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8.1. Antecedentes
Al hablar de la duración de los contratos de trabajo, la duración de estos, con la excepción de los
contratos a plazo fijo, como los concertados para la explotación de minas y otros, se configura en
dos aspectos principales: por tiempo indefinido, que es la regla general, y el que se limita a la
duración de una obra y que se conoce como contrato de obra terminada.
En todos los casos pueden presentarse circunstancias que, antes de la fecha normal de
terminación, justifiquen la suspensión de los propios contratos. A continuación, se hace referencia
a los casos que la doctrina cita, como casos de suspensión de los contratos individuales.
A continuación, se hará una enumeración de los casos de suspensión de los contratos de trabajo,
presentados por la doctrina y, generalmente aceptados en diversas legislaciones latinoamericanas.
Para el caso guatemalteco, algunos de estos casos son regulados en el capítulo que contempla la
institución de suspensión en el Código de Trabajo, aunque no con la trascendencia que en la
doctrina poseen, en relación a cada uno de ellos se hará referencia después de analizar la cita
doctrinaria.
En este caso en particular, se estima que es causa de suspensión temporal de las obligaciones de
prestar el servicio y pagar el salario, sin responsabilidad ni para el trabajador, ni para el patrono, el
hecho de que el primero contraiga una enfermedad contagiosa. Parece innecesario explicar esa
causa de suspensión, pues es natural que, en beneficio del patrono y de los demás trabajadores,
se retire al enfermo contagioso del medio laboral, pero se considera que esta causa sólo tiene
lugar cuando se trata de una enfermedad curable en la que cuando menos, hay recursos médicos
para evitar el carácter contagioso del mal. Cuando el trabajador haya sanado, el patrono debe
recibirlo nuevamente a su servicio, quedando a este respecto la deuda de por cuánto tiempo está
obligado a esperar el regreso de aquél.
Las leyes de seguridad social, aparentemente solucionan el problema, pero olvidan que no se ha
implantado el régimen del seguro social de cobertura universal, pues dispone que la suspensión
surtirá efectos desde la fecha en que el patrono tenga conocimiento de la enfermedad contagiosa,
hasta que termine el período fijado por el Seguro Social, sin que la suspensión pueda exceder el
término fijado en la ley del Seguro social para el tratamiento de enfermedades que no sean
consecuencia de un riesgo de trabajo.
Se ha sostenido por criterio casi unánime de los doctrinantes y análogo a lo que disponen las leyes
de la materia, que el patrono está obligado a esperar al trabajador hasta por un año.
En el caso guatemalteco, existe la suspensión por enfermedad hasta nueva orden, conocida como
suspensión por enfermedad por tiempo indefinido. Esta clase de suspensión de acuerdo con la ley
dura todo el tiempo que el trabajador permanezca enfermo, pues ningún caso tendría el seguro
social, sí la suspensión fuese temporal, aunque la enfermedad permanezca.
Otra causal de suspensión consiste en la prisión preventiva del trabajador seguida de sentencia
absolutoria y en fracción por separado se incluye también el arresto del trabajador. Respecto de la
primera se establece que si el trabajador obró en defensa de la persona o de los intereses del
patrono, tendrá éste la obligación de pagar los salarios que hubiese dejado de percibir aquél. La
solución parece justa, pues debe considerarse el caso, de que un agente de seguridad rechace el
asalto de malhechores al local de trabajo y como consecuencia de ello lesione a alguno de tales
delincuentes. Sería injusto que el tiempo que dure en prisión el agente de seguridad fuera sin goce
de salario, no obstante que la causal inicial de tal detención haya sido el pretender cumplir con su
deber. No es extraño, sin embargo, que puedan surgir muchos conflictos, cuando el trabajador se
exceda en la defensa de la persona o intereses del patrono; pero en tales casos seguramente que
los tribunales respectivos dirimirán el problema respectivo.
Por otro lado, también existe la posibilidad de que el trabajador procesado obtenga su libertad
mediante una medida sustitutiva, que le permite disfrutar de libertad, aunque sea restringida, sí
debe presentarse periódicamente ante su juzgador y no le es permitido ausentarse del lugar en
que se tramita el proceso.
La resolución de la libertad bajo medida sustitutiva en nada prejuzga sobre la culpabilidad o no del
acusado. Pues bien, en estas condiciones, se concluye que, no por disfrutar de libertad por
sustitución de la medida de coerción, el trabajador, cambia su situación laboral, ya que aquí,
nuevamente aparece la presunción de inocencia hasta que no se dicte la sentencia en la que se le
pueda declarar culpable, manteniéndolo hábil para laborar. Por consiguiente, al recuperar su
libertad en cualquier forma, el trabajador debe reanudar sus labores, por lo tanto, el empleador
no puede negarse a recibirlo en el trabajo. Así acoge nuestra legislación laboral, la situación del
trabajador que habiendo sido detenido y sujeto a proceso, recupera su libertad de manera
definitiva.
En este caso de suspensión individual de las relaciones de trabajo, es explicado por la doctrina de
la manera siguiente: Regularmente, existe la obligación para todos los habitantes de un país, con
las variantes naturales, ciudadanos o no ciudadanos, de cumplir con los servicios de las armas o de
los jurados, del desempeño de cargos públicos y de elección popular directa o indirecta. Para que
esta obligación no signifique un daño, tratándose de trabajadores, la ley establece ahora la
obligación de suspender temporalmente las relaciones individuales de trabajo, mientras que se
cumplen los deberes a que se refiere este precepto.
Por otro lado, encontramos cuando es obligatorio el alistarse y servir ala patria, para asegurar y
defender la independencia, el territorio, el honor, los derechos e intereses de la patria, así como la
tranquilidad y el orden interior. También para este caso, o sea el de la conscripción militar,
expresamente se dispone la obligación de suspender los efectos de las relaciones de trabajo.
En el caso guatemalteco, el Código de Trabajo, en su Artículo 207, señala que: “En el caso de que
algún miembro del sindicato ocupará algún cargo político remunerado, procederá la suspensión
total de la relación de trabajo, mientras dure aquella circunstancia”.
Como puede advertirse, nuestra legislación prevé este caso de suspensión, sólo en lo relacionado
con trabajadores miembros de organizaciones sindicales a quienes si reconoce el derecho de que
se les suspenda su relación de trabajo en el caso de que pasaran a ocupar cargos públicos por
elección popular. Esta puede considerarse una forma extraordinaria de suspensión individual de
los contratos de trabajo.
Se considera también como causal de suspensión, la falta de documentos que exijan las leyes y
reglamentos para la prestación del servicio, cuando el hecho sea imputable al trabajador. Este
caso no parece muy acertado, porque si el trabajador es responsable de no haber cumplido con lo
dispuesto en las leyes y reglamentos, no debe ser contratado para el puesto de que se trate, y si
tal cosa ocurrió en la relación de trabajo debe desaparecer. No existe similitud entre este caso y
aquellos en que la enfermedad, el accidente o la prisión preventiva seguida de sentencia
absolutoria justifican una suspensión y no una terminación de las relaciones laborales.
La suspensión de un contrato de trabajo sólo implica que las partes dejen de estar obligadas a
cumplir con las obligaciones de carácter positivo, como lo son el pago de salario, por parte del
patrono, y la prestación del servicio, por parte del trabajador, más no las que consisten en
abstenciones, como parte de los derechos de fidelidad y lealtad que el trabajador debe guardar
para con su empleador ya que no puede considerarse que el vínculo jurídico de trabajo haya
dejado de existir, pues de admitirse, se llegaría al absurdo de considerar que no incurre en falta el
trabajador, que debiendo mantener los secretos de fabricación de su patrono, durante una
licencia los revela y lucha con ellos, dé mal trato a su patrono o a los familiares de éste, o incurra
en las diversas prohibiciones legalmente consideradas como casos de rescisión del contrato de
trabajo.
Por tanto el hecho de que el trabajador estuviera gozando de una licencia sin goce de sueldo, con
su contrato de trabajo suspendido, no lo autoriza para dedicarse a una actividad que implique
hacerle competencia a su patrono.
8.3.1. Clasificación
Las causas de suspensión individual parcial se encuentran contenidas en el Artículo 66 del Código
de Trabajo, y son:
Las licencias, descansos y vacaciones remunerados que impongan la ley o los que conceda
el patrono con goce de salario;
Las enfermedades, los riesgos profesionales acaecidos, los descansos pre y post natales y
los demás riesgos sociales análogos que produzcan incapacidad temporal comprobada
para desempeñar el trabajo; y
La obligación de trabajo sin goce de salario adicional que impone el Artículo 63 inciso “E”.
Cuando el incumplimiento de las obligaciones fundamentales de las partes dentro del contrato de
trabajo, afecta a una sola relación de trabajo, y ambas partes de la relación laboral, es decir el
trabajador y patrono, dejan de cumplir con sus obligaciones fundamentales (el patrono deja de
pagar el salario o bien, el trabajador deja de prestar el servicio). Un ejemplo concreto de esta clase
de suspensión es la Licencia sin goce de salario por cualquier motivo otorgue el patrono al
trabajador, pues ni el patrono, ni el trabajador cumplirán con aquellas obligaciones fundamentales
durante el tiempo en que se haya otorgado aquella licencia.
Las causas de suspensión individual total se encuentran contenidas en el Artículo 68 del Código de
Trabajo, y son:
Las licencias o descansos sin goce de salario que acuerden patronos y trabajadores;
Los casos previstos en el Artículo 66, inciso B, una vez transcurridos los términos en los
que el patrono está obligado a pagar medio salario, como se alude en el dicho Artículo; y
La prisión provisional, la prisión simple y el arresto menor que en contra del trabajador se
decreten.
Cuando el incumplimiento de las obligaciones fundamentales de las partes dentro del contrato de
trabajo, afecta a la mayoría o a la totalidad de las relaciones de trabajo existentes en un centro de
trabajo, y solo una de las partes de la relación laboral, es decir trabajadores o patrono, dejan de
cumplir con su obligación fundamental. Un ejemplo concreto de esta clase de suspensión es la
huelga declarada legal y posteriormente declarada justa, a consecuencia de la cual, el patrono
deberá pagar los salarios que los trabajadores hayan dejado de percibir durante el tiempo en que
aquellos se mantuvieron holgando.,
Las causas de la suspensión colectiva parcial se encuentran contenidas en el Artículo 70 del Código
de Trabajo, y son:
Cuando el incumplimiento de las obligaciones fundamentales de las partes dentro del contrato de
trabajo, afecta a la mayoría o a la totalidad de las relaciones de trabajo existentes en un centro de
trabajo, y ambas partes de la relación laboral, es decir trabajadores y patrono, dejan de cumplir
con su obligación fundamental. Por ejemplo, la huelga declarada legal y posteriormente declarada
injusta, en cuyo caso, ni los trabajadores prestaron el servicio, ni el patrono no está obligado a
pagar los salarios que los trabajadores hayan dejado de percibir por el tiempo que holgaron.
Ahora bien, en el caso de las suspensiones colectivas, la legislación laboral prevé algunos efectos
excepcionales, que podrían darse como consecuencia de que la suspensión colectiva producida
con motivo de la falta de materia prima que no sea imputable al patrono o la muerte del patrono,
o cualquier otro caso de fuerza mayor o caso fortuito, se hubiese prolongado de manera
indefinida, en este caso el Artículo 74 del Código de Trabajo, establece el derecho para el
empleador de dar por terminados los contratos de trabajo de todos los trabajadores que hubieren
holgado, siempre que hubieren transcurrido más de tres meses desde que se inició la suspensión,
con motivo de haberse declarado la legalidad de la huelga, con la única condicionante que debe
pagar a los trabajadores la indemnización correspondiente.
Concluida la suspensión colectiva de trabajo, cualquiera de las partes debe notificar a la Inspección
General de Trabajo, para que ésta proceda a informar de la reanudación de las labores a los
trabajadores y estos puedan incorporarse a las mismas dentro de los quince días siguientes a que
se haya publicado el primero de tres avisos que se harán circular por aquella dependencia
administrativa de trabajo en el Diario Oficial y en otro de mayor circulación.
La diversidad de formas de ponerle fin a las relaciones jurídicas, por voluntad de las partes o
interesados, forzosamente o de modo fortuito, han recibió en la doctrina el nombre técnico de
extinción, que se refiere genéricamente a las acciones, los derechos y las obligaciones, así
como a innumerables instituciones, por cuando implica todo género de cese, cesación,
termino, conclusión, final o desaparición de personas, cosa o situación y, a veces, de sus
efectos y consecuencias también.
Como resulta normal, en el tecnicismo jurídico, no existe terminología unánime en lo relativo a
la terminación del contrato de trabajo, que parece ser el asunto más elástico en la materia.
Alejandro Gallart Folch, en relación a la extinción del contrato de trabajo señala: “se
confunden los términos, se aceptan infundadamente cual sinónimos o s e contraponen sin ser
antitéticos. Con dicción poco técnica se propone hablar de terminación del contrato de
trabajo. Otras veces se agrupan, con olvido de las sutilezas diferenciadoras, o se presentan
como inconciliables, no obstante afinadas, los vocablos de extinción, disolución, resolución,
rescisión, revocación, ruptura y despido: además de otros menos usuales entre los juristas,
como los de cesación y terminación.
Sin embargo, a lo dicho por aquel autor, de acuerdo con las normas internacionales de trabajo,
la denominación de terminación de contrato de trabajo para identificar el din de la relación
laboral, es correcta a tal cuenta que nuestro código de trabajo aso la denomina.
Por su lado, Osvaldo de Jesús Lima, en relación a terminación del contrato de trabajo nos
habla de resolución para identificar el fin del mismo y al respecto señala: “la resolución
proviene del latín resolvere, soltar o desatar; y así se dice que es resuelto el contrato cuantas
veces es destruido retroactivamente por causa distinta a una nulidad inicial. Esta destrucción
retroactiva de un contrato, reconocida como valida no puede obrar sino en virtud de una
voluntad expresa o tacita de las partes. La resolución supone siempre que ellas le han dado al
contrato un consentimiento condicionado, con vistas a que se produzca una eventualidad
determinada.
Otra corriente doctrinaria, prefiere la denominación de disolución para identificar el fin del
contrato de trabajo, y señala que: disolución es tecnicismo que se prefiere por su generalidad,
por cuanto posee los significados de separar y desunir y también lo más enérgicos de
deshacer, destruir, con ciertos limites erigidos por derechos de terceros y e interés social que
la relación haya engendrado.
No obstante, las consideraciones anteriores, es importante ver las causas que la doctrina
considera, pone fin a los contratos:
Las causas que ponen fin a los contratos, sin retroactividad, son:
La revocación; y
La rescisión.
Estas últimas modalidades invalidadoras no se aplican más que a algunos contratos particulares.
Los intereses privados que afectan al trabajador y el interés público por la producción, la paz social
y la estabilidad de los medios de subsistencia llevan a que la legislación laboral limite o restrinja las
causas de disolución del contrato de trabajo, salvo la auténtica y reciproca voluntad de las partes.
Garantizar al trabajador contra la denuncia arbitraria de l contrato de trabajo o frente a la súbita
extinción del mismo ha constituido una preocupación dominante en los Estados modernos.
El contrato de trabajo, que posee la característica de los llamados de inicio sucesivo, por la
ejecución reiterada de las obligaciones que origina, suele presentar la particularidad de haberse
concertado, al menos tácitamente, por tiempo no determinado en su duración. No por ello puede
dejarse sin efecto en cualquier momento y sin más que la manifestación de voluntad de una de las
partes, se requiere para ello la existencia de una causa justificativa, pues, de lo contrario, la
actualidad de quien rompe el vinculo puede considerarse como lesiva para los intereses de la otra
parte contratante y por lo tanto, causa bastante para responder de los daños y perjuicios que
ocasione por lo anterior.
La extinción mas frecuente del contrato de trabajo consiste en la denuncia unilateral por una de
las partes (renuncia). Tal actitud resulta consubstancial a veces con la naturaleza indefinida en el
tiempo que presenta el contrato de trabajo, y porque se preceptúa como una de las pocas formas
que permite terminar el contrato de trabajo, sin responsabilidad para las partes de la relación
laboral.
De lo anterior, puede advertirse que cuando la disolución del contrato de trabajo se produce por
hechos imputables al trabajadores, se dice que el despido es justificado, si dicho hechos no
resultan imputables al trabajador o no constituyen causal de disolución del contrato, el despido es
injustificado. Enfocado el término de la actividad laboral desde el lado del trabajador, cuando este
se encuentra imposibilitado para cobrar sus prestaciones y debe disolver el vínculo contractual por
hechos imputables del patrono, se habla de despido indirecto, y si el trabajador pone sin justa
causa termino al contrato, se considera que ha hecho renuncia o dimisión de su empleo. Es
precisamente de esta forma como lo recoge nuestro código de trabajo al hablar de forma de
terminación por causa imputable a una de las partes.
Antecedentes históricos.
Con referencias a la extinción del contrato de trabajo y con la ruptura que el despido configura, el
Fuero Viejo de Castilla, acerca del mancebo contratado por tiempo cierto, disponía que: si el señor
le echase de casa sin culpa de él, otro si le debe perchar -pagar- la soldada doblada. El Fuero Real
preceptuaba análogamente: que si algún hombre cogiese -contratarse- a otro a soldada y le
echare de su casa antes del pazo sin su culpa, dele toda su soldada del año y si el mancebo dejare
al señor antes del plazo sin su culpa, pierda la soldada, y péchele otro tanto.
De manera más coherente, el código comercio Español de 1829 adoptado en su época por varios
países americanos, aun después de su independencia, establecía diversas causas de despido, así
como instituía el preaviso. De ese modo, tal código se erige como un antecedente de interés en
relación con la posterior legislación laboral.
Los ante cenetes históricos sobre la terminación del contrato de trabajo no representan sino
simples precedentes respecto a relaciones jurídicas de naturaleza distinta y con caracteres
diferentes del actual contrato de trabajo.
Ahora bien, en relación a los antecedentes de la terminación del contrato de trabajo, hasta la
expiración del siglo XIX se estimaba, con razón o sin ella, que no era posible cercenar el derecho
amplio de los patronos para elegir a los trabajadores a su servicio, y en consecuencia, poder
prescindir de ellos cuando ya no les convinieran. Ese derecho de elección tenía como corolario
obligado la facultad patronal de poder disolver, por si y ante sí, el contrato de trabajo. Los
patronos no tenían que invocar legítimos y justificados motivos; era ley su simple y unilateral
voluntad. Pero, al mismo tiempo, los trabajadores tenían aparentemente al menos, la facultad de
abandonar su trabajo y declarar, en esa forma, por finalizado éste.
Pero, en realidad, la posición de las partes no era de igualdad. Allí donde la mano de obra
escaseaba, el contrato tenía cierto carácter obligatorio, que nacía de los anticipos hechos a los
trabajadores a cuenta de salarios por devengar; así se les forzaba a mantener su contrato, so pena
de ser perseguidos por defraudadores. Allí donde la mano de obra era abundante, el trabajador no
podía abandonar su trabajo, por el riesgo de verse condenado a pasar hambre y miseria.
En relación a lo mencionado, desde fines del siglo diecinueve, tímidamente primero y con
resolución después, se declaro que no constituía potestad unilateral de las partes contratantes la
terminación del contrato de trabajo sin causa justificada. De esa manera surgió la estabilidad legal
que se fue implantando en todos los ordenamientos jurídicos y que también fundió la estabilidad
relativa, que mantiene la facultad patronal para despedir, pero con forzosa indemnización cuando
sea sin justa causa.
Causas extintivas
a) Contrato de prueba
b) Contrato a plazo cierto o de duración determinada
c) Contrato por obra o tarea concreta, por una sola vez
Por nulidad del contrato, la que se puede dar por simulación o reducción de las condiciones de
contratación del trabajo.
a) Cesión o traspaso
b) Por quiebra
c) Por prisión del trabajador
a) La decisión unilateral;
b) El mutuo consentimiento; y
c) La causa imputable a una de las partes.
El despido abusivo
La expresión abuso del derecho encierra una antítesis o paradoja jurídica, porque donde el abuso
comienza, allí termina el derecho. Sin embargo, lógica o no, la locución y la teoría que en torno a
ella se ha desenvuelto, se refiere al ejercicio de una potestad jurídica mas para perjuicio ajeno que
en beneficio propio. Constituye un empleo antisocial de una facultad jurídica. Se concreta en una
acción u omisión, positivamente protegida, que lesiona un legítimo interés, desprovisto de
correlativa o adecuada defensa.
En el derecho romano, el principio: quien usa de derecho a nadie perjudica, parecía inconciliable
con la doctrina moderna que le pone límites al ejercicio del derecho o analiza los fines con que se
ejercita.
La teoría moderna sobre el abuso del derecho se articulo en los siguientes términos por Mario
Deveali: “Los derechos no son casi nunca absolutos; la mayoría están limitados en su extensión y
sometidos para si ejercicio a condiciones diversas. Cuando se sale de esos límites, o no se
observaron esas condiciones, uno se desenvuelve, en realidad, sin derechos. Puede haber abusos
en la conducta de los hombres, pero no cuando estos ejercen sus derechos, sino cuando los
rebasan; el hombre abusa de las cosas, pero no de los derechos.
Por otro lado, se estima que no solo a través de una tesis que cabria de calificarse de social ocupa
el abuso de derecho, como teoría, papel preponderante en el contrato de trabajo, sino en lo que
respecta a la terminación del mismo, enfocada como decisión abusiva cuando se adopta
unilateralmente y sin justa causa.
Se considera de utilidad la teoría del uso abusivo del derecho en relación al contrato de trabajo,
especialmente para aquellos casos en que el patrono procede diferenciando a su antojo entre los
trabajadores que se encuentran en la misma situación jurídica. Asimismo, cuando el empresario
aduce una clausula contraria a los intereses de los trabajadores en perjuicio de uno de ellos, y no
adopta la misma determinación con respecto de otros, podría decirse que obra contra la equidad y
hace uso abusivo del derecho que tiene para actuar de esa manera. Sin embargo, sin necesidad de
hablar de un abuso del derecho, se puede llegar a la misma condición si se tiene en cuenta el
principio de igualdad ante la ley, cuya justicia es innegable; y que deriva de aquel otro, de
aplicación en derecho laboral, de no establecer diferencias entre los trabajadores, en tanto que
estas no Esten justificadas en una causa derivada del propio contrato de trabajo, esto es, de la
propia prestación del servicio.
De lo anterior se desprende que el ejercicio del derecho a despedir por parte del empleador, debe
tener un motivo legítimo ya que, en caso contrario, implicaría un abuso que expondría al mismo a
resolver un despido sin justa causa y a su consiguiente condena por daños y perjuicios.
Puede afirmarse que se presenta el abuso del derecho como un acto calificado como ilegitimo e
imputable al patrono. Esto no excluye que también el trabajador pueda terminar el contrato de
trabajo de forma brusca o con ánimo de perjudicar al patrono, sin cumplir con el preaviso que
establece el código de trabajo y que alteraría la continuidad de las labores en la empresa.
Al tratar las características típicas del contrato de trabajo se ha puesto de relieve, entre las
fundamentales, la estabilidad, por cuanto la prestación de los servicios no son los transitorios o
temporales; sino aquellos otros revestidos de la necesaria duración para plasmarse en relaciones
con continuidad. Al propio tiempo se ha delineado la dualidad de permanencia en el desempeño
de las tareas: la estabilidad relativa o durabilidad, mínima garantía para el trabajador,
indemnizable cuando se le despida sin justa causa, y la estabilidad absoluta o perdurabilidad, que
consolida el nexo del trabajador con la empresa por cuanto solo puede ser dado de baja en la
misma con justificada causa.
Esta segunda especie que acogió el primer código de trabajo guatemalteco en 1947 y que
posteriormente fue derogada, se confunde con la permanencia y por aquella, el trabajador
incorporado a la empresa aparece como elemento necesario a esta, que tiene una especie de
propiedad de su empleo. Cuando el trabajador aparece unido a la empresa por una relación de
carácter permanente, de forma continuada, la terminación del contrato de trabajo no puede
producirse, salvo que medien causas graves o justificadas. Por ello, la estabilidad en el empleo
limita la autonomía del patrono para poder disolver el vínculo laboral.
Concepto
Ahora bien, para ser mas precisos, cabe definir la estabilidad absoluta como el derecho del
trabajador para conservar su puesto mientras lo desee y el patrono carezca de causa justa para
poderlo despedir.
Puede advertirse que son evidentes la diferencias que existen entre el despido de un trabajador y
la renuncia de este, pues , resulta insólito que una empresa se paralice porque sus operarios se
alejen, siempre que se encuentran sustitutos, quizás no iguales, que permiten proseguir la
producción. En cambio, el drama del despido que no obtiene nueva ocupación constituye dolorosa
experiencia de todos los países, en ciertos momentos al menos.
Fundamento
El trabajador que sufre un leve accidente en su trabajo, no imputable a él, y es despedido por el
patrono para evitarse el pago de los jornales de aquel, durante el tiempo de curación, la mujer
obrera que, en estado de gravidez, pierde su empleo, el empleado que es despedido sin justa
causa en época de crisis, para ser sustituido por otro que, a falta de méritos, cuenta con mayor
influencia con el patrono o se aviene a ganar menos salario, quizá con arreglos clandestinos;
quienes a falta de leyes son sancionados con el cese de su trabajo, todos ellos dependen de la
garantía de estabilidad establecida dentro del contrato de trabajo para evitar el abuso del
empleador.
Los principios que emanan del derecho administrativo, se intercalan con los de trabajo, y así como
en aquel derecho se determina que el empleado sirve a la función y no la función al empleado, de
igual manera cabe decir que el trabajador sirve a la producción y no la producción al trabajador. Si
al empleado publico se le ha dado estabilidad en el empleo por razón de la continuidad de los fines
del estado, es dable admitir también que, siendo permanentes los fines de la empresa, por cuanto
esta destinada esencialmente a producir, debe dársela al trabajador, incorporado a esa
producción, la necesaria estabilidad en su empleo.
En cuanto a los limites y a la clasificación de las formas de terminación de los contratos de trabajo,
Cabanellas dice: “diversas situaciones se plantean en torno a la posibilidad de disolver el vinculo
contractual laboral. La tendencia general consiste en el mantenimiento de la relación de trabajo,
así se formula en los textos constitucionales y se concreta en los códigos y leyes de trabajo.
Al fijar en unos casos, la inamovilidad absoluta de los trabajadores (la imposibilidad de despedirlos
sin mediar alguna de las casusas justificadas previstas en la ley), y en otros, indemnizaciones por
despido que tienden como mínimo objetivo, a hacer menos frecuente la disolución del contrato
sin legítima razón para ello.
El despido esto es la manifestación unilateral de la voluntad por parte del patrono para denunciar
el contrato de trabajo, ha dejado de ser un derecho absoluto. Aquello omnímoda declaración de la
voluntad resulta impotente para producir la ruptura del vínculo jurídico laboral, salvo a existir
causa suficiente, admitida por la ley que únicamente entonces originara una eficaz manifestación
de voluntad tendiente obtener la rescisión del contrato.
Por sus grados o etapas de consolidación se distinguen estas clases o fases de la estabilidad en el
empleo;
9.10. Las causas de terminación del contrato de trabajo imputables a las partes.
Cabanellas en relación a este tema señala: “Las causas de disolución del contrato de trabajo
atribuible a la voluntad unilateral de las partes pueden calificarse en cuatro grupos, de los cuales
dos correspondientes al patrono y dos a los trabajadores. En el primero de aquellos se incluyen en
despido injusto y la rescisión del contrato por justa causa a favor del trabajador; en el segundo
está el despido injustificado del trabajador por el patrono y la renuncia o dimisión improcedente
(sin justa causa) del trabajador.
a) Despido sin justa causa del trabajador, en que se trata de la disolución unilateral del
contrato de trabajo ad libitum del patrono;
b) Despido con justa causa del trabajador, por hechos al imputables que hacen imposibles la
prosecución del contrato de trabajo;
c) Despido por parte del trabajador como consecuencia de una manifestación de voluntad
del patrono dirigida a la rescisión unilateral, por causas a los imputables, del contrato de
trabajo.
d) Renuncia o dimisión injustificada, o disolución del contrato de trabajo ad libitum del
trabajo.
9.11. Terminología
El despido recibe otras denominaciones entre las cuales pueden citarse las siguientes: rescisión
unilateral, resolución, resolución unilateral, revocación, ruptura unilateral, ruptura voluntaria,
disolución unilateral, desistimiento, denuncia, denuncia unilateral, desahucio.
9.12. Concepto
Para Guillermo Cabanellas despido significa probar de ocupación empleo actividad o trabajo.
Otras corrientes doctrinarias los definen como la declaración de la voluntad unilateral por la cual
el patrono expresa y concreta su propósito de extinguir el vínculo jurídico que lo une al trabajador
a su servicio. Cuando la declaración de voluntad está justificada en hechos imputables al
trabajador, el despido es justo; no lo es cuando se funda en la simple voluntad del patrono sin
motivo legal e imputable al trabajador esto es siempre que el empresario obre sin derecho.
En un análisis jurídico estricto cabe enfocar en este aspecto y ante tal contingencia en contrato de
trabajo como sometido a la condición resolutoria tacita sin retroactividad al invalidarlo de incurrir
el trabajador en causa justa de despido la cual faculta al empresario para el ejercicio indemne de
su derecho disolutivo.
La legislación laboral guatemalteca regida por la indefinida de los contratos de trabajo prevé que
como regla general los contratos de trabajo solo pueden terminar si existe el encuadramiento de
una conducta del trabajador en cualquiera de las causas que de acuerdo con la ley permitan al
empleador justificar la terminación del contrato de trabajo.
9.14 Caracteres
Relativo a los caracteres del despido Cabanellas señala : Ene el despido existe un sujeto activo la
parte que utiliza la facultad disolutiva el empresario y un sujeto pasivo, aquel que sale de la
empresa que deja de pertenecer a ella que finaliza mas o menos súbitamente su actividad laboral;
el trabajador.
Son notas peculiares de la denuncia del contrato la de ser unilateral y voluntaria por cuanto
emana de una sola de las partes. Además el acto se perfecciona con la recepción de la
manifestación de la voluntad con el conocimiento de aquel a quien se le requiere las aceptaciones
la ruptura por el sujeto pasivo que podría conducir a un reconocimiento de culpabilidad que
frustraría muchos de sus derechos o a una extinción por disenso. Tiene también carácter
constitutivo de acto jurídico porque desde el momento en que se formula la manifestación
unilateral, se fija la fecha oportunidad en que el nexo laboral se disuelve por ultimo no está sujeta
la denuncia a formas solemnes aun cuando la actitud deba ser absoluta clara incondicional y total.
Por ello aunque se estile la notificación escrita es válido en forma verbal el despido. Ahora bien
cuando el empresario procede a una liquidación final en la misma suele contener la causa alegada
para el despido sobre todo cuando el empresario procede espontáneamente al pago de las
indemnizaciones. La firma del trabajador en tal documento constituye suficiente notificación de a
medida adoptada sin que por otra parte esa firma valga sin as como aquiescencia ni cual enuncia
de otros derechos del trabajador despedido.
En el caso guatemalteco son caracteres del despido por un lado la comunicación que por escrito
debe hacer este patrono al trabajador y la cesación inmediata en las labores que como
consecuencia de aquella comunicación debe hacer el trabajador.
En cuanto a quien tiene la capacidad para despedir Guillermo Cabanellas dice; Las reglas que rigen
para estipular el contrato individual de trabajo puede aceptarse desde un principio en cuanto a la
capacidad de para poner fin. En efecto quien puede contratar sus servicios es capaz también para
disolver el vínculo laboral; y quien puede contratar los servicios de otros es apto a su vez para
denunciar el contrato firmado. Para la eficacia de la manifestación de la voluntad disolutiva la
misma debe estar a salvo de los vicios que anulan el consentimiento.
Más en concreto la denuncia puede ser hecha por el representante del empresario y no solo por el
en persona así en las grandes empresas el despido cese de los trabajadores se produce por
iniciativa de quien tiene facultades de mando aun cuando no sea el apoderado de ella, su
representante legal. Se ha conocido así efectos extintivos a la comunicación cursada por un
empleador transmisor de la orden de un gerente, que le manifestó al trabajador que se había
dispuesto que no volviera a trabajar. En las sociedades lo general es que los administradores
cuenten con la potestad para despedir la práctica demuestra que el despido lo concreta en
ocasiones un encargado capataz o contramaestre. Rigen en forma amplia la teoría de la apariencia
y la del mandato verbal e incluso la gestión parcial de intereses ajenos.
En los casos de quiebra el patrono o empresario puede su capacidad para denunciar por si los
contratos si bien se halla facultado para hacerlo el síndico de convenir a los intereses de la masa.
De acuerdo con el código de Trabajo guatemalteco tiene capacidad para despedir los empleadores
y sus representantes exceptuándose el caso de los intermediarios que aunque contraten a nombre
propio no están en capacidad legal de despedir, pues esta facultad le corresponde al patrono.
Aunque el efecto del despido se produce en el momento en que la comunicación del patrono llega
a conocimiento del trabajador ocurre que en ciertos casos esa comunicación no es recibida por su
destinatario o está condicionada a determinadas circunstancias o simplemente esta no existió.
Entonces puede afirmarse que el momento en que verdaderamente se produce el despido del
trabajador es aquel en que este queda separado de la empresa por dejar de prestar sus servicios a
la misma
Para que pueda clasificarse de justa causa la de un despido tiene que estar concretamente
prevista en el ordenamiento sitio además de la catalogación en normas vigentes la justa causa de
despido tiene que ser alegada y de controvertirla el despedido, probada por el empresario.
El ordenamiento laboral guatemalteco prevé expresamente las causas justificativas del despido, en
las cuales debe el trabajador encuadrar su conducta para habilitar el derecho del empleador para
dar por terminado el contrario de trabajo.
Las faltas que puede cometer el trabajador son diversas naturalezas. Las calificadas de muy graves
tienen como sanción necesaria el despido que constituye también la más importante de cuantas
están establecidas, porque significa pérdida de empleo. El establecimiento de una gradación en las
faltas parece inlograble sobre la base de la enumeración de la ley ante casuismo tan frondoso
como resulta posible además siempre faltaría un sistema que permitiera calcular dentó del cuadro
de las sanciones y con exactitud matemática, la gravedad de las faltas y su punibilidad.
El código de trabajo guatemalteco establece una enumeración de las que constituyen faltas de
trabajo que a su vez justifican la terminación del contrato de trabajo, estas se encuentran
contenida en el artículo 77 de aquel cuerpo legal y se complementan con las que se consideran
inobservancia a las obligaciones del trabajador reguladas en el capítulo de los derechos y
obligaciones de trabajadores y empleadores.
Las causas justificadas de despido deben considerarse por hechos imputables al trabajador
incluyendo las faltas graves o motivos fundados que se basen en un hecho del cual deba
responder el trabajador.
Al respecto Guillermo Cabanellas, afirma la justa causa del despido debe ser motivo determinante
de la disolución del contrato y no motivo justificante la teoría de la justa causa lleva a determinar
que juntamente con un motivo justificado el empresario debe concurrir también la existencia de
una culpa por parte del trabajador un hecho imputable a él la culpa debe ser la determinante del
despido el hecho que disuelve el contrato de trabajo no se origina en el empresario si no que es
voluntario del trabajador. Si el contrato de trabajo se disuelve es porque ha existido un hecho
intencional y querido por el trabajador que ha puesto en movimiento a la voluntad del empresario
y ese hecho tiene que ser de la naturaleza que impida la prosecución del contrato de trabajo.
Para determinar la justa causa del despido, Cabanellas propone los siguientes sistemas.
a. El que admite como causa justa para la disolución inmediata del contrato de trabajo todo
hecho que legitima la desaparición de la confianza; pero esto crea un concepto tan
impreciso que resulta inadmisible;
b. El fundado en que la justa causa seria toda la circunstancia que llevara a suponer la
intención de uno de los contratantes de no continuar la relación laboral; por valorar un
elemento subjetivo esta doctrina no es tampoco admisible.
c. Aquel para el cual la justa causa de despido seria todo acontecimiento tan grave e
imputable de una de las partes que no permitiera la continuación de una relación ni
siquiera en forma provisional
d. Aquel otro que estima disolutiva toda falta de diligencia en el concepto del buen padre de
familia y que corresponde al desempeño cabal de sus funciones por un trabajador esta
fórmula también se considera sumamente vaga e imprecisa.
e. Nuestro código de trabajo recoge la posición de aquel connotado autor y en su correcta
interpretación se estima que la causa de justificación del despido.
f. Debe ser determinante 316y no simplemente el presupuesto para justificar la terminación
del contrato de trabajo.
g. Es decir que para la ruptura licita del contrato de trabajo se exige la existencia de motivos
suficientes que su terminación; por virtud de lo anterior debe entenderse que la
terminación del contrato de trabajo no se puede producir por la comisión de cualquier
falta, sino únicamente por la comisión de alguna de las establecidas en la ley como grave y
suficiente para justificar el despido.
h. El despido como sanción disciplinaria.
i. En relación a la visión del despido como sanción disciplinaria, Cabanellas sostiene: “dentro
del poder disciplinario patronal, el despido con justa causa aparece como manifestación
sancionadora suprema. Siendo el despido la máxima medida disciplinaria, es al propio
tiempo mecanismo de la extinción de ese poder correcto, por disolver en consecuencia el
vínculo que ligaba a las partes.”
j. Esta sustentación es en extremo importante, en relación a que algunas legislaciones
establecen, como condición necesaria para poder sancionar con el despido a un
trabajador, la formación de un sumario o expediente previo, en el cual se justifiquen el
hecho del despido por falta imputada y los elementos de comprobación necesarios para
dictar la resolución que corresponda.
k. Según Cabanellas “en los casos en que se imponen un expediente o sumario previo, el
incumplimiento de la norma legal produce la calificación de injustificado para el despido;
por cuanto la omisión de esa averiguación justificadora no puede ser suplida por ninguna
otra prueba que aporte al juicio. Para conciliar la posible conclusión disolutiva del nexo
laboral con la ingrata o difícil convivencia mientras la investigación, se recurre durante el
trámite a suspender al trabajador, a prescindir de su presencia en la empresa.”
l. En Guatemala, la sustanciación del expediente para probar el justificado del despido,
constituye presupuestos indispensables para acreditar la observancia del derecho de
defensa del trabajador y sin el expediente se supone inexistente la justificación del
despido. Esta corriente se sustenta en garantías constitucionales, como el derecho de
audiencia previa y el debido proceso que suponen el derecho del trabajador a
pronunciarse en relación a los hechos que se le imputan y a ofrecer prueba de descargo
contra los mismos, todo esto previo a que el empleador adopte la decisión del despido.
m. Los antecedentes del trabajador.
n. Cuando existen varias faltas cometidas con anterioridad por el trabajador, para justificar el
despido se requiere la existencia de un hecho presente; de manera que los hechos
pasados cuentan tan solo como antecedente para estimar la conducta del trabajador, a
menos que se trate de hechos que no se encuentran prescritos en el tiempo.
o. Relativo al tema, Cabanellas señala: “el proceder anterior del trabajador se puede tener en
cuenta a los fines de determinar la gravedad de la nueva falta cometida, o la esterilidad de
las advertencias y hasta de las tolerancias previas.
p. Las faltas anteriores del trabajador no pueden invocarse para fundar un despido sin causa
actual. De una forma u otra, se habían absuelto, así fuera con la condición de no
reiterarlas, de la enmienda futura. Pero son computables como antecedentes
desfavorables para calibra la gravedad de un nuevo acto injurioso. Ahora bien, si la falta
por sí misma es tan grave que impide la prosecución del contrato de trabajo, la conducta
anterior del trabajador no ejerce influencia en relación con el hecho imputado”.
q. Debe estimarse en todo caso, que las faltas cometidas por l trabajador en el pasado no
pueden prejuzgar sobre su proceder actual, pues hayan o no sido sancionadas, el derecho
del empleador para sancionar al trabajador por estas, ha recluido y se deberán juzgar
únicamente las actuales.
r. Acumulación de faltas
s. Al respecto de este tema, Guillermo Cabanellas, señala “una sola falta leve puede
constituir causa de despido si los antecedentes del trabajador, si su conducta anterior
poco recomendable, culminan una persistente actitud; y pese a no haber suscitado
previamente sino reconvenciones verbales o mesurados requerimientos de corrección. Si
bien el despido debe corresponder a un hecho contemporáneo a su decisión, en algunos
supuestos cabe admitir un criterio distinto, como en el supuesto de que en ningún
momento haya mediado un hecho que por sí solo asumiera gravedad decisiva para
imponerlo; cuando, en cambio, se suceden transgresiones mínimas que, por repetidas,
cran un clima incompatible con la disciplina y el orden que deben imperar en todo
ambiente de trabajo.
Las faltas que puede cometer el trabajador son susceptibles de graduación y malo resultaría
aplicar las sanciones con un criterio rígido pues tal cosa daría lugar a injusticias. El trabajador que
fuma en el trabajo, a pesar de la prohibición expresa, puede incurrir en falta grave o leve, según el
peligro de incendio o explosión que exista. En ese sentido varía mucho la situación del que trabaja
en una fábrica de explosivos o con líquidos inflamables de aquel que presta sus servicios en
lugares donde no existe peligro directo un jardinero por ejemplo. También difiere el caso según
este en contacto con el público o se trabaje aisladamente.
La gravedad de la falta debe medirse tanto por la calidad como por la cantidad para llegar a la
sanción ponderada, que no excluye la severidad. La consecuencia de la desproporción entre la
falta como causa y el despido como efecto puede traducirse en convertir en injustificada la
disolución laboral con el consiguiente recargo en la indemnización.
Nuestro derecho del trabajo no prevé la acumulación de faltas para justificar la terminación del
contrato de trabajo, pues para sancionar la comisión de cada falta de trabajo la ley establece un
plazo de prescripción. Sin embargo en el caso de multireincidencia en la comisión de una falta
como por ejemplo: la entrada tarde a las labores si existe reiterada doctrina legal de la cote de la
constitucionalidad que establece la procedencia del despido justificado en tales casos lo que
resulta lógico, pues se busca también hacer prevalecer el orden en la empresa y el poder de
dirección patronal
Coyunturalmente a este caso, es conveniente dejar clara la idea de la diferencia que existe entre la
jurisdicción penal y la jurisdicción laboral. Un hecho ilícito puede ser juzgado a la luz del Derecho
Penal y llegar a la conclusión, seguidos los procedimientos que marca la ley, de que no es
responsable penalmente una persona; pero ese mismo hecho estudiado de acuerdo con las leyes
laborales y seguidos los procedimientos respectivos, puede constituir una falta grave en materia
laboral que amerite una sanción.
Esta tesis es muy interesante para no confundirse cuando la ley menciona, como en el caso anterior,
la falta de probidad u honradez y pretender que se trata necesariamente de delitos contra la
propiedad como el robo, el abuso de confianza o el de fraude, pues, repetimos, son ángulos distintos
desde los cuales se contempla el mismo hecho. Puede la falta de probidad cometida
no constituir delito, sin dejar, por ello, de ser causa de despido.
La probidad debe entenderse como la rectitud, la hombría de bien, la decencia en el obrar, la lealtad,
de tal modo que una falta de probidad no implica necesariamente la comisión de un delito contra la
propiedad, como se señalaba con anterioridad. El trabajador que con sus actos o con sus
expresiones, dentro del trabajo, pero en relación con terceros, desprestigia a la empresa ala que
presta sus servicios, es un individuo falto de probidad. El trabajador que cobra el salario por realizar
un trabajo determinado, y en lugar de hacerlos dedica a actividades diferentes para su provecho
personal o de terceros, comete una falta de probidad; el trabajador que informa falsamente a sus
superiores y los induce a incurrir en errores que pueden crear conflictos a la empresa o acarrearle
perjuicios, es un trabajador falto de probidad.
Desde luego que el apoderamiento indebido de objetos de propiedad de la empresa, puede
configurar un hurto o un abuso de confianza que indudablemente también implica falta de probidad
u honradez; pero el punto básico en el que se insiste, es que la probidad es un concepto mucho más
amplio, muy cercano al de la lealtad, ya que el hombre que es desleal no es probo,
No debe confundirse esta causal de terminación con el trabajo defectuoso que en ocasiones ejecutan
los trabajadores y que los conduce a sufrir, en apariencia, faltantes de materiales o de dinero, pues
en este último caso podrá rescindirse el contrato con otro fundamento, pero no precisamente porque
se impute al trabajador improbidad.
También como motivos de terminación se encuentra el caso del trabajador que incurre en actos de
violencia, amagos, injurias o malos tratamientos en contra del patrono, sus familiares o contra el
personal directivo o administrativo del establecimiento de la empresa. En este caso, con toda
justificación debe imponerse la sanción máxima, porque no sería concebible que se mantuviera
dentro de la empresa a un individuo que ha faltado al deber elemental de respeto y sujeción al
patrono. Por otra parte, las injurias o malos tratamientos, son ofensas graves que resiente el patrono,
tanto si se le hacen directamente a él o a sus familiares y, por lo que ve al personal directivo o
administrativo de la empresa o establecimiento, entendiendo que la situación es enteramente similar
a aquella que se analizó, respecto del propio patrono, pues no sería posible que armónicamente
laboraran en el mismo centro de trabajo dos personas, una de ellas perteneciente al grupo directivo
o administrativo, que ha sido ofendida o lastimada en su dignidad por la otra. En el caso
guatemalteco, ambas causales constituyen de acuerdo con el
Artículos 77 del Código de Trabajo, causas que facultan al patrono para terminar el contrato del
trabajador con justa causa.
Por otro lado, se sabe que entre las obligaciones que la legislación asigna a los
trabajadores, hay algunas que se refieren a sus compañeros de trabajo, como
observar buenas costumbres, prestar auxilio, comunicar observaciones para
evitar daños a los intereses y vidas de aquéllos, observar medidas preventivas
contra riesgos, etc.
En segundo lugar, el trabajador debe faltar sin permiso del patrono y sin
causa justificada, entendiéndose que la justificación debe rendirla aquél ante
el propio patrono, no siendo lícito que pretenda rendirla ante los tribunales
después de que fue despedido, pues en ese momento ya no tiene objeto
demostrar el motivo fundado que le impidió presentarse a laborar.
Por otra parte, también debe tomar en cuenta el patrono algunos casos en
que la justificación no se puede rendir inmediatamente, sino hasta después
de algunos días y conceder para ese efecto plazos razonables; pero sin poner
en peligro su derecho de terminar el contrato por una posible prescripción,
es aquí donde se debe tener en cuenta el plazo para justificar la inasistencia
por enfermedad o por fuerza mayor.
Para que las faltas al trabajo en que incurra un trabajador no den lugar al
despido, debe dar aviso al patrono de la causa de las mismas y acreditar,
cuando vuelva al trabajo, que efectivamente se vio imposibilitado para laborar,
pues de no hacerlo, la terminación que del contrato haga el patrono, será justificada. Así pues,
carecerá de eficacia la comprobación posterior de tales
faltas, ante el Órgano jurisdiccional, como ya se relacionó.
En primer lugar, que la desobediencia sea sin causa justificada, pues si el trabajador
tiene una razón fundada para no hacer la labor que se le ordena, no sería
justo sancionarlo; pero este punto debe quedar plenamente comprobado y la
justificación debe ser totalmente razonable, ya que de otro modo se abriría
la puerta a una serie de subterfugios o pretextos para romper la disciplina en
el centro de trabajo y desequilibrar a cualquier empresa.
En el caso guatemalteco, el Código de Trabajo establece en el Artículo 21, que el trabajador sólo se
encuentra obligado a desempeñar aquellas funciones que
sean compatibles con su capacitad mental y física, por consiguiente, no puede
atribuírsele funciones distintas a las del contrato de trabajo y el argumento de
la negativa de éste a acatarlas, no puede ser causa justificativa de despido.
Por engaño por parte del patrono Esta causal poco conocida en el Derecho guatemalteco, se
presenta cuando el patrono haya engañado al trabajador, o en su caso, la agrupación patronal que le
hubiera propuesto el trabajo, al tiempo de celebrarse el contrato, respecto
a las condiciones del mismo.
Según el Artículo 76 del Código de Trabajo guatemalteco, existen tres formas genéricas
que permiten terminar los contratos de trabajo, y de estas formas derivan las
modalidades que conocemos en la práctica en relación a la terminación de esos
contratos. Las tres formas previstas en aquella disposición son las siguientes:
c. La causa imputable a una de las partes. Esta forma de terminación tiene como
fundamentación para terminar el contrato de trabajo, el encuadramiento de la conducta
de una de las partes de la relación laboral en una o más de las causales que permite
que la otra parte pueda asumir la decisión de terminar la relación laboral pero sin
convertirse en decisión unilateral, sino como bien lo indica la denominación que recibe
en la ley, por causa imputable a una de las partes.
En cuanto a este el Artículo 78 del Código de Trabajo, establece que son requisitos para
que se consume el despido directo justificado, el que el patrono lo comunique
directamente al trabajador, y que posteriormente el trabajador cese efectivamente en
sus labores.
En este caso es donde se genera la discusión, originada por la obligación que impone la
ley al empleador de que la comunicación del despido deba hacerse por escrito, pues en
la práctica diaria, en un basto número de casos, la comunicación del despido es por
regla general, de manera verbal, lo cual hace que esta disposición sea inoperante y que
pueda prestarse a que algún empleador niegue algún día que ha despedido, si no
consta en manos del empleador, la comunicación por escrito. Además en este caso,
debe tomarse en cuenta que lo que fundó la decisión para terminar el contrato de
trabajo fue la comisión de alguna falta de trabajo por parte del trabajador lo cual
constituye precisamente la falta imputable a éste.
En cuanto a esta clase de despido el Articulo 80 del Código de Trabajo, establece que
son requisitos para su consumación, el que el trabajador lo comunique al patrono en
cualquier forma y que simultáneamente cese en el desempeño de las labores. En este
casos, cabe recordar que lo que funda la decisión del trabajador de terminar el contrato
de trabajo, son todas aquellas actitudes patronales tendientes a menoscabar o reducir
derechos mínimos del trabajador contenidos en el contrato individual de trabajo, que son
los que lo hacen sentirse despedido y que constituyen la causa imputable al empleador
para terminar con la relación laboral.
Cuando el empleador asume la posición de dar por terminado un contrato de trabajo por
decisión unilateral, incurre en ilegalidad, pus tal y como ya se señalaba anteriormente,
no esta permitido para éste en la ley, el dar por terminado el contrato de trabajo por
decisión unilateral, pues en el caso de que el empleador decida terminar el contrato sin
que exista el encuadramiento de la conducta del trabajador en la causa que lo justifique,
la terminación se convierte en decisión unilateral y genera para el empleador
responsabilidad que se traduce en la obligación para éste de pagar al trabajador las
Indemnizaciones que regula la legislación laboral.
Una vez el empleador termina el contrato individual de trabajo que lo une con el
trabajador sin justa causa, el despido es ilegal y al incurrir en responsabilidad el patrono
incurre las siguientes obligaciones:
b. Pagar al trabajador los daños y perjuicios, los cuales se calculan a razón de un mes
de salario por cada mes de trámite dure el juicio y hasta un máximo de doce meses de
salarios. Es importante señalar que esta indemnización debe declararse en la sentencia
del juicio en la que se haya reclamado el despido injusto, por lo tanto solo se obtendrá si
se instaura el juicio y si además este llega hasta la sentencia, por consiguiente, si el
patrono al despedir sin justa causa, también hace efectivo al trabajador el pago de la
indemnización por tiempo de servicio, no habrá obligación de pagar la indemnización
por daños y perjuicios, pues tampoco existirá la posibilidad de instaurar el juicio
ordinario por motivo del despido.
Por virtud de este principio debe entenderse que se invierte la obligación de probar.
Tradicionalmente esta obligación corresponde a quien demanda, pues quien pretende
algo es el que debe demostrar su pretensión. En materia de Derecho Procesal del
Trabajo, la obligación de probar se invierte en virtud de este principio, y entonces quien
es pretendido o quien es demandado es quien debe probar.
Forma de ponerle fin a los contratos individuales de trabajo celebrados a plazo fijo
y de obra determinada.
De acuerdo con la legislación laboral, son causas que terminan los contratos de trabajo,
sin responsabilidad para ninguna de las partes:
Causas que facultan al empleador para dar por terminado el contrato de trabajo.
Son causas justas que facultan al patrono para dar por terminado el contrato individual
de trabajo, sin responsabilidad para éste y en las cuales debe el trabajador encuadrar su
conducta para que proceda el despido, las siguientes:
b. Cuando el trabajador cometa alguno de los actos enumerados con anterioridad contra
algún compañero de trabajo durante el tiempo que se ejecuten las labores, siempre que
como consecuencia de ello se altere gravemente la disciplina o se interrumpan las
labores;
C. Cuando el trabajador, fuera del lugar donde se ejecutan las labores y en horas que
sean de trabajo, acuda a la injuria, a la calumnia o a las vías de hecho, contra su
patrono o contra los representantes de este en la dirección de las labores, siempre que
dichos actos no hayan sido provocados y que como consecuencia de ellos se haga
imposible la convivencia y armonía para la realización del trabajo.
d. Cuando el trabajador cometa algún delito o falta contra la propiedad en perjuicio del
patrono, de alguno de sus compañeros de trabajo, e perjuicio de un tercero en el interior
del establecimiento de trabajo.
g. Cuando el trabajador debe de asistir al trabajo sin permiso del patrono o sin causa
justificada, durante dos días laborables completos y consecutivos o durante seis medios
días laborables en un mismo mes calendario, quedando obligado el trabajador a
justificar la inasistencia al momento de reanudarse las labores, si no se hubiere hecho
antes.
i. Cuando el trabajador se niegue a acatar las órdenes del patrono y sus representantes
en la dirección de los trabajos.
Causas que facultan al trabajador para dar por terminado su contrato de trabajo
Son causas justas que facultan al trabajador para dar por terminado su contrato de
trabajo, sin responsabilidad de su parte, las siguientes:
g. Cuando exista peligro grave para la seguridad o salud del trabajador, ya sea por
carecer de condiciones higiénicas el lugar de trabajo o por la excesiva insalubridad de la
región o porque el patrono no cumpla con medidas de prevención y seguridad que
establezca la ley.
La indemnización que se paga al trabajador por despido injustificado se rige por las
siguientes reglas:
d. Es nula ipso jure la cláusula del contrato que tienda a interrumpir la continuidad de los
servicios prestados o por prestarse.
Para una mayor ilustración conviene transcribir las normas relacionadas para
posteriormente hacer el análisis respectivo:
Artículo 76. Despido justificado. Los servidores públicos del servicio por oposición y sin
oposición sólo pueden ser destituidos de sus puestos, si incurren en causal de despido
debidamente comprobadas. Son causas justas que facultan a la autoridad nominadora
para remover a los servidores públicos sin responsabilidad de su parte, las siguientes:
3. Cuando el servidor, fuera del lugar donde se ejecutan las labores y en horas que no
sean de trabajo, acuda a la injuria, a la calumnia o a las vías de hecho contra su jefe o
contra los representantes de éste en la dirección de las labores, siempre que dichos
actos no hayan sido provocados y que como consecuencia de ellos se haga imposible la
convivencia y armonía para la realización del trabajo.
9. Cuando el servidor viole las prohibiciones a que esta sujeto o las que se establezcan
en los manuales o reglamentos internos de la dependencia en que preste sus servicios,
siempre que se le aperciba una vez por escrito. No será necesario el apercibimiento en
los casos de embriaguez, cuando como consecuencia de ella se ponga en peligro la
vida o la seguridad de las personas, o los bienes del Estado.
10. Cuando el servidor incurra en negligencia, mala conducta, insubordinación, marcada
indisciplina, ebriedad consuetudinaria O toxicomanía en el desempeño de sus labores.
Artículo 79. Para el despido de un servidor público regular en el servicio por oposición,
se seguirá el siguiente procedimiento: