquiler de vientre, en donde ella permitía la fecun-
dación de un óvulo propio con semen del contratante, obligándose a
entregar el fruto que resultase de la fecundación a la pareja conforma-
da por Salomón y Raquel. (ii) Sarai después de recibir una alta suma
de dinero, un tratamiento adecuado y la afiliación a una EPS, incum-
plió el contrato y decidió quedarse con los niños. (iii) Desconoció los
derechos del padre al no permitir inicialmente el registro de los niños
con su apellido, e impedirle las visitas. (iv) Las diferentes autoridades
que inicialmente conocieron del caso (ICBF y Juzgado de Vijes), con-
sideraron pertinente que ante la situación de salud que estaban vivien-
do los niños, se le adjudicara a la tía paterna de manera provisional su
custodia y cuidado personal, la cual posteriormente fue ratificada en
cabeza del padre. (v) Debido a las condiciones económicas de la ma-

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Vanina Moadie Ortega

dre y a la situación de subdesarrollo, inseguridad y pobreza que vive


la ciudad de Cali, los niños con su padre van a tener el amor de una
familia y van a contar con todas las oportunidades de vivir en un país
desarrollado. (vi) El padre de los menores tiene un mejor derecho a
estar con ellos, porque él fue quien buscó por todos los medios y con
muchos sacrificios su concepción. Para garantizar los derechos de la
madre, el Juez dispuso que el padre “deberá traerlos o permitir que
ellos vengan a esta ciudad y estén al lado de su madre dos veces al año,
en época de vacaciones de mitad y de fin de año. Cuando la señora
Sarai pueda ir a los Estados Unidos, bien sea por sus propios medios
económicos o por ayuda que le pueda brindar el señor SALOMÓN,
se entiende que se cumple con el compromiso de las visitas.”
Ambas situaciones, comercialización de partes del cuerpo hu-
mano separadas o no de éste, permiten suponer que en Colombia,
de realizarse dichas prácticas, se estarían efectuando sin regulación
legal, por lo que podríamos asegurar frente a su posible realización
un uso comercial silenciosamente permitido y justificado en el prin-
cipio de la permisión, según el cual “Lo que no está prohibido está
permitido”, haciéndose evidente que, lo que inicialmente fue una
obviedad, en la actualidad no lo es; es por eso que la Corte Cons-
titucional Colombiana ha evidenciado en su sentencia T-968 del 18
de diciembre de 2009, con ponencia de la magistrada Dra. María
Victoria Calle Correa, la necesidad de una regulación exhaustiva y
del cumplimiento de ciertos requisitos y condiciones, en el específico
caso del arrendamiento de vientre, si el legislador colombiano opta
por la acogida de dicha figura, de tal manera que se eviten despro-
tección de derechos e intereses de los involucrados.
La comercialización del cuerpo humano, y de partes separadas de
él, genera problemáticas que permean aspectos fundamentales del
Derecho Privado recogidos en los cuatro libros del Código Civil,
así como: la concepción de las personas y su filiación, la disponibi-

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lidad del sujeto o de partes de este como un bien, las contrataciones


y obligaciones sobre partes del cuerpo humano, y las incertidumbres
sucesorales que de allí se derivarían.

3. Prohibición de cosificación del ser humano.


Una mirada jurisprudencial del principio de no comercialización
del ser humano

Desde una mirada jurisprudencial sobre la prohibición de la


cosificación del ser humano, y ante la ausencia normativa ya mencio-
nada, nuestra Honorable Corte Constitucional se ha pronunciado en
Sentencia C-320 del 3 de julio de 1997, sobre el alcance semántico
y lingüístico de algunas expresiones que cosifican al ser humano,
sin embargo, no se ha pronunciado sobre su no comercialización, en
consecuencia, se comparará el principio de prohibición de cosificación
con el principio de no comercialización.
Se realizará dicha comparación, a partir del lenguaje legislativo
utilizado en algunas sentencias, en las cuales la Corte señala su deber
de “Preservar el contenido axiológico humanístico que informa a nuestra
norma fundamental, velando aún porque el lenguaje utilizado por el
legislador no la contradiga”. (Sentencia C-037, 5 de febrero de 1996).
De acuerdo con lo planteado por la Corte Constitucional, la doc-
trina constitucional, ha propuesto el uso adecuado del lenguaje legisla-
tivo, que ha servido como fundamento para declarar la constitucionali-
dad condicionada o la inexequibilidad simple de numerosas expresiones
legales, que no corresponden “al contenido axiológico del nuevo orde-
namiento constitucional” por atentar contra la dignidad humana.
La primera de ellas, es la sentencia C-037 de 1996 que declaró
la inexequibilidad de la expresión recursos humanos de la Ley Esta-
tutaria de la Administración de Justicia, lo cual se ha considerado
una expresión con tendencia a cosificar al ser humano. Al respecto
señaló que:

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Vanina Moadie Ortega

El reconocimiento de la dignidad humana implica la concepción de


la persona como un fin en sí misma y no como un medio para un
fin. En otras palabras, como un ser que no es manipulable, ni utili-
zable en vista de un fin, así se juzgue éste muy plausible. El Estado
está a su servicio y no a la inversa. Llamar “recursos humanos” a
las personas que han de cumplir ciertas funciones, supone adoptar
la perspectiva opuesta a la descrita, aunque un deplorable uso cada
vez más generalizado pugne por legitimar la expresión. (Sentencia
C-037, 5 de febrero de 1996)

Posteriormente, la sentencia C-320 del 3 de julio de 1997, con-


sideró constitucionalmente inadmisible y reprochable el lenguaje
empleado por el legislador en la Ley Nacional del Deporte8 en su
Art. 34 al referirse a la transferencia de los deportistas, situación que
encontramos como un antecedente para justificar el abordaje juris-
prudencial del principio de no comercialización del cuerpo humano, en
tanto dicha sentencia se refirió a la prohibición de términos que tien-
dan a la cosificación de la persona:
En efecto, la norma habla de la “transferencia” de los depor-
tistas, lo cual significa, en sentido literal, que los clubes son
verdaderos dueños de esas personas, ya que sólo se transfiere, se
vende y se presta aquello de que se es propietario. El lenguaje de
una norma legal no es axiológicamente neutro, ni deja de tener
relevancia constitucional, puesto que, tal y como esta Corpo-
ración ya lo había señalado, el uso de términos jurídicos que
tiendan a cosificar a la persona no es admisible” 9 (el subrayado es
propio). (Sentencia C-320, 3 de julio de 1997)

8 Ley 181 del 18 de enero de 1995, por la cual se dictan disposiciones para el fomento del depor-
te, la recreación, el aprovechamiento del tiempo libre y la Educación Física y se crea el Sistema
Nacional del Deporte.
9 Es necesario aclarar, que en esa oportunidad la Corte indicó que en todo caso al estudiar la
constitucionalidad del lenguaje – y no del contenido normativo – de una determinada disposi-
ción, el juez constitucional debía ser particularmente respetuoso del principio de conservación
del derecho, “según el cual, los tribunales constitucionales deben siempre buscar preservar al
máximo las disposiciones emanadas del Legislador, en virtud del respeto al principio democrá-
tico, por lo que no declaro la norma inexequible.

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Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

No obstante, resulta apremiante precisar que tal como la misma


Corte lo ha señalado en la Sentencia C-078 de 2007 “el lenguaje
legislativo tiene no sólo un efecto jurídico-normativo sino un poder
simbólico” es decir, que tiende a legitimar prácticas culturales, y
configura nuevas realidades y sujetos10, es decir:
El lenguaje empleado en las normas no puede reducirse a un
asunto de estética en la escritura o de alcance y eficacia jurídica
de la norma. Se trata de revisar el uso de expresiones que repro-
ducen y/o constituyen realidades simbólicas o culturales incons-
titucionales. En ese sentido, el uso de un lenguaje denigrante,
discriminatorio o insultante, tiende a legitimar e incluso consti-
tuir prácticas sociales o representaciones simbólicas inconstitu-
cionales (Sentencia C- 078, 7 de febrero de 2007).

De esta manera entendemos que si la Corte ha censurado el uso


de un lenguaje que cosifica al ser humano, con más razón censurará
no el uso del lenguaje, sino una figura que tiende a insinuar que el
ser humano y sus partes, como es en este caso el vientre materno,
han entrado en una eventual comercialización. Así mismo, la Cor-
te Constitucional no ha estado dispuesta a permitir que el uso del
lenguaje legislativo tienda o coadyuve a la cosificación del sujeto de
derecho, ni siquiera desde el punto de vista terminológico, más aún
cuando es sabido que muchos años tardó la humanidad para superar
la esclavitud, y otros tantos el derecho para separar el concepto de
persona y de bien.
La persona, el sujeto de derecho, el protagonista del primer
libro del código civil De las personas, no puede ser confundido ni
siquiera terminológicamente hablando con el objeto, con las cosas,
con los bienes, con lo regulado en el Libro ii del Código Civil De
los bienes y de su dominio, posesión, uso y goce. La persona es quien se

10 A este fenómeno se refirió la Corte al estudiar el carácter preformativo del lenguaje, Sentencia
C-804 del 27 de septiembre de 2006.

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Vanina Moadie Ortega

relaciona con las cosas de la naturaleza, es el sujeto el que se relaciona


con los objetos, lo que ha sido afirmado de manera unánime por la
generalidad de la doctrina, que considera cosa todo aquello que exis-
te en la naturaleza con excepción del ser humano, significando que
el sujeto es la excepción que confirma la regla general.

4. El principio de Gratuidad Imperante en actos de disposición de


órganos en Colombia

Si bien es cierto, que en Colombia no existe una legislación


completa y coherente que responda a las inquietudes que plantean
los avances científicos, en relación con el sujeto de derecho y con
la disponibilidad del cuerpo humano, no se puede desconocer, que
existen algunos aspectos parcialmente regulados a través de leyes
y decretos que a continuación se enunciarán, como es el caso de la
donación de órganos, ya sea de donante vivo o de donante cadavérico.
Ambas situaciones, permiten plantearnos dos inquietudes, la
primera referida a la consideración de la calidad de bienes a partes
del cuerpo humano separadas de este, y la segunda referida al otor-
gamiento de dicha calidad cuando ha dejado de existir el sujeto de
derecho por la ocurrencia de la muerte, toda vez que el Código Civil
manifiesta que la existencia de las personas termina con la muerte.
(Art. 94 Código Civil), convirtiéndose de esta manera el cuerpo hu-
mano en cadáver11, con posibilidad de ser considerado cosa y/o bien,
ante la desaparición del sujeto de derecho.
Aunque la normativa sobre donación de órganos en Colombia
no es suficiente y clara, los avances en la misma no son recientes,
referente de ello es la Ley 9 de 1979, que reglamentó de manera

11 El Decreto 1546 del 4 de agosto de 1998 definió en su Art. 2 el cadáver como: “el cuerpo de
una persona en el cual se ha producido la muerte encefálica, diagnosticada de conformidad
con el decreto, o al cuerpo de una persona en el cual se ha producido cese irreversible de las
funciones cardiorrespiratorias”.

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Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

tangencial el tema de los trasplantes de órganos, al establecer normas


generales que servirán de base a las disposiciones y reglamentaciones
necesarias para preservar, restaurar y mejorar las condiciones sanita-
rias en lo que se relaciona a la salud humana.
A pesar de ser el primer antecedente legislativo, la mencionada
ley no estableció de manera expresa el principio de gratuidad en los
actos de disposición de órganos, sin embargo, posteriormente con la
expedición de sus decretos reglamentarios, Decreto 616 de 1981 y el
Decreto 003 de 1982, el legislador estableció, que la sangre humana
sólo podría ser donada y utilizada, sin ánimo de lucro, con fines
terapéuticos de diagnóstico en seres humanos o para investigaciones
científicas (Decreto 616 de 1981 Artículo 2), constituyéndose este
en el primer antecedente del principio de gratuidad en tales actos
de disposición. Así mismo, en el Decreto 003 de 1982, se amplía el
principio de la gratuidad a actos de disposición del cuerpo humano,
estableciendo que los órganos, componentes anatómicos o líquidos
orgánicos sólo podían ser donados y utilizados sin ánimo de lucro
con destino a trasplantes u otros usos terapéuticos (Art. 1).
Si bien es cierto, no hubo una idea preliminar de comercializa-
ción, tampoco hubo inicialmente una intención explícita de su pro-
hibición, y sólo 7 años después, a través del Decreto 2363 de 1986,
se prohíbe expresamente cualquier retribución o compensación por
los órganos y componentes anatómicos destinados a ser trasplan-
tados o utilizados con fines terapéuticos e investigativos (Art. 17).
Esta situación avanzó con la expedición de la Ley 73 de 1988,
la cual adicionó la Ley 9 de 1979, y estableció dos aspectos impor-
tantes sobre la disponibilidad del cuerpo humano, el primero de ellos
referido a la presunción legal de donación, y el segundo consistente en
la prohibición legal del ánimo de lucro en los actos de disposición.
A partir de la expedición de esta ley, la regulación posterior,
fue reiterativa en la prohibición de comercialización de los actos de

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
173
Vanina Moadie Ortega

disposición, entre los que se encuentra el Artículo 15 del Decreto


2493 de 2004, derogatorio parcialmente del Decreto 1546 de 1998.
En este, no sólo se ratificó la prohibición de cualquier retribución,
compensación y remuneración, por el suministro de un órgano o
tejido, sino que, en razón del Principio de Gratuidad Imperante se
prohibieron particularmente tres conductas12 de disposición de par-
tes del cuerpo humano, y prácticas de oferta, demanda, testaferrato
y corretaje de órganos o componentes anatómicos.
A pesar de la claridad conceptual en la consagración del princi-
pio de gratuidad, llama poderosamente la atención que a lo largo de
25 años se hubiera avanzado en la consagración de dicho principio,
cada vez de manera más expresa e inclusiva de diversas conductas,
pero en ninguna de estas se estableció una sanción a las conductas
prohibidas, siendo en efectos prácticos un avance la consagración de
la figura, pero sin fuerza coactiva que permitiera reprimir dichos
actos.
Dada esta falencia, solo a finales del año 2004 es expedida la
Ley 919, que prohibió la comercialización de componentes anató-
micos humanos para trasplante, y tipificó como delito su tráfico,
además estableció un fin diferente a los avances científicos y médi-
cos, manifestando que la donación de órganos deberá siempre rea-
lizarse por razones humanitarias. En consecuencia, en el Artículo 1
de la mencionada ley, se prohíbe cualquier forma de compensación,
pago en dinero o en especie por los componentes anatómicos, por

12 La primera de ellas es, la prohibición de gratificación o pago al donante vivo, a la familia


del donante fallecido, al banco de tejido o de médula ósea, a la I.P.S., a la E.P.S, o cualquier
otra persona natural o jurídica por la donación o suministro de órganos o tejidos humanos.
La segunda consistente en la prohibición del cobro al receptor por el órgano trasplantado. Y
finalmente, proscribió la publicidad sobre la necesidad de un órgano o tejido, o sobre su dispo-
nibilidad, ofreciendo o buscando algún tipo de gratificación o remuneración (Decreto 2493 de
2004, Artículo 15).

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


174 Vol. 4. N.° 2 p. 151-180. Julio-diciembre de 2011
Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

lo tanto quien done o suministre un órgano13, tejido14 o fluido cor-


poral15 deberá hacerlo a título gratuito, sin recibir ningún tipo de
remuneración, ni el beneficiario del componente, ni sus familiares,
ni cualquier otra persona podrá pagar precio alguno o recibir algún
tipo de compensación por ello. El tipo penal establece que incurrirá
en pena de tres (3) a seis (6) años de prisión quien trafique, compre,
venda o comercialice componentes anatómicos.16
Entre los aspectos que estableció la Ley 73 de 1988, la cual
adicionó la Ley 9 de 1979, y que dada su importancia es necesario
retomar con el ánimo de ilustrar desde el punto de vista de fallos
de nuestros tribunales, se encuentra la figura de la presunción legal
de donación17, una vez más regulada el decreto 2493 de 2004 y que
debido a una acción de inconstitucionalidad la Corte Constitucional

13 Entidad morfológica compuesta por la agrupación de tejidos diferentes que concurren al des-
empeño de la misma función. Art. 2 Decreto 2493 de 2004, como riñones, corazón, pulmones,
páncreas, hígado.
14 Entidad morfológica compuesta por la agrupación de células de la misma naturaleza y con una
misma función Art. 2 Decreto 2493 de 2004, como córnea, tejido óseo, la médula ósea, los
vasos sanguíneos, pero también puede incluirse la piel y la laringe, que son órganos, pero para
efectos de trasplantes se consideran tejidos porqué no se implantan totalmente.
15 Alude a todo liquido orgánico producido por cualquier órgano o tejido del cuerpo humano, como
el líquido pericardio, la orina, la bilis o el semen, no puede referirse a los trasplantes, pues no tie-
nen hoy esa posibilidad de aplicación científica, y si se quiso aludir con ella a la sangre, más que
fluido se le considera “tejido sanguíneo”, por lo que se dice acertadamente que “la transfusión de
sangre es el trasplante de tejido alogénico más frecuentemente realizado en la práctica médica”
Felipe Vallejo García, “Aspectos jurídicos del trasplante de órganos y tejidos humanos”, en Primer
Seminario Franco–Andino de Derecho y Bioética, Ed. Universidad Externado de Colombia, Bogo-
tá, 2004, p.154, citado por Fabio Espitia Garzón, en “A propósito de la Ley 919 de 2004.”
16 Así mismo incurrirá en la misma pena 1) Quien sustraiga un componente anatómico de un
cadáver o de una persona sin la correspondiente autorización. 2) Quien participe en calidad de
intermediario en la compra, venta o comercialización del componente, y 3) Quien realice publi-
cidad sobre la necesidad de un órgano o tejido sobre su disponibilidad, ofreciendo o buscando
algún tipo de gratificación o remuneración.
17 Art. 2 Ley 73 de 1988: “Existe presunción legal de donación cuando una persona durante su
vida se haya abstenido de ejercer el derecho que tiende a oponerse a que de su cuerpo se
extraigan órganos o componentes anatómicos después de su fallecimiento, si dentro de las
seis (6) horas siguientes a la ocurrencia de la muerte cerebral o antes de la iniciación de una
autopsia médico-legal, sus deudos no acreditan su condición de tales ni expresan su oposición
en el mismo sentido.”

Universidad de San Buenaventura,


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175
Vanina Moadie Ortega

en sentencia C- 933 de 2007, declara la exequibilidad condicionada18


de dicha norma.
CALI. COLOMBIA. Acción de reparación directa fallada en se-
gunda instancia, el 20 de abril de 2010, por el Tribunal Contencioso
Administrativo de Cauca, en contra de Instituto Nacional del Medici-
na Legal y Ciencias Forenses, por falla en la Prestación del servicio, al
haber restringido el derecho de los familiares a oponerse a la ablación
de órganos y componentes anatómicos con fines de donación al acor-
tar el término de que disponían para ello.
La muerte del señor W.J.M.M. se produjo el día 27 de julio de
2003 a las 3:30 a.m. en el barrio X de la ciudad de Popayán, el in-
greso del cadáver a las instalaciones del Instituto Nacional de Medi-
cina y Ciencias Forenses del Cauca fue a las 5:30 a.m. y la autopsia
se llevó a cabo a las 10: 00 a.m. del mismo día del deceso. En ese
contexto, y atendiendo las consideraciones previamente hechas, es
posible establecer que en el caso en cuestión el término de seis (6)
horas con que contaban los familiares para ejercer su derecho de
oposición y de la entidad para solicitar el consentimiento infor-
mado, a pesar que la muerte se produjo a las 3:30 a.m. y que sus
familiares tuvieron conocimiento de ella en ese momento, empezó
a correr a partir de las 8:00 a.m. del día 27 de julio de 2003, hora
en que ya se encontraba el cuerpo sin vida de señor W.J.M.M en las
instalaciones del Instituto Nacional de Medicina Legal y además
también se encontraba el médico forense encargado de solicitar el
consentimiento, y no antes, porque no había forma de que los deu-
dos manifestaran su voluntad ante la autoridad competente cons-
tituida por el médico forense responsable de la autopsia, imposible
hasta ese momento de determinar, así como tampoco era posible
que la entidad entre las 3:30 a.m. y las 8:00 a.m. solicitara el con-
sentimiento informado de los familiares del occiso. Así las cosas,

18 La norma demandada se declaró exequible con las siguientes condiciones: a) el término para
oponerse será mínimo de seis (6) horas y sólo cuando la necropsia haya sido previamente
ordenada, se extenderá hasta antes de su iniciación; y b) el médico responsable debe informar
oportunamente a los deudos presentes sus derechos en virtud del Artículo 2.º de la Ley 73 de
1988, sin perjuicio de la obligación del Estado colombiano de realizar campañas masivas de
información y divulgación sobre el contenido de la ley.

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176 Vol. 4. N.° 2 p. 151-180. Julio-diciembre de 2011
Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

el término de seis (6) horas reconocido legalmente a los familiares


del señor W.J..M.M para oponerse a la donación de órganos ter-
minó a las 2:00 p.m. del día 27 de julio de 2003, sin embargo, el
procedimiento de la autopsia se llevó a cabo a las 10:00 a.m., esto
es, cuatro horas antes de que venciera el término para que los fa-
miliares hicieran ejercicio de su derecho de oposición. Atendiendo
lo dicho por la H. Corte Constitucional en la sentencia C 933 DE
2007, según la cual en ningún caso la presunción legal de donación
de órganos operará antes del vencimiento del término dispuesto
por la ley para el ejercicio del derecho de oposición de los deudos
del fallecido y las circunstancias específicas en las que se produjo
el deceso del señor W.J.M.M, no le cabe duda a la Sala de que se
presentó una falla en la prestación servicio por haber restringido
el derecho de los familiares a oponerse a la ablación de órganos y
componentes anatómicos con fines de donación al acortar el tér-
mino de que disponían para ello, término que debe ser respetado
hasta el último momento, aún en el caso en que los familiares no
se encuentren presentes. Adicionalmente, es necesario precisar que
de ninguna manera puede darse por entendido que con el aviso
que supuestamente se encuentra al interior de las instalaciones del
Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses se ha solicitado el
consentimiento informado de los familiares del occiso, primero,
porque es un documento que carece totalmente de valor proba-
torio y, segundo, porque el consentimiento informado, tal como
lo ha reconocido la H. Corte Constitucional y en igual sentido H.
Consejo de Estado en diversas ocasiones, es el desarrollo de varios
derechos, pero, especialmente de la libertad y la autonomía perso-
nal, por lo que debe emitirse de manera consciente y voluntaria y
para ello requiere que se brinde una ilustración idónea, concreta
y previa, además, como expresión del derecho a la información se
concreta en la conformación de un criterio libre y razonado para
decidir, en ese orden de ideas, la información que se suministre, en
este caso que versa sobre el contenido de artículo 2º de la Ley 73 de
1988 y la facultad de oponerse a la donación de órganos y compo-
nentes anatómicos, debe ser adecuada, clara, completa y explicada,
características todas éstas que de ninguna manera pueden ser pre-
dicadas del mentado aviso. En ese contexto, concluye la Sala que la
segunda condición fáctica que sustenta la presunción legal de dona-
ción de órganos regulada en el artículo 2º de la Ley 73 de 1988 no
resulta probada, por consiguiente, como quiera que para que opere

Universidad de San Buenaventura,


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177
Vanina Moadie Ortega

la presunción no basta con que se demuestre la ocurrencia de uno


solo de los supuestos de hecho en los que se funda, porque no se
trata de requisitos alternativos sino inherentes unos de otros para
que sea posible inferir la situación jurídica que plantea la norma,
encuentra el Tribunal que la presunción en la que se ampararon las
entidades accionadas para llevar a cabo el proceso de extracción de
córneas con fines de donación no se constituyó.

Dadas las inquietudes planteadas sobre la consideración de la


calidad de bienes a partes del cuerpo humano separadas de este, y el
análisis normativo sobre el único caso que existe de regulación de
actos de disposición del cuerpo humano, y los planteamientos de la
doctrina nacional que ha definido Bien como toda cosa que cumpla
con la siguientes características: a) Utilidad, b) Susceptibilidad de
apropiación y c) Susceptibilidad de valoración económica, se conclu-
ye que partes separadas del cuerpo humano son indiscutiblemente
cosas, ya que no hacen parte del sujeto de derecho. Sin embargo, no
son bienes, toda vez que si no se pone en duda la existencia de las dos
primeras características, la última queda en entredicho en Colombia
por el mencionado principio de gratuidad imperante.

CONCLUSIONES

No es novedoso el discurso en torno a la disponibilidad de bienes


muebles o inmuebles, pero sí lo es la posibilidad de hablar de disponibi-
lidad del cuerpo humano, y más aun de su disponibilidad patrimonial.
Los tabúes en cuanto a la disposición del cuerpo humano y
el impacto que genera la posibilidad de su disponibilidad, por los
avances científicos y biotecnológicos, obligan al derecho a ocupar-
se pronto de dichas realidades, en aras a encontrar soluciones a las
diversas situaciones jurídicas que de allí se derivan, teniendo como
punto de partida la bioética y como punto de llegada su regulación,
no desde el punto de vista médico, sino, desde la perspectiva jurídica.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


178 Vol. 4. N.° 2 p. 151-180. Julio-diciembre de 2011
Reflexión crítica del fenómeno corporal en la legislación colombiana y su enfoque jurisprudencial

Por lo tanto, se considera, que ante los avances de la ciencia mé-


dica, el silencio del legislador es cuestionable, porque abre una brecha
entre esta y la ciencia jurídica, resultando apremiante la necesidad de
plantearse nuevas reflexiones y normas que cobijen las posibles solu-
ciones al fenómeno corporal en Colombia. ¿Utopía o realidad?

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Magistrado Ponente: Vladimiro Naranjo Mesa.

República de Colombia, Corte Constitucional, Sentencia C-320 del 3 de julio de 1997, M. P.:
Alejandro Martínez Caballero.

República de Colombia, Corte Constitucional, Sentencia C-491 de 4 de mayo de 2000, M.


P.: Alejandro Martínez Caballero.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
179
Vanina Moadie Ortega

República de Colombia, Corte Constitucional, Sentencia C-1235 del 29 de noviembre de


2005, M. P.: Rodrigo Escobar Gil.

República de Colombia, Corte Constitucional, Sentencia C-716 del 23 de agosto de 2006,


M. P.: Marco Gerardo Monroy Cabra.

República de Colombia, Corte Constitucional, Sentencia C-804 del 27 de septiembre de


2006, M. P.: Humberto Sierra Porto.

República de Colombia, Corte Constitucional, Sentencia C-078 del 7 de febrero de 2007, M.


P.: Jaime Córdoba Triviño.

República de Colombia, Corte Constitucional, Sentencia C-933 del 8 de noviembre de 2007,


M. P.: Jaime Araujo Renteria.

República de Colombia, Corte Constitucional, Sentencia T- 968 del 18 de diciembre de


2009, M. P.: Maria Victoria Calle Correa.

Tribunal Contencioso Administrativo del Cauca, Sentencia de acción de reparación directa,


20 de abril de 2010. M. P.: Naun Mirawal Muñoz Muñoz.

Ley 181 de 1995 del 18 de enero, por la cual se dictan disposiciones para el fomento del
deporte, la recreación, el aprovechamiento del tiempo libre y la educación física y se
crea el Sistema Nacional del Deporte.

Ley 919 de 2004 del 22 de diciembre, que prohíbe la comercialización de componentes


anatómicos humanos para trasplante, y tipifica como delito su tráfico.

Decreto 2493 del 4 de agosto de 2004, Por el cual se reglamentan parcialmente las Leyes
9.ª de 1979 y 73 de 1988, en relación con los componentes anatómicos.

Revista semana. Com, dirección: www.semana.com/noticias-gente/hijo congelado/29619.


aspx

Revista semana. Com, dirección: www.semana.com/noticias-vida-moderna/paterniadad


-subrogada/51118.aspx

Revista semana. Edición impresa, junio de 2008.

Constitución Política Colombiana.

Código Civil Colombiano.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


180 Vol. 4. N.° 2 p. 151-180. Julio-diciembre de 2011
invitado
especial
Reflexiones del profesor
miguel Ángel herrera zGAIB
universidad nacional de
colombia
COYUNTURA GLOBAL,
CRISIS DE LA DEUDA Y
CUARTO DE HORA DE AMÉRICA LATINA
SITUATION GLOBAL,
DEBT CRISIS AND
FOURTH TIME IN LATIN AMERICA
Miguel Ángel Herrera Zgaib*

¿Cómo leer la crisis actual?

Desde su invención, la economía fue entendida primero como


reflexión acerca de la organización y reproducción privada de la
existencia. Grecia antigua la entendía como las normas del hogar,
–oikos, hogar, nomós–, norma, (Herrera: 2000). Después con la
creación del saber moderno de la economía política, ésta ubica las
reglas del “buen vivir” colectivo en el espacio privado estatal.

* Abogado de la Universidad Libre de Colombia, Magíster en Ciencia Política de la UNAM de


México, adelantó estudios de Doctorado en Ciencia Política en la University of New York,
Estados Unidos, se encuentra realizando el Doctorado en Estudios Políticos en el Instituto
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales - IEPRI de la Universidad Nacional de
Colombia. El profesor Herrera fue rector de la Universidad Libre de Colombia, director de la
Carrera de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia y director del Instituto
Unidad de Investigaciones Jurídico –sociales Gerardo Molina– UNIJUS, de la Universidad
Nacional. Actualmente es catedratico de la Maestría en Estudios Políticos de la Javeriana,
Bogotá, y de la Especialización en Cultura de Paz y DIH, de la Javeriana, Calí. De igual forma,
es profesor asociado de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad Nacional y el director
del Grupo de Investigación Presidencialismo y Participación, Colciencias/Unijus/Dib.
Miguel Angel Herrera Zgaib

Centrada en la recuperada sociedad civil se amplía el número


de los libres asociados, con la emergencia del fenómeno de un sujeto
emergente, la población en Inglaterra, Escocia y Francia, durante la
Ilustración (Ferguson: 2010) muchas lecciones se han aprendido de
lo que resulta de la libre competencia de los individuos modernos, y
los agrupamientos que resultan de su competencia en los mercados
que dinamizan la llamada sociedad burguesa.
La posterior crítica de esta disciplina en cabeza de Carlos Marx,
expuesta en su monumental obra, El Capital, ajustó cuentas con los
aportes de Adam Ferguson, Adam Smith y David Ricardo (Ricar-
do, D. 1943). Él mostró la condición antagónica, polar entre capital
y trabajo, y su necesaria contradictoria coexistencia, alimentada de
sangre, sudor y lágrimas.
El siglo xx se despertó con la primera revolución socialista
triunfante, que le dio paso a una rectificación y a la redefinición
de este saber de la economía política a cargo de neoclásicos y mar-
ginalistas. Ellos buscaron suprimir la política de la economía, bus-
cando colocar, reducir el Estado a los márgenes del mercado. Para
restablecer el reinado de los sponte acta, el espacio extraestatal de los
individuos egoístas de la sociedad de ayer y hoy (Sartori: 1984, 219).
Producida la crisis del llamado Estado de Bienestar, o Estado
Providencia, según el lugar del mundo occidental al que nos refira-
mos, el gran contrato celebrado entre las poderosas organizaciones
sindicales e industriales al término de la II Guerra Mundial, se fue
desmoronando en el paraíso perdido del pleno empleo, que dejó de
rimar bien con los beneficios, las ambiciones capitalistas.
Antes, durante la prosperidad de posguerra, el optimismo jun-
taba el saber de Lord Keynes con el del premio Nobel estadouni-
dense, Paul Samuelson centrado ahora en la microeconomía a secas.
Éste se convirtió en una suerte de predicador de la buena nueva, y su
catecismo económico se convirtió en la vulgata moral.

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184 Vol. 4. N.° 2 p. 183-198. Julio-diciembre de 2011
Coyuntura global, crisis de la deuda y el cuarto de hora de América Latina

La verdad “revelada” se repitió en las universidades de Occiden-


te hasta que ocurrió la crisis del petróleo, que corrió paralela con la
derrota del imperialismo estadounidense y sus aliados en Vietnam
del Sur. En este doble campo de batalla se derrumbó y quemó lo
acordado en Bretton Woods, New Hampshire, donde también nació
el impopular Fondo Monetario Internacional, IFM.
Enseguida, el gobierno del presidente Richard Nixon socializó
las pérdidas entre todos sus socios y subordinados internacionales;
desconectó a voluntad el dólar del patrón oro, convirtió a Fort Knox
en “cueva de Rolando” lejos del alcance de Superman, devaluan-
do su moneda en un santiamén. Todo lo cual tuvo como colofón a
Watergate, conduciendo a la quiebra los restos de moralidad pública
puritana, al disolver el matrimonio por conveniencia entre Estado y
mercado modernos.
El resultado final fue, ni más ni menos, el colapso de “la ética
protestante y el espíritu del capitalismo” que diera fama al sociólo-
go alemán Max Weber, quien se había dedicado neuróticamente a
explicar los nexos entre economía, sociedad y religión, una creencia
afianzada después de su esclarecedora visita a los Estados Unidos en
1904.
La operación “limpieza” del establo capitalista de augías, afec-
tado por la inflación de precios, se prolongó con la “liberación” fi-
nanciera de los mercados que decretó Gran Bretaña unilateralmente,
dotó de sangre fresca a la bestia rubia, que quería “recuperar” el
honor perdido de la City imperial londinense, después de que la
libra esterlina le cedió el paso al verde dólar. Ahora ella globalizaba
la especulación financiera, y adquiría una parte del león en la selva
del mercado, dándole dolorosa carta de ciudadanía al capitalismo
casino, sobre el cual escribió con lucidez Susan Strange, una de sus
súbditos.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
185
Miguel Angel Herrera Zgaib

John Maynard Keynes pronosticó, lo hemos leído, que en 100


años todos estaríamos muertos, él incluido. Lord Keynes tomaba
como punto de referencia el Tratado de Versalles que puso fin a la I
Guerra Mundial, con desastrosas consecuencias que el presagio en
un ensayo memorable. Ahora, cercanos a los cien años, siendo algo
apocalípticos en el pronóstico, la muerte del “capitalismo” casino,
podría ocurrir alrededor del año 2019.
El posible resultado está a la vista después de haber ensayado
diversos remedios coyunturales sin poder curar la naturaleza de la
enfermedad que lo acompaña desde su nacimiento, la explotación del
trabajo humano, material e inmaterial bajo dos regímenes de acu-
mulación diferentes, el fordismo y para estos años el posfordismo.
No han valido los cuidados intensivos indicados por el austria-
co Joseph Schumpeter, teórico de las crisis cíclicas del capitalismo, y
autor de la Historia del Análisis Económico, que conecta a aquellas
con la innovación tecnológica y la consiguiente salida de los ciclos
recesivos. Parodiando con algo de crueldad el recurrente misterio
del cáncer en los organismos vivos, los sucesivos tratamientos de
quimioterapia de las crisis, que significan hambrunas sin cuento y
destrucción despiadada de la riqueza social.
Esta quimio produce un alivio momentáneo, renueva el opti-
mismo de los inversionistas voraces en el mercado global en procura
de trabajo vivo. Ahora, en la metamorfosis neoliberal estas recupe-
raciones momentáneas conducen a recaídas cada vez más severas,
como la que viene padeciendo el mundo posindustrial desde el año
2008, donde el “paciente” no es inglés sino estadounidense, y no
hay, por lo pronto, Obama que valga.
La receta más socorrida, metida en el saber popular de la eco-
nomía diaria, controlar los flujos monetarios, el nuevo testamen-
to de Milton Friedman y la escuela de Chicago, a la postre viene
perdiendo estruendosamente el examen. La política monetaria ha

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186 Vol. 4. N.° 2 p. 183-198. Julio-diciembre de 2011
Coyuntura global, crisis de la deuda y el cuarto de hora de América Latina

perdido la cabeza, y viene enloqueciendo a la sociedad actual, desde


Alaska hasta la Patagonia. Tiene en ascuas al multimillonario presi-
dente de Chile, Piñera, y al Congreso estadounidense bebiendo con
amargura en la mesa del Tea Party.

Un desenlace (in) esperado

La pobreza disminuyó en el conjunto de los países de América


Latina a lo largo de la primera década del nuevo siglo… Entre 40 y
50 millones de personas dejaron de ser pobres. En 12 países se re-
dujo la desigualdad; entre estos, en Brasil, México, Perú y Chile. En
Colombia… la pobreza extrema no cayó y la desigualdad aumentó.
(Caballero: 2011, 13 de agosto, 21).
El monetarismo tal y como lo enseñó a los “Chicago Boys”
Milton Friedman, y lo fundamentó F. Von Hayek, autor de El ca-
mino a la servidumbre, criticando las experiencias socialistas, marcó
el retorno de la escuela austriaca consagrada en los Estados Unidos.
Hayek fue el patriarca de esta iglesia laica, y obtuvo el Nobel de eco-
nomía. Vivió un cuarto de siglo de gloria, siendo Reagan y Thatcher
los más fieles cancerberos de la religión del lucro egoísta.
Hace algo más de una década la criatura de dos cabezas: neoli-
beral en lo económico y neoconservadora en la vida civil se derrum-
ba ante nuestros ojos. Enfrentada por el desierto de miseria y exclu-
sión que sembró en la mayoría de los países del orbe. Los escenarios
avanzados del capitalismo y sus periferias sufren la sequía del trickle
down effect, el efecto gota a gota, de un modo asincrónico.
El monetarismo, bajo el comando de la especulación financiera,
extendió como plaga de Egipto las diferencias entre los de abajo y arri-
ba en forma sideral expandiendo la pobreza por todos los continentes,
y las diferencias internas entre los grupos humanos hasta el absurdo.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
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Miguel Angel Herrera Zgaib

Chile, en contra de lo escrito por el director de la escuela de


gobierno de los Andes, es el más cruel ejemplo de desigualdad socio-
económica en Suramérica: entre lo que gana el más rico y el más
pobre hay una relación de 1 a 700. Queda claro, sin tentaciones
economicistas, por qué es posible que en la patria de Neruda pase
lo que pasa actualmente. Hubo dos días de huelga general en 25 y
26 de agosto, y la gente en la calle pide a gritos, y con huelgas de
hambre, la derogación de la Constitución que impuso Pinochet; y
muerte definitiva al reinado discrecional de los Chicago Boys, y a su
multimillonario consueta, el presidente Sebastián Piñera.
El avance más significativo de las multitudes organizadas y mo-
vilizadas contra el capitalismo financiero y el autoritarismo, después
del cruento fin de la Unidad Popular, exige a riesgo de la propia vida
el desmonte de la indignante escala de privilegios aumentada por
casi 40 años bajo la “soberanía” del capital financiero: el estableci-
miento de la educación pública y gratuita, y un sistema de salud no
mercantilista.
El capitalismo salvaje que floreció en Chile al amparo de una
intelectualidad arrodillada ante una dictadura militar marchitó al
grueso de su sociedad bajo un régimen de excepción marcial, que
también fue consentido por socialistas y demócratas cristianos,
es éste el que vive en presente sus últimas jornadas. En Colombia
este recetario fue implantado en el corazón económico de la misma
Constitución de 1991; y se convirtió en un “desastroso” discípulo
del experimento de Chile desde que existe la Ley 100, primero. Des-
pués la parapolítica cumplió el mandato de un país de propietarios,
a como de lugar: expropiando a granel comunidades raizales, a los
campesinos medianos y pobres.
Delante de cualquier observador imparcial está el antecedente del
escándalo de Carimagua protagonizado por el ex ministro de Agri-
cultura Andrés Arias. A lo que siguió el destape de AIS, y por estos

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


188 Vol. 4. N.° 2 p. 183-198. Julio-diciembre de 2011
Coyuntura global, crisis de la deuda y el cuarto de hora de América Latina

días el despojo paramilitar del Urabá antioqueño de más de 40 000


ha, con el cobijo sistemático del Fondo Ganadero de Córdoba1.
La más protuberante muestra de la privatización de la salud
pública en Colombia, la punta del iceberg es la corruptela multibi-
llonaria de las Eps privadas, tal y como se prueba en las intervenidas
Saludcoop y Humana. De otra parte está el derrumbe moral y polí-
tico de la fuerza de oposición de izquierda reformista, el PDA, con-
sumida en los actos de corrupción perpetrados en las obras públicas
de la ciudad capital, donde su alcalde, Samuel Moreno Rojas, y su
hermano, el senador Iván Moreno, están sujetos a investigación ju-
dicial por el llamado “carrusel de la contratación”, donde los primos
Nule se han hecho tristemente célebres 2.
El gobierno actual de Juan Manuel Santos, reformista en algunas
de sus políticas durante el primer año, con todo lo vivido insiste en ser
un párvulo “aventajado” del Chile cuyo sistema educativo llegó al co-
lapso. El propio Santos ya no va más, por ahora con el intento fallido
de privatizar la educación superior, en particular, porque en el ámbito
privado esta tendencia obra desde los años 70, haciendo pulular como
hongos las llamadas universidades de garaje, los negocios de tiza y bo-
rrador que los hay pequeños y gigantescos a lo largo y ancho del país. 3

1 En fecha reciente, el ex presidente Uribe Vélez, mencionó a la periodista y politóloga Olga


Béhar, autora del libro Los doce apóstoles, donde se menciona a su hermano Santiago y tam-
bién al Fondo Ganadero de Córdoba; y anunció que ella era un objeto de una demanda por lo allí
escrito en la entrevista al mayor Meneses de la Policía colombiana, que es la espina dorsal de
este trabajo de compilación e investigación de los orígenes de la parapolítica en Colombia.
2 De muy poco sirvió para la recuperación del rumbo del PDA que la denuncia de la corrup-
ción hubiese sido hecha por su ex candidato presidencial, Gustavo Petro, acompañado por al
concejal Carlos Vicente de Roux, y el senador Luis Carlos Avellaneda. Los dos primeros han
creado un nuevo agrupamiento, el partido Progresista que ahora compite por la Alcaldía de
Bogotá en las elecciones del 30 de octubre próximo.
3 El propio presidente Santos, a su regreso de visitar a Chile, ante la inocultable presencia de la
protesta social, anunció a Colombia que se retiraba del proyecto de reforma el artículo que es-
tablecía legalmente el ánimo de lucro para la educación superior. A la vez, la ministra Ocampo
terció para aclarar que no eran estos tiempos propicios para hablar de privatizaciones.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
189
Miguel Angel Herrera Zgaib

De Bush a Obama

La etapa más crítica de la destorcida neoliberal tiene dos mo-


mentos, la crisis económica de los años 2008-2009, la secuela de
los yerros de la administración Bush en lo económico y político; y
su actual rebrote brutal en el corriente año. La primera prohijó la
elección presidencial del demócrata Barack Obama, convertidos en el
punto de quiebre del liderazgo de los halcones republicanos, quienes
llevaron la guerra a las antípodas del globo, a Iraq y Afganistán, y
acrecentaron la miseria de sus ciudadanos en el principal centro de la
hegemonía capitalista.
A Obama le ayudaron, de una parte, el compromiso con las
causas sociales de las barriadas de Chicago, en lo local; y su rechazo
como senador a la acción guerrera en Irak, dándole golpe de estado
a la ONU. Unido a su estilo directo y lacónico, que ahora enfrenta el
incumplimiento de las promesas hechas a los electores descontentos,
a las minorías “latinas” y a la joven intelectualidad que fue motor en
la base de su campaña.
Obama ha intentado curar la enfermedad de la quiebra de las
hipotecas, y los grandes conglomerados financieros que se alimentan
como “vampiros” de la sangre de las familias medias estadouniden-
ses echando dólares en la hoguera de las ilusiones, para evitar que
aquellos mueran de inanición caníbal, en lo posible. Sin embargo, la
sangría continúa, y el desempleo apenas se recupera que mantiene
una tasa superior al 9,1 porciento4. A lo cual se añadió la crítica cir-
cunstancia de haber experimentado sobrepasado el techo de la deuda
permitido por la legislación estadounidense.

4 En el mes de julio se registró la creación de 117 000 nuevos empleos en EUA, que superó el
estimativo inicial de 85 000 pronosticado por los analistas, lo que bajó en una décima la caída
del desempleo.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


190 Vol. 4. N.° 2 p. 183-198. Julio-diciembre de 2011
Coyuntura global, crisis de la deuda y el cuarto de hora de América Latina

El descalabro financiero inducido por las hipotecas subprime


colocó de un golpe en la calle a miles de miles de estadounidenses:
por la pérdida o venta precipitada de sus hogares.5 Es el sino trágico
de la inestabilidad y la incertidumbre que reinan en el infartado co-
razón de la sociedad capitalista más consolidada.
En los Estados Unidos la democracia liberal se asfixia entre
la pugna de elites republicanas y demócratas por la presidencia del
2012. A la vez los privilegios de los menos, los multibillonarios, son
cada vez más insultantes e insoportables, bis a bis con los millones
de pobres e indigentes que sobreviven de lo que queda de un raquí-
tico “welfare” de la posguerra.

Semana negra económica y quiebre político

Que Estados Unidos pague por su propia adicción al endeu-


damiento y sus peleas políticas sin visión de futuro. Reclamo de la
máxima autoridad económica de China.
El viernes 5 de agosto, la agencia de calificación de riesgo,
Standard & Poor’s, bajó de AAA a AA+ la deuda norteamerica-
na, porque no hay seguridad suficiente a mediano plazo de que el
gobierno estadounidense pueda honrar su exorbitante compromiso
económico. Colombia vivió también ese día una caída de su bolsa
que alcanzó al 6,05 porciento coronando la semana negra.
El trasunto de este comportamiento económico fue una errática
actuación política que comprometió al ejecutivo demócrata y al Con-
greso dominado por los republicanos en alianza con algunos demócra-

5 El punto máximo de la caída de las hipotecas subprime, respaldadas por bonos con las me-
jores calificaciones de las agencias de riesgo, fue la caída del gigante Lehman Brothers y el
angustiante auxilio gubernamental a las firmas aseguradoras al borde de la quiebra. Todo lo
cual precipitó a Estados Unidos en la recesión desde diciembre de 2007. El nuevo gobierno de
Obama tuvo que ir al rescate económico; hubo una corta recuperación que marcó una baja en
el desempleo de 10,1 a 8,8 entonces.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
191
Miguel Angel Herrera Zgaib

tas en rebeldía contra Obama, y su dizque perfiles socializantes. Esta


vez la divisa no era: “Es la economía, estúpido”, que hizo famoso a Bill
Clinton, sino “Es la política, estúpido”. La nueva verdad coloca al punto
de perder la presidencia al circunspecto y atildado Barack Obama.
Con efecto boomerang, la receta aplicada por el desaparecido
Consenso de Washington, de los ajustes sangrientos toca a la puerta
de su principal promotor en el pasado, recortar gastos y cobrar más
impuestos. Pero su Congreso aceptó lo primero, pero rechazó lo
segundo. Apretarse el cinturón sí, pero no los ricos, aunque uno de
ellos, después, Warren Buffett, haya dicho que es irrisorio lo que él
paga por impuestos comparado el monto de sus ganancias anuales.
Al riesgo de una posible recesión estadounidense en un plazo
de dos años, se le añadió la crisis de la deuda en los socios de la UE.
Italia tuvo que encajar nuevas reformas económicas en contra de los
más, para socializar las pérdidas que resultan del despilfarro y la es-
peculación financiera en los mercados del mundo. Lo cual hace casi
imposible la reelección del halcón Berlusconi.
El descenso general en las bolsas fue el peor en casi tres años
de tragedia económica internacional. En esta primera semana del
agosto negro, las acciones europeas perdieron 820 000 millones de
dólares de acuerdo con el índice MSCI. Todo lo cual fue agravado
también por un notorio decrecimiento de las principales economías
asiáticas, China, India y Japón.

Es la política, ¡estúpido!

Esta es una bonanza, un buen momento de América Latina, que


está siendo liderado por Asia. No por el mundo desarrollado del Nor-
te ni por Japón. Argentina está vendiendo soya, Brasil, energía y co-
mida, Chile, sus minerales, y nosotros, petróleo, comida y minerales.
(Villegas: 2011, 16 de agosto, 20).

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192 Vol. 4. N.° 2 p. 183-198. Julio-diciembre de 2011
Coyuntura global, crisis de la deuda y el cuarto de hora de América Latina

El desconcierto ha sido tal, que se quiere llevar hasta las últimas conse-
cuencias lo que queda de la hegemonía económica y política estadouniden-
se establecida después de la II Guerra Mundial en lo acordado en Bretton
Woods. Se trata de establecer una nueva moneda global de reserva que re-
emplace al dólar6, que es el vehículo mediante el cual, el capitalismo de este
país socializa sus pérdidas en forma descarada y recurrente. Es una llamada
en la que juntan voces los herederos de Mao y Wiston Churchill.
Después, el jueves 18 de agosto presenció un cuasi nock out a
los mercados mundiales. Lo registraron la bolsa de New York que
tuvo una caída de 3,68 porciento, y las de Europa que llegaron hasta
el 5 porciento en su descenso. Una y otra son los termómetros de
una situación crítica de la globalización capitalista que no logra aún
desterrar el fantasma de una nueva recesión que replique de modo
más severo lo ocurrido en el bienio 2008-2009.
La economía estadounidense comienza a parecer exhausta, al
borde del colapso por la pérdida de confianza de la ciudadanía con-
sumidora que la ubica en el primer lugar de la realización del capital
mundial. Mientras tanto, no pocos países de la UE, y en particular
aquellos que salieron de las garras de la dictadura militar, no logran
liberarse aún de la espada de Damocles de la deuda en sus econo-
mías. Ella ha puesto en la calle a millones de protestantes, y entre
la espada y la pared a los gobiernos socialistas que desmontan los
reductos del Estado de bienestar de posguerra.
Ahí están los palpitantes casos de Grecia en cólera, Italia rebe-
lada contra Berlusconi, y España en cuidados intensivos. En la pe-
nínsula Ibérica la claudicación socialista tuvo dos castigos: electoral
con el triunfo de la fuerza más reaccionaria, el PP, por un lado; y
por el otro el creciente y sostenido movimiento de los “indignados”,

6 Conviene recordar, que el 15 de agosto de 1971, unilateralmente, Richard Nixon, acabó con la
convertibilidad del dólar a oro, en el marco del desastre político-militar en Vietnam.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
193
Miguel Angel Herrera Zgaib

inspirados por el sobreviviente de Buchenwald, Stephán Hessel, una


bomba moral que implosiona en el agotado cuerpo del capitalismo
preso del consumismo hirsuto y la especulación desbocada.
El tortuoso recorrido del capitalismo después del derrumbe de la
Unión Soviética en 1989, ha dejando una estela creciente de incertidum-
bre que ha quebrado la confianza en las virtudes curativas del (neo) libe-
ralismo. A fines de 2007, la crisis se manifestó en la quiebra del sector
hipotecario estadounidense que arrestó consigo a varias bolsas y transna-
cionales alrededor del mundo. Luego se metamorfoseó en la crisis finan-
ciera cuasi-global hasta arribar al eventual default, cesación de pagos de
las economías más desarrolladas con Estados Unidos a la cabeza.
En perspectiva, esta cruda realidad, nos recuerda la tragedia de la
década perdida en América Latina, que arrancó con el default de México,
durante la presidencia de López Portillo, al inicio de los años 80. Ahora,
en la segunda década del tercer milenio suenan los clarines de un posible
desastre recesivo, donde las economías emergentes arrojan una “ilusoria”
luz de esperanza, y Colombia se cuenta entre ellas, en puestos interme-
dios en términos de crecimiento, pero, en los peores lugares en materia de
desigualdad y pobreza, pisándole los talones a Brasil y a Haití.
El no pago de impuestos de los más ricos y las clases medias en EUA,
cortejadas como clientela electoral frente a la abstención casi consuetudina-
ria de los pobres estadounidenses, condujo a la desfinanciación fiscal de la
deuda, unida a un ajuste benigno, condescendiente con los errores especu-
lativos del capital financiero corporado, y la quema de riqueza social en las
varias guerras que libra Estados Unidos interesado en el control de materias
primas estratégicas como el petróleo y el gas natural.

El nuevo espíritu del capitalismo y la economía mundial

Dos jóvenes economistas, César Corredor y Lorenzo Zanello, de la


Universidad del Norte, indican cómo esta recesión relentizada ha hecho

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194 Vol. 4. N.° 2 p. 183-198. Julio-diciembre de 2011
Coyuntura global, crisis de la deuda y el cuarto de hora de América Latina

que los capitales golondrinos liberados en los años 70 se han movido en


masa, en estampida, en procura de activos más rentables: las commodities
más populares, con el oro a la cabeza que ha roto todos los records, segui-
da del petróleo, el coltan, el cobre, el carbón, entre otras7.
A la vez, los mismos investigadores, pensando en la reconfi-
guración capitalista, se sorprenden con la suerte de los mercados de
renta variable, que pese a todos no castigan a los bonos estadouni-
denses, lo más apetecidos aún en la antesala de una posible segunda
recesión que el propio Obama no descarta, y que el presidente de la
reserva federal Ben Bernanke no logra desestimar.
Ellos concluyen en decir, que hay una vieja fe capitalista que no se
rompe, dicen, en mantener la confiabilidad en los bonos del tesoro esta-
dounidense. Lo que ellos ni siquiera tocan es el hecho de que el Banco
de la Reserva Federal y el legendario y devaluado Fort Knox no están
ya protegidos por Superman, sino por la potencia y la industria militar
más poderosa en la historia humana conocida. Esta hace posible que los
Estados Unidos sigan siendo los centinelas del mundo, a cambio de que
dejen quieta, incontestada la excepcional soberanía del dólar.
A todas estas, la segunda recesión se convertirá de darse en una
depresión, como si se tratara de una persona, el cuerpo productivo
entraría en un estado de catalepsia indispuesto para realizar el tra-
bajo cristalizado en millones de productos materiales e inmateriales.
Pero, esto no ha ocurrido, porque el nuevo espíritu del capitalismo
recorre Asia y el nuevo mundo, y lo de coloniza a cambio de que le
insufle sangre nueva y le evite la metástasis in extremis.
Los heraldos de las economías emergentes en América Latina
no son otros que Brasil, al tiempo que transido de corrupción; Perú,
con la miseria de sus multitudes poniendo en su lugar al desvaído

7 Ver, La economía mundial se reconfigura, en El Tiempo, Bogotá: 23 de agosto 2011, p. 17.

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sede Bogotá
195
Miguel Angel Herrera Zgaib

Apra del último Alan García; y Colombia con miseria y pobreza


superiores al 40 porciento, compitiendo con Brasil como sociedades
con una desigualdad de las peores de la tierra.
Sin embargo, las tres economías han resultado más que atrac-
tivas por su stock de commodities, las materias primas, en primera
línea; y por su responsabilidad fiscal construida a costillas de la ex-
plotación y exclusión consuetudinaria de trabajadores y pobres. Se
le ha dado fuerza a los bonos como trinchera a la caída intempestiva
de las acciones; en Colombia son los famosos TECS que se transan
en el mercado global con atractivos retornos. Y claro, aquí tampoco
se puede ignorar la presencia importante del capital ilegal, resulta-
do de las pingües ganancias derivadas del mercado de la droga, los
desfalcos del erario a través de las privatizaciones y las obras públi-
cas, complementadas por el flujo de otras exportaciones ilegales, y la
vena rota de la evasión de las cargas impositivas.
La responsabilidad fiscal, política y monetaria ha obrado coyuntural-
mente como una receta salvadora, que prolonga en el tiempo el fenecido
“Consenso de Washington”, que no cumplen los propios Estados Unidos,
a cambio de esquilmar los recursos naturales de estos países. Pero, el com-
ponente de la explotación y venta de commodities, las materias primas, de las
economías emergentes nos acerca cada vez más al letal contagio de la en-
fermedad holandesa, que afecta severamente a nuestro vecino venezolano,
a punto de hacer metástasis, en doloroso símil con la incierta suerte de su
presidente que ha entrado en su tercer tratamiento de quimioterapia ante el
expectante regocijo de sus enemigos internos y externos.
No parece tampoco que la quimioterapia del oro salve a Vene-
zuela, si se diera el caso de que los términos de intercambio de estos
países con los mercados globales se deterioran más, de un momento
para otro, en el curso de los siguientes dos años como lo sugieren
varios analistas de la economía política global y estadounidense en
particular, que hace las veces de un enloquecido caballo de Troya. Se

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196 Vol. 4. N.° 2 p. 183-198. Julio-diciembre de 2011
Coyuntura global, crisis de la deuda y el cuarto de hora de América Latina

bloquearía en un santiamén la entrada de capitales, que se darían a


la fuga como alma que lleva el diablo en procura de casinos más ren-
tables para depredar otras economías ansiosas por gozar del ilusorio
esplendor de Las Vegas.
En Colombia la enfermedad está a la vista, se llama revaluación
del peso, y las monedas de este y otros países al alza vuelven las
exportaciones suramericanas poco atractivas frente a los demás com-
petidores del mundo, si los Estados Unidos como es su costumbre
deprecia la propia.
El acceso a créditos urgentes puede quedar bloqueado y los pla-
nes de rescate de la deuda social contraída que anuncia con bombo y
platillos el gobierno de “la prosperidad democrática”: congelada por
fondos suficientes que no se podrá enjugar con recursos propios.
La gente se lanzará a las calles para reclamar la parte que les corres-
ponden en justicia, como ya ocurre en otros países de la región, con
Chile a la cabeza, para lograr la sobrevivencia de los muchos ham-
breados en las llamadas con eufemismo “economías emergentes”8.
Nos encontramos caminando sobre arena movediza. El nuevo
espíritu del capitalismo si quiere sobrevivir este trance gravísimo tie-
ne que democratizar la riqueza social, pero no lo quiere. Por lo pron-
to tiene alrededor de la mesa, expectantes, a millones de comensales
dispuestos a llevar adelante reformas radicales presionando en las
calles y por otros medios como nunca.
Es la vuelta de otro fantasma que recorre de nuevo al mundo,
no es otro que el fantasma de la democracia radical, la democracia
social que no fueron capaces de entronizar tampoco los socialismos

8 Sabido es que hay una nueva reunión del presidente Sebastián con la dirección estudiantil del paro
que lleva ya 3 meses. En esta oportunidad como en otras, los estudiantes en rebeldía son apenas
la cresta de la ola con quienes se juntó la corriente subterránea del descontento social, donde los
trabajadores de la minería del cobre, los transportadores y las familias son motores poderosísimos.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
197
Miguel Angel Herrera Zgaib

conocidos de antaño ni los abortados comunismos cuyas democra-


cias populares cayeron como un castillo de naipes arrastrados por el
colapso de la Unión Soviética a partir de 1989.
Tal es el espectro que ocasiona el terremoto social que sacude a las
poblaciones asentados por cientos de años alrededor del Mediterráneo,
el que ahora luce como el mare nostrum de los muchos, si no se frus-
tran sus rebeliones e insurrecciones en curso. Libia es el contradictorio
laboratorio del nuevo experimento, en una experiencia política que pre-
tendió darle curso a la que el coronel Gadaffi bautizara “la revolución
verde” de cara a un efectivo desierto social y físico que en cuarenta años
no logró despegar del todo enconando los odios y rencillas tribales.
Para cerrar estas notas coyunturales podemos concluir en for-
ma provisoria, pese a los alborotados manes de la economía, cam-
biando la sentencia de Bill Clinton y Cía, diciendo:
No es la hora de la economía sino de la política, ¡estúpido!

Referencias bibliográficas
Caballero, A. C. (2011, 13 de agosto). El Tiempo, p. 21.

Herrera Zgaib, Miguel Ángel. (2000). La participación y representación política en Occiden-


te. CEJA. Colección Biblioteca Personal. Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones
Internacionales. Bogotá: Universidad Javeriana.

Ferguson, Adam. (2010). Historia natural de la sociedad civil, Madrid: Akal.

Ricardo, David. (1943). The principles of political economy and taxation. London: J. M. Dent
and Sons Ltda.

Sartori, Giovanni. (1984). ¿Qué es política?, en: Política, lógica y método en las ciencias
sociales. México: FCE.

Villegas, L. C. (2011, 16 de agosto). El Tiempo, p. 20.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


198 Vol. 4. N.° 2 p. 183-198. Julio-diciembre de 2011
reseñas
VIOLENCIA DE GÉNERO
VIOLENCE OF GENDER
Autor: María Pilar Matud Aznar
Editorial: Universitat Jaume. Ed. Col-lecciosendes, n.º 12
Ciudad: Bogotá-Colombia
Año: 2009
Número de páginas: 214
Kewin Paul Pardo Cortés*

La presente reseña, presenta en primer lugar a la autora del


texto, para luego esbozar las ideas del mismo. María Pilar Matud
Aznar es psicóloga y especialista en Psicología Clínica. Actualmente
es profesora titular del Departamento de Personalidad, Evaluación y
Tratamientos Psicológicos de la Universidad de la Laguna, España,
donde ejerce como docente de la asignatura Psicología de Género.
Su actividad investigativa desde hace dos décadas se ha centrado en
el estudio del género y de la violencia de género, áreas en las cuales
ha dirigido varios proyectos de investigación y ha publicado varios
artículos en revistas científicas. Adicionalmente, ha publicado varios
libros, entre los que se destacan: Mujeres maltratadas por su pareja,
Guía de tratamiento psicológico, entre otros. También ha participado
en actos de divulgación de los estudios de género y de la violencia
de género en ámbitos no académicos, tanto a través de los medios de

* Estudiante de Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de San


Buenaventura, sede Bogotá y miembro del Semillero de Investigacion “Libertades y Derechos”
- Tutora: Claudia Patricia de la Rosa Guzmán
Reseñas

comunicación social como impartiendo conferencias, charlas y deba-


tes organizados por diversas entidades y grupos de mujeres.
En este libro, María Pilar Matud, recoge y analiza las cuestio-
nes más relevantes de la violencia de género, es decir, de la violencia
que se ejerce contra la mujer por el solo hecho de ser mujer. La
autora nos plantea que la violencia de género es un grave problema
social, un fenómeno generado y mantenido por una sociedad que
asigna roles y un valor desigual a mujeres y a hombres. También nos
explica las formas más frecuentes con que esta violencia aparece en
nuestra sociedad, como lo son: abusos y agresiones tanto físicos, si-
cológicos y sexuales y el maltrato a la mujer por su pareja, analiza los
determinantes de dicha violencia, las consecuencias en sus víctimas
y el tratamiento y la prevención de dicha violencia.
El libro está estructurado en cinco capítulos. El primer capítulo
analiza la violencia; la violencia de género y las diversas formas en las
que esta se manifiesta como lo son la violencia física, sexual y psico-
lógica. El segundo capítulo se centra en el estudio del género y revisa
las diversas teorías y creencias que sobre hombres y mujeres se han
mantenido hasta la actualidad. El tercer capítulo nos habla sobre los
abusos y agresiones sexuales más comunes, la diferenciación entre
estos dos términos desde una perspectiva jurídica. En ambos casos
se trata de delitos contra la libertad sexual, pero se consideran agresio-
nes sexuales cuando se trata de atentados contra la libertad sexual de
otra persona en la que hay violencia o intimidación. Y se consideran,
abusos sexuales, los actos que atentan contra la libertad sexual de otra
persona en los que hay violencia o intimidación, pero no hay con-
sentimiento. El cuarto capítulo habla del maltrato a la mujer por su
pareja, que es una de las formas más comunes de violencia de género
en nuestra sociedad, el abuso de la pareja suele definirse como el uso
de la fuerza física de un miembro de una relación íntima contra el
otro; también incluye el maltrato psicológico, con conductas tales

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


202 Vol. 4. N.° 2 p. 201-213. Julio-diciembre de 2011
Reseñas

como intimidación, amenazas, humillación pública y criticas graves.


El quinto capítulo nos señala la forma de prevención y tratamiento
de la violencia de género.
En conclusión, la autora busca la protección y la igualdad de
género para que no exista ninguna discriminación y de esta forma,
pueda avanzarse en la construcción de una sociedad equitativa para
todos.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
203
LA CREACIÓN DE LOS DERECHOS
HUMANOS
THE CREATION OF HUMAN RIGHTS
Autora: Sally Engle Merry.
Editorial: Siglo del Hombre Editores
Ciudad: Bogotá-Colombia.
Año: 2006
Número de páginas: 430
Karen Correa Ramírez*.

Este libro trata sobre la creación de los derechos humanos y la


creación de normas para acabar la violencia de género, esto se realiza
en las naciones unidas con representantes de los países de todo
el mundo y representantes de ong.
Para lo anterior, las naciones unidas organizan una reunión
cada año para discutir sobre estos temas, especialmente sobre la vio-
lencia contra la mujer en tres formas: la primera, el establecimiento
de políticas públicas, segunda, la investigación de las quejas y la ter-
cera la regulación del cumplimiento de los tratados (Merry, 2006),
pero Sally Engle Merry autora del libro asistió a la reunión del año
2000 que tiene el nombre de Beijing Plus Five, en esta reunión se
encontraban reunidas las delegaciones de los diferentes países del
mundo y de las ong también existentes en el mundo.

* Estudiante de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de


la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá y miembro del Semillero de Investigacion
“Libertades y Derechos” - Tutora: Claudia Patricia de la Rosa Guzmán
Reseñas

En esta reunión se empezó a discutir sobre varios derechos hu-


manos, pero en sí lo que ella relata de esta reunión es cómo todos los
países participan a la hora de la redacción del texto final que quedará
para garantizar los derechos humanos y bajar los índices de violencia
de género.
Sally Engle Merry dice que los países son más escuchados que
las ong, es por eso que los países son los que mandan en cómo va
a quedar la redacción del documento, pero muchas veces no hay un
acuerdo entre ellos mismos en ciertas palabras o en algunas redac-
ciones que debería llevar el texto, esto se debe a que todos los países
tienen diferentes culturas, religiones y aspectos políticos.
Por otra parte ella menciona que se ven las diferencias entre los
países desarrollados y los países en desarrollo ya que los países de-
sarrollados son los que más opinan porque llevan delegaciones más
grandes, es decir, un país desarrollado lleva a 16 ó 20 personas de
delegación mientras que algunos países en desarrollo sólo llevan dos
los cuales sólo pueden participar en dos mesas de trabajo mientras
que los otros sí pueden participar en todas las mesas de trabajo, ade-
más las delegaciones de los países en desarrollo o de habla hispana
no tienen mucha interacción en las reuniones debido a que el idioma
en que se hacen estas reuniones es el inglés.
De otro modo los países en desarrollo son los que tienen el
poder de estas reuniones por lo tanto la mayoría de las decisiones las
toman ellos sin importarles qué digan los países en desarrollo.
Es increíble que para hablar sobre derechos humanos y asuntos
de la violencia de género se tengan que ver diferencias de poder o
de idiomas siendo que estos temas tan importantes deberían de ser
tratados con la mayor responsabilidad de parte de los países y de las
organización internacionales ya que estos temas se ven reflejados en
todas partes del mundo.

CRITERIOS - Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional


206 Vol. 4. N.° 2 p. 201-213. Julio-diciembre de 2011
Reseñas

La conclusión es que es bueno que hagan este tipo de reunio-


nes para establecer normas o acuerdos para evitar más violencia de
género y para garantizar los derechos humanos, pero debería haber
un control de participación de todos los países para que todos parti-
cipen y estén de acuerdo con lo que se esté realizando.

Universidad de San Buenaventura,


sede Bogotá
207
DERECHOS FUNDAMENTALES Y
LIBERTADES PÚBLICAS
FUNDAMENTAL RIGHTS AND FREEDOMS PUBLIC
Autor: José Carlos de Bartolomé Cenzano.
Editorial: Tirant lo Blanch
Ciudad: Valencia - España.
Año: 2003
Número de páginas: 302
Andrea Anaya Buelvas*.

UNA BREVE MIRADA A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y


LIBERTADES PÚBLICAS

En el presente trabajo me dispongo a analizar el contenido de la


obra Derechos fundamentales y libertades públicas del autor José Carlos
de Bartolomé, quien realiza un esbozo del régimen constitucional
español, la participación, la aparición de los derechos humanos, su
evolución, y la clasificación de los mismos.
Inicialmente, el autor desarrolla los temas abordados en el libro,
partiendo del concepto de constitución, entendida como “la norma
jerárquicamente más importante del ordenamiento jurídico, y ello se
traduce en la necesidad de que todas las demás normas se adecuen

* Estudiante de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de


la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá y miembro del Semillero de Investigación
“Libertades y Derechos” - Tutora: Claudia Patricia de la Rosa Guzmán.
Reseñas

en su contenido y en su forma a los imperativos que se expresan en


la misma” (Bartolomé, 2003).
Cada Estado tiene su propia constitución, claro que cada una
presenta variaciones en su contenido, pero sí se pueden encontrar
valores y principios que fundamentan los sistemas políticos, tales
como la libertad, la seguridad, la justicia, la igualdad, etc.
Bartolomé enfatiza mucho en la conformación del actual sis-
tema político radicado en España: Estado social y Democrático de
Derecho, generado como el fruto de la lenta adaptación del Estado
a los retos de la nueva realidad social, política y económica. Lo que
ayuda a regular la vida económica, dotada de una economía públi-
ca y organizadora de los derechos sociales como los de prestación,
constitucionales o legales, los cuales se configuran en derechos rea-
les y efectivos.
Sin embargo, nos enfocaremos en lo que nombra el autor como
“El nacimiento de los derechos humanos y su consolidación” tenien-
do en cuenta que los derechos y libertades que actualmente cono-
cemos fueron el producto de una larga evolución generada por los
constantes conflictos sociales y políticos que iniciaron en la edad
moderna y más exactamente con ocasión de las luchas religiosas que
condujeron a la reforma protestante liderada por Lutero.
Los ideales reformistas generados para poner fin a las disputas
religiosas, pero en definitiva aún no se podía aceptar la imposición
del individuo de un credo determinado por un poder político.
Así, con la aparición de nuevos retos individualistas para asu-
mir los desafíos adquiridos por los modernos Derechos Humanos,
los cuales se preocuparon en lograr principalmente un gran desarro-
llo en aspectos tales como, la libertad de conciencia y de religión;
por lo tanto se dice que “nos hallamos ante el embrión del liberalis-
mo político”.

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Reseñas

Al darle la importancia a aspectos tan destancados como esos,


se logró un gran avance social y político característico de la corriente
iusnaturalista, ya que esta se basa en el concepto de libertad general
natural e ineludible del ser humano.
Por lo tanto y en definitiva “si el Estado nace del consentimien-
to libremente prestado por sus individuos, está obligado a reconocer,
respetar y garantizar las libertad y los derechos de estos” (Bartolo-
mé, 2003). Por ello, los sistemas políticos deben hacer el respectivo
reconocimiento garantizar la protección de los derechos y libertades
y este debe hacerse a través de la utilización e interpretación ade-
cuada del Derecho y así hacer valer la inherencia natural en el ser
humano.
En general, el desarrollo y manifestación de los derechos y li-
bertades del ser humano no fueron totalmente homogéneos en to-
dos los países, pues la evolución de estos ha variado dependiendo
de la colonización, del sistema político, a la separación de los pode-
res y los procesos religiosos. Pero estos fueron incorporados muy
rápidamente a los ordenamientos jurídicos, y con ello lograr aquel
reconocimiento real y universal que amerita la necesidad del recono-
cimiento de estos.
Con lo anterior se abre paso a la validez y efectividad de los
derechos fundamentales reconocidos (efectiva dignidad del hombre)
en todos los países logrando una comunidad internacional interesa-
da en evitar la violación de derechos.
Por ello, la concepción de las relaciones internacionales se basa
en un sistema procesal y penal internacional guiados a garantizar la
protección del individuo y evitar la vulneración de los derechos y
libertades y hacer efectivos los castigos a quienes vulneren dichos
derechos.

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Reseñas

Con todo el establecimiento y evolución de los distintos de-


rechos fundamentales, estos se han organizado en tres categorías:
libertades individuales, que no necesitan estar regulados por una ley
específica, para que se pueda efectuar su reconocimiento o ejercidos,
pues son inherentes a la naturaleza humana, como se había mencio-
nado anteriormente, por tanto solo necesitan una ley que los prote-
jan. (Libertad religiosa, de conciencia, y de pensamiento).
Luego se encuentran los derechos políticos de participación,
que terminan constituyéndose como la continuación o ampliación
de las libertades individuales a la esfera pública, constituidos por la
libertad de asociación, el derecho al sufragio activo, y pasivo, estos
son universales en cuanto a su titularidad e igualmente limitados,
dependiendo a qué comunidad política pertenece el individuo, al
momento de realizar su ejercicio, además este necesita el reconoci-
miento constitucional.
En tercer lugar y último, podemos encontrar la categoría de los
derechos de prestación socioeconómicos y culturales, generados por
los poderes públicos que impulsaron reformas sociales, para garanti-
zar realmente la libertad y la igualdad.
Después de analizar el reconocimiento de los derechos y liber-
tades y el efecto que ejercieron en la sociedad, se puede observar
cómo dicha evolución está directamente relacionada a los cambios,
necesidades, preocupaciones y nuevas tendencias surgidas en las con-
diciones reales de la sociedad.
Por tal motivo, en pro de hacer efectiva la igualdad universal,
esta ha tomado partido adicionalmente en una amplia gama de as-
pectos o dimensiones de gran importancia en el contexto actual,
como lo son: los derechos en el ámbito personal, haciendo énfasis
en el derecho a la vida y a la integridad personal, el aborto, la euta-
nasia, el suicidio, la clonación, derecho a la privacidad, a la libertad

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Reseñas

informática, libre expresión, al buen nombre e imagen, libertad de


conciencia y a la intimidad personal y familiar etc.
Así que al visibilizar, esas nuevas preocupaciones sociales de las
cuales se debe hacer frente, con una respectiva regulación en cada
uno de los Estados se contribuye al mejoramiento, efectividad y ga-
rantía de derechos inherentes, necesarios para la formación social,
logrando un gran desarrollo entre las relaciones sociopolíticas, me-
jorando el clima social (mejores condiciones de vida), puesto que
cuando se obtienen derechos se cumplen deberes.

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sede Bogotá
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Política editorial
Misión

Criterios es una herramienta de visibilidad, que pretende mos-


trar las voces y convicciones de los diferentes actores nacionales, re-
gionales e internacionales de las ciencias sociales y humanas. Criterios
fomenta la interdisciplinariedad entre la historia, la ciencia política,
la sociología, las humanidades, las artes, el derecho y las relaciones
internacionales en su contenido.
La revista Criterios es un proyecto humano pensado para nacer
y madurar de acuerdo con el ritmo cambiante de los tiempos. Aspi-
ramos a que nuevas plumas envíen sus disertaciones, que nos criti-
quen, que propongan, que vean en nuestras páginas la posibilidad de
un diálogo académico genuino y de gran altura.
Por tal razón, las disertaciones entre nuestros escritores, edito-
res y consejo científico es una garantía del equilibrio y una fuente
para estimular los criterios de todo el equipo humano que hará po-
sible cada semestre un documento donde convergen los temas de
actualidad, los adelantos de investigación y las opiniones de figuras
de relieve, tanto académicas como sociopolíticas.

Visión

Criterios será el espacio donde la disertación académica y


científica encontrará legitimidad y desarrollo a través del Comité
Editorial, el Comité de Árbitros y los articulistas, quienes otor-
garán validez y excelencia a los escritos mediante la conformación
Política editorial

de grupos interdisciplinarios y de alto nivel en calidad de pares


académicos y escritores. Por ello, la revista estará destinada para
un público que desee información confiable y actualizada sobre
el panorama jurídico, económico, político cultural del orden local
y global.
En nuestro país son pocas las revistas especializadas con un
perfil jurídico, político e internacionalista, que reúnan facilidades
de precio, circulación, difusión y consulta. Por tanto, Criterios
llegará al mundo académico como una opción atractiva y asequi-
ble para los estudiantes, los docentes o los investigadores inde-
pendientes.

Instrucción a los autores

La revista Criterios publica los artículos elaborados por docen-


tes, estudiantes, personal administrativo e invitados especiales, que
cumplan con las normas establecidas por el comité editorial en cuan-
to a los aspectos de contenido y forma; los cuales a su vez, se ajustan
a los estándares establecidos por Colciencias para las publicaciones
científicas. Asimismo, es importante resaltar que Criterios publica
producciones escritas que no hayan sido divulgadas en otros medios
impresos o virtuales.
En este sentido, adopta la siguiente clasificación de artículos:
• Artículo de investigación científica y tecnológica. Resulta-
dos de proyectos de investigación. Estructura con cuatro partes
importantes: introducción, metodología, resultados y conclu-
siones
• Artículo de reflexión. Resultados de investigación terminada
desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor
• Artículo de revisión. Resultado de investigación terminada
donde se analizan, sistematizan e integran los resultados de

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Política Editorial

investigaciones publicadas o no, sobre un campo de la ciencia


y la tecnología, para dar cuenta de los avances y tendencias de
desarrollo. Cuenta por lo menos con 50 referencias.
• Artículo corto. Documento breve que presenta resultados ori-
ginales preliminares o parciales de una investigación.
• Reporte de caso. Presenta los resultados de un estudio sobre
una situación particular con el fin de dar a conocer las experien-
cias técnicas y metodológicas.
• Revisión de tema. Documento resultado de la revisión crítica
de la literatura sobre un tema en particular.
• Cartas al editor. Posiciones críticas o interpretativas sobre los
documentos publicados en la revista, que a juicio del comité
editorial constituyen un aporte a la discusión del tema por parte
de la comunidad científica.
• Traducción. Traducciones de textos de interés particular en el
dominio de publicación de la revista.

Condiciones de forma en los artículos

1. Título
2. Breve reseña del autor
3. Abstract y resumen del artículo
4. Palabras clave y key words
5. Clasificación del artículo según Colciencias
6. Introducción
7. Desarrollo de la temática
8. Referencias bajo las normas apa (tal como lo enuncia el
ejemplo)

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Política editorial

“Los hallazgos han identificado repetidamente la relación entre la depresión y


varios aspectos del abuso de sustancias. Un estudio específico y a gran escala
sobre la dependencia a la nicotina mostró una relación positiva entre ésta y
la depresión mayor (Breslau, Kilbey & Andreski, 1993). Dorus y Senay (1980)
encontraron que, comparado con la norma de la población, los abusadores de
múltiples sustancias y adictos a la heroína tenían niveles significativamente
superiores de síntomas depresivos. Además, los síntomas disminuían gra-
dualmente durante el curso de un tratamiento diseñado para contrarrestar el
abuso. Weiss, Grifin y Mirin (1992), además investigaron a los drogadictos
hospitalizados.”

REFERENCIAS
Breslau, N., Kilbey, M., & Andresky, P. (1993). Nicotine dependence and major
depression: New evidence from a prospective investigation. Archives of
General Psychiatry,50, 31-35.
Dorus, W. & Senay, E. C. (1980). Depression, demographic dimensions, and
drug abuse. American Journal of Psychiatry, 137, 699-704.
Weiss, R. D., Griffin, M. L. & Mirin, S. M. (1992). Drug abuse as self-medica-
tion for depression: An empirical study. American Journal of Drug and
Alcohol Abuse, 18, 121-129.

9. Conclusiones
10. La extensión del artículo no debe ser menor a 10 páginas,
ni superior a 25 páginas.
11. El tipo de fuente empleada debe ser Arial n.° 12, con inter-
lineado a espacio y medio.
12. Se debe entregar una copia impresa y una digital.
Los artículos se deben redactar en tercera persona del singular,
con adecuada redacción y puntuación.

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Política Editorial

Procedimiento para la recepción, arbitraje y aceptación del


artículo

1. El articulista debe presentar su producción escrita, con los


criterios anteriormente expuestos, tanto en medio físico
como en digital a la editora de la revista Criterios, acompa-
ñado de una carta de entrega.
2. Luego de hacer la correspondiente recepción del artículo,
la editora de la revista hará entrega de un formato que
certifique dicha recepción y lo registrará en la respectiva
base de datos.
3. Mediante una carta, se comunicará al articulista las deci-
siones del comité editorial y el comité de árbitros, quienes
a través de análisis y reflexiones evaluarán la calidad y la
pertinencia de los escritos. De ser aceptada dicha publica-
ción, se realizará el registro pertinente en la base de datos
y se remitirá un oficio de aceptación al autor (a).
4. Si el artículo tiene inconsistencias en la forma y el estilo,
la editora de la revista realizará un proceso de acompaña-
miento en la revisión y perfeccionamiento del mismo.
La revista Criterios recibe comunicaciones al correo electrónico:
adrimarcelondono@gmail.com

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sede Bogotá
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Esta revista se terminó de imprimir el
30 de diciembre de 2011 en la
Unidad de Publicaciones de la
Universidad de San Buenaventura,
sede Bogotá

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