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CONTRADICCIÓN DE TESIS 82/99-SS.

ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL


PRIMER Y SEGUNDO TRIBUNALES COLEGIADOS EN MATERIA ADMINISTRATIVA
DEL TERCER CIRCUITO.

TEMA: EXCEPCIONES AL PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD EN EL AMPARO

CONSIDERANDO:

TERCERO. A fin de estar en aptitud de resolver esta denuncia de contradicción de


tesis, es preciso tener presente las consideraciones sustentadas por los órganos
colegiados involucrados en las respectivas ejecutorias, siendo las que a continuación
se transcriben.

Las consideraciones expuestas por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia


Administrativa del Tercer Circuito, en la sentencia emitida en el recurso de revisión
228/99, interpuesto por Elvia Edith González Ramírez, en lo conducente son las
siguientes:

"CUARTO. Los transcritos agravios, resultan por una parte, jurídicamente ineficaces y,
por otra, fundados. En efecto, la parte recurrente, allá quejosa, reclamó de las
autoridades responsables (jefe de la Oficina para Cobros del Instituto Mexicano del
Seguro Social dependiente de la Subdelegación Libertad Reforma de la Delegación
Jalisco y otra), esencialmente, las órdenes de ejecución de fechas dieciséis de
diciembre de mil novecientos noventa y ocho y diez de febrero de mil novecientos
noventa y nueve, mediante las cuales las responsables ordenaron requerir de pago a
Isidro Cabral Vela, por concepto de adeudos al Instituto Mexicano del Seguro Social,
así como la ejecución de esos mandamientos, que se tradujo en la desposesión de un
bien, que aduce ser de su propiedad y posesión, consistente en una máquina de soldar
marca Miller, color azul, modelo MI-250-CD, serie 212-N1442664, con cables en color
negro, de aproximadamente 25 metros con un porta electrodo, no obstante de que
resulta ser tercera extraña al procedimiento de donde provienen los actos reclamados.
Por otra parte, como se advierte de la sentencia recurrida, transcrita en el considerando
segundo de esta resolución, la Juez de Distrito del conocimiento decretó el
sobreseimiento del juicio, por concretarse la causal de improcedencia prevista por el
artículo 73, fracción XV, de la Ley de Amparo, ya que aseveró que los actos reclamados
eran susceptibles de impugnarse previamente ante el Tribunal Fiscal de la Federación,
al no constituir actos que causaran un agravio en materia fiscal; que no se estaba en el
caso de excepción a que alude aquella norma legal, porque los actos combatidos a las
autoridades no carecían de fundamentación y, que con la presentación del juicio de
nulidad, pudo obtener la suspensión de los mencionados actos. Además, la propia Juez
a quo determinó -aunque con otras palabras-, que la tesis de jurisprudencia invocada
por la quejosa, no resultaba aplicable, porque se estaba ante un acto que no emanaba
de tribunal alguno, sino que se ubicaba dentro de la materia administrativa ‘y en la
fracción XV del artículo 73, la cual fracción no incluye con excepción (sic) al principio de
definitividad el que el quejoso sea un tercero extraño’, para ello, se apoyó en las tesis
de los rubros: ‘NULIDAD, JUICIO DE. INTERÉS JURÍDICO.’; ‘RECURSOS

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ORDINARIOS. DEBEN AGOTARSE PREVIAMENTE A LA PROMOCIÓN DEL JUICIO
CONSTITUCIONAL, SALVO QUE EL ACTO RECLAMADO CAREZCA DE
FUNDAMENTACIÓN (ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XV DE LA LEY DE AMPARO
VIGENTE).’; y ‘SEGURO SOCIAL, LEY DEL. LOS CAPITALES CONSTITUTIVOS
TIENEN EL CARÁCTER DE CONTRIBUCIONES AUNQUE DIVERSAS A LOS
IMPUESTOS, DERECHOS Y CONTRIBUCIONES DE MEJORAS Y DEBEN CUMPLIR
CON EL REQUISITO DE EQUIDAD DE ACUERDO CON SU NATURALEZA
ESPECÍFICA.’. Sobreseimiento que, además, se fundó en el artículo 74, fracción III, de
la ley que rige al juicio de garantías. Por otra parte, en sus agravios, la recurrente
afirma, medularmente, que es infundada la causal de improcedencia invocada por la
Juez Federal, puesto que el artículo 128 del Código Fiscal de la Federación deja al
arbitrio del interesado hacer valer el recurso de revocación como previo al juicio de
garantías, al utilizar la palabra ‘podrá’, pues de ser obligatorio agotar ese recurso, el
legislador hubiera optado por ‘deberá’. Resulta jurídicamente ineficaz el sintetizado
agravio, en razón de que según lo externado con anterioridad, la Juez a quo señaló que
no se cumplió el principio de definitividad, porque la quejosa previo a promover el juicio
de garantías debió impugnar los actos reclamados, vía juicio de nulidad, a través del
Tribunal Fiscal de la Federación y, en ningún momento se refirió a que tendría que
agotar el recurso de revocación a que alude el artículo 128 del Código Fiscal de la
Federación; por esa razón, es por lo que no resulta aplicable la tesis intitulada:
‘PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO, RECURSO DE OPOSICIÓN AL. ES OPTATIVO
PARA EL TERCERO EXTRAÑO.’. En cambio, resultan fundados los agravios
formulados por la inconforme, en donde, esencialmente, afirma que es infundado el
criterio de la juzgadora, toda vez que la procedencia del juicio de amparo se encuentra
contemplada en el artículo 114, fracción II, de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103
y 107 Constitucionales, así como el diverso (sic) referente a que cuando la citada Juez
pretende constreñir la hipótesis del tercero extraño a los que lo sean solamente de
procedimientos entre tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, arguye pugna
con lo que dispone el referido artículo 114, fracción II, ya que éste, sin duda, se refiere
a ‘los actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo’; en
apoyo de estos agravios, la recurrente cita la jurisprudencia y tesis, que en ese orden
establecen: ‘SECUESTRO ADMINISTRATIVO. ES VIOLATORIO DE LAS GARANTÍAS
DE AUDIENCIA Y LEGALIDAD, CUANDO SE INSTAURA EL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO EN CONTRA DEL CONDUCTOR Y NO DEL PROPIETARIO DEL
VEHÍCULO OBJETO DEL.’ y ‘TERCERO EXTRAÑO AL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO, NO NECESARIAMENTE DEBE AGOTAR LOS RECURSOS
ORDINARIOS ANTES DEL AMPARO.’. Lo anterior es así, debido a que los artículos 73,
fracción XV, y 114, fracción II, ambos de la Ley de Amparo, literalmente, disponen:
‘Artículo 73. El juicio de amparo es improcedente: ... XV. Contra actos de autoridades
distintas de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, que deban ser
revisados de oficio, conforme a las leyes que los rijan, o proceda contra ellos algún
recurso, juicio o medio de defensa legal por virtud del cual puedan ser modificados,
revocados o nulificados, siempre que conforme a las mismas leyes se suspendan los
efectos de dichos actos mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal
que haga valer el agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente ley
consigna para conceder la suspensión definitiva, independientemente de que el acto en

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sí mismo considerado sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con esta ley.
No existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto reclamado
carece de fundamentación.’. ‘Artículo 114. El amparo se pedirá ante el Juez de
Distrito: ... II. Contra actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o
del trabajo. En estos casos, cuando el acto reclamado emane de un procedimiento
seguido en forma de juicio, el amparo sólo podrá promoverse contra la resolución
definitiva por violaciones cometidas en la misma resolución o durante el procedimiento,
si por virtud de estas últimas hubiere quedado sin defensa el quejoso o privado de los
derechos que la ley de la materia le conceda, a no ser que el amparo sea promovido
por persona extraña a la controversia.’. De la interpretación armónica de los transcritos
numerales, se advierte que tienen como objetivo principal, determinar la procedencia
del amparo indirecto, sólo contra una resolución definitiva, entendiéndose como aquella
que sea la última, la que ponga fin al asunto; y que para estar en tales supuestos,
deben agotarse los recursos ordinarios o medios de defensa, o bien, todas las etapas
procesales en tratándose de actos emitidos en un procedimiento seguido en forma de
juicio, sin que el principio de que se trata, constriña u obligue a las personas extrañas a
la controversia. Corrobora lo aseverado anteriormente, la jurisprudencia número 564,
emitida por la anterior integración de la Segunda Sala del Máximo Tribunal del País,
localizable en la página 407, Tomo III, del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-1995, que dice: ‘TERCERO EXTRAÑO AL PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO, AMPARO PEDIDO POR EL. Como por una parte el tercero en un
procedimiento administrativo no puede de acuerdo con el artículo 111 del Código Fiscal
de la Federación, reivindicar en tercería la posesión, sino sólo el dominio, y como por
otra, la interposición de esa tercería no suspende el procedimiento por disposición
expresa del citado artículo, resulta que ese recurso no es de los comprendidos en la
fracción XV del artículo 73 de la Ley Orgánica (sic) de los Artículos 103 y 107 de la
Constitución Federal y, por tanto, el amparo pedido por el mencionado tercero, no es
improcedente.’. Además, al respecto cobran aplicación las tesis emitidas por la aludida
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visibles en las páginas
2747 y 54, Tomos LXV y 115-120, Tercera Parte, Quinta y Séptima Épocas, del
Semanario Judicial de la Federación, que en ese orden dicen: ‘PERSONAS
EXTRAÑAS A LOS PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS. Atendiendo a que la
fracción IX del artículo 107 de la Carta Fundamental no constriñe a condición alguna la
facultad del tercero interesado, para acudir a la vía de amparo sin haber agotado
previamente los recursos ordinarios, y a que la fracción XIII del artículo 73 de la ley
reglamentaria se sujeta a lo dispuesto por aquel precepto, tratándose de actos de las
autoridades judiciales, es correcto pensar que en la fracción XV de esta ley, el
legislador no comprendió a los terceros extraños, tanto para ajustarse a lo mandado
por el texto constitucional, cuanto por seguir el sistema adoptado tratándose de
resoluciones judiciales, ya que no existe razón para variarlo, por lo que concierne a los
actos administrativos. De manera que debe concluirse que la fracción XV del artículo
73 de la Ley de Amparo, se refiere a los recursos o medios de defensa que puede
hacer valer el interesado, es decir, la persona contra quien se dirijan los procedimientos
reclamados, pero no a quien, sin ser parte en el procedimiento administrativo, resulta
afectado con dicho procedimiento.’. ‘AGRARIO. TERCEROS EXTRAÑOS AL
PROCEDIMIENTO. AMPARO PROCEDENTE. Cuando el acto reclamado provenga de

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un procedimiento de cancelación de declaratoria de inafectabilidad en el que aún no se
haya dictado la resolución correspondiente, el amparo promovido por persona extraña
al procedimiento sí es procedente, porque así lo dispone expresamente la última parte
de la fracción II del artículo 114 de la ley de la materia, sin que en estos casos resulte
aplicable la tesis de jurisprudencia número 45, visible en la tercera parte del último
Apéndice al Semanario Judicial de la Federación de 1917 a 1975, porque ella se
circunscribe a quienes, siendo quejosos, no tienen el carácter de terceros extraños.’.
Así las cosas, resulta claro, que la Juez Federal yerra, al estimar que los actos
reclamados por la aquí recurrente, tenían que ser combatidos a través del juicio de
nulidad ante el Tribunal Fiscal de la Federación, tomando en consideración que los
terceros extraños a un procedimiento administrativo seguido en forma de juicio, contra
actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, no tienen
la obligación de observar el principio de definitividad, ya que, repítese, la última parte
del artículo 114, fracción II, de la Ley de Amparo, expresamente, así lo establece. Por
otra parte, cabe precisar, que en la especie no se concreta la causal de improcedencia
prevista en el artículo 73, fracción XV, de la ley de la materia, porque ésta se refiere
únicamente a las partes que intervienen en el proceso administrativo ante tribunales
que no son judiciales, administrativos o del trabajo, los cuales, ineludiblemente, tienen
la obligación de agotar los recursos o medios de defensa respectivos, previo a
promover el juicio de amparo; principio de definitividad que excluye a los terceros
extraños a ese tipo de procedimientos, pues en esta circunstancia se encuentran
aludidos en el diverso numeral 114, fracción II, de la propia legislación. Toda vez que el
criterio aquí sostenido, es contrario al que comparte el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Tercer Circuito, en la tesis del rubro: ‘RECURSOS
ORDINARIOS. DEBEN AGOTARSE PREVIAMENTE A LA PROMOCIÓN DEL JUICIO
CONSTITUCIONAL, SALVO QUE EL ACTO RECLAMADO CAREZCA DE
FUNDAMENTACIÓN (ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XV DE LA LEY DE AMPARO
VIGENTE).’, principalmente en la parte en donde se sostiene: ‘... Aunque el promovente
se ostente como tercero extraño al procedimiento o no alegue violaciones a leyes
secundarias, su instancia constitucional no procede si antes no hizo valer aquéllos.’ -
tesis que fuera aplicada en la sentencia recurrida por la Juez a quo-; entonces, se
estima pertinente denunciar la posible contradicción de criterios."

El Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, en la


ejecutoria que dictó al resolver el recurso de revisión 128/88, interpuesto por Porfirio
Palomera Torres y coagraviados, en su parte que interesa, expuso las consideraciones
que son del siguiente tenor:

"TERCERO. Los agravios son infundados e inatendibles. Por un lado, se aduce que el
Juez de Distrito no fundó correctamente la causal de improcedencia conforme a la cual
se sobreseyó en el juicio de amparo, argumento que resulta infundado; para percatarse
de ello basta la lectura de la sentencia recurrida (específicamente las fojas 542 vuelta y
543 frente) donde se advierte que el a quo claramente expresó que en el caso se
actualizó la causal de improcedencia prevista por la fracción XV del artículo 73 de la
Ley de Amparo, en virtud de que los quejosos no agotaron previamente a la promoción
del juicio constitucional, el medio ordinario de defensa que contemplan los artículos 1o.

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y 22, fracción I, de la Ley Orgánica del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del
Estado de Jalisco. Ahora bien, es cierto, como lo alegan los recurrentes, que la parte
final del mencionado artículo 73, no se refiere a la causal de improcedencia por la que
se sobreseyó en el juicio, sin embargo, ello no es motivo para considerar que la
sentencia no se encuentra cabalmente fundada, pues invocó el fundamento adecuado,
los quejosos se equivocan al pretender que el Juez Federal apoyó el sobreseimiento en
la parte final del multicitado artículo 73; este apoyo legal, se invocó para apoyar el
estudio preferente de la causal de improcedencia que alegaron las autoridades
responsables, mas no se argumentó que dicha causal estuviese contenida en esa
fracción del artículo 73 ya citado. Por otra parte, tampoco es cierto que los quejosos
estuviesen en el caso de excepción a que se refiere la última parte de la fracción XV
del artículo 73 de la Ley de Amparo (que es la que contempla la causal de
improcedencia que se actualizó en el caso, y no la fracción V como lo afirman los
promoventes), y que por ello sea ilegal el sobreseimiento decretado. En efecto, las tesis
jurisprudenciales que citan los recurrentes establecen aquellos supuestos en los cuales
no se hacía necesario agotar los recursos o medios ordinarios de defensa previamente
a la promoción del juicio constitucional, sin embargo, se debe considerar que tales
criterios de interpretación surgieron en razón de que la legislación no precisaba los
casos de excepción a la regla contenida en el artículo 73, fracción XV, de la anterior
Ley de Amparo pues dicha fracción sólo establecía: ‘El juicio de amparo es
improcedente: Contra actos de autoridades distintas de las judiciales, cuando deban
ser revisados de oficio, conforme a la ley que los rija, o proceda contra ellos algún
recurso, juicio o medio de defensa legal, por virtud del cual puedan ser modificados,
revocados o nulificados, siempre que conforme a la misma ley se suspendan los
efectos de dichos actos mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal
que haga valer el agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente ley
consigna para conceder la suspensión definitiva.’. Ahora bien, dicho precepto fue
reformado mediante decreto de veintiuno de diciembre de mil novecientos ochenta y
siete, publicado en el Diario Oficial de la Federación de cinco de enero de mil
novecientos ochenta y ocho, reforma que entró en vigor el quince del mes y año citados
en ulterior término, y la redacción de la fracción aludida quedó en los siguientes
términos: ‘El juicio de amparo es improcedente: Contra actos de autoridades distintas
de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, que deban ser revisados de
oficio, conforme a las leyes que los rijan, o proceda contra ellos algún recurso, juicio o
medio de defensa legal por virtud del cual puedan ser modificados, revocados o
nulificados, siempre que conforme a las mismas leyes se suspendan los efectos de
dichos actos mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal que haga
valer el agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente ley consigna
para conceder la suspensión definitiva, independientemente de que el acto en sí mismo
considerado sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con esta ley. No existe
obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto reclamado carece
de fundamentación.’. Luego, resulta claro que la adición efectuada a la multicitada
norma genera la inaplicabilidad de las jurisprudencias que sobre ese tema se formaron.
De ahí que, aun cuando los quejosos se ostentan como terceros extraños al
procedimiento y no reclaman violaciones a leyes secundarias, sí estaban obligados a
agotar previamente a la promoción de la instancia constitucional el medio ordinario de

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defensa que señaló el a quo, dado que, como claramente lo dispone el numeral que se
cita, el único caso de excepción a la regla que dicho artículo contiene, consiste en que
el acto que se reclame carezca de fundamentación, mas no se establece que esa
excepción se configure con el sólo hecho de aducir esa carencia ni exceptúa de cumplir
con el requisito de definitividad a quienes aleguen ser terceros extraños al
procedimiento. Ahora bien, la circunstancia prevista por el artículo en comento, no
concurre, tal como se advierte de las copias certificadas relativas a los acuerdos
impugnados, que los quejosos exhibieron como pruebas al juicio de amparo, pues en
ellos la autoridad emisora citó el fundamento en el cual se apoyó para emitir tal acto, al
decir que: ‘... De acuerdo con lo estipulado por el artículo 56, fracción IV, de la Ley de
Tránsito en vigor, se concede al C. ... la autorización necesaria para que con un
vehículo de su propiedad explote el servicio público de alquiler ...’ (fojas 72, 78, 83, 88,
95, 100, 106, 111, 116, 121, 127, 134, 139, 144, 149, 154, 160, 165, 170, 175, 180, 185,
190, 195 del cuaderno). En consecuencia, sin prejuzgar acerca de lo adecuado o
suficiente de esa fundamentación, es inconcuso que los acuerdos reclamados no
carecen de fundamento, y por lo tanto, no se surte el caso de excepción que invocan,
como tampoco es cierto que hubiesen desconocido ese fundamento. Por ello, cabe
concluir que es correcta la determinación del Juez en cuanto consideró que los
recurrentes debieron acudir ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del
Estado de Jalisco, antes de acudir ante el órgano constitucional; por ende, es legal el
sobreseimiento decretado."

Las consideraciones antes transcritas dieron lugar a la aprobación de la siguiente tesis:

"RECURSOS ORDINARIOS. DEBEN AGOTARSE PREVIAMENTE A LA PROMOCIÓN


DEL JUICIO CONSTITUCIONAL, SALVO QUE EL ACTO RECLAMADO CAREZCA DE
FUNDAMENTACIÓN (ARTÍCULO 73 FRACCIÓN XV DE LA LEY DE AMPARO
VIGENTE). De conformidad con el decreto que entró en vigor el quince de enero de mil
novecientos ochenta y ocho, por el cual se reformó, entre otros, el artículo 73, fracción
XV, de la Ley de Amparo, la carencia de fundamentación del acto reclamado exime al
quejoso de agotar recursos o medios de defensa ordinarios, cuando dicho acto
proviene de autoridades distintas de los tribunales judiciales, administrativos o del
trabajo. Aunque el promovente se ostente como tercero extraño al procedimiento o no
alegue violaciones a leyes secundarias, su instancia constitucional no procede si antes
no hizo valer aquéllos."

CUARTO. En el caso sí existe la contradicción de tesis denunciada, de acuerdo con los


argumentos que en seguida se expondrán.

En principio debe señalarse que los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución
General de la República, 197 y 197-A de la Ley de Amparo, regulan la contradicción de
tesis sobre una misma cuestión jurídica como forma o sistema de integración de
jurisprudencia, desprendiéndose que la tesis a que se refieren no es cualquier
apreciación, determinación u opinión, emitida por el órgano jurisdiccional en
resoluciones definitivas de su competencia, sino el criterio jurídico de carácter general y
abstracto, que sustenta al examinar un punto concreto de derecho controvertido en el

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asunto que resuelve, cuya hipótesis, dada su generalidad puede actualizarse en otros
asuntos, y que en términos de lo dispuesto en el artículo 195 de la Ley de Amparo,
debe de redactarse de manera sintética, controlarse y difundirse, formalidad que de no
cumplirse no le priva del carácter de tesis, en tanto que esta investidura la adquiere por
el solo hecho de reunir los requisitos inicialmente enunciados. Por consiguiente, el
criterio plasmado en una ejecutoria constituye una tesis a pesar de que no se haya
redactado en la forma establecida ni publicado.

En ese orden de ideas, resulta incuestionable que el hecho de que el criterio


sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer
Circuito, no se encuentre redactado y publicado conforme a lo dispuesto por el artículo
195 de la Ley de Amparo, no constituye un obstáculo para estimar que en la especie
existe la contradicción de tesis denunciada.

Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis de esta Segunda Sala, 2a. LXVII/98, consultable
en la página 587 del Tomo VII, correspondiente al mes de mayo de mil novecientos
noventa y ocho, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
que es del tenor siguiente:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. SU EXISTENCIA REQUIERE DE CRITERIOS


DIVERGENTES PLASMADOS EN DIVERSAS EJECUTORIAS, A PESAR DE QUE NO
SE HAYAN REDACTADO EN LA FORMA ESTABLECIDA NI PUBLICADO. Los artículos
107, fracción XIII, de la Constitución General de la República, 197 y 197-A de la Ley de
Amparo, regulan la contradicción de tesis sobre una misma cuestión jurídica como
forma o sistema de integración de jurisprudencia, desprendiéndose que la tesis a que
se refieren es el criterio jurídico sustentado por un órgano jurisdiccional al examinar un
punto concreto de derecho, cuya hipótesis, con características de generalidad y
abstracción, puede actualizarse en otros asuntos, criterio que, además, en términos de
lo establecido en el artículo 195 de la citada legislación, debe redactarse de manera
sintética, controlarse y difundirse, formalidad que de no cumplirse no le priva del
carácter de tesis, en tanto esta investidura la adquiere por el solo hecho de reunir los
requisitos inicialmente enunciados. Por consiguiente, puede afirmarse que no existe
tesis sin ejecutoria, pero que ya existiendo ésta, hay tesis a pesar de que no se haya
redactado en la forma establecida ni publicado y, en tales condiciones, es susceptible
de formar parte de la contradicción que establecen los preceptos citados."

Ahora bien, la existencia de un conflicto de tesis sustentadas por Tribunales Colegiados


de Circuito, materia de estudio de esta Segunda Sala y que tendrá por objeto decidir
cuál debe prevalecer con carácter de jurisprudencia, requiere de la concurrencia de los
siguientes supuestos:

a) Que al resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas


esencialmente iguales;

b) Que las diferencias de criterios se presenten en las consideraciones, razonamientos


o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; y

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c) Que los distintos criterios provengan de los mismos elementos.

El Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, al resolver


el recurso de revisión 228/99, promovido por Elvia Edith González Rodríguez, el nueve
de septiembre de mil novecientos noventa y nueve, consideró que de la interpretación
armónica de los artículos 114, fracción II y 73, fracción XV, de la Ley de Amparo, se
advierte que dichos dispositivos legales tienen por objeto determinar que cuando el
acto reclamado emana de un procedimiento seguido en forma de juicio ante autoridad
distinta de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, el juicio de amparo
indirecto, sólo es procedente en contra de la resolución definitiva, entendiéndose por
ésta, la que pone fin al asunto, y que para estar en tal supuesto, es necesario agotar
los recursos ordinarios o medios de defensa previstos en la ley que rige el acto, pero
que el principio de definitividad previsto por el citado artículo 73, fracción XV, sólo
obliga a las partes que intervienen en dicho procedimiento, mas no así a los terceros
extraños al mismo, pues respecto de éstos rige la excepción prevista por la fracción II
del artículo 114 del ordenamiento legal en cita.

Por su parte el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito,
al resolver el recurso de revisión 128/88, promovido por Porfirio Palomera Torres y
coagraviados, el nueve de agosto de mil novecientos ochenta y ocho, consideró que la
adición efectuada a la fracción XV, del artículo 73 de la Ley de Amparo, mediante
decreto de veintiuno de diciembre de mil novecientos ochenta y siete, publicado en el
Diario Oficial de la Federación el cinco de enero de mil novecientos ochenta y ocho, y
que entró en vigor el quince de enero siguiente, generó la inaplicabilidad de las
jurisprudencias que establecían que el tercero extraño al procedimiento no tenía la
obligación de agotar los medios ordinarios de defensa antes de acudir al juicio de
amparo, pues dichos criterios surgieron en virtud de que la ley de la materia no
precisaba los casos de excepción al principio de definitividad previsto en el citado
precepto legal.

Que lo anterior es así, pues el precepto legal aludido, en su texto anterior a las
reformas, únicamente establecía que el juicio de amparo "es improcedente contra actos
de autoridades distintas de las judiciales, cuando deban ser revisados de oficio,
conforme a la ley que los rija, o proceda contra ellos algún recurso, juicio o medio de
defensa legal, por virtud del cual puedan ser modificados, revocados o nulificados,
siempre que conforme a la misma ley se suspendan los efectos de dichos actos
mediante la interposición del recurso o medio de defensa legal que haga valer el
agraviado, sin exigir mayores requisitos que los que la presente ley consigna para
conceder la suspensión definitiva" y en su texto vigente se precisa además que "no
existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto reclamado
carece de fundamentación.".

Que en esa virtud, conforme al nuevo texto del artículo 73, fracción XV, de la Ley
Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales, el único caso de excepción
al principio de definitividad que dicho precepto prevé, consiste en que el acto

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reclamado carezca de fundamentación, mas no así que el promovente se ostente como
tercero extraño al procedimiento; y por tanto, éste tiene la obligación de agotar los
recursos ordinarios o medios de defensa previstos por la ley que rige el acto, previo a la
promoción del juicio de garantías, excepto cuando el acto impugnado carezca de
sustento legal.

De lo antes expuesto se advierte que en el caso concreto sí se cumplen con los


presupuestos señalados con antelación, para estimar que existe una contradicción de
criterios entre Tribunales Colegiados de Circuito, por lo siguiente:

a) Al conocer de los recursos de revisión 228/99 y 128/88, el Segundo y Primer


Tribunales Colegiados en Materia Administrativa del Tercer Circuito, respectivamente,
se pronunciaron sobre cuestiones jurídicas esencialmente iguales, a saber, si el tercero
extraño al procedimiento del cual emana el acto reclamado, debe agotar los recursos
ordinarios o medios de defensa legales por virtud de los cuales se pudo modificar,
revocar o nulificar el acto reclamado, antes de acudir al juicio de garantías.

b) Al resolver la cuestión planteada, los órganos colegiados en cita, arribaron a


conclusiones diferentes, pues el Segundo Tribunal en Materia Administrativa del Tercer
Circuito, consideró que el tercero extraño al procedimiento del cual emana el acto
reclamado, no tenía la obligación de agotar los recursos ordinarios o medios de
defensa que proceden en contra del acto reclamado antes de acudir al juicio de
amparo; y el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del mismo circuito,
consideró que el tercero extraño en cita, sí debía agotar el principio de definitividad que
rige al juicio de garantías previo a la interposición del mismo, excepto cuando el acto
impugnado carece de fundamentación.

c) Los criterios antes precisados, parten de los mismos elementos, a saber:

-El acto que se reclama fue emitido por autoridad distinta de los tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo.

-Los quejosos se ostentan como terceros extraños al procedimiento del cual emana el
acto reclamado en el juicio de amparo respectivo.

-El Juez de Distrito, sobreseyó en el juicio de garantías, por estimar que se actualizaba
la causal de improcedencia prevista en el artículo 73, fracción XV, de la Ley de Amparo
vigente a partir del quince de enero de mil novecientos ochenta y ocho, en virtud de
que previo a su interposición, el quejoso no agotó los recursos ordinarios previstos por
la ley que rige el acto reclamado.

-Al resolver los recursos de revisión hechos valer en contra de las sentencias emitidas
por el a quo, los Tribunales Colegiados contendientes realizaron la interpretación del
artículo 73, fracción XV, de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107
Constitucionales, vigente a partir del quince de enero de mil novecientos ochenta y
ocho.

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A este respecto, es dable precisar que el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Tercer Circuito, para resolver en el sentido que lo hizo, interpretó
conjuntamente el artículo 73, fracción XV (vigente a partir del quince de enero de mil
novecientos noventa y ocho) y el artículo 114, fracción II, de la Ley de Amparo; en tanto
que, el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del propio circuito,
únicamente interpretó el citado artículo 73, fracción XV, tomando en consideración su
texto anterior al quince de enero de mil novecientos ochenta y ocho y el posterior a esta
fecha; sin embargo ello no es obstáculo para estimar que en el caso sí existe
contradicción de criterios, pues es evidente que este órgano colegiado, tácitamente
estimó que la excepción contenida en el artículo 114, fracción II, de la ley de la materia,
no es aplicable a la regla prevista por el multialudido artículo 73, fracción XV, pues
señaló que con motivo de la adición realizada al mismo, se generaba la inaplicabilidad
de las jurisprudencias relativas a que el tercero extraño no tenía la obligación de agotar
el principio de definitividad previo a la promoción del juicio de garantías; asimismo, el
hecho de que el primero de los órganos colegiados en cita, no haya atendido al texto
anterior del artículo 73, fracción XV, para arribar a su conclusión, tampoco es óbice
para determinar que sí existe contradicción de criterios, pues ésta se generó
precisamente por la adición que se realizó a dicho precepto legal, motivo por el cual
resulta irrelevante que se haya atendido o no su texto anterior a las reformas en
comento.

Tiene aplicación al caso, la tesis de esta Segunda Sala, 2a. LXXVIII/95, publicada en la
página 372 del Tomo II, correspondiente al mes de septiembre de mil novecientos
noventa y cinco, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
que a la letra se lee:

"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PROCEDE SU ANÁLISIS AUNQUE UNO DE LOS


CRITERIOS DIVERGENTES SEA IMPLÍCITO, SIEMPRE Y CUANDO EL SENTIDO DE
ÉSTE PUEDA DEDUCIRSE INDUBITABLEMENTE. El hecho de que uno de los
criterios divergentes materia de la contradicción de tesis denunciada, sea implícito, no
impide que pueda analizarse y resolverse la contradicción planteada, pero para que la
divergencia tenga jurídicamente los mismos efectos que un desacuerdo expreso al
resolver cuestiones esencialmente iguales, se requiere que el sentido atribuido al
criterio tácito sea indubitable."

Al tenor de lo antes expuesto, el punto concreto de contradicción que debe dilucidar


esta Segunda Sala, consiste en determinar si el tercero extraño a un procedimiento
seguido ante autoridad distinta de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo,
del cual deriva el acto reclamado, debe agotar los recursos ordinarios o medios de
defensa legales por virtud de los cuales se puede modificar, revocar o nulificar dicho
acto, antes de acudir al juicio de garantías.

No pasa inadvertido para esta Segunda Sala que los asuntos que dieron origen a la
presente contradicción, parten de situaciones de hecho diversas; sin embargo, las

10
mismas no constituyen un supuesto esencial de la contradicción por su intrascendencia
al criterio jurídico sustentado, sino una cuestión meramente accidental o accesoria.

En efecto, como ya se precisó, para que una contradicción de tesis sea procedente, es
necesario que en las resoluciones relativas exista un pronunciamiento respecto de una
situación jurídica esencialmente igual, y que lo afirmado en una se haya negado en la
otra, o viceversa, por lo que para determinar si efectivamente existe dicha oposición, no
basta con atender a todos los razonamientos vertidos en las correspondientes
actuaciones judiciales, sino que es indispensable identificar las circunstancias de hecho
y de derecho que por su enlace lógico sirven de sustento al criterio respectivo, ya que
sólo cuando existe coincidencia en tales circunstancias podrá válidamente afirmarse
que existe una contradicción de tesis cuya resolución dará lugar a un criterio
jurisprudencial que por sus características de generalidad y abstracción podrá aplicarse
a asuntos similares.

De ahí que al estudiar las circunstancias fácticas y jurídicas que sirven de sustento a
las resoluciones que generan una probable contradicción de tesis, la Suprema Corte
debe distinguir entre las que por servir de basamento lógico a los criterios emitidos
constituyen verdaderos presupuestos que han de presentarse en las determinaciones
contradictorias, y entre aquellas que aun cuando aparentemente sirven de base a las
consideraciones respectivas, no constituyen un presupuesto esencial del criterio
emitido.

Así, para que efectivamente exista la contradicción denunciada será necesario que los
criterios opuestos partan de los mismos supuestos esenciales, es decir, de los que
sirven de sustento lógico a las conclusiones divergentes adoptadas, con independencia
de que existe coincidencia en cuanto a diversos supuestos que por no ser un requisito
lógico de la conclusión respectiva, constituyen cuestiones irrelevantes para la
contradicción de tesis, aun cuando se haya hecho referencia a ellos en algunas de las
determinaciones contradictorias.

Ahora bien, en el caso a estudio, en el juicio de amparo relativo al recurso de revisión


228/99, la quejosa reclamó del jefe de la Oficina para Cobros del Instituto Mexicano del
Seguro Social dependiente de la Subdelegación Libertad Reforma de la Delegación
Jalisco y de otra autoridad, las órdenes de ejecución de dieciséis de diciembre de mil
novecientos noventa y ocho y diez de febrero de mil novecientos noventa y nueve, que
dieron por resultado la "ilegal desposesión" de un bien de su propiedad, precisando que
dicha ilegalidad deriva del hecho de que es extraña al procedimiento de donde
provienen los actos reclamados; y en el juicio de garantías relativo al recurso de
revisión 128/88, los quejosos reclamaron del Gobernador Constitucional del Estado de
Jalisco y de otras autoridades, el acuerdo por el que se otorgaron los "permisos de
sitio" a los terceros perjudicados en la población de Puerto Vallarta "sin que dichos
mandamientos o resolución se encuentren fundamentados y motivados", y en sus
agravios hechos valer en la revisión, manifestaron que con independencia de que el
acto reclamado se encontrara o no fundamentado, lo cierto era que son "terceros

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extraños en el procedimiento administrativo que entre las autoridades responsables
realizaron a favor de las personas que señalamos como terceros perjudicados.".

Como se precisó líneas atrás, la oposición de criterios deriva de la interpretación del


artículo 73, fracción XV, de la Ley de Amparo, vigente a partir del quince de enero de
mil novecientos ochenta y ocho, en específico, sobre si los terceros extraños al
procedimiento seguido ante autoridad distinta de los tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo del cual emana el acto reclamado, deben agotar los
recursos ordinarios o medios de defensa que proceden en su contra, antes de acudir al
amparo, para lo cual resulta necesario desentrañar el alcance del principio de
definitividad que por disposición constitucional rige al juicio de garantías, en relación
con los terceros extraños al procedimiento señalado con antelación.

Siendo tal el punto de contradicción, y dado que el citado dispositivo legal se refiere
genéricamente a los actos que emanan de autoridad distinta de los tribunales
judiciales, administrativos o del trabajo, debe concluirse que la calidad de tercero
extraño al procedimiento del cual emana el acto reclamado, no varía por el hecho de
que dicho procedimiento se haya tramitado en forma de juicio o no, pues en todo caso,
los factores que el legislador consideró para determinar la improcedencia del juicio de
garantías, se traducen en precisar si el acto impugnado es susceptible de revocarse,
modificarse o confirmarse a través de los medios de defensa que al efecto prevé la ley
que lo rige; así como si con la interposición de los mismos la ejecución del acto que se
reclama se suspende y si éste carece de sustento legal.

En ese contexto, el hecho de que el procedimiento del cual emana el acto reclamado a
una autoridad distinta de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, se haya
tramitado en forma de juicio o no, constituye una situación accidental o accesoria que
no resulta relevante para determinar si el tercero extraño al mismo, debe agotar el
principio de definitividad que prevé el artículo 73, fracción XV, de la Ley de Amparo.

Asimismo, el hecho de que el promovente del juicio de amparo no haya manifestado su


calidad de tercero extraño al procedimiento del cual emana el acto reclamado desde la
demanda inicial, sino hasta el escrito por el que interpuso recurso de revisión, tampoco
constituye una cuestión esencial para determinar la existencia de una contradicción de
criterios, pues finalmente, la interpretación que los Tribunales Colegiados realizaron del
artículo 73, fracción XV, de la Ley de Amparo vigente a partir del quince de enero de mil
novecientos ochenta y ocho, derivó del examen de los agravios que expresaron los
recurrentes tendientes a revocar el sobreseimiento decretado por el a quo, en los que
fundamentalmente alegaron que no se actualizaba la hipótesis prevista en dicho
numeral, puesto que en su calidad de terceros extraños no tenían la obligación de
agotar el principio de definitividad antes de acudir al juicio de garantías, invocando al
efecto diversos criterios jurisprudenciales.

QUINTO. Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estima


que el criterio que debe prevalecer, es el que sustenta la presente resolución, en

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términos análogos al emitido por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Tercer Circuito.

En principio conviene recordar que la materia de la presente contradicción consiste en


determinar, en esencia, si el tercero extraño a un procedimiento seguido ante autoridad
distinta de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo del cual emana el acto
reclamado, debe someterse al principio de definitividad que rige al juicio de garantías
antes de acudir al mismo.

A efecto de resolver el punto de controversia, se estima necesario señalar que el juicio


de amparo constituye un medio extraordinario para invalidar los actos de autoridad
conculcatorios de garantías individuales, motivo por el cual, su estructura se funda en
diversos principios o postulados básicos que lo distinguen de los restantes medios
legales de defensa común. Dichos principios generales del juicio de amparo, se
encuentran previstos en el artículo 107 de la Constitución General de la República,
entre los que se encuentra el de definitividad, que tiene por objeto restringir la
procedencia de la acción constitucional.

En efecto, el principio de definitividad del juicio de amparo, obliga al quejoso a agotar


previamente a su interposición, los recursos ordinarios o medios de defensa legales
que la ley que rige el acto reclamado establece para modificarlo, revocarlo o nulificarlo,
pues como ya se dijo, el juicio de garantías se concibió como un medio extraordinario
de defensa, lo que significa que sólo procede en casos excepcionales, como lo son,
entre otros, aquellos que ya no son susceptibles de ser revisados a través de los
citados recursos o medios de defensa ordinarios.

Ahora bien, el citado principio no es aplicable en todos los casos, pues el propio
artículo 107 constitucional, prevé diversos supuestos de excepción.

Para esclarecer lo anterior, conviene acudir a la interpretación literal y teleológica del


artículo 107 de la Constitución General de la República, concretamente en sus
fracciones III, IV, VII y XII que son del tenor siguiente:

"Artículo 107. Todas las controversias de que habla el artículo 103 se sujetarán a los
procedimientos y formas del orden jurídico que determine la ley, de acuerdo a las bases
siguientes:

"III. Cuando se reclamen actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, el


amparo sólo procederá en los casos siguientes:

"a) Contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio,
respecto de las cuales no proceda ningún recurso ordinario por el que puedan ser
modificados o reformados, ya sea que la violación se cometa en ellos o que, cometida
durante el procedimiento, afecte a las defensas del quejoso, trascendiendo al resultado
del fallo; siempre que en materia civil haya sido impugnada la violación en el curso del
procedimiento mediante el recurso ordinario establecido por la ley e invocada como

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agravio en la segunda instancia, si se cometió en la primera. Estos requisitos no serán
exigibles en el amparo contra sentencias dictadas en controversias sobre acciones del
estado civil o que afecten al orden y a la estabilidad de la familia;

"b) Contra actos en juicio cuya ejecución sea de imposible reparación, fuera de juicio o
después de concluido, una vez agotados los recursos que en su caso procedan, y

"c) Contra actos que afecten a personas extrañas al juicio;

"IV. En materia administrativa el amparo procede, además, contra resoluciones que


causen agravio no reparable mediante algún recurso, juicio o medio de defensa legal.
No será necesario agotar éstos cuando la ley que los establezca exija, para otorgar la
suspensión del acto reclamado, mayores requisitos que los que la ley reglamentaria del
juicio de amparo requiera como condición para decretar esa suspensión;

"...

"VII. El amparo contra actos en juicio, fuera de juicio o después de concluido, o que
afecten a personas extrañas al juicio, contra leyes o contra actos de autoridad
administrativa, se interpondrá ante el Juez de Distrito bajo cuya jurisdicción se
encuentre el lugar en que el acto reclamado se ejecute o trate de ejecutarse, y su
tramitación se limitará al informe de la autoridad, a una audiencia para la que se citará
en el mismo auto en el que se mande pedir el informe y se recibirán las pruebas que
las partes interesadas ofrezcan y oirán los alegatos, pronunciándose en la misma
audiencia la sentencia;

"...

"XII. La violación de las garantías de los artículos 16, en materia penal, 19 y 20 se


reclamará ante el superior del tribunal que la cometa, o ante el Juez de Distrito o
Tribunal Unitario de Circuito que corresponda, pudiéndose recurrir, en uno y otro caso,
las resoluciones que se pronuncien, en los términos prescritos por la fracción VIII.

"Si el Juez de Distrito o el Tribunal Unitario de Circuito no residieren en el mismo lugar


en que reside la autoridad responsable, la ley determinará el Juez o tribunal ante el que
se ha de presentar el escrito de amparo, el que podrá suspender provisionalmente el
acto reclamado, en los casos y términos que la misma ley establezca."

Del examen integral de las fracciones III, IV, VII y XII del artículo 107 de la Constitución
General de la República, se advierte que el juicio de amparo ante Juez de Distrito
procede cuando se reclaman:

a) Actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo:

I. Cuya ejecución sea de imposible reparación;

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II. Fuera de juicio o después de concluido, una vez agotados los recursos ordinarios
procedentes; y

III. Que afecten a personas extrañas al juicio.

b) Actos o resoluciones dictadas por autoridades distintas de los tribunales judiciales,


administrativos o del trabajo que, además de los casos señalados en los numerales I a
III que anteceden, causen un agravio no reparable mediante algún recurso, juicio o
medio de defensa legal, siempre que para la suspensión del acto reclamado no se
exijan mayores requisitos que los que para tal efecto prevé la Ley de Amparo.

c) Actos que importan una violación a las garantías consagradas por los artículos 16,
en materia penal, 19 y 20 de la Constitución General de la República.

De lo antes expuesto, válidamente se colige que por imperativo constitucional, el


principio de definitividad sólo es aplicable a las partes que intervienen en el juicio o
procedimiento del cual emana el acto reclamado, y en ningún caso a los terceros
extraños al mismo, pues el citado artículo 107 de la Constitución General de la
República, en su fracción III, inciso c), expresamente señala que el juicio de amparo es
procedente contra actos que afecten a los terceros extraños a juicio, sin que se advierta
la imposición de restricción alguna.

Luego, es evidente que la facultad que tiene el tercero extraño al juicio o procedimiento
del cual emana el acto reclamado para acceder al juicio de garantías, no está afectada
por el llamado "principio de definitividad", ya que puede hacerlo sin necesidad de
agotar previamente los recursos o medios ordinarios de defensa a su alcance.

Asimismo, se advierte que el dispositivo constitucional en comento, prevé otras


excepciones al principio de definitividad del juicio de amparo indirecto, que se
configuran cuando se reclaman:

-Actos en juicio emitidos por tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, cuya
ejecución es de imposible reparación;

-Resoluciones emitidas por autoridades distintas de los tribunales judiciales,


administrativos o del trabajo, si para la suspensión de su ejecución, la ley que las rige,
exige mayores requisitos que los que prevé la ley reglamentaria del juicio de amparo
para tal efecto;

-Actos que importan una violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en
materia penal, 19 y 20 de la Constitución General de la República.

Ahora bien, la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales, además
de los antes señalados, prevé otros supuestos de excepción al principio de definitividad
en el juicio de amparo indirecto.

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En efecto, los artículos 37, 73, fracciones XII, XIII y XV y 114 de la Ley de Amparo,
textualmente establecen lo siguiente:

"Artículo 37. La violación de las garantías de los artículos 16, en materia penal, 19 y 20
fracciones I, VIII y X, párrafos primero y segundo de la Constitución Federal, podrá
reclamarse ante el Juez de Distrito que corresponda o ante el superior del tribunal que
haya cometido la violación."

"Artículo 73. El juicio de amparo es improcedente:

"XII. Contra actos consentidos tácitamente, entendiéndose por tales aquellos contra los
que no se promueva el juicio de amparo dentro de los términos que se señalan en los
artículos 21, 22 y 218.

"No se entenderá consentida tácitamente una ley, a pesar de que siendo impugnable
en amparo desde el momento de la iniciación de su vigencia, en los términos de la
fracción VI de este artículo, no se haya reclamado, sino sólo en el caso de que
tampoco se haya promovido amparo contra el primer acto de su aplicación en relación
con el quejoso.

"Cuando contra el primer acto de aplicación proceda algún recurso o medio de defensa
legal por virtud del cual pueda ser modificado, revocado o nulificado, será optativo para
el interesado hacerlo valer o impugnar desde luego la ley en juicio de amparo. En el
primer caso, sólo se entenderá consentida la ley si no se promueve contra ella el
amparo dentro del plazo legal contado a partir de la fecha en que se haya notificado la
resolución recaída al recurso o medio de defensa, aun cuando para fundarlo se hayan
aducido exclusivamente motivos de ilegalidad.

"Si en contra de dicha resolución procede amparo directo, deberá estarse a lo


dispuesto en el artículo 166, fracción IV, párrafo segundo, de este ordenamiento.

"XIII. Contra las resoluciones judiciales o de tribunales administrativos o del trabajo


respecto de las cuales conceda la ley algún recurso o medio de defensa, dentro del
procedimiento, por virtud del cual puedan ser modificadas, revocadas o nulificadas, aun
cuando la parte agraviada no lo hubiese hecho valer oportunamente, salvo lo que la
fracción VII del artículo 107 constitucional dispone para los terceros extraños.

"Se exceptúan de la disposición anterior los casos en que el acto reclamado importe
peligro de privación de la vida, deportación o destierro, o cualquiera de los actos
prohibidos por el artículo 22 de la Constitución.

"...

"XV. Contra actos de autoridades distintas de los tribunales judiciales, administrativos o


del trabajo, que deban ser revisados de oficio, conforme a las leyes que los rijan, o
proceda contra ellos algún recurso, juicio o medio de defensa legal por virtud del cual

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puedan ser modificados, revocados o nulificados, siempre que conforme a las mismas
leyes se suspendan los efectos de dichos actos mediante la interposición del recurso o
medio de defensa legal que haga valer el agraviado, sin exigir mayores requisitos que
los que la presente ley consigna para conceder la suspensión definitiva,
independientemente de que el acto en sí mismo considerado sea o no susceptible de
ser suspendido de acuerdo con esta ley.

"No existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa, si el acto


reclamado carece de fundamentación."

"Artículo 114. El amparo se pedirá ante el Juez de Distrito:

"I. Contra leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos expedidos


por el presidente de la República de acuerdo con la fracción I del artículo 89
constitucional, reglamentos de leyes locales expedidos por los gobernadores de los
Estados, u otros reglamentos, decretos o acuerdos de observancia general, que por su
sola entrada en vigor o con motivo del primer acto de aplicación, causen perjuicios al
quejoso;

"II. Contra actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del


trabajo.

"En estos casos, cuando el acto reclamado emane de un procedimiento seguido en


forma de juicio, el amparo sólo podrá promoverse contra la resolución definitiva por
violaciones cometidas en la misma resolución o durante el procedimiento, si por virtud
de estas últimas hubiere quedado sin defensa el quejoso o privado de los derechos que
la ley de la materia le conceda, a no ser que el amparo sea promovido por persona
extraña a la controversia.

"III. Contra actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo ejecutados fuera
de juicio o después de concluido.

"Si se trata de actos de ejecución de sentencia, sólo podrá promoverse el amparo


contra la última resolución dictada en el procedimiento respectivo, pudiendo reclamarse
en la misma demanda las demás violaciones cometidas durante ese procedimiento,
que hubieren dejado sin defensa al quejoso.

"Tratándose de remates, sólo podrá promoverse el juicio contra la resolución definitiva


en que se aprueben o desaprueben.

"IV. Contra actos en el juicio que tengan sobre las personas o las cosas una ejecución
que sea de imposible reparación;

"V. Contra actos ejecutados dentro o fuera de juicio, que afecten a personas extrañas a
él, cuando la ley no establezca a favor del afectado algún recurso ordinario o medio de

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defensa que pueda tener por efecto modificarlos o revocarlos, siempre que no se trate
del juicio de tercería;

"VI. Contra leyes o actos de la autoridad federal o de los Estados, en los casos de las
fracciones II y III del artículo 1o. de esta ley."

De la interpretación armónica de los preceptos legales antes transcritos, se advierte


que el juicio de amparo ante Juez de Distrito procede cuando se reclaman:

a) Leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos, decretos o


acuerdos de observancia general. En estos casos cuando se reclaman con motivo del
primer acto de aplicación, es optativo para el gobernado agotar los medios ordinarios
de defensa que proceden en contra de éste, previamente a la interposición del juicio de
garantías.

b) Actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo:

I. Cuya ejecución sea de imposible reparación;

II. Fuera de juicio o después de concluido, una vez agotados los recursos ordinarios
procedentes. Si se trata de actos de ejecución de sentencia o de remates, sólo se
podrá promover contra la última resolución pronunciada en el procedimiento respectivo;

III. Que importa peligro de la privación de la vida, deportación o destierro o cualquiera


de los actos prohibidos por el artículo 22 constitucional, como lo son entre otros, las
multas excesivas y las penas inusitadas y trascendentales;

c) Actos que afecten a personas extrañas al juicio o procedimiento.

d) Actos o resoluciones dictadas por autoridades distintas de los tribunales judiciales,


administrativos o del trabajo que ya no puedan ser modificadas por algún recurso, juicio
o medio de defensa legal, salvo que la interposición de éstos no suspenda los efectos
del acto reclamado o se exijan mayores requisitos que los que para tal efecto prevé la
Ley de Amparo; o bien, cuando el acto impugnado carezca de fundamentación.

En estos casos, si el acto reclamado emana de un procedimiento seguido en forma de


juicio, el amparo sólo procede en contra de la resolución definitiva, con las salvedades
anteriores.

e) Actos que importan una violación a las garantías consagradas por los artículos 16,
en materia penal, 19 y 20 de la Constitución General de la República.

De lo antes señalado, se desprende que conforme a la Ley de Amparo, además de los


casos previstos por la Constitución General de la República, en el juicio de amparo
indirecto, no existe la obligación de agotar los recursos ordinarios o medios de defensa

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legales que prevé la ley que rige el acto reclamado, previamente a la interposición del
juicio de garantías, cuando el acto reclamado:

-Se impugna con motivo del primer acto de aplicación de una ley que se estima es
inconstitucional;

-No es susceptible de suspenderse con la interposición de los recursos o medios


legales de defensa ordinarios que proceden en su contra;

-Importa peligro de la privación de la vida, deportación o destierro o cualquiera de los


actos prohibidos por el artículo 22 constitucional, como lo son entre otros, las multas
excesivas y las penas inusitadas y trascendentales;

-Carece de fundamentación.

Por último, es de señalarse que además de las excepciones al principio de definitividad


que han quedado señaladas, existen otras que derivan de los criterios jurisprudenciales
emitidos por los Tribunales del Poder Judicial de la Federación.

Ciertamente, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia, emitió la jurisprudencia


449, consultable actualmente, en la página 298 del Tomo VI, del Apéndice
correspondiente al año de mil novecientos noventa y cinco, Séptima Época, que es del
tenor siguiente:

"RECURSOS ORDINARIOS. NO ES NECESARIO AGOTARLOS CUANDO


ÚNICAMENTE SE ADUCEN VIOLACIONES DIRECTAS A LA CONSTITUCIÓN. En
principio un juicio de garantías es improcedente y debe ser sobreseído cuando la parte
quejosa no hace valer, previamente a la promoción de dicho juicio, los recursos
ordinarios que establezca la ley del acto, pues entre los principios fundamentales en
que se sustenta el juicio constitucional se haya el de definitividad, según el cual este
juicio, que es un medio extraordinario de defensa, sólo será procedente, salvo los
casos de excepción que la misma Constitución y la Ley de Amparo precisan, y, con
base en ambas, esta Suprema Corte en su jurisprudencia, cuando se hayan agotado
previamente los recursos que la ley del acto haya instituido precisamente para la
impugnación de éste. Como una de las excepciones de referencia, esta Suprema Corte
ha establecido la que se actualiza cuando el acto reclamado carece de fundamentación
y motivación, ya que no instituirla significaría dejar al quejoso en estado de indefensión,
porque precisamente esas carencias (falta absoluta de fundamentación y motivación) le
impedirían hacer valer el recurso idóneo para atacar dicho acto, pues el
desconocimiento de los motivos y fundamentos de éste no le permitirían impugnarlo
mediante un recurso ordinario. Empero, no hay razón para pretender que, por el hecho
de que en la demanda de garantías se aduzca, al lado de violaciones a garantías de
legalidad por estimar que se vulneraron preceptos de leyes secundarias, violación a la
garantía de audiencia, no deba agotarse el recurso ordinario, puesto que, mediante
éste, cuya interposición priva de definitividad al acto recurrido, el afectado puede ser
oído con la amplitud que la garantía de audiencia persigue, ya que tiene la oportunidad

19
de expresar sus defensas y de aportar las pruebas legalmente procedentes. En
cambio, cuando únicamente se aduce la violación de la garantía de audiencia, no es
obligatorio, para el afectado, hacer valer recurso alguno. El quejoso debe, pues, antes
de promover el juicio de garantías, agotar el recurso establecido por la ley de la
materia, pues la circunstancia de que en la demanda de amparo se haga referencia a
violaciones de preceptos constitucionales no releva al afectado de la obligación de
agotar, en los casos en que proceda, los recursos que estatuye la ley ordinaria que
estima también infringida, pues de lo contrario imperaría el arbitrio del quejoso, quien,
por el solo hecho de señalar violaciones a la Carta Magna, podría optar entre acudir
directamente al juicio de amparo o agotar los medios ordinarios de defensa que la ley
secundaria establezca."

De la transcripción anterior, se advierte que la Segunda Sala de este Alto Tribunal,


determinó que no existe la obligación de agotar los medios ordinarios de defensa,
cuando en la demanda de amparo se alegan únicamente violaciones directas a la
Constitución General de la República; pues si se acude al juicio de garantías por
estimar que se vulneraron diversos preceptos legales y que por tal motivo se violaron
garantías individuales, entonces sí existe la obligación de agotar el principio de
definitividad.

Se estima importante señalar, que el criterio jurisprudencial antes transcrito, motivó que
en la Ley de Amparo se regulara la falta de fundamentación del acto reclamado, como
una excepción más al principio de definitividad, lo cual se materializó con la adición que
se realizó a la fracción XV del artículo 73 del ordenamiento legal en cita, mediante
decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el cinco de enero de mil
novecientos ochenta y ocho, que es precisamente, la que dio origen a la presente
contradicción de tesis.

Asimismo, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito,


emitió la jurisprudencia I.3o.A. J/28, visible a fojas 109 del Tomo VIII, correspondiente al
mes de octubre de mil novecientos noventa y uno, del Semanario Judicial de la
Federación, Octava Época, que a la letra se lee:

"RECURSOS ADMINISTRATIVOS. EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD


CUANDO DICHOS MEDIOS DE DEFENSA SE ENCUENTRAN PREVISTOS EN UN
REGLAMENTO ADMINISTRATIVO Y NO EN LA LEY QUE ÉSTE REGLAMENTA.
ARTÍCULO 23 DE LA LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL FISCAL DE LA FEDERACIÓN.-
En atención al criterio de definitividad contenido en el artículo 23 de la Ley Orgánica del
Tribunal Fiscal de la Federación, como condición para hacer del conocimiento de las
Salas Regionales del Tribunal Fiscal de la Federación una causa de anulación en
contra de resoluciones de índole administrativa, es menester ineludible que contra las
mismas no haya otro medio de defensa en favor de los particulares que pueda
modificar, confirmar o revocar el acto cuya nulidad se demanda o que, habiéndolo, éste
sea de ejercicio opcional para los afectados. Dichos medios de defensa o recursos
administrativos son los distintos procedimientos establecidos en ley para obtener que la
administración, en sede administrativa, revise un acto y lo confirme, modifique o

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revoque. Una de las características principales de tales medios de impugnación lo
constituye el hecho de que su existencia se encuentre específicamente determinada en
una ley, condición de eficacia para que su observancia vincule a los gobernados, de ahí
que no habrá recurso administrativo sin ley que lo autorice acorde a los lineamientos
que sobre esta particular cuestión ha establecido la legislación positiva mexicana
(verbigracia, el texto de la fracción XIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, acorde al
inciso b) de la fracción V del artículo 107 constitucional) cuando el invocado numeral
reputa como resoluciones definitivas a aquellas que no admitan ya recurso
administrativo alguno o que, existiendo éste, sea optativo para el particular interponerlo
o no, significa indudablemente que ese medio de defensa ha de estar contenido,
precisamente, en un ordenamiento general, imperativo y abstracto, formal y
materialmente legislativo, es decir, en una ley emanada del Congreso de la Unión; así,
y sólo así, habrá de ser obligatoria su interposición como condición previa para acceder
al conocimiento de una causa propuesta ante las Salas Regionales que integran el
Tribunal Fiscal de la Federación. Lo anterior no viene a significar, de ningún modo que,
indiscriminadamente, todos los recursos ordinarios o medios de defensa contenidos en
los diversos reglamentos administrativos carezcan de obligatoriedad respecto de su
interposición previa al juicio de nulidad, o en su caso, al juicio de garantías, pues dicha
característica cobrará vigencia cuando sea precisamente la ley reglamentada aquel
ordenamiento que contemple su existencia y no, cuando es un reglamento
administrativo el que, a título propio establece la procedencia de un recurso
administrativo. La potestad reglamentaria que deriva de la fracción I del artículo 89 de
la Constitución de la República, conferida al titular del Ejecutivo Federal, otorga la
facultad a dicho órgano para que, en el mejor proveer en la esfera administrativa al
cumplimiento de las leyes, dicte aquellas normas que faciliten a los particulares la
observancia de las mismas, a través de disposiciones generales, imperativas y
abstractas (característica en la ley), las que en nuestro sistema jurídico toman el
nombre de reglamentos administrativos, teniendo como límites naturales,
específicamente, los mismos de las disposiciones que dan cuerpo y materia a la ley
que reglamentan, detallando sus hipótesis y supuestos normativos de aplicación, no
estando entonces permitido que a través de la facultad reglamentaria, una disposición
de esa naturaleza otorgue mayores alcances o imponga distintas limitantes que la
propia ley ha de reglamentar, por ejemplo, creando un recurso administrativo cuando la
ley que reglamenta nada previene al respecto."

Del texto de la jurisprudencia antes transcrita, se desprende que no existe la obligación


de agotar el principio de definitividad antes de acudir al amparo, cuando el recurso o
medio de defensa legal, por virtud del cual pueda ser modificado, revocado o nulificado
el acto reclamado, se encuentra previsto en un reglamento y la ley que éste reglamenta
no contempla la existencia de dicho medio de impugnación; es decir, cuando el
reglamento a título propio establece la procedencia del recurso o medio ordinario de
defensa.

En ese orden, resulta evidente que además de los casos previstos por la Constitución
General de la República y por la Ley de Amparo, tampoco existe la obligación de agotar
los medios ordinarios de defensa que proceden en contra del acto reclamado, cuando

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únicamente se alegan violaciones directas a la Carta Magna, como lo es la relativa a la
garantía de audiencia; o bien, cuando dichos medios de defensa se encuentran
previstos en un reglamento y en la ley que éste reglamenta, no se encuentra
contemplada su existencia.

Bajo ese contexto, se concluye que no existe la obligación de agotar el principio


de definitividad del juicio de amparo indirecto previamente a su interposición:

A) Por disposición constitucional, cuando se reclaman:

I. Actos que afectan a terceros extraños al juicio o al procedimiento del cual emanan;

II. Actos cuya ejecución es de imposible reparación;

III. Actos respecto de los cuales, la ley que los rige, exige mayores requisitos que los
que prevé la Ley de Amparo, para suspender su ejecución; y

IV. Actos que importan una violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en
materia penal, 19 y 20 de la Constitución General de la República.

B) Por disposición de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107


Constitucionales, cuando se reclaman:

I. Actos o resoluciones que se impugnan con motivo del primer acto de aplicación de
una ley que se estima es inconstitucional;

II. Actos o resoluciones que importan peligro de la privación de la vida, deportación o


destierro o cualquiera de los prohibidos por el artículo 22 constitucional, como lo son,
entre otros, las multas excesivas y las penas inusitadas o trascendentales;

III. Actos o resoluciones respecto de las cuales, la ley que las rige, no prevé la
suspensión de su ejecución con la interposición de los recursos o medios de defensa
ordinarios que proceden en su contra; y

IV. Actos o resoluciones que carecen de fundamentación.

C) Por disposición de los criterios sustentados por los tribunales judiciales de la


Federación:

I. Cuando únicamente se reclaman violaciones directas a la Constitución General de la


República, como lo es la garantía de audiencia; y

II. Cuando los recursos ordinarios o medios de defensa legales, por virtud de los cuales
se puede modificar, revocar o nulificar el acto reclamado, se encuentran previstos en un
reglamento, y en la ley que éste reglamenta no se contempla su existencia.

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De lo expuesto, válidamente se colige que la adición efectuada a la fracción XV del
artículo 73 de la Ley de Amparo, por decreto publicado el cinco de enero de mil
novecientos ochenta y ocho, no debe entenderse como una limitación al tercero
extraño para acudir al juicio de garantías, sino como una excepción más al principio de
definitividad en favor de las partes de un procedimiento seguido ante autoridad diversa
de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo; motivo por el cual, el texto
vigente del citado precepto legal, no genera la inaplicabilidad de las jurisprudencias en
las que se precisa que para acudir al amparo, el tercero extraño a un juicio o
procedimiento administrativo, no está obligado a agotar previamente el principio de
definitividad, como lo afirmó el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Tercer Circuito, al resolver el recurso de revisión 128/88, promovido por Porfirio
Palomera Torres y coagraviados.

Lo anterior se justifica, si se toma en consideración, que indiscutiblemente una ley


secundaria no puede ir más allá de lo que establece el precepto constitucional que
reglamenta, motivo por el cual si el artículo 107 de la Constitución General de la
República, no impone limitación alguna para que el tercero extraño al juicio o
procedimiento del cual emana el acto reclamado pueda acudir al juicio de garantías,
menos aún puede hacerlo la Ley de Amparo.

Luego, es de concluirse que cuando se reclama un acto de autoridad distinta de los


tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, el tercero extraño al procedimiento
del cual deriva el acto reclamado, en ningún caso tiene la obligación de agotar
previamente a la interposición del juicio de garantías, los recursos o medios de defensa
legales por virtud de los cuales pueda ser modificado, revocado o nulificado el acto
impugnado pues, como ya se precisó, por imperativo constitucional, el principio de
definitividad en ningún caso le es aplicable al mismo.

No pasa inadvertido para esta Segunda Sala, que el artículo 114, fracción V, de la Ley
de Amparo, establece que el juicio de amparo es procedente "... contra actos
ejecutados dentro o fuera de juicio, que afecten a personas extrañas a él, cuando la ley
no establezca a favor del afectado algún recurso ordinario o medio de defensa que
pueda tener por efecto modificarlos o revocarlos, siempre que no se trate del juicio de
tercería ..."; sin embargo, el contenido de dicho precepto legal, no es óbice para
sostener lo afirmado en la presente resolución, en el sentido de que el tercero extraño
al juicio o procedimiento del cual emana el acto reclamado, en ningún caso está
obligado a interponer los recursos ordinarios o medios de defensa legales por virtud de
los cuales éste se pueda modificar, revocar o nulificar.

Lo anterior es así, en razón de que la otrora Tercera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, al resolver el amparo civil 2354/41, el quince de noviembre de mil
novecientos cuarenta y uno, determinó que el texto de la citada fracción V del artículo
114 de la Ley de Amparo, pugnaba con lo dispuesto por el artículo 107 de la
Constitución General de la República, vigente en esa época, ya que éste no imponía
limitación alguna a los terceros extraños para acudir al juicio de garantías; y por tanto,
el dispositivo legal en comento no debía aplicarse.

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El criterio anterior, dio origen a la tesis sin número, publicada en la página 2889 del
Tomo LXX, del Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, que es del tenor
siguiente:

"PERSONAS EXTRAÑAS AL JUICIO, AMPARO PEDIDO POR LAS, CONTRA LOS


PROCEDIMIENTOS DE REMATE.-Conforme a la fracción IX del artículo 107
constitucional, los terceros extraños al juicio pueden promover el amparo contra actos
ejecutados fuera de juicio o después de concluido, sin estar obligados a agotar los
recursos o medios de defensa que concedan las leyes comunes, y no obsta a lo
anterior, lo prevenido en la fracción III del artículo 114 de la Ley de Amparo, en el
sentido de que en los casos de ejecución de sentencia, especialmente en los de
remate, el juicio de garantías debe promoverse contra la resolución final o el auto que
apruebe o desapruebe el remate, pues esta disposición se refiere exclusivamente a las
partes en el juicio y no a los terceros extraños; y por lo que se refiere a la fracción V del
artículo 114 citado, que establece que los terceros extraños pueden solicitar amparo
por actos dentro o fuera de juicio, que los afectan, siempre que la ley común no
establezca recurso o medio de defensa, debe decirse que esta disposición está en
pugna con el texto de la fracción IX del artículo 107 constitucional, que no impone dicha
limitación a los terceros, y por lo mismo, no debe aplicarse."

Asimismo, la referida extinta Tercera Sala de este Alto Tribunal, al resolver la


contradicción de tesis 14/90, entre las sustentadas por el Primero y Segundo Tribunales
Colegiados en Materia Civil del Tercer Circuito, determinó que en congruencia con lo
previsto por el artículo 107 de la Constitución General de la República, el supuesto
previsto por la fracción V del artículo 114 de la Ley de Amparo, no debe entenderse
como una limitación al tercero extraño para acudir al amparo, sino como una posibilidad
adicional que se le otorga para que previo a la interposición del juicio de garantías,
haga valer los recursos ordinarios o medios de defensa que procedan en contra del
acto reclamado, si así conviene a sus intereses; motivo por el cual, el tercero extraño
puede acudir directamente al amparo, aun cuando tenga a su alcance algún medio de
defensa en la vía ordinaria para modificar, revocar o nulificar el acto que estima es
inconstitucional.

La contradicción de tesis en comento, dio origen a la jurisprudencia 3a./J. 44/90,


publicada en la página 188 del Tomo VI, Primera Parte, del Semanario Judicial de la
Federación, Octava Época, que es del tenor siguiente:

"AMPARO. PROCEDE EL JUICIO PROMOVIDO POR UNA PERSONA EXTRAÑA AL


JUICIO NATURAL, SIN NECESIDAD DE AGOTAR RECURSOS ORDINARIOS.-Los
terceros extraños afectados por determinaciones judiciales dictadas en procedimiento a
que son ajenos, no están obligados a agotar recursos ordinarios o medios legales de
defensa antes de ocurrir al amparo, en virtud de que el artículo 107, fracción III, inciso
c), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no sujeta al tercero
extraño al principio de definitividad que rige en el juicio de garantías, lo que sí hace con
las partes del juicio en que se producen los actos reclamados, como lo disponen los

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incisos a) y b) de la fracción y precepto constitucional citados. El artículo 114, fracción
V, de la Ley de Amparo, no debe interpretarse como una limitación para el tercero
extraño, sino como una posibilidad adicional de que, ante una determinación judicial
dictada en un procedimiento en que es tercero, pueda interponer los recursos
ordinarios o medios legales de defensa, si ello conviene a sus intereses y resulta, a su
juicio, mejor medio para obtener respeto a sus derechos, caso en el cual dispondrá de
la acción constitucional contra la resolución que se dicte en el recurso ordinario o medio
de defensa intentado, y ello sin perjuicio de su derecho de acudir directamente al juicio
de garantías, interpretación que es congruente con el espíritu y texto del artículo 107
constitucional."

En consecuencia, el criterio que debe prevalecer, es el que se plasma en la siguiente


tesis jurisprudencial, conforme a lo dispuesto en los artículos 192, párrafo tercero y 197
de la Ley de Amparo:

RECURSOS ORDINARIOS QUE PROCEDEN EN CONTRA DE ACTOS DE


AUTORIDADES DISTINTAS DE LOS TRIBUNALES JUDICIALES, ADMINISTRATIVOS
O DEL TRABAJO. EL TERCERO EXTRAÑO AL PROCEDIMIENTO DEL CUAL EMANA
EL ACTO RECLAMADO, NO ESTÁ OBLIGADO A AGOTARLOS PREVIAMENTE A LA
INTERPOSICIÓN DEL JUICIO DE GARANTÍAS.-De la interpretación literal y
teleológica del artículo 107, fracciones III, IV, V y VII, de la Constitución General de la
República, se desprende que el principio de definitividad sólo es aplicable a las partes
que intervienen en el juicio o procedimiento del cual emana el acto reclamado y, en
ningún caso, a los terceros extraños al mismo, pues en relación a éstos, dicho precepto
constitucional no establece restricción alguna para la promoción del amparo. En esa
virtud, si se toma en consideración que una ley secundaria no puede ir más allá del
precepto constitucional que reglamenta, resulta incuestionable que lo dispuesto en el
último párrafo de la fracción XV del artículo 73 de la Ley de Amparo, vigente a partir del
quince de enero de mil novecientos ochenta y ocho, no debe estimarse como una
limitación para que el tercero extraño al procedimiento del que emana el acto
reclamado acuda al juicio de garantías, sino como una excepción más al principio de
definitividad en favor de las partes de dicho procedimiento; por tanto, cuando se
reclama un acto de autoridad distinta de los tribunales judiciales, administrativos o del
trabajo, el tercero extraño al procedimiento respectivo, en ningún caso, tiene la
obligación de agotar previamente los recursos o medios de defensa legales por virtud
de los cuales pueda ser modificado, revocado o nulificado el acto que estima es
inconstitucional.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:

PRIMERO.-Existe la contradicción de tesis denunciada por el presidente del Segundo


Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito.

SEGUNDO.-En términos del considerando sexto de esta resolución, debe prevalecer


con carácter jurisprudencial, el criterio precisado en la parte final del mismo,

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coincidente en esencia, con el sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Tercer Circuito.

TERCERO.-Remítase la tesis de jurisprudencia aprobada, a la Primera y Segunda


Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a los Tribunales Colegiados de
Circuito y a los Juzgados de Distrito, para los efectos legales conducentes y al
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, para su publicación.

Notifíquese; por oficio a los Tribunales Colegiados de Circuito de que se trata, a los que
deberán adjuntarse testimonios autorizados y, en su oportunidad, archívese el
expediente como asunto concluido.

Así, lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por


unanimidad de cinco votos de los señores Ministros: Juan Díaz Romero, Mariano
Azuela Güitrón, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, José Vicente Aguinaco
Alemán y presidente Guillermo I. Ortiz Mayagoitia.

Fue ponente el Ministro Guillermo I. Ortiz Mayagoitia.

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