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Pirsing (1974) escribió, “La calidad no es ni mente ni materia, aunque una tercera
entidad independiente de las dos… No se puede definir, usted sabe lo que es”. Basados
en este contexto la calidad es totalmente personal, e incluso Garvín (1998) sugiere que
la calidad, usando este enfoque, “es una simple y no analizable propiedad que
aprendemos a reconocer solo a través de la experiencia”
En otras palabras, lo anterior nos quiere decir que, es algo que no se puede tocar, pero se
conoce instantáneamente, por ejemplo, siempre que el objeto ofrezca el refuerzo que ha
aprendido previamente. Cuando este refuerzo no existe, cambia el enfoque de la calidad
y se pierde el enfoque de la calidad proyectada hacia el objeto
Se afirma que si un consumidor que compra un producto o servicio, lo hace porque el
enfoque de la calidad desarrollado bajo esta premisa esta previamente reforzado por la
compra y consecuente uso.
Ej.: A un consumidor se le daño su TV de marca Samsung lo utilizo por 6 años sin
presentar daños y disfunciones, el cliente sabe que es un buen televisor porque el
producto cumplió con su ciclo de vida que le habían comentado a la hora de comprarlo,
es por eso que él desea adquirir nuevamente un TV que sea de la misma marca, porque
en su experiencia el sabe que es de buena calidad.
Las necesidades latentes son aquellas que los consumidores no son capaces de
comunicar o de las que ni siquiera son conscientes. Como ejemplo de las que el
consumidor no comunica fácilmente tenemos algunos productos para disimular la
calvicie. Por otra parte, existen necesidades inexistentes que han sido creadas por el
marketing: por ejemplo, las pulseras fitness: nadie sabía que las necesitaba hasta que las
marcas empezaron a fabricarlas.
Hoy, en nuestro mundo hiperconectado, tenemos muchas de estas necesidades o deseos
latentes en forma de huella digital, aunque no es nada fácil darse cuenta de ello. El
consumidor escupe actos no conscientes de forma constante que pueden esconder
tendencias poderosísimas.
El gran reto de las marcas de hoy es saber leer estos intangibles. El gran reto de quienes
nos dedicamos a algo tan apasionante como el marketing es poder decir algún día que lo
hemos conseguido.