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La Gran Ecología Humana

Para lograr una adecuada articulación entre las ecologías humana y ambiental son necesarios
sólidos conceptos filosóficos y antropológicos que aporten luces potentes para reflexionar de
forma adecuada sobre determinadas realidades. En “Aplicabilidad del estado del arte de Carlos
Cardona Pescador en filosofía, antropología y bioética”, de la profesora Nubia Posada G., se
encuentra un buen ejemplo de esta contribución donde hay que tener presente que existen dos
enfoques de la ecología humana: uno derivado de su matriz sociológica, que la ve como la
relación de los organismos humanos con su medio (16); y otro que insiste primero en la relación
de los hombres consigo mismos, su desarrollo e interacciones entre sí y solo derivadamente con
su ambiente (17)

uno de los elementos que ayuda en la ordenación racional de estas dos formas de ecología es la
solidaridad. En el escrito de Carlos Alberto Rosas, “La solidaridad como un valor bioético”, se
recuerda y rescata esa adhesión, privativa de la persona, hacia causas o empresas que en sí
mismas demandan una actuación urgente y desinteresada donde Link: Gamboa-Bernal, Gilberto
A. (2011). Ecología humana y ecología ambiental: binomio clave. Persona y Bioética, 15(1),5-9.
ISSN: 0123-3122. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83221409001

la ecología general se estudian las relaciones entre los ecosistemas vivientes mientras que la
ecología humana tiene también la perspectiva de las relaciones interpersonales y culturales donde
las creencias y valores aceptados por el común del espectro social miramos como el individuo
puede pertenecer a un grupo minoritario cuyos valores y creencias se opongan sistemáticamente
a las de la mayoría y claro está en esa oposición encontrará una gran cantidad de conflictos
notamos como una conducta se considera socialmente competente y adecuada dependiendo del
contexto social en el que se inscribe esto significa que para poder analizar conductas hemos de
conocer el contexto sociocultural específico en el que la conducta a estudiar
Como su nombre indica, los elementos físicos sólo pueden hacer referencia, y ejercer influencia,
por una parte, sobre lo que ha dado en llamarse calidad ambiental o calidad de vida donde Bajo
ese barniz de lo rutinario subyace una compleja e intrincada red de fenómenos externos al
individuo que van a generar en él multitud de procesos y estados internos. Las explicaciones
sociológicas y antropológicas (Boas, 1911; Morris, 1969; Inglehart, 1991) nos dicen desde hace
decenios que toda forma de vida en grupo impone esquemas o modelos rígidos de conducta
admisible o socialmente aceptada por la comunidad. No es esa clase de esquemas, sin embargo,
la que nos compete aquí. Nos interesa conocer, ante todo, lo que el sujeto sometido a ellos realiza
para adaptarse a ellos y desarrollarlos con la habilidad que las exigencias ambientales requieren.

Ovejero-Bernal (1990), define con acierto al hombre como “un animal social con un claro
predominio de lo social sobre lo animal. En la medida en que el hombre es menos animal es
también más social y, por tanto, más hombre”. Ello motiva que, fundamentalmente, la relación
del ser humano con los otros sea el motivo de sus más gratas satisfacciones y, por supuesto, de
sus más tremendas desdichas: “Muchas personas son solitarias e infelices y algunas son
enfermos mentales debido a que son incapaces de establecer y mantener relaciones sociales con
otros. Muchos encuentros cotidianos son desagradables, embarazosos o infructuosos debido a un
comportamiento social inadecuado.

“El ambiente ecológico [indica Bronfenbrenner (1971)1 al referirse a la ecología del medio
social] se concibe como un conjunto de estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe dentro
de la siguiente, como las muñecas rusas. Esta concepción de la realidad psicosocial contraría el
supuesto de los esquemas clásicos. Estos interpretan el medio social como una concatenación
ambientes independientes que operan de forma similar a compartimentos estanco que se
relacionan de suerte más o menos compleja los unos con los otros donde el microsistema es
conocido y asumido desde los estudios de lewin (1935) y la formulación de su célebre teoría del
campo, que la conducta o actuación del individuo en un momento dado es producto de su
interacción con un ambiente específico [conducta = función (persona-ambiente)]. ello debe
hacernos pensar que la psicología definida como ciencia de la conducta daría a la parte
independiente de la ecuación una sustancial importancia. link: Pérez-Fernández, F. (2004). El
medio social como estructura psicológica. Reflexiones a partir del modelo
ecológicodeBronfenbrenner. eduPsykhé.  Vol. 3, No. 2, (pp. 161-
177).https://bibliotecavirtual.unad.edu.co/login?url=http://search.ebscohost.com/login.aspx?
direct=true&db=edsbas&AN=edsbas.84AD586E&lang=es&site=eds-live&scope=site disponible
en http://hdl.handle.net/20.500.12020/108

Cualquier campo o disciplina relacionada con el entorno físico debe organizarse entorno a unos
determinados procesos humanos (aspectos, dimensiones, etc.). A partir de dicha afirmación,
Altman desarrolla su argumento entendiendo que cada disciplina se centra en distintos y
determinados procesos humanos, ya sea por sus intereses en los procesos de interacción
interpersonal, el ciclo vital, la salud, la calidad de vida en comunidades y barrios los procesos
cognitivos, etc. Pero lo que Altma no concibe es que una disciplina pueda centrarse en el
entorno físico y todos los procesos humanos, es decir, en la posibilidad de crear un campo
que trate todas las actividades humanas relacionadas con los ambientes (Altman, 1997, p. 427)
Link: Vidal, T. (2015). Psicología Ambiental ¿Disciplina de la
Psicología u objeto interdisciplinario? (Spanish). On the W@terfront,
Vol. 34(3). (pp. 5-26).
https://www.raco.cat/index.php/Waterfront/article/view/288564/37
6847

Donde claramente se va a destacar una de los grandes pilares en correlación con la ecología
humana donde se notara que el binomio de la ecología humana y ecología ambiental es
necesario ya que hay que defender la naturaleza física, pero antes y con mayor energía es
imperativo el reconocimiento y la protección de la naturaleza de la persona humana, pues la
experiencia muestra que hay una estrecha relación de doble vía causa y efecto entre las actitudes
de irrespeto al medioambiente y el deterioro de la convivencia humana

en cuanto a la influencia de los métodos de investigación en las aproximaciones teóricas


utilizadas, el autor advierte que los conceptos o principios teóricos que subyacen en cada
investigación, con frecuencia no son conocidos por los investigadores o profesionales
de otros campos, por lo que sin su explicitación y argumentación, no es posible una
comunicación entre disciplinas, más allá de lo superficial. Es necesario desvelar a los demás
nuestras ideas implícitas y explicar abiertamente los conceptos y supuestos teóricos asumidos.

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