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Deposité mi fe en Jesús a la edad de 16 año, pero no fue hasta los 20 años que realmente entregué
mi vida con todo lo que soy.
¿De qué te quiero hablar hoy?. Nuestra vida, nuestra época nos obliga a pensar sin Dios en mente.
La sociedad nos está obligando a vivir sin Dios, a sentir vergüenza, temor, a sentir rechazo y a creer
que la realidad solo es lo que veo. El mundo se está llenando de corazones fríos, sin compromiso,
comunes, ordinarios y materialistas.
(Pray)
Cosmovisión: Es una palabra relativamente nueva. En realidad, es algo con lo que todos vivimos,
todos, sin excepción. Es algo que inherente en el hombre que solo comprende al interactuar con lo
que le rodea. Si bien es algo que se nos enseña (Ej. Un perro en china se come, en chile es mascota
y en india posiblemente sea adorado) tenemos que saber que como seguidores de Cristo nuestra
fuente de vida que nos guía, enseña y mueve es Dios y su revelación. [Romanos 1:19-21. Hebreos
1. NATURALEZA, PALABRA Y JESUCRISTO. Es decir, nuestra cosmovisión no debe sino ser
totalmente centrada en Cristo
Necesitamos creyentes, hijos de Dios, que vibren con cada parte de su cuerpo para Dios. Que estén
llenos de pasión, creyentes absueltos por almas, por amarle, por vivir para Él. Que sean locos, raros,
diferentes. Hombres y mujeres fuera de lo común, extraordinarios… que vivan la realidad, la
verdadera realidad: Dios es real y estamos en este mundo para darle gloria.
“Si yo creyera, de todo mi corazón, de toda mi alma y con todas mis fuerzas, todo lo que la Biblia
dice, sin dudas sería un hombre totalmente diferente”. (Anónimo)
Por eso es importante. ¿Cuál es tu cosmovisión? ¿Cuál es tu forma de ver la vida? ¿Tiene sentido tu
forma de vivir?
La biblia toda, desde el primer versículo de génesis hasta apocalipsis, es clara y enfática en poner a
Dios y su persona por sobre todas las cosas. Dios, como Creador, sustentador y perito arquitecto de
un universo insondable le da sentido y propósito a lo que ha diseñado y todo esto al alcance de su
Palabra. Tu vida, mi vida y la realidad que vivimos solo halla su razón de existir en la presencia de
Dios. Salmos 16:11 “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre.”
Por tal razón es vital y fundamental que conozcamos una cosmovisión correcta de la vida. Nuestra
vida está en Cristo, por ende, nuestra manera de ver, observar y conocer todo lo que nos rodea sin
duda debe tener la mirada de Cristo. [1 Corintios 2:16]
Quiero que veamos cual debe ser nuestra verdadera cosmovisión en un mundo que no busca a Dios.
Para esto, la biblia en su cabalidad nos denota, libro por libro, que lejos de Dios nada somos y
somos capaces de muy poco, por no decir nada.
Moisés, uno de los más grandes profetas que la nación judía tuvo, en un momento de su vida tuvo
que decidir qué hacer frente al llamado de Dios. Conocemos su contexto: Nació en medio de una
masacre y exterminio egipcio, guardado por Dios con el propósito de cumplir el pacto, criado en un
palacio, enseñado en las mejores escuelas, abarrotado de placeres y privilegios. Pero por medio de
la palabra vemos que Dios tiene un propósito para lo que vive.
Moisés sabía que era hebreo, pero poco conocía del Dios verdadero. Crece en un mundo donde dios
es igual a dioses, incluso faraón es considerado un dios. Su mundo y su perspectiva de el debía
cambiar rotundamente. Y través de las preguntas que formula a Dios deja ver cual era su
cosmovisión hasta ese momento.
Entonces quiero que veamos 4 conceptos claves para una correcta Cosmovisión.
¿Empiezas a coger la idea? Gracias a ciertos procesos que pusimos en marcha en su interior hace
siglos, les resulta totalmente imposible creer en lo extraordinario mientras tienen algo conocido a la
vista. No dejes de insistir acerca de la normalidad de las cosas. Sobre todo, no intentes utilizar la
ciencia (quiero decir, las ciencias de verdad) como defensa contra el cristianismo, porque, con toda
seguridad, le incitarán a pensar en realidades que no puede tocar ni ver. Tu trabajo consiste en fijar
su atención en este flujo materialista y rutinario. Enséñale a llamarlo "vida real" y no le dejes
preguntarse qué entiende por "real". (Lewis.C.S., 1942, CARTAS DEL DIABLO A SU SOBRINO,
Reino Unido, Editorial Geoffrey Bles).
Resumiendo:
No se trata de mí.
No se trata de mis sueños personales.
No se trata de lo que yo quiero.
No se trata de lo que vivo.