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LITERATURA INFANTIL

Definición de Literatura infantil

EXISTENCIA Y LIMITES. Parece que en nuestro tiempo el niño recibe una atención que no tuvo antes.
Psicólogos, pedagogos, sociólogos, dedican su esfuerzo sobre este protagonista de cuidados. Ha
conseguido un mundo autónomo, su mundo, y ha dejado de ser mera esperanza de hombre adulto.

El avance se debe sin duda al éxito económico del mundo occidental. Ya no es el niño mano de obra fácil,
promesa de ayuda en la brega de todos los días, ni tampoco carga pesada como lo fuera para amplios
sectores de la población. El progreso económico libera la infancia, ha prolongado ese tramo inicial humano
hasta constituir una etapa diferenciada y lentamente vivida. La psicología ha demostrado el mal negocio que
es la fragua deficiente de la niñez ya que el adulto es hechura y consecuencia difícilmente reparable de los
primeros años.

En esta construcción la palabra es conformadora. Los especialistas en el lenguaje infantil observan su


adquisición lenta: nos hacemos personas a medida que aprendemos y crecemos en el hablar. Analizan
cada estadio y cómo se hace la lengua instrumento o identidad del pensamiento y de la trama afectiva.

Nosotros vamos a estudiar un aspecto limitado de este hacerse. El valor que tiene en la infancia y
adolescencia la poesía, la narración, el teatro. Es decir, las construcciones referenciales que llamamos
literatura. Y en primer lugar, una parcela: el cuento oral o escrito, mundos imaginarios, personajes y
arquetipos que permiten —lo iremos viendo— modelos, identificaciones, respuestas a las interrogantes
emocionales que la maduración infantil va exigiendo, canales para encauzar la afectividad, aprendizaje,
aceptación, y rechazo de roles, asunción de valores del grupo social al que se pertenece.

Según Alberto Manuel Ruiz Campos (2000, pág7), la literatura infantil en la actualidad es una realidad
plenamente presente en la sociedad, planteada bien como un valor en sí misma, bien como recurso para
introducir los más diversos contenidos.

Según J. Cervera (pág18), la literatura infantil sería el conjunto de "todas aquellas manifestaciones y
actividades que tienen como base la palabra con finalidad artística o lúdica que interesen al niño".

Conjunto de textos literarios que permiten lograr un óptimo desarrollo de competencias lingüísticas y
comunicativas, a través de la satisfacción de sus necesidades elementales de curiosidad, cognición,
expresión, fantasía, juego, afectividad, comunicación e inventiva en los niños de Educación Inicial.

La literatura infantil incluye libros muy diversos, desde obras clásicas de la literatura a libros ilustrados y
relatos de fácil comprensión escritos exclusivamente para los niños. Los géneros más frecuentes y más
apreciados por los más pequeños son los cuentos de hadas, las fábulas, las canciones de cuna y los
cuentos populares, transmitidos, generalmente, de forma oral.

En los inicios los libros que se elegían para los niños, eran sobre todo aquellos que podían tener un
contenido moral o didáctico, es decir, que podían servir de enseñanza o permitían aprender normas de
conducta o comportamiento.

Origen e Historia de la Literatura Infantil

Es la literatura infantil; que hoy tiene una presencia grande, al menos formal y de rótulo. Inexistente fue
antes del siglo XIX ya que la historia de la infancia nos dice que el niño oyó y leyó siempre lo que el mundo
adulto oía y leía. Adaptaba a su necesidad héroes y situaciones. Se dice que hasta los hermanos Grimm,
que de 1812 a 1825 redactaron sus Cuentos de la infancia y del hogar, no hay literatura infantil. Aunque
estos investigadores, filólogo y jurista, no tuvieron como objeto al niño sino la búsqueda del pasado, de la
identidad germana. Aparece una extraña isla en el siglo XVII Perrault, aunque el francés también escribió
para adultos, los cortesanos de Versalles y la Corte de Luis XIV. Pero lo hizo con afectada ingenuidad y
desenfado, por ello los pequeños pronto hicieron suyos los Contes de Ma Mere l'Oye. Hoy la importancia de
la literatura infantil corresponde también a la entrada de su destinatario como consumidor. Consumo y
necesidad, editores, público y autor, en fenómeno complejo que estudia la Sociología de la Literatura.

Sabemos bien, por otra parte, que hoy se impone al lado de los libros el mundo de la imagen de los medios
de comunicación social. Libro e imagen coexisten con una menor fortuna, aparentemente, para el primero.
Aun así, en el nuevo tiempo de la «aldea electrónica» el libro infantil se multiplica y sigue cumpliendo su
cometido. Conviven tradición y técnica y los resultados sobre el hombre nuevo comienzan ya a ser
conocidos. Estudiaremos más adelante el mundo de la imagen. Sigamos ahora nuestro camino.

Dada la evolución del niño, la literatura se le ofrece en la doble muestra oral y escrita. En la primera infancia,
aún no capacitado para leer, oye desde siempre los cuentos que se transmiten de manera tradicional. La
palabra dicha que es la forma originaria, con la presencia del narrador generalmente femenino y familiar,
con los valores de entonación, ritmo, sugerencia de los gestos. Sobre todo, la vinculación a la voz, que
sumerge al niño en atmósfera especial, «numinosa». Oír primero, leer luego, pero exigiendo en ambos
casos la salida de sí mismo, el tiempo detenido, en cualquier edad. Muchos pueden decir con Schiller, bien
lejano ya, que hay más honda significación en los cuentos de su infancia que en la verdad que la vida
enseña («Piccolomini», acto III, esc. IV). La literatura oral (antinomia de lo dicho y de lo escrito, la más
propiamente «oratura») está en el nacimiento de la comunidad. Por ello el valor pedagógico de la épica
primitiva, del rapsoda, juglar, que, en el comienzo de la cultura narra, precisa arquetipos, modelos o
rechazos, valores morales. Hay pretensión didáctica. Lo que comunica «son fábula docet con deseo de
fragua y orientación social» (Snell, 1964, 183). Así en el niño, que tiene sus juglares domésticos,
cumplidores de esta función a veces inconsciente. Niño y colectividad en su estadio primero. Quizás se ha
exagerado al decir, de la mano de Haeckel, que el hombre en su peripecia evolutiva reproduce el proceso
de la humanidad. Más que la humanidad habría que decir humildemente del desarrollo de una unidad
cultural. A pesar de la exageración la analogía existe. El grupo social que nace se conforma en la lengua
con la épica ingenua, los mitos, los rituales, que resuelven de manera emocional sus preguntas y
desamparo primordiales. Ya vendrán etapas en que el logos someta a disciplina el tejido mágico del mito y
para bien o para mal el mundo se desacralice o desencante. El niño tiene como el hombre necesidad
primero de conformación afectiva a través de los relatos, por ello los narradores dotados, dentro y fuera de
la familia, le proporcionan estos asideros.

Nos preguntamos por la existencia de la literatura infantil. ¿Hay una esfera de creación para la infancia y la
adolescencia? Se suele decir que no hay más literatura que la que no tiene calificativos que limiten el
término. La edad no es criterio de diferenciación. Se niega su calidad. La literatura infantil sería la
acomodación poco valiosa de las creaciones adultas a la mentalidad y experiencia insuficientes del niño. En
este sentido los testimonios son abundantes, desde Juan Ramón Jiménez a Walter Benjamín. El más
inmediato es Croce, que niega la existencia del arte con adjetivos. Conocemos su rechazo de los géneros
tradicionales, división artificiosa basada en la tradición grecolatina, propia por tanto de un tiempo. No
géneros, no literatura infantil, hacer arte para niños es subordinar la libre expresión y la libre visión a una
finalidad espuria. Para el esteta napolitano el arte es intuición y la intuición vale tanto como teoría (en el
sentido originario de contemplación). Por ello el arte no puede ser un acto utilitario. Siempre insistió el
neoidealista Croce (1947, 20, 54) en el que si el acto utilitario trata siempre de producir un placer o evitar un
dolor, el arte nada tiene que ver con la utilidad, con el placer o el dolor.

En la Edad Media, no existía una noción de la infancia como periodo diferenciado y necesitado de obras
específicas, por lo que no existe tampoco, propiamente, una literatura infantil. Dado el acaparamiento del
saber y la cultura por parte del clero y otros estamentos, las escasas obras leídas por el pueblo pretendían
inculcar valores e impartir dogma, por lo que la figura del libro como vehículo didáctico está presente
durante toda la Edad Media y parte del Renacimiento. Dentro de los libros leídos por los niños de dicha
época podemos encontrar los bestiarios, abecedarios o silabarios. Se podrían incluir en estas obras algunas
de corte clásico, como las fábulas de Esopo en las que, al existir animales personificados, eran orientadas
hacia este público.

Llegado el siglo XVII, el panorama comienza a cambiar y son cada vez más las obras que versan sobre
fantasía, siendo un fiel reflejo de los mitos, leyendas y cuentos, propios de la trasmisión oral, que ha ido
recopilando el saber de la cultura popular mediante la narración de estas, por parte de las viejas
generaciones a las generaciones infantiles. Además de escribir estas obras o cuentos, donde destacan
autores como Charles Perrault o Madame Leprince de Beaumont. En esta época, además, ocurren dos
acontecimientos trascendentes para la que hoy se conoce como Literatura Infantil, la publicación, por un
lado, de Los viajes de Gulliver-Jonathan Swift y, por otro, de Robinson Crusoe.

Fundamentalmente comprendamos que al hablar de literatura para niños no solo se remite a cuentos sino,
también, engloba lo que son canciones, fabulas, pequeñas obras de teatro, etc. Lo que hace interesante a
esta literatura es que trata de hacer que los niños se transporten a otro lugar, que desarrollen la imaginación
y la creatividad, mediante esto vamos a conseguir, niños que lleguen a apreciar y amar el encanto que tiene
cada una de las palabras. Pero después de hablar de literatura infantil conozcamos más sus orígenes y
como ella fue desarrollando para convertirse en una herramienta esencial en la educación de nuestros
niños.

Debemos sus pequeños orígenes en la edad media donde hubo unos pequeños inicios del libro y
didactismos, pero tomemos también en cuenta que no todas las personas tenían acceso a la lectura de
libros. La mayoría de los libros que existían eran guardados y los pocos libros a los que se tenían acceso
eran nada más para inculcar religión. Esto quiere decir que los pocos libros que existían no eran dirigidos
para el público infantil.

No obstante, en el siglo en el siglo XVII aparecen obras que se refieren a fantasías de leyendas propias de
la cultura popular de dicha época, las cuales eran leídas por un adulto para los niños. Mediante esto dicha
literatura comenzó a tomar importancia en dicho siglo, pero fueron Charles Perrault, los hermanos Jacob y
Wihelm Grimm quienes reunieron fábulas, cuentos que encerraban mucha sabiduría y transmitían una
moraleja y que ahora son muy conocidos por nosotros tales como: Caperucita Roja, Blanca Nieves, Hansel
y Gretel, etc. Algo importante que sucedió en este siglo y llego a tener gran trascendencia fue la publicación
de un libro con ocho cuentos creado por Perrault en el año de 1697. Podemos decir que en este siglo fue
donde surgieron las raíces para los que sería después la literatura infantil.

En el siglo XIX con el movimiento romántico el cual abre un gran espacio a literatura infantil, donde muchos
autores empiezan a editar obras para el público más joven, como tenemos por ejemplo a los hermanos
Grimm quienes en los años de 1812 y 1819 publicaron varios cuentos populares en forma de libros, los
cuales tuvieron y tienen mucha aceptación, desde ese entonces muchos escritores se proporcionaron la
labor de salvar muchos cuentos que ahora forman parte de la literatura infantil.

Gracias a las nuevas tecnologías que aparecen en el siglo XX a esta literatura infantil se le agregan muchos
pictogramas en donde los cuentos no van a ser solo palabras, sino que tienen la posibilidad de ser
acompañados de imágenes que lograran captar la atención de los niños más pequeños.

En el siglo XX la literatura infantil tiene una gran importancia ya que esta se encuentra consolidada en todos
los países y más aún en países occidentales donde las ventas por libros literarias infantiles son muy altas.
Uno de los autores más reconocidos en esta época es el poeta Juan Ramón Jiménez quien con su estilo
seduce a los lectores de todas las edades, lo que atrapa de este autor son su pensamiento mágico y tierno
ofrece a las personas un margen de fantasía.

Y por último en el siglo XXI la literatura para niños tiene diferentes formas de manifestarse ya que estas han
ido atravesando un largo camino para convertirse lo que hoy es, una de las herramientas básicas en la
educación ya que mediante ella los niños pueden desarrollar su lenguaje, imaginación creatividad y provee
de los más enriquecedores conocimientos a nuestros niños.

Para concluir podemos decir que la literatura infantil fue comenzando como leyendas para adultos, pero al
darse cuenta de las necesidades que tenían los niños, esta fue modificándose hasta llegar a ser una forma
clara y divertida de llegar a los niños. Tomemos en cuenta que el inculcar valores o enseñar algo a nuestros
niños lo podemos logra al contarles una historia donde ellos se sientan identificados u otra donde le
transporte a un mudo imaginario. Tratemos de afinar que las literaturas infantiles son libros que contienen
palabras, imágenes, pero dependerá de nosotros de llenarles a esos libros con polvitos mágicos que harán
que el niño desarrolle su creatividad e imaginación, nosotros los lectores y oyentes somos los que damos
vida a esas historias tan divertidas. Lo que los padres no saben que el amor por la literatura lo vamos a
inculcar a los niños desde el momento en que nacen, ya que, al cantarles una canción de cuna, al
dedicarles un poema verso les estamos transmitiendo ese amor literario, dejemos que los niños exploren
ese mundo lleno de fantasía, que nos ofrece la literatura infantil.

Características generales de la Literatura infantil.

a. Calidad literaria
El escritor de libros infantiles, lo mismo que el que escribe para un público de gustos concretos, ha de
tener en cuenta una serie requisitos si, por supuesto, quiere complacer a sus lectores. Un poeta que se
propone escribir un soneto debe someter su idea y su expresión a los moldes del soneto, de lo contrario
su fracaso como sonetista es evidente. El que escribe para niños ha de cumplir unas normas
determinadas o, de lo contrario, no llegará a ser leído por aquellos a los que teóricamente quería
complacer. Se ha de tener en cuenta que someter la expresión literaria a unas normas preestablecidas
siempre será un reto y no una traición a la libertad creativa ni a la Literatura. La respuesta a tal reto
puede ir en ocasiones en contra de la calidad literaria, pero también puede potenciarla. Es cuestión
absolutamente relativa, independiente de los resultados.

b. Adecuación a la capacidad receptora del lector infantil.


La adecuación a la capacidad receptora del público infantil supone que los libros para niños deben
responder a las necesidades de desarrollo integral del niño y a sus gustos según la edad cronológica y
mental, y ser adecuados a su capacidad lectora o receptora en general, entendiendo por tal capacidad
tanto la competencia perceptiva como comprensiva

Y es de añadir que, después de dar por sabidas y respetadas las aseveraciones anteriores, procede
aclarar que los epígrafes que siguen pretenden, sobre todo, servir de orientación para seleccionar
lecturas para los niños entre las múltiples ofertas de las editoriales, las cuales, no siempre son rigurosas
a la hora de decidir sus publicaciones.

Temas:
 concretos del entorno familiar
 de iniciación a la percepción de la realidad

Rasgos argumentales:
 de acuerdo con los temas (entorno familiar salpicados con elementos ficticios y fabularios… episodios
relacionados con la vida próxima: cocina, lavado de ropa, compras, arreglos caseros, de vehículos…).
Animales humanizados. A medida de su crecimiento: marcos fantásticos (castillos, bosques, campo,
mares…)

Estructuras temáticas:
 lineal, de partes bien diferenciadas: presentación, nudo, desenlace; problema-solución; causa-efecto...

Formas de expresión:
 Formas de expresión: narrativa y expositiva

Desenvolvimientos:
 ficticio y fabulario; -lúdico

Fuente: Elizagaray, Alga Marina. Niños, autores y libros. __ La Habana: Ed. Gente Nueva, 1981

Actividad.
 Leer detenidamente el texto de Literatura Infantil y elaborar un mapa conceptual
 Argumente por qué la literatura infantil es fundamental en Educación Inicial (máximo una página)
 Como definiría Usted a la Literatura Infantil, después de leer las definiciones de los diversos autores
 Elabora tres conclusiones acerca de la literatura infantil y sus orígenes
 La tarea debe ser entregada hasta el día viernes 17 de abril del presente

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