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EL PRIMER EUROPEO
Johan Napier
Aquel que desea filosofar, en primer lugar debe dudar de todas las cosas. No debe
adoptar ninguna postura en un debate hasta que no haya escuchado a las distintas opiniones,
examinando y comparando las razones en pro y en contra. Nunca debe dictaminar o adoptar
una posición basándose en lo que ha oído, en la opinión de la mayoría, o la edad, méritos o
pi-estigio del orador en cuestión sino que debe proceder de acuerdo con la convicción derivada
de una doctrina orgánica que se adhiera a las cosas reales, y a una verdad que pueda ser
comprendida mediante la luz de la razón
Giordano Bruno
TRABAJO PREVIO
EL HOEiBRE DE ORCE 3I
la cara externa. Debíamos estudiarlo, limpiarlo y publicarlo. Pero primero era
necesario comunicar nuestro descubrimiento a los responsables del Instituto. Mi
posición en el Instituto de Paleontología, y también la de Agustí y Moyá, era
precaria, pues no había ningún vínculo administrativo sólo de colaboración
científica. Colaboración que en mi caso duraba ya dieciséis años, desde 1967.
Con la pieza completa nos dirigimos al Jefe de Servicios de Cultura de la
Diputación de Barcelona que era un especialista en patrimonio, profesor de la
Universidad y técnico de la UNESCO, era el Dr. Porta. Nos recibió y entendió la
trascendencia del hallazgo. Su primera decisión fue acertada, pues nos recomendó
que enseñáramos la pieza al Dr. Domenec Campillo, neurocirujano y paleopatologo,
muy vinculado al Museo Arqueológico Nacional de Catalunya donde dirige un
laboratorio de investigación en Antropología Física y Paleopatología. El Dr.
Campillo es, sin duda, uno de los mejores especialistas en el cráneo humano. Nos
recibió en su despacho de la clínica La Alianza, le mostramos la pieza, la observo
con atención, describió con precisión los caracteres anatómicos, las suturas, las
fracturas (que más tarde nos complicarían la vida), la curvatura transversal, etc.
Realizó un breve esquema de su posición en el cráneo y su conclusión fue clara:
no había duda de su naturaleza humana. Desde entonces, año 1983, y hasta la
actualidad, ha mantenido esta posición científica cada vez mejor argumentada.
Con este aval, sugerimos al Dr. Porta consultar con otros especialistas europeos
por lo que nos desplazamos a Lyon donde trabaja el Dr. Pierre Mein un reputado
paleontólogo con el que teníamos frecuentes relaciones y mucha confianza. En
Lyon también investigaba el Dr. Rafael Adrover un paleontólogo español, excelente
persona y un gran científico que fue testigo excepcional de nuestras conversaciones.
Ya en el Instituto de Paleontología, tuvimos la suerte de coincidir con el D.
Peter Andrew del British Museum Natural History, un reconocido especialista en
primates fósiles que estaba estudiando los dripitécidos. Le mostramos la pieza en
el vestíbulo de la biblioteca, la observo con atención y enseguida nos dijo que era
humana y que la publicáramos en Nature. Era un gran aval
Yo me encargué de enseñar el fragmento craneal al Dr. Crusafont en su casa
de la calle Industria en Sabadell. Su salud era delicada y hacía tiempo que venía
poco por el Instituto. Me recibió con cordialidad, como siempre en sus últimos
años, ya tenía conocimiento del hallazgo y ansia por ver la pieza. Su salud era
precaria pero sus reflejos de paleontologo rápidos. Situó bien la pieza y me
recomendó que la comparara con los osos jóvenes. Descartó al resto de carnívoros
hervívoros. jovenes o adultos. El trabajo propuesto por Crusafont ya lo había
JOSE GIBERT
Le Inariquilice V me comprometí a verificar nuevas comprobaciones.
ia vez que lo vi, murió en verano, durante el mes de agosto. Para mí
Ue. i=e:itable perdida. Si Crusafont hubiera vivido más años, nunca de Lumley
u ores catedráticos hubieran criticado la naturaleza humana de VM-0. La ciencia,
la.tnentablemente, funciona así. Priman más los criterios de autoridades que los
datoss objetivos.
La última carta de Crusafont se la dirigió a Henry de Lumley. La escribió
pocos días antes de morir y le proponía planes para trabajar conjuntamente en
Venta \Iicena. Pero de Lumley no respetó la última voluntad de Crusafont...
EL HOMBRE DE ORCE 33
2.2
Figura 2.- Con mi hijo Luis en el Instituto de Paleontología, en los momentos previos a la presentación
de VM-0
JosÉ GIBERT
une la sutura labdoidea con la parte posterior de la fractura antes señalada. No
obstante ninguno de los fragmentos delimitados por estas fracturas demuestra
desplazamiento con respecto a su posición original.
El conjunto de la superficie externa de la pieza aparece ligeramente abrasionada.
Ello ha determinado que la capa laminar más externa falta en algunas áreas.
Las suturas sagital y lambdoidea son claramente apreciables aunque en algunas
zonas de la lambdoidea hay algunas lagunas.
El grado de curvatura, muy homogéneo y abierto, recuerda al de algunos
representantes primitivos del genero Horno entre ellos los ejemplares KNM-ER-
1470 y OH 24 ( Olduwai), adscritos a Horno habilis o algunos representantes de
Homo erectus (Pithecanthropus I de Trinil, Pithecanhropus II de Sangiran, KNM-
ER-3733).No se observan restos en el parietal derecho (el más completo) de línea
temporal superior. El grosor del hueso no excede de 4,5 mm. Este grosor es muy
inferior al observado normalmente entre los representantes de Horno erectus, o
bien en ejemplares primitivos del género Horno. No obstante esta medida puede
venir condicionada por la edad del individuo, ya que el grado de osificación de las
sinastosis entre los dos parietales indican que nos encontramos ante un individuo
subadulto."
Es muy importante, para posteriores discusiones, que en ese primer artículo
firmado por Gibert, Agustí y Moyá, se reconoce la existencia de una fractura
transversal situada a 2,4 cm de extremo, de la que se explica su origen.
Indirectamente se reconoce la simplicidad de las suturas al afirmar que se trata de
un individuo infantil humano. Después de la lectura de esta primera descripción
tan clara, resulta dificil comprender todo el esfuerzo realizado para comprobar
una y otra vez la presencia de esta fractura y la obsesión por parte de mis colegas
de convertirla en sutura coronal.
Es interesante la discusión que efectuamos en el último apartado de este
interesante y olvidado artículo. Decíamos :
"En España los restos humanos más antiguos y completos son los de Atapuerca
(Burgos), donde se han encontrado mandíbulas y dientes estudiados por E. Aguirre
y H. de Lumley, de una edad próxima a los 300.000 años. Otros restos de edad
similar son la mandíbula de Banyolas (Gerona), el humero de Tossal de la Font
Villafames, Castellón), un parietal de Co ya Negra ( Xátiva, Valencia). Todos
estos restos pertenecen a pre-neandertales u Homo erectus.
En Europa lo hallazgos más antiguos se han efectuado hace poco tiempo en
Isernia la Pineta (Italia, Coltorni et al, 1982), donde se ha encontrado un diente
humano de una antigüedad de 0,7 millones de años (m.a.). Otros restos europeos
bien conocidos son la mandíbula de Maüer (Alemania) de una edad próxima a 0,6
m.a., el material de l'Arago (aproximadamente 0,4 m.a.) el occipital de Verterzóllos
(Hungría), con una edad aproximada de 500.000 años. Todos estos restos han sido
atribuidos a Homo erectus.
En lo que hace a Asia, las últimas dataciones por paleomagnetismo de los
niveles de Sangiran sitúan esta localidad en una edad máxima de 0,9 m.a. (De Vos
et al 1982). En África los niveles más antiguos con Horno erectus (Koobi Fora) se
sitúan alrededor de 1,6 m.a. en tanto que los últimos representantes de Horno
habilis alcanzan aproximadamente estas fechas.
Así pues, los restos humanos de Venta Micena, con una edad que oscila entre
1,6 y 0,9 m.a. constituyen, hasta la fecha, el registro de Horno más antiguo de
Europa y Asia. Ello modifica sustancialmente puntos de vista mantenidos
anteriormente e indican que la colonización de Europa por el hombre fue mucho
más temprana que lo hasta ahora supuesto, tal vez correlativa a la transición H.
habilis- H. erectus.-
Veinte años después de escribir este texto podemos ver que la Paleontología
Humana ha cambiado sustancialmente en Europa. Hay más restos humanos y de
edades un poco más antiguas. Lo que no ha cambiado es la presencia humana por
debajo del millón de años en Europa occidental: desde 1983 no se ha encontrado
ningún resto humano nuevo con esta cronología fuera de la región de Orce
y Cueva Victoria y como consecuencia la idea, que ya exponíamos en este trabajo,
de la colonización temprana de nuestro continente.
Durante este largo período de tiempo, la Diputación de Barcelona se puso en
contacto con representantes de la Junta de Andalucía para preparar la presentación
del fósil en Granada. Nosotros nos mantuvimos al margen de todo este proceso-
era un asunto entre administraciones- aunque debo reconocer que era interesante
poder garantizar un trabajo continuado en Orce con facilidades administrativas
subvenciones económicas. El proyecto aprobado por la Comisión Asesora para el
desarrollo Científico y Técnico que nos subvencionó los trabajos de Can Llobateres
y las primeras excavaciones de Orce había llegado a su fin. Presentarnos otro de
mucho dinero, catorce millones de pesetas, con la esperanza de que lo aprobaran
y desde luego creíamos que la presentación del resto humano en Granada podía
ayudar a que nos lo concedieran. También, quizás, contribuyera a definir el futuro
36 JosÉ GIBERT
del centro, muy incierto, la enfermedad de Crusafont. En ningún caso podíamos
oponernos. Estabamos en manos de los políticos.
Es bien cierto que los interlocutores de la Diputación y la Junta eran excelentes
personas, dialogantes, abiertas, sinceras. En 1983 empezaban las autonomías y era
necesario construirlas con entusiasmo. Mi primer contacto con Rafael Román,
Consejero de Cultura de la Junta de Andalucía fue curioso. Era el 23 de febrero de
1983, fecha de la expropiación de RUMASA. Este día, el Consejero, pasaría a
recogerme por la Plaza Nueva de Granada para visitar Orce y convencer a Tomás
para que alquilara el yacimiento a la Junta. El Consejero también quería conocer
Orce y sus infraestructuras culturales con el fin de preparar el futuro. El viaje fue
muy agradable, escuchamos todo el discurso de Boyer, entonces Ministro de
Hacienda, y recuerdo que el Consejero lo iba comentando indicando los aciertos y
errores. Estabamos tan pendientes de discurso, chofer incluido, que en una curva
muy cerrada de la entrada de Orce, el chofer tuvo que forzar el volante para no
salirnos de la carretera.
La conversación con Tomás fue interesante. Estaba convencido de alquilar el
yacimiento, Mariana también; se trataba ahora de hablar de dinero. El consejero
le pregunto cuento valía una hectárea y Tomás le contesto: "Usted sabrá cuento
vale una hectárea... allá en Andalucía". El consejero se sonrojó. Para Tomás, Orce
estaba lejos de Andalucía. Ésta empezaba en el puerto de la Mora. Visitamos la
Alcazaba de las Siete Torres, un castillo árabe de los siglos XIV-XVI situado en
medio del pueblo con fácil acceso y se decidió instalar un pequeño museo en la
planta baja donde expondríamos los fósiles de Venta Micena y el fragmento craneal.
Vi a Rafael Román varias veces y guardo un grato recuerdo. Eran otros tiempos y
situaciones irrepetibles. El modo de hacer política ha cambiado mucho.
Muy pronto conocí a Paco Ramírez, mano derecha del Consejero, y el primer
Director General de Bienes Culturales de la Junta. Nos relacionamos muy bien.
Era y es un hombre emprendedor y dinámico; me invitó a su casa y yo hice lo
mismo. Realizó una labor espléndida. Gracias a él se monto el Museo en la Alcazaba
y la presentación del fósil fue un éxito en Granada.
Antoni Dalmau era el Presidente de la Diputación de Barcelona. Hombre
culto con gran vocación literaria, que tenía curiosidad por los temas científicos,
demostró gran interés en nuestras investigaciones. Gracias a él y al Diputado Jordi
Laboria, el Instituto de Paleontología incrementó notablemente su presupuesto
(lo sextuplicó) y se crearon cuatro plazas nuevas de investigadores, por lo que se
podía encauzar el futuro con esperanza (Fig 3).
EL HOMBRE DE ORCE 37
Figura 3.- Con el Exmo. Sr. Antoni Dalmau, Presidente de la Diputación de Barcelona y el Ilmo. Sr.
Jordi Laboria. Diputado de Cultura en la presentación de VM-0 en el Instituto de Paleontología.
S JosÉ GIBERT
--'era los restos del "Primer Europeo". Se lo enseñamos en dependencias de la
Biblioteca de Catalunya, junto a las personas que le acompañaban: el Presidente
de la Diputación Exmo. Sr. Dalmau, el Alcalde de Barcelona Exmo Sr. Pascual
Maragall, el Diputado de Cultura Ilmo. Sr. Laboria, el Director General de Bienes
Culturales de la Junta de Andalucía Ilmo. Sr Bartolomé Ruíz, el embajador de
España en la UNESCO, Exmo. Sr. Raúl Morodo, y un técnico de la UNESCO que
más tarde ocuparía cargos muy relevantes en la cultura catalana, el Sr. Monreal
Agustí, primo de Jordi Austí, mi colega. Tuve una interesante conversación con
Monreal en la que hablamos de las potencialidades de la región de Orce y su
necesaria vinculación a la UNESCO mediante alguna figura jurídica relevante.
No he vuelto a ver a Monreal.
intensamente en el patio con una mala iluminación y sin condiciones. pero había
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Ai sis si guiente me citó la familia Crusafont y más tarde los representantes de
_c. Diputación. Querían que me quedara a trabajar en el Instituto de Paleontología
conjuntamente con el matrimonio Santafé, pero exigí que también entraran Agustí
Mová. que aumentara la partida de excavaciones y remodelaran el centro, que se
hicieran contratos a especialistas, etc. Curiosamente gané la partida. Fue un éxito
y el Instituto pasó de un presupuesto de 13 a 60 millones de las antiguas pesetas.
Me responsabilicé del centro como Director en Funciones, así firmaba los
documentos. Durante mi mandato me entregué con gran entusiasmo a las tareas de
dirección, que me ocupaban mucho tiempo, dejando la investigación bajo la
responsabilidad de Agustí y Moyá. Por suerte abandoné el cargo muy pronto. Me
cesaron al año y medio, en plena crisis del "Hombre de Orce", y me sustituyeron
por Agustí. Lo más gratificante fue recuperar la dedicación plena a la investigación.
Los responsables de la Diputación me pidieron un informe sobre la situación
del Instituto y su futuro en el ámbito de la ciencia española. Redacté un trabajo
objetivo que no les gustó, pero que con el tiempo, después de releerlo, he
comprobado que no me equivoqué, pues precisé muy bien cómo funcionaría la
Paleontología con las nacientes autonomías, la competencia con otros centros, las
estrategias que deberían seguirse, etc.
Al final de la excavación de 1983 regresamos a Sabadell, ya sin Crusafont al
frente del Instituto. Conseguimos que este mismo año nos contrataran, para pasar,
más tarde a ser funcionarios en el Instituto de Paleontología. Deje el Instituto
Egara y la enseñanza. Empezaba una nueva vida. Me acomodé en el solemne
despacho de Crusafont, lleno de diplomas, títulos y recuerdos. Me sentía cómodo
en él, amparado por una tradición científica seria. Pasé casi dos años en él, con
muy pocos cambios. Para Agustí y Moyá se habilitaron dos buenos despachos, tan
grandes como el mío, en la planta superior. También se remodeló la biblioteca con
nuevas dependencias para los colaboradores. De pronto, el centro se llenó de vida
con muchos jóvenes licenciados.
EL HOMBRE DE ORCE 41
El Dr. Carbonell, había encontrado un yacimiento cárstico en la localidad de
Almenara en Castellón, ya en el límite con Valencia. La antigua cueva estaba
repleta de micromamiferos y algunos macromamiferos (una interesante mandíbula
de caballo y extremidades de un oso). Pero lo más importante es que entre los
sedimentos se encontraban lascas de silex y caliza con retoques intencionados,
según el Dr. Carbonell, quien comunicó estos hallazgos al Dr. Francesc Gusi y la
Dra. Carmen Olaria, Director del Servicio de Arqueología de la Diputación de
Castellón y Catedrática de Prehistoria respectivamente, y a nosotros. Carbonell
también había encontrado industrias líticas y óseas en Cueva Victoria (Cartagena,
Murcia), publicadas conjuntamente con Agustí y Moyá, entre otros. Eran dos
importantes hallazgos que podían completar el paradigma de Orce. Parecían dos
interesantes yacimientos en los que se debía trabajar. Se trataba, por lo tanto, de
preparar las excavaciones para lo que era necesario encontrar recursos, establecer
convenios...etc.
Preparamos un viaje a Castellón y Murcia para entrevistamos con los
representantes de la administración y universidad. El viaje lo organizó y financió
la Diputación de Barcelona. Nos desplazamos en coche el Jefe de Servicios de
Cultura de la Diputación de Barcelona, Dr. Sanmartin, el Director del Museo
Arqueologico Dr. Rovira, Carbonell y yo. En Castellón nos entrevistamos con el
Presidente de la Diputación acompañados por Francesc Gusi. Concretamos los
planes de trabajo y la realización de una reunión de paleolitistas en Peñíscola para
enseñar el yacimiento de Almenara. Carbonell presentaría las industrias con edades
muy antiguas, con los datos diponibles en aquel momento, sobre el Plioceno. Era
un gran hallazgo que debía ser conocido por los especialistas. Todos estabamos
muy entusiasmados.
En Murcia nos entrevistamos con la Dra. Muñoz Amilibia, catedrática de
Prehistoria de la Universidad, y con representantes de la administración. Se trataba
de preparar la firma de un convenio para excavar Cueva Victoria. Carbonell entregó
las industrias de cuarzo y caliza así como los huesos trabajados intencionadamante
por nuestros antepasados, a la administración murciana. Hoy están depositados en
el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena, para quien quiera verlos.
Algunos meses más tarde, en primavera, se reunieron los paleolitistas en
Peñíscola, según lo previsto. Inauguró la reunión Cipria Ciscar, entonces Consejero
de Cultura de la Generalitat Valenciana. Por la tarde empezaban las sesiones de
trabajo ¡y Carbonell no aparecía! Le tocó presentar las industrias a Gusi y su
colaborador Casabó. Se estableció una discusión bastante dura entre especialistas.
En aquella época yo no estaba muy interesado en la arqueología y no tenía
JOSÉ GIBERI
menos para diferenciar la naturaleza antrópica o natural de las industrias de
enara. pero sí que discutí vivamente con mi buen amigo Manolo Hoyos,
-_-é,::entemente fallecido, sobre el problema del transporte y asociación con la fauna.
lira e \ idente que la edad de la fauna era la misma que las industrias. No sé si
c onvencí a Manolo. Al día siguiente se visitaba el yacimiento pero yo me tenía que
Trasladar urgentemente a Barcelona. No pudimos continuar la discusión.
En cualquier caso la partida estaba perdida; a los paleolitistas no les convencían
las industrias encontradas y caracterizadas por Carbonell pero defendidas, en último
término, por Gusi. Curiosamente Eudal Carbonell salió indemne del lío en que
nos había metido. En 1986 publicamos que las industrias de Almenara no tenían
un origen antrópico. Pero en 1990 volví a estudiarlas y la duda persiste, por lo
menos para mí.
La historia de las industrias de Cueva Victoria es parecida. La contaré más tarde.
En este viaje empezó mi relación profesional con Cueva Victoria que perdura
hasta la actualidad y espero que continúe. Es, quizás, la única herencia positiva
que me ha quedado de mi etapa de Director del Instituto de Paleontología.
La historia del Primer Europeo había empezado bien. El resto craneal estaba
bien caracterizado, estudiado y publicado. Su presentación en sociedad fue un
éxito mediatico. Las consecuencias inmediatas también: el Instituto de Paleontología
se consolidaba como centro de investigación con cinco investigadores, técnicos y
medios materiales. Su proyección internacional con de Lumley parecía asegurada.
Pero todo era falso, realidad virtual...
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