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CARDENAL ROBERT SARAH CON NICOLAS DIAT La FUERZ 1 Sao S SILENCIO SS -- Cardenal Robert Sarah con Nicolas Diat La fuerza del silencio Frente a la dictadura del ruido Titulo original: La force du silence By Cardinal Sarah with Nicolas Diat © Librairie Arthéme Fayard, 2016 © Ediciones Palabra, S.A. 2017 Paseo de la Castellana, 210 - 28046 MADRID (Espaijia) Telf.: (34) 91 350 77 20 - (34) 91 350 77 39 www.palabra.es palabra@palabra.es © Traducci6n: Gloria Esteban Villar Disejio de portada: Roxanne Mei Lum Fotografia de portada: E] Panteén, Roma (© IStockphoto) Disefio de ePub: Rodrigo Pérez Fernandez ISBN: 978-84-9061-533-1 Todos los derechos reservados. No esta permitida la reproduccién total o parcial de este libro, ni su tratamiento informatico, ni la transmisi6n de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrénico, mecdnico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares de Copyright. INDICE Prologo I. El silencio frenteal ruido del mundo IL. Dios no habla, pero su voz es nitida III. El silencio, el misterio y lo sagrado IV. El silencio de Dios Ante el azote del mal V. Como un grito en el desierto El encuentro en la Grande Chartreuse Epilogo Bibliografia A Benedicto XVI, buen amigo de Dios, maestro de silencio y oraci6n. A Mons. Raymond-Marie Tchidimbo, antiguo arzobispo de Conakri, preso y victima de una dictadura sangrienta. A todos los cartujos desconocidos que llevan casi un milenio buscando a Dios. Asi pues, ¢qué nos grita esa avidez y esa impotencia, sino que hubo otrora en el hombre una verdadera dicha, de la cual solo le queda ahora Ia sefial y el rastro totalmente vacio, y que él trata intitilmente de llenar con todo lo que lo rodea, buscando en las cosas ausentes el auxilio que no consigue de las presentes, auxilio del cual son todas incapaces, porque el abismo infinito solo puede ser llenado por un objeto infinito e inmutable, es decir, por Dios mismo? Blaise Pascal, Pensamientos jOh, dialecto de mi aldea interior, dulce hablar de mis campos imaginarios, jerga riberefia de mi rio invisible, lengua de mi pais, de mi patria espiritual! jOh, idioma mds querido que el francés, oh, mi silencio! Yo te hablo y te recito. Mil veces te canto para deleite de mi alma y como a organos triunfales te oigo resonar. Jean Mogin, Patures du silence PROLOGO ¢Por qué ha querido el cardenal Sarah dedicar un libro al silencio? Hablamos por primera vez de este gran tema en abril de 2015. Volviamos a Roma después de pasar unos dias en la abadia de Lagrasse. En este magnifico monasterio, entre Carcasona y Narbona, el cardenal visité a su amigo el hermano Vincent. Destrozado por una esclerosis multiple, el joven religioso sabia que estaba llegando al final de su vida. Inmovilizado en plena juventud, clavado al lecho de la enfermeria, condenado a implacables protocolos médicos, hasta el aliento mas débil le suponia un improbo esfuerzo. El hermano Vincent-Marie de la Resurrecci6n vivia ya en esta tierra inmerso en el gran silencio del Cielo. El primer encuentro tuvo lugar el 25 de octubre de 2014. Ese dia marc6é profundamente al cardenal Sarah, quien descubrié de inmediato a un alma ardiente, a un santo escondido, a un buen amigo de Dios. Imposible olvidar la fuerza espiritual del hermano Vincent, su silencio, la belleza de su sonrisa, la emocién del cardenal, las lagrimas, el pudor, los sentimientos encontrados... El hermano Vincent era incapaz de pronunciar una sola frase, pues la enfermedad habia acabado privandole del uso de la palabra. Solamente podia alzar la mirada hacia el cardenal. Solamente era capaz de mirarlo fijamente, dulcemente, amorosamente. Los ojos tefiidos de purpura del hermano Vincent tenian ya el color de la eternidad. Ese dia soleado de otofio, al salir de la pequefia habitacion donde los canénigos y los enfermeros se turnaban incansablemente con una abnegacion extraordinaria, el padre Emmanuel-Marie, abad de Lagrasse, nos Ilev6 a los jardines del monasterio, junto a la iglesia. Necesitabamos recobrar el aliento para aceptar la voluntad silenciosa de Dios, ese plan oculto que se llevaba inexorablemente a un religioso joven y bueno, con el cuerpo martirizado, a orillas desconocidas. El cardenal regres6 varias veces para orar junto a su amigo el hermano Vincent. El estado del enfermo no paraba de deteriorarse, pero la calidad del silencio que sellaba el didlogo de un ilustre prelado y un sencillo candnigo crecia de un modo cada vez mas sobrenatural. Cuando se encontraba en Roma, el cardenal llamaba con frecuencia al hermano. Uno hablaba con dulzura y el otro guardaba silencio. Unos dias antes de morir, el cardenal Sarah hablo una vez mas con el hermano Vincent. Pudo escuchar su respiracion, ronca y discordante, los embates del dolor, los ultimos esfuerzos de su corazon, y darle su bendicion. El domingo 10 de abril de 2016, cuando el cardenal Sarah asistia en Argenteuil a la clausura de la exposicién de la tunica sagrada de Cristo, el hermano Vincent entregé su alma a Dios rodeado del padre Emmanuel-Marie y de su familia. gSe puede comprender el misterio del hermano Vincent? Después de tantas pruebas, el final del camino fue apacible. Los rayos del paraiso atravesaron sin ruido las ventanas de su habitacién. Durante sus ultimos meses de vida el joven enfermo rezé mucho por el cardenal. Los candnigos que se ocupaban en todo momento del hermano estén convencidos de que siguid con vida algunos meses mas para cuidar mejor de Robert Sarah. El hermano Vincent sabia que los lobos estaban al acecho, que su amigo le necesitaba, que contaba con él. Esta amistad nacié en el silencio, crecié en el silencio y contintia existiendo en el silencio. Los encuentros con el hermano Vincent eran una pizca de eternidad. Nunca dudamos de la importancia de cada minuto que pasamos junto a él. El silencio permitia elevar cualquier sentimiento a su estado mas perfecto. Cuando teniamos que dejar la abadia, sabiamos que el silencio de Vincent nos haria mds fuertes para enfrentarnos a los ruidos del mundo. Ese domingo primaveral en que el hermano Vincent se reunid con los angeles del Cielo el cardenal quiso ir a Lagrasse. Reinaba una enorme quietud en todo el monasterio. El silencio del hermano habitaba los lugares que le eran familiares. Aunque no resultaba nada facil pasar junto ala enfermeria desierta... En el coro de la iglesia donde el cuerpo del hermano reposé varios dias sonaba la hermosa oracion de los canonigos. Un cardenal africano acababa de llegar para enterrar a un joven religioso con quien jamas pudo conversar. El nifio de la sabana guineana hablaba en silencio con un joven santo francés: una amistad tinica e inquebrantable. Sin el hermano Vincent, La fuerza del silencio no habria existido nunca. Fue él quien nos mostré cémo el silencio en el que le habia sumergido la enfermedad permitia penetrar atin mas profundamente en la verdad de las cosas. Las razones de Dios suelen ser misteriosas. ¢Por qué quiso probar con tanta dureza a un joven feliz que no pedia nada? ;Por qué una enfermedad tan cruel, tan violenta, tan dolorosa? ¢Por qué ese encuentro sublime entre un cardenal llegado a las cimas de la Iglesia y un enfermo encerrado en su cuarto? El silencio dio el toque final a esta historia. El silencio tuvo la ultima palabra. El silencio fue el ascensor hacia el Cielo. éQuién buscaba al hermano Vincent? ¢Quién vino a llevarselo sin una sola palabra? Dios. Para el hermano Vincent-Marie de la Resurreccién el programa era sencillo. Se resumia en tres palabras: Dios o nada. Hay otra etapa que marca esta amistad espiritual. De no ser por el hermano Vincent, de no ser por el padre Emmanuel-Marie, nunca habriamos ido a la Gran Cartuja. Cuando germino la idea de pedir al padre general de la Orden cartuja que participara en este libro, el proyecto nos parecia casi imposible. El cardenal no queria perturbar el silencio de la Gran Cartuja y las palabras del padre general son contadas. Aun asi, el miércoles 3 de febrero de 2016, a primera hora de la tarde, nuestro tren se detuvo en la estacién de Chambéry... Un cielo gris se aferraba a las montafias que rodean el pueblo. La tristeza del invierno parecia encastrar el paisaje y a los hombres en un pegamento viscoso. Cerca del macizo de la Chartreuse se desat6 una tormenta de nieve que cubrié el valle de un blanco perfecto. Pasada la puerta del Puente, en el célebre camino de san Bruno, el camino se hace dificilmente practicable. Junto a los altos muros del monasterio nos cruzamos con el maestro de novicios, el padre Seraphico, y varios monjes jovenes que volvian del espaciamiento. Al pasar el coche del cardenal, se

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