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CONSIDERANDO:
"CUARTO. Los transcritos agravios, resultan por una parte, jurídicamente ineficaces y,
por otra, fundados. En efecto, la parte recurrente, allá quejosa, reclamó de las
autoridades responsables (jefe de la Oficina para Cobros del Instituto Mexicano del
Seguro Social dependiente de la Subdelegación Libertad Reforma de la Delegación
Jalisco y otra), esencialmente, las órdenes de ejecución de fechas dieciséis de
diciembre de mil novecientos noventa y ocho y diez de febrero de mil novecientos
noventa y nueve, mediante las cuales las responsables ordenaron requerir de pago a
Isidro Cabral Vela, por concepto de adeudos al Instituto Mexicano del Seguro Social,
así como la ejecución de esos mandamientos, que se tradujo en la desposesión de un
bien, que aduce ser de su propiedad y posesión, consistente en una máquina de soldar
marca Miller, color azul, modelo MI-250-CD, serie 212-N1442664, con cables en color
negro, de aproximadamente 25 metros con un porta electrodo, no obstante de que
resulta ser tercera extraña al procedimiento de donde provienen los actos reclamados.
Por otra parte, como se advierte de la sentencia recurrida, transcrita en el considerando
segundo de esta resolución, la Juez de Distrito del conocimiento decretó el
sobreseimiento del juicio, por concretarse la causal de improcedencia prevista por el
artículo 73, fracción XV, de la Ley de Amparo, ya que aseveró que los actos reclamados
eran susceptibles de impugnarse previamente ante el Tribunal Fiscal de la Federación,
al no constituir actos que causaran un agravio en materia fiscal; que no se estaba en el
caso de excepción a que alude aquella norma legal, porque los actos combatidos a las
autoridades no carecían de fundamentación y, que con la presentación del juicio de
nulidad, pudo obtener la suspensión de los mencionados actos. Además, la propia Juez
a quo determinó -aunque con otras palabras-, que la tesis de jurisprudencia invocada
por la quejosa, no resultaba aplicable, porque se estaba ante un acto que no emanaba
de tribunal alguno, sino que se ubicaba dentro de la materia administrativa ‘y en la
fracción XV del artículo 73, la cual fracción no incluye con excepción (sic) al principio de
definitividad el que el quejoso sea un tercero extraño’, para ello, se apoyó en las tesis
de los rubros: ‘NULIDAD, JUICIO DE. INTERÉS JURÍDICO.’; ‘RECURSOS
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ORDINARIOS. DEBEN AGOTARSE PREVIAMENTE A LA PROMOCIÓN DEL JUICIO
CONSTITUCIONAL, SALVO QUE EL ACTO RECLAMADO CAREZCA DE
FUNDAMENTACIÓN (ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XV DE LA LEY DE AMPARO
VIGENTE).’; y ‘SEGURO SOCIAL, LEY DEL. LOS CAPITALES CONSTITUTIVOS
TIENEN EL CARÁCTER DE CONTRIBUCIONES AUNQUE DIVERSAS A LOS
IMPUESTOS, DERECHOS Y CONTRIBUCIONES DE MEJORAS Y DEBEN CUMPLIR
CON EL REQUISITO DE EQUIDAD DE ACUERDO CON SU NATURALEZA
ESPECÍFICA.’. Sobreseimiento que, además, se fundó en el artículo 74, fracción III, de
la ley que rige al juicio de garantías. Por otra parte, en sus agravios, la recurrente
afirma, medularmente, que es infundada la causal de improcedencia invocada por la
Juez Federal, puesto que el artículo 128 del Código Fiscal de la Federación deja al
arbitrio del interesado hacer valer el recurso de revocación como previo al juicio de
garantías, al utilizar la palabra ‘podrá’, pues de ser obligatorio agotar ese recurso, el
legislador hubiera optado por ‘deberá’. Resulta jurídicamente ineficaz el sintetizado
agravio, en razón de que según lo externado con anterioridad, la Juez a quo señaló que
no se cumplió el principio de definitividad, porque la quejosa previo a promover el juicio
de garantías debió impugnar los actos reclamados, vía juicio de nulidad, a través del
Tribunal Fiscal de la Federación y, en ningún momento se refirió a que tendría que
agotar el recurso de revocación a que alude el artículo 128 del Código Fiscal de la
Federación; por esa razón, es por lo que no resulta aplicable la tesis intitulada:
‘PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO, RECURSO DE OPOSICIÓN AL. ES OPTATIVO
PARA EL TERCERO EXTRAÑO.’. En cambio, resultan fundados los agravios
formulados por la inconforme, en donde, esencialmente, afirma que es infundado el
criterio de la juzgadora, toda vez que la procedencia del juicio de amparo se encuentra
contemplada en el artículo 114, fracción II, de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103
y 107 Constitucionales, así como el diverso (sic) referente a que cuando la citada Juez
pretende constreñir la hipótesis del tercero extraño a los que lo sean solamente de
procedimientos entre tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, arguye pugna
con lo que dispone el referido artículo 114, fracción II, ya que éste, sin duda, se refiere
a ‘los actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo’; en
apoyo de estos agravios, la recurrente cita la jurisprudencia y tesis, que en ese orden
establecen: ‘SECUESTRO ADMINISTRATIVO. ES VIOLATORIO DE LAS GARANTÍAS
DE AUDIENCIA Y LEGALIDAD, CUANDO SE INSTAURA EL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO EN CONTRA DEL CONDUCTOR Y NO DEL PROPIETARIO DEL
VEHÍCULO OBJETO DEL.’ y ‘TERCERO EXTRAÑO AL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO, NO NECESARIAMENTE DEBE AGOTAR LOS RECURSOS
ORDINARIOS ANTES DEL AMPARO.’. Lo anterior es así, debido a que los artículos 73,
fracción XV, y 114, fracción II, ambos de la Ley de Amparo, literalmente, disponen:
‘Artículo 73. El juicio de amparo es improcedente: ... XV. Contra actos de autoridades
distintas de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, que deban ser
revisados de oficio, conforme a las leyes que los rijan, o proceda contra ellos algún
recurso, juicio o medio de defensa legal por virtud del cual puedan ser modificados,
revocados o nulificados, siempre que conforme a las mismas leyes se suspendan los
efectos de dichos actos mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal
que haga valer el agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente ley
consigna para conceder la suspensión definitiva, independientemente de que el acto en
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sí mismo considerado sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con esta ley.
No existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto reclamado
carece de fundamentación.’. ‘Artículo 114. El amparo se pedirá ante el Juez de
Distrito: ... II. Contra actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o
del trabajo. En estos casos, cuando el acto reclamado emane de un procedimiento
seguido en forma de juicio, el amparo sólo podrá promoverse contra la resolución
definitiva por violaciones cometidas en la misma resolución o durante el procedimiento,
si por virtud de estas últimas hubiere quedado sin defensa el quejoso o privado de los
derechos que la ley de la materia le conceda, a no ser que el amparo sea promovido
por persona extraña a la controversia.’. De la interpretación armónica de los transcritos
numerales, se advierte que tienen como objetivo principal, determinar la procedencia
del amparo indirecto, sólo contra una resolución definitiva, entendiéndose como aquella
que sea la última, la que ponga fin al asunto; y que para estar en tales supuestos,
deben agotarse los recursos ordinarios o medios de defensa, o bien, todas las etapas
procesales en tratándose de actos emitidos en un procedimiento seguido en forma de
juicio, sin que el principio de que se trata, constriña u obligue a las personas extrañas a
la controversia. Corrobora lo aseverado anteriormente, la jurisprudencia número 564,
emitida por la anterior integración de la Segunda Sala del Máximo Tribunal del País,
localizable en la página 407, Tomo III, del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-1995, que dice: ‘TERCERO EXTRAÑO AL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO, AMPARO PEDIDO POR EL. Como por una parte el tercero en un
procedimiento administrativo no puede de acuerdo con el artículo 111 del Código Fiscal
de la Federación, reivindicar en tercería la posesión, sino sólo el dominio, y como por
otra, la interposición de esa tercería no suspende el procedimiento por disposición
expresa del citado artículo, resulta que ese recurso no es de los comprendidos en la
fracción XV del artículo 73 de la Ley Orgánica (sic) de los Artículos 103 y 107 de la
Constitución Federal y, por tanto, el amparo pedido por el mencionado tercero, no es
improcedente.’. Además, al respecto cobran aplicación las tesis emitidas por la aludida
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visibles en las páginas
2747 y 54, Tomos LXV y 115-120, Tercera Parte, Quinta y Séptima Épocas, del
Semanario Judicial de la Federación, que en ese orden dicen: ‘PERSONAS
EXTRAÑAS A LOS PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS. Atendiendo a que la
fracción IX del artículo 107 de la Carta Fundamental no constriñe a condición alguna la
facultad del tercero interesado, para acudir a la vía de amparo sin haber agotado
previamente los recursos ordinarios, y a que la fracción XIII del artículo 73 de la ley
reglamentaria se sujeta a lo dispuesto por aquel precepto, tratándose de actos de las
autoridades judiciales, es correcto pensar que en la fracción XV de esta ley, el
legislador no comprendió a los terceros extraños, tanto para ajustarse a lo mandado
por el texto constitucional, cuanto por seguir el sistema adoptado tratándose de
resoluciones judiciales, ya que no existe razón para variarlo, por lo que concierne a los
actos administrativos. De manera que debe concluirse que la fracción XV del artículo
73 de la Ley de Amparo, se refiere a los recursos o medios de defensa que puede
hacer valer el interesado, es decir, la persona contra quien se dirijan los procedimientos
reclamados, pero no a quien, sin ser parte en el procedimiento administrativo, resulta
afectado con dicho procedimiento.’. ‘AGRARIO. TERCEROS EXTRAÑOS AL
PROCEDIMIENTO. AMPARO PROCEDENTE. Cuando el acto reclamado provenga de
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un procedimiento de cancelación de declaratoria de inafectabilidad en el que aún no se
haya dictado la resolución correspondiente, el amparo promovido por persona extraña
al procedimiento sí es procedente, porque así lo dispone expresamente la última parte
de la fracción II del artículo 114 de la ley de la materia, sin que en estos casos resulte
aplicable la tesis de jurisprudencia número 45, visible en la tercera parte del último
Apéndice al Semanario Judicial de la Federación de 1917 a 1975, porque ella se
circunscribe a quienes, siendo quejosos, no tienen el carácter de terceros extraños.’.
Así las cosas, resulta claro, que la Juez Federal yerra, al estimar que los actos
reclamados por la aquí recurrente, tenían que ser combatidos a través del juicio de
nulidad ante el Tribunal Fiscal de la Federación, tomando en consideración que los
terceros extraños a un procedimiento administrativo seguido en forma de juicio, contra
actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, no tienen
la obligación de observar el principio de definitividad, ya que, repítese, la última parte
del artículo 114, fracción II, de la Ley de Amparo, expresamente, así lo establece. Por
otra parte, cabe precisar, que en la especie no se concreta la causal de improcedencia
prevista en el artículo 73, fracción XV, de la ley de la materia, porque ésta se refiere
únicamente a las partes que intervienen en el proceso administrativo ante tribunales
que no son judiciales, administrativos o del trabajo, los cuales, ineludiblemente, tienen
la obligación de agotar los recursos o medios de defensa respectivos, previo a
promover el juicio de amparo; principio de definitividad que excluye a los terceros
extraños a ese tipo de procedimientos, pues en esta circunstancia se encuentran
aludidos en el diverso numeral 114, fracción II, de la propia legislación. Toda vez que el
criterio aquí sostenido, es contrario al que comparte el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Tercer Circuito, en la tesis del rubro: ‘RECURSOS
ORDINARIOS. DEBEN AGOTARSE PREVIAMENTE A LA PROMOCIÓN DEL JUICIO
CONSTITUCIONAL, SALVO QUE EL ACTO RECLAMADO CAREZCA DE
FUNDAMENTACIÓN (ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XV DE LA LEY DE AMPARO
VIGENTE).’, principalmente en la parte en donde se sostiene: ‘... Aunque el promovente
se ostente como tercero extraño al procedimiento o no alegue violaciones a leyes
secundarias, su instancia constitucional no procede si antes no hizo valer aquéllos.’ -
tesis que fuera aplicada en la sentencia recurrida por la Juez a quo-; entonces, se
estima pertinente denunciar la posible contradicción de criterios."
"TERCERO. Los agravios son infundados e inatendibles. Por un lado, se aduce que el
Juez de Distrito no fundó correctamente la causal de improcedencia conforme a la cual
se sobreseyó en el juicio de amparo, argumento que resulta infundado; para percatarse
de ello basta la lectura de la sentencia recurrida (específicamente las fojas 542 vuelta y
543 frente) donde se advierte que el a quo claramente expresó que en el caso se
actualizó la causal de improcedencia prevista por la fracción XV del artículo 73 de la
Ley de Amparo, en virtud de que los quejosos no agotaron previamente a la promoción
del juicio constitucional, el medio ordinario de defensa que contemplan los artículos 1o.
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y 22, fracción I, de la Ley Orgánica del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del
Estado de Jalisco. Ahora bien, es cierto, como lo alegan los recurrentes, que la parte
final del mencionado artículo 73, no se refiere a la causal de improcedencia por la que
se sobreseyó en el juicio, sin embargo, ello no es motivo para considerar que la
sentencia no se encuentra cabalmente fundada, pues invocó el fundamento adecuado,
los quejosos se equivocan al pretender que el Juez Federal apoyó el sobreseimiento en
la parte final del multicitado artículo 73; este apoyo legal, se invocó para apoyar el
estudio preferente de la causal de improcedencia que alegaron las autoridades
responsables, mas no se argumentó que dicha causal estuviese contenida en esa
fracción del artículo 73 ya citado. Por otra parte, tampoco es cierto que los quejosos
estuviesen en el caso de excepción a que se refiere la última parte de la fracción XV
del artículo 73 de la Ley de Amparo (que es la que contempla la causal de
improcedencia que se actualizó en el caso, y no la fracción V como lo afirman los
promoventes), y que por ello sea ilegal el sobreseimiento decretado. En efecto, las tesis
jurisprudenciales que citan los recurrentes establecen aquellos supuestos en los cuales
no se hacía necesario agotar los recursos o medios ordinarios de defensa previamente
a la promoción del juicio constitucional, sin embargo, se debe considerar que tales
criterios de interpretación surgieron en razón de que la legislación no precisaba los
casos de excepción a la regla contenida en el artículo 73, fracción XV, de la anterior
Ley de Amparo pues dicha fracción sólo establecía: ‘El juicio de amparo es
improcedente: Contra actos de autoridades distintas de las judiciales, cuando deban
ser revisados de oficio, conforme a la ley que los rija, o proceda contra ellos algún
recurso, juicio o medio de defensa legal, por virtud del cual puedan ser modificados,
revocados o nulificados, siempre que conforme a la misma ley se suspendan los
efectos de dichos actos mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal
que haga valer el agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente ley
consigna para conceder la suspensión definitiva.’. Ahora bien, dicho precepto fue
reformado mediante decreto de veintiuno de diciembre de mil novecientos ochenta y
siete, publicado en el Diario Oficial de la Federación de cinco de enero de mil
novecientos ochenta y ocho, reforma que entró en vigor el quince del mes y año citados
en ulterior término, y la redacción de la fracción aludida quedó en los siguientes
términos: ‘El juicio de amparo es improcedente: Contra actos de autoridades distintas
de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, que deban ser revisados de
oficio, conforme a las leyes que los rijan, o proceda contra ellos algún recurso, juicio o
medio de defensa legal por virtud del cual puedan ser modificados, revocados o
nulificados, siempre que conforme a las mismas leyes se suspendan los efectos de
dichos actos mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal que haga
valer el agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente ley consigna
para conceder la suspensión definitiva, independientemente de que el acto en sí mismo
considerado sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con esta ley. No existe
obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto reclamado carece
de fundamentación.’. Luego, resulta claro que la adición efectuada a la multicitada
norma genera la inaplicabilidad de las jurisprudencias que sobre ese tema se formaron.
De ahí que, aun cuando los quejosos se ostentan como terceros extraños al
procedimiento y no reclaman violaciones a leyes secundarias, sí estaban obligados a
agotar previamente a la promoción de la instancia constitucional el medio ordinario de
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defensa que señaló el a quo, dado que, como claramente lo dispone el numeral que se
cita, el único caso de excepción a la regla que dicho artículo contiene, consiste en que
el acto que se reclame carezca de fundamentación, mas no se establece que esa
excepción se configure con el sólo hecho de aducir esa carencia ni exceptúa de cumplir
con el requisito de definitividad a quienes aleguen ser terceros extraños al
procedimiento. Ahora bien, la circunstancia prevista por el artículo en comento, no
concurre, tal como se advierte de las copias certificadas relativas a los acuerdos
impugnados, que los quejosos exhibieron como pruebas al juicio de amparo, pues en
ellos la autoridad emisora citó el fundamento en el cual se apoyó para emitir tal acto, al
decir que: ‘... De acuerdo con lo estipulado por el artículo 56, fracción IV, de la Ley de
Tránsito en vigor, se concede al C. ... la autorización necesaria para que con un
vehículo de su propiedad explote el servicio público de alquiler ...’ (fojas 72, 78, 83, 88,
95, 100, 106, 111, 116, 121, 127, 134, 139, 144, 149, 154, 160, 165, 170, 175, 180, 185,
190, 195 del cuaderno). En consecuencia, sin prejuzgar acerca de lo adecuado o
suficiente de esa fundamentación, es inconcuso que los acuerdos reclamados no
carecen de fundamento, y por lo tanto, no se surte el caso de excepción que invocan,
como tampoco es cierto que hubiesen desconocido ese fundamento. Por ello, cabe
concluir que es correcta la determinación del Juez en cuanto consideró que los
recurrentes debieron acudir ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del
Estado de Jalisco, antes de acudir ante el órgano constitucional; por ende, es legal el
sobreseimiento decretado."
En principio debe señalarse que los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución
General de la República, 197 y 197-A de la Ley de Amparo, regulan la contradicción de
tesis sobre una misma cuestión jurídica como forma o sistema de integración de
jurisprudencia, desprendiéndose que la tesis a que se refieren no es cualquier
apreciación, determinación u opinión, emitida por el órgano jurisdiccional en
resoluciones definitivas de su competencia, sino el criterio jurídico de carácter general y
abstracto, que sustenta al examinar un punto concreto de derecho controvertido en el
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asunto que resuelve, cuya hipótesis, dada su generalidad puede actualizarse en otros
asuntos, y que en términos de lo dispuesto en el artículo 195 de la Ley de Amparo,
debe de redactarse de manera sintética, controlarse y difundirse, formalidad que de no
cumplirse no le priva del carácter de tesis, en tanto que esta investidura la adquiere por
el solo hecho de reunir los requisitos inicialmente enunciados. Por consiguiente, el
criterio plasmado en una ejecutoria constituye una tesis a pesar de que no se haya
redactado en la forma establecida ni publicado.
Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis de esta Segunda Sala, 2a. LXVII/98, consultable
en la página 587 del Tomo VII, correspondiente al mes de mayo de mil novecientos
noventa y ocho, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
que es del tenor siguiente:
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c) Que los distintos criterios provengan de los mismos elementos.
Por su parte el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito,
al resolver el recurso de revisión 128/88, promovido por Porfirio Palomera Torres y
coagraviados, el nueve de agosto de mil novecientos ochenta y ocho, consideró que la
adición efectuada a la fracción XV, del artículo 73 de la Ley de Amparo, mediante
decreto de veintiuno de diciembre de mil novecientos ochenta y siete, publicado en el
Diario Oficial de la Federación el cinco de enero de mil novecientos ochenta y ocho, y
que entró en vigor el quince de enero siguiente, generó la inaplicabilidad de las
jurisprudencias que establecían que el tercero extraño al procedimiento no tenía la
obligación de agotar los medios ordinarios de defensa antes de acudir al juicio de
amparo, pues dichos criterios surgieron en virtud de que la ley de la materia no
precisaba los casos de excepción al principio de definitividad previsto en el citado
precepto legal.
Que lo anterior es así, pues el precepto legal aludido, en su texto anterior a las
reformas, únicamente establecía que el juicio de amparo "es improcedente contra actos
de autoridades distintas de las judiciales, cuando deban ser revisados de oficio,
conforme a la ley que los rija, o proceda contra ellos algún recurso, juicio o medio de
defensa legal, por virtud del cual puedan ser modificados, revocados o nulificados,
siempre que conforme a la misma ley se suspendan los efectos de dichos actos
mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal que haga valer el
agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente ley consigna para
conceder la suspensión definitiva" y en su texto vigente se precisa además que "no
existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto reclamado
carece de fundamentación.".
Que en esa virtud, conforme al nuevo texto del artículo 73, fracción XV, de la Ley
Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales, el único caso de excepción
al principio de definitividad que dicho precepto prevé, consiste en que el acto
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reclamado carezca de fundamentación, mas no así que el promovente se ostente como
tercero extraño al procedimiento; y por tanto, éste tiene la obligación de agotar los
recursos ordinarios o medios de defensa previstos por la ley que rige el acto, previo a la
promoción del juicio de garantías, excepto cuando el acto impugnado carezca de
sustento legal.
-El acto que se reclama fue emitido por autoridad distinta de los tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo.
-Los quejosos se ostentan como terceros extraños al procedimiento del cual emana el
acto reclamado en el juicio de amparo respectivo.
-El Juez de Distrito, sobreseyó en el juicio de garantías, por estimar que se actualizaba
la causal de improcedencia prevista en el artículo 73, fracción XV, de la Ley de Amparo
vigente a partir del quince de enero de mil novecientos ochenta y ocho, en virtud de
que previo a su interposición, el quejoso no agotó los recursos ordinarios previstos por
la ley que rige el acto reclamado.
-Al resolver los recursos de revisión hechos valer en contra de las sentencias emitidas
por el a quo, los Tribunales Colegiados contendientes realizaron la interpretación del
artículo 73, fracción XV, de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107
Constitucionales, vigente a partir del quince de enero de mil novecientos ochenta y
ocho.
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A este respecto, es dable precisar que el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Tercer Circuito, para resolver en el sentido que lo hizo, interpretó
conjuntamente el artículo 73, fracción XV (vigente a partir del quince de enero de mil
novecientos noventa y ocho) y el artículo 114, fracción II, de la Ley de Amparo; en tanto
que, el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del propio circuito,
únicamente interpretó el citado artículo 73, fracción XV, tomando en consideración su
texto anterior al quince de enero de mil novecientos ochenta y ocho y el posterior a esta
fecha; sin embargo ello no es obstáculo para estimar que en el caso sí existe
contradicción de criterios, pues es evidente que este órgano colegiado, tácitamente
estimó que la excepción contenida en el artículo 114, fracción II, de la ley de la materia,
no es aplicable a la regla prevista por el multialudido artículo 73, fracción XV, pues
señaló que con motivo de la adición realizada al mismo, se generaba la inaplicabilidad
de las jurisprudencias relativas a que el tercero extraño no tenía la obligación de agotar
el principio de definitividad previo a la promoción del juicio de garantías; asimismo, el
hecho de que el primero de los órganos colegiados en cita, no haya atendido al texto
anterior del artículo 73, fracción XV, para arribar a su conclusión, tampoco es óbice
para determinar que sí existe contradicción de criterios, pues ésta se generó
precisamente por la adición que se realizó a dicho precepto legal, motivo por el cual
resulta irrelevante que se haya atendido o no su texto anterior a las reformas en
comento.
Tiene aplicación al caso, la tesis de esta Segunda Sala, 2a. LXXVIII/95, publicada en la
página 372 del Tomo II, correspondiente al mes de septiembre de mil novecientos
noventa y cinco, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
que a la letra se lee:
No pasa inadvertido para esta Segunda Sala que los asuntos que dieron origen a la
presente contradicción, parten de situaciones de hecho diversas; sin embargo, las
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mismas no constituyen un supuesto esencial de la contradicción por su intrascendencia
al criterio jurídico sustentado, sino una cuestión meramente accidental o accesoria.
En efecto, como ya se precisó, para que una contradicción de tesis sea procedente, es
necesario que en las resoluciones relativas exista un pronunciamiento respecto de una
situación jurídica esencialmente igual, y que lo afirmado en una se haya negado en la
otra, o viceversa, por lo que para determinar si efectivamente existe dicha oposición, no
basta con atender a todos los razonamientos vertidos en las correspondientes
actuaciones judiciales, sino que es indispensable identificar las circunstancias de hecho
y de derecho que por su enlace lógico sirven de sustento al criterio respectivo, ya que
sólo cuando existe coincidencia en tales circunstancias podrá válidamente afirmarse
que existe una contradicción de tesis cuya resolución dará lugar a un criterio
jurisprudencial que por sus características de generalidad y abstracción podrá aplicarse
a asuntos similares.
De ahí que al estudiar las circunstancias fácticas y jurídicas que sirven de sustento a
las resoluciones que generan una probable contradicción de tesis, la Suprema Corte
debe distinguir entre las que por servir de basamento lógico a los criterios emitidos
constituyen verdaderos presupuestos que han de presentarse en las determinaciones
contradictorias, y entre aquellas que aun cuando aparentemente sirven de base a las
consideraciones respectivas, no constituyen un presupuesto esencial del criterio
emitido.
Así, para que efectivamente exista la contradicción denunciada será necesario que los
criterios opuestos partan de los mismos supuestos esenciales, es decir, de los que
sirven de sustento lógico a las conclusiones divergentes adoptadas, con independencia
de que existe coincidencia en cuanto a diversos supuestos que por no ser un requisito
lógico de la conclusión respectiva, constituyen cuestiones irrelevantes para la
contradicción de tesis, aun cuando se haya hecho referencia a ellos en algunas de las
determinaciones contradictorias.
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extraños en el procedimiento administrativo que entre las autoridades responsables
realizaron a favor de las personas que señalamos como terceros perjudicados.".
Siendo tal el punto de contradicción, y dado que el citado dispositivo legal se refiere
genéricamente a los actos que emanan de autoridad distinta de los tribunales
judiciales, administrativos o del trabajo, debe concluirse que la calidad de tercero
extraño al procedimiento del cual emana el acto reclamado, no varía por el hecho de
que dicho procedimiento se haya tramitado en forma de juicio o no, pues en todo caso,
los factores que el legislador consideró para determinar la improcedencia del juicio de
garantías, se traducen en precisar si el acto impugnado es susceptible de revocarse,
modificarse o confirmarse a través de los medios de defensa que al efecto prevé la ley
que lo rige; así como si con la interposición de los mismos la ejecución del acto que se
reclama se suspende y si éste carece de sustento legal.
En ese contexto, el hecho de que el procedimiento del cual emana el acto reclamado a
una autoridad distinta de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, se haya
tramitado en forma de juicio o no, constituye una situación accidental o accesoria que
no resulta relevante para determinar si el tercero extraño al mismo, debe agotar el
principio de definitividad que prevé el artículo 73, fracción XV, de la Ley de Amparo.
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términos análogos al emitido por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Tercer Circuito.
Ahora bien, el citado principio no es aplicable en todos los casos, pues el propio
artículo 107 constitucional, prevé diversos supuestos de excepción.
"Artículo 107. Todas las controversias de que habla el artículo 103 se sujetarán a los
procedimientos y formas del orden jurídico que determine la ley, de acuerdo a las bases
siguientes:
"a) Contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio,
respecto de las cuales no proceda ningún recurso ordinario por el que puedan ser
modificados o reformados, ya sea que la violación se cometa en ellos o que, cometida
durante el procedimiento, afecte a las defensas del quejoso, trascendiendo al resultado
del fallo; siempre que en materia civil haya sido impugnada la violación en el curso del
procedimiento mediante el recurso ordinario establecido por la ley e invocada como
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agravio en la segunda instancia, si se cometió en la primera. Estos requisitos no serán
exigibles en el amparo contra sentencias dictadas en controversias sobre acciones del
estado civil o que afecten al orden y a la estabilidad de la familia;
"b) Contra actos en juicio cuya ejecución sea de imposible reparación, fuera de juicio o
después de concluido, una vez agotados los recursos que en su caso procedan, y
"...
"VII. El amparo contra actos en juicio, fuera de juicio o después de concluido, o que
afecten a personas extrañas al juicio, contra leyes o contra actos de autoridad
administrativa, se interpondrá ante el Juez de Distrito bajo cuya jurisdicción se
encuentre el lugar en que el acto reclamado se ejecute o trate de ejecutarse, y su
tramitación se limitará al informe de la autoridad, a una audiencia para la que se citará
en el mismo auto en el que se mande pedir el informe y se recibirán las pruebas que
las partes interesadas ofrezcan y oirán los alegatos, pronunciándose en la misma
audiencia la sentencia;
"...
Del examen integral de las fracciones III, IV, VII y XII del artículo 107 de la Constitución
General de la República, se advierte que el juicio de amparo ante Juez de Distrito
procede cuando se reclaman:
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II. Fuera de juicio o después de concluido, una vez agotados los recursos ordinarios
procedentes; y
c) Actos que importan una violación a las garantías consagradas por los artículos 16,
en materia penal, 19 y 20 de la Constitución General de la República.
Luego, es evidente que la facultad que tiene el tercero extraño al juicio o procedimiento
del cual emana el acto reclamado para acceder al juicio de garantías, no está afectada
por el llamado "principio de definitividad", ya que puede hacerlo sin necesidad de
agotar previamente los recursos o medios ordinarios de defensa a su alcance.
-Actos en juicio emitidos por tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, cuya
ejecución es de imposible reparación;
-Actos que importan una violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en
materia penal, 19 y 20 de la Constitución General de la República.
Ahora bien, la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales, además
de los antes señalados, prevé otros supuestos de excepción al principio de definitividad
en el juicio de amparo indirecto.
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En efecto, los artículos 37, 73, fracciones XII, XIII y XV y 114 de la Ley de Amparo,
textualmente establecen lo siguiente:
"Artículo 37. La violación de las garantías de los artículos 16, en materia penal, 19 y 20
fracciones I, VIII y X, párrafos primero y segundo de la Constitución Federal, podrá
reclamarse ante el Juez de Distrito que corresponda o ante el superior del tribunal que
haya cometido la violación."
"XII. Contra actos consentidos tácitamente, entendiéndose por tales aquellos contra los
que no se promueva el juicio de amparo dentro de los términos que se señalan en los
artículos 21, 22 y 218.
"No se entenderá consentida tácitamente una ley, a pesar de que siendo impugnable
en amparo desde el momento de la iniciación de su vigencia, en los términos de la
fracción VI de este artículo, no se haya reclamado, sino sólo en el caso de que
tampoco se haya promovido amparo contra el primer acto de su aplicación en relación
con el quejoso.
"Cuando contra el primer acto de aplicación proceda algún recurso o medio de defensa
legal por virtud del cual pueda ser modificado, revocado o nulificado, será optativo para
el interesado hacerlo valer o impugnar desde luego la ley en juicio de amparo. En el
primer caso, sólo se entenderá consentida la ley si no se promueve contra ella el
amparo dentro del plazo legal contado a partir de la fecha en que se haya notificado la
resolución recaída al recurso o medio de defensa, aun cuando para fundarlo se hayan
aducido exclusivamente motivos de ilegalidad.
"Se exceptúan de la disposición anterior los casos en que el acto reclamado importe
peligro de privación de la vida, deportación o destierro, o cualquiera de los actos
prohibidos por el artículo 22 de la Constitución.
"...
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puedan ser modificados, revocados o nulificados, siempre que conforme a las mismas
leyes se suspendan los efectos de dichos actos mediante la interposición del recurso o
medio de defensa legal que haga valer el agraviado, sin exigir mayores requisitos que
los que la presente ley consigna para conceder la suspensión definitiva,
independientemente de que el acto en sí mismo considerado sea o no susceptible de
ser suspendido de acuerdo con esta ley.
"III. Contra actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo ejecutados fuera
de juicio o después de concluido.
"IV. Contra actos en el juicio que tengan sobre las personas o las cosas una ejecución
que sea de imposible reparación;
"V. Contra actos ejecutados dentro o fuera de juicio, que afecten a personas extrañas a
él, cuando la ley no establezca a favor del afectado algún recurso ordinario o medio de
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defensa que pueda tener por efecto modificarlos o revocarlos, siempre que no se trate
del juicio de tercería;
"VI. Contra leyes o actos de la autoridad federal o de los Estados, en los casos de las
fracciones II y III del artículo 1o. de esta ley."
II. Fuera de juicio o después de concluido, una vez agotados los recursos ordinarios
procedentes. Si se trata de actos de ejecución de sentencia o de remates, sólo se
podrá promover contra la última resolución pronunciada en el procedimiento respectivo;
e) Actos que importan una violación a las garantías consagradas por los artículos 16,
en materia penal, 19 y 20 de la Constitución General de la República.
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legales que prevé la ley que rige el acto reclamado, previamente a la interposición del
juicio de garantías, cuando el acto reclamado:
-Se impugna con motivo del primer acto de aplicación de una ley que se estima es
inconstitucional;
-Carece de fundamentación.
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de expresar sus defensas y de aportar las pruebas legalmente procedentes. En
cambio, cuando únicamente se aduce la violación de la garantía de audiencia, no es
obligatorio, para el afectado, hacer valer recurso alguno. El quejoso debe, pues, antes
de promover el juicio de garantías, agotar el recurso establecido por la ley de la
materia, pues la circunstancia de que en la demanda de amparo se haga referencia a
violaciones de preceptos constitucionales no releva al afectado de la obligación de
agotar, en los casos en que proceda, los recursos que estatuye la ley ordinaria que
estima también infringida, pues de lo contrario imperaría el arbitrio del quejoso, quien,
por el solo hecho de señalar violaciones a la Carta Magna, podría optar entre acudir
directamente al juicio de amparo o agotar los medios ordinarios de defensa que la ley
secundaria establezca."
Se estima importante señalar, que el criterio jurisprudencial antes transcrito, motivó que
en la Ley de Amparo se regulara la falta de fundamentación del acto reclamado, como
una excepción más al principio de definitividad, lo cual se materializó con la adición que
se realizó a la fracción XV del artículo 73 del ordenamiento legal en cita, mediante
decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el cinco de enero de mil
novecientos ochenta y ocho, que es precisamente, la que dio origen a la presente
contradicción de tesis.
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revoque. Una de las características principales de tales medios de impugnación lo
constituye el hecho de que su existencia se encuentre específicamente determinada en
una ley, condición de eficacia para que su observancia vincule a los gobernados, de ahí
que no habrá recurso administrativo sin ley que lo autorice acorde a los lineamientos
que sobre esta particular cuestión ha establecido la legislación positiva mexicana
(verbigracia, el texto de la fracción XIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, acorde al
inciso b) de la fracción V del artículo 107 constitucional) cuando el invocado numeral
reputa como resoluciones definitivas a aquellas que no admitan ya recurso
administrativo alguno o que, existiendo éste, sea optativo para el particular interponerlo
o no, significa indudablemente que ese medio de defensa ha de estar contenido,
precisamente, en un ordenamiento general, imperativo y abstracto, formal y
materialmente legislativo, es decir, en una ley emanada del Congreso de la Unión; así,
y sólo así, habrá de ser obligatoria su interposición como condición previa para acceder
al conocimiento de una causa propuesta ante las Salas Regionales que integran el
Tribunal Fiscal de la Federación. Lo anterior no viene a significar, de ningún modo que,
indiscriminadamente, todos los recursos ordinarios o medios de defensa contenidos en
los diversos reglamentos administrativos carezcan de obligatoriedad respecto de su
interposición previa al juicio de nulidad, o en su caso, al juicio de garantías, pues dicha
característica cobrará vigencia cuando sea precisamente la ley reglamentada aquel
ordenamiento que contemple su existencia y no, cuando es un reglamento
administrativo el que, a título propio establece la procedencia de un recurso
administrativo. La potestad reglamentaria que deriva de la fracción I del artículo 89 de
la Constitución de la República, conferida al titular del Ejecutivo Federal, otorga la
facultad a dicho órgano para que, en el mejor proveer en la esfera administrativa al
cumplimiento de las leyes, dicte aquellas normas que faciliten a los particulares la
observancia de las mismas, a través de disposiciones generales, imperativas y
abstractas (característica en la ley), las que en nuestro sistema jurídico toman el
nombre de reglamentos administrativos, teniendo como límites naturales,
específicamente, los mismos de las disposiciones que dan cuerpo y materia a la ley
que reglamentan, detallando sus hipótesis y supuestos normativos de aplicación, no
estando entonces permitido que a través de la facultad reglamentaria, una disposición
de esa naturaleza otorgue mayores alcances o imponga distintas limitantes que la
propia ley ha de reglamentar, por ejemplo, creando un recurso administrativo cuando la
ley que reglamenta nada previene al respecto."
En ese orden, resulta evidente que además de los casos previstos por la Constitución
General de la República y por la Ley de Amparo, tampoco existe la obligación de agotar
los medios ordinarios de defensa que proceden en contra del acto reclamado, cuando
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únicamente se alegan violaciones directas a la Carta Magna, como lo es la relativa a la
garantía de audiencia; o bien, cuando dichos medios de defensa se encuentran
previstos en un reglamento y en la ley que éste reglamenta, no se encuentra
contemplada su existencia.
I. Actos que afectan a terceros extraños al juicio o al procedimiento del cual emanan;
III. Actos respecto de los cuales, la ley que los rige, exige mayores requisitos que los
que prevé la Ley de Amparo, para suspender su ejecución; y
IV. Actos que importan una violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en
materia penal, 19 y 20 de la Constitución General de la República.
I. Actos o resoluciones que se impugnan con motivo del primer acto de aplicación de
una ley que se estima es inconstitucional;
III. Actos o resoluciones respecto de las cuales, la ley que las rige, no prevé la
suspensión de su ejecución con la interposición de los recursos o medios de defensa
ordinarios que proceden en su contra; y
II. Cuando los recursos ordinarios o medios de defensa legales, por virtud de los cuales
se puede modificar, revocar o nulificar el acto reclamado, se encuentran previstos en un
reglamento, y en la ley que éste reglamenta no se contempla su existencia.
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De lo expuesto, válidamente se colige que la adición efectuada a la fracción XV del
artículo 73 de la Ley de Amparo, por decreto publicado el cinco de enero de mil
novecientos ochenta y ocho, no debe entenderse como una limitación al tercero
extraño para acudir al juicio de garantías, sino como una excepción más al principio de
definitividad en favor de las partes de un procedimiento seguido ante autoridad diversa
de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo; motivo por el cual, el texto
vigente del citado precepto legal, no genera la inaplicabilidad de las jurisprudencias en
las que se precisa que para acudir al amparo, el tercero extraño a un juicio o
procedimiento administrativo, no está obligado a agotar previamente el principio de
definitividad, como lo afirmó el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Tercer Circuito, al resolver el recurso de revisión 128/88, promovido por Porfirio
Palomera Torres y coagraviados.
No pasa inadvertido para esta Segunda Sala, que el artículo 114, fracción V, de la Ley
de Amparo, establece que el juicio de amparo es procedente "... contra actos
ejecutados dentro o fuera de juicio, que afecten a personas extrañas a él, cuando la ley
no establezca a favor del afectado algún recurso ordinario o medio de defensa que
pueda tener por efecto modificarlos o revocarlos, siempre que no se trate del juicio de
tercería ..."; sin embargo, el contenido de dicho precepto legal, no es óbice para
sostener lo afirmado en la presente resolución, en el sentido de que el tercero extraño
al juicio o procedimiento del cual emana el acto reclamado, en ningún caso está
obligado a interponer los recursos ordinarios o medios de defensa legales por virtud de
los cuales éste se pueda modificar, revocar o nulificar.
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El criterio anterior, dio origen a la tesis sin número, publicada en la página 2889 del
Tomo LXX, del Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, que es del tenor
siguiente:
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incisos a) y b) de la fracción y precepto constitucional citados. El artículo 114, fracción
V, de la Ley de Amparo, no debe interpretarse como una limitación para el tercero
extraño, sino como una posibilidad adicional de que, ante una determinación judicial
dictada en un procedimiento en que es tercero, pueda interponer los recursos
ordinarios o medios legales de defensa, si ello conviene a sus intereses y resulta, a su
juicio, mejor medio para obtener respeto a sus derechos, caso en el cual dispondrá de
la acción constitucional contra la resolución que se dicte en el recurso ordinario o medio
de defensa intentado, y ello sin perjuicio de su derecho de acudir directamente al juicio
de garantías, interpretación que es congruente con el espíritu y texto del artículo 107
constitucional."
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coincidente en esencia, con el sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Tercer Circuito.
Notifíquese; por oficio a los Tribunales Colegiados de Circuito de que se trata, a los que
deberán adjuntarse testimonios autorizados y, en su oportunidad, archívese el
expediente como asunto concluido.
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